El Alzheimer es una
alteración neurodegenerativa primaria que suele presentarse con mayor frecuencia
en personas mayores de 65 años, aunque también puede ocurrir en menor porcentaje
en personas de una edad más joven. Cuando una persona sufre de Alzheimer
empieza a haber cambios microscópicos en el tejido de ciertas partes de su
cerebro y pérdida constante de una sustancia química llamada acetilcolina, que
es vital para el funcionamiento cerebral. Esta sustancia está relacionada con
la comunicación de las células nerviosas y actividades mentales como el
aprendizaje, la memoria y el pensamiento.
En todo el mundo, más de 45 millones de
personas padecen Alzheimer u otras formas de demencia. A la enfermedad que
sufren las personas afectadas, hay que sumar, además, el desgaste
emocional, de salud y económico que ésta supone para sus cuidadores.
Compromiso del
cerebro
La enfermedad de Alzheimer se caracteriza por
la aparición de lesiones muy específicas, que invaden progresivamente el
cerebro y destruyen sus células, las neuronas. Las neuronas del hipocampo, la
región que controla la memoria, son las primeras afectadas. Todavía no sabemos
qué causa la aparición de estas lesiones.
Causas
Las causas de la enfermedad de Alzheimer no
se conocen. En la gran mayoría de los casos, la enfermedad aparece debido a una
combinación de factores de riesgo. El envejecimiento es el principal factor.
Los
factores de riesgo para las enfermedades cardiovasculares – hipertensión,
colesterol alto, obesidad, diabetes, etc. – también parecen contribuir a su
desarrollo.
Los factores genéticos también desempeñan un papel importante en el inicio de la enfermedad. Por lo tanto, algunos genes pueden aumentar el riesgo de ser afectados, aunque no sean directamente la causa de la enfermedad. Los investigadores encontraron que alrededor del 60% de las personas con la enfermedad de Alzheimer portan el gene apolipoproteína E4 o ApoE4. Otro gen, SORL1, también parece estar involucrado a menudo. Sin embargo, muchas personas portan estos genes y nunca tendrán la enfermedad y, a la inversa, algunas personas sin estos genes pueden desarrollar la enfermedad.
Es posible que las infecciones o la
exposición a productos tóxicos desempeñen un papel en algunos casos, pero no se
ha obtenido ninguna prueba formal.
También se estudian otros factores, como el
estilo de vida sedentario, la falta de actividad intelectual, malos hábitos
alimenticios, falta de sueño o interacciones sociales débiles.
*
* *
Investigación
Dieta mediterránea
y deterioro cognitivo leve
Según un estudio realizado por investigadores
del Departamento de Neurología del Columbia University Medical Center, Nueva
York, publicado en Arch Neurol. 2009,
la dieta mediterránea podría proteger a las personas que tienen un deterioro
cognitivo leve contra la enfermedad de Alzheimer.
El estudio se realizó entre 1.393 sujetos
sanos y 482 personas con deterioro cognitivo leve – pérdida de memoria o
dificultad para concentrarse, por ejemplo –. Los participantes, que tienen 77
años de edad en promedio, completaron un cuestionario sobre sus hábitos
alimenticios en el último año.
Según los resultados, después de un
seguimiento de cuatro años, las personas con deterioro cognitivo leve que
siguieron moderadamente la dieta mediterránea vieron reducido su riesgo de
padecer la enfermedad de Alzheimer en un 45% en comparación con aquellos con
poco o ningún seguimiento.
Entre los que aplicaron la dieta de Creta con
moderación y que no tenían un deterioro cognitivo leve, el riesgo fue del 17% y
del 45% para la enfermedad de Alzheimer. Para aquellos que lo siguieron al pie
de la letra, esta proporción fue del 28% para el deterioro cognitivo leve y del
48% para la enfermedad de Alzheimer.
Según los autores del estudio, es difícil de
explicar cómo la dieta mediterránea, que se compone principalmente de frutas,
verduras, pescado y aceite de oliva, puede ayudar al cerebro a mantenerse
saludable. Sin embargo, señalan que esta dieta podría reducir algunos factores
de riesgo, como el colesterol alto y azúcar, a menudo asociados con el
deterioro cognitivo leve.
Le dieta
mediterránea protegería el cerebro del deterioro cognitivo

Los investigadores pidieron a 5907 personas
mayores participantes en el Estudio de Salud y Jubilación completen un
cuestionario sobre sus hábitos alimenticios. Luego se midieron sus funciones
cognitivas, como memoria y capacidad de atención.
Los resultados muestran que los voluntarios
que han adoptado una dieta mediterránea o Mind
tienen funciones cerebrales significativamente mejores que aquellos con dietas
que son menos buenas para su salud.
La ingesta
calórica y el riesgo de la enfermedad de Alzheimer
En un estudio realizado por investigadores
del Instituto Taub para la Investigación sobre la Enfermedad de Alzheimer y el
Envejecimiento Cerebral de la Universidad de Columbia, publicado en Arch Neur. 2002, una mayor ingesta de
las calorías y las grasas pueden estar asociadas con un mayor riesgo de
enfermedad de Alzheimer en individuos portadores del alelo apolipoproteína E
epsilon4.
En un estudio prospectivo de 4 años, los
investigadores recolectaron datos sobre la ingesta dietética de 980 personas de
75 años, en promedio. Durante el estudio, 242 personas desarrollaron la
enfermedad de Alzheimer.
En este estudio, las personas en riesgo son
las personas con una forma defectuosa de una proteína (una proteína es un
constituyente principal de las células) llamada apolipoproteína E. La
apolipoproteína E (apoE abreviado) transporta los lípidos esenciales para la
célula cerebral.
Los sujetos que consumieron la mayor cantidad
de calorías y que tenían antecedentes genéticos que los predispusieran a esta
enfermedad – portadores del gen ApoE4 – fueron más afectados que aquellos que
absorbieron menos calorías.
