El mundo envejece y la cantidad de personas mayores en el mundo cada vez es mayor. En un país desarrollado una persona que cumple 70 años tiene apenas el 2% de posibilidades de morir en los próximos 12 meses y las personas que hoy cumplen 50 años tienen el 50% de probabilidades de llegar a los 95 años. En el mundo se ganaron más de 30 años de expectativa de vida en las últimas décadas.
Asistimos a una nueva vejez, una nueva etapa de
vida. La nueva longevidad.
Nuevas etapas traen consigo profundos cambios
sociales e institucionales; y nuestras instituciones aún se manejan en modelos
demasiado rígidos para las formas de vida de este siglo XXI. Un tercio de
nuestra existencia se vive en lo que se conoce como "jubilación" o
"retiro".
Etapas como la niñez y la adolescencia
anteriormente y la nueva longevidad ahora son construcciones sociales que
condicionan nuevas necesidades, nuevas capacidades, nuevos mercados o nuevos
desafíos. Sin embargo, sus consecuencias son reales y se sustentan en hechos
que, en el caso de la nueva longevidad, son los siguientes.
El número de personas mayores en el mundo está en
aumento. Solamente en China hay más personas mayores de 60 años que toda la
población de Rusia, más de 140 millones de adultos mayores chinos. En muchas
partes de Europa hay más sillas de ruedas que carritos de bebés y en Japón se
venden más pañales para adultos que para niños.
No sólo hay más personas mayores, sino que la
vida se extendió y hoy vivimos más años y de manera mucho más saludable, como
nunca antes se había vivido en la historia de la humanidad.
No solamente el cambio se da en términos
cuantitativos sino también cualitativamente. Nuevos papeles definen esta nueva
longevidad y ayudan a comprender la envergadura de su influencia. Este cambio
se observa en los mayores que votan, consumen, producen y brindan servicio.
Es un hecho que a esta nueva longevidad se la
vive con una nueva intensidad. A diario conocemos personas que deciden
completar su primera maratón, viajar por el mundo o emprender nuevos horizontes
personales.
Hoy las personas mayores son una generación más
educada y eso les permite informarse, conocer, modificar hábitos de vida y,
sobre todo, desafiar los cánones establecidos. La jubilación o el retiro han
dejado de ser una etapa de supuesta recreación para convertirse en otra de
re-creación.
La esperanza de vida ha aumentado en 5 años desde
el año 2000, pero persisten las desigualdades sanitarias
Según se desprende de las Estadísticas Sanitarias
Mundiales presentadas por el Observatorio Mundial de la Salud de la OMS en mayo
2016, desde el año 2000 la esperanza de vida ha registrado avances
espectaculares, aunque persisten desigualdades importantes en un mismo país y
de un país a otro.
La esperanza de vida se incrementó en 5 años
entre 2000 y 2015, el aumento más rápido desde los años 60. Esos avances
invierten los descensos registrados durante los años 90, en los que la
esperanza de vida se redujo en África por la epidemia de sida, y en Europa del
Este como consecuencia del derrumbe de la Unión Soviética.
El mayor aumento se registró en la Región de
África de la OMS, en la que la esperanza de vida aumentó en 9,4 años hasta
llegar a los 60 años, debido principalmente a las mejoras en la supervivencia
infantil, los progresos en la lucha contra el paludismo y la ampliación del
acceso a los anti-retrovíricos para el tratamiento del VIH.
La esperanza de vida difiere en función del lugar
de nacimiento
A escala mundial, la esperanza de vida de los
niños nacidos en 2015 era de 71,4 años (73,8 años para las niñas y 69,1 para
los niños), pero las perspectivas de cada niño en particular dependen del lugar
de nacimiento. En el informe se indica que los recién nacidos de 29 países – todos
ellos de ingresos altos – tienen una esperanza media de vida igual o superior a
80 años, mientras que los recién nacidos de otros 22 países – todos ellos en el
África sub-sahariana – tienen una esperanza de vida inferior a 60 años.
