septiembre 27, 2020

Parálisis Cerebral Infantil – 2




Causas y factores de riesgo

La parálisis cerebral infantil (PCI) es causada por el desarrollo anormal del cerebro o daño al cerebro en desarrollo que afecta la capacidad del niño para controlar sus músculos. Hay varias causas posibles del desarrollo anormal o del daño al cerebro.


Antes se pensaba que la causa principal cerebral era falta de oxígeno durante el proceso de parto. Pero ahora los científicos creen que esto causa solo una pequeña cantidad de los casos.

El daño al cerebro que provoca parálisis cerebral infantil puede ocurrir antes del nacimiento, durante el parto, dentro del primer mes de vida o durante los primeros años de vida del niño, cuando su cerebro todavía se está desarrollando.

Parálisis cerebral infantil congénita

La parálisis cerebral relacionada con daño cerebral que ocurre antes del nacimiento se llama parálisis cerebral infantil congénita. La mayoría de los casos de parálisis cerebral (85-90 %) son congénitos. Sin embargo, no se sabe qué la causa en muchos de ellos.

Factores de riesgo de parálisis cerebral congénita

Estos factores aumentan las probabilidades de que un niño presente parálisis cerebral. Es importante recordar que tener uno de estos factores de riesgo no significa que el niño tendrá parálisis cerebral.

* Peso bajo al nacer. Los bebés que pesan menos de 5½ libras (2500 gramos) al nacer, y especialmente los que pesan menos de 3 libras 5 onzas (1500 gramos) están en mayor riesgo de presentar parálisis cerebral.

* Nacimiento prematuro. Los bebés que nacieron antes de la semana 37 de embarazo, especialmente si nacieron antes de la semana 32, están en mayor riesgo de presentar parálisis cerebral. Los cuidados intensivos para los bebés prematuros han mejorado mucho en las últimas décadas. Los bebés que nacen mucho antes de tiempo tienen ahora muchas más probabilidades de vivir; sin embargo, muchos tienen problemas médicos que pueden ponerlos en riesgo de presentar parálisis cerebral.

* Parto múltiple. Los gemelos o trillizos y los bebés que nacen de otros partos múltiples están en mayor riesgo de presentar parálisis cerebral, especialmente si muere el gemelo o uno de los trillizos antes o poco después de nacer. Parte, pero no todo este aumento en el riesgo se debe al hecho de que los bebés de embarazos múltiples frecuentemente nacen antes de tiempo o con bajo peso.

* Tratamiento para la infertilidad por medio de tecnología de reproducción asistida (ART, por sus siglas en inglés). Los bebés que nacen como resultado del uso de algunos tratamientos para la infertilidad están en mayor riesgo de presentar parálisis cerebral. Este aumento en el riesgo se debe mayormente a partos prematuros, múltiples, o ambos, porque son más comunes entre los bebés concebidos mediante el uso de tratamientos para la infertilidad con ART.

* Infecciones durante el embarazo. Las infecciones pueden provocar un aumento de ciertas proteínas llamadas citocinas que circulan en el cerebro y la sangre del bebé durante el embarazo. Las citocinas causan inflamación, lo cual puede dañar el cerebro del bebé. También puede producirse este problema si la madre tiene fiebre durante el embarazo o el parto. Algunos tipos de infección que se han vinculado a la parálisis cerebral infantil incluyen infecciones virales, como la varicela, la rubéola y el citomegalovirus (CMV), e infecciones bacterianas, como las infecciones de la placenta o de las membranas fetales, o las infecciones pélvicas maternas.

* Ictericia y kernícterus. La ictericia es el tono amarillento que se ve en la piel de muchos recién nacidos. Se presenta cuando se acumula una sustancia química llamada bilirrubina en la sangre del bebé. Cuando se acumula demasiada bilirrubina en el cuerpo de un recién nacido, la piel y el blanco de los ojos pueden adquirir un color amarillento. Esta coloración amarillenta recibe el nombre de ictericia. Cuando la ictericia grave se deja sin tratar durante demasiado tiempo, puede provocar una afección llamada kernícterus. Esto puede causar parálisis cerebral y otras afecciones. A veces, el kernícterus es causado porque el grupo AB0 o el factor Rh de la sangre de la madre y el bebé son diferentes. Esto hace que los glóbulos rojos de la sangre del bebé se descompongan demasiado rápido y provoquen ictericia grave.