El trabajo paralelo en roedores con
restricción calórica indica que sus cerebros son más resistentes al ataque (en
comparación con los roedores con una dieta normal). La restricción calórica
limitaría la producción de moléculas tóxicas – como los radicales libres – y, a
la inversa, estimularía las moléculas protectoras – como el factor de
crecimiento NGF – para el cerebro.
La restricción
calórica tiene un efecto beneficioso sobre las neuronas
Un estudio realizado por investigadores de la
Universidad Católica del Sagrado Corazón en Roma, publicado en PNAS en 2012,
confirma que una restricción calórica tiene un efecto beneficioso no solo en la
salud en general sino también en las neuronas, al proteger estas últimas de los
efectos nefastos del envejecimiento.
Al privar a los ratones del 30% de los
alimentos que suelen absorber, los investigadores italianos no solo han
permitido prolongar la vida de estos roedores sino también mejorar su
rendimiento cognitivo.
Según los autores del estudio, la restricción
calórica permite la liberación de la molécula CREB1, que desempeña un papel
esencial en el funcionamiento adecuado de las células cerebrales.
Este descubrimiento tiene implicaciones
importantes para el desarrollo de nuevos fármacos para activar la molécula
CREB1 sin reducir la ingesta calórica, y prevenir así el proceso de
envejecimiento.
Menos calorías
para reducir las enfermedades relacionadas con la edad
De acuerdo con los investigadores de
Pennington Biomedical Research en los Estados Unidos, cuyos resultados fueron
publicados en la revista médica Cell
Metabolism en marzo 2018, la reducción de 15% en el consumo de calorías durante 2 años retrasaría el envejecimiento y protegería contra las enfermedades
relacionadas con la edad.
Un estudio británico de la Universidad de
Bath destacó un vínculo entre una dieta demasiado rica en azúcar y la
enfermedad de Alzheimer. Esta nueva investigación habría identificado un
vínculo entre la menor ingesta calórica y la reducción de las enfermedades
relacionadas con la edad, como el Alzheimer y el Parkinson.
Los investigadores realizaron el estudio con
53 personas sanas, no obesas de entre 21 y 50 años que redujeron su ingesta
calórica en un 15% durante dos años.
Los participantes en el grupo de restricción
calórica perdieron un promedio de casi 9 kg y no se observó ningún efecto
adverso, como anemia, pérdida ósea excesiva o trastornos menstruales. Por otro
lado, este protocolo permitió mejorar el estado de ánimo y la calidad de vida.
La reducción
calórica reduciría el estrés oxidativo. Los resultados del estudio mostraron que la
restricción calórica disminuyó el estrés oxidativo sistémico relacionado con
las enfermedades neurológicas relacionadas con la edad, como la enfermedad de
Alzheimer, pero también el cáncer, la diabetes, la enfermedad de Parkinson u
otras enfermedades.
Aunque el número de voluntarios fue
relativamente bajo y la duración del experimento fue corta en el contexto de
una vida humana, los biomarcadores del envejecimiento mejoraron en los
participantes del estudio, concluyen los autores de el estudio.
Prevención de la
enfermedad de Alzheimer a través del deporte
Según un estudio realizado por investigadores
de la UC Irvine's College of Medicine, publicado en Trends of Neurosciences en 2002, el ejercicio físico regular
influiría en la expresión génica en un área importante del cerebro para la
memoria y el mantenimiento de la salud de las células nerviosas y esto ayudaría
a preservar de la enfermedad de Alzheimer.
El estudio ha demostrado, en la rata, un
aumento en la expresión de ciertos genes y una disminución en la expresión de
otros genes después de un período de tres semanas de actividad consistente en
correr. Muchos de los genes cuya expresión ha sido estimulada ayudan al cerebro
a responder al estrés, a aprender y a hacer frente a una amplia gama de
influencias externas. El ejercicio parece ser un potente regulador de la
actividad cerebral.
Este cambio en la expresión génica en ratas
se produjo en un área del cerebro llamada hipocampo, un área generalmente
asociada con funciones cognitivas como la memoria, el aprendizaje y el
pensamiento. Los investigadores no esperaban experimentar una concentración de
actividad en esta área del cerebro. Pensaron que el ejercicio afectaría
principalmente a las áreas relacionadas con las funciones motoras.
Los estudios ya habían revelado el efecto
beneficioso del ejercicio en la prevención de la enfermedad de Alzheimer. Pero
ninguno había mostrado cómo y por qué el ejercicio físico ayudó al cerebro a
prevenir el daño celular que conduce a esta enfermedad. Los resultados
obtenidos podrían indicar la cantidad y el tipo de ejercicio que contribuye a
reducir el riesgo de deterioro cognitivo y la enfermedad de Alzheimer.
El estudio de las
monjas (Nun Study)
Una de las referencias en la investigación de
reserva cognitiva fue un experimento bien conocido llevado a cabo por el neurocientífico
David Snowdon de la Universidad de Kentucky en 1986, al que llamó “el estudio
de las monjas”. El experimento consistió en estudiar a un grupo de monjas en un
convento y observar la evolución de sus funciones cognitivas, como la memoria.
Tomó como grupo de investigación un grupo de
678 monjas católicas de la orden de School Sisters of Notre Dame, una comunidad
donde la edad promedio es de 85 años y donde muchas hermanas tienen más de 90
años.
Su reserva cognitiva ha sido monitoreada
durante 17 años. Durante este período, las pruebas se llevaron a cabo con
regularidad, genética, intelectual o psicológica. Todas aceptaron que al
momento de su muerte, su cerebro fuera estudiado para completar la información
del experimento.
