junio 15, 2014

Desarrollo Cerebral del Feto






Tan solo 30 días después de ser fecundado, el feto ya presenta tres pequeños bultos que son el cerebro y la médula espinal. Las neuronas se forman inicialmente en el tubo neural del feto y después se van repartiendo para ir formando las partes mas importantes del cerebro. Una vez que ya están colocadas, comienzan a especializarse en las distintas funciones cerebrales.

La mayoría de las células cerebrales surgen entre el cuarto y el sétimo mes de gestación. Estas neuronas se van interconectando entre si durante el embarazo a toda velocidad, hasta el punto de que un recién nacido ya tiene más de un trillón de conexiones en el cerebro.

Mielinización

El responsable de tan trepidante ritmo de crecimiento del cerebro del feto es la mielinización.

La mielinización es el proceso en el que se forma una vaina de mielina (sustancia lípida de color blanquecino) alrededor del axón o cilindro-eje de la neurona o célula nerviosa y lo protege. La mielina facilita la transmisión de los impulsos nerviosos de unas neuronas a otras, entre las distintas partes del cuerpo, gracias a su efecto aislante, lo cual hace que la recepción y envío de estímulos se haga correctamente.

Dentro del útero materno


La formación del tejido nervioso comienza con la formación de un simple tubo, llamado tubo neural, este proceso ocurre en el ser humano entre la tercera y cuarta semana. Una vez formado el tubo neural se produce una diferenciación en tres dimensiones: la primera da lugar a la medula espinal, la segunda va a dar lugar al tallo y tronco cerebral, así como al cerebelo, mientras que la tercera porción desarrollará los hemisferios cerebrales.

A esta etapa se le llama proencefálica, proceso que se produce entre la quinta y décima semana de gestación y durante el cual se desarrollan las neuronas a partir de células precursoras neuronales, que tienen una característica especial y es que no maduran y no proliferan.

Entre la octava y décimo octava semana, se produce una activa proliferación neuronal, las células precursoras comienzan a diferenciarse para producir nuevas células precursoras y células neuronales que se diferencian de neuronas propiamente tales y de células gliales (astrocitos y oligodendrocitos).

Oligodendrocito
El desarrollo del cerebro del feto, si cuenta con las condiciones necesarias, es vertiginoso; en algunos periodos de la gestación llegan a producirse hasta 250 000 neuronas por minuto. a esta proliferación celular, se le conoce como neurogénesis, este proceso ocurre poco a poco, y después de pasar por varios ciclos de división celular, ésta se detiene.

Las células diferenciadas comienzan a emigrar desde las zonas ventriculares (centrales) hacia las zonas más periféricas del cerebro en formación (neocorteza). Las que comienzan primero ocupan las capas más profundas de las capas de la corteza, mientras que las que comienzan más tardíamente, ocupan las capas más superficiales.

Esta migración radial de las neuronas hacia la periferia, utiliza las células gliales como guía ya que estas forman un andamiaje que facilita el movimiento de las neuronas.

23 semanas
El proceso de migración neuronal ocurre entre la décimo segunda y la vigésimo cuarta semana, pero no todas las células sobreviven ya que durante la neurogénesis y la emigración neuronal aproximadamente un 50% de las neuronas sufren apoptosis, significa que mueren en forma programada, probablemente porque no siguen el curso de emigración correcto y/o porque no reciben los estímulos adecuados del resto de las redes que se van creando.

En forma simultánea a la migración neuronal se produce la  sinaptogénesis (formación de la sinapsis), aunque ésta es muchísimo más intensa entre la duodécima y la duodécimo cuarta semana, pero persiste en forma muy activa hasta el octavo o noveno mes post natal.

La sinaptogénesis prenatal está determinada principalmente por el patrimonio genético del individuo. Sin embargo, en la etapa post natal la sinaptogénesis también es afectada por las experiencias sensoriales, particularmente por el proceso de aprendizaje y la estimulación del ambiente.

