noviembre 30, 2020

Los Terribles Efectos del Sufrimiento Infantil en el Cerebro de los Niños



Los problemas y conflictos de la infancia no siempre quedan enterrados en el pasado. Muchas de esas experiencias dejan una huella profunda en el desarrollo emocional de los niños y en sus relaciones con quienes les rodean. Sin embargo, lo que no se conocía hasta hace poco es que el sufrimiento infantil también puede afectar el desarrollo cognitivo y el volumen cerebral de los niños.

El sufrimiento encoge el cerebro de los niños para siempre

Según un estudio realizado por la investigadora Nuria Mackes, junto a un grupo de científicos del Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia del King's College de Londres, cuyos resultados se publicaron en PNAS de enero 2020, se muestra una reducción media del volumen total del cerebro en niños rescatados de los orfanatos de la Rumanía del dictador Ceausescu. Título original del estudio : “Early childhood deprivation is associated with alterations in adult brain structure despite subsequent environmental enrichment”.

En la investigación se analizó el cerebro de niños huérfanos que vivieron años de privaciones en una institución estatal antes de ser adoptados, y se encontró que esas vivencias afectaron su estructura cerebral.

Para llegar a estos resultados, los investigadores analizaron el cerebro de 67 niños rumanos adoptados en Reino Unido que fueron sometidos a privaciones durante su estancia en orfanatos rumanos y de 21 niños ingleses adoptados en Reino Unido que no estuvieron sometidos a esas condiciones tan difíciles durante su estancia en los orfanatos.

Tras considerar diversos factores ambientales y genéticos, los resultados mostraron que los niños rumanos que vivieron experiencias difíciles durante su estancia en el orfanato tenían volúmenes cerebrales sustancialmente más pequeños que el resto de niños, sobre todo en el área frontal y prefrontal. Asimismo, presentaron coeficientes de inteligencia más bajos y síntomas de trastorno por déficit de atención e hiperactividad, probablemente relacionado con la reducción del volumen cerebral.

Los resultados del estudio muestran una reducción media del volumen total del cerebro del 8,57% aún hoy, cuando la mayoría ha superado los 20 años de edad o está cerca de hacerlo. Además, la investigación señala que el grado de reducción depende de la cantidad de sufrimiento. Por cada mes de más pasado en aquellos orfanatos, los chicos ya adultos tienen entre dos y tres centímetros cúbicos menos de masa cerebral. Más allá del menor volumen cerebral total, también se ven cambios en el volumen y grosor de diversas áreas del cerebro. Y eso que, nada más llegar a sus nuevas familias, sus condiciones materiales, emocionales y psicológicas fueron normales.

Para la investigadora Mackes, su nuevo trabajo ayuda a mostrar la base física de todo esto : la demostración de estos efectos tan profundos de las privaciones en el tamaño cerebral y la conexión de estas diferencias con un menor cociente intelectual y mayores síntomas del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) ofrece algunas de las pruebas más consistentes de la base neuro-biológica de los problemas provocados por el sufrimiento.

Estudio ERA – English and Romanian Adoptees

Estos niños son una sub-muestra de una mayor que se viene estudiando desde que pisaron suelo británico dentro del llamado estudio ERA. En este seguimiento, fueron revisados al llegar, a los 4-6 años, a los 11-15 años y, en 2017, cuando ya tenían entre 22 y 25 años.

Los resultados de todo este tiempo están recogidos en el artículo “Trayectorias del desarrollo neurológico y de la salud mental de niño a adulto después de la privación en la vida temprana: el seguimiento de adultos jóvenes del estudio longitudinal de adoptados en inglés y rumano”, publicado en la revista médica The Lancet de febrero 2017. Título original : “Child-to-adult neurodevelopmental and mental health trajectories after early life deprivation: the young adult follow-up of the longitudinal English and Romanian Adoptees study”.

En la primera revisión, los pequeños que habían estado menos de seis meses en un orfanato rumano ya no se distinguían de los adoptados de origen británico. Pero los que pasaron más tiempo presentaban menores habilidades cognitivas y sociales. Las diferencias se mantuvieron en la siguiente revisión. Ya de adultos, el retraso cognitivo ha desaparecido, pero han surgido otros problemas.