Las mujeres japonesas, cuya vida se prolonga de
media 86,8 años, son las más longevas. En el caso de los hombres, es en Suiza
donde más tiempo viven, con 81,3 años de media. La población de Sierra Leona
tiene la esperanza de vida más baja de todo el mundo para ambos sexos: 50,8
años para las mujeres y 49,3 años para los hombres.
La esperanza de vida sana, por la que se miden
los años de buena salud que un niño nacido en 2015 puede esperar disfrutar, es
de 63,1 años a escala mundial (64,6 años para las mujeres y 61,5 años para los
hombres).
Las Estadísticas Sanitarias Mundiales de este año
reúnen los datos más recientes sobre las metas relacionadas con la salud de los
Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), adoptados por la Asamblea General de
las Naciones Unidas en septiembre de 2015. En el informe se subrayan
importantes deficiencias en los datos que será necesario subsanar para poder
hacer un seguimiento fiable de los progresos hacia los ODS relacionados con la
salud.
Por ejemplo, se estima que un 53% de las muertes
en todo el mundo no se registran, aunque varios países (entre ellos Brasil,
China, la República Islámica del Irán, Sudáfrica y Turquía) han conseguido
avances considerables en ese ámbito.
África y el Mediterráneo Oriental están lejos de lograr
la cobertura sanitaria universal
Mientras que los Objetivos de Desarrollo del
Milenio se centraban en un conjunto limitado de metas de salud dirigidas a
enfermedades específicas para 2015, los ODS tienen la mirada puesta en 2030 y
un alcance mucho más amplio. Por ejemplo, los ODS incluyen un amplio objetivo
sanitario, a saber, “Garantizar una vida sana y promover el bienestar para
todos en todas las edades”, y hacen un llamamiento al logro de la cobertura
sanitaria universal.
Las Estadísticas Sanitarias Mundiales de
este año ponen de relieve que muchos países están todavía muy lejos de lograr
la cobertura sanitaria universal, medida con arreglo a un índice de acceso a 16
servicios esenciales, en particular en las regiones de África y del Mediterráneo
Oriental. Es más, un número considerable de usuarios de los servicios se
enfrentan a gastos sanitarios catastróficos, definidos como los costes
sanitarios directos que rebasan el 25% del total del gasto de la economía
familiar.
El informe recoge datos que ilustran las
desigualdades en el acceso a los servicios de salud en un mismo país, es decir,
entre los residentes más pobres de un país dado y la media nacional para un
conjunto de servicios de salud reproductiva, de la madre y del niño.
Entre un número limitado de países con datos
recientes, Swazilandia, Costa Rica, Maldivas, Tailandia, Uzbekistán, Jordania y
Mongolia van a la cabeza en sus respectivas regiones por tener el acceso más
igualitario a los servicios de salud reproductiva, de la madre, el recién
nacido y el niño.
*
* *
El cerebro durante la niñez puede revelar cómo se
envejecerá
Un estudio realizado por un equipo de especialistas de la Universidad de
Edimburgo, Escocia, publicado en la revista Science
News de agosto 2016, demostró una conexión entre el cerebro durante la
niñez y la longevidad. El avance abre la posibilidad de conocer cómo es el
proceso degenerativo a nivel cognitivo.
En la infancia, las neuronas realizan una serie de conexiones bajo un orden
estricto, que da lugar a un cerebro firme. Ese proceso, en la vejez, se vería
replicado pero de modo inverso y lo más llamativo es que algunas células
estarían implicadas en ambos fenómenos.
Los niños y los ancianos son las dos franjas
etarias más distantes. Unos
se encuentran al comienzo del recorrido que implica la vida. Los otros se
acercan, aun contra su voluntad, hacia un inexorable final. Sin embargo, aunque
suene absurdo, los últimos años de la vida se pueden remontar a los primeros.
