diciembre 15, 2018

Inteligencia Fluida e Inteligencia Cristalizada





Inteligencia

Significa la capacidad para entender o comprender, la capacidad para solucionar problemas, el conocimiento, comprensión y la habilidad, la destreza y experiencia.

Cada uno de estos significados refiere a un ámbito diferenciado en el que, rutinariamente, la inteligencia desempeña un papel fundamental. Desde una óptica racional, el entendimiento y la comprensión son factores esenciales para la resolución de problemas. El modo en que los seres humanos analizamos las opciones que tenemos para hallar el mejor procedimiento hacia un resultado que desconocemos supone un alto nivel de desarrollo cognitivo. La habilidad y la destreza también son producto de la inteligencia de cada uno. La experiencia, tiene una relación bidireccional con la inteligencia: se desarrollan de forma paralela, y se retroalimentan.

También existe una categorización de las distintas clases de inteligencia, para poder comprender mejor el concepto y la manera en que nos ayuda a resolver tareas de una naturaleza tan diferente.


El psicólogo británico Raymond Cattell (1905 – 1998) estableció en 1943 una distinción entre dos tipos de inteligencias: inteligencia fluida y cristalizada. La inteligencia fluida, según Cattell, se define como la capacidad de resolver nuevos problemas, usar la lógica en situaciones nuevas e identificar patrones. Por el contrario, la inteligencia cristalizada se define como la capacidad de utilizar el conocimiento y la experiencia aprendidos.

Tercer tipo de inteligencia: la inteligencia emocional. Se considera que las emociones son algo intrínseco a nuestro comportamiento y actividad mental no patológica y que, por consiguiente, son algo que debe ser estudiado para comprender cómo somos. La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer las emociones propias y ajenas y usar esa información para guiar el pensamiento y la conducta. Gran parte de nuestras decisiones son influenciadas en mayor o menor grado por las emociones.

Inteligencia Fluida

La inteligencia fluida hace referencia a la capacidad de la persona para adaptarse y enfrentar situaciones nuevas de forma ágil, sin que el aprendizaje previo, la experiencia o el conocimiento adquirido supongan una ayuda determinante para su manifestación.

La inteligencia fluida está muy vinculada a las variables neurofisiológicas  por ejemplo, con el desarrollo de conexiones neuronales , y su influencia es más acusada puesto que su desarrollo depende en gran parte de la base genética. No ocurre lo mismo con la inteligencia cristalizada.

En este mismo sentido, se puede establecer una vinculación entre el potencial desarrollo de la inteligencia fluida y el crecimiento del niño en un ambiente enriquecedor. Vivir en un ambiente positivo y enriquecedor correlaciona con el desarrollo de conexiones neuronales en las regiones del cerebro asociadas a la memoria, el aprendizaje y la orientación en el espacio.

Componentes de la inteligencia fluida

* La capacidad de razonar con contenidos abstractos
* El razonamiento lógico
* La capacidad de establecer relaciones o extraer diferencias

La inteligencia fluida adquiere su punto máximo de desarrollo de forma temprana, alrededor de la adolescencia. Esto es una gran diferencia respecto al momento de apogeo de la inteligencia cristalizada. De este modo, durante la vida adulta, esta capacidad acostumbra a verse progresivamente reducida a medida que el cuerpo va envejeciendo, así como se van deteriorando las estructuras neuronales.

La disminución de la inteligencia fluida puede deberse a varios factores: el envejecimiento normal, accidentes, patologías, consumo de estupefacientes, etc. Estos tres últimos factores pueden ocasionar lesiones o alteraciones en las distintas estructuras del cerebro y en el sistema nervioso central.


Inteligencia Cristalizada

La Inteligencia cristalizada es el conjunto de capacidades, estrategias y conocimientos que constituyen el grado de desarrollo cognitivo logrado mediante la historia de aprendizaje de una persona.

Componentes de la inteligencia cristalizada

* La comprensión del lenguaje
* El grado de comprensión y uso de relaciones semánticas
* La valoración de la experiencia
* La capacidad para establecer juicios y conclusiones
* Los conocimientos mecánicos
* La orientación en el espacio

La inteligencia cristalizada depende en alto grado del aprendizaje obtenido de la experiencia de la persona en el contexto cultural en que vive y se relaciona. El desarrollo de la inteligencia cristalizada de cada persona depende en buena medida de que haga una buena inversión de su inteligencia fluida histórica en hábitos que le permitan aprender cosas nuevas.