Lo más sorprendente fue el caso de la hermana
Bernadette. Esta monja murió a los 85 años. Su cerebro fue estudiado y se
detectó entonces que padecía de la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, nunca
durante su vida ella había mostrado síntomas de padecerla. Los investigadores
concluyeron que la reserva cognitiva de la monja había compensado claramente
sus deficiencias.
Los investigadores lograron verificar otro
hecho interesante. Las monjas con un vocabulario más rico han mostrado un menor
deterioro cognitivo a lo largo de los años. Y ese vocabulario, a su vez, surgió
del hecho de que habían sido buenas lectoras durante su infancia. Esta
experiencia es una de las pruebas más convincentes para el ejercicio
intelectual, social y físico como un medio valioso para retrasar el declive
natural de nuestras funciones cognitivas.
La conclusión más importante del estudio de
las monjas fue que la enfermedad de Alzheimer no es una consecuencia inevitable
de la vejez. Por el contrario, la existencia de una reserva cognitiva sólida
protege contra esta enfermedad tan devastadora.
En estas monjas, que llevan una vida sana,
tienen una buena dieta y poco estrés, la tasa de la enfermedad de Alzheimer es
significativamente menor que la de la población general. Significativamente,
muchas de ellas son altamente educadas y llevan a cabo actividades
intelectuales que son muy exigentes para su edad.
Siguiendo los resultados de este estudio,
otras investigaciones han demostrado que realizar actividades intelectuales
exigentes puede mitigar los efectos del daño cerebral causado por la enfermedad
de Alzheimer y promover la plasticidad cerebral.
Una investigación
sobre los factores del estilo de vida que pueden reducir la enfermedad de
Alzheimer
Un informe – Dementia prevention, intervention
and care – por
Livingston G et al. del Departamento de Psiquiatría de University College
London, publicado en línea en la revista británica Lancet en julio 2017, ha descubierto factores clave que pueden
reducir el riesgo de desarrollar demencia en general, incluida la enfermedad de
Alzheimer.
Investigando la posible prevención, expertos
de 23 laboratorios internacionales llevaron a cabo un meta-análisis amplio de
los estudios existentes. Esto hizo posible proponer un nuevo modelo cuantificado
de factores de riesgo a lo largo de la vida.
De acuerdo con estos cálculos, el 35% de los
casos de demencia podrían evitarse teóricamente. Porque si nadie puede
modificar su patrimonio genético, cada uno puede poner en cambio otros triunfos
en su manga, y esto desde la escuela.
Según el meta-análisis una escolarización
prolongada más allá de la edad de 12 años disminuiría 8% del riesgo de demencia
en la adultez. Los estudios a largo plazo confieren protección al favorecer la
constitución y el mantenimiento de una reserva cognitiva – suma de neuronas y
sus conexiones – que permite resistir a las patologías neurodegenerativas.
Sin embargo, varias observaciones recientes
indican que la enfermedad de Alzheimer no es una consecuencia inevitable del envejecimiento
y que muchos aspectos del estilo de vida también pueden influir enormemente en
su progresión. Esta es una excelente noticia porque significa que es posible
reducir en gran medida el riesgo de padecer esta enfermedad al cambiar los
hábitos de vida.
El análisis riguroso de los estudios
acumulados hasta el momento lleva a los autores a sugerir que cambiar los
factores de riesgo clave puede reducir significativamente la incidencia de
estas enfermedades.
Factores de riesgo
Evitar el cigarrillo. Fumar tiene un efecto catastrófico en la salud
cardiovascular, porque causa una disminución en el suministro de oxígeno al
cerebro y daña las neuronas. Algunas neurotoxinas contenidas en el tabaco también
contribuyen a este daño.
Realizar alguna actividad física. La
actividad física ejerce una acción neuro-protectora debido a la mejora de la
circulación sanguínea en el cerebro y al estimular el crecimiento de las
neuronas involucradas en los procesos de la memoria.
Mantener un peso
saludable.
Varios estudios muestran que las personas obesas tienen un mayor riesgo de
demencia, una consecuencia del impacto negativo del sobrepeso en la inflamación
crónica y el estrés oxidativo que afecta todo el cuerpo, incluido el cerebro.
Controlar la
presión sanguínea.
La hipertensión crea estrés mecánico en los vasos sanguíneos, lo que aumenta el
riesgo de neuro-degeneración y, en consecuencia, de demencia.
Controlar el nivel
de azúcar en la sangre. Las personas con diabetes tienen un mayor riesgo de demencia porque
la hiperglucemia crónica es muy tóxica para las células, incluidas las
neuronas.
Aprender a controlar el estrés. La depresión afecta a los
niveles de varias hormonas del estrés y la estructura de ciertas partes del
cerebro (hipocampo), lo que podría acelerar el desarrollo de demencias.
Mantener una red
social. El
aislamiento social y la soledad son factores de riesgo importantes para la
hipertensión, las enfermedades cardiovasculares y la depresión, tres
condiciones que se han asociado con el desarrollo de la demencia.
Continuar
aprendiendo. La
educación crea lo que se llama una 'reserva cognitiva' que mantiene la función
cerebral a pesar del deterioro de las neuronas. Aprender un nuevo idioma aumenta las conexiones neuronales y fortalece el hipocampo.
Asegurarse de
escuchar bien.
Esto puede parecer sorprendente, pero varios estudios han demostrado que existe
una fuerte correlación entre la sordera y el riesgo de demencia. Los mecanismos
involucrados siguen siendo poco conocidos, pero es probable que la audición
estimule las funciones intelectuales y, por lo tanto, retrase el deterioro de
las neuronas. Según los investigadores, el uso de audífonos por personas que no
oyen bien podría ayudar a reducir este riesgo.
Seguir un régimen de alimentación balanceado y
nutritivo.
