diciembre 30, 2020

Aparición de las Capacidades Humanas – La Neo-corteza


Neurociencias identifica el mecanismo genético que permitió la aparición de las capacidades humanas – La neocorteza

Descubren que nunca apareció un gen que nos hiciera inteligentes

Un equipo de científicos del Instituto de Neurociencias en Alicante CSIC-UMH, liderado por el doctor Víctor Borrell, en un estudio publicado en la revista Cell de junio 2018, identifica por primera vez una señal molecular clave para la expansión de la corteza cerebral y la adquisición de su compleja arquitectura durante la evolución de los mamíferos.

Demuestran que dicha evolución no se debió a la aparición de nuevos genes, como se ha sugerido recientemente, sino a la regulación fina de los mecanismos genéticos que ya existen en los reptiles y que son comunes a todos los amniotas (reptiles, anfibios y aves).

El nivel de actividad de genes conservados durante la evolución, y no la aparición de nuevos genes, fue clave para la expansión de la corteza cerebral, que hizo posible su gran complejidad en los mamíferos.


Esta modulación dio lugar a una nueva forma de neurogénesis más eficiente, que impulsó en los mamíferos la multiplicación exponencial del número de neuronas, la expansión de la corteza cerebral y, con ello, la aparición, en última instancia, de las capacidades que nos definen como humanos.

El tamaño del cerebro es radicalmente diferente entre reptiles, aves y mamíferos debido fundamentalmente a la diferencia de tamaño y complejidad de la corteza cerebral, que llega a su máximo exponente en nuestra especie. Compuesta de seis capas, frente a las tres de reptiles y aves, la corteza cerebral nos permite controlar características exclusivamente humanas, como la creatividad, el lenguaje, la escritura, la risa, las artes o la capacidad de planificar acciones y prever sus consecuencias.

La aparición de los amniotas

La expansión de la corteza cerebral se inició con el paso a tierra de los anfibios, en el Cámbrico, hace unos 500 millones de años, cuando la diversidad de formas de vida experimentó una gran explosión. En ese momento se produjo la aparición de los amniotas – reptiles, anfibios y aves – cuyo embrión está provisto de una cavidad rellena de líquido (amnios) que les permitía independizarse del agua para su reproducción y desarrollo.

Dejar el medio acuático supuso un gran reto para el cerebro primitivo, que experimentó profundas modificaciones para integrar la nueva información visual, acústica y olfativa que recibía fuera del agua, así como para adaptarse a la nueva locomoción terrestre, que necesitó el desarrollo de una musculatura corporal específica para mover las extremidades anteriores y posteriores.

Todas estas modificaciones hicieron evolucionar la pequeña y primitiva corteza cerebral de los anfibios hasta convertirse en la mucho más grande y compleja de los mamíferos. Esto ocurrió gracias a un aumento sin comparación en el número y tipos de neuronas, que permitió el paso de una corteza formada por tres capas de células, denominada paleocorteza (corteza antigua) propia de los reptiles, a otra más evolucionada y con seis capas, típica de los mamíferos, denominada neocorteza (corteza nueva). Este gran salto cualitativo fue fundamental para el aumento progresivo en las capacidades cognitivas en las distintas especies de mamíferos, llegando en última instancia al nivel más alto en los primates y el ser humano.

Las células madre de las neuronas

El desarrollo de la corteza cerebral depende en gran medida de las células de glía radial, las células madre encargadas de generar neuronas y de guiarlas durante el desarrollo embrionario hasta sus destinos finales dentro del cerebro. El incremento en la neurogénesis embrionaria a lo largo de la evolución dependió de una decisión binaria de las células de glía radial: la de generar neuronas de forma directa o indirecta.


El desarrollo de la corteza cerebral depende en gran medida
de las células de glía radial

En reptiles y aves, la mayoría de las neuronas corticales son producidas directamente a partir de las células de glía radial, mientras que en la neocorteza de los mamíferos la mayoría de las neuronas se producen de forma indirecta a través de células progenitoras intermedias, que se agrupan en la denominada zona subventricular – “la cuna de las neuronas” – exclusiva del cerebro de los mamíferos. Este proceso para generar nuevas neuronas, aunque más lento, permitió una amplificación exponencial de la producción de neuronas nuevas que impulsó la evolución de la corteza cerebral.

Hasta ahora se desconocían los mecanismos que regularon esta expansión de la corteza cerebral desde las tres capas de los reptiles y aves a las seis capas de los mamíferos. El equipo de científicos ha dado un paso muy importante precisamente para comprender, tanto a nivel celular como genético, cómo tuvo lugar esta evolución, fundamental para dotarnos de características únicas.

