diciembre 28, 2025

Brain Freeze o Cefalea Debido a un Estímulo Frío – Relación con las otras cefaleas y el dolor




¿Por qué nos da dolor de cabeza al consumir helado o una bebida muy fría?


Un helado en verano y se produce el drama: un dolor fulminante le atraviesa la frente como una cuchilla helada. Este fenómeno, conocido como “brain freeze” o «congelación del cerebro», es una reacción neurológica muy real, provocada por el frío extremo al entrar en contacto con el paladar.

Un dolor muy real, reconocido médicamente

El brain freeze, o cefalea por helado, es un tipo de dolor de cabeza provocado por la ingestión rápida de un alimento o bebida muy fríos. La Clasificación Internacional de Cefaleas (CIC) lo cataloga como «cefalea por helado», y la CIE (Clasificación Internacional de Enfermedades) lo clasifica como un dolor causado por un estímulo frío. En lenguaje médico, esta reacción se denomina ganglioneuralgia esfenopalatina.

Una señal enviada al cerebro

El mecanismo se activa en cuanto un alimento muy frío entra en contacto con el paladar. En personas sensibles, se produce por el paso de un elemento frío (sólido, líquido o gaseoso) por el paladar y/o la pared posterior de la faringe.

Este cambio brusco de temperatura provoca un enfriamiento repentino de la mucosa bucal, lo que da lugar a una vasoconstricción  – estrechamiento de los vasos sanguíneos –, seguida de una vasodilatación de los vasos sanguíneos de esa zona. Este rápido cambio en el diámetro de los vasos activa el nervio trigémino, el quinto nervio craneal, que conecta la cara con el cerebro, interpreta este cambio como una amenaza térmica y envía una “señal de dolor” al cerebro.

El nervio trigémino es uno de los nervios craneales más grandes, responsable de transmitir sensaciones faciales, incluyendo el dolor, la temperatura y la presión. La rama superior de este nervio se encuentra cerca del ganglio esfenopalatino, un conjunto de nervios que transmite señales desde el rostro y la cabeza al cerebro.

Lo curioso es que este dolor no se siente en la boca, sino en la frente o las sienes. Es lo que se denomina “dolor referido” o “dolor proyectado”: el cerebro interpreta erróneamente el origen del estímulo, lo cual es muy común en otros tipos de dolores viscerales.

El “congelamiento cerebral” es diferente de otros dolores de cabeza

El “congelamiento cerebral” se distingue por su brevedad e intensidad. A diferencia de una migraña u otros dolores de cabeza, aparece de forma repentina, pero solo dura entre unos segundos y dos minutos. Desaparece por sí solo, sin necesidad de tratamiento ni reposo.

Otra diferencia importante es la ausencia de síntomas asociados. Mientras que una migraña puede ir acompañada de náuseas y sensibilidad a la luz o al ruido, el congelamiento cerebral es localizado y no tiene efectos secundarios. Es un dolor breve y brutal, pero sin consecuencias.

El brain freeze comparte así algunos puntos en común con las migrañas: implica los mismos circuitos nerviosos y una dinámica vascular similar. Incluso podría considerarse una mini migraña provocada por el frío.

Síntomas

El dolor es repentino, pulsátil (animado por pulsaciones) y se localiza en la frente, las sienes o detrás de los ojos. Aparece, por término medio, 12 segundos después de la ingestión, dura unos veinte segundos y luego desaparece espontáneamente. No se asocia a ningún otro síntoma.

En realidad, este fenómeno se denomina cefalea provocada por el frío. Este es el mecanismo:

Enfriamiento del paladar. Al consumir un alimento muy frío, el líquido entra rápidamente en contacto con el paladar.

Vasoconstricción repentina. El frío provoca una rápida constricción de los vasos sanguíneos de esta zona para limitar la pérdida de calor.

Vasodilatación compensatoria. Inmediatamente después, el cuerpo reacciona dilatando rápidamente estos vasos para calentar la zona. Este rápido vaivén provoca una presión repentina.