Para ello se recomienda incluir alimentos ricos en antioxidantes y vitaminas de
los grupos C, D y E, así como aquellos altos en ácidos grasos omega 3. Es muy
importante controlar la ingesta de azúcares, ya que algunos estudios han
revelado que niveles altos de glucosa en sangre y de insulina pueden ocasionar
daños cerebrales y conducir al desarrollo del Alzheimer.
Varios estudios de población más recientes
sugieren que el consumo de ciertos alimentos como la cúrcuma, el vino tinto, el
cacao, el aceite de coco o el té verde está asociado con una reducción aún mayor en el riesgo de
deterioro cognitivo y la inclusión de estos alimentos en los hábitos
alimentarios podrían aumentar aún más nuestra protección contra la demencia,
como la enfermedad de Alzheimer.
Aceite de coco contra el Alzheimer
Un estudio realizado por varios investigadores de la Universidad Católica Valencia, la Universidad Europea de Valencia, el Hospital Universitario Morales Meseguer y la Universidad de Valencia – titulado “Aceite de coco: tratamiento alternativo no farmacológico frente a la enfermedad de Alzheimer” – y publicado por la revista Española Nutrición Hospitalaria en diciembre 2015, demuestra la influencia positiva del aceite de coco a nivel cognitivo en los pacientes con Alzheimer.
Se trata de un prometedor estudio que demuestra de manera inequívoca los efectos beneficiosos que produce el consumo de aceite de coco extra virgen en la lucha contra la demencia en el Alzheimer. El objetivo concreto del estudio era evaluar el impacto que tiene el aceite de coco en la evolución de la demencia tipo Alzheimer, en cualquier grado de demencia. Asimismo, determinar si existe influencia en dicha mejora, de variables como el sexo y padecer o no diabetes mellitus tipo II.
La metodología utilizada en el análisis fue el estudio prospectivo realizado en pacientes con demencia tipo Alzheimer, con un grupo control y un grupo de intervención al que se le administró 40 ml/día de aceite de coco extra virgen.
En palabras de los investigadores, se observó en los sujetos que tomaban el producto un aumento estadísticamente significativo de la puntuación del test MEC-LOBO y, por consiguiente, una mejoría del estado cognitivo, mejorando sobre todo las mujeres, los que no tenían diabetes mellitus tipo II y los pacientes graves.
La conclusión inequívoca de la investigación, es que este estudio, aunque preliminar, demuestra la influencia positiva del aceite de coco a nivel cognitivo en los pacientes con Alzheimer, siendo esta mejoría dependiente del sexo, de la existencia o no de diabetes y del grado de demencia.
Analizando el estudio con cierto detalle, resulta evidente que éste se ha llevado a cabo en las condiciones más difíciles posibles para que el aceite de coco extra virgen saliese bien parado, y sin embargo, incluso con estas condiciones, los datos son muy prometedores. Para el estudio, la media de edad de los pacientes evaluados se situó en 79 años, una edad muy avanzada sin duda, y más del 80% de las pacientes eran mujeres.
El estudio, llevado a cabo con un grupo de control al que se le suministró un placebo además del grupo tratado con aceite de coco extra virgen, evaluó los resultados de los test efectuados por ambos grupos de pacientes antes del tratamiento y después. Los pacientes que tomaron un placebo durante el tratamiento mejoraron sus puntuaciones, de media, un 2,86% los hombres y un 0,85% las mujeres, o sea, datos nada significativos.
Sin embargo, los pacientes de Alzheimer tratados con aceite de coco extra virgen mejoraron los resultados en sus pruebas, un 36,99% los hombres y un apabullante 39,70% las mujeres. Es importante resaltar que eso no significa que sólo el 36,99% y el 39,70% de los hombres y las mujeres tratados con aceite de coco extra virgen mejorasen. Al contrario, indica que la función cognitiva de los pacientes de Alzheimer tratados con aceite de coco extra virgen mejoró respectivamente un 36,99% y un 39,70%, datos realmente prometedores en la lucha contra la demencia.
Este estudio viene a refutar la teoría de que el Alzheimer es la diabetes del cerebro y de que el aceite de coco puede prevenir esta enfermedad y mejorar el estado de los pacientes. En esta línea está el Dr. Bruce Fife, quien en su libro ALTO AL ALZHEIMER defiende que los alimentos procesados y los carbohidratos refinados son los principales causantes de ésta y otras muchas enfermedades, proponiendo su sustitución por alimentos naturales – vegetales, proteínas y grasas saludables – a los que añade el aceite de coco.
El aceite de coco retrasaría la enfermedad de Alzheimer
Investigadores del Centro Sherbrooke de Investigación sobre el Envejecimiento (Quebec), según un estudio sobre el proyecto "Benefic" publicado en Journal of Alzheimer's Disease de junio 2018, están cerca de concluir que el aceite de coco purificado puede retrasar la aparición del Alzheimer en personas con riesgo de desarrollar la enfermedad.
Con la edad, muchas personas, especialmente aquellas con la enfermedad de Alzheimer, tienen dificultad para usar la glucosa de manera efectiva, la cual actúa como un combustible para el cerebro. Desde 2015, el equipo descubrió que un simple suplemento dietético hecho de aceite de coco purificado logró reducir el déficit de glucosa.
Durante seis meses, 50 personas de 65 años o más con un ligero problema de memoria tuvieron que beber un líquido, por la mañana y por la noche. Veinticinco de ellos bebieron una emulsión de leche con aceite de coco purificado. Esta fórmula fue elegida para evitar los efectos secundarios. La otra mitad del grupo, sin saberlo, estaba consumiendo un líquido sin el aceite.
Al final del proyecto, las cetonas, utilizadas como fuente de energía cuando las reservas de azúcar eran insuficientes, se habían duplicado en los participantes que bebieron el suplemento con aceite de coco purificado. Ellos también aumentaron su atención, su memoria y su velocidad de procesamiento de la información.
El proyecto ahora está entrando en una segunda fase, con el doble de participantes, para sacar conclusiones firmes.
