Cuanto más temprano un niño comienza a tener exceso de peso,
más
posibilidades hay de que sea obeso en la edad adulta
La obesidad infantil es un problema grave y, en muchos casos, este
problema se inicia en la infancia. Los niños no ganan sobrepeso de la noche a
la mañana, es un proceso gradual que se desarrolla a lo largo de meses o
incluso años.
Debido a la falta de tiempo, las familias de hoy utilizan a menudo
alimentos ya preparados, comidas precocinadas o comidas rápidas. Estos
alimentos suelen tener una proporción más alta de azúcares y grasas que los
alimentos naturales. Una alimentación excesiva en la infancia frecuentemente es
causante de problemas de obesidad en el futuro.
La edad de aparición de la obesidad infantil, en casi la mitad de
los casos, es antes de los 2 años.
Según la OMS en todo el mundo, el número de lactantes y niños
pequeños (de 0 a 5 años) que padecen sobrepeso u obesidad aumentó de 32
millones en 1990 a 42 millones en 2013. Si se mantienen las tendencias
actuales, el número de lactantes y niños pequeños con sobrepeso aumentará a 70
millones para 2025.
* Sin intervención, los lactantes y los niños pequeños obesos se mantendrán
obesos durante la infancia, la adolescencia y la edad adulta.
* La obesidad infantil está asociada a una amplia gama de
complicaciones de salud graves y a un creciente riesgo de contraer enfermedades
prematuramente, entre ellas, diabetes y cardiopatías.
* La lactancia materna exclusiva desde el nacimiento hasta los seis meses de edad es un medio importante para ayudar a impedir que los lactantes se vuelvan obesos.
Lo que más preocupa a los investigadores en obesidad infantil es
que, al ser un problema de salud multifactorial, parece muy difícil de
revertir. “El niño obeso será un adulto obeso”, señala la Organización Mundial
de la Salud en un informe.
Investigación
Los bebés que toman más proteínas en la leche son el doble de
obesos
Según un estudio publicado en The American Journal of Clinical
Nutrition en mayo 2014, hay una relación clara entre este componente de los preparados
para bebés y el futuro peso de los niños: a más proteínas, más sobrepeso y
obesidad.
El estudio se ha llevado a cabo siguiendo a un grupo de 1.678
niños nacidos entre octubre de 2002 y julio de 2004 en cinco países europeos. A
los bebés se los repartió en tres grupos: 1.090 que recibían leches de fórmula,
y 588 que fueron amamantados. A los primeros se los dividió a su vez en dos
grupos, uno que recibía leche con bajo contenido en proteínas y otro con
contenidos mayores. A los seis años se midió su índice de masa corporal.
Los estudios se centraron en buscar qué componente era diferente y
condicionaba los resultados futuros. Ahí es donde aparecieron las sospechas
sobre las proteínas de los preparados lácteos. Puede haber un componente en la
cualidad de esas proteínas. Los preparados infantiles se elaboran a partir de
leche de vaca, que tiene muchas más proteínas y de distinta clase que la leche
materna.
Bebés obesos a causa de introducción temprana de alimentos sólidos
La Academia Nacional de Pediatría en Estados Unidos, en su revista
Pediatrics de febrero 2011, indicó que el riesgo de desarrollar obesidad infantil aumenta más de seis
veces en bebés que consumen
fórmula y/o que fueron nutridos con alimentos
sólidos antes de cumplir los cuatro meses de edad.
La introducción temprana de alimentos sólidos sienta las bases para los patrones de
alimentación y el estado del peso de los bebés por el resto de sus vidas.
Los investigadores revisaron los datos de 847 niños que
participaron en el Proyecto Viva, un estudio a largo plazo sobre la salud de
las mujeres y sus bebés
desarrollado en los Estados Unidos, al cual, las madres, de forma voluntaria,
se inscribieron antes del nacimiento de sus bebés y se les dio seguimiento durante al menos tres años.
Los investigadores encontraron que, el 67% de los bebés eran alimentados con leche
materna y el 32% con leche de fórmula y, cuando estos cumplían los tres años,
el 9% fueron considerados con algún grado de obesidad. Lo que comprobó que, los
bebés que tomaban leche de
fórmula, junto con alimentos sólidos
antes de cumplir cuatro meses, en promedio, fueron 6.3 veces más propensos a
ser obesos antes de cumplir los 36 meses.
Los niños nacidos por cesárea tienen más riesgo de ser obesos
Según un estudio realizado por expertos del Imperial College de
Londres y publicado en PLoS ONE en
febrero 2014, los bebés que nacen por cesárea tienen más probabilidades de
tener sobrepeso u obesidad en la edad adulta.
El trabajo ha recogido datos de otras 15 investigaciones, sobre
una muestra total de más de 38,000 personas de 10 países distintos. El
resultado más relevante que surge de la comparación es que el promedio de índice
de masa corporal (IMC) de los nacidos por cesárea es medio punto superior
al de los nacidos por parto natural.
Este estudio muestra que los
bebés nacidos por cesárea son más propensos a tener sobrepeso u obesidad más
tarde en la vida.