A partir de la tercera semana de gestación, cuando el cerebro humano hace
su aparición, no es más que una mancha minúscula de células indistintas. Esa
mácula inicial luego crece a un ritmo
intenso durante los primeros años de vida cuando cada una de las células
toma una función específica para desarrollar. Por su parte, las células
nerviosas migran hacia sus destinos finales y establecen las conexiones neuronales más relevantes que dan lugar
a – por ejemplo – la memoria, la emoción y el pensamiento.
Entre 1932 y 1947, casi todos los niños
escoceses de 11 años se sentaron a realizar una prueba de inteligencia sin
saber que serían la llave para un descubrimiento científico muy posterior.
En 1999, el equipo de científicos se contactó nuevamente con los examinados de
entonces. El resultado fue la conformación
de un grupo superior a las 1.000 personas de entre 80 y 95 años.
Luego de un estudio minucioso de cada uno de los miembros del grupo, se detectó que las personas con niveles
elevados de inteligencia a los 11 años eran propensas a tener mejores
habilidades cognitivas en la vejez, lo que abriría la posibilidad de
predicción del potencial cerebral a muy temprana edad.
Pese a la aparente conexión natural
entre la infancia y la vejez, los investigadores tuvieron en cuenta
desde un principio factores que podían influir en el desarrollo neuronal: la genética, las rutinas diarias y niveles
de sociabilidad de los participantes.
La forma en que está construido el cerebro incluye materia blanca, que son extensiones de tejido que conectan regiones
distantes del mismo y permiten una rápida comunicación entre ellas. En
los participantes del estudio con mayor materia blanca saludable se registraron mejores resultados en las
pruebas de función cerebral a través de resonancias magnéticas.
Además, los investigadores escoceses consideraron oportuno agregar que existen vías neuronales que demoran décadas
en desarrollarse; algunas hasta cerca de los 30 años. Entre las áreas
que progresan con más lentitud se encuentran aquellas que supervisan puntos
débiles típicos de la adolescencia como las reacciones y juicios impulsivos,
que según otros estudios, son las
primeras funciones en decaer llegada la vejez.
Una cuarta parte de cómo el cerebro asimila la vejez se debe a una cuestión
genética heredada. El resto se debe, en gran medida, a la incorporación de hábitos que influyen en forma notoria a la hora de
mantener la lucidez acaecida la tercera edad.
En el estudio se detectaron peores
registros en las pruebas de capacidad cerebral en los participantes que todavía
fumaban a los 70 años. Curiosamente, no se reflejaron diferencias entre
ex fumadores y aquellos que jamás habían tenido contacto con el cigarrillo.
Se sabe que lo que le hace bien al
corazón – dieta saludable, actividad física y no consumo de tabaco – resulta también favorable para el cerebro
ya que reduce los riesgos de enfermedad vascular.
El nivel de sociabilidad también desempeña un papel vital. Los cerebros sanos dependen de otros para
mantenerse en actividad y disminuir el riesgo de deterioros severos,
como la demencia, en la vejez.
Los investigadores concluyeron recomendando la urgencia que desde el
Estado se promueva un envejecimiento
saludable, en donde exista la posibilidad de acceso a la educación y a
la realización de actividades en el tiempo libre. Por ejemplo, el entrenamiento musical o el aprendizaje de
una segunda lengua, más la incorporación de hábitos apropiados que desempeñan
un papel fundamental.
Asociación entre inteligencia y longevidad
Según un informe presentado por investigadores de la Universidad de Edimburgo,
publicado en el British Medical Journal
de enero 2016, las personas con un coeficiente intelectual más alto son más
propensas a vivir una vida más larga.
Los investigadores analizaron los datos del Scottish
Mental Survey, en la que se evaluó a más de 2.000 personas a la edad de 11 años y se
les siguió hasta que fallecieron.
Incluso cuando se tuvieron en cuenta factores como la situación económica y
el nivel de empleo, los niños más inteligentes terminaron viviendo más tiempo
que las personas con coeficientes intelectuales más bajos.
