Significa la capacidad para entender o
comprender, la capacidad para solucionar problemas, el conocimiento,
comprensión y la habilidad, la destreza y experiencia.
Cada uno de estos significados refiere a
un ámbito diferenciado en el que, rutinariamente, la inteligencia desempeña un
papel fundamental. Desde una óptica racional, el entendimiento y la comprensión son factores esenciales para la resolución
de problemas. El modo en que los seres humanos analizamos las opciones
que tenemos para hallar el mejor procedimiento hacia un resultado que
desconocemos supone un alto nivel de desarrollo cognitivo. La habilidad y la
destreza también son producto de la inteligencia de cada uno. La experiencia, tiene una relación
bidireccional con la inteligencia: se desarrollan de forma paralela, y se
retroalimentan.
También existe una categorización de las
distintas clases de inteligencia, para poder comprender mejor el concepto y la
manera en que nos ayuda a resolver tareas de una naturaleza tan diferente.
El psicólogo británico Raymond Cattell (1905 – 1998) estableció en 1943 una distinción entre dos tipos de inteligencias: inteligencia fluida y cristalizada. La inteligencia fluida, según Cattell, se define como la capacidad de resolver nuevos problemas, usar la lógica en situaciones nuevas e identificar patrones. Por el contrario, la inteligencia cristalizada se define como la capacidad de utilizar el conocimiento y la experiencia aprendidos.
Tercer tipo de inteligencia: la inteligencia
emocional. Se
considera que las emociones son algo intrínseco a nuestro comportamiento y
actividad mental no patológica y que, por consiguiente, son algo que debe ser
estudiado para comprender cómo somos. La inteligencia emocional es la
capacidad de reconocer las emociones propias y ajenas y usar esa información
para guiar el pensamiento y la conducta. Gran parte de nuestras decisiones son influenciadas en mayor o menor
grado por las emociones.
Inteligencia Fluida
La inteligencia fluida hace referencia a la capacidad de la persona
para adaptarse y enfrentar situaciones
nuevas de forma ágil, sin que el aprendizaje previo, la experiencia o el
conocimiento adquirido supongan una ayuda determinante para su manifestación.
La inteligencia fluida está muy vinculada
a las variables neurofisiológicas – por ejemplo, con el desarrollo de conexiones neuronales –, y su influencia es
más acusada puesto que su desarrollo depende en gran parte de la base genética.
No ocurre lo mismo con la inteligencia cristalizada.
En este mismo sentido, se puede
establecer una vinculación entre el potencial desarrollo de la inteligencia
fluida y el crecimiento del niño en un ambiente enriquecedor. Vivir en un ambiente positivo y enriquecedor
correlaciona con el desarrollo de conexiones neuronales en las regiones del
cerebro asociadas a la memoria, el aprendizaje y la orientación en el espacio.
Componentes de la
inteligencia fluida
* La capacidad de razonar con contenidos abstractos
* El razonamiento lógico
* La capacidad de establecer relaciones o
extraer diferencias
La inteligencia fluida adquiere su punto máximo de desarrollo de
forma temprana, alrededor de la adolescencia. Esto es una gran
diferencia respecto al momento de apogeo de la inteligencia cristalizada. De
este modo, durante la vida adulta, esta capacidad acostumbra a verse
progresivamente reducida a medida que el cuerpo va envejeciendo, así como se
van deteriorando las estructuras neuronales.
La disminución de la inteligencia fluida puede
deberse a varios factores: el envejecimiento normal, accidentes, patologías,
consumo de estupefacientes, etc. Estos tres últimos factores pueden ocasionar
lesiones o alteraciones en las distintas estructuras del cerebro y en el
sistema nervioso central.
Inteligencia
Cristalizada
La Inteligencia cristalizada es el
conjunto de capacidades, estrategias y conocimientos que constituyen el grado de desarrollo cognitivo logrado
mediante la historia de aprendizaje de una persona.
Componentes de la
inteligencia cristalizada
* La comprensión del lenguaje
* El grado de comprensión y uso de
relaciones semánticas
* La valoración de la experiencia
* La capacidad para establecer juicios y
conclusiones
* Los conocimientos mecánicos
* La orientación en el espacio
La inteligencia cristalizada depende en alto grado del aprendizaje
obtenido de la experiencia de la persona en el contexto cultural en que
vive y se relaciona. El desarrollo de la inteligencia cristalizada de cada
persona depende en buena medida de que haga una buena inversión de su
inteligencia fluida histórica en hábitos que le permitan aprender cosas nuevas.