El principal autor del estudio, Edmund Sonuga-Burke, explica que se ven efectos tanto en ansiedad y depresión que no estaban presentes en la infancia, es como si los jóvenes que tuvieron otras dificultades relacionadas con la privación cuando eran niños desarrollaran estos problemas emocionales y parece estar relacionado con dificultades para encontrar empleo o hacer amigos.

Análisis adicional del Estudio de adopción chino británico (BCAS) : Eventos y experiencias de la vida adulta después de la adopción internacional

La investigadora Maggie Grant de la Universidad de Stirling (Reino Unido) publicó una revisión del estudio BCAS en Elsevier de agosto 2018. Título original : “Further analysis of the British Chinese Adoption Study (BCAS): Adult life events and experiences after international adoption”.

Aunque no hay muchos experimentos como el del estudio ERA, sí hay algunas investigaciones similares que ayudan a desentrañar las causas de un impacto tan duradero de la adversidad. Es el caso del British Chinese Adoption Study (BCAS), realizado con un centenar de niñas de Hong Kong adoptadas en los años 60 por familias británicas. Las instituciones de la antigua colonia británica no eran el horror de los orfanatos rumanos y eso se ha notado: la mayoría de las ya mujeres muestra pocas dificultades en la actualidad.

Es muy posible que los distintos entornos de los orfanatos expliquen, al menos en parte, los resultados diferentes de los participantes en el estudio ERA y las mujeres de la investigación BCAS.

Según la investigadora, aunque ambos estudios señalan cierta recuperación ante la adversidad ambiental temprana, hay que reconocer que incluso si los niños tuvieron experiencias positivas en sus familias adoptivas, las diferencias en sus primeras vivencias implican que cada niño – y ya de adulto – tendrá sus propios resultados.


Otros efectos del sufrimiento infantil en el desarrollo de los niños

Reducción del volumen de materia gris cortical prefrontal en adultos jóvenes expuestos a castigos corporales severos

Una investigación realizada en la Universidad de Harvard y publicada en Neuroimage de agosto 2009, cuyo objetivo fue investigar si el castigo corporal severo se asoció con alteraciones discernibles en el volumen de materia gris. Título original : “Reduced prefrontal cortical gray matter volume in young adults exposed to harsh corporal punishment”.

El castigo corporal severo (HCP) durante la infancia es un factor estresante crónico del desarrollo asociado con la depresión, la agresión y las conductas adictivas. La exposición a factores estresantes traumáticos, como el abuso sexual, está asociada con la alteración de la estructura cerebral, pero no se sabe nada sobre las posibles consecuencias neurobiológicas del HCP. El objetivo de este estudio fue investigar si el HCP se asoció con alteraciones discernibles en el volumen de materia gris utilizando morfometría basada en voxel.

Se sometieron a un escáner cerebral a 1.455 jóvenes con edades comprendidas entre los 18 y 25 años que habían recibido al menos un castigo físico al mes durante más de tres años, y también se encontró cambios en el volumen de su materia gris.

Básicamente, los niños que recibían más castigos físicos tenían menos materia gris en algunas zonas de la corteza prefrontal, una región relacionada con el control de impulsos y el comportamiento. Este efecto también repercutía en el desarrollo cognitivo y nivel intelectual de estos pequeños a largo plazo. Es decir, a más castigos y sufrimiento durante la infancia, mayor deficiencia cognitiva en la niñez y adolescencia.

Exponer a los niños a HCP severo puede tener efectos perjudiciales en las trayectorias del desarrollo del cerebro. Sin embargo, también es concebible que las diferencias en el desarrollo cortical prefrontal puedan aumentar el riesgo de exposición al HCP.

Castigo corporal por madres y Desarrollo de la capacidad cognitiva de los niños : Un estudio longitudinal de dos Cohortes de edad representativas a nivel nacional

Según un estudio realizado por expertos de la Universidad de New Hampshire, publicado en Journal of Aggression, Maltreatment & Trauma en julio 2009, se reveló que el castigo físico en la infancia está estrechamente relacionado con el cociente intelectual. Título original : “Corporal Punishment by Mothers and Development of Children's Cognitive Ability: A Longitudinal Study of Two Nationally Representative Age Cohorts”.