El potencial de desarrollo intelectual con el que nacemos  también llamada inteligencia fluida histórica  logrará un mayor o menor nivel dependiendo de las experiencias educativas que se produzcan durante la vida.

De hecho el desarrollo de las capacidades intelectuales pueden ir progresando durante la vida, en la medida en que el contexto vivencial y la motivación de la persona por seguir aprendiendo lo permitan.

El modo en que la experiencia vital interviene en la inteligencia de una persona puede conocerse a través de la observación de los efectos del estrés en el deterioro de las estructuras cerebrales. Según un reciente estudio de la Universidad de Toronto, las hormonas que el cuerpo humano segrega cuando estamos preocupados o nerviosos afectan directamente a un área cerebral vinculada a las funciones cognitivas, tales como la memoria, la orientación en el espacio.

Así resulta fundamental tanto la búsqueda constante de nuevos conocimientos como llevar una vida equilibrada si tenemos el objetivo de mantener nuestras capacidades cognitivas en su mejor versión.


Inteligencia fluida versus Inteligencia cristalizada

Como ya mencionado, la inteligencia fluida se refiere a la capacidad de adquirir nuevos conceptos y de adaptarse a las nuevas situaciones, mientras que la inteligencia cristalizada se refiere a la utilización de las habilidades intelectuales ya aprendidas.

Los estudios psicométricos realizados durante el envejecimiento sugieren que, a partir de alcanzar la edad adulta, se comienza a producir un declive en la inteligencia fluida que va sufriendo de forma progresiva una disminución de sus puntuaciones cuando se mide por medio de test. Es a partir de mediados de los 40 años cuando este declinar se hace significativamente manifiesto. Por el contrario, los test para evaluar la inteligencia cristalizada muestran que ésta se mantiene o incluso se incrementa en esta etapa del ciclo vital.

Un elemento esencial de la inteligencia es saber adaptarse a las nuevas situaciones que el entorno nos presenta. En este sentido, y como probable mecanismo de compensación a la pérdida de capacidades intelectuales fluidas, con la edad mejora el reconocimiento de patrones de situaciones semejantes que han funcionado bien anteriormente, así como el dominio de las estrategias, las técnicas y las habilidades necesarias para el logro de nuestras metas. Además, se incrementa la habilidad para optimizar el esfuerzo físico que se emplea en cada tarea concreta y asimismo se produce una mejora en la capacidad de organización y planificación de las tareas.

Los estudios para medir el deterioro intelectual  tanto capacidad intelectiva como de adaptación al medio  se han realizado en grupos de personas analizados transversalmente. Los resultados corroboran la idea de que el envejecimiento es universal pero no el deterioro cognitivo, pues muchas personas no lo muestran.

La inteligencia cristalizada es una forma de memoria declarativa que representa hechos cerebrales que se podrían memorizar y responder en una prueba estandarizada básica de opción múltiple. Como su nombre lo indica, la inteligencia cristalizada no es fluida ni maleable. En muchos sentidos, el énfasis en medir la inteligencia basada únicamente en pruebas académicas que solo miden inteligencia cristalizada ha causado la importancia de la inteligencia fluida para ser infravalorada y permitir la atrofia en la era digital.


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El metabolismo sano del cerebro comunica con la inteligencia fluida en adultos jóvenes

Un estudio de los investigadores del Instituto de Beckman para la Ciencia y la Tecnología Avanzadas de la Universidad de Illinois, publicado en la revista Cerebral Cortex de marzo 2016, señala que la conectividad mejorada del cerebelo con el cerebro aumenta la capacidad creativa en adultos jóvenes.

Resulta que suprimir los centros de control ejecutivo del cerebro y permitir que el cerebelo sea el "controlador" aumenta la creatividad espontánea, que está directamente relacionada con la inteligencia fluida. Este es un concepto revolucionario que desafía la construcción dudosa del "cerebro derecho" siendo nuestro epicentro creativo. En muchos sentidos, estos hallazgos encajan con las últimas investigaciones sobre varias facetas que impulsan la inteligencia fluida.

La última neurociencia está redefiniendo los constructos tradicionales de cómo vemos la inteligencia, deconstruyendo el papel que desempeñan diversas estructuras cerebrales, conectividad funcional y química cerebral en nuestros procesos de pensamiento cotidiano.

