noviembre 29, 2023

Glifosato – Peligroso para los Seres Humanos y el Medio Ambiente




El glifosato es un herbicida no selectivo y sistémico de amplio espectro de acción sobre plantas utilizadas en ámbitos agrícolas, forestales y no agrícolas. Cualquier planta puede absorberlo a través de sus tejidos. El activo químico evita que la planta afectada produzca proteínas necesarias para su crecimiento, lo que la conduce finalmente a la muerte.

Su función consiste en destruir las plantas consideradas “malas yerbas” o arvenses por los agricultores, es decir aquellas que “roban” espacio, luz, agua y nutrientes a la siembra. Por lo general se aplica en la preparación de un monocultivo, para evitar el brote de “maleza” y dejar el paso libre a los cultivos controlados.

Durante varios años, la agricultura industrial ha utilizado glifosato justo antes de la cosecha, para matar y secar la planta y acelerar la cosecha.

El glifosato es el herbicida más utilizado en el mundo. Debe su predominio a su facilidad de uso, su eficacia en todo tipo de malas hierbas anuales o perennes y su bajo coste en comparación con otros herbicidas. También se utiliza en una amplia gama de otros herbicidas.


Origen y uso del glifosato

En la década de 1970, Monsanto, una de las empresas más grandes de agroquímicos a nivel mundial, lanzó al mercado Roundup, el herbicida que tiene glifosato como ingrediente activo.

Hasta el año 2000, Monsanto mantuvo la patente, por lo que después de esa fecha se sumaron más compañías para fabricar el herbicida, como Dow Chemical-Dupont y Syngenta-ChemChina.

Monsanto también es responsable del desarrollo de variedades genéticamente modificadas (GM) de maíz, soya y algodón resistentes al glifosato. Así el herbicida puede usarse incluso cuando el cultivo controlado ya está creciendo, sin dañarlo.

Esto debido a su resistencia, aunque sí daña a la vegetación nativa, provocando la destrucción de cualquier otro tipo de planta que intente germinar en ese suelo, lo que, a su vez, resulta en daños ambientales.

En Francia, los pesticidas que contienen glifosato están prohibidos para los particulares desde 2019, pero siguen estando permitidos en la agricultura. Se utilizan principalmente para erradicar todas las plantas de los campos antes de sembrar nuevos cultivos (trigo, maíz, colza, etc.) o para controlar las malas hierbas entre las hileras de viñas o en los huertos. Muy barata y muy eficaz, tras décadas de uso la molécula se ha convertido en un elemento básico de ciertos métodos agrícolas en todo el mundo.

En otros lugares, sobre todo en América del Norte y del Sur, los grupos agroquímicos están autorizados a vender semillas modificadas genéticamente resistentes a los herbicidas a base de glifosato, denominadas "Roundup Ready".


Consecuencias ambientales del glifosato

Su uso tiene un alto costo para el ecosistema en el que se utiliza. Por años, se defendió la idea de que el glifosato no generaba resistencia en ninguna hierba. No obstante, cada vez hay más estudios que comprueban que varias especies (por ejemplo, de los géneros Xanthium y Lolium) ya presentan resistencia a este elemento, lo que deriva en malezas “tolerantes”, puesto que el glifosato ya no actúa efectivamente en estas especies y su proliferación aumenta.

La abundancia de malezas resistentes tiene varios efectos negativos, tanto para los cultivos como para el ambiente:

* Aumentan los costos de producción en el control de malezas al elevar la demanda de herbicidas y las prácticas de control.

* Mayor dependencia de agroquímicos.

* Daños a la vida silvestre.

La consecuencia inmediata de este fenómeno es que los agricultores deciden aumentar las dosis de glifosato para que se genere el efecto deseado. Las altas concentraciones de glifosato exponen a la flora y fauna de los ecosistemas. Un ejemplo de ello es la destrucción de la flora silvestre, que sirve de refugio y alimento para muchas especies de insectos benéficos.

Con ello, se reduce su población y la capacidad para controlar naturalmente las plagas. También se termina por destruir a las plantas que nutren a las abejas, con lo que se afecta su ciclo de vida y, por lo tanto, el de los humanos.

Otro de los usos del glifosato ha sido la aspersión aérea del químico para combatir cultivos de coca, amapola y marihuana, sobre todo en países latinoamericanos como Colombia y Brasil, lo cual ha terminado por afectar la biodiversidad de áreas selváticas, al impactar más allá de las especies y los cultivos que son objetivo.

