junio 29, 2024

Efectos de las Pantallas en el Cerebro – Smartphones


Pasar demasiado tiempo delante de una pantalla aumenta el riesgo de sufrir
 trastornos cognitivos, como problemas de concentración y alteraciones del sueño

Los teléfonos inteligentes han revolucionado el mundo de las telecomunicaciones al permitir estar conectado prácticamente en cualquier lugar y comunicarse con cualquier persona, de cualquier forma y en cualquier parte del mundo. En tan sólo unas décadas, hemos pasado de los teléfonos fijos a teléfonos móviles cada vez más potentes, que ya no se limitan a la comunicación directa. Cada vez más cómodos y eficaces, tanto para el entretenimiento como para el trabajo, los teléfonos inteligentes se consideran tan "esenciales" que cada año se venden más de mil millones de ellos.

Sin embargo, las muchas horas que pasamos delante de la pantalla de un smartphone no están en absoluto exentas de consecuencias para nuestra salud. Quienes utilizan las teclas de forma intensiva (como los jugadores de videojuegos) pueden sufrir tendinitis o, a veces, el síndrome del túnel carpiano, causado por el uso excesivo de los tres primeros dedos de la mano. Y como a menudo tendemos a bajar la cabeza para ver bien la pantalla, esto puede provocar problemas cervicales.

Para el cerebro adulto: el primer peligro vinculado al consumo excesivo de pantallas en los adultos es la "multitarea". Durante las actividades basadas en la pantalla, el cerebro puede verse atraído por múltiples y volátiles fuentes de información y le resultará difícil centrarse en un aspecto concreto.


Las consecuencias del uso excesivo de pantallas


Aunque generalmente se utilizan para proporcionar bienestar, libertad y placer, el uso excesivo de pantallas puede provocar numerosos trastornos físicos, psicológicos y sociales.

El cerebro humano no va a cambiar porque pasemos cada vez más tiempo delante de la pantalla del televisor, la tableta o el smartphone. La adaptación individual no existe.

Por otro lado, se ha demostrado que el consumo excesivo de pantallas y la consiguiente masa de información perturba la formación de ciertas sinapsis y puede interferir en el aprendizaje de los niños. Pasar demasiado tiempo delante de una pantalla también aumenta el riesgo de sufrir problemas cognitivos, como problemas de concentración y trastornos del sueño. Y cuando se trata de la forma en que pensamos y actuamos, probablemente no sea el uso masivo de pantallas el responsable de ningún cambio, sino lo que se dice detrás de todas esas pantallas.

Impacto psicológico y social

Impacto social


Un riesgo de desocialización que contribuye a aumentar el riesgo de depresión y comprometer la carrera o los estudios.

Si bien las pantallas acercan a las personas en todo el mundo, sobre todo a través de las redes sociales, al mismo tiempo pueden generar distanciamiento físico: las personas hiper-conectadas tienden a replegarse sobre sí mismas, a aislarse de la realidad para refugiarse en el mundo virtual, a perder interés por todo lo que hay fuera de las pantallas y a perder interés por las relaciones con sus seres queridos, lo que las pone en peligro. Las pantallas se convierten en el centro de sus vidas en detrimento de todo lo demás.

Impacto sicológico

Las pantallas también pueden tener consecuencias negativas para la salud mental, sobre todo cuando el individuo supera un nivel de "consumo aceptable". El consumo excesivo puede llevar al sentimiento de culpa. Por otro lado, alejarse de las pantallas puede hacer que el individuo hiperconectado se sienta triste, vacío, ansioso e incluso con un estado de ánimo angustioso, lo que puede desembocar en un comportamiento agresivo. Para hacer frente a esta sensación de malestar, no le queda más remedio que volver a conectarse, entrando así en un círculo vicioso en el que la falta de pantallas genera malestar que se compensa con el consumo excesivo de pantallas.

También se cree que el uso excesivo de pantallas repercute en el estrés, los trastornos del estado de ánimo y la hiperactividad.

La dificultad radica en saber si son las pantallas las que generan este tipo de trastornos o si éstos ya existen, alimentando la irrefrenable necesidad de conectarse.