El potencial de desarrollo intelectual
con el que nacemos – también llamada inteligencia fluida histórica – logrará un
mayor o menor nivel dependiendo de las experiencias educativas que se produzcan
durante la vida.
De hecho el desarrollo de las capacidades
intelectuales pueden ir progresando durante la vida, en la medida en que el
contexto vivencial y la motivación de la persona por seguir aprendiendo lo
permitan.
El modo en que la experiencia vital
interviene en la inteligencia de una persona puede conocerse a través de la
observación de los efectos del estrés en el deterioro de las estructuras cerebrales. Según un reciente estudio
de la Universidad de Toronto, las hormonas que el cuerpo humano segrega cuando
estamos preocupados o nerviosos afectan directamente a un área cerebral
vinculada a las funciones cognitivas, tales como la memoria, la orientación en
el espacio.
Así resulta fundamental tanto la búsqueda
constante de nuevos conocimientos como llevar una vida equilibrada si tenemos
el objetivo de mantener nuestras capacidades cognitivas en su mejor versión.
Inteligencia fluida versus
Inteligencia cristalizada
Como ya mencionado, la inteligencia fluida
se refiere a la capacidad de adquirir nuevos conceptos y de adaptarse a las
nuevas situaciones, mientras que la inteligencia cristalizada se refiere a la
utilización de las habilidades intelectuales ya aprendidas.
Los estudios psicométricos realizados
durante el envejecimiento sugieren que, a
partir de alcanzar la edad adulta, se comienza a producir un declive en la
inteligencia fluida que va sufriendo de forma progresiva una disminución
de sus puntuaciones cuando se mide por medio de test. Es a partir de mediados
de los 40 años cuando este declinar se hace significativamente manifiesto. Por el contrario, los test para evaluar la inteligencia cristalizada muestran que ésta se mantiene o incluso se
incrementa en esta etapa del ciclo vital.
Un elemento esencial de la inteligencia
es saber adaptarse a las nuevas situaciones que el entorno nos presenta. En
este sentido, y como probable mecanismo de compensación a la pérdida de
capacidades intelectuales fluidas, con
la edad mejora el reconocimiento de patrones de situaciones semejantes que han
funcionado bien anteriormente, así como el dominio de las estrategias, las
técnicas y las habilidades necesarias para el logro de nuestras metas. Además,
se incrementa la habilidad para optimizar el esfuerzo físico que se emplea en
cada tarea concreta y asimismo se produce una mejora en la capacidad de
organización y planificación de las tareas.
Los estudios para medir el deterioro
intelectual – tanto capacidad intelectiva como de adaptación al medio – se han
realizado en grupos de personas analizados transversalmente. Los resultados
corroboran la idea de que el envejecimiento es universal pero no el deterioro cognitivo, pues muchas
personas no lo muestran.
La inteligencia cristalizada es una forma
de memoria declarativa
que representa hechos cerebrales que se podrían memorizar y responder en una prueba
estandarizada básica de opción múltiple. Como su nombre lo indica, la
inteligencia cristalizada no es fluida ni maleable. En muchos sentidos, el
énfasis en medir la inteligencia basada únicamente en pruebas académicas que
solo miden inteligencia cristalizada ha causado la importancia de la
inteligencia fluida para ser infravalorada y permitir la atrofia en la era
digital.
*
* *
El metabolismo sano
del cerebro comunica con la inteligencia fluida en adultos jóvenes
Un estudio de los
investigadores del Instituto de Beckman para la Ciencia y la Tecnología
Avanzadas
de la Universidad de Illinois, publicado en la revista Cerebral
Cortex de marzo 2016, señala que la conectividad mejorada del cerebelo con
el cerebro aumenta la capacidad creativa en adultos jóvenes.
Resulta que suprimir los centros de
control ejecutivo del cerebro y permitir que el cerebelo sea el
"controlador" aumenta la creatividad espontánea, que está directamente relacionada con la
inteligencia fluida. Este es un concepto revolucionario que desafía la
construcción dudosa del "cerebro derecho" siendo nuestro epicentro creativo. En muchos
sentidos, estos hallazgos encajan con las últimas investigaciones sobre varias
facetas que impulsan la inteligencia fluida.
