No existe una inteligencia única sino que, dependiendo del ser humano, éste posee varias inteligencias
Desde hace siglos, diversos estudiosos a partir de perspectivas muy distintas han tratado de definir la inteligencia. Con el paso del tiempo se ha intentado contestar a muchas preguntas respecto a este concepto, como la naturaleza de la inteligencia – si es innata, o adquirida –, lo que determina la inteligencia – un único factor general, o un conjunto de capacidades específicas conjuntas –, el papel de la inteligencia en el rendimiento académico, si pueden existir varias inteligencias, etc.
Cuando hablamos de inteligencia
general nos referimos a la capacidad intuitiva que posee una persona para tomar
decisiones acertadas y resolver problemas, y no a su capacidad memorística o
habilidades en un área concreta.

El
desarrollo de la “Inteligencia Emocional”: en donde se parte del hecho de que
hay más variables que influyen en el éxito de las personas. En concreto, las
emociones. Esta nueva inteligencia, a grandes rasgos, nos ayudaría a
interactuar con nosotros mismos y con los demás, mediante el correcto manejo de
los aspectos emocionales, con todo lo que ello abarca.
Se
propuso la inteligencia como una “capacidad de adaptarse al mundo”, en su forma
más amplia. Un autor estableció también que la inteligencia está muy vinculada
con la emoción, la memoria, la creatividad, el optimismo y en cierto sentido
con la salud mental.
Esta
nueva forma más compleja de ver la inteligencia surgió para combatir algo: que
en las investigaciones se vio que el cociente intelectual (CI) predecía solo
una pequeña parte del éxito de la persona.
Hoy día se reconoce que la inteligencia humana
afecta otros aspectos tales como la satisfacción personal o la manera en que
los seres humanos se relacionan unos con otros.
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Miden la inteligencia humana
directamente en el cerebro
Investigadores de la Universidad
de Warwick en Inglaterra, en un estudio publicado en Brain de julio 2016, revelan haber medido directamente la inteligencia en el cerebro humano, mediante
el desarrollo de nuevas tecnologías de registro de la actividad cerebral,
y han descubierto que, cuanto más
frecuentemente están inter conectadas diversas partes cerebrales, mayores son el
cociente intelectual y la creatividad de un individuo.
En el estudio los científicos
cuantificaron las funciones dinámicas del cerebro, e identificaron cómo las
diferentes partes de este órgano interactúan entre sí en diferentes momentos.
Todo esto se hizo para tratar de descubrir cómo funciona nuestro intelecto.
Diferencias de variabilidad

De este modo, hallaron que las
áreas del cerebro que están asociadas con el aprendizaje y el desarrollo
muestran altos niveles de variabilidad, lo que significa que estas regiones
cerebrales cambian sus conexiones neuronales con otras partes del cerebro con
mayor frecuencia, en cuestión de minutos o segundos.
Por otro lado, también
descubrieron que las regiones del cerebro no relacionadas con la inteligencia – las áreas visual, auditiva, o motora – muestran poca variabilidad y
adaptabilidad.
Potenciales aplicaciones
Este descubrimiento de las
funciones dinámicas dentro del cerebro podría ser aplicado a la construcción de
redes neuronales artificiales avanzadas para los ordenadores (computadoras),
que de esta manera podrían adquirir capacidad de aprender, desarrollarse y
adaptarse.
Además, una comprensión más
exacta de la inteligencia humana podría dar lugar a futuros desarrollos en
inteligencia artificial (IA). En la actualidad, los sistemas de IA no procesan
la variabilidad y adaptabilidad, características que son de una importancia
vital para el desarrollo y el aprendizaje del cerebro.
Este estudio también puede tener
implicaciones para una comprensión más profunda de nuevos tratamientos para trastornos de salud mental.
A este respecto, el equipo
observó patrones alterados de variabilidad en la llamada red neuronal por
defecto del cerebro en pacientes con trastornos como la hiperactividad, la
esquizofrenia, el autismo y el trastorno por déficit de atención (TDA).
Conocer la causa cerebral de
estos problemas de salud mental podría mejorar su tratamiento y prevención en
el futuro.