Los peligros del móvil para la salud



Aunque su uso sigue aumentando, los smartphones siguen siendo dispositivos potencialmente peligrosos. Las investigaciones científicas han demostrado los efectos nocivos de las ondas electromagnéticas y sus consecuencias para el cerebro, los ojos, el cuello y los dedos.

El uso abusivo e incontrolado de las pantallas también puede tener un gran impacto en nuestra salud, provocando una serie de problemas.

Una mala postura prolongada
puede causar dolor e incluso desencadenar trastornos musculoesqueléticos (TME), que afectan sobre todo a los músculos y tendones de la región lumbar, la nuca, los hombros, las muñecas y las manos.

Los desequilibrios alimentarios pueden acabar provocando pérdida de peso, sobrepeso u obesidad: según un estudio de cinco años realizado por investigadores de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) en el que participaron 43.722 mujeres de entre 35 y 74 años, las que se dormían delante del televisor engordaron una media de cinco kilos en cinco años y tenían un 30% más de probabilidades de ser obesas. El principal culpable era la exposición a la luz artificial por la noche, que puede alterar diversos procesos biológicos – sobre todo el sistema hormonal – y aumentar el riesgo de obesidad.


La falta de actividad física
, combinada con una dieta desequilibrada, aumenta considerablemente el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Trastornos del sueño. Las actividades nocturnas en las pantallas pueden invadir el tiempo de sueño, lo que a la larga puede alterar el ritmo biológico y provocar agotamiento y fatiga crónica. Asimismo, la luz azul emitida por las pantallas bloquea la hormona del sueño y estimula la vigilia.


Efectos en el cerebro

Se trata de un debate que lleva años sacudiendo a la comunidad científica. La nocividad de las ondas electromagnéticas, y más concretamente su posible relación con el cáncer cerebral, ha sido analizada por varios equipos de investigadores. El último estudio procede del National Toxicology Program, un programa de investigación estadounidense. En sus resultados, los científicos explican que observaron un aumento significativo de cánceres cerebrales y cardíacos en ratas que habían estado expuestas intensamente a ondas de distinta potencia.

Por el momento, esta relación causal entre la exposición a las ondas de radio y los efectos sobre la salud no se ha demostrado claramente, según la Agencia Nacional francesa de Seguridad Sanitaria Alimentaria, Medioambiental y Profesional (Anses).

Además, las últimas evaluaciones de la Anses han revelado, con niveles de evidencia limitados, diversos efectos biológicos en humanos y animales, algunos de los cuales ya habían sido señalados en una evaluación anterior publicada en 2009: pueden afectar al sueño, a la fertilidad masculina en animales o al rendimiento cognitivo.

Sin embargo, algunas publicaciones apuntan a un posible aumento a largo plazo del riesgo de tumores cerebrales en usuarios intensivos de teléfonos móviles, por lo que el CIIC (Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer) ha clasificado las radiofrecuencias como "posible carcinógeno".

Las redes sociales aumentan el riesgo de depresión


Gracias a nuestros smartphones, ahora podemos estar conectados en todas partes, todo el tiempo. Uno de nuestros pasatiempos favoritos es comunicarnos en las redes sociales. Sin embargo, las redes sociales repercuten en nuestra salud mental. Los estudios relacionan el uso frecuente de las redes sociales con la ansiedad, la depresión e incluso los trastornos alimentarios.


Efectos en los ojos

La sobreexposición a las pantallas puede afectar a la salud ocular: puede provocar dolores de cabeza, fatiga ocular, picor, sequedad ocular y, a veces, visión borrosa. Pero a veces las consecuencias pueden ser más graves.

Fatiga visual. La luz emitida por las pantallas de los smartphones favorecería la miopía al afectar al cristalino del ojo.

El uso excesivo del móvil y de las pantallas en general daña el cristalino del ojo y favorece la miopía. Más grave aún: dos mujeres británicas de entre 22 y 40 años habrían sufrido ceguera temporal durante varios meses como consecuencia de este mal hábito. Ambas consultaban constantemente sus smartphones en la cama por la noche con un solo ojo, el otro tapado por la almohada porque estaban de lado. Esta diferencia de luz provocaba asimetría y pérdida de visión.