* Afecciones de la madre. Las madres con problemas de tiroides, discapacidad intelectual o convulsiones tienen un riesgo ligeramente mayor de tener un hijo con parálisis cerebral.

* Complicaciones durante el parto. El desprendimiento de la placenta, la rotura del útero o los problemas con el cordón umbilical durante el parto pueden interrumpir el suministro de oxígeno al bebé y provocar parálisis cerebral.


Parálisis cerebral infantil adquirida


En un pequeño porcentaje de casos de parálisis cerebral la causa es daño cerebral ocurrido más de 28 días después del parto. Esto se llama parálisis cerebral infantil adquirida y por lo general se asocia a una infección (como meningitis) o a una lesión en la cabeza.

Causas

* Infecciones del cerebro como, por ejemplo, meningitis o encefalitis durante la primera infancia.

* Lesiones. Lesiones cerebrales como, por ejemplo, lesiones a la cabeza causadas por un accidente vehicular o maltrato infantil.

* Problemas con la irrigación sanguínea al cerebro. Por ejemplo, por accidentes cerebro-vasculares o sangrados en el cerebro asociados a problemas de la coagulación, vasos sanguíneos que no se formaron adecuadamente, defectos del corazón presentes al nacer o enfermedad de células falciformes.


Factores de riesgo

Estos factores aumentan las probabilidades de que un niño presente parálisis cerebral. Es importante recordar que tener uno de estos factores de riesgo no significa que el niño tendrá parálisis cerebral.

* Los bebés están en mayor riesgo de estar en un incidente que cause daño cerebral que los niños mayores.

* Nacer prematuro o con bajo peso. Los niños prematuros o que nacen con bajo peso tienen un mayor riesgo de presentar parálisis cerebral adquirida.

* Infecciones cerebrales. No recibir ciertas vacunas aumenta el riesgo de tener infecciones cerebrales que pueden provocar parálisis cerebral.

* Las medidas de seguridad inapropiadas o la falta de supervisión adulta pueden aumentar el riesgo de lesiones que pueden causar parálisis cerebral.


Prevención de la parálisis cerebral

En muchos casos, no se sabe bien qué es lo que causa la parálisis cerebral congénita y, por consiguiente, es poco lo que se puede hacer para prevenirla. Los casos de parálisis cerebral relacionados con causas genéticas no son prevenibles. Sin embargo, se pueden tomar ciertas medidas antes y durante el embarazo, así como después del nacimiento del bebé para ayudar a reducir el riesgo de que tenga problemas del desarrollo, incluida la parálisis cerebral.

Tomar medidas para ayudar a asegurar un embarazo saludable puede ayudar a prevenir los problemas del desarrollo, incluida la parálisis cerebral. La parálisis cerebral adquirida se relaciona frecuentemente con infecciones o lesiones, y algunos de estos casos se pueden prevenir.

Antes del embarazo

* Estar lo más saludable que se pueda antes del embarazo. Asegurarse de que cualquier infección que se tenga esté tratada y cualquier afección, bajo control, idealmente antes de quedar embarazada.

* Vacunarse contra ciertas enfermedades (como la varicela y la rubéola) que podrían afectar al bebé en desarrollo. En el caso de muchas de estas vacunas, es importante recibirlas antes de quedar embarazada.

* Si se usa un tratamiento con tecnología de reproducción asistida para quedar embarazada, tener en cuenta las maneras de reducir las probabilidades de tener un embarazo múltiple (de gemelos, trillizos o más), como transferir un solo embrión a la vez.

Durante el embarazo

* Informarse sobre cómo tener un embarazo saludable.

*Recibir atención prenatal en forma temprana y con regularidad, tanto para la salud materna como para la salud del bebé en desarrollo.

* Lavarse las manos con agua y jabón frecuentemente para ayudar a reducir el riesgo de contraer infecciones que podrían afectar al bebé.

