julio 23, 2015

Bebés Obesos




Cuanto más temprano un niño comienza a tener exceso de peso, 
más posibilidades hay de que sea obeso en la edad adulta


La obesidad infantil es un problema grave y, en muchos casos, este problema se inicia en la infancia. Los niños no ganan sobrepeso de la noche a la mañana, es un proceso gradual que se desarrolla a lo largo de meses o incluso años.

Debido a la falta de tiempo, las familias de hoy utilizan a menudo alimentos ya preparados, comidas precocinadas o comidas rápidas. Estos alimentos suelen tener una proporción más alta de azúcares y grasas que los alimentos naturales. Una alimentación excesiva en la infancia frecuentemente es causante de problemas de obesidad en el futuro.

La obesidad, o exceso de acumulación de grasa, debe evitarse desde los primeros meses de la vida e, incluso, hay que controlar los hábitos alimentarios desde que el niño está en el seno materno o aún antes de nacer.

La edad de aparición de la obesidad infantil, en casi la mitad de los casos, es antes de los 2 años.

Según la OMS en todo el mundo, el número de lactantes y niños pequeños (de 0 a 5 años) que padecen sobrepeso u obesidad aumentó de 32 millones en 1990 a 42 millones en 2013. Si se mantienen las tendencias actuales, el número de lactantes y niños pequeños con sobrepeso aumentará a 70 millones para 2025.



* Sin intervención, los lactantes y los niños pequeños obesos se mantendrán obesos durante la infancia, la adolescencia y la edad adulta.

* La obesidad infantil está asociada a una amplia gama de complicaciones de salud graves y a un creciente riesgo de contraer enfermedades prematuramente, entre ellas, diabetes y cardiopatías.

* La lactancia materna exclusiva desde el nacimiento hasta los seis meses de edad es un medio importante para ayudar a impedir que los lactantes se vuelvan obesos.

Lo que más preocupa a los investigadores en obesidad infantil es que, al ser un problema de salud multifactorial, parece muy difícil de revertir. “El niño obeso será un adulto obeso”, señala la Organización Mundial de la Salud en un informe.


Investigación

Los bebés que toman más proteínas en la leche son el doble de obesos

Según un estudio publicado en The American Journal of Clinical Nutrition en mayo 2014, hay una relación clara entre este componente de los preparados para bebés y el futuro peso de los niños: a más proteínas, más sobrepeso y obesidad.

El estudio se ha llevado a cabo siguiendo a un grupo de 1.678 niños nacidos entre octubre de 2002 y julio de 2004 en cinco países europeos. A los bebés se los repartió en tres grupos: 1.090 que recibían leches de fórmula, y 588 que fueron amamantados. A los primeros se los dividió a su vez en dos grupos, uno que recibía leche con bajo contenido en proteínas y otro con contenidos mayores. A los seis años se midió su índice de masa corporal.

Los estudios se centraron en buscar qué componente era diferente y condicionaba los resultados futuros. Ahí es donde aparecieron las sospechas sobre las proteínas de los preparados lácteos. Puede haber un componente en la cualidad de esas proteínas. Los preparados infantiles se elaboran a partir de leche de vaca, que tiene muchas más proteínas y de distinta clase que la leche materna.


Bebés obesos a causa de introducción temprana de alimentos sólidos

La Academia Nacional de Pediatría en Estados Unidos, en su revista Pediatrics de febrero 2011, indicó que el riesgo de desarrollar obesidad infantil aumenta más de seis veces en bebés que consumen fórmula y/o que fueron nutridos con alimentos sólidos antes de cumplir los cuatro meses de edad.

La introducción temprana de alimentos sólidos sienta las bases para los patrones de alimentación y el estado del peso de los bebés por el resto de sus vidas.

Los investigadores revisaron los datos de 847 niños que participaron en el Proyecto Viva, un estudio a largo plazo sobre la salud de las mujeres y sus bebés desarrollado en los Estados Unidos, al cual, las madres, de forma voluntaria, se inscribieron antes del nacimiento de sus bebés y se les dio seguimiento durante al menos tres años.

Los investigadores encontraron que, el 67% de los bebés eran alimentados con leche materna y el 32% con leche de fórmula y, cuando estos cumplían los tres años, el 9% fueron considerados con algún grado de obesidad. Lo que comprobó que, los bebés que tomaban leche de fórmula, junto con alimentos sólidos antes de cumplir cuatro meses, en promedio, fueron 6.3 veces más propensos a ser obesos antes de cumplir los 36 meses.