Hay mecanismos plausibles por
los que el parto por cesárea podría influir en el peso corporal después. Los tipos de bacterias saludables en el intestino difieren en
los bebés que nacen por cesárea y por parto vaginal, algo que puede tener
efectos amplios sobre su salud.
Dar bebidas azucaradas a bebés podría traducirse en obesidad cinco
años más tarde
Según una investigación realizada por el Centro para el Control y
Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) en setiembre 2014, los
menores que son alimentados con jugos y bebidas azucaradas antes del año tiene
más posibilidades de ser obesos cinco años más tarde.
A esta conclusión llegaron los investigadores quienes analizaron
encuestas mensuales hechas a las madres de 1.189 niños para conocer sus hábitos
alimentarios durante los primeros 12 meses de vida y luego volvieron a
encuestarlas cuando sus hijos tenían 6 años.
Los investigadores determinaron que el 17% de los niños que había
consumido bebidas y jugos azucarados antes del año de vida eran obesos a los 6
años, cifra que entre quienes no las consumieron llegaba a 8,6%.
La situación era aún más dramática al considerar a aquellos que
comenzaron a tomarlas antes de los 6 meses de vida: su posibilidad de ser
obesos al llegar a los 6 años era 92% veces mayor que quienes no las habían
consumido (20,4% vs. 8,6%).
Obesidad en el embarazo repercute en la salud de los bebés
La investigación realizada en la universidad de Helsinki, en la
que participaron 13 mil personas durante un periodo de tres años, demostró que
los pequeños hijos de madres con sobrepeso y obesidad son más propensos a
desarrollar enfermedades del corazón, accidentes cerebro vascular o diabetes
tipo 2 cuando sean adultos.

Los resultados de esta investigación son parte del proyecto
DORIAN, financiado por la Comisión Europea. Se trata de un proyecto de
investigación que se inició en enero 2012 y continúa su curso con la dirección
del Consejo superior de investigaciones científicas de Pisa. Su objetivo es
generar una mejor comprensión de los mecanismos básicos del desarrollo de la
vida temprana y el envejecimiento, lo que puede traducirse en la mejora de la
salud y la calidad de vida durante todo el ciclo vital.
La obesidad de la madre pone en peligro la vida del bebé

Los investigadores analizaron 38 estudios en busca de datos que
ayuden a promover que la mujeres que quieran ser madres tengan un peso
saludable, aún antes de quedar embarazadas.
El análisis realizado permite tener un mejor panorama sobre el
nivel de riesgos, y si bien la muerte de fetos y niños es bastante rara en
países con altos ingresos, es devastador para los padres que lo sufren.
Obesidad en los bebés

La obesidad infantil ha
sido definida considerando la relación entre el peso total y la talla
estimada. El sobrepeso infantil se establece a partir del percentil 75
en las curvas del índice de masa corporal ( IMC) y la obesidad infantil a partir del percentil 85.
Los percentiles son las tablas o curvas de crecimiento que
utilizan los pediatras para valorar el desarrollo de los niños en función de
unos valores de referencia admitidos de antemano como normales para niños de
una misma edad, sexo y raza. El percentil indica la posición relativa del
número del IMC.
Detección de la obesidad infantil. En
las edades pediátricas, la clasificación de la obesidad es más complicada que en el adulto, porque ocurren
continuamente cambios en la composición corporal y la talla. Estos cambios
generalmente son diferentes en cada población. Hasta el momento, no existe un
acuerdo en cuanto a una clasificación
de la obesidad en edades pediátricas como el que existe para la edad
adulta. No obstante, hay algunos criterios generales que sirven para orientar y
definir una conducta al respecto. La valoración
del peso en relación con la talla tiene la ventaja de excluir si el
exceso de peso es debido a grasa o aumento de otros tejidos (músculo, edema,
hueso, etc.).
Causas de la obesidad infantil
La obesidad en los bebés creció 60% durante los últimos 20 años
especialmente por los malos hábitos
de las mujeres embarazadas, así como otros factores como la edad gestacional
del niño en el momento del parto, la conducta de las mujeres embarazadas o
factores genéticos en madres que padecen sobrepeso durante el embarazo.
En las familias en las que el padre y la madre son obesos,
el niño tiene 50% mayor de
posibilidades de entrar en esta condición física. Si la madre es obesa y
el padre no, las probabilidades siguen siendo altas, mientras que si sólo lo es
el padre, las posibilidades de que el niño sea obeso son menores. Esto es así,
porque el embarazo de la madre, sus hábitos
alimenticios y la vida intrauterina del feto son factores que cuentan.
La salud y la alimentación de la madre son factores de gran peso,
investigadores científicos opinan que cuanto mayor es el peso corporal
y la cantidad de tejido graso de las madres, se observa que los bebés que eran
hijos biológicos de madres obesas
consumían más calorías, y una mayor cantidad de hidratos de carbono, en comparación
con los lactantes de mamás con peso normal. También observaron que tres de cada 4 niños de madres obesas consumían
suplementos alimentarios y que la frecuencia con la que las madres obesas
alimentaban a sus niños era menor que sus contrapartes con peso normal. Señalan que, en promedio,
las mamás obesas interactuaban menos tiempo con sus bebés, entendiendo por
“interacción” los juegos y movimientos compartidos, lo cual conlleva un menor gasto de energía, tanto de las
mamás como en los bebés.