Efectos sobre el sueño

Uno de los efectos de los teléfonos móviles que se ha demostrado en varias ocasiones es el efecto nocivo de la luz azul sobre el sueño. Un teléfono encendido en mitad de la noche podría ser perjudicial para la calidad del sueño.


Como nuestro reloj biológico se basa en la luz, la exposición a las pantallas por la noche puede provocar insomnio y dificultad para conciliar el sueño. Mirar la luz brillante por la noche impide que el cerebro produzca melatonina, la hormona del sueño. No sólo le costará dormirse, sino que su sueño no será reparador.

Para dormir bien, apague todos los aparatos electrónicos una hora y media antes de acostarse. Si es posible, mantenga el móvil fuera del dormitorio, o póngalo en modo avión.

Efectos de los móviles en el cuello y los dedos

Este problema afecta sobre todo a los adolescentes. Inclinarse hacia delante es muy perjudicial durante un periodo de rápido crecimiento, y puede provocar dolores cervicales asociados a tensiones o contracturas en la nuca. Los médicos que han observado un aumento de este problema vinculado a las malas posturas lo han bautizado como "text-neck".

Los adictos a los mensajes de texto sabrán que el movimiento de los dedos sobre el teclado del teléfono puede provocar tendinitis, sobre todo en el pulgar. Como en el caso del gamepad de la consola, repetir el mismo gesto durante horas no es bueno para los dedos.


Efectos de la sobreexposición a las pantallas en los niños


Todos los expertos son unánimes: exponer a los niños muy pequeños a las pantallas no les aporta ningún beneficio e incluso les expone a ciertos peligros. La Academia Americana de Pediatría y la Organización Mundial de la Salud desaconsejan todas las actividades relacionadas con las pantallas antes de los 2 años. Las pantallas pueden afectar a las funciones cognitivas, la memoria, la atención y la coordinación. Pueden provocar fatiga, trastornos del sueño, estrés y ansiedad en los más pequeños.

Esta es una de las principales preocupaciones de los padres, que son muy conscientes de que no es la mejor actividad para sus retoños: limitar el tiempo que pasan delante de las pantallas.

Como el cerebro de los bebés y los niños pequeños aún se está desarrollando, no tiene la misma capacidad que el de los adultos. La televisión, los teléfonos inteligentes, las computadoras y otras tabletas envían una enorme cantidad de información al cerebro de un niño que aún no es capaz de procesar.

La luz azul de las pantallas y la frecuencia de las imágenes emitidas tendrán un efecto muy excitante en el niño y provocarán:

* Dificultad para conciliar el sueño

* Descarga motora y emocional cuando se apaga la pantalla.

El uso excesivo de pantallas también puede :

* Interferir en el aprendizaje

* Tener un impacto en las relaciones sociales, ya que las pantallas no desarrollan la inteligencia emocional y suelen ser una actividad solitaria.

Las pantallas dificultan el aprendizaje y el desarrollo de los niños pequeños

Para aprender y desarrollar sus capacidades, los niños necesitan :

Movimiento. Es moviéndose y siendo activos en sus descubrimientos como los niños crean nuevas conexiones neurológicas y, por tanto, aprenden y desarrollan nuevas habilidades. La pasividad inherente a las pantallas es el primer falso amigo de los niños.

Intercambio. ¿Cuántos programas, aplicaciones y juegos infantiles afirman desempeñar un papel activo en el desarrollo del lenguaje de los niños? La neurociencia ha demostrado que no es así, e incluso que el uso excesivo de pantallas ralentiza el desarrollo del lenguaje. Para aprender a hablar y enriquecer su vocabulario – incluso en otro idioma –, los niños necesitan mantener intercambios cara a cara con otra persona viva. Descifran los movimientos de todos los músculos implicados en la producción de palabras, alimentan sus habilidades sociales y emocionales al obtener respuestas a sus preguntas o comentarios, y aprenden por turnos, alternándose para cualquier intercambio. Los niños muy pequeños se frustran rápidamente ante un personaje de dibujos animados que les hace una pregunta pero nunca escucha la respuesta.