Biomarcadores cerebrales disociables de la inteligencia fluida

Un nuevo estudio realizado por investigadores del Instituto Beckman de la Universidad de Illinois, publicado en la revista NeuroImage de junio de 2016, ofrece más claridad sobre cómo la estructura del cerebro y la química dan lugar a aspectos específicos de la inteligencia fluida.

Durante mucho tiempo, los neurocientíficos cognitivos han estado llevando a cabo investigaciones para comprender mejor los fundamentos biológicos de varios tipos de inteligencia humana. Décadas de investigación han revelado que la inteligencia general se correlaciona con dos biomarcadores basados ​​en el cerebro: la concentración del N-acetil aspartato bioquímico cerebral (NAA), que puede medirse por espectroscopía de resonancia magnética de protones (MRS) y el volumen cerebral total, que puede medirse con imágenes cerebrales estructurales de MRI.

Lo que hace que este estudio sea innovador es que los investigadores han relacionado las mayores concentraciones de producción de energía NAA en el cerebro con una capacidad mejorada para resolver específicamente problemas verbales y espaciales. Sin embargo, los investigadores encontraron una asociación entre el tamaño del cerebro y la resolución de problemas relacionados con los números.

NAA es un marcador bioquímico utilizado para medir la producción de energía neuronal dentro de un área específica del cerebro.

El análisis para este estudio involucró a 211 sujetos de investigación, por lo que es el estudio más grande hasta la fecha que vincula la química del cerebro y la inteligencia en seres humanos vivos. Los investigadores enfatizan que se necesitarán más estudios para confirmar y ampliar los hallazgos.

Según comunicaron los investigadores seguramente hay muchas cosas sobre el cerebro que determinan la inteligencia de una persona, y el objetivo es tratar de separar ese rompecabezas. Estos dos biomarcadores cerebrales, volumen cerebral y NAA, están dando información independiente sobre la inteligencia fluida. Existen diferentes propiedades del cerebro que podemos medir, y estas diferentes propiedades van con estas diferentes facetas de la inteligencia fluida.

En sus datos, observaron dos facetas de la inteligencia fluida: una que involucra un razonamiento cuantitativo o numérico, y otra que involucra un razonamiento verbal o espacial. Se ha demostrado una separación similar de habilidades de razonamiento en estudios previos.

La corteza cerebral (en rojo)
alberga regiones cerebrales
 asociadas con la
inteligencia cristalizada
Encontraron que el componente de razonamiento cuantitativo de la inteligencia se correlaciona con el volumen del cerebro, pero no con la concentración de NAA en el cerebro. Y los componentes verbales y espaciales de la inteligencia se correlacionaron con NAA, pero no con el volumen cerebral. Los hallazgos se suman a la evidencia de que la inteligencia fluida implica procesos distintos pero interrelacionados en el cerebro.

Estos hallazgos contribuyen a un creciente cuerpo de evidencia para sugerir que la inteligencia refleja múltiples niveles de organización en la neuroanatomía que abarca el cerebro, por ejemplo, el tamaño del cerebro y la neurofisiología, como el metabolismo cerebral, y que las propiedades específicas del cerebro proporcionan una lente potente para investigar y comprender la naturaleza de habilidades intelectuales específicas.

El cerebelo (en rojo)
El cerebelo es el asiento de la memoria muscular. El cerebelo también puede desempeñar un papel en la optimización de la inteligencia fluida afinando nuestros pensamientos, al igual que ajusta nuestros movimientos musculares.

El desbloqueo de los centros de control ejecutivo de la corteza prefrontal puede permitir que la fluidez de los pensamientos fluya sin fricción ni viscosidad entre los hemisferios cerebrales. Este proceso podría mejorar tanto la inteligencia fluida como el pensamiento creativo.

Los investigadores concluyeron que, si bien el tamaño total del cerebro puede determinarse genéticamente y no cambiarse fácilmente, los niveles de NAA y el metabolismo cerebral pueden responder a intervenciones de salud como la dieta, el ejercicio o el entrenamiento cognitivo, todo lo cual puede mejorar la inteligencia fluida.