Red neuronal por defecto (RND)
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Exploración IRM que muestra regiones de la Red neuronal por defecto |
La RND demuestra que el cerebro
no se encuentra al ralentí cuando no interviene en actividades conscientes (por
ejemplo, cuando se está bajo los efectos de una anestesia). Probablemente,
emite señales de sincronización para coordinar la actividad entre esas
regiones, lo que aseguraría que las mismas se hallen listas para reaccionar de
forma concertada ante los estímulos. Se trata de una característica fundamental
del funcionamiento del cerebro.
![]() |
Principales regiones de la red neuronal (en amarillo) y sus conexiones entre sus zonas destacadas en color según sus dirección de conexión estructural |
Flexibilidad neuronal : ¿ el
secreto de la inteligencia humana ?
Investigadores de la Universidad
de Illinois en un estudio, publicado en la revista Trend in Cognitive
Sciences de noviembre 2017, sugieren que la flexibilidad en el cableado
neuronal podría ser la clave detrás de la inteligencia humana.

Los autores del estudio aseguran
que la evidencia recopilada sugiere un efecto de andamiaje neuronal vinculado
directamente con la inteligencia general de un individuo, dicho de otra forma:
la inteligencia no se origina en una sola región o red cerebral, sino que es
producto de la capacidad de transición
flexible entre los estados de una red.
Los científicos han entendido
desde hace mucho tiempo que el cerebro es modular, lo que significa que
diferentes regiones cerebrales se encargan de habilidades específicas, como el
procesamiento de la información visual que realiza el lóbulo occipital.
Durante mucho tiempo se ha
intentado comprender cómo se organiza el cerebro y cuáles son las estructuras
encargadas de realizar cada función. Se sabe, por ejemplo, que la corteza
prefrontal se encarga de funciones de orden superior, como la planificación y
la organización del comportamiento, por lo cual los científicos han sugerido
que ésta impulsa también la inteligencia general. Sin embargo, los hallazgos del
equipo indican que se trata en realidad de una relación global, y que es la
flexibilidad en las interacciones neuronales lo que determina la inteligencia.
En
lugar de formar conexiones permanentes, estamos constantemente actualizando
nuestro conocimiento previo, y esto implica la formación de nuevas conexiones. La
inteligencia general requiere tanto la capacidad de alcanzar de manera flexible
los estados cercanos y de fácil acceso, para respaldar la inteligencia
cristalizada, como la capacidad de adaptarse y llegar a estados de difícil
acceso para respaldar la inteligencia fluida.
La inteligencia humana depende
de las conexiones cerebrales
Según
un estudio realizado por científicos de la Universidad Goethe en Alemania,
publicado en Scientific Reports de
noviembre 2017, las personas inteligentes poseen regiones del cerebro que
interaccionan más estrechamente entre ellas, mientras que otras zonas se desconectan
más que las otras.
Cuando
estas conexiones son más intensas, el cerebro selecciona rápidamente la
información importante y la procesa con rapidez, descartando lo irrelevante.
Esta selección marca la diferencia en la expresión de la inteligencia de una
persona.

Los
investigadores consideran probado que el cerebro de una persona inteligente
está conectado de una forma diferente respecto al cerebro de las personas menos
inteligentes.
Han
llegado a esta conclusión tras estudiar las bases neurológicas de la
inteligencia humana. Para ello combinaron los exámenes de imágenes del cerebro
de 300 personas obtenidas mediante resonancia magnética, con otros métodos de
análisis.
Estos
nuevos análisis ponen de manifiesto, entre otras cosas, que ciertas zonas del
cerebro de las personas inteligentes participan más intensamente en la
circulación de información entre las diferentes redes del cerebro, con la
finalidad de que las informaciones importantes sean comunicadas con mayor
rapidez y eficacia.
Asimismo,
el equipo ha descubierto que algunas regiones cerebrales están menos conectadas
del resto de las redes neuronales en las personas menos inteligentes. Eso
significa que las personas más inteligentes tienen un mejor filtrado de las
informaciones no pertinentes, lo que repercute en su capacidad de reacción sobre
el resto de informaciones.
Ventaja cognitiva. Es
posible que la integración diferente de estas regiones en las redes cerebrales
permita a las personas más inteligentes distinguir más fácilmente la
información importante de la no pertinente, lo que representa una ventaja
cognitiva para numerosos procesos de pensamiento.
