En nuestra vida
diaria somos capaces de tomar miles de decisiones,
que pueden tener mayor o menor relevancia
que pueden tener mayor o menor relevancia
Si hay algo que caracteriza a los seres humanos es que toda su vida discurre por una continua toma de decisiones, que abarcan no sólo necesidades o situaciones básicas y con efectos a corto plazo – qué comer, qué ropa ponerse, etcétera – sino también otras más complejas – qué formación política votar, dónde invertir los ahorros, aceptar o no una oferta de empleo, someterse a una intervención quirúrgica, por ejemplo – cuyas consecuencias dejan huella durante mucho tiempo, a veces, de manera permanente e irreversible.
Durante casi 20
siglos imperó la fórmula clásica de Platón, según la cual el hombre tiene un
alma en constante conflicto, dividido entre la razón y las emociones consideradas responsables de los errores. Sin embargo, la ciencia moderna,
sobre todo a partir del siglo XX – con el desarrollo de la psicología y las
neurociencias – ha puesto de manifiesto que, en realidad, el proceso es
bastante más complejo.
Según el
neurocientífico Lehrer no hay que menospreciar, como hacían los filósofos
clásicos, las emociones, pues éstas cobran un gran protagonismo en el proceso
del pensamiento. Son positivas, incluso, cuando se cometen errores, puesto que a menos que uno experimente los
desagradables síntomas de estar equivocado, el cerebro jamás revisará sus modelos.
¿Cómo tomar una
decisión rápida y receptiva en un entorno complejo y cambiante? Esta es una
pregunta que todos enfrentamos, atrapados en el flujo de información a veces
contradictorio específico de la vida moderna.
Más pragmáticamente,
es una cuestión de supervivencia para todos los organismos vivos que navegan
entre la necesidad de buscar recursos y evitar a los depredadores. Por lo
tanto, parece razonable postular que la evolución ha favorecido el desarrollo
de una arquitectura cerebral que permite una toma de decisiones rápida y
adaptada. La identificación de los principios funcionales es un gran desafío
para la neurociencia contemporánea.
¿Cómo actúan el cerebro y los circuitos
neuronales para procesar la información y elegir de manera adecuada?
Debemos elegir qué
hacer, y aunque las decisiones son lógicamente muy diferentes, nuestros circuitos neuronales han de trabajar para procesar todos los
datos y elegir de manera adecuada. La ciencia lleva años preguntándose
exactamente cómo funcionan los grupos de neuronas encargados de tomar decisiones. Antes de tomar una decisión, debemos
analizar las condiciones que rodean. El cerebro, de manera previa a la
elección, ha de procesar esta información, para luego ser capaz de decidir
correctamente.
Hasta el momento los
científicos creían que existían dos grupos de neuronas: una primera red de
células nerviosas se encargaría de filtrar si el movimiento o el color era más
relevante para tomar la decisión, mientras que el segundo grupo neuronal
tendría que considerar únicamente la información sensorial previamente filtrada
para elegir qué hacíamos.
En otras palabras, la
investigación suponía que que éramos incapaces de procesar toda la información
de manera global, y que por lo tanto necesitábamos dos puertas de entrada
neuronales, que nos ayudaran en el filtrado de esos datos.
Evolución de algunos estudios científicos respecto a la toma de decisiones
*
* *
Descubren una zona del cerebro relacionada con
la toma de decisiones
Un grupo de
investigadores de la Universidad de Santiago de Compostela, cuyo estudio se
publicó en Proceedings of the Academy of
the United States of America (PNAS) en octubre 2009, ha descubierto una
zona del cerebro, la denominada corteza premotora, encargada de supervisar y
analizar las consecuencias de las decisiones.
Para ajustar las
decisiones a las necesidades del ambiente, el ser humano necesita valorar sus
actos y saber si las respuestas realizadas fueron correctas, lo que se logra a
través de la introspección, la memoria y la toma de decisiones, funciones que
dependen de la corteza premotora.
Los investigadores
demostraron que las neuronas de esta parte del cerebro realizan todas las
operaciones necesarias que permiten tomar decisiones, evaluar su resultado y,
por tanto, cambiar los criterios para ajustar la conducta.
Destacaron, en un
comunicado, que se trata de un descubrimiento de gran importancia, ya que estas
funciones están alteradas en muchos trastornos de conducta, por lo que pueden
ser dianas terapéuticas para estas enfermedades.