Los sujetos que murieron antes del 01 de enero 1997 tenían un CI medio
significativamente inferior a la edad de 11 años que los sujetos que estaban
vivos. Los datos muestran que la alta capacidad mental en la infancia tardía
reduce las posibilidades de la muerte hasta la edad de 76 años.
Los autores del estudio encontraron que las personas con un coeficiente
intelectual más alto eran más propensas a dejar de fumar después de que se
hicieran conocidos sus efectos negativos para la salud en la década de 1950.
Un alto coeficiente intelectual podría ser indicador de un sistema nervioso
eficiente. Alternativamente, podría ser que los genes contribuyen a la relación
entre el coeficiente intelectual y la longevidad.
Hablar de inteligencia es un dominio complicado de la ciencia, sobre todo
porque una puntuación de CI no necesariamente representa directamente la
inteligencia, y puede verse afectado por la clase social, las normas de
educación y otros factores culturales.
Un cromosoma X, el secreto de la longevidad
femenina
El informe, presentado por la Universidad de California en San Francisco, publicado
en la revista científica Aging Cell de
marzo 2019, atribuye al segundo cromosoma X que las mujeres tienen en relación
con los hombres, la posible causa de la longevidad femenina y otras ventajas
fisiológicas.
Basado en experimentos con ratones, los científicos analizaron los efectos en mamíferos hembras de poseer dos
cromosomas X, en comparación con los machos que sólo poseen uno X y otro
Y.

Los investigadores compararon ratones de laboratorio con cuatro diferentes
combinaciones de cromosomas y gónadas (órgano formador de gametos masculinos o
femeninos), las dos que se encuentran en la naturaleza – XX en ovarios y XY en
testículos – y otras dos creadas en laboratorio.
Al manipular un gen, las combinaciones originaron cromosomas XX implantados
en testículos y cromosomas XY en ovarios. Los ratones eran genéticamente
idénticos, excepto por sus cromosomas sexuales, pero todo lo demás, incluido el
medio ambiente, era el mismo.
El mayor tiempo de vida fue logrado en aquellos ratones con cromosomas XX
en sus ovarios, que superaron el promedio de vida de 21 meses y alcanzaron
incluso los 30 meses. Los genes XX implantados en gónadas evitaron la muerte
prematura de los animales, pero solo extendieron su vida en uno o dos meses.
El cromosoma Y del hombre tiene pocos genes cerebrales y no es esencial
para sobrevivir, señaló el estudio. El segundo cromosoma X contiene numerosos genes relacionados con el
cerebro y es crucial para la supervivencia.
Más neuronas, mayor longevidad
Investigadores de la Universidad de Vanderbilt en Tennessee, en su trabajo,
publicado por la revista The Journal of
Comparative Neurology Research in Systems Neuroscience de octubre 2018,
sostienen que gozar de una larga vida dependerá del número de neuronas
presentes en la corteza cerebral.
Tras comparar la longevidad de más de 700 especies endotérmicas, o de
sangre caliente, con el conteo de células neuronales corticales de su cerebro,
se concluyó que a mayor cantidad de estas neuronas, mayor perdurabilidad. Ello
explicaría por qué las cacatúas sobreviven en más de 50 años a las ratas, a
pesar de compartir un tamaño corporal similar.
Los humanos no representamos una excepción a esta regla, pues los datos
demuestran que crecemos, maduramos, envejecemos y morimos a la velocidad que
nos corresponde de acuerdo con el número de neuronas de nuestro córtex. Ello
contradice la idea de que vivimos más años a consecuencia de una infancia
inusualmente larga, que retrasa la maduración sexual y el envejecimiento. Las
diferencias de longevidad con respecto a otros primates radican pues en la
corteza cerebral.
¿ Qué relación existe entre la cantidad de neuronas y la esperanza de vida ?
Con el paso del tiempo, el organismo acumula errores que interfieren en la
correcta función celular. Los investigadores especulan acerca de la posibilidad
de que el daño neuronal en la corteza cerebral afecte procesos como la
cognición o la regulación del organismo, hecho que, finalmente, conllevaría la
muerte. Por consiguiente, la vida solo sería posible mientras hubiera neuronas
corticales suficientes para el mantenimiento de las funciones vitales.