Los investigadores esperan retrasar con éxito la aparición de la enfermedad de Alzheimer entre las personas en riesgo con un simple suplemento dietético. También quieren ayudar a que las facultades de los afectados disminuyan con menor rapidez.
Aceite de coco contra el Alzheimer
Un estudio realizado por varios investigadores de la Universidad Católica Valencia, la Universidad Europea de Valencia, el Hospital Universitario Morales Meseguer y la Universidad de Valencia – titulado “Aceite de coco: tratamiento alternativo no farmacológico frente a la enfermedad de Alzheimer” – y publicado por la revista Española Nutrición Hospitalaria en diciembre 2015, demuestra la influencia positiva del aceite de coco a nivel cognitivo en los pacientes con Alzheimer.
Se trata de un prometedor estudio que demuestra de manera inequívoca los efectos beneficiosos que produce el consumo de aceite de coco extra virgen en la lucha contra la demencia en el Alzheimer. El objetivo concreto del estudio era evaluar el impacto que tiene el aceite de coco en la evolución de la demencia tipo Alzheimer, en cualquier grado de demencia. Asimismo, determinar si existe influencia en dicha mejora, de variables como el sexo y padecer o no diabetes mellitus tipo II.

En palabras de los investigadores, se observó en los sujetos que tomaban el producto un aumento estadísticamente significativo de la puntuación del test MEC-LOBO y, por consiguiente, una mejoría del estado cognitivo, mejorando sobre todo las mujeres, los que no tenían diabetes mellitus tipo II y los pacientes graves.
La conclusión inequívoca de la investigación, es que este estudio, aunque preliminar, demuestra la influencia positiva del aceite de coco a nivel cognitivo en los pacientes con Alzheimer, siendo esta mejoría dependiente del sexo, de la existencia o no de diabetes y del grado de demencia.
Analizando el estudio con cierto detalle, resulta evidente que éste se ha llevado a cabo en las condiciones más difíciles posibles para que el aceite de coco extra virgen saliese bien parado, y sin embargo, incluso con estas condiciones, los datos son muy prometedores. Para el estudio, la media de edad de los pacientes evaluados se situó en 79 años, una edad muy avanzada sin duda, y más del 80% de las pacientes eran mujeres.
El estudio, llevado a cabo con un grupo de control al que se le suministró un placebo además del grupo tratado con aceite de coco extra virgen, evaluó los resultados de los test efectuados por ambos grupos de pacientes antes del tratamiento y después. Los pacientes que tomaron un placebo durante el tratamiento mejoraron sus puntuaciones, de media, un 2,86% los hombres y un 0,85% las mujeres, o sea, datos nada significativos.
Sin embargo, los pacientes de Alzheimer tratados con aceite de coco extra virgen mejoraron los resultados en sus pruebas, un 36,99% los hombres y un apabullante 39,70% las mujeres. Es importante resaltar que eso no significa que sólo el 36,99% y el 39,70% de los hombres y las mujeres tratados con aceite de coco extra virgen mejorasen. Al contrario, indica que la función cognitiva de los pacientes de Alzheimer tratados con aceite de coco extra virgen mejoró respectivamente un 36,99% y un 39,70%, datos realmente prometedores en la lucha contra la demencia.
Este estudio viene a refutar la teoría de que el Alzheimer es la diabetes del cerebro y de que el aceite de coco puede prevenir esta enfermedad y mejorar el estado de los pacientes. En esta línea está el Dr. Bruce Fife, quien en su libro ALTO AL ALZHEIMER defiende que los alimentos procesados y los carbohidratos refinados son los principales causantes de ésta y otras muchas enfermedades, proponiendo su sustitución por alimentos naturales – vegetales, proteínas y grasas saludables – a los que añade el aceite de coco.
El aceite de coco retrasaría la enfermedad de Alzheimer
Investigadores del Centro Sherbrooke de Investigación sobre el Envejecimiento (Quebec), según un estudio sobre el proyecto "Benefic" publicado en Journal of Alzheimer's Disease de junio 2018, están cerca de concluir que el aceite de coco purificado puede retrasar la aparición del Alzheimer en personas con riesgo de desarrollar la enfermedad.
Con la edad, muchas personas, especialmente aquellas con la enfermedad de Alzheimer, tienen dificultad para usar la glucosa de manera efectiva, la cual actúa como un combustible para el cerebro. Desde 2015, el equipo descubrió que un simple suplemento dietético hecho de aceite de coco purificado logró reducir el déficit de glucosa.
Durante seis meses, 50 personas de 65 años o más con un ligero problema de memoria tuvieron que beber un líquido, por la mañana y por la noche. Veinticinco de ellos bebieron una emulsión de leche con aceite de coco purificado. Esta fórmula fue elegida para evitar los efectos secundarios. La otra mitad del grupo, sin saberlo, estaba consumiendo un líquido sin el aceite.
Al final del proyecto, las cetonas, utilizadas como fuente de energía cuando las reservas de azúcar eran insuficientes, se habían duplicado en los participantes que bebieron el suplemento con aceite de coco purificado. Ellos también aumentaron su atención, su memoria y su velocidad de procesamiento de la información.
El proyecto ahora está entrando en una segunda fase, con el doble de participantes, para sacar conclusiones firmes.
Los investigadores esperan retrasar con éxito la aparición de la enfermedad de Alzheimer entre las personas en riesgo con un simple suplemento dietético. También quieren ayudar a que las facultades de los afectados disminuyan con menor rapidez.
* *
*
Prevención
Actualmente, no existe una manera claramente
efectiva de prevenir la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, algunas medidas
parecen ayudar a preservar las capacidades cognitivas y reducir el riesgo de
desarrollar la enfermedad.