Evolución de la inteligencia y las funciones cognitivas a lo largo de la vida

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Harvard y del Hospital General de Massachusetts, publicado en Psychological Science de marzo 2015, refleja que ni la inteligencia fluida es máxima a los veintitantos años, ni la inteligencia cristalizada aumenta de forma progresiva.

Los investigadores quisieron estudiar la inteligencia y lo hicieron a través de Internet, evaluando a sujetos que habían visitado las páginas Games With Words.org y TestMyBrain.org. Utilizando esta herramienta consiguieron obtener resultados en pruebas de memoria e inteligencia en 48.537 sujetos (entre 10 y 89 años de edad).

Los resultados entre los diferentes sujetos coincidían. Ésta es la evolución de las habilidades que establecieron en base a su estudio:

* Capacidad para identificar las emociones ajenas. Evoluciona a lo largo de la vida y tiene su mayor pico entre los 40 y 60 años.

* Vocabulario. Mejora y obtiene pico máximo hacia el final de los 60 años o principio de los 70. Este dato es muy diferente a los obtenidos por otros estudios y los investigadores lo justifican debido a los cambios en el nivel educacional de la población.

* Codificación de símbolos y dígitos (medida de agilidad mental). Pico alrededor de los 18 años.

* Memoria de trabajo (visual). Pico a los 25 años y luego empieza a declinar.

* Memoria de trabajo (numérica). Pico entre los 30-35 años y luego inicia declive

Los investigadores señalan que en cualquier edad podemos encontrarnos con que una habilidad se vea más potenciada y otra más deteriorada, no hay una edad en la que la mayoría de habilidades estén en auge. Lo que ocurre es que a cada edad mejoramos en algunos aspectos y empeoramos en otros, por lo que no hay una edad óptima para el rendimiento intelectual.

Una de las implicaciones más útiles de este estudio sería aplicarlo a las pruebas de deterioro cognitivo, es decir, incluir sensibilidad a la edad en la que está la persona compensando los déficits que pueden esperarse de un envejecimiento normal propio de esa edad.

Mientras que la inteligencia fluida, que refleja la velocidad a la que el cerebro procesa información, llega a su pico máximo al principio de la edad adulta, la inteligencia cristalizada, que se basa en la experiencia acumulada, se desarrolla a lo largo de toda la vida.

El cerebro experto funciona como un viejo ordenador que contiene una gran información y la procesa lentamente, por eso los que mejores consejos pueden dar son los mayores, la voz de la experiencia.

Una de las pruebas incluidas en el estudio estuvo relacionada con la inteligencia emocional y según los resultados  había que reconocer distintas emociones en la mirada de otras personas  la mejor etapa para interpretar las emociones ajenas llega, de media, entre los cuarenta y los sesenta años.

Igual que perdemos músculo o firmeza en la piel, el cerebro pierde masa y volumen, un 25% entre los 30 y los 80 años. Y también se degrada la mielina, una sustancia que recubre los cables de las neuronas, de tal manera que la transmisión de impulsos nerviosos se vuelve menos eficiente o disminuye la dopamina que controla desde los movimientos del cuerpo hasta la atención o el sueño.

Pero ningún órgano está más capacitado que el cerebro para adaptarse a los cambios, aprender nuevas tareas y generar ideas originales. Las funciones cognitivas del cerebro son como los latidos del corazón, se mantienen hasta muerte.

Inteligencia y vejez : el valor de lo vivido

Está comprobado que la experiencia, y por tanto la edad, contribuyen a mejorar la inteligencia cristalizada. La capacidad plástica del cerebro hace posible este logro. En la medida en que el contexto y la motivación personal lo permiten, cumplir años puede hacernos más inteligentes. En líneas generales, una persona de 45 años tiene el triple de vocabulario que a los 20; asimismo, a los 60, el volumen de información almacenado en su cerebro es cuatro veces mayor.

Los investigadores afirman que, gracias a este capital de conocimientos, las personas mayores pueden hacer juicios sabios; es decir, tomar decisiones basadas en experiencias complejas acumuladas a lo largo de la vida. No obstante, conviene recordar que, para que inteligencia y vejez no se distancien, es preciso ejercitar el cerebro de forma habitual.


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Cinco formas contrastadas científicamente para aumentar la inteligencia

1. Meditación y Mindfulness

Aunque la práctica de la meditación puede adoptar diferentes formas y técnicas específicas, en general lo que se persigue es rodearse de un ambiente relajante, trabajar la respiración  inspirando y expirando profundamente  y en definitiva lograr un estado mental de calma. Es incontestable que la relajación genera muchos beneficios para incrementar nuestra inteligencia.