En conclusión, el estudio anima a cuidar bien nuestro cerebro mediante la
realización de actividades que mantengan en buen estado la función neuronal, ya
que nuestra esperanza de vida dependerá de la salud de estas células.
Una hormona de la longevidad estimula la memoria y
protege del envejecimiento cerebral
Científicos de la Universidad de California en EEUU, han llevado a cabo un
estudio, publicado en Cell Reports de
agosto 2017, en el que han comprobado que una sola inyección de un fragmento de
la hormona de longevidad klotho en ratones jóvenes y viejos mejoró la memoria
espacial y reforzó rápidamente las conexiones entre las neuronas en el
hipocampo, durando estos beneficios cognitivos varias semanas.
No obstante, hasta ahora no se sabía si el tratamiento a corto plazo del
klotho podría rápidamente aumentar las
funciones del cerebro, por ello, los científicos trataron a ratones con
inyecciones del fragmento de proteína
a-klotho (aKL-F), que se asemeja a la forma secretada de la hormona.
Con esto, los ratones jóvenes que recibieron tratamiento diario de aKL-F
durante cuatro días mostraron un aprendizaje
espacial y un rendimiento de memoria mejor durante la prueba denominada
'laberinto de agua de Morris', en la que se evalúa la capacidad de encontrar y
recordar la ubicación de una plataforma oculta sumergida en un charco de agua.
Por otra parte, los ratones viejos que recibieron una sola inyección de aKL-F
mostraron mejor desempeño espacial y de
memoria de trabajo dos días después. Además, experimentos adicionales
demostraron que el tratamiento con aKL-F durante varios días contrarrestaba los déficits motores y cognitivos en
ratones diseñados para producir altos niveles de una proteína patógena llamada
a-sinucleína, que contribuye a la enfermedad de Alzheimer y Parkinson.
También, durante el mismo período de tiempo en el que aKL-F aumentó la cognición, también se incrementó la señalización a través del receptor de glutamato NMDA y, por tanto, reforzó las conexiones entre las neuronas en una región cerebral llamada hipocampo, que desempeña un papel crítico en el aprendizaje y la memoria.
Los científicos comprobaron que el tratamiento con klotho a corto plazo contrarrestó los déficits cognitivos y motores en ratones con cerebros enfermos, de
ahí la mejora en la función cerebral durante toda la vida, lo que representaría
una nueva estrategia terapéutica
para aumentar la resistencia contra enfermedades
neurodegenerativas como el Alzhéimer
y el Parkinson.
La edad, el estrés crónico, el envejecimiento
cognitivo y las enfermedades neurodegenerativas hacen que los niveles de
klotho disminuyan, lo que hace de este estudio un descubrimiento muy importante
por que protege al cerebro contra una disfunción. Una hormona de la longevidad
estimula la memoria y protege del envejecimiento cerebral.
Los investigadores creen que elevar klotho
en humanos podría ser una terapia eficaz para mejorar la resiliencia cerebral.
* *
*
Efectos de una caminata
sobre el pensamiento y la creatividad
A nivel bioquímico, cuando caminamos el corazón late más rápido, hay una
mayor circulación de sangre y oxígeno tanto en los músculos como en los órganos – incluido el cerebro – y por lo tanto, hay una mayor actividad cognitiva. En
consecuencia, caminar parece promover nuevas conexiones neuronales,
incrementando el volumen del hipocampo – área crucial para la memoria – y
elevando las moléculas que estimulan el
crecimiento de nuevas neuronas y transmiten los mensajes entre ellas.