Crear, imaginar. Una de las principales fuentes de aprendizaje y desarrollo de los niños será su capacidad para soñar despiertos y su energía creativa. Al ofrecer contenidos prefabricados y respuestas preprogramadas, las pantallas disminuyen gradualmente la capacidad creativa de los niños y, si se usan demasiado, pueden empobrecer su imaginación, impidiéndoles poner en práctica sus preguntas internas, encontrar soluciones a problemas con los que nunca se han topado o jugar por su cuenta, solo.

Efectos en el cerebro de los niños pequeños

Una exposición excesiva e inadecuada a las pantallas puede tener consecuencias perjudiciales para la salud y el cerebro de los niños pequeños.

Deterioro del desarrollo cognitivo. Los niños pequeños necesitan una interacción social real y experiencias sensoriales para desarrollar sus capacidades cognitivas. Pasar demasiado tiempo delante de una pantalla puede reducir las oportunidades de interacción social significativa y de exploración del mundo real, lo que puede obstaculizar su desarrollo cognitivo.

Retrasan el lenguaje.
La exposición excesiva a las pantallas puede repercutir negativamente en el desarrollo del lenguaje de los niños pequeños. Cuando ven la televisión o videos, es menos probable que se comuniquen e interactúen verbalmente con otras personas, lo que puede retrasar la adquisición del lenguaje y la comunicación.

Problemas de atención. Las pantallas, especialmente las de contenido muy estimulante y de movimiento rápido, pueden provocar una sobrecarga sensorial y cautivar excesivamente la atención de los niños pequeños. Esto puede mermar su capacidad para concentrarse en otras actividades más tranquilas y desarrollar una atención sostenida.

Alteración del sueño.
El uso de pantallas antes de acostarse puede alterar el sueño de los niños pequeños. La luz azul que emiten las pantallas puede interferir en la producción de melatonina, la hormona responsable de regular el sueño. Esto puede provocar dificultades para conciliar el sueño y un sueño de mala calidad, lo que puede repercutir en su desarrollo general.

Riesgos para la salud mental. Los estudios sugieren que la exposición excesiva de los niños pequeños a las pantallas puede estar asociada a un mayor riesgo de problemas de salud mental, como ansiedad, depresión y trastornos del comportamiento. Sin embargo, la naturaleza exacta de esta relación aún requiere más investigación para ser mejor comprendida.

*
*      *


Los avances tecnológicos en telefonía móvil han culminado probablemente con la aparición del smartphone. Capaces de una gran autonomía y de permitir la realización de un gran número de tareas, el mundo se ha vuelto dependiente de ellos. Al mismo tiempo, los científicos llevan algunos años preocupados por los efectos de su uso en nuestra salud. Si bien ahora sabemos que pueden tener efectos nocivos en el cerebro, nuevas investigaciones sugieren que la adicción a los teléfonos inteligentes puede repercutir en otros aspectos de la salud, sobre todo psicológicos (autoestima) y cognitivos.


La adicción al smartphone provoca deterioro cognitivo y pérdida de autoestima

Investigadores del Departamento de Economía de la Universidad de Messina (Italia) en un estudio, publicado en junio de 2022 en la revista International Journal of Environmental Research and Public Health, exploran las consecuencias de la "nomofobia": el miedo a prescindir del smartphone.

Según los investigadores, la adicción a los teléfonos inteligentes está relacionada con trastornos de la autoestima, incluida una mayor tendencia a sentirse solo o a experimentar déficits de autocontrol. Los resultados de la investigación también muestran que las personas con un alto nivel de dependencia de los teléfonos inteligentes tienen un rendimiento cognitivo inferior al normal.