Factores que pueden predisponer a un bebé a padecer sobrepeso u
obesidad
* Sobrepeso de la madre antes del embarazo
* Tabaquismo materno durante el embarazo
* Peso elevado del bebé al nacer
* Rápida ganancia de peso por parte del bebé en los primeros meses
* Incorporación temprana de alimentos sólidos
* No amamantamiento
Complicaciones asociadas a la obesidad del bebé
Cuando los bebés tienen un gran exceso de peso pueden presentar
algún grado de retraso motor (movimiento) por la dificultad que implica el
exceso. Se retrasa el momento en que sientan, se paran o caminan y se establece
además, una falta en el control del apetito que es determinante en la
preservación del exceso de peso a posteriori y en la determinación de la obesidad
en etapas posteriores.
El principal riesgo está dado porque la apetencia y el gusto se
establecen en las primeras etapas de la vida, si se rompen los equilibrios
naturales ofreciendo alimentos en exceso o muy dulces o salados esto puede ser
determinante en una preferencia inadecuada de alimentos en el futuro.
La obesidad infantil no está exenta de complicaciones, ya que se
estima que 75% de los niños obesos serán adultos obesos. Además, la
complicación más grave es el síndrome metabólico, el cual representa ‘el
puente’ para que padezcan diabetes mellitus tipo 2 (siendo niños o
adolescentes), hipertensión (en escolares) y aceleración de la aterosclerosis.
Otros problemas asociados incluyen pie plano, escoliosis
(curvatura en la columna vertebral), hiperlordosis (alteración postural), edad
ósea adelantada, menarquía precoz (primera menstruación), incremento en la
talla y trastornos psicológicos a causa de la discriminación.
Pautas para prevenir la obesidad infantil desde bebé
* Lactancia. Los bebés que toman leche materna tienen menor riesgo de
desarrollar obesidad que los que toman fórmulas, y este efecto protector es
mayor cuanto más se prolongue la lactancia. Que el bebé gane poco peso no es
factor suficiente para dar biberones «de apoyo».
* No introducir ningún alimento
distinto de la leche antes de los 6 meses. Ni
siquiera zumos o infusiones aunque no estén azucaradas: no son necesarios y así
toman menos leche.
* Evitar añadir demasiados
cereales a su papilla o biberón.
* Hasta el primer año, no poner
más de 30-40 g de pollo o carne en sus purés. El
exceso de proteínas es un factor de riesgo para desarrollar obesidad.
* No sustituir la fruta por
zumos, aunque sean naturales. La fruta entera tiene
fibra y es bueno que el bebe se acostumbre a la fruta entera.
* No forzarlo a comer. Los lactantes tienen un delicado mecanismo de regulación del
apetito que les impide tomar más de lo que necesitan. Si se le obliga, ese
mecanismo se altera.
La prevención de la obesidad en la primera infancia pasa por
evitar el tabaquismo en el hogar, tratar el exceso de peso de la madre,
amamantar al bebé de forma exclusiva hasta los seis meses y seguir con la
lactancia materna a demanda (complementándola con alimentos saludables
habituales en la dieta de la familia) hasta los dos años de edad o más.
Alimentación ideal de los bebés
Los bebés que se
alimentan a través de lactancia materna tienden a tener un peso más normal,
mucha menos obesidad, y
encuentran una manera de saciarse que es mucho más efectiva que los bebés que se alimentan a través de
fórmula o alimentos sólidos ya
que, la lactancia es un mecanismo natural para la regulación de la ingesta
necesaria de los nutrientes y calorías necesarias para el desarrollo de los bebés.
La lactancia, proporciona todas las calorías, vitaminas, y los
requerimientos para el desarrollo del niño, protege contra las infecciones de
oídos, diarrea, enfermedades respiratorias y, además, previene contra muchas
enfermedades como las caries, la diabetes, la esclerosis múltiple, y aún
ciertas formas de cáncer, particularmente el cáncer de mama en las niñas.
La relación entre la obesidad
y los bebés que toman fórmula e
ingieren alimentos sólidos surge debido a que los infantes consumen calorías en
exceso ya que, los padres no pueden determinar con exactitud e, incluso,
ignoran cuánto alimento realmente requiere su bebé para satisfacer sus
necesidades calóricas y nutricionales.
Evitar alimentar a los bebés
con sólidos, antes de los cuatro meses y es aún mejor esperarse hasta a los
seis meses, en caso de que haya resultado alérgico, intolerante o la madre no
haya producido la leche materna necesaria para la alimentación del pequeño.
Se debe introducir, poco a poco, en la dieta de los bebés, cereales, frutas y verduras
antes que alimentos dulces o con exceso de grasa. La mejor forma de determinar
el tamaño correcto de las porciones para la alimentación saludable de un bebé
es comparar el tamaño de su comida con el de su puño, con el fin de que ésta no
sea mayor.
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