En concreto, han identificado por primera vez una señal molecular clave para la expansión de la corteza cerebral y la adquisición de su compleja arquitectura en los mamíferos (neocorteza). Este hallazgo se hace aún más importante porque demuestra que esta evolución no se debió a la aparición de nuevos genes, como se ha sugerido recientemente, si no a la regulación fina de mecanismos genéticos ya existentes en reptiles, que son comunes en todos los amniotas.

Una «rotonda» nos hace tener más cerebro

La expresión de la llamada proteína rotonda es clave 
en la creación o no de nuevas y variadas neuronas


Fue la regulación de los niveles de actividad de una vía de señalización altamente conservada, la del gen Robo (abreviatura de Roundabout, en inglés “rotonda”), la que hizo posible el cambio en la forma de generar nuevas neuronas, pasando de una neurogénesis directa y poco ineficaz a otra indirecta, mucho más productiva.

Organoides cerebrales

Mientras que la neurogénesis directa, propia de reptiles y aves, limita el número de neuronas nuevas y, por tanto, el tamaño de la corteza cerebral, la aparición de la neurogénesis indirecta permitió la producción de un volumen de neuronas sin precedentes. Esto se logró con la disminución de la expresión del gen Robo durante la evolución de los amniotas, como mecanismo primario que impulsó la expansión y la complejidad de la corteza cerebral a lo largo de la escala evolutiva.

El equipo ha utilizado experimentos de ganancia y pérdida de función génica en embriones de ratones, pollos y serpientes, y también en organoides cerebrales humanos, para demostrar que los niveles bajos del gen Robo, combinados con niveles altos del gen Dll1, son necesarios y suficientes para conducir a la neurogénesis indirecta que permitió el desarrollo de la corteza cerebral cada vez más grande y compleja de los mamíferos. Además, han comprobado experimentalmente en serpientes y aves que la disminución de la señal de Robo y la potenciación de Dll1 recapitula este proceso evolutivo, dando lugar a la formación de células madre que solo se forman en el cerebro de mamíferos, y que son necesarias para la neurogénesis indirecta, también exclusiva de mamíferos.

En este estudio han colaborado investigadores de la Universidad de Ginebra (Suiza), el Instituto Max Planck (Alemania) y las Universidades de Stanford y Thomas Jefferson (EE. UU.).


Célula glial radial

Entendemos por glía o células gliales a aquel conjunto de células derivadas del epitelio embrionario que recubren el sistema nervioso y forman una red de soporte, protección, nutrición y mantenimiento de las neuronas.

Una célula glial radial es una célula con forma bipolar que abarca todo el ancho de la corteza en el desarrollo del sistema nervioso central (SNC) y que sirve como progenitor primario capaz de generar neuronas, astrocitos y oligodendrocitos.

La glía radial sirve como camino o guía para las neuronas durante el desarrollo fetal. Dicha guía se produce debido a la interacción de glía y neurona, a través de un proceso de atracción a nivel químico y al papel de la glía a la hora de promover el crecimiento y migración de las fibras nerviosas.

Sin embargo, ese papel se ve reducido con el paso del tiempo: una vez producida la migración de las neuronas de la corteza hacia su posición final y una vez que dejan de nacer nuevas neuronas en la mayoría de áreas del sistema nervioso, su papel pasa a centrarse en dar soporte a la red neuronal.

La glía radial también se ha relacionado con la propia generación y síntesis neuronal: se ha observado que pueden actuar como progenitoras de otras células tales como neuronas. Dicha neurogénesis se encuentra vinculada especialmente a la infancia, pero se sospecha su implicación en el nacimiento de nuevas células nerviosas en el cerebro adulto en las pocas áreas en que se ha detectado – en el hipocampo y en el bulbo olfatorio – es donde más se ha observado.

Asimismo, se han relacionado con la recuperación de algunas funciones tras la presencia de lesiones cerebrales, y se ha observado su vinculación con procesos como la poda sináptica y neuronal que se produce durante el crecimiento.

Se ha visto que las células gliales también tienen un muy importante papel a la hora de generar una red cerebrovascular compleja, funcional y estable en el cerebro, especialmente en los inicios de la vida pero también durante todo el ciclo vital. En experimentos con ratones se observó que su inhibición genera una degradación de la red de vascularización cerebral y el metabolismo del cerebro, algo que facilita en gran medida la aparición de neuro-degeneración.

A igual que el resto de células gliales, la glia radial también tiene como importante papel sustentar y mantener con vida a las neuronas que las rodean, facilitando su crecimiento y nutriéndolas.