* Comunicarse con el médico si se enferma, tiene fiebre o presenta cualquier otro signo de infección durante el embarazo.

* Una vacuna contra la influenza es la mejor forma de protegerse contra infecciones graves por la influenza. La vacuna puede proteger a la mujer embarazada y al bebé en gestación, tanto antes como después del parto. Las vacunas contra la influenza no han mostrado causar daño a las mujeres embarazadas ni a sus bebés.

* Si el grupo sanguíneo de la madre es diferente al del bebé o el factor Rh es incompatible, esto puede causar ictericia y kernícterus. Las mujeres deben saber el grupo sanguíneo que tienen y hablar con el médico sobre cómo prevenir los problemas. Los médicos pueden tratar a la madre con inmunoglobulina Rho(D) (“Rhogam”) a las 28 semanas de embarazo y nuevamente poco después del parto para prevenir el kernícterus.

* Hablar con el médico sobre cómo prevenir problemas si existe riesgo de tener un parto prematuro. Las investigaciones han mostrado que tomar sulfato de magnesio antes de un parto prematuro reduce el riesgo de parálisis cerebral en los bebés que sobreviven.

Después de que nazca el bebé

* Informarse sobre cómo ayudar a que el bebé se mantenga seguro y sano después de nacer.

* A cualquier bebé le puede dar ictericia. La ictericia grave que no se trata, puede causar un daño cerebral llamado kernícterus. El kernícterus es una de las causas de parálisis cerebral potencialmente prevenibles. Para determinar si el bebé tiene ictericia, se lo debe examinar en el hospital y nuevamente dentro de las 48 horas de haber salido del hospital. Preguntar al médico o enfermera sobre la prueba de bilirrubina para detectar la ictericia. Además, se pueden tomar medidas para prevenir el kernícterus causado por la incompatibilidad entre el factor Rh de la madre y el bebé.

* Asegurarse de que el bebé esté vacunado contra las infecciones que pueden causar meningitis y encefalitis, incluidas la Haemophilus influenzae tipo B (vacuna contra Hib) y el Streptococcus pneumoniae (vacuna antineumocócica).

* Tomar medidas para prevenir las lesiones:

 En el automóvil, sujetar al niño en un asiento de seguridad para bebés o niños, en un asiento elevado o con el cinturón de seguridad (de acuerdo con su estatura, peso y edad).

 Verificar que las áreas de estar de la casa sean más seguras para niños; instalar rejas en las ventanas para evitar que los niños pequeños se caigan de las ventanas abiertas y colocar rejas de seguridad en la parte superior e inferior de las escaleras.

 Asegurarse de que el suelo del patio de juegos del niño esté hecho de un material amortiguador, como virutas de madera o arena.

 Supervisar a los niños pequeños en todo momento alrededor de las bañeras, las piscinas (grandes y pequeñas) y los cuerpos de agua naturales. Los adultos que estén supervisando a los niños cerca de agua deben evitar las actividades que causen distracciones como usar una computadora o dispositivo portátil, leer o hablar por teléfono.

 Asegurarse de que el niño use siempre casco para las actividades como andar en bicicleta.

 Nunca golpear, sacudir, arrojar ni lastimar a un niño.


Diagnóstico

Los signos y síntomas de la parálisis cerebral pueden hacerse más evidentes con el tiempo, por lo que es posible que no se pueda diagnosticar hasta algunos meses después del nacimiento.

Si el médico de familia o pediatra sospechan que el niño tiene parálisis cerebral, él evaluará los signos y síntomas del niño, vigilará su crecimiento y desarrollo, revisará su historial médico y realizará un examen físico. El médico podría referir a un especialista capacitado en el tratamiento de niños con afecciones cerebrales y del sistema nervioso (neurólogo-pediatra, especialista en medicina física pediátrica y rehabilitación, o especialista en desarrollo infantil).

El médico también podría pedir una serie de pruebas para hacer un diagnóstico y descartar otras causas posibles.