Transmisión de la señal al cerebro. Esta presión estimula el nervio trigémino, un nervio facial que también transmite las sensaciones de dolor a la cabeza. El cerebro interpreta entonces este dolor como si proviniera de la frente o las sienes, de ahí la sensación de dolor de cabeza repentino.

¿Es peligroso?

En general, no. Se trata de un fenómeno benigno, que desaparece espontáneamente y sin consecuencias médicas.

¿Cómo evitarlo?

La estrategia más eficaz consiste en comer o beber despacio. Cuando ingerimos alimentos fríos a gran velocidad, el estímulo térmico en el paladar es demasiado brusco para que el cuerpo pueda compensarlo a tiempo, lo que desencadena la respuesta dolorosa.

También es importante evitar que los alimentos a baja temperatura entren en contacto directo con el paladar superior, ya que esta zona está muy vascularizada y cerca del recorrido del nervio trigémino. Utilizar una pajita, mantener el líquido en la lengua antes de tragar o no dejar que el hielo se derrita demasiado rápido en la boca puede ayudar.

Y si el dolor ya se ha manifestado, hay un truco sencillo: presionar la lengua contra el paladar. Este contacto ayuda a restablecer la temperatura y a aliviar las molestias en pocos segundos.

Así que la próxima vez que una cucharada de helado le congele la frente, recuerde: lo que siente no es exagerado.

¿Qué hacer para aliviar el brain freeze?

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Presione la lengua contra el paladar para calentarlo más rápidamente. Este contacto ayuda a restablecer la temperatura y a aliviar las molestias en pocos segundos.

* Beba algo tibio o mantenga la boca cerrada para conservar el calor.

* Coma o beba más despacio para evitar enfriar la boca de golpe.

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El “brain freeze” : expresión de procesos neurológicos complejos


El sistema nervioso está probando una reacción que los científicos aún intentan comprender... y tal vez aprovechar. Los estudios realizados sobre este fenómeno, generalmente leve pero respaldado por mecanismos neurológicos más complejos de lo que parece, ayudan a profundizar en el conocimiento de las reacciones del cerebro sometido al frío, pero también de los factores de riesgo de la migraña. Y aunque pueda parecer trivial, este fenómeno revela una complejidad neurológica y médica sorprendente.

En los últimos años, varias investigaciones han revelado que este pequeño “mal del verano” podría enseñarnos más sobre el tratamiento de las migrañas, las reacciones cerebrales al frío y, sorprendentemente, sobre cómo proteger el cerebro en situaciones críticas.

Todas estas investigaciones revelan que lo que a menudo se percibe como un simple “dolor causado por el hielo” es en realidad la expresión de procesos neurológicos complejos. Lejos de ser trivial, esta sensación podría ayudar a comprender mejor los umbrales del dolor y la predisposición a trastornos neuro-sensoriales más amplios.


¿Puede un dolor de cabeza por consumir helado salvarle la vida?


Investigadores de la Universidad de California (San Diego) sugirieron en un estudio, publicado por Critical Care Medicine en marzo de 2010, que los mecanismos que causan el dolor de cabeza por frío podrían inspirar estrategias clínicas destinadas a proteger el cerebro después de un paro cardíaco.

El objetivo era estudiar si los rápidos mecanismos neuro-vasculares que provocan los dolores de cabeza causados por el frío podían utilizarse para desarrollar estrategias clínicas destinadas a proteger el cerebro tras un paro cardíaco, en particular mediante la hipotermia terapéutica.

Este tipo de reacciones neuro-vasculares rápidas ayudarían a regular la presión intracraneal, el flujo sanguíneo cerebral y los reflejos autónomos.

Las conclusiones del estudio sugieren que:

La reacción al frío provocada por el helado provoca cambios bruscos en la circulación sanguínea cerebral.

La activación del nervio trigémino y del ganglio esfenopalatino, estructuras implicadas en las cefaleas, podría ser la causa del dolor.