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noviembre 30, 2020

Los Terribles Efectos del Sufrimiento Infantil en el Cerebro de los Niños



Los problemas y conflictos de la infancia no siempre quedan enterrados en el pasado. Muchas de esas experiencias dejan una huella profunda en el desarrollo emocional de los niños y en sus relaciones con quienes les rodean. Sin embargo, lo que no se conocía hasta hace poco es que el sufrimiento infantil también puede afectar el desarrollo cognitivo y el volumen cerebral de los niños.

El sufrimiento encoge el cerebro de los niños para siempre

Según un estudio realizado por la investigadora Nuria Mackes, junto a un grupo de científicos del Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia del King's College de Londres, cuyos resultados se publicaron en PNAS de enero 2020, se muestra una reducción media del volumen total del cerebro en niños rescatados de los orfanatos de la Rumanía del dictador Ceausescu. Título original del estudio : “Early childhood deprivation is associated with alterations in adult brain structure despite subsequent environmental enrichment”.

En la investigación se analizó el cerebro de niños huérfanos que vivieron años de privaciones en una institución estatal antes de ser adoptados, y se encontró que esas vivencias afectaron su estructura cerebral.

Para llegar a estos resultados, los investigadores analizaron el cerebro de 67 niños rumanos adoptados en Reino Unido que fueron sometidos a privaciones durante su estancia en orfanatos rumanos y de 21 niños ingleses adoptados en Reino Unido que no estuvieron sometidos a esas condiciones tan difíciles durante su estancia en los orfanatos.

Tras considerar diversos factores ambientales y genéticos, los resultados mostraron que los niños rumanos que vivieron experiencias difíciles durante su estancia en el orfanato tenían volúmenes cerebrales sustancialmente más pequeños que el resto de niños, sobre todo en el área frontal y prefrontal. Asimismo, presentaron coeficientes de inteligencia más bajos y síntomas de trastorno por déficit de atención e hiperactividad, probablemente relacionado con la reducción del volumen cerebral.

Los resultados del estudio muestran una reducción media del volumen total del cerebro del 8,57% aún hoy, cuando la mayoría ha superado los 20 años de edad o está cerca de hacerlo. Además, la investigación señala que el grado de reducción depende de la cantidad de sufrimiento. Por cada mes de más pasado en aquellos orfanatos, los chicos ya adultos tienen entre dos y tres centímetros cúbicos menos de masa cerebral. Más allá del menor volumen cerebral total, también se ven cambios en el volumen y grosor de diversas áreas del cerebro. Y eso que, nada más llegar a sus nuevas familias, sus condiciones materiales, emocionales y psicológicas fueron normales.

Para la investigadora Mackes, su nuevo trabajo ayuda a mostrar la base física de todo esto : la demostración de estos efectos tan profundos de las privaciones en el tamaño cerebral y la conexión de estas diferencias con un menor cociente intelectual y mayores síntomas del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) ofrece algunas de las pruebas más consistentes de la base neuro-biológica de los problemas provocados por el sufrimiento.

Estudio ERA – English and Romanian Adoptees

Estos niños son una sub-muestra de una mayor que se viene estudiando desde que pisaron suelo británico dentro del llamado estudio ERA. En este seguimiento, fueron revisados al llegar, a los 4-6 años, a los 11-15 años y, en 2017, cuando ya tenían entre 22 y 25 años.

Los resultados de todo este tiempo están recogidos en el artículo “Trayectorias del desarrollo neurológico y de la salud mental de niño a adulto después de la privación en la vida temprana: el seguimiento de adultos jóvenes del estudio longitudinal de adoptados en inglés y rumano”, publicado en la revista médica The Lancet de febrero 2017. Título original : “Child-to-adult neurodevelopmental and mental health trajectories after early life deprivation: the young adult follow-up of the longitudinal English and Romanian Adoptees study”.

En la primera revisión, los pequeños que habían estado menos de seis meses en un orfanato rumano ya no se distinguían de los adoptados de origen británico. Pero los que pasaron más tiempo presentaban menores habilidades cognitivas y sociales. Las diferencias se mantuvieron en la siguiente revisión. Ya de adultos, el retraso cognitivo ha desaparecido, pero han surgido otros problemas.

El principal autor del estudio, Edmund Sonuga-Burke, explica que se ven efectos tanto en ansiedad y depresión que no estaban presentes en la infancia, es como si los jóvenes que tuvieron otras dificultades relacionadas con la privación cuando eran niños desarrollaran estos problemas emocionales y parece estar relacionado con dificultades para encontrar empleo o hacer amigos.