Medidas generales
Es posible reducir el riesgo de padecer la
enfermedad de Alzheimer al intervenir médicamente, prestando atención a los
hábitos de estilo de vida – alimentación saludable, ejercicio físico, etc. – y
evitar ciertos factores de riesgo, como presión arterial alta, diabetes,
colesterol alto y fumar.
La terapia de reemplazo hormonal en mujeres
en edad de menopausia o tomar medicamentos antiinflamatorios no esteroideos
(como la aspirina y el ibuprofeno) pueden proporcionar cierta protección contra
la enfermedad de Alzheimer, según los estudios población, pero los estudios prospectivos
han sido negativos.
Alimentación – La dieta mediterránea

Este tipo de dieta típica de los países
ribereños del mar Mediterráneo protege contra las enfermedades cardiovasculares
y mejora la esperanza de vida. Se distingue, en particular, por un gran consumo
de aceite de oliva, frutas, verduras y pescado y por una ingesta moderada de
vino tinto.
Restricción
calórica
La restricción calórica retrasa la
senescencia del cerebro y previene la neuro-degeneración. Una dieta baja en
calorías retrasa el envejecimiento y aumenta la esperanza de vida.
La restricción calórica limitaría la producción
de moléculas tóxicas – como los radicales libres – y, a la inversa, estimularía
la de las moléculas protectoras – como el factor de crecimiento NGF – para el
cerebro.
La ingesta energética baja de y una dieta
baja en grasas reducen la probabilidad de tener demencia de tipo Alzheimer.
Los estudios en animales sugieren que la
restricción calórica aumenta la resistencia neuronal cerebral a la enfermedad
de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson y el accidente cerebrovascular.
También ayuda a limitar la pérdida neuronal normal asociada con la edad.
Una dieta rica en
antioxidantes.
Muchos estudios confirman que los antioxidantes reducen los efectos dañinos de
los radicales libres en las neuronas. Deben preferirse algunos alimentos ricos
en antioxidantes, ácido fólico, vitamina B6 y vitamina B12.
Actividad física
El beneficio de la actividad física regular
para la prevención de la demencia y el deterioro cognitivo ha sido demostrado
por varios estudios epidemiológicos y ensayos clínicos recientes. Uno de ellos
mostró que un programa de entrenamiento físico moderado en el hogar – 3
sesiones de 50 minutos por semana, o 20 minutos de caminata al día, durante 24
semanas –, permitió mejorar el rendimiento cognitivo de personas con problemas
de memoria. Por otro lado, los adultos que hacen ejercicio regularmente parecen
estar menos afectados por la enfermedad de Alzheimer.
Entrenamiento
mental
Varios estudios prospectivos recientes han
demostrado que las personas que participan en actividades mentales estimulantes
de forma regular (lectura, aprendizaje, juegos de memoria, etc.),
independientemente de su edad, tienen menos probabilidades de padecer demencia.
En efecto, tener una mente activa durante
toda la vida promueve el mantenimiento y el crecimiento de las conexiones entre
las neuronas, lo que retrasaría la demencia. Además, se cree que un alto nivel
de educación ayuda a que sea más fácil pasar las pruebas cognitivas utilizadas
para diagnosticar la enfermedad de Alzheimer. Esto permitiría compensar por más
tiempo los efectos de la enfermedad.
Varios ensayos en curso intentan evaluar los
efectos del entrenamiento mental regular en personas con la aparición de la
enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, parece que los efectos de este tipo de
ejercicio son menos marcados cuando ya ha empezado el deterioro cognitivo.
Mejorar la reserva
cognitiva para retrasar los síntomas
Se ha demostrado que la enfermedad de
Alzheimer progresa más lentamente en personas con niveles más altos de educación
superior y entre quienes mantienen la actividad intelectual a lo largo de sus
vidas, incluidos juegos de crucigramas y bridge, lectura, aprendizaje de idiomas, memorización de
canciones o poemas, etc. Este efecto protector probablemente se relaciona con
el hecho de que estas personas logran compensar mejor las dificultades intelectuales
causadas por la enfermedad.
La actividad intelectual ayudaría a mantener
muchas conexiones entre las neuronas, creando una 'reserva cognitiva' a la que
los pacientes pueden recurrir cuando se sienten los primeros síntomas de la enfermedad de Alzheimer.
Numerosos
estudios determinan que estas actividades son un ejercicio para las
funciones cerebrales y la memoria, por lo que podrían ser claves en la prevención del alzhéimer.
Entre las actividades recomendadas por los
expertos:
* Hablar varios idiomas.
* Tocar instrumentos musicales.
* Leer con frecuencia.
* Estudiar una carrera.
* Tener más actividad social.
* Retarse con juegos intelectuales como
ajedrez, crucigramas, rompecabezas, sudokus y todo tipo de juegos para pensar.
La dieta “MIND”
La prevención de enfermedad por la alimentación. En septiembre de 2015, un equipo de investigadores de los Estados Unidos publicó un estudio sobre una nueva dieta que reduciría significativamente el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer: MIND Diet Associated with Reduced Incidence of Alzheimer’s Disease. Alzheimer’s & Dementia, publicado en The Journal of the Alzheimer's Association. Esta es la dieta MIND.
Los investigadores se divirtieron haciendo un
juego de palabras con el nombre de esta dieta ('mind' es 'mente' en inglés). De
hecho, MIND significa Mediterranean-Dash
Intervention for Neurodegenerative Delay.
Les principios
básicos de la dieta MIND
Las recomendaciones de la dieta MIND se
reducen a favorecer a ciertos alimentos y evitar, o reducir el consumo de
otros. Aquí no se trata de restricciones draconianas o una dieta imposible de
seguir. Más bien, es el sentido común el que se aplica y se demuestra mediante
estudios científicos.
Además, la Dieta MIND está clasificada por
expertos en nutrición y medicina entre las mejores dietas y entre las que son
más fáciles de seguir.