Localizan el lugar del cerebro donde se toman
las decisiones
Según un estudio realizado por científicos de la Universidad de Stanford, publicado en la
revista Nature de noviembre 2013,
existe una única zona del cerebro donde se toman las decisiones. Y el mismo estaría
en la corteza prefrontal – lóbulo
frontal –, una zona donde un único grupo neuronal integra la información para
posteriormente tomar una decisión al respecto. Se trata de un descubrimiento
que, de confirmarse, podría cambiar varios conceptos que se daban por hechos en
la neurociencia, ya que hasta ahora se pensaba que en la toma de decisiones
entraban en juego dos grupos neuronales, no uno como se ha comprobado ahora.
La línea de
investigación, en la que han utilizado monos como modelos animales y complejos
programas computacionales, ha concluido que existe un punto específico de la
corteza prefrontal encargado de este tipo de procesamiento de datos y de toma
de decisiones.
En otras palabras, no
existirían dos circuitos neuronales – de filtrado de información y de elección
final –. Al contrario, las decisiones se tomarían por un único grupo de
neuronal, situadas en el lóbulo frontal, que integrarían la información para
luego tomar una única elección.
Su trabajo, que
consistió en experimentos biológicos y en el uso de modelos computacionales,
cambiaría buena parte de los conceptos que se conocen actualmente en neurociencia.
Este estudio, al igual que otros relacionados con proyectos neurobiológicos,
demuestra una vez más lo desconocido que resulta al día de hoy el cerebro, en
pleno siglo XXI.
Área del cerebro para
la toma de decisiones y la planificación es “exclusivamente humana”
Científicos de la Universidad
de Oxford, cuyos hallazgos se publicaron en la revista Neuron de enero 2014, descubrieron un área del cerebro que
parece ser exclusiva de los humanos, y que muy probablemente tiene algo que ver
con los poderes cognitivos.
La zona del tamaño de
una nuez, ubicada dentro de la corteza frontal, se llama polo frontal lateral.
Es responsable de la planificación y la toma de decisiones y, de acuerdo con
los nuevos hallazgos, no tiene equivalente en el cerebro de un mono. Por lo
tanto los investigadores creen que esta región del cerebro podría ser
responsable de la superioridad de los seres humanos en aquellas tareas que
requieren planificación estratégica, toma de decisiones y realización de varias
tareas simultáneamente.
Los investigadores
compararon las imágenes de resonancia magnética de la corteza frontal
ventrolateral de los seres humanos y los macacos, una región del cerebro que
controla el lenguaje y los procesos de pensamiento complejos.
Sorprendentemente, se encontró que, en gran parte, la región estaba conectada
de la misma manera entre las especies. Pero la notable diferencia era el polo
frontal lateral.
Las partes de la gran
corteza frontal ventrolateral están implicadas en enfermedades como el TDAH (Trastorno por déficit de atención
con hiperactividad), la drogadicción y
los trastornos compulsivos. El lenguaje se ve afectado cuando las partes de la
zona están dañadas debido a un accidente cerebrovascular o enfermedades
neurológicas.
Por lo tanto, una
comprensión más profunda de esta zona ayudará a los científicos a
aprender más sobre los cambios que se producen en el cerebro debido a la
enfermedad y el daño.
La toma de decisiones involucra un área del
cerebro hasta ahora desconocida
Científicos del
Instituto de Neurociencia Cognitiva e Integrativa de Aquitania (INCIA, CNRS /
Universidad de Burdeos), cuyo trabajo se publicó en The Journal of Neuroscience de setiembre 2015, descubrieron que un
área del cerebro ubicada en el tálamo también desempeña un papel clave en la
implementación de una arquitectura cerebral que permite una toma de decisiones
rápida y adaptada.
Clásicamente, se ha
argumentado que las funciones cognitivas más avanzadas, como la capacidad de
razonar, planificar o desarrollar estrategias para resolver un problema, deben
estar necesariamente incorporadas en las regiones cerebrales más avanzadas. De
este razonamiento surge un gran interés de los neurocientíficos por la corteza,
y más particularmente por su parte llamada prefrontal. Este entusiasmo, si es
comprensible, tiene la desventaja de ocultar la contribución funcional de otras
regiones del cerebro.
En humanos (izquierda) y roedores (derecha), la
corteza prefrontal (en verde) es la parte más anterior del cerebro. En estas
dos especies, el tálamo (en azul) corresponde a una región profunda, llamada
subcortical.
Una región subcortical tiene una atención particular: el tálamo, la principal
fuente de inervación de la corteza entera, y particularmente de su subdivisión
prefrontal.
El tálamo debe
concebirse como una estructura fuertemente diferenciada que consiste en una
multitud de "núcleos" – grupos de neuronas –, cada uno con una
conectividad cortical propia.