Los mecanismos de respuesta neuro-vascular observados en el «brain freeze» podrían inspirar nuevas técnicas para regular la presión y el flujo sanguíneo cerebral en situaciones críticas, como un paro cardíaco.

En otras palabras, un helado puede activar mecanismos que los médicos intentan reproducir de forma controlada en cuidados intensivos.


Cefaleas inducidas por el frío en niños y adolescentes


Investigadores del Hospital Universitario de Padua (Italia), en un estudio publicado por Life en abril de 2023, han sintetizado la bibliografía disponible sobre el dolor y han examinado cómo las estructuras profundas del cráneo, como el nervio trigémino y el ganglio esfenopalatino – ambos conocidos por su implicación en las migrañas, las cefaleas en racimo y las neuralgias faciales – pueden influir en este fenómeno.

La bibliografía sobre las cefaleas inducidas por el frío (CIF) es relativamente escasa en comparación con otros trastornos de cefaleas primarias, y los estudios sobre la población pediátrica son muy limitados.

La cefalea inducida por el frío (CIF) es un trastorno cefalálgico primario provocado por un estímulo frío aplicado en el exterior de la cabeza, ingerido o inhalado. La bibliografía sobre la CIF es relativamente escasa en comparación con otros trastornos cefalálgicos primarios, ya que se trata de una afección difícil de estudiar, principalmente debido a su corta duración. Además, los trabajos sobre la población pediátrica son muy limitados y ninguno de ellos se centra en niños menores de 8 años.

La prevalencia de las células madre hematopoyéticas (CMH) a lo largo de la vida es mayor en los niños que en los adultos. A diferencia de la población adulta, en la que las mujeres se ven más afectadas por las CMH que los hombres, no existe una diferencia significativa entre los sexos en los niños.

Esta revisión sistemática tiene como objetivo analizar los datos disponibles sobre las CIF en niños y adolescentes, centrándose en la epidemiología, las características clínicas, los mecanismos patogénicos y los tratamientos.

Además, numerosas investigaciones han demostrado que la respuesta dolorosa al frío podría revelar una hipersensibilidad del sistema trigémino, especialmente en personas predispuestas. La prevalencia de este fenómeno varía entre el 15% y el 37% en la población general. Sin embargo, es significativamente mayor en niños y adolescentes, en los que alcanza cifras entre el 40,6% y el 79%, según los datos recopilados en la literatura científica.

La revisión incluyó 25 estudios, entre ellos 9 artículos que incluían casos pediátricos (4 muestras pediátricas, 5 muestras mixtas de niños y adultos). El objetivo de este trabajo es poner de relieve las características de los CSH en niños y adolescentes. En los niños, la prevalencia de las CSH es mayor que en los adultos y no es específica de ningún sexo.

Existen antecedentes familiares relevantes para las CSH y la comorbilidad con la migraña es significativa. Los factores desencadenantes y las características clínicas de las CSH debidas a la ingestión de un estímulo frío en los niños son similares a los observados en los adultos.

La CSH debida a la aplicación externa de un estímulo frío o a temperaturas ambientales bajas no se ha estudiado en niños y adolescentes. Los investigadores describen en detalle un nuevo caso pediátrico de CSH desencadenado por bajas temperaturas ambientales; según su conocimiento, se trata de la primera descripción en la literatura.

En conclusión, es probable que las CSH en niños estén subestimadas y presenten características particulares en comparación con los adultos. Se necesitan más estudios para comprender mejor sus características clínicas y su fisiopatología.


Cefaleas por helado en estudiantes universitarios y antecedentes familiares de dolores de cabeza : un estudio epidemiológico transversal



Investigadores de la Universidad Martín Lutero de Halle-Wittenberg (Alemania) revelaron en un estudio, publicado en el Journal of Neurology en junio de 2016, que la prevalencia de dolores de cabeza relacionados con el consumo de helado estaba significativamente asociada con antecedentes familiares de migraña.