Un estudio en tres fases

Los investigadores reclutaron a 111 voluntarios de entre 18 y 65 años, de los cuales el 28% eran todavía estudiantes y el resto empleados. A continuación, se utilizó una aplicación para recopilar datos de los participantes, incluido su uso de redes sociales como TikTok, Facebook, Instagram y WhatsApp. A continuación, estos datos se analizaron según una escala de adicción a los teléfonos inteligentes, un índice de bienestar psicológico general, la escala de miedo a perderse algo (FOMO) y la escala de procrastinación – posponer deliberadamente tareas importantes pendientes, a pesar de tener la oportunidad de llevarlas a cabo –.


El estudio también incluyó tres fases: una fase previa a la prueba en la que se evaluó el uso de referencia antes del experimento, una fase experimental en la que se pidió a los participantes que restringieran su uso a una hora al día durante tres días, y una fase posterior a la prueba en la que se les permitió utilizar sus teléfonos como quisieran durante siete días. Durante la primera y la última fase, se evaluó la memoria de trabajo, la atención, el control ejecutivo, el tiempo de reacción auditiva, el tiempo de reacción visual, la capacidad de inhibición de la respuesta motora y la inhibición conductual de los voluntarios.

Resultados

Los participantes que mostraron los niveles más altos de dependencia pasaron más tiempo con sus smartphones a pesar de la invitación a restringirlos durante la fase experimental. Este grupo de participantes también mostró niveles más bajos de memoria de trabajo, velocidad de reacción visual y auditiva, y control de habilidades motoras y conductuales. En estos participantes (los más dependientes de los smartphones), el índice de bienestar psicológico general también fue inferior al de los menos dependientes. Sus índices de "miedo a perderse algo" (FOMO) y procrastinación eran más altos.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que en el experimento participó sólo un pequeño grupo de voluntarios y los resultados pueden no ser generalizables. Además, algunos participantes abandonaron el experimento en cuanto se dieron cuenta de que sólo podían dedicar una hora a sus teléfonos durante tres días. Aunque esto puede ser una limitación del estudio, también puede demostrar la importancia de la adicción.


Fuga de cerebros: la simple presencia de nuestro propio smartphone reduce la capacidad cognitiva disponible

Según investigadores de la Universidad de Texas en Austin en un estudio, publicado en The University of Chicago Press Journals en junio de 2017, la simple proximidad de nuestro smartphone, incluso apagado, es suficiente para ocupar parte de nuestros recursos cognitivos y, de hecho, reducir nuestro rendimiento intelectual.

Nuestros smartphones permiten y fomentan la conexión constante a la información y el entretenimiento. Nos ponen el mundo al alcance de la mano y rara vez nos abandonan. Aunque estos dispositivos tienen un inmenso potencial para mejorar nuestro bienestar, su presencia persistente puede tener un coste cognitivo.

En esta investigación pusieron a prueba la hipótesis de la "fuga de cerebros", según la cual la simple presencia de nuestro propio smartphone puede ocupar recursos cognitivos limitados, dejando menos recursos disponibles para otras tareas y reduciendo el rendimiento cognitivo.

Cerca de 800 personas fueron sometidas a una serie de pruebas que requerían cierto grado de concentración. Los sujetos de un grupo mantuvieron sus teléfonos inteligentes sobre la mesa, mientras que los de un segundo grupo los guardaron en sus bolsillos. Los de un tercer grupo los abandonaron en otra habitación. Fueron estos últimos los que obtuvieron resultados significativamente mejores que los del primer grupo, e incluso ligeramente mejores que los del segundo.

Según los investigadores, la sola posibilidad de acceder rápidamente a nuestro smartphone basta para reducir nuestra capacidad cognitiva. Sin duda porque, en este caso, una parte de nuestro cerebro se moviliza por un deseo más o menos irreprimible de consultar nuestros mensajes. La buena noticia es que los sujetos que se declararon más dependientes de su smartphone obtuvieron resultados comparables a los de los menos dependientes cuando su dispositivo permanecía en otra habitación.

Los resultados de dos experimentos indican que incluso cuando las personas consiguen mantener una atención sostenida, como cuando evitan la tentación de consultar su teléfono, la simple presencia de estos dispositivos reduce la capacidad cognitiva disponible. Es más, estos costes cognitivos son mayores para las personas más dependientes de los smartphones.