También se ha encontrado que este herbicida va de leve a moderadamente tóxico para aves silvestres (como codornices y patos), algunos anfibios, peces e invertebrados acuáticos.

Además del impacto negativo en flora y fauna, el glifosato ha llegado hasta el agua que se utiliza para consumo humano.


El glifosato y sus daños a la salud humana


Los estudios sobre los riesgos sanitarios del compuesto se acumulan. Cuestionan los vínculos entre el herbicida y enfermedades como el cáncer, el Parkinson y el Alzheimer, o el posible impacto en el embarazo o ciertas malformaciones fetales.

La gran mayoría de los estudios sobre el efecto cancerígeno proceden de la propia industria. Los estudios independientes son escasos porque son caros.

Una de las grandes victorias para la regulación y disminución del uso de glifosato sucedió en 2015, cuando el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) de la Organización Mundial de la Salud concluyó que el glifosato es una sustancia probablemente cancerígena.

Esto, a pesar de que algunas agencias, como la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), han dicho que no implica un riesgo y otras han minimizado los peligros, siempre y cuando se use “apropiadamente”, como la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (US EPA).

El CIIC ha publicado un meta-análisis sobre el glifosato. Para llevarlo a cabo, 17 expertos internacionales examinaron más de 1.000 estudios científicos. Analizaron tanto los resultados como las metodologías utilizadas. ¿Su conclusión? El glifosato es "probablemente cancerígeno en humanos" y "cancerígeno" en animales.

Esta conclusión se ha visto reforzada recientemente por otro meta-análisis, realizado por el Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica (Inserm) de Francia. Este informe colectivo se publicó el 30 de junio de 2021. Para redactarlo, los 10 investigadores examinaron más de 5.300 estudios científicos. Su informe muestra que muchos estudios destacan los daños geno-tóxicos (roturas del ADN o cambios estructurales) vinculados al glifosato. Si no son reparados sin error por las células, estos daños pueden dar lugar a la aparición de mutaciones, desencadenando un proceso de carcinogénesis. El Inserm señala también los efectos potencialmente nocivos del glifosato sobre determinadas hormonas y sobre la microbiota intestinal. Tampoco descarta el riesgo de alteraciones endocrinas.

Respecto a los efectos inmediatos, el uso de glifosato causa irritaciones dérmicas y oculares, además de mareos, náuseas, problemas respiratorios y aumento de la presión sanguínea.

Como resultado, la sustancia es ubicua: se encuentra incluso en la orina de personas que nunca han tenido contacto directo con ella.

Por los crecientes estudios de los efectos perjudiciales del glifosato en la salud humana, el debate en legislaciones y normativas nacionales se ha intensificado. De ahí que en 2019, Austria haya aprobado una ley que prohíbe el glifosato, único país en el que la restricción del herbicida se planteó de manera total.

En 2020, el glifosato se encontró en altas concentraciones en los cursos de agua en el 43% de las muestras, y su presencia se identificó a veces en el aire. También se encontró glifosato en el 20 % de las muestras de suelo analizadas en toda Europa.

En varias ciudades de Estados Unidos, Argentina, Canadá, Escocia, España y Nueva Zelanda también se ha prohibido el uso de este herbicida.

Por su parte, en Malawi, Sri Lanka, Vietnam, Omán, Emiratos Árabes, Bahrein, Catar, Bermudas, Colombia, San Vicente y las Granadinas, Francia, Bélgica, Italia, República Checa, Dinamarca, Portugal y Países Bajos tienen restricciones parciales hacia el uso del glifosato.

Glifosato en cultivos de café
América Latina es una de las regiones donde se ha utilizado el glifosato en grandes cantidades. En 2018, Argentina lideraba el ranking mundial de uso en el campo. En México se usa el glifosato de manera extendida desde 1981, año en que se dispararon los agro-negocios en el país. La región donde se aplica más este herbicida es el sureste mexicano, por su clima tropical que favorece el crecimiento acelerado de varias especies.

En Perú la Asociación de Exportadores (Adex) exige el retiro de pesticidas ya prohibidos en países desarrollados, a fin de garantizar la inocuidad de la oferta nacional de ambos productos y garantizar su acceso a todos los mercados. Se continúa usando clorpirifos en el cultivo de cacao, abriendo la posibilidad que sea rechazado por los importadores. Existen testimonios de familias y especies afectadas en el Amazonas a consecuencia de la exposición al glifosato.