Estudios del cerebro

Las tecnologías de imágenes cerebrales pueden revelar áreas de daño o desarrollo anormal en el cerebro. Estas pruebas pueden incluir las siguientes:

Resonancia magnética. Una resonancia magnética utiliza ondas de radio y un campo magnético para producir imágenes detalladas en 3D o transversales del cerebro del niño. Mediante una resonancia magnética, a menudo se pueden identificar lesiones o anormalidades en su cerebro.

Este examen no produce dolor, pero es ruidoso y puede tardar hasta una hora en completarse. Es probable que al niño le den un sedante o anestesia general suave con anticipación.

Ecografía craneal. Se puede realizar durante la infancia. Una ecografía craneal utiliza ondas sonoras de alta frecuencia para producir imágenes del cerebro. Una ecografía no produce una imagen detallada, pero puede usarse porque proporciona una evaluación preliminar valiosa del cerebro en forma rápida y barata.

Electroencefalograma (EEG). Si se sospecha que el niño tiene convulsiones, un EEG puede evaluar la afección más a fondo. Se pueden presentar convulsiones en un niño con epilepsia. En una prueba de EEG, una serie de electrodos se conectan al cuero cabelludo del niño.

El EEG registra la actividad eléctrica de su cerebro. Es común que haya cambios en los patrones normales de ondas cerebrales en la epilepsia.

Análisis de laboratorio. Los exámenes de sangre, orina o piel se pueden utilizar para detectar problemas genéticos o metabólicos.

Pruebas adicionales. Si al niño se le diagnostica parálisis cerebral, es probable que lo remitan a especialistas para que lo examinen en busca de otras afecciones a menudo asociadas con el trastorno. Estas pruebas pueden identificar problemas con lo siguiente:

Visión
Audición
Habla
Cognición
Desarrollo
Movimiento
Parálisis cerebral infantil
Análisis genéticos
* Ecografía


Tratamiento

Los niños y adultos con parálisis cerebral requieren cuidados a largo plazo con un equipo médico. Además de un pediatra o fisiatra y posiblemente un neurólogo pediátrico para supervisar la atención médica del niño, el equipo podría incluir una variedad de terapeutas y especialistas en salud mental.

Medicamentos

Los medicamentos que pueden disminuir la tensión muscular pueden usarse para mejorar las capacidades funcionales, tratar el dolor y controlar las complicaciones relacionadas con la espasticidad (músculos permanentemente contraídos) u otros síntomas de parálisis cerebral.

Inyecciones musculares o nerviosas. Para tratar la tensión de un músculo específico, el médico podría recomendar inyecciones de toxina botulinum tipo A (Botox, Dysport) u otro agente. El niño necesitará inyecciones aproximadamente cada tres meses. Los efectos secundarios pueden incluir dolor en el lugar de la inyección y síntomas leves similares a los de la gripe. Otros efectos secundarios más graves incluyen dificultad para respirar y tragar.

Relajantes musculares orales. Los medicamentos como diazepam (Valium), dantroleno (Dantrium), baclofeno (Gablofen, Lioresal) y tizanidina (Zanaflex) se utilizan a menudo para relajar los músculos.

El diazepam conlleva cierto riesgo de dependencia, por lo que no se recomienda su uso a largo plazo. Los efectos secundarios de estos medicamentos incluyen somnolencia, cambios en la presión arterial y riesgo de daño hepático que requiere monitoreo.

En algunos casos, el baclofeno se bombea en la médula espinal con un tubo. La bomba se coloca quirúrgicamente debajo de la piel del abdomen.

Al niño también se le pueden recetar medicamentos para reducir el babeo, posiblemente inyecciones de Botox en las glándulas salivales.

Terapias

Una variedad de terapias desempeñan un papel importante en el tratamiento de la parálisis cerebral:


Fisioterapia. El entrenamiento muscular y los ejercicios pueden ayudar a la fuerza, la flexibilidad, el equilibrio, el desarrollo motor y la movilidad del niño. También se aprenderá a cuidar con seguridad de las necesidades diarias del niño en casa, como bañarlo y alimentarlo.

Terapia ocupacional. Los terapeutas ocupacionales trabajan para ayudar al niño a obtener independencia en las actividades y rutinas diarias en el hogar, la escuela y la comunidad. El equipo de adaptación recomendado para el niño puede incluir andadores, bastones cuádruples, sistemas de asiento o sillas de ruedas eléctricas.