Alimentos incluidos en la dieta MIND
* Aceite de oliva: todos los días
* Vegetales de hoja verde (col, espinacas y
ensalada verde): al menos 1 porción/día
* Las demás hortalizas: al menos 1
porción/día
* Cereales integrales, al menos 3
porciones/día
* Frutos secos (nueces, almendras…): al menos
5 porciones/semana
* Frutillas (fresas, arándanos, frambuesas…):
al menos 2 porciones/semana
* Aves de corral (pollo, pavo): al menos 2
porciones/semana
* Pescado: al menos 1 porción/semana.
Alimentos a evitar
* Carne roja: Máximo 4 porciones/semana
* Mantequilla y margarina: Máximo 1 cucharada/día
* Queso: Máximo 1x/semana
* Dulces y pasteles: Máximo 5x/semana
* Comida rápida (alimentos fritos, pizza…): Máximo
1x/semana.
Las frutas tienen un lugar completo en la
dieta mediterránea. Solas, como ensalada o compota, son una fuente de vitaminas
y minerales que previenen la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, algunas son
más protectoras que otras como la granada, fresa y uva negra.
La granada contiene una molécula llamada elagitanina, la cual, a través de la flora
intestinal se convertiría en urolitinas con un efecto neuroprotector y
anti-inflamatorio. La fresa es rica en fisetina, un flavonoide que ayuda a
limitar la pérdida de memoria. En cuanto a las uvas, contienen un antioxidante
llamado resveratrol que previene los síntomas de la enfermedad.
Se recomienda consumir las bayas dos veces
por semana para prevenir la enfermedad de Alzheimer gracias a sus altos niveles
de vitaminas y minerales.
En resumen, se debe: Comer alimentos reales,
poco o nada procesados, variados, especialmente frutas y verduras coloridas,
nueces, legumbres y cereales integrales, con el objetivo de placer y saciedad.
Sazonar con buenos aceites de oliva y canola. Comer también pescado graso y
carnes magras (especialmente aves de corral).
El aceite de coco podría prevenir o tratar la enfermedad de Alzheimer
El Alzheimer es una enfermedad neuro-degenerativa caracterizada por la incapacidad del cerebro para metabolizar la glucosa en la sangre, lo cual conduce gradualmente a la destrucción de sus neuronas. Las células nerviosas en el cerebro de las personas que padecen la enfermedad de Alzheimer no pueden usar la glucosa para producir energía.
Según estudios recientes, la insulina no solo es producida por el páncreas, sino también por el cerebro, que produce su propia insulina, lo que permite que las neuronas absorban la glucosa.
La principal fuente de energía del cerebro es la glucosa. En caso de resistencia a la insulina en el cerebro, la glucosa ya no se absorbe. Como las neuronas ya no funcionan, estas células finalmente se apagan y las conexiones que las conectan se deterioran con el tiempo.
No obstante, existe un combustible alternativo. Nuestro cuerpo produce cetonas – moléculas derivadas de la descomposición de la grasa corporal – cuando transforma la grasa en energía. Pero nuestro hígado también es capaz de producir cetonas a partir de ciertas grasas alimenticias, los triglicéridos de cadena media (MCT).
Estudios recientes sugieren que algunos alimentos y productos orgánicos pueden prevenir estados de demencia como el Alzheimer. Entre los productos alimenticios naturales, el aceite de coco es el más rico en MTC y, por lo tanto, es el alimento con mayor probabilidad de producir suficientes cetonas y suficiente energía para alimentar el cerebro.
Las cetonas pueden ayudar a compensar la deficiencia del cerebro para fabricar su energía. Pueden cruzar fácilmente las paredes de los vasos y liberarse en el torrente sanguíneo para ser transportadas directamente al cerebro. Entonces pueden unirse a las neuronas, donde entran sin la necesidad de insulina. Luego se pueden quemar en lugar de glucosa para producir la energía celular.
Los pacientes que padecen la enfermedad de Alzheimer tienen una resistencia muy característica a la insulina, y es aquí que el aceite de coco ofrece una solución alternativa muy interesante. Dos tercios de las personas que han probado este método han visto mejoras en su memoria y comportamiento. Los efectos no son los mismos en todos los individuos, el nivel de tolerancia al aceite de coco varía de un individuo a otro.
Consejos para una cura con aceite de coco
Para obtener mejores resultados, los expertos sugieren aceite de coco extra virgen, no hidrogenado, prensado en frío.
Un tratamiento de aceite de coco o MTC debe comenzar con dosis bajas y tomarlo sistemáticamente durante las comidas para facilitar su digestión. Tomará varias semanas antes de alcanzar el consumo recomendado de 4 cucharadas a seis cucharadas por día, dependiendo del tamaño de la persona, de 40 a 60 gramos de triglicéridos de cadena media distribuidos en dos a cuatro comidas.

Se recomienda la absorción por la mañana por razones digestivas, ya que toma un mínimo de tres horas para que el aceite se convierta en cetonas y llegue al cerebro.
El aceite de coco puede causar trastornos digestivos (diarrea) en las personas que no están acostumbradas a ello. Se debe comenzar con pequeñas cantidades, siempre mezcladas con alimentos, durante la comida, y aumentar gradualmente las dosis.
Un estudio reciente de la Universidad de Oxford sugirió que, aunque los beneficios del aceite de coco pueden ser temporales, los pacientes con Alzheimer y demencia han visto beneficios a corto plazo luego de utilizarlo. Esta investigación apoya la teoría de las cetonas de la Dra. Mary Newport.
El aceite de coco no puede curar la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, podría ayudar a prevenirla. No obstante, ya se ha verificado que el aceite de coco mejora los procesos cognitivos de las personas con demencia. Cabe señalar, sin embargo, que sus efectos son a corto plazo.