Deterioro de las habilidades infantiles en aprendizaje y lenguaje ocasionado por las pantallas

Científicos del Centro de Lectura y Alfabetización del Hospital de Niños de Cincinnati en un estudio, publicado en JAMA Pediatrics de noviembre 2019, encontraron una relación entre el tiempo que los niños pasan frente a una pantalla y el desarrollo cerebral.

Sus resultados mostraron que los niños que dedican más tiempo frente a una pantalla tienen una menor integridad estructural de la sustancia blanca en regiones del cerebro que desempeñan un importante papel en el lenguaje y otras habilidades emergentes de alfabetización.

El estudio incluyó a 47 niños sanos – 27 niñas y 20 niños – de entre 3 y 5 años, y sus padres. Los niños completaron pruebas cognitivas estándar seguidas de resonancia magnética con tensor de difusión (tractografía), que proporciona un estimado de la integridad de la sustancia blanca en el cerebro. También dieron a los padres una herramienta de medición compuesta, llamada ScreenQ, que ha sido desarrollada y validada en los últimos años, y que refleja las recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría (AAP).

Los investigadores explican que se trata de un estudio transversal, una instantánea de estos cerebros en desarrollo en un momento dado, y por lo tanto, por definición, muestra asociación, no causalidad. Si hay un enlace directo, puede tener menos que ver con las pantallas en sí, y más con lo que el tiempo de la pantalla puede estar reemplazando en la vida de los niños.

Estos hallazgos resaltan la necesidad de comprender los efectos del tiempo de pantalla en el cerebro, particularmente durante las etapas de desarrollo dinámico del cerebro en la primera infancia, para que los proveedores, los encargados de formular políticas y los padres puedan establecer límites saludables.


Los campos electromagnéticos de radiofrecuencia se clasifican como posiblemente cancerígenos para el ser humano

El Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) de la OMS en 2011, clasificó los campos electromagnéticos de radiofrecuencia como posiblemente cancerígenos para los seres humanos sobre la base de un mayor riesgo de glioma, un tipo de cáncer cerebral maligno, asociado al uso de teléfonos inalámbricos.

En los últimos años, ha aumentado la preocupación por los posibles efectos adversos para la salud de la exposición a campos electromagnéticos de radiofrecuencia, como los emitidos por los dispositivos de comunicación inalámbrica.

El Grupo de Trabajo sobre Monografías del CIIC debatió y evaluó la literatura científica disponible sobre las siguientes categorías de exposición, todas ellas relacionadas con la exposición a campos electromagnéticos de radiofrecuencia:

* Exposición ocupacional a radares y microondas;

* Exposición ambiental asociada a la transmisión de señales de radio y televisión y a las comunicaciones inalámbricas;

* Exposiciones individuales asociadas al uso de teléfonos inalámbricos.

Los datos se revisaron críticamente y se evaluaron en general como limitados en los usuarios de teléfonos inalámbricos para el glioma y el neuroma acústico, e insuficientes para ser concluyentes para otros cánceres.

Conclusiones. Los datos, que siguen acumulándose, son suficientes para concluir que la clasificación es 2B. Esta clasificación significa que podría existir un riesgo y que, por lo tanto, debe vigilarse estrechamente la posible relación entre los teléfonos móviles y el riesgo de cáncer.


El uso intensivo de las redes sociales contribuye al desarrollo de trastornos alimentarios


Numerosos estudios han demostrado que los medios de comunicación tradicionales (revistas, televisión, etc.) transmiten fuertes presiones para luchar por unos ideales corporales idealizados y a veces irreales, tanto para los hombres como para las mujeres. Las imágenes corporales inalcanzables e irreales que difunden – sobre todo porque están retocadas – conducen a la interiorización del ideal "delgado y musculoso" – el actual ideal social de atractivo físico – y, posteriormente, a la insatisfacción con la propia imagen corporal.