Análisis adicional del Estudio de adopción chino británico (BCAS) : Eventos y experiencias de la vida adulta después de la adopción internacional

La investigadora Maggie Grant de la Universidad de Stirling (Reino Unido) publicó una revisión del estudio BCAS en Elsevier de agosto 2018. Título original : “Further analysis of the British Chinese Adoption Study (BCAS): Adult life events and experiences after international adoption”.

Aunque no hay muchos experimentos como el del estudio ERA, sí hay algunas investigaciones similares que ayudan a desentrañar las causas de un impacto tan duradero de la adversidad. Es el caso del British Chinese Adoption Study (BCAS), realizado con un centenar de niñas de Hong Kong adoptadas en los años 60 por familias británicas. Las instituciones de la antigua colonia británica no eran el horror de los orfanatos rumanos y eso se ha notado: la mayoría de las ya mujeres muestra pocas dificultades en la actualidad.

Es muy posible que los distintos entornos de los orfanatos expliquen, al menos en parte, los resultados diferentes de los participantes en el estudio ERA y las mujeres de la investigación BCAS.

Según la investigadora, aunque ambos estudios señalan cierta recuperación ante la adversidad ambiental temprana, hay que reconocer que incluso si los niños tuvieron experiencias positivas en sus familias adoptivas, las diferencias en sus primeras vivencias implican que cada niño – y ya de adulto – tendrá sus propios resultados.


Otros efectos del sufrimiento infantil en el desarrollo de los niños

Reducción del volumen de materia gris cortical prefrontal en adultos jóvenes expuestos a castigos corporales severos

Una investigación realizada en la Universidad de Harvard y publicada en Neuroimage de agosto 2009, cuyo objetivo fue investigar si el castigo corporal severo se asoció con alteraciones discernibles en el volumen de materia gris. Título original : “Reduced prefrontal cortical gray matter volume in young adults exposed to harsh corporal punishment”.

El castigo corporal severo (HCP) durante la infancia es un factor estresante crónico del desarrollo asociado con la depresión, la agresión y las conductas adictivas. La exposición a factores estresantes traumáticos, como el abuso sexual, está asociada con la alteración de la estructura cerebral, pero no se sabe nada sobre las posibles consecuencias neurobiológicas del HCP. El objetivo de este estudio fue investigar si el HCP se asoció con alteraciones discernibles en el volumen de materia gris utilizando morfometría basada en voxel.

Se sometieron a un escáner cerebral a 1.455 jóvenes con edades comprendidas entre los 18 y 25 años que habían recibido al menos un castigo físico al mes durante más de tres años, y también se encontró cambios en el volumen de su materia gris.

Básicamente, los niños que recibían más castigos físicos tenían menos materia gris en algunas zonas de la corteza prefrontal, una región relacionada con el control de impulsos y el comportamiento. Este efecto también repercutía en el desarrollo cognitivo y nivel intelectual de estos pequeños a largo plazo. Es decir, a más castigos y sufrimiento durante la infancia, mayor deficiencia cognitiva en la niñez y adolescencia.

Exponer a los niños a HCP severo puede tener efectos perjudiciales en las trayectorias del desarrollo del cerebro. Sin embargo, también es concebible que las diferencias en el desarrollo cortical prefrontal puedan aumentar el riesgo de exposición al HCP.

Castigo corporal por madres y Desarrollo de la capacidad cognitiva de los niños : Un estudio longitudinal de dos Cohortes de edad representativas a nivel nacional

Según un estudio realizado por expertos de la Universidad de New Hampshire, publicado en Journal of Aggression, Maltreatment & Trauma en julio 2009, se reveló que el castigo físico en la infancia está estrechamente relacionado con el cociente intelectual. Título original : “Corporal Punishment by Mothers and Development of Children's Cognitive Ability: A Longitudinal Study of Two Nationally Representative Age Cohorts”.

En la investigación participaron más de 1.500 niños de entre 2 y 9 años. Los resultados mostraron que los niños cuyas madres les castigaban físicamente mostraban un retraso en el desarrollo de su capacidad cognitiva, sobre todo si el castigo se continuaba infringiendo más allá de los 5 años.

Problemas de comportamiento después del estrés en la vida temprana : contribuciones del hipocampo y la amígdala

En un estudio realizado por el neurocientífico Jamie Hanson, de la Universidad de Pittsburgh, publicado por Biol Psychiatry en febrero 2015, revela que el estrés en la vida temprana puede comprometer el desarrollo, con mayores niveles de adversidad vinculados a problemas de conducta.