Inicialmente, el
papel del tálamo se concibió como el de una transferencia de información pasiva
a la etapa cortical superior, donde se supone que actúan operaciones mentales
complejas. A principios de la década de 1980, sin embargo, se reconoció el
papel del tálamo en la memoria. Unos años más tarde, algunas concepciones
teóricas de la neurofisiología han argumentado que la corteza también envía
proyecciones al tálamo y, por lo tanto, que esta última región no puede
limitarse a un papel de relevo.
Sin embargo, hay
que esperar los últimos años y la disponibilidad de nuevas técnicas en
neurobiología para abordar realmente los principios funcionales que operan en
los "bucles" formados por las proyecciones recíprocas que unen la
corteza y el tálamo.
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Las neuronas de la corteza prefrontal que inervan al tálamo aparecen en rojo |
Para ello, llevaron
a cabo dos experimentos complementarios con ratas para inhibir de forma
transitoria y específica, mediante el método fármaco-genético, las neuronas
talámicas que inervan la corteza prefrontal o, por el contrario, las neuronas
corticales que inervan el tálamo.
Examinaron la
elección de los animales al evaluar el valor actual de la recompensa o el
vínculo causal entre la acción y su efecto.
Los resultados
obtenidos permiten establecer que estas vías tienen un papel complementario
pero diferente: la inhibición de la vía cortico-tálamica evita que los animales
basen su elección en el valor actual de la recompensa, pero no en el efecto
esperado de la acción. La inhibición de la vía tálamo-cortical, por otro lado,
es esencialmente deletérea para basar la elección en el vínculo causal entre la
acción y su efecto.

Estos resultados
son claramente contrarios a la visión clásica del tálamo como un relevo, ya
que, en cambio, muestran la corteza prefrontal y el tálamo como dos compañeros,
cada uno con una partitura a respetar para una toma de decisiones adaptada. Por
lo tanto, la dirección de propagación de la información aparece como una
característica funcional importante de los circuitos tálamo-corticales.
Esta característica
abre nuevas perspectivas para comprender mejor los principios de funcionamiento
de los circuitos neuronales. Muchas regiones del cerebro están conectadas
recíprocamente y experimentan la generalidad del principio de dirección de la
información que aparece como un objetivo importante.
Este estudio
permite identificar la existencia de un circuito entre el tálamo y la corteza
que es esencial en la toma de decisiones adaptadas al entorno. La originalidad
de este descubrimiento proviene del papel fundamental que los investigadores
atribuyen al tálamo submediano, una estructura hasta ahora ignorada en el campo
de los comportamientos adaptativos. Este resultado sugiere que muchos circuitos
funcionales subyacentes a este tipo de comportamiento implicarían una
contribución del tálamo. Los investigadores planean continuar explorando estos
circuitos tálamo-corticales, cuya comprensión podría mejorar nuestro
conocimiento de muchas patologías, como la esquizofrenia o la adicción.
Hallan zona del cerebro que genera decisiones
"casi automáticas"
Investigadores de la Universidad Pompeu Fabra y
el Hospital Clinic de Barcelona ( España), de la de Bournemouth (Reino Unido) y
la Universidad de Harvard (EE.UU.), cuyo estudio se publicó en la revista Nature Communications de marzo 2017, han
descubierto la zona del cerebro, el córtex orbitofrontal, donde se originan las
decisiones en función de las experiencias recientes, lo que permitiría predecir el comportamiento humano incluso antes de
darse el estímulo.
El estudio ha demostrado que el córtex
orbitofrontal podría estar mucho más involucrado en la toma de decisiones de lo
que se creía hasta ahora.
Esta región, según las investigación, podría ser la responsable de integrar la
información sensorial con la experiencia reciente para generar una
decisión que tenga en cuenta toda la información accesible y, de esta manera,
maximizar su probabilidad de acierto.
Para los seres vivos obtener una correcta
información del mundo exterior – a través de los sentidos – es un proceso de
vital importancia para poder tomar la decisión más adecuada en cada situación
particular.
Los investigadores trabajaron con ratas
entrenadas en resolver una tarea de discriminación auditiva, a fin de comenzar
a entender el proceso de toma de decisiones a nivel neuronal y las regiones del
cerebro involucradas en ello. Las ratas tuvieron la capacidad de combinar
información sensorial que se les dio con los datos que disponían de su pasado
cercano.
Encontraron que neuronas del córtex
orbitofrontal codifican el conjunto de variables relevantes para la correcta
realización de la tarea: el pasado reciente, la información sensorial actual y,
sorprendentemente, pusieron de manifiesto por primera vez actividad predictiva
de la decisión, incluso antes de que la información sensorial sea presentada.