La última neurociencia está redefiniendo
los constructos tradicionales de cómo vemos la inteligencia, deconstruyendo el
papel que desempeñan diversas estructuras cerebrales, conectividad funcional y
química cerebral en nuestros procesos de pensamiento cotidiano.
Biomarcadores cerebrales disociables de la inteligencia fluida
Un nuevo estudio realizado por
investigadores del Instituto Beckman de la Universidad de Illinois, publicado en
la revista NeuroImage de junio de 2016, ofrece más claridad sobre cómo
la estructura del cerebro y la química dan lugar a aspectos específicos de la
inteligencia fluida.
Durante mucho tiempo, los
neurocientíficos cognitivos han estado llevando a cabo investigaciones para
comprender mejor los fundamentos biológicos de varios tipos de inteligencia
humana. Décadas de investigación han revelado que la inteligencia general se
correlaciona con dos biomarcadores basados en el cerebro: la concentración del N-acetil
aspartato bioquímico cerebral (NAA), que puede medirse por espectroscopía de
resonancia magnética de protones (MRS) y el volumen cerebral total, que puede
medirse con imágenes cerebrales estructurales de MRI.
Lo que hace que este estudio sea
innovador es que los investigadores han relacionado las mayores concentraciones
de producción de energía NAA en el cerebro con una capacidad mejorada para
resolver específicamente problemas verbales y espaciales. Sin embargo, los
investigadores encontraron una asociación entre el tamaño del cerebro y la
resolución de problemas relacionados con los números.
NAA es un marcador bioquímico utilizado
para medir la producción de energía neuronal dentro de un área específica del
cerebro.
El análisis para este estudio involucró a
211 sujetos de investigación, por lo que es el estudio más grande hasta la
fecha que vincula la química del cerebro y la inteligencia en seres humanos
vivos. Los investigadores enfatizan que se necesitarán más estudios para
confirmar y ampliar los hallazgos.
Según comunicaron los investigadores seguramente
hay muchas cosas sobre el cerebro que determinan la inteligencia de una
persona, y el objetivo es tratar de separar ese rompecabezas. Estos dos
biomarcadores cerebrales, volumen cerebral y NAA, están dando información
independiente sobre la inteligencia fluida. Existen diferentes propiedades del
cerebro que podemos medir, y estas diferentes propiedades van con estas
diferentes facetas de la inteligencia fluida.
En sus datos, observaron dos facetas de
la inteligencia fluida: una que involucra un razonamiento cuantitativo o
numérico, y otra que involucra un razonamiento verbal o espacial. Se ha
demostrado una separación similar de habilidades de razonamiento en estudios
previos.
![]() |
La corteza cerebral (en rojo) alberga regiones cerebrales asociadas con la inteligencia cristalizada |
Estos hallazgos contribuyen a un
creciente cuerpo de evidencia para sugerir que la inteligencia refleja
múltiples niveles de organización en la neuroanatomía que abarca el cerebro,
por ejemplo, el tamaño del cerebro y la neurofisiología, como el metabolismo
cerebral, y que las propiedades específicas del cerebro proporcionan una lente
potente para investigar y comprender la naturaleza de habilidades intelectuales específicas.
![]() |
El cerebelo (en rojo) |
El desbloqueo de los centros de control
ejecutivo de la corteza prefrontal puede permitir que la fluidez de los
pensamientos fluya sin fricción ni viscosidad entre los hemisferios cerebrales.
Este proceso podría mejorar tanto la inteligencia fluida como el pensamiento
creativo.
Los investigadores concluyeron que, si
bien el tamaño total del cerebro puede determinarse genéticamente y no
cambiarse fácilmente, los niveles de NAA y el metabolismo cerebral pueden
responder a intervenciones de salud como la dieta, el ejercicio
o el entrenamiento cognitivo, todo lo cual puede mejorar la inteligencia
fluida.
Evolución de la inteligencia
y las funciones cognitivas a lo largo de la vida
Un estudio realizado por investigadores de
la Universidad de Harvard y del Hospital General de Massachusetts, publicado en
Psychological Science de marzo 2015, refleja que ni la inteligencia fluida es
máxima a los veintitantos años, ni la inteligencia cristalizada aumenta de
forma progresiva.