Se presentó en abril 2023 un proyecto de ley para prohibir la fabricación, comercialización y uso de plaguicidas de alto riesgo para la salud y el ambiente. El proyecto también plantea que los locales que venden plaguicidas se reubiquen progresivamente fuera de las zonas urbanas. La lista comprende diez agroquímicos: metomil, oxamil, clorpirifos, glifosato, mancozeb, imidacloprid, tiametoxam, clotianidina, fipronil y cipermetrina.

La Unión Europea quiere autorizar el uso del glifosato durante otros diez años, a pesar de los numerosos estudios científicos que señalan los peligros de este pesticida para la salud humana. Bruselas ha propuesto a los Estados miembros prorrogar la autorización del glifosato otros diez años. Sin embargo, según diversos estudios, el herbicida, cuyo uso está prohibido en Francia para los particulares y restringido para los agricultores, podría ser peligroso para el ser humano.

Un peligro para la reproducción

A esto se añaden los riesgos para las funciones reproductivas. El Inrae (Instituto agronómico francés) se centró en los pollos para su estudio. Los gallos vieron reducida la movilidad de sus espermatozoides, y las gallinas observaron que sus huevos eran mucho más frágiles y que los embriones vivos presentaban un retraso en su desarrollo.

Glifosato en nuestros alimentos

Los datos obtenidos y analizados por Radio-Canadá muestran que más de un tercio de las muestras analizadas por la Agencia Canadiense de Inspección Alimentaria entre 2015 y 2018 contenían residuos de glifosato.

Entre 2015 y 2018, la Agencia Canadiense de Inspección Alimentaria (ACIA) analizó nada menos que 12.767 productos alimenticios de todo tipo. Obtuvo y analizó estos resultados: el 37% de las muestras contenían residuos de glifosato, pero solo el 0,5% de ellas superaban los límites permitidos.

El glifosato se encuentra incluso en productos orgánicos. De hecho, el 24% de las muestras ecológicas analizadas contenían residuos de glifosato. Una posible explicación es la contaminación cruzada. Ésta se produciría por la proximidad de campos convencionales y ecológicos, y porque el agua de los ríos y las aguas subterráneas transportan glifosato a los campos ecológicos.

Los 20 alimentos que contienen más glifosato

Salvado de trigo, Pizzas, Harina de trigo, Copos de avena, cracker, Pasta fresca, Pasta enlatada, Productos de insectos, Galletas, Pasta seca, Harina de centeno, Salvado de avena, Avena, Mezclas para repostería, Cuscús, Harina de garbanzos, Productos de trigo, Néctares de frutas, Lentejas, Harina de frijol (judías).



Las tácticas del lobby agroquímico

El lobby agroquímico intenta cubrir sus huellas sobre los peligros del glifosato. El emblema de este lobby son las revelaciones de los Monsanto Papers en 2017 en la prensa. Revelan vastas maniobras para ocultar los efectos del glifosato sobre la salud e influir en las agencias estatales responsables de la salud. El objetivo es impedir la prohibición de la sustancia estrella del gigante agroquímico. También demuestran que Monsanto ya estaba preocupado por la seguridad de su producto en 1983, pero supuestamente silenció la información.

Se pagó a científicos para que escribieran que el producto era inocuo, y se creó la "Sociedad de Toxicología" como tapadera de investigadores europeos para defender que el glifosato era inocuo, todo ello financiado por Monsanto.

En un análisis publicado en 2019 en la revista Environmental Sciences Europe, los investigadores demostraron que, cuando se renovó la autorización del glifosato en Estados Unidos, solo el 2% de los estudios realizados por los fabricantes revelaron un efecto geno-tóxico, frente al 68% de los estudios científicos publicados en revistas revisadas por pares con una independencia científica mucho mayor.

En Europa, una evaluación científica austriaca de julio de 2021 demostró que el 68% de los estudios en los que se basó la renovación de la autorización del glifosato en 2017 no eran científicamente fiables, según los dos toxicólogos de renombre internacional que firmaron el estudio.

A pesar de estas cifras, las agencias oficiales de evaluación siguen basándose en gran medida en los estudios suministrados por las propias empresas, que a menudo son opacos y sesgados.