Este estudio epidemiológico transversal, en el que participaron 283 alumnos de entre 10 y 14 años que asistían a un liceo en Alemania, sus padres y sus profesores, mostró una prevalencia del 62% en los niños y del 31% en los adultos. Esta diferencia podría explicarse por una combinación de factores: el aprendizaje conductual para evitar los desencadenantes del dolor, una mayor estabilidad neuronal frente al frío con la edad y diferencias anatómicas que hacen que los niños sean más sensibles a la estimulación rápida de los receptores del frío.


Los investigadores sugieren que este tipo de cefalea “congelación cerebral” puede ser un indicador de una mayor sensibilidad trigeminal o de una predisposición a otros trastornos neuro-sensoriales. El estudio observó que los niños cuyos padres tenían antecedentes familiares de este tipo de dolor presentaban un riesgo mayor, que se multiplicaba si la madre estaba afectada.

Los resultados sugieren que los dolores de cabeza relacionados con el consumo de helados no son solo una simple reacción, sino el reflejo de procesos neurológicos complejos y un posible signo de una mayor sensibilidad trigémina o una predisposición a otros trastornos neurológicos.

El estudio destaca que esta manifestación puede ser un marcador clínico de una mayor sensibilidad a los estímulos fríos, similar a la sensibilidad observada en personas que padecen migrañas y otros dolores de cabeza.


Cefalea punzante idiopática y cefalea experimental desencadenada por comer helado (cefaleas de corta duración)


Investigadores de la Universidad de Kocaeli (Turquía) en un estudio, publicado por European Neurology en enero de 2004, comparan la cefalea pulsátil idiopática con la cefalea provocada por estímulos fríos, ambas consideradas cefaleas de corta duración.

Los investigadores analizan y comparan la cefalea pulsátil idiopática, también llamada primaria, con la cefalea provocada por estímulos fríos o “cefalea helada”, documentando estos dos tipos de cefaleas de corta duración y sus características.

Las cefaleas idiopáticas punzantes (ISH) y las cefaleas experimentales provocadas por el consumo de helado se deben a una activación paroxística de las vías trigéminas y a un mal funcionamiento de los mecanismos de control del dolor. Cualquier disfunción de los mecanismos de control del dolor parece estar localizada en las zonas afectadas.

Los investigadores compararon las localizaciones de las ISH y las cefaleas experimentales provocadas por el consumo de helado en el mismo grupo de personas que padecían migraña, con el fin de estudiar las similitudes y diferencias entre estas cefaleas.

El porcentaje de localizaciones de dolores de cabeza relacionados con el consumo de helado limitadas a la parte frontal/superior del cráneo fue del 94%, frente al 45% de los ISH. El porcentaje de aparición de dolores de cabeza relacionados con el consumo de helado detrás de la parte superior del cráneo fue del 6% y del 55% para los ISH.

Debido a la amplia distribución de la ISH en la cabeza, podría producirse una irritación de diversas ramas del nervio trigémino, mientras que las localizaciones restringidas de los dolores de cabeza relacionados con el consumo de helado sugieren una irritación de una o varias ramas específicas del nervio trigémino, por ejemplo, en la orofaringe.

La irritación extensa o limitada de las vías trigéminas provoca ISH o dolores de cabeza relacionados con el consumo de helado, en los que parecen desempeñar un papel clave los déficits intermitentes de los mecanismos centrales de control del dolor.

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El dolor de cabeza por helado es, pese a su carácter cotidiano e inesperado, una reacción normal del sistema nervioso frente a un estímulo térmico intenso.

El interés científico alrededor de sus mecanismos y posibles aplicaciones clínicas persiste, lo que demuestra que las experiencias más comunes pueden aportar valiosa información sobre el cerebro humano.




El brain freeze es un dolor transitorio provocado por una reacción vascular al frío. 
No es imaginario ni grave, pero puede resultar muy desagradable. 
Conocer mejor este fenómeno permite evitarlo o, al menos, atenuarlo. 
Así que la próxima vez que disfrute de un helado, tómeselo con calma... 
¡Su cerebro se lo agradecerá!




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