Los niños nacidos por cesárea tienen más riesgo de ser obesos

Según un estudio realizado por expertos del Imperial College de Londres y publicado en PLoS ONE en febrero 2014, los bebés que nacen por cesárea tienen más probabilidades de tener sobrepeso u obesidad en la edad adulta.

El trabajo ha recogido datos de otras 15 investigaciones, sobre una muestra total de más de 38,000 personas de 10 países distintos. El resultado más relevante que surge de la comparación es que el promedio de índice de masa corporal (IMC) de los nacidos por cesárea es medio punto superior al de los nacidos por parto natural.

Este estudio muestra que los bebés nacidos por cesárea son más propensos a tener sobrepeso u obesidad más tarde en la vida.

Hay mecanismos plausibles por los que el parto por cesárea podría influir en el peso corporal después. Los tipos de bacterias saludables en el intestino difieren en los bebés que nacen por cesárea y por parto vaginal, algo que puede tener efectos amplios sobre su salud.


Dar bebidas azucaradas a bebés podría traducirse en obesidad cinco años más tarde

Según una investigación realizada por el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) en setiembre 2014, los menores que son alimentados con jugos y bebidas azucaradas antes del año tiene más posibilidades de ser obesos cinco años más tarde.

A esta conclusión llegaron los investigadores quienes analizaron encuestas mensuales hechas a las madres de 1.189 niños para conocer sus hábitos alimentarios durante los primeros 12 meses de vida y luego volvieron a encuestarlas cuando sus hijos tenían 6 años.

Los investigadores determinaron que el 17% de los niños que había consumido bebidas y jugos azucarados antes del año de vida eran obesos a los 6 años, cifra que entre quienes no las consumieron llegaba a 8,6%.

La situación era aún más dramática al considerar a aquellos que comenzaron a tomarlas antes de los 6 meses de vida: su posibilidad de ser obesos al llegar a los 6 años era 92% veces mayor que quienes no las habían consumido (20,4% vs. 8,6%).


Obesidad en el embarazo repercute en la salud de los bebés

La investigación realizada en la universidad de Helsinki, en la que participaron 13 mil personas durante un periodo de tres años, demostró que los pequeños hijos de madres con sobrepeso y obesidad son más propensos a desarrollar enfermedades del corazón, accidentes cerebro vascular o diabetes tipo 2 cuando sean adultos.

El equipo de investigadores de la Universidad de Edimburgo señaló que las mujeres obesas comen una dieta más rica en grasas saturadas y pobre en vitaminas y minerales durante su embarazo, en comparación con las delgadas. Con ese tipo de alimentación la placenta de las mujeres embarazadas da menos protección al feto contra el cortisol – la hormona del estrés  poniendo a los bebés en mayores probabilidades de sufrir trastornos del estado de ánimo más adelante en sus vidas.

Los resultados de esta investigación son parte del proyecto DORIAN, financiado por la Comisión Europea. Se trata de un proyecto de investigación que se inició en enero 2012 y continúa su curso con la dirección del Consejo superior de investigaciones científicas de Pisa. Su objetivo es generar una mejor comprensión de los mecanismos básicos del desarrollo de la vida temprana y el envejecimiento, lo que puede traducirse en la mejora de la salud y la calidad de vida durante todo el ciclo vital.

Los científicos del consorcio piden se tomen medidas de manera urgente para prevenir la obesidad en las mujeres en edad reproductiva. Llaman a los Estados europeos para producir a guías de recomendación en la dieta durante el embarazo. Insisten en la urgencia de implementar estrategias de prevención y para informar sobre los riesgos a largo plazo de la obesidad en la mujer y su descendencia. Cerca de uno de cada tres seres humanos sufre obesidad o sobrepeso en el mundo, según la Organización Mundial de la salud.


La obesidad de la madre pone en peligro la vida del bebé


Un grupo de investigadores de la Escuela de Salud Pública del Imperial College London, en un estudio publicado en the Journal of the American Medical Association en abril 2013, vinculó el peso de las embarazadas con la salud de los fetos o los bebés. Y se llegó a la conclusión de que las obesas o con sobrepeso tienen dos o tres veces más riesgo de perder el embarazo, dar a luz a un niño muerto o que el niño muera al poco tiempo de nacer.