***

El glifosato es un herbicida activo con un amplio espectro de acción sobre las plantas, que se utiliza en zonas agrícolas, forestales y no agrícolas. La Unión Europea está revisando actualmente la renovación de su aprobación. La Anses está realizando diversos estudios sobre el tema.


Trabajos de la Agencia Nacional Francesa de Seguridad Sanitaria Alimentaria, Medio-ambiental y Profesional (Anses)

Renovación de la aprobación de la sustancia activa glifosato 2019-2023 a nivel europeo

El 10 de mayo de 2019, mediante un reglamento de la Unión Europea, cuatro Estados miembros (Francia, Hungría, Países Bajos y Suecia) fueron designados ponentes en un Grupo de Evaluación sobre el Glifosato (AGG). El AGG llevó a cabo una evaluación científica del expediente presentado para la renovación de la aprobación del glifosato. Su proyecto de informe de evaluación de la renovación dRAR, (draft renewal assessment report) sobre la renovación del glifosato se presentó a la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) el 15 de junio de 2021.

Científicos de Anses contribuyeron a este proyecto de informe. Al mismo tiempo, el AGG envió el informe sobre la clasificación y el etiquetado armonizados del glifosato a la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos (ECHA).

Como en todas las evaluaciones de sustancias activas, la EFSA y la ECHA organizaron de septiembre a noviembre de 2021 una fase de consulta pública y una revisión del proyecto de informe por homólogos, es decir, los miembros responsables de la evaluación científica en cada uno de los Estados miembros de la UE.

Concesión de autorizaciones de comercialización

La aprobación de la sustancia activa glifosato se renovó en la Unión Europea en 2017 por cinco años y luego se prorrogó hasta el 15 de diciembre de 2023. Los productos que contienen glifosato pueden comercializarse, siempre que obtengan una autorización de comercialización. Como ocurre con otros productos fitosanitarios. La Anses evalúa y expide las autorizaciones de comercialización en Francia en virtud de la legislación, que permite que un expediente sea tramitado por la autoridad de un Estado miembro en nombre de los demás Estados miembros de la zona (Francia se encuentra en la llamada zona sur).

Evaluación comparativa de alternativas no químicas


La Anses ha realizado una evaluación comparativa de las alternativas no químicas al glifosato. Ha determinado las situaciones en las que el glifosato puede sustituirse por una solución no química (desherbado mecánico, principalmente), siempre que esta última se utilice habitualmente y no plantee problemas de aplicación, tal como establece la legislación. El uso del glifosato está ahora prohibido en estas situaciones, y restringido en todos los demás casos.


Publicación de los datos del sistema de fitofármaco-vigilancia

Con el fin de supervisar cualquier efecto indeseable de los productos fitosanitarios, la Agencia recopila una serie de datos relacionados con la presencia de residuos de sustancias en los entornos, la exposición y los impactos en la salud humana y los ecosistemas. En octubre de 2019, publicó un resumen de los datos de seguimiento sobre la presencia de glifosato y su principal metabolito, el ácido aminometilfosfónico (o AMPA), en el agua, los alimentos y los niveles de impregnación en los seres humanos.

Investigación sobre el impacto del glifosato en las truchas

A partir de experimentos realizados en varias generaciones de peces, un equipo de la Anses ha estudiado los efectos del glifosato y de los herbicidas a base de glifosato en la salud de la trucha arco iris. Esta investigación demostró que el glifosato, ya sea puro o incorporado a herbicidas, tenía efectos inmunitarios que podían repercutir en varias generaciones de esta especie. La Agencia presentó publicaciones científicas relacionadas con este trabajo durante la fase de consulta pública sobre el expediente de evaluación con vistas a una posible re-aprobación de la sustancia activa glifosato en 2021.

Otros trabajos de la Anses sobre el glifosato

A raíz de las opiniones divergentes sobre los peligros del glifosato para la salud humana, en 2016 se pidió a la Anses que evaluara el potencial cancerígeno de la sustancia. Llegó a la conclusión de que el nivel de pruebas de carcino-genicidad en animales y seres humanos es relativamente limitado y no permite clasificar el glifosato como carcinógeno conocido o sospechoso para los seres humanos.