Los
científicos explican que el cerebro funcional está organizado en módulos. Es
como una red social que está formada a su vez por muchas sub-redes, como
familias o círculos de amigos. Dentro de cada sub-módulo, los miembros de cada
familia están más fuertemente conectados entre ellos que con los miembros de
otras familias o círculos de amigos. El cerebro funciona de forma parecida.
Lo que
ha constatado este estudio es que en los individuos más inteligentes algunos de
esos sub-módulos cerebrales están más conectados y que por ello el intercambio
de la información permite separar rápidamente la que es importante. En las
personas menos inteligentes, este intercambio de información es menos intenso,
por lo que la acumulación de información retrasa la comprensión y las
decisiones que toman con más acierto y rapidez las personas más inteligentes.
Las
causas de estas asociaciones siguen siendo una pregunta abierta para los
científicos. Es posible que, debido a sus predisposiciones biológicas, algunas
personas desarrollen redes cerebrales que favorezcan comportamientos
inteligentes o tareas cognitivas más desafiantes. Sin embargo, es igualmente
probable que el uso frecuente del cerebro para tareas cognitivamente
desafiantes pueda influir positivamente en el desarrollo de las redes
cerebrales. Dado lo poco que sabemos actualmente sobre la inteligencia, parece
más probable una interacción de ambos procesos.
Células cerebrales más grandes
sí pueden significar más inteligencia
Investigadores de la Universidad
Free de Ámsterdam en un estudio, publicado en Scientific Journal BioRxiv de mayo 2018, encontraron evidencia que
sugiere que las personas con más inteligencia tienen neuronas más grandes.
La inteligencia humana es una
característica sumamente compleja. Hasta la fecha, buena parte de las
investigaciones habían identificado regiones cerebrales involucradas en ciertas
habilidades, o se había descubierto que ciertos genes desempeñan un papel en la
determinación del cociente intelectual (CI). Otras características, como la
plasticidad cerebral, se relacionan con la capacidad para aprender y adaptarse.
Pero poco se sabe sobre la manifestación física de esta característica en
las neuronas.
Generalmente se asume que la
inteligencia humana se apoya en la eficiencia con la que las neuronas procesan
la información que entra al cerebro, y aunque se asume que la inteligencia
humana se relaciona con el grosor de la materia gris de los lóbulos temporal y
frontal, no existía evidencia
científica que relacionara las propiedades físicas y estructurales de las
neuronas con la inteligencia.
Para encontrar esos enlaces
hasta ahora no documentados, los científicos estudiaron 35 personas que
necesitaban cirugía para tumores cerebrales o epilepsia severa.
Justo antes de la operación, cada
persona pasó un test de cociente intelectual. Luego, mientras seguían en el
quirófano, los cirujanos extrajeron pequeñas
muestras de tejido cerebral sano del lóbulo temporal de los pacientes.
Esta parte del cerebro es la que
tradicionalmente se asocia con la inteligencia, pues es allí donde se procesa
lo que vemos, se reconoce el lenguaje y se forman recuerdos.
El equipo de investigadores
mantuvo con vida estas muestras cerebrales para analizarlas. Tras someterlas a
diversas pruebas, los investigadores encontraron que las células cerebrales son significativamente más
grandes en las personas con puntajes
de CI altos que aquellos con puntuaciones más bajas.
Las
células más grandes también tienen más dendritas – las proyecciones que se
conectan a otras neuronas – y las dendritas son más largas, lo que sugiere que
estas neuronas pueden ser capaces de recibir y procesar más información.
Las neuronas más grandes tienen
más espacio para los recuerdos. Los científicos creen que las conexiones entre las neuronas están
involucradas en el almacenamiento de recuerdos, por lo que es probable que las células más grandes tengan más
"espacio" para los recuerdos.
El equipo también probó la
capacidad de las neuronas para transmitir señales eléctricas al pasar corriente
a través de ellas, aumentando gradualmente la frecuencia. Las neuronas de
personas con bajo coeficiente intelectual se enfrentaron a bajas frecuencias,
pero se fatigaron y se volvieron más
lentas a medida que la frecuencia aumentó. Sin embargo, las células de
personas con un CI alto no disminuyeron.