Al nacer, el cerebro pesa el 25% de lo que pesará en la edad adulta y ya están presentes casi todas las neuronas que un individuo tendrá a lo largo de la vida. El crecimiento del cerebro se da entonces principalmente por la multiplicación de otro tipo de células, las gliales, entre cuyas funciones está el proteger las ramificaciones neuronales  los axones  con una sustancia aislante llamada mielina. La capa de mielina permite que haya una transmisión rápida y eficiente de los impulsos entre las células nerviosas.

En los seres humanos la mielinización dura unos tres años (en su mayor apogeo) y los fallos graves en este proceso, comúnmente genéticos, producen enfermedades graves como la fenilcetonuria, que puede causar un severo retraso mental.

Buen desarrollo del feto


Durante la gestación, la ingeniería celular que se encarga de la construcción del cerebro está principalmente dirigida por genes. No obstante, para que la obra final funcione adecuadamente habrá que satisfacer algunos requerimientos nutricionales específicos y el feto deberá estar protegido contra un entorno tóxico.

Alimento para el cerebro

La nutrición de la madre es esencial para el correcto desarrollo y funcionamiento del cerebro. Los importantes ácidos grasos esenciales deben venir necesariamente de la madre porque el feto es incapaz de fabricar los suyos propios. Si no se tiene una cantidad suficiente, el feto los sustituirá por otros ácidos grasos, inferiores, que pueden ejercer un efecto a largo plazo sobre su cerebro y sistema nervioso.

Ácidos grasos insaturados


Cuatro semanas después de la concepción, una de las tres capas embrionarias se enrolla para formar el tubo neural a partir del cual se erigirá la construcción de ingeniería celular que será el cerebro. El cerebro se constituye de un 15 a 60% de carbohidratos y un 20 a 25% de lípidos o grasa. Además del factor genético, existen sustancias indispensables para la buena formación y función neuronal, y la agudeza visual, entre ellos los ácidos grasos esenciales omega 3 (DHA) y omega 6 (ARA).

Dentro del útero, estos participan en todos los procesos de formación  cerebral y siguen su acción después del nacimiento en los procesos de sinapsis (conexión de las neuronas) y mielinización.

Conexiones neuronales
Así, un 30 a 40 % de la estructura cerebral del bebé esta constituida de ácidos grasos poli insaturados esenciales, pero el hígado del feto y del recién nacido, hasta los 6 meses ó 7 meses, no es capaz de fabricarlo, sólo los obtiene a través de la placenta y cordón umbilical de la madre, y la leche materna. Por eso el bebé debe lactar hasta los 6 meses de edad; y si por algún motivo, la madre no puede amamantarlo (se enfermó, no se extrajo la leche, etc.), tendrá que darle leche artificial que contengan omega 3 y omega 6.

Una dieta balanceada aporta la materia prima necesaria para el buen desarrollo de este órgano. La madre debe nutrirse bien, pues su leche es el alimento completo para el bebé, que evita la desnutrición, obesidad, anemia y alergias alimentarias, disminuye el riesgo de infecciones y promueve el desarrollo cerebral y los lazos afectivos.

Ácido fólico



La carencia de ciertas sustancias en la dieta de la madre puede provocar daños irreparables al construir los cimientos del cerebro de su hijo. Una de ellas es el ácido fólico, un tipo de vitamina B presente en muchas verduras; es un cofactor indispensable para la construcción del ADN, y para su reparación y la activación de genes, por lo tanto se requiere en los periodos de división y crecimiento celular. El tubo neural que formará el cerebro y la médula espinal debe cerrarse en esa etapa temprana del embarazo. La deficiencia de ácido fólico en este tiempo puede provocar daños neurológicos graves como espina bífida, una condición en la que la médula espinal no queda bien protegida por las vértebras que debieran cubrirla y esto puede ser causa de parálisis. Otras veces la carencia de ácido fólico impide por completo el desarrollo del cerebro, lo que se conoce como anencefalia.


Fierro y zinc


En investigaciones recientes se ha encontrado que el fierro y el zinc son elementos indispensables en el desarrollo cerebral. Betsy Lozoff y Michael Georgieff, de la Universidad Ann Arbor en Michigan, encontraron una disminución de las habilidades cognitivas, motoras y sociales en niños que habían tenido deficiencias de fierro durante su gestación. Sanjiv Amin, pediatra del Centro Médico de Rochester, encontró que esta misma deficiencia provoca una falta de maduración del sistema auditivo.