De acuerdo a sus autores, se trata de uno de
los primeros estudios en analizar, con base al comportamiento y las neuronas, a
las cuales tuvieron que leerles su actividad, para poder ser capaces de predecir
su decisión antes de que el estímulo se presentara.
Otro avance más ocurrió al realizar registros
electro-fisiológicos en el córtex orbitofrontal, que les dio acceso a la
actividad de un pequeño grupo de neuronas con una resolución temporal muy alta.
Una inquietud más de la ciencia es la de
distinguir el cerebro femenino del masculino. Ahora se sabe que, más allá del
sexo de la persona, la interacción de hormonas sexuales feminiza o masculiniza
el cerebro.
El “sexo del cerebro” lo determina la
exposición hormonal que tuvo el bebé antes de nacer, que no tiene relación
alguna con que el humano tenga testículos u ovarios, o la simetría que posee
entre ambos hemisferios el cerebro de una mujer.
Una combinación de las experiencias recientes
y las del momento son las que evalúa el córtex orbitofrontal del cerebro para
tomar una decisión, hallazgo que científicos creen abriría la puerta para predecir
el comportamiento humano.
* *
*
La corteza prefrontal
La corteza prefrontal es el reflejo más
sofisticado de nuestra evolución. Desde un punto de vista evolutivo, ésta es la
última región cortical en desarrollarse. Su desarrollo está realmente completo
solo a la edad de 20 o 25 años.
Se la identifica fácilmente porque se trata de
esta zona rugosa y arrugada, ubicada en la zona más cercana a nuestra cara,
donde se encuentran los procesos mentales y cognitivos más complejos.
Es la región del cerebro asociada con la
planificación de conductas cognitivamente complejas y la expresión de la
personalidad. Los científicos llaman "funciones ejecutivas" a todas
aquellas tareas sofisticadas realizadas por la corteza prefrontal.
Partes de la corteza
prefrontal
La corteza prefrontal es este centro de control
sofisticado y al mismo tiempo extremadamente complejo que tiene múltiples
conexiones con diferentes regiones del cerebro. Por lo tanto, estructuras como
el hipocampo, el tálamo y el resto de los lóbulos cerebrales comparten con ella
vías directas, canales donde la información va y viene casi sin cesar.
Las funciones de la
corteza prefrontal
* Nos ayuda a controlar los impulsos y a
manejar nuestras emociones.
* Es en esta área que implementamos los
procesos relacionados con nuestra personalidad (ser más tímido, más audaz, más
abierto a la experiencia ...).
* La motivación, la capacidad de tener
suficiente ilusión e impulso para alcanzar una meta, también se encuentra en la
corteza prefrontal.
* Enfocamos la atención, organizamos la información
compleja y planificamos.
* Es aquí donde también se encuentra la memoria
de trabajo, esas habilidades cognitivas gracias a las cuales almacenamos
información cuando experimentamos o hacemos cosas.
La corteza orbitofrontal es una de las áreas
del cerebro más interesantes. Está relacionada con nuestra personalidad,
nuestras emociones y especialmente con el comportamiento social.
La corteza orbitofrontal se encuentra en la
parte frontal del cerebro. Está justo por encima de las cuencas de nuestros
ojos, o cavidades oculares, y también tiene conexiones directas con las áreas
sensoriales y las estructuras del sistema límbico relacionadas con la emoción y
la memoria.
Funciones de la
corteza orbitofrontal
Tratamiento de las
emociones sociales.
Esta zona está conectada al sistema límbico, así como a la amígdala. Ahora bien,
la particularidad de esta región es que articula las emociones relacionadas con
nuestros comportamientos sociales: agresividad, falta de respeto, saber cómo
vivir juntos al fomentar interacciones apropiadas con otros...
Esta estructura también alberga un
"sistema de vigilancia". En otras palabras, gracias a ella tratamos
de comportarnos de acuerdo con un contexto, adaptándonos a un equilibrio social
donde controlamos nuestros impulsos más básicos.
Sistema de recompensa. La corteza orbitofrontal también
está relacionada con los comportamientos que nosotros, los humanos, realizamos
de acuerdo con las recompensas o los castigos que recibimos.
Toma de decisiones. Esta área de nuestra corteza
frontal tiene una relación estrecha con este comportamiento complejo que es el
acto de tomar una decisión. En esta estructura se encuentra nuestra motivación
cuando tomamos la iniciativa de un determinado comportamiento o acción. Las
personas con una lesión de la corteza orbitofrontal pueden mostrar una gran
apatía, inhibición o incluso un mutismo al tomar decisiones. Si se deciden e
inician un tipo de acción basada en un problema, no podrán evaluar qué opción
es la menos riesgosa, la más prudente y la que se adapta a las expectativas del
contexto social más cercano.
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