Todavía no está claro por qué
algunas personas tienen células cerebrales más grandes que otras, ni si esto es una causa o una consecuencia de
un alto coeficiente de inteligencia. No se sabe si las diferencias son
el resultado de la experiencia, o si están determinadas biológicamente.
Para establecer un vínculo claro
entre las propiedades de las células cerebrales y la inteligencia, se
necesitará estudiar miles de muestras de tejido, no solo las de 35 personas.
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Hábitos para obtener alta inteligencia
emocional
Fuente : "Be Fullness"
La inteligencia ya no se mide por el Cociente
Intelectual (CI) sino que ahora tiene mucho importancia
el Cociente emocional (CE) y cómo éste guía nuestro comportamiento cotidiano.
Saber relacionarnos, hablar y escuchar, comunicar y gestionar emociones, ser
asertivo, tomar decisiones, aceptar cumplidos… Todo eso nos convierte en
personas más capaces y más dispuestas a afrontar los problemas de la vida.
Incluir los siguientes hábitos
en nuestra rutina ayudarán a tener un
mayor bienestar emocional y proporcionarán estrategias de afrontamiento muy útiles
en la vida. Ayudarán a mejorar la
inteligencia emocional de la forma más fácil y asequible posible.
Reconocer nuestros sentimientos
y los de los demás
Tener un amplio vocabulario
emocional que ayude a saber expresar
exactamente cómo sentirse y ponerlo en palabras. Además, tener “empatía”, es decir, ponerse en lugar
de la otra persona y sentir lo que siente el otro. Reconocer las expresiones y
el lenguaje no verbal de las demás personas para interpretar qué es lo que
sienten y sacar toda la información posible de ello.
Expresar correctamente las
emociones y pensamientos
Al reconocer las emociones y los
sentimientos propios es más fácil saber qué hacer o cómo comportarse. En
este sentido, expresar las emociones y pensamientos de una manera más honesta
consigo mismos y con los demás. No callar nuestras emociones, escucharlas y
conocer qué quiere decir cada emoción en cada contexto. Saber regular la
intensidad de las emociones y expresarlas en la forma justa.
Ser fuertes y no ofenderse con
facilidad
La personas con alta
inteligencia emocional se caracterizan por tener una personalidad firme y no
tomarse demasiado a pecho los comentarios ajenos. No se llevan las amenazas a
lo personal y saben diferenciar entre hechos y opiniones. Diferencian las críticas
constructivas de las críticas que sólo pretenden hundirlos y saben alejarse de
comentarios despectivos que sólo traen destrucción. Saben distinguir entre los
ataques y cómo reaccionar ante esos ataques y deciden hacerlo de la forma menos
dolorosa para ellos mismos.
Reconocer si nos equivocamos y
rectificar
Equivocarse es innato al ser humano y a todo proceso de aprendizaje. Las personas con alta inteligencia emocional aprenden de los errores en vez de sentirse víctimas. También piden perdón cuando es necesario si han hecho algo que ha podido afectar a otras personas de manera negativa. Reconocer los errores humildemente e intentar poner en marcha todo lo necesario para subsanar el daño o mejorar la situación.
No buscar la perfección
Saber que nadie es perfecto y
que la perfección es una ilusión que lleva a tener expectativas demasiado distorsionadas respecto de la realidad. No
perseguir hacerlo todo bien a la primera. Saber que todo forma parte del
proceso de aprendizaje y que errar es humano.
Cuidarse y saber lo importante
que es la salud
Dormir lo suficiente, hacer
deporte, alimentarse bien, mantener relaciones sanas, buscar el bienestar.
Saber qué conductas benefician y no dudar en hacerlas. “Una mente sana en
un cuerpo sano”. Toda persona con alta inteligencia emocional cuidará su cuerpo
de la misma manera.
Enfocarse en lo positivo, aún en
la adversidad
Las personas altamente
inteligentes emocionalmente son conscientes de su entorno y no se centran
demasiado tiempo en lo negativo. Prefieren mantener el foco en lo positivo de cada situación, incluso
cuando tienen problemas. Practican la disociación y ven la situación desde
distintos puntos de vista para encontrar una solución. No se agobian con los
problemas ni se hunden sino que ponen todas sus energías en aquello que pueden
hacer para resolver la situación, aquello que sí depende de ellos y que tienen
bajo control.