Los investigadores quisieron estudiar la inteligencia y lo hicieron a
través de Internet, evaluando a sujetos que habían visitado las páginas Games
With Words.org y TestMyBrain.org. Utilizando esta herramienta consiguieron
obtener resultados en pruebas de memoria e inteligencia en 48.537 sujetos
(entre 10 y 89 años de edad).
Los resultados entre los diferentes
sujetos coincidían. Ésta es la evolución de las habilidades que establecieron
en base a su estudio:
* Capacidad
para identificar las emociones ajenas. Evoluciona a lo largo de la vida y
tiene su mayor pico entre los 40 y 60 años.

* Codificación
de símbolos y dígitos (medida de agilidad mental). Pico alrededor de los
18 años.
* Memoria de
trabajo (visual). Pico a los 25 años y luego empieza a declinar.
* Memoria de
trabajo (numérica). Pico entre los 30-35 años y luego inicia declive
Los investigadores señalan que en cualquier
edad podemos encontrarnos con que una habilidad se vea más potenciada y otra
más deteriorada, no hay una edad en la que la mayoría de habilidades estén en
auge. Lo que ocurre es que a cada edad mejoramos en algunos aspectos y
empeoramos en otros, por lo que no hay una edad óptima para el rendimiento
intelectual.
Una de las implicaciones más útiles de
este estudio sería aplicarlo a las pruebas de deterioro cognitivo, es decir,
incluir sensibilidad a la edad en la que está la persona compensando los
déficits que pueden esperarse de un envejecimiento normal propio de esa edad.
Mientras que la inteligencia fluida, que
refleja la velocidad a la que el cerebro procesa información, llega a su pico
máximo al principio de la edad adulta, la inteligencia cristalizada, que se
basa en la experiencia acumulada, se desarrolla a lo largo de toda la vida.
El cerebro experto funciona como un viejo
ordenador que contiene una gran información y la procesa lentamente, por eso
los que mejores consejos pueden dar son los mayores, la voz de la experiencia.
Una de las pruebas incluidas en el
estudio estuvo relacionada con la inteligencia emocional y según los resultados – había que reconocer distintas emociones en la mirada de otras personas – la
mejor etapa para interpretar las emociones ajenas llega, de media, entre los
cuarenta y los sesenta años.
Igual que perdemos músculo o firmeza en
la piel, el cerebro pierde masa y volumen, un 25% entre los 30 y los 80 años. Y
también se degrada la mielina, una sustancia que recubre los cables de las neuronas,
de tal manera que la transmisión de impulsos nerviosos se vuelve menos
eficiente o disminuye la dopamina que controla desde los movimientos del cuerpo
hasta la atención o el sueño.
Pero ningún órgano está más capacitado
que el cerebro para adaptarse a los cambios, aprender nuevas tareas y generar
ideas originales. Las funciones cognitivas del cerebro son como los latidos del
corazón, se mantienen hasta muerte.
Inteligencia y vejez : el
valor de lo vivido
Está comprobado que la experiencia, y por
tanto la edad, contribuyen a mejorar la inteligencia cristalizada. La capacidad
plástica del cerebro hace posible este logro. En la medida en que el contexto y
la motivación personal lo permiten, cumplir años puede hacernos más
inteligentes. En líneas generales, una persona de 45 años tiene el triple de
vocabulario que a los 20; asimismo, a los 60, el volumen de información
almacenado en su cerebro es cuatro veces mayor.
Los investigadores afirman que, gracias a
este capital de conocimientos, las personas mayores pueden hacer juicios
sabios; es decir, tomar decisiones basadas en experiencias complejas
acumuladas a lo largo de la vida. No obstante, conviene recordar que, para que inteligencia y vejez no se distancien,
es preciso ejercitar el cerebro de forma habitual.
* *
*
Cinco formas
contrastadas científicamente para aumentar la inteligencia
1. Meditación y
Mindfulness
Aunque la práctica de la meditación puede adoptar diferentes
formas y técnicas específicas, en general lo que se persigue es rodearse de un
ambiente relajante, trabajar la respiración – inspirando y expirando profundamente – y en definitiva lograr un estado mental de calma. Es incontestable que la relajación genera muchos beneficios para
incrementar nuestra inteligencia.
De hecho, las resonancias magnéticas
realizadas en personas durante un estado de meditación han demostrado que esta
práctica, si se realiza habitualmente, puede provocar cambios positivos en el cerebro, mejorando la capacidad de
atención y concentración, incrementar la memoria, y hasta aumentar la actividad de ciertas regiones de la corteza cerebral.