En la investigación participaron más de 1.500 niños de entre 2 y 9 años. Los resultados mostraron que los niños cuyas madres les castigaban físicamente mostraban un retraso en el desarrollo de su capacidad cognitiva, sobre todo si el castigo se continuaba infringiendo más allá de los 5 años.

Problemas de comportamiento después del estrés en la vida temprana : contribuciones del hipocampo y la amígdala

En un estudio realizado por el neurocientífico Jamie Hanson, de la Universidad de Pittsburgh, publicado por Biol Psychiatry en febrero 2015, revela que el estrés en la vida temprana puede comprometer el desarrollo, con mayores niveles de adversidad vinculados a problemas de conducta.

El investigador lleva años estudiando la conexión entre situaciones de estrés en la más tierna infancia y el desarrollo de psicopatologías en la adolescencia y edad adulta. Lo ha investigado en niños abandonados, en adoptados, en los maltratados o algunos niños de la calle. Piensa que cuando el cerebro es particularmente plástico, la experiencia puede tener una gran influencia. Y la ciencia apunta a que, al principio de su desarrollo, el cerebro es más plástico y moldeable.

El estrés en la vida temprana – ELS, por sus siglas en inglés – puede comprometer el desarrollo, con mayores niveles de adversidad vinculados a problemas de conducta. Para comprender el vínculo entre estrés y desarrollo del cerebro, se ha examinado dos regiones del cerebro involucradas con el funcionamiento socio-emocional: la amígdala y el hipocampo.

Se completó un rastreo manual riguroso de la amígdala y el hipocampo en tres muestras de niños que sufrían diferentes formas de ELS – es decir, abuso físico, negligencia temprana o nivel socioeconómico bajo –. Además, también se recopilaron medidas de estrés vital acumulado basadas en entrevistas con los niños y sus padres o tutores. Estas mismas medidas también se recogieron en una cuarta muestra de niños de comparación que no habían sufrido ninguna de estas formas de ELS.

Se encontraron volúmenes de amígdala más pequeños para los niños expuestos a estas diferentes formas de ELS. También se observaron volúmenes de hipocampo más pequeños para los niños que sufrieron abuso físico o de hogares con bajo nivel socioeconómico. Los volúmenes más pequeños de la amígdala y el hipocampo también se asociaron con una mayor exposición al estrés acumulativo y también con problemas de comportamiento. Los volúmenes del hipocampo mediaron parcialmente la relación entre ELS y mayores problemas de comportamiento.

Este estudio sugiere que ELS puede moldear el desarrollo de áreas del cerebro involucradas con el procesamiento y la regulación de las emociones de manera similar. Las diferencias en la amígdala y el hipocampo pueden ser una diátesis – predisposición orgánica a padecer una enfermedad – compartida para los resultados negativos posteriores relacionados con ELS.

Esta serie de investigaciones demuestra que los niños que están más expuestos al castigo físico y/o el sufrimiento durante su infancia suelen tener un desarrollo cognitivo más lento y un cociente intelectual más bajo que sus pares que no han experimentado estas vivencias.

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La primera infancia es una etapa crucial en el desarrollo vital del ser humano. En ella se asientan todos los cimientos para los aprendizajes posteriores, ya que el crecimiento y desarrollo cerebral, resultantes de la sinergia entre un código genético y las experiencias de interacción con el ambiente, van a permitir un incomparable aprendizaje y el desarrollo de habilidades sociales, emocionales, cognitivas, senso-perceptivas y motoras, que serán la base de toda una vida.

Los estudios realizados en Neurociencias – ciencias que estudian al sistema nervioso y al cerebro –, en especial aquellas investigaciones relacionadas al proceso de desarrollo cerebral, están cambiando el diálogo acerca de la atención y educación de la primera infancia, ya que padres, educadores, organismos gubernamentales y no gubernamentales empiezan a entender que la educación, principalmente en esta etapa de la vida, desempeña un papel casi protagónico en la estructuración y funcionalidad del sistema nervioso y del cerebro.