El zinc es un elemento que casi siempre se encuentra junto con las proteínas en todo tipo de carne. Fu Di Wang, del Instituto de Ciencias Biológicas de Shanghai, demostró que la falta de este mineral en la vida intrauterina también interfiere en el desarrollo cerebral, ya que se le necesita para la formación de una proteína filamentosa llamada nestina, indispensable para construir las ramificaciones neuronales.

Colina


Es una vitamina B, necesaria para fabricar las membranas celulares y para la división celular; es empleada por las células nerviosas y, según estudios efectuados sobre animales, se asocia a los centros de memoria y aprendizaje del cerebro. Una dieta equilibrada suele proporcionar suficiente colina, aunque sus principales fuentes son los huevos, la carne roja, la soya, las lentejas, los garbanzos, el arroz o los cacahuetes.

Yodo


El yodo es un nutriente imprescindible para el organismo humano. Se trata de un mineral esencial para la formación de las hormonas tiroideas.

La carencia nutricional de yodo es la principal causa previsible en el mundo de lesión cerebral, tanto del feto como del lactante, así como del retraso en el desarrollo psicomotor en niños y otros trastornos.

La deficiencia prolongada de yodo desencadena una serie de alteraciones de la salud mucho más graves que el simple bocio; el efecto más importante sobre el cerebro en desarrollo del feto, recién nacido y niño es el cretinismo.

Protección contra las sustancias tóxicas


Aunque la barrera placentaria hace un excelente trabajo impidiendo el paso de sustancias tóxicas de la circulación materna a la del feto, el mercurio, la nicotina y el alcohol logran pasar algunas veces. En madres que padecen alcoholismo es común que el niño al nacer presente el síndrome alcohólico fetal que afecta el desarrollo cerebral. El daño neurológico se manifiesta como una intensa hiperactividad y dificultad de aprendizaje, además de cambios faciales característicos y un crecimiento lento.


Estimular al bebé desde el embarazo

Desde que un feto se encuentra en el vientre materno ya está desarrollando un apego afectivo y emocional con su entorno, sobre todo con su madre.

Al quinto mes su capacidad de audición ya está completa y cada sentido se irá terminando de desarrollar según pasen los meses. El bebé en el vientre es un niño completamente funcional que reconocerá, oirá y reaccionará de alguna forma ante cualquier estimulo que reciba de las cosas que le rodean en su entorno familiar. 

Por ello es importante que las gestantes se preocupen por estimular el desarrollo cerebral de su bebé desde que está en proceso de formación y crecimiento en su vientre transmitiéndole amor y ternura para ayudarlo a desarrollar buenas actitudes que lo ayudaran en sus futuros años de vida.

Los ejercicios de confianza y relajación que le brinda la madre al bebé, le darán seguridad en sus acciones después de nacer.

Una buena forma de estimular al bebé es con ayuda de una música suavecita o cantándole una canción que lo ayudará a relajarse y desarrollar su memoria ya que los niños reconocerán los sonidos musicales que escuchan en el vientre después de nacer y responderán de forma positiva ante sonidos a los que ya están acostumbrados.

El hablarle de forma tierna también es importante para tranquilizarlo y tenerlo acostumbrado a muestras de afecto y desarrollar la comunicación.



Diferencias entre el nacimiento y los dos años de desarrollo, aunque
parece que hay mayor maraña neuronal. En realidad, lo que se encuentran
son menos neuronas con mayor cantidad de redes neuronales,
conexiones entre neuronas, es decir comunicación interneuronal

Una vez que termina el desarrollo intrauterino, cuando nace un nuevo ser humano, si bien es cierto que  las células neuronales están dispuestas a conectarse unas con otras, tendrán que pasar entre 2 y 3 años antes de que logren hacerlo de manera lógica, pues las relaciones entre ellas dependen de las necesidades del entorno.



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