Rodearse de gente alegre y con
buenas vibraciones
“Dime con quien andas y te diré
quién eres” es algo que tienen claro las personas con alta inteligencia
emocional, por eso se relacionan con gente soñadora, personas optimistas y con
energía positiva. Al tener buenas vibraciones y rodearse de gente positiva, ven
el mundo desde una perspectiva más sana y que favorece la creatividad.
Saber decir NO
Saber decir NO es un paso de
gigante si se aspira a tener alta inteligencia emocional. Poner límites cuando
es necesario y defender los valores ante todo.
Apreciar y valorar lo que ya se
tiene
No centrar la atención en
aquello que nos falta sino valorar lo bien que se está con lo que ya se tiene.
Las personas con alta inteligencia emocional tienden a evaluar positivamente su
vida, sus relaciones, su trabajo y su estatus económico aunque no sea el que
ellos querían. No sienten frustración por lo que aún no tienen, prefieren
enfocarse en lo que han avanzado y lo que ya poseen. Valoran las experiencias que les da la vida y
que les hacen ser como son.
Saber pasar la página y no
anclarse al pasado
Haber aprendido a cerrar etapas
y a no revivir continuamente aspectos del pasado, positivos o negativos. Vivir
en el presente y no atormentarse continuamente por lo que pueda venir en el
futuro. Eso lleva a sufrir menos ansiedad y estrés. Ser inteligente
emocionalmente requiere saber cuándo ha terminado una etapa de la vida y
comienza otra, sin dejar de crecer por el camino.
Conocer nuestras debilidades y
fortalezas y mejorarse continuamente
Saber cuáles son nuestras
virtudes y puntos fuertes, pero también conocer profundamente cuáles son nuestras
debilidades y puntos débiles. Esto viene de un proceso de autoconocimiento
profundo. Las personas con alta inteligencia emocional tratan de mejorarse a sí
mismos continuamente, manifiestan valores altos en resiliencia – la capacidad de reponerse tras una caída –.
Aceptar los cambios
Saber que cambiar forma parte de
la vida y que negar el cambio es negar la vida misma. Abrazar la incertidumbre y aceptar que hay cosas
que no se puede controlar. Agradecer las oportunidades que brinda la vida para
cambiar y reinventarse, siempre en un proceso de mejora constante. Cambiar
pensamientos, formas de actuar, creencias… todo forma parte del viaje del
desarrollo personal.
Ser proactivos, no reactivos
Las personas con alta
inteligencia emocional son proactivas, es decir, se mueven antes de que la
situación lo exija. Proponen planes, estrategias, se plantean objetivos, etc.
Miran la vida desde una perspectiva de aprendizaje, no de victimismo. De esta
forma no se resignan a un papel pasivo en sus vidas sino que “cogen el toro por
los cuernos” y son ellas las que escriben su destino.
Ser dueños de nuestro tiempo y
decidir en qué emplear nuestras energías
Saber gestionar el tiempo de
trabajo y el tiempo de ocio, el tiempo de estudio y el tiempo de relax. Establecer
horarios, planificar tareas y definir objetivos. Emplear el tiempo y días en aquello que nos apasiona y darlo hacia
los demás como un regalo.
Saber autogenerarse momentos de
felicidad
La felicidad no es algo externo que viene o no viene, la felicidad es una forma de ver la vida. Las personas con alta inteligencia emocional saben autogenerarse emociones positivas y que sirvan de potenciador de situaciones mágicas. Manejan las emociones a su gusto y pueden elegir cómo sentirse en cada situación. De esta forma, saben generar emociones agradables que les ayuden en su día a día.
Ver :
Inteligencia fluida e inteligencia cristalizada
Implicación genética en el desarrollo de la inteligencia humana: descubrimiento del gen NOTCH2NL – Identificación de 40 nuevos genes
Implicación genética en el desarrollo de la inteligencia humana: descubrimiento del gen NOTCH2NL – Identificación de 40 nuevos genes