Los investigadores analizaron 38 estudios en busca de datos que ayuden a promover que la mujeres que quieran ser madres tengan un peso saludable, aún antes de quedar embarazadas.

El análisis realizado permite tener un mejor panorama sobre el nivel de riesgos, y si bien la muerte de fetos y niños es bastante rara en países con altos ingresos, es devastador para los padres que lo sufren.

Una mujer obesa o con sobrepeso tiene más riesgo de tener diabetes tipo 2, diabetes gestacional, preeclampsia, hipertensión y en el bebé, defectos de nacimiento. Estas condiciones aumentan el riesgo de dar a luz a un niño muerto, y aunque no se conocen los detalles de los mecanismos moleculares, se supone que hay un efecto biológico relacionado con el exceso de peso.



Obesidad en los bebés

Obesidad es el aumento de peso corporal dado por un aumento de la grasa corporal. Se establece cuando el peso real está por sobre el 20% del peso ideal. Es frecuente encontrar lactantes obesos especialmente después de los 6 meses de edad cuando los niños empiezan a incorporar otros alimentos además de la leche materna o biberón.

La obesidad infantil ha sido definida considerando la relación entre el peso total y la talla estimada. El sobrepeso infantil se establece a partir del percentil 75 en las curvas del índice de masa corporal ( IMC) y la obesidad infantil a partir del percentil 85.

Los percentiles son las tablas o curvas de crecimiento que utilizan los pediatras para valorar el desarrollo de los niños en función de unos valores de referencia admitidos de antemano como normales para niños de una misma edad, sexo y raza. El percentil indica la posición relativa del número del IMC.

Detección de la obesidad infantil. En las edades pediátricas, la clasificación de la obesidad es más complicada que en el adulto, porque ocurren continuamente cambios en la composición corporal y la talla. Estos cambios generalmente son diferentes en cada población. Hasta el momento, no existe un acuerdo en cuanto a una clasificación de la obesidad en edades pediátricas como el que existe para la edad adulta. No obstante, hay algunos criterios generales que sirven para orientar y definir una conducta al respecto. La valoración del peso en relación con la talla tiene la ventaja de excluir si el exceso de peso es debido a grasa o aumento de otros tejidos (músculo, edema, hueso, etc.).


Causas de la obesidad infantil

La obesidad en los bebés creció 60% durante los últimos 20 años especialmente por los malos hábitos de las mujeres embarazadas, así como otros factores como la edad gestacional del niño en el momento del parto, la conducta de las mujeres embarazadas o factores genéticos en madres que padecen sobrepeso durante el embarazo.

En las familias en las que el padre y la madre son obesos, el niño tiene 50% mayor de posibilidades de entrar en esta condición física. Si la madre es obesa y el padre no, las probabilidades siguen siendo altas, mientras que si sólo lo es el padre, las posibilidades de que el niño sea obeso son menores. Esto es así, porque el embarazo de la madre, sus hábitos alimenticios y la vida intrauterina del feto son factores que cuentan.

La salud y la alimentación de la madre son factores de gran peso, investigadores científicos opinan que cuanto mayor es el peso corporal y la cantidad de tejido graso de las madres, se observa que los bebés que eran hijos biológicos de madres obesas consumían más calorías, y una mayor cantidad de hidratos de carbono, en comparación con los lactantes de mamás con peso normal. También observaron que tres de cada 4 niños de madres obesas consumían suplementos alimentarios y que la frecuencia con la que las madres obesas alimentaban a sus niños era menor que sus contrapartes con peso normal. Señalan que, en promedio, las mamás obesas interactuaban menos tiempo con sus bebés, entendiendo por “interacción” los juegos y movimientos compartidos, lo cual conlleva un menor gasto de energía, tanto de las mamás como en los bebés.

Factores que pueden predisponer a un bebé a padecer sobrepeso u obesidad

* Sobrepeso de la madre antes del embarazo
* Tabaquismo materno durante el embarazo
* Peso elevado del bebé al nacer
* Rápida ganancia de peso por parte del bebé en los primeros meses
* Incorporación temprana de alimentos sólidos
* No amamantamiento


Complicaciones asociadas a la obesidad del bebé

Cuando los bebés tienen un gran exceso de peso pueden presentar algún grado de retraso motor (movimiento) por la dificultad que implica el exceso. Se retrasa el momento en que sientan, se paran o caminan y se establece además, una falta en el control del apetito que es determinante en la preservación del exceso de peso a posteriori y en la determinación de la obesidad en etapas posteriores.