Los psicólogos del ejercicio han realizado estudios sobre cómo el caminar al
ritmo de canciones con tempos altos – o rápidos, animados – crea un circuito
en el feedback del ritmo corporal y el estado mental que no ocurre cuando
corremos en el gimnasio, andamos en bicicleta o realizamos cualquier otra
actividad locomotriz. Pareciera que cuando caminamos enérgicamente o
lentamente, sin más, nuestros pies vacilan naturalmente con nuestros estados de
ánimo y la cadencia de nuestra narrativa interna, facilitando el curso de nuestros pensamientos – de irracionales a
positivos –.
De modo que caminar y encontrar ese nexo entre mente y cuerpo no sólo
facilita la experiencia de las sensaciones, sino también la conexión entre mente y cuerpo que activa la
corteza frontal y el hipocampo y facilita el crecimiento de nuevas
neuronas. No obstante, el exceso de estímulos en una sola caminata también
puede llegar a ser perjudicial, ya que el cerebro requiere de tiempo para
asimilar todo los que está experimentando, por lo que se recomienda prestar atención a los estímulos del exterior
en los que uno decide enfocarse.
Los efectos de una caminata sobre el pensamiento y los actos creativos – como la escritura – son sorprendentes, ya que se experimentan desde las
vivencias físicas – salud corporal – y hasta en las mentales – las habilidades
cognitivas y el estado de ánimo –. Inclusive hay un mayor nivel de serotonina
en el cuerpo, el cual facilita la experiencia del bienestar y motivación y
reduce los síntomas tanto de la ansiedad como de la depresión.
Relación entre música y longevidad
El análisis de cómo la música
interactúa con el ser humano y con el universo, puede ser examinado
desde numerosas perspectivas. Una de ellas es la relación entre música y longevidad, un campo álgido de la músico-terapia.
Los beneficios directos de la músico-terapia sobre
nuestra longevidad
Hay estudios que sugieren que la
música es capaz de retrasar el envejecimiento. Incluso han demostrado que la música puede modificar nuestro
cerebro; por ejemplo, los pianistas demuestran un mayor desarrollo de la zona
cerebral que se relaciona con el control de ambas manos. Sucede algo parecido
con los violinistas profesionales, pero sólo en la parte del cerebro que
controla la mano izquierda.
Se ha comprobado que el estrés – tanto el percibido directamente por el individuo como el que pueda haber
sufrido la madre en el embarazo –, redunda en que los telómeros sean más
cortos de lo normal y que estas personas, en un futuro, puedan ser más
propensas a sufrir enfermedades. Dado que la música ayuda a reducir el estrés y la ansiedad, puede ser una
solución a este tipo de situaciones. Este enfoque de uso práctico de la música
es uno de los pilares en los que se basa la músico-terapia.
Está demostrado que los beneficios de la música, que son numerosos, pueden
ayudarnos a mantenernos jóvenes. El entrenamiento
musical, ya sea como instrumentista u oyente, nos ayuda a ejercitar la comprensión, la memoria,
la coordinación y puede ayudarnos a retrasar de forma significativa los
daños neurológicos que provoca el paso del tiempo. Mediante algunos estudios se
ha observado cómo la música puede influir sobre determinadas proteínas que
intervienen en la regeneración celular e inhibir otras que participan en
procesos negativos.
La telomerasa
Los telómeros fueron descubiertos en los años 30 del siglo XX. En 2009, otros científicos consiguieron hacer una descripción molecular de los telómeros, gracias a las nuevas técnicas de genética molecular, y descubrieron la telomerasa, que es la enzima central de la maquinaria celular para la síntesis del telómero. Los telómeros son los temporizadores de la célula y determinan el número de las divisiones celulares que sucederán hasta que ésta muere.
La telomerasa
Los telómeros forman parte de los extremos de los cromosomas y su función principal es la estabilidad estructural de éstos. En los cromosomas es donde se encuentra nuestro material genético que, a su vez, contiene la información sobre el funcionamiento de nuestro organismo y nuestra longevidad.
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Telómeros |
El envejecimiento y muchas enfermedades están directamente relacionados con el hecho de que los telómeros se van erosionando conforme transcurre el tiempo. Es la causa de la mortalidad de nuestro organismo. La naturaleza ha demostrado que el envejecimiento es modulable: existe multitud de especies diferentes y cada una con ciclos de vida diferentes.