2. Entrenar el cerebro
Nuestro cerebro
también precisa de ejercicio regular para operar y funcionar de forma idónea. Para
mantener la frescura de nuestras capacidades cognitivas, es interesante
realizar actividades como montar
puzles, resolver sudokus o entretenerse con los clásicos pasatiempos basados en
juegos de palabras. Únicamente dedicando media hora diaria a este tipo
de ejercicios y juegos, podemos mantener nuestro cerebro en plena forma.
También se ha reportado que jugar
a los videojuegos “Brain Training” puede aumentar la inteligencia.
Además, los ejercicios matemáticos o
geométricos son muy beneficiosos. Pero hay maneras más rutinarias de entrenar
el cerebro: probar a cepillarse los
dientes con la mano contraria a la que se suele usar. También se suele
decir que no hay mejor forma de ejercitar nuestras capacidades que divertirse y
tener buen humor.
3. Dormir bien y las
horas necesarias
Cuando dormimos, nuestro cerebro no se
desconecta, sino que estructura y da forma a todos los estímulos, ideas y
emociones que nos han sucedido durante la jornada.
No dormir las horas necesarias puede ocasionar algunos
problemas cognitivos y de salud. Dormir adecuadamente ayuda a aumentar las funciones
cognitivas y cerebrales, así como la capacidad de concentración. Los expertos
señalan que lo ideal es descansar
alrededor de 8 horas diarias.
4. Mens sana in
corpore sano: Cuidar el cuerpo
Si cuidamos
nuestro cuerpo, conseguiremos beneficios para nuestro cerebro. El ejercicio
físico moderado es muy positivo para la salud, incluida la salud mental, porque
facilita una mejor circulación de la sangre, permitiendo que todas las regiones
del cuerpo reciban más oxígeno y glucosa, y el cerebro no es excepción.
La manera en cómo nos alimentamos y la
calidad y cantidad de lo que ingerimos también está muy vinculado a la salud
cerebral. Algunos alimentos que mejoran
nuestra inteligencia son el pescado, los huevos, los vegetales verdes o
los frutos secos y también algunas bebidas como el té de hierbas.
5. Las bacterias
Ingerir
bacterias puede ayudar a incrementar la inteligencia. Se ha demostrado
en varios estudios que algunos tipos de bacterias son capaces
de calmar la ansiedad e incrementar nuestra capacidad para asimilar nuevos
conocimientos. Estas bacterias también tienen
la habilidad de optimizar el crecimiento de las neuronas y los niveles de
serotonina.
Cerebro activo a pesar
de la edad
Se puede aprender un idioma o tocar un instrumento a
cualquier edad. Las habilidades
cognitivas cambian con el paso de los años,
algunas se pierden, pero otras se adquieren.
La transformación de nuestra
actividad cerebral no debe vivirse como un declive,
sino como una adaptación. Y
eso solo depende de nuestra actitud.
Ver :
![]() |
Bases neurológicas de la inteligencia humana |
![]() |
La reserva cognitiva protege nuestro cerebro |
![]() |
Deterioro cognitivo leve |
![]() |
Las emociones y el funcionamiento del cerebro |
![]() |
Neuronas espejo |
![]() |
Cómo estimular las funciones cerebrales |
![]() |
Efectos de la meditación en la estructura del cerebro |
![]() |
El cociente intelectual puede variar a lo largo de la vida |
![]() |
Cerebro bilingüe |
![]() |
Niños superdotados |
![]() |
Importancia de la siesta |
![]() |
Importancia de la risa en el ser humano |
![]() |
Neurociencia de la felicidad y el bienestar el cerebro feliz |
![]() |
Microbiota intestinal y salud |
![]() |
Alimentación y funcionamiento cerebral |
![]() |
La mejor dieta para el cerebro |
![]() |
Neuronas y glucosa |
![]() |
Ansiedad y estrés en la niñez |
![]() |
Actividades para ejercitar el cerebro |
![]() |
Envejecimiento cerebral |
![]() |
El ejercicio físico mejora el funcionamiento del cerebro |
Estrés y ansiedad en el adulto |
![]() |
El cerebro y la nueva longevidad |
No hay comentarios.:
Publicar un comentario