Los primeros años de vida son esenciales para el desarrollo del ser humano ya que las experiencias tempranas perfilan la arquitectura del cerebro y diseñan el futuro comportamiento. En esta etapa, el cerebro experimenta cambios fenomenales: crece, se desarrolla y pasa por periodos sensibles para algunos aprendizajes, por lo que requiere de un entorno con experiencias significativas, estímulos multi-sensoriales, recursos físicos adecuados; pero, principalmente, necesita de un entorno potenciado por el cuidado, la responsabilidad y el afecto de un adulto comprometido.

El cuidado del ambiente físico, las caricias, las conversaciones, los juegos, el afecto y las canciones, son otros elementos presentes en la relación entre padres, educadores y niños desde el nacimiento. Las relaciones interpersonales son el eje central del desarrollo infantil, ya que los niños y niñas aprenden de los adultos habilidades emocionales, sociales, cognitivas y se adaptan al entorno. Cuanto mayor sea el conocimiento que el adulto tenga acerca del proceso de desarrollo cerebral infantil, más alta será la probabilidad de actuar favorablemente para la primera infancia. 

Los estudios internacionales revelan que una cuarta parte de todos los adultos manifiestan haber sufrido maltratos físicos de niños y 1 de cada 5 mujeres y 1 de cada 13 hombres declaran haber sufrido abusos sexuales en la infancia. Además, muchos niños son objeto de maltrato psicológico – también llamado maltrato emocional – y víctimas de desatención.

Según la OMS se calcula que cada año mueren por homicidio 41.000 menores de 15 años. Esta cifra subestima la verdadera magnitud del problema, dado que una importante proporción de las muertes debidas al maltrato infantil se atribuyen erróneamente a caídas, quemaduras, ahogamientos y otras causas.

En situaciones de conflicto armado y entre los refugiados, las niñas son especialmente vulnerables a la violencia, explotación y abusos sexuales por parte de los combatientes, fuerzas de seguridad, miembros de su comunidad, trabajadores de la asistencia humanitaria y otros.

Marco de Acción y Declaración de Dakar (2000) sobre Educación para Todos



En los últimos años, varias instituciones y países en el ámbito mundial han señalado la importancia de la atención y educación de la primera infancia para lograr el desarrollo sostenible de nuestras sociedades.

Bajo este acuerdo colectivo mundial se establecieron 6 objetivos fundamentales

1) Extender y mejorar la protección y educación integrales de la primera infancia, especialmente para los niños más vulnerables y desfavorecidos.

2) Velar por que antes del año 2015 todos los niños, y sobre todo las niñas y los niños que se encuentran en situaciones difíciles y los que pertenecen a minorías étnicas, tengan acceso a una enseñanza primaria gratuita y obligatoria de buena calidad y la terminen.

3) Velar por que sean atendidas las necesidades de aprendizaje de todos los jóvenes y adultos mediante un acceso equitativo a un aprendizaje adecuado ya programas de preparación para la vida activa.

4) Aumentar de aquí al año 2015 el número de adultos alfabetizados en un 50%, en particular tratándose de mujeres, y facilitar a todos los adultos un acceso equitativo a la educación básica y la educación permanente.

5) Suprimir las disparidades entre los géneros en la enseñanza primaria y secundaria de aquí al año 2005 y lograr antes del año 2015 la igualdad entre los géneros en relación con la educación, en particular garantizando a las niñas un acceso pleno y equitativo a una educación básica de buena calidad, así como un buen rendimiento.

6) Mejorar todos los aspectos cualitativos de la educación, garantizando los parámetros más elevados, para conseguir resultados de aprendizaje reconocidos y mensurables, especialmente en lectura, escritura, aritmética y competencias prácticas esenciales.

Respecto al primer objetivo surgió la necesidad de construir políticas que permitieran que todos los niños y niñas accedan a programas de atención y educación de calidad, en un marco de igualdad de oportunidades y de desarrollo humano. Este objetivo, a su vez, se encuentra en el marco de los derechos de los niños, establecidos en la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Niños.

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