Las investigaciones actuales están encaminadas a encontrar la forma de controlar la velocidad del envejecimiento y de esta manera, al controlar estos procesos celulares, también se conseguiría retrasar todas las enfermedades, que muchos científicos sostienen, son causa directa del envejecimiento.
Alimentación y envejecimiento
Lo que comemos es clave para los indicadores fundamentales de la salud. De
hecho, aunque existen muchos factores que afectan al proceso de envejecimiento,
se estima que algo menos de un tercio tiene relación directa con el tipo de
alimentación. Un 25% depende de
nuestros genes, pero el resto corresponde a factores externos en los que
la alimentación desempeña un papel muy importante.
La nutrición para la longevidad se basa en la dieta mediterránea. Significa
consumir más vegetales y grasas mono-insaturadas,
y menos carnes y carbohidratos.
Las mejores comidas para maximizar el poder cognitivo son pescados,
verduras de hojas verdes, bayas, y agua. Las peores son comida
rápida, comida procesada y carnes de baja calidad.
Gracias a muchos años de investigación en esta área, sabemos ahora que lo
que comemos tiene un impacto importante en nuestra salud mental. No solo nos
protege de desarrollar enfermedades como Alzheimer o demencia, pero es también una
manera de auto-cuidado.

Cereales integrales. Los productos de auténtico grano entero (pan,
arroz, pasta...) tienen más nutrientes.
Algas. Las algas inhiben la inflamación,
estimulan el sistema inmunitario y ralentizan el crecimiento de los cánceres en
el cuerpo.
Pescado. Son especialmente
importantes para el cerebro. Su contenido en carotenoides, pigmentos orgánicos
que están en algas, hongos y bacterias, ayudan a proteger contra enfermedades
neuronales. Los peces con más omega-3, como el salmón, reducen la
inflamación y por tanto mejoran nuestra salud alejándonos de alergias, cáncer,
cardiopatías y Alzheimer.
La relación entre longevidad y consumo de café
Tomar café disminuye el riesgo de muerte prematura por cualquier
enfermedad, hasta en un 18% en el caso de los hombres, y un 8% en el de las
mujeres. Además, las propiedades beneficiosas no están relacionadas
esencialmente con la cafeína, por lo que siguen existiendo en el caso del
descafeinado. Una cantidad recomendable de tazas de café al día: entre dos y cuatro.
Los beneficios del café incluso aumentan en personas mayores de 55 años. La
clave está en los elementos presentes en el café, y muy especialmente, en los
polifenoles.
Según un estudio científico de la Universidad de Toronto, existe una correlación entre el aumento del consumo de café y una mejor capacidad cerebral, resultando clave para combatir algunas enfermedades cerebrales y neurodegenerativas graves. Analizaron químicamente el café con el propósito de buscar las sustancias responsables de este beneficio. Encontraron un compuesto químico llamado fenilindano, que se crea durante el proceso de tostado y que es capaz de detener en el cerebro la acumulación de dos proteínas tóxicas, llamadas tau y beta-amiloide, relacionadas con la enfermedad de Alzheimer y el Parkinson. Cuánto más oscuro es el café tostado, más fenilindanos contiene.
Según un estudio científico de la Universidad de Toronto, existe una correlación entre el aumento del consumo de café y una mejor capacidad cerebral, resultando clave para combatir algunas enfermedades cerebrales y neurodegenerativas graves. Analizaron químicamente el café con el propósito de buscar las sustancias responsables de este beneficio. Encontraron un compuesto químico llamado fenilindano, que se crea durante el proceso de tostado y que es capaz de detener en el cerebro la acumulación de dos proteínas tóxicas, llamadas tau y beta-amiloide, relacionadas con la enfermedad de Alzheimer y el Parkinson. Cuánto más oscuro es el café tostado, más fenilindanos contiene.
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