Durante los primeros uno o dos años después del nacimiento, tanto los fisioterapeutas como los terapeutas ocupacionales brindan apoyo en temas como el control de la cabeza y el tronco, el balanceo y el agarre. Más tarde, ambos tipos de terapeutas participan en las evaluaciones de sillas de ruedas.

Se pueden recomendar aparatos ortopédicos o férulas para que el niño ayude con la función, como caminar mejor y estirar los músculos rígidos.

Terapia del habla y del lenguaje. Los patólogos del habla y el lenguaje pueden ayudar a mejorar la capacidad del niño para hablar con claridad o para comunicarse usando el lenguaje de señas. También pueden enseñar el uso de dispositivos de comunicación, como una computadora y un sintetizador de voz, si la comunicación es difícil. Los terapeutas del habla también pueden tratar las dificultades para comer y tragar.

Terapia recreativa. Algunos niños se benefician de actividades deportivas recreativas o competitivas regulares o de adaptación, como la equitación terapéutica o el esquí. Este tipo de terapia puede ayudar a mejorar las habilidades motoras, el habla y el bienestar emocional del niño.

Procedimientos quirúrgicos

La cirugía puede ser necesaria para disminuir la tensión muscular o corregir anomalías óseas causadas por la espasticidad. Estos tratamientos comprenden lo siguiente:

Cirugía ortopédica. Los niños con contracturas o deformidades graves pueden necesitar cirugía en los huesos o las articulaciones para colocar sus brazos, caderas o piernas en sus posiciones correctas.

Los procedimientos quirúrgicos también pueden alargar los músculos y tendones que se acortan por contracturas. Estas correcciones pueden disminuir el dolor y mejorar la movilidad. Los procedimientos también pueden facilitar el uso de un andador, aparatos ortopédicos o muletas.

Corte de fibras nerviosas (rizotomía dorsal selectiva). En algunos casos graves, cuando otros tratamientos no han ayudado, los cirujanos pueden cortar los nervios que sirven a los músculos espásticos en un procedimiento llamado rizotomía dorsal selectiva. Esto relaja el músculo y reduce el dolor, pero puede causar entumecimiento.

Medicina alternativa

Algunos niños y adolescentes con parálisis cerebral utilizan alguna forma de medicina complementaria o alternativa. Estas terapias no son aceptadas en la práctica clínica.

Por ejemplo, la oxigenoterapia hiperbárica se promueve ampliamente para el tratamiento de la parálisis cerebral a pesar de las pruebas limitadas de beneficios. Los ensayos clínicos controlados que incluyen terapias como la oxigenoterapia hiperbárica, el entrenamiento con ejercicios de resistencia utilizando ropa especial, la realización de movimientos asistidos en niños y ciertas formas de estimulación eléctrica no han sido concluyentes o no han mostrado beneficios hasta la fecha.

La terapia con células madre se está explorando como un enfoque de tratamiento para la parálisis cerebral, pero la investigación todavía está evaluando si es segura y efectiva.


Estrategias de afrontamiento y apoyo

Cuando a un niño se le diagnostica una afección discapacitante, toda la familia se enfrenta a nuevos desafíos. Aquí hay algunos consejos para cuidar al niño y cuidarse a si mismo:

Fomentar la independencia del niño. Fomentar cualquier esfuerzo de independencia, no importa cuán pequeño sea.

Ser un defensor del niño. Se es una parte importante del equipo de atención médica del niño. No tener miedo de hablar en nombre del niño o de hacerles preguntas difíciles a sus médicos, terapeutas y maestros.

Procurar apoyo. Un círculo de apoyo puede hacer una gran diferencia para ayudar a la madre y a su familia a lidiar con la parálisis cerebral y sus efectos. Como madre, se podría sentir pena y culpa por la discapacidad del niño.

El médico puede ayudar a localizar grupos de apoyo, organizaciones y servicios de asesoramiento en la comunidad. El niño también podría beneficiarse de los programas de apoyo familiar, programas escolares y asesoramiento.