El principal riesgo está dado porque la apetencia y el gusto se establecen en las primeras etapas de la vida, si se rompen los equilibrios naturales ofreciendo alimentos en exceso o muy dulces o salados esto puede ser determinante en una preferencia inadecuada de alimentos en el futuro.

La obesidad infantil no está exenta de complicaciones, ya que se estima que 75% de los niños obesos serán adultos obesos. Además, la complicación más grave es el síndrome metabólico, el cual representa ‘el puente’ para que padezcan diabetes mellitus tipo 2 (siendo niños o adolescentes), hipertensión (en escolares) y aceleración de la aterosclerosis.

Otros problemas asociados incluyen pie plano, escoliosis (curvatura en la columna vertebral), hiperlordosis (alteración postural), edad ósea adelantada, menarquía precoz (primera menstruación), incremento en la talla y trastornos psicológicos a causa de la discriminación.


Pautas para prevenir la obesidad infantil desde bebé

* Lactancia. Los bebés que toman leche materna tienen menor riesgo de desarrollar obesidad que los que toman fórmulas, y este efecto protector es mayor cuanto más se prolongue la lactancia. Que el bebé gane poco peso no es factor suficiente para dar biberones «de apoyo».

* No introducir ningún alimento distinto de la leche antes de los 6 meses. Ni siquiera zumos o infusiones aunque no estén azucaradas: no son necesarios y así toman menos leche.

* Evitar añadir demasiados cereales a su papilla o biberón.

* Hasta el primer año, no poner más de 30-40 g de pollo o carne en sus purés. El exceso de proteínas es un factor de riesgo para desarrollar obesidad.

* No sustituir la fruta por zumos, aunque sean naturales. La fruta entera tiene fibra y es bueno que el bebe se acostumbre a la fruta entera.

* No forzarlo a comer. Los lactantes tienen un delicado mecanismo de regulación del apetito que les impide tomar más de lo que necesitan. Si se le obliga, ese mecanismo se altera.

La prevención de la obesidad en la primera infancia pasa por evitar el tabaquismo en el hogar, tratar el exceso de peso de la madre, amamantar al bebé de forma exclusiva hasta los seis meses y seguir con la lactancia materna a demanda (complementándola con alimentos saludables habituales en la dieta de la familia) hasta los dos años de edad o más.


Alimentación ideal de los bebés

La alimentación ideal de los bebés es la leche materna exclusiva, que se da a libre demanda los primeros seis meses, sin agua, sin jugos y donde progresivamente los mismos niños regulan horarios y cantidad.

Los bebés que se alimentan a través de lactancia materna tienden a tener un peso más normal, mucha menos obesidad, y encuentran una manera de saciarse que es mucho más efectiva que los bebés que se alimentan a través de fórmula o alimentos sólidos ya que, la lactancia es un mecanismo natural para la regulación de la ingesta necesaria de los nutrientes y calorías necesarias para el desarrollo de los bebés.

La lactancia, proporciona todas las calorías, vitaminas, y los requerimientos para el desarrollo del niño, protege contra las infecciones de oídos, diarrea, enfermedades respiratorias y, además, previene contra muchas enfermedades como las caries, la diabetes, la esclerosis múltiple, y aún ciertas formas de cáncer, particularmente el cáncer de mama en las niñas.

La relación entre la obesidad y los bebés que toman fórmula e ingieren alimentos sólidos surge debido a que los infantes consumen calorías en exceso ya que, los padres no pueden determinar con exactitud e, incluso, ignoran cuánto alimento realmente requiere su bebé para satisfacer sus necesidades calóricas y nutricionales.

Evitar alimentar a los bebés con sólidos, antes de los cuatro meses y es aún mejor esperarse hasta a los seis meses, en caso de que haya resultado alérgico, intolerante o la madre no haya producido la leche materna necesaria para la alimentación del pequeño.

Se debe introducir, poco a poco, en la dieta de los bebés, cereales, frutas y verduras antes que alimentos dulces o con exceso de grasa. La mejor forma de determinar el tamaño correcto de las porciones para la alimentación saludable de un bebé es comparar el tamaño de su comida con el de su puño, con el fin de que ésta no sea mayor.


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