junio 23, 2013

El Aislamiento Social en la Infancia causa Disfunciones cognitivas y de Comportamiento



Los niños que sufren negligencia grave y aislamiento social
experimentan problemas cognitivos y sociales en la edad adulta


El aislamiento social durante la vida temprana evita que maduren las células que forman la materia blanca del cerebro, y que se produzca la cantidad adecuada de mielina en las fibras nerviosas.

Sufrir aislamiento durante la juventud supone llegar a la edad adulta con disfunciones cognitivas y de comportamiento, así como alteraciones en la materia blanca del cerebro. Se trata de una teoría que ya se conocía, pero hasta el momento ninguna investigación había demostrado por primera vez cómo surgen esas complicaciones.

Un nuevo estudio del Hospital Infantil de Boston, publicado en la revista Science (setiembre 2012), ha demostrado cómo surgen estas alteraciones funcionales. La separación del entorno social en esa etapa temprana impide que se produzca la cantidad necesaria de mielina, una lipoproteína de la corteza prefrontal del cerebro.

Las imperfecciones de la mielina están involucradas en enfermedades psiquiátricas como la esquizofrenia, explica Gabriel Corfas, autor principal de la investigación, quien añade que este descubrimiento podría tener aplicaciones para hacer diagnósticos precoces y desarrollar nuevas terapias para este trastorno.

El estudio también identifica la vía molecular implicada en estas anomalías, mostrando que es interrumpida por el aislamiento social, y sugiriendo que podría ser, potencialmente, tratada con medicamentos. Por último, la investigación indica que el momento de la privación social es un factor importante en la causa del deterioro cognitivo.

Un periodo crítico

Los investigadores, dirigidos por Gabriel Corfas, y Manabu Makinodan, ambos del Centro de Neurobiología F.M. Kirby del Hospital Infantil de Boston, tomaron como modelo las carencias sociales en ratones, poniéndolos en aislamiento durante dos semanas. Cuando el aislamiento se produjo durante un «periodo crítico», comenzando tres semanas después del nacimiento, los oligodendrocitos no consiguieron madurar en la corteza prefrontal, una región del cerebro importante para la función cognitiva y la conducta social. Como resultado, las fibras nerviosas mostraban revestimientos más delgados de mielina  que es producida por los oligodendrocitos  y los ratones mostraron alteraciones en la interacción social y la memoria de trabajo.

Descubrieron que existe un “periodo crítico” en el que se produce la formación normal de la mielina de la corteza prefrontal. Se trata de un lapso esencial para la que la función cognitiva y la social sean normales en el adulto. Este periodo comienza tres semanas después del nacimiento.

La mielina es esencial para la velocidad y la eficiencia de la comunicación entre las diferentes áreas del cerebro, por lo que la disminución de la mielinización puede explicar el déficit social y cognitivo en los ratones.

Los investigadores también han hallado las moléculas responsables de los procesos de formación normal de la mielina : la neuregulina 1  una proteína fundamental para el desarrollo de la conexión cerebral entre el tálamo y la corteza  y su receptor, denominado ErbB3.

Falta de madurez y de mielina

Asimismo, el estudio ha demostrado el papel activo que cumplen las células gliales (función de de sostén y nutrición), entre las que se encuentran los oligodendrocitos. Éstas hacen algo más que sólo ser neuronas de apoyo: también participan activamente en la creación de los circuitos del cerebro que reciben influencia del exterior. Se observa así que la experiencia influye de manera determinante en este tipo de célula y éste es un paso esencial para el establecimiento de circuitos neuronales normales y maduros.

Si en este “período crítico” no se adquiere la experiencia social adecuada, se produce la pérdida de los receptores de oligodendrocitos ErbB3.

Cuando esto ocurre, los oligodendrocitos no son capaces de madurar en la corteza prefrontal. Esa falta de madurez hace que las fibras nerviosas tengan una cubierta de mielina más fina, lo que ralentiza la inserción social y la memoria a corto plazo de los ratones.

Aislados sociales

Por último, los investigadores identificaron una vía de señalización molecular a través de la cual el aislamiento social conduce a la mielinización anormal. Habían demostrado, previamente, que la mielinización anormal altera la señalización dopaminérgica en el cerebro, lo que podría proporcionar una explicación alternativa para los resultados obtenidos en el nuevo estudio. La nueva investigación también mostró que los efectos del aislamiento social dependen del tiempo. Si los ratones eran aislados durante un periodo determinado de su desarrollo, no podían recuperar la funcionalidad normal incluso cuando se les pusieron de nuevo en un entorno social.

Los cerebros de los ratones socialmente aislados tenían menos neuregulina-1 (NRG1), una proteína esencial para el desarrollo del sistema nervioso; además, cuando los investigadores eliminaron un receptor de NRG1, conocido como ErbB3, de los oligodendrocitos, el efecto fue el mismo que el del aislamiento.

Este hallazgo proporciona el contexto celular y molecular necesario para entender las consecuencias del aislamiento social. Estas observaciones indican que los mecanismos encontrados son necesarios para que el cerebro se beneficie de la experiencia social temprana.

Actualmente, el laboratorio de Corfas está desarrollando fármacos para estimular el crecimiento de mielina, apuntando al receptor ErbB3 o a las vías relacionadas.

Una serie de trastornos neuropsiquiátricos, tales como la esquizofrenia y los trastornos del estado de ánimo, han sido relacionados con cambios patológicos en la materia blanca y la mielinización, y a perturbaciones en la vía de señalización de NRG1-ErbB3. 

Los resultados de este estudio pueden ofrecer un nuevo enfoque para mejorar los diagnósticos tempranos de estos trastornos.


Y mientras los estudios continúan para despejar toda duda, los expertos alertan a los padres y cuidadores sobre la privación social del niño como factor importante en la causa de su deterioro cognitivo.




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