El aceite de coco podría prevenir o tratar la enfermedad de Alzheimer
El Alzheimer es una enfermedad neuro-degenerativa caracterizada por la incapacidad del cerebro para metabolizar la glucosa en la sangre, lo cual conduce gradualmente a la destrucción de sus neuronas. Las células nerviosas en el cerebro de las personas que padecen la enfermedad de Alzheimer no pueden usar la glucosa para producir energía.

La principal fuente de energía del cerebro es la glucosa. En caso de resistencia a la insulina en el cerebro, la glucosa ya no se absorbe. Como las neuronas ya no funcionan, estas células finalmente se apagan y las conexiones que las conectan se deterioran con el tiempo.
No obstante, existe un combustible alternativo. Nuestro cuerpo produce cetonas – moléculas derivadas de la descomposición de la grasa corporal – cuando transforma la grasa en energía. Pero nuestro hígado también es capaz de producir cetonas a partir de ciertas grasas alimenticias, los triglicéridos de cadena media (MCT).
Estudios recientes sugieren que algunos alimentos y productos orgánicos pueden prevenir estados de demencia como el Alzheimer. Entre los productos alimenticios naturales, el aceite de coco es el más rico en MTC y, por lo tanto, es el alimento con mayor probabilidad de producir suficientes cetonas y suficiente energía para alimentar el cerebro.
Las cetonas pueden ayudar a compensar la deficiencia del cerebro para fabricar su energía. Pueden cruzar fácilmente las paredes de los vasos y liberarse en el torrente sanguíneo para ser transportadas directamente al cerebro. Entonces pueden unirse a las neuronas, donde entran sin la necesidad de insulina. Luego se pueden quemar en lugar de glucosa para producir la energía celular.
Los pacientes que padecen la enfermedad de Alzheimer tienen una resistencia muy característica a la insulina, y es aquí que el aceite de coco ofrece una solución alternativa muy interesante. Dos tercios de las personas que han probado este método han visto mejoras en su memoria y comportamiento. Los efectos no son los mismos en todos los individuos, el nivel de tolerancia al aceite de coco varía de un individuo a otro.
Consejos para una cura con aceite de coco
Para obtener mejores resultados, los expertos sugieren aceite de coco extra virgen, no hidrogenado, prensado en frío.
Un tratamiento de aceite de coco o MTC debe comenzar con dosis bajas y tomarlo sistemáticamente durante las comidas para facilitar su digestión. Tomará varias semanas antes de alcanzar el consumo recomendado de 4 cucharadas a seis cucharadas por día, dependiendo del tamaño de la persona, de 40 a 60 gramos de triglicéridos de cadena media distribuidos en dos a cuatro comidas.

Se recomienda la absorción por la mañana por razones digestivas, ya que toma un mínimo de tres horas para que el aceite se convierta en cetonas y llegue al cerebro.
El aceite de coco puede causar trastornos digestivos (diarrea) en las personas que no están acostumbradas a ello. Se debe comenzar con pequeñas cantidades, siempre mezcladas con alimentos, durante la comida, y aumentar gradualmente las dosis.
Un estudio reciente de la Universidad de Oxford sugirió que, aunque los beneficios del aceite de coco pueden ser temporales, los pacientes con Alzheimer y demencia han visto beneficios a corto plazo luego de utilizarlo. Esta investigación apoya la teoría de las cetonas de la Dra. Mary Newport.
El aceite de coco no puede curar la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, podría ayudar a prevenirla. No obstante, ya se ha verificado que el aceite de coco mejora los procesos cognitivos de las personas con demencia. Cabe señalar, sin embargo, que sus efectos son a corto plazo.
La esperanza de un
diagnóstico temprano
Muchas investigaciones están en marcha en
todo el mundo para crear herramientas para diagnosticar la enfermedad en una
etapa más temprana, cuando la pérdida de memoria es leve o incluso antes de la
aparición de los síntomas. De hecho, la enfermedad se establece insidiosamente
antes de que aparezcan los síntomas de la demencia. Varias pruebas, todavía
experimentales, muestran que es posible obtener un diagnóstico temprano:
pruebas de memoria, pruebas de imágenes cerebrales o análisis de sangre o del líquido
cefalorraquídeo.
Advertencia. No es porque uno olvide sus
llaves, una cita o el nombre de una persona, se tiene la enfermedad de Alzheimer.
Estos olvidos ocasionales son normales a cualquier edad y generalmente están
relacionados con la falta de atención. Si son frecuentes, pueden enmascarar un
estado depresivo o ansioso. Solo las pruebas realizadas por un médico pueden
determinar si uno padece un real trastorno de la memoria. A menudo, son los
miembros de la familia quienes se preocupan por sus seres queridos y piden una
consulta.
Dado que hay predisposiciones genéticas a la enfermedad de Alzheimer, algunas personas
desean retrasar el inicio de la enfermedad. Es muy posible que al retrasar este inicio, un
individuo pueda vivir totalmente el resto de su vida sin sufrir los síntomas que causa esta enfermedad.
Ver :
La microglía
El cerebro envejece? Las neuronas continúan generándose
Deterioro cognitivo leve
Prevenir la pérdida de memoria
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Prevenir la pérdida de memoria
Microbiota intestinal y salud
El papel del cerebro y de la microbiota en las enfermedades autoinmunes
Alimentos perjudiciales para el cerebro
El tabaco afecta al cerebro
El cerebro es el órgano que más energía consume
Neuronas y glucosa
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Cúrcuma – propiedades y beneficios
La mejor dieta para el cerebro
Alimentos alcalinos y ácidos
Actividades para ejercitar el cerebro
La lectura estimula la actividad cerebral y fortalece las conexiones neuronales
El ejercicio físico mejora el funcionamiento del cerebro
La práctica del Tai Chi mejora la salud del cerebro
Alzheimer – últimas investigaciones
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