De hecho, las resonancias magnéticas realizadas en personas durante un estado de meditación han demostrado que esta práctica, si se realiza habitualmente, puede provocar cambios positivos en el cerebro, mejorando la capacidad de atención y concentración, incrementar la memoria, y hasta aumentar la actividad de ciertas regiones de la corteza cerebral.

2. Entrenar el cerebro

Nuestro cerebro también precisa de ejercicio regular para operar y funcionar de forma idónea. Para mantener la frescura de nuestras capacidades cognitivas, es interesante realizar actividades como montar puzles, resolver sudokus o entretenerse con los clásicos pasatiempos basados en juegos de palabras. Únicamente dedicando media hora diaria a este tipo de ejercicios y juegos, podemos mantener nuestro cerebro en plena forma. También se ha reportado que jugar a los videojuegos “Brain Training” puede aumentar la inteligencia.

Además, los ejercicios matemáticos o geométricos son muy beneficiosos. Pero hay maneras más rutinarias de entrenar el cerebro: probar a cepillarse los dientes con la mano contraria a la que se suele usar. También se suele decir que no hay mejor forma de ejercitar nuestras capacidades que divertirse y tener buen humor.

3. Dormir bien y las horas necesarias

Cuando dormimos, nuestro cerebro no se desconecta, sino que estructura y da forma a todos los estímulos, ideas y emociones que nos han sucedido durante la jornada.

No dormir las horas necesarias puede ocasionar algunos problemas cognitivos y de salud. Dormir adecuadamente ayuda a aumentar las funciones cognitivas y cerebrales, así como la capacidad de concentración. Los expertos señalan que lo ideal es descansar alrededor de 8 horas diarias.

4. Mens sana in corpore sano: Cuidar el cuerpo

Si cuidamos nuestro cuerpo, conseguiremos beneficios para nuestro cerebro. El ejercicio físico moderado es muy positivo para la salud, incluida la salud mental, porque facilita una mejor circulación de la sangre, permitiendo que todas las regiones del cuerpo reciban más oxígeno y glucosa, y el cerebro no es excepción.

La manera en cómo nos alimentamos y la calidad y cantidad de lo que ingerimos también está muy vinculado a la salud cerebral. Algunos alimentos que mejoran nuestra inteligencia son el pescado, los huevos, los vegetales verdes o los frutos secos y también algunas bebidas como el té de hierbas.

5. Las bacterias

Ingerir bacterias puede ayudar a incrementar la inteligencia. Se ha demostrado en varios estudios que algunos tipos de bacterias son capaces de calmar la ansiedad e incrementar nuestra capacidad para asimilar nuevos conocimientos. Estas bacterias también tienen la habilidad de optimizar el crecimiento de las neuronas y los niveles de serotonina.
Cerebro activo a pesar de la edad
Se puede aprender un idioma o tocar un instrumento a cualquier edad. Las habilidades 
cognitivas cambian con el paso de los años, algunas se pierden, pero otras se adquieren. 
La transformación de nuestra actividad cerebral no debe vivirse como un declive,
 sino como una adaptación. Y eso solo depende de nuestra actitud.

Ver :



Bases neurológicas de
 la inteligencia humana
La reserva cognitiva
protege nuestro cerebro
Deterioro cognitivo leve

Las emociones y
el funcionamiento
 del cerebro

Neuronas espejo
Cómo estimular las
 funciones cerebrales



Efectos de la
 meditación en la
estructura del cerebro
El cociente intelectual
 puede variar a
lo largo de la vida
Cerebro bilingüe


Niños superdotados
Importancia de la siesta

Importancia de la
risa en el ser humano


Neurociencia de la felicidad
 y el bienestar
el cerebro feliz
Microbiota intestinal
 y salud

Alimentación y
funcionamiento cerebral




La mejor dieta
para el cerebro
Neuronas y glucosa

Ansiedad y estrés
 en la niñez



Actividades para
 ejercitar el cerebro

Envejecimiento cerebral
El ejercicio físico
 mejora el funcionamiento
 del cerebro




Estrés y ansiedad
 en el adulto
El cerebro y
la nueva longevidad











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