La Unión Europea renovará la autorización del glifosato por 10 años

La autorización de la UE para el glifosato expira el 15 de diciembre de 2023. La Comisión, en colaboración con los Estados miembros de la UE, procederá ahora a renovar la aprobación del glifosato por un periodo de diez años, sujeta a ciertas condiciones y restricciones nuevas. En apoyo de su decisión, el Ejecutivo europeo se remite a un informe de un organismo regulador europeo según el cual el nivel de riesgo no justifica la prohibición del glifosato.

Establece una serie de salvaguardias y prohíbe el uso de esta sustancia para la desecación (pulverización para secar un cultivo antes de la cosecha).

El 16 de noviembre, el Ejecutivo europeo anunció que el controvertido herbicida se autorizaría durante diez años más en la UE. Al igual que en la votación inicial del 13 de octubre, no se alcanzó la mayoría cualificada necesaria para aprobar o rechazar la propuesta de la Comisión, es decir, 15 de los 27 Estados miembros, que representan al menos al 65% de la población europea.

El Ejecutivo europeo explicó que había decidido mantener su propuesta inicial, sin introducir cambios, debido al plazo del 15 de diciembre. La Comisión consideró que ya no era posible alcanzar un acuerdo en el plazo fijado para tomar una decisión.

Las ONG Foodwatch y Générations Futures consideraron que la renovación de la autorización iba una vez más en contra del principio de precaución, ya que siguen aumentando las pruebas de que el glifosato es peligroso para los seres humanos y el medio ambiente.

Aunque la sustancia activa se apruebe a escala de la UE, cada Estado miembro sigue siendo responsable de autorizar los productos que contienen glifosato. Por tanto, podría adoptar restricciones basadas en las especificidades locales y los efectos potenciales sobre el medio ambiente, en el marco de los criterios fijados por Bruselas.


¿Cómo sustituir el glifosato?

Alternativas al deshierbe químico
No faltan técnicas para limitar el crecimiento de las malas hierbas (falsa siembra, escarda mecánica, acolchado, césped, etc.).

El instituto agronómico francés (INRAE) recibió el encargo de evaluar alternativas al glifosato en los últimos años. Su informe, presentado en 2017, es claro: aunque sigue habiendo algunas situaciones complejas, una gran parte de los usos ya pueden prohibirse. Algunos ya se han prohibido. El INRAE ha anunciado recientemente que ha conseguido prescindir del glifosato en todos sus cultivos agrícolas en 3 años, allanando el camino y demostrando que existen soluciones si se sale de la zona de confort.

Alternativa ecológica en Perú

Gracias al proyecto “Emprende productor” impulsado por la Asociación Unacem y la cooperación técnica alemana, José Ramos, agricultor peruano se convirtió en el promotor de una alternativa saludable para los plaguicidas, utilizando repelentes a base de frutos como el rocoto (pimiento picante) y el kion (jengibre).

Una fórmula para obtener repelente natural y aplicada con éxito a es aquella que se obtiene de procesar un kilo de rocotos partidos en cuatro cada unidad y remojarlos en 20 litros de agua para luego dejarlos macerar por 10 días. El líquido obtenido se rocía en los cultivos de habas, arvejas, espinacas, zanahorias y otras hortalizas.

El agua de kion. Es un repelente contra la mosca minadora. Se muele un kilo de kion, se deja reposar en veinte litros de agua y luego se deja macerar por diez días, aproximadamente. Se cuela y un cuarto de litro es agregado a la mochila de fumigación de 20 litros para ser rociado en el cultivo.

El resultado es una innovadora y sana alternativa a los nocivos plaguicidas del campo que si bien eliminan los patógenos también contaminan los alimentos. Un esfuerzo por lograr una agricultura cada vez más libre de agroquímicos sintéticos y malas prácticas agrícolas que dañan el suelo y generan frutos que pueden afectar la salud humana

Los modelos agrícolas construidos en torno al glifosato necesitan replantearse en todo su sistema. Se trata de un cambio complejo que requiere apoyo técnico y financiero del gobierno. “Desintoxicar" la agricultura del glifosato exigirá un cambio profundo de las prácticas agrícolas, que, según el INRAE, están en consonancia con una reducción general del uso de todos los plaguicidas. No será tarea fácil. Sin embargo, es vital para la salud de los agricultores, los residentes locales y los consumidores, y para la preservación de nuestro planeta.


Más allá de los pesticidas, cocinar en casa y evitar los alimentos ultra-procesados
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