Ante esta insatisfacción corporal, pueden surgir dos tipos de reacciones. Algunas personas se imponen un estricto control dietético, abriendo la puerta sobre todo a los trastornos alimentarios. Otras practican un ejercicio físico excesivo, pero carecen del marco y la preparación física necesarios.

Además del contenido comercial que allí se distribuye, las redes sociales permiten a los usuarios aportar contenidos (fotos, videos, etc.). Estos medios también son interactivos, en el sentido de que permiten a los usuarios recibir y publicar comentarios.

Al centrarse en la satisfacción corporal y activar así emociones fuertes, los posts en las redes sociales reducen la capacidad de tomar decisiones orientadas a conductas que promuevan la salud.

De este modo, las redes sociales pueden participar en los vínculos ya conocidos entre los trastornos de la imagen corporal, la gestión de las emociones y los comportamientos alimentarios.

Las consecuencias patológicas de la sobreinversión en la apariencia física

Existen tres trastornos alimentarios principales: la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y la hiperfagia bulímica (trastorno por atracón).

La anorexia nerviosa corresponde a una pérdida significativa de peso en relación con la estatura y la edad del paciente, acompañada de un miedo intenso a engordar. Provoca pérdida de peso y desnutrición, que puede ser grave.

La bulimia nerviosa se caracteriza por un miedo intenso a engordar y ser obeso, lo que provoca episodios recurrentes de alimentación compulsiva y comportamientos compensatorios inadecuados: vómitos inducidos, ingestión de laxantes, ejercicio físico intenso, etc.

La hiperfagia bulímica corresponde a episodios recurrentes de alimentación compulsiva sin comportamientos compensatorios. La bulimia nerviosa y el trastorno por atracón pueden afectar a personas con sobrepeso u obesidad, y tienen importantes repercusiones físicas.

Uno de los factores comunes entre estas tres patologías es la excesiva importancia que se concede al peso, la comida o la forma corporal, aunque el origen de estos trastornos sea multifactorial. Son especialmente debilitantes y conllevan una mala calidad de vida, no sólo para las personas afectadas, sino también para sus allegados.

¿Cómo podemos reducir el impacto emocional de las redes sociales?

Para limitar el riesgo de desarrollar trastornos alimentarios, hay una serie de estrategias que pueden ponerse en práctica.

Limitar la exposición a las redes sociales, para protegerse de las presiones de la apariencia. Se trata de una estrategia obvia.

Practicar el pensamiento crítico es una buena manera de limitar el impacto nocivo de las redes sociales. Es importante recordar que las imágenes que circulan en las redes sociales son en gran medida poco realistas, filtradas y elegidas con vistas a promocionarse o promocionar un producto. Las fotos y los videos suelen ser el resultado de una cantidad considerable de tomas y retoques. ¿Se siente insatisfecho? Es normal, es el efecto deseado.

Hay que saber escuchar al cuerpo, sobre todo a través de prácticas como la meditación mindfulness, que permite centrarse más en las percepciones corporales. De este modo, es posible mejorar su capacidad de introspección y tener más en cuenta sus necesidades fisiológicas.

En última instancia, es importante aspirar a la "autoaceptación tal como somos": escuchar nuestras necesidades fisiológicas, actuar de acuerdo con nuestros valores y tomar decisiones que nos convengan, sin ceder a presiones externas. No siempre es fácil, pero es el precio que pagamos por reducir el estrés y mejorar nuestra salud mental...

*       *
*

Consejos para controlar el uso que su hijo hace de las pantallas

Si su hijo utiliza uno o varios tipos de pantalla, he aquí algunos consejos para los padres:

* Limite al máximo el tiempo que pasan frente a una pantalla, vigilar muy de cerca el contenido de los programas que se ofrecen y limitar el número de horas que pasan frente a una pantalla al día.

* Privilegiar las pantallas "activas” (juegos en tabletas, smartphones) en lugar de pantallas "pasivas" (televisión, dibujos animados, etc.).

* Elegir programas controlables en lugar de la televisión. Los DVD son fáciles de secuenciar gracias a los capítulos, por ejemplo.

* Alternar la experimentación virtual con la real. Dibujar en una tableta (que ralentiza el desarrollo de la prensión en motricidad fina que constituye la base de la escritura) con el dibujo real. Dibujos animados con libros, juegos en la tableta con rompecabezas reales, etc.

* Presencia de un adulto con el niño de hasta 9 años, cuando esté frente a las pantallas.

Un niño absorbido por una pantalla no es un niño centrado. La velocidad de las imágenes y la retroiluminación de las pantallas crean un efecto hipnótico en nuestro cerebro, y más aún en el de los niños. Los niños están realmente hipnotizados por las pantallas y no pueden separarse de las imágenes que reciben.

No hay nada mejor que el mundo real para crecer. No olvidarlo.

Alternativas preferibles a las pantallas cuando se está fuera de casa

Algunas ideas para llevar a todas partes:

* La pizarra mágica en lugar de la tableta.

* El garabato aqua que permite dibujar en todas partes sin ensuciar. Preferencia por la versión de viaje.

* Álbumes de fotos de tela en lugar de fotos en el teléfono.

*Un repertorio de canciones infantiles bien surtido.

* Libros y cuadernos de actividades para niños pequeños.

* Sin olvidar sus juegos favoritos.

Cómo aprovechar al máximo las redes sociales

Lugares de intercambio y de compartir, las “redes sociales” abren un campo casi infinito de posibilidades. Sin embargo, tienen sus lados malos, tanto a nivel privado como profesional. Las redes sociales son una excelente manera de mantenernos en contacto con nuestros seres queridos mientras nos mantenemos informados y compartimos información. Pero cuando se abusa de ellas, también pueden llevarnos a una espiral emocional agotadora y con mucha pérdida de tiempo. En algunos casos, incluso pueden resultar peligrosos.

Mantenga una mente crítica, abriéndose a lo que se dice sobre un tema similar, entre vecinos, en foros o en libros, en definitiva, fuera de lo que la red le ofrece inmediatamente.

Verificar, cuestionar, cruzar fuentes. A la más mínima duda. No todo lo que se dice en las redes e internet es verdad.

Una dimensión pre-terapéutica. Espacios de expresión más que de proselitismo, elementos de información y apoyo. Es una forma de exteriorizar sus sentimientos, al mismo tiempo que se protegen.

El principal peligro de estos sitios no está en su radicalidad, sino en su exclusión. La censura ha roto el diálogo con los profesionales sanitarios, las asociaciones y las familias. En los foros generales, habría gran interés en abrir líneas telefónicas de atención médica o realizar mediación remota.

10 reglas de oro a seguir al navegar por las redes sociales

1) Elegir la herramienta con la que se sienta cómodo.

2) Saber por qué se interactúa en una determinada red o en un determinado evento.

3) Dar de si mismo, los demás darán a cambio.

4) Separar la vida privada y la vida profesional.

5) Abstenerse de sobrepujar, para evitar un enfrentamiento.

6) Pensar antes de enviar un post o una foto, que luego será difícil de borrar.

7) Consultar el modo de publicación: pública o privada.

8) Bloquear y controlar su configuración de privacidad.

9) Conservar prueba en caso de insulto o amenaza: captura de pantalla o impresión donde aparezca la fecha.

10) Sepa descolgar el teléfono: el mundo seguirá girando sin usted.


Es necesario un uso razonable de las pantallas



Tenemos que empezar a planificar ya el uso que nuestros hijos harán de las pantallas. Los niños se desarrollan en gran medida por imitación, lo que significa que, cuando se trata de pantallas, tenemos que cuestionar nuestro propio uso de las nuevas tecnologías.

¿Por qué encendemos la televisión? ¿Tenemos el móvil en la mesa? ¿Consultamos nuestros mensajes y correos electrónicos mientras nuestro hijo, cónyuge o colega nos habla? ¿Sacamos el smartphone siempre que no estamos haciendo nada? ¿Usamos las pantallas antes de acostarnos? Todas estas son preguntas que debemos hacernos para dar un buen ejemplo y quizá pelearnos un poco menos en tal que padres durante la adolescencia.





No hay comentarios.:

Publicar un comentario