El investigador lleva años estudiando la conexión entre situaciones de estrés en la más tierna infancia y el desarrollo de psicopatologías en la adolescencia y edad adulta. Lo ha investigado en niños abandonados, en adoptados, en los maltratados o algunos niños de la calle. Piensa que cuando el cerebro es particularmente plástico, la experiencia puede tener una gran influencia. Y la ciencia apunta a que, al principio de su desarrollo, el cerebro es más plástico y moldeable.

El estrés en la vida temprana – ELS, por sus siglas en inglés – puede comprometer el desarrollo, con mayores niveles de adversidad vinculados a problemas de conducta. Para comprender el vínculo entre estrés y desarrollo del cerebro, se ha examinado dos regiones del cerebro involucradas con el funcionamiento socio-emocional: la amígdala y el hipocampo.

Se completó un rastreo manual riguroso de la amígdala y el hipocampo en tres muestras de niños que sufrían diferentes formas de ELS – es decir, abuso físico, negligencia temprana o nivel socioeconómico bajo –. Además, también se recopilaron medidas de estrés vital acumulado basadas en entrevistas con los niños y sus padres o tutores. Estas mismas medidas también se recogieron en una cuarta muestra de niños de comparación que no habían sufrido ninguna de estas formas de ELS.

Se encontraron volúmenes de amígdala más pequeños para los niños expuestos a estas diferentes formas de ELS. También se observaron volúmenes de hipocampo más pequeños para los niños que sufrieron abuso físico o de hogares con bajo nivel socioeconómico. Los volúmenes más pequeños de la amígdala y el hipocampo también se asociaron con una mayor exposición al estrés acumulativo y también con problemas de comportamiento. Los volúmenes del hipocampo mediaron parcialmente la relación entre ELS y mayores problemas de comportamiento.

Este estudio sugiere que ELS puede moldear el desarrollo de áreas del cerebro involucradas con el procesamiento y la regulación de las emociones de manera similar. Las diferencias en la amígdala y el hipocampo pueden ser una diátesis – predisposición orgánica a padecer una enfermedad – compartida para los resultados negativos posteriores relacionados con ELS.

Esta serie de investigaciones demuestra que los niños que están más expuestos al castigo físico y/o el sufrimiento durante su infancia suelen tener un desarrollo cognitivo más lento y un cociente intelectual más bajo que sus pares que no han experimentado estas vivencias.

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La primera infancia es una etapa crucial en el desarrollo vital del ser humano. En ella se asientan todos los cimientos para los aprendizajes posteriores, ya que el crecimiento y desarrollo cerebral, resultantes de la sinergia entre un código genético y las experiencias de interacción con el ambiente, van a permitir un incomparable aprendizaje y el desarrollo de habilidades sociales, emocionales, cognitivas, senso-perceptivas y motoras, que serán la base de toda una vida.

Los estudios realizados en Neurociencias – ciencias que estudian al sistema nervioso y al cerebro –, en especial aquellas investigaciones relacionadas al proceso de desarrollo cerebral, están cambiando el diálogo acerca de la atención y educación de la primera infancia, ya que padres, educadores, organismos gubernamentales y no gubernamentales empiezan a entender que la educación, principalmente en esta etapa de la vida, desempeña un papel casi protagónico en la estructuración y funcionalidad del sistema nervioso y del cerebro.

Los primeros años de vida son esenciales para el desarrollo del ser humano ya que las experiencias tempranas perfilan la arquitectura del cerebro y diseñan el futuro comportamiento. En esta etapa, el cerebro experimenta cambios fenomenales: crece, se desarrolla y pasa por periodos sensibles para algunos aprendizajes, por lo que requiere de un entorno con experiencias significativas, estímulos multi-sensoriales, recursos físicos adecuados; pero, principalmente, necesita de un entorno potenciado por el cuidado, la responsabilidad y el afecto de un adulto comprometido.

El cuidado del ambiente físico, las caricias, las conversaciones, los juegos, el afecto y las canciones, son otros elementos presentes en la relación entre padres, educadores y niños desde el nacimiento. Las relaciones interpersonales son el eje central del desarrollo infantil, ya que los niños y niñas aprenden de los adultos habilidades emocionales, sociales, cognitivas y se adaptan al entorno. Cuanto mayor sea el conocimiento que el adulto tenga acerca del proceso de desarrollo cerebral infantil, más alta será la probabilidad de actuar favorablemente para la primera infancia. 

Los estudios internacionales revelan que una cuarta parte de todos los adultos manifiestan haber sufrido maltratos físicos de niños y 1 de cada 5 mujeres y 1 de cada 13 hombres declaran haber sufrido abusos sexuales en la infancia. Además, muchos niños son objeto de maltrato psicológico – también llamado maltrato emocional – y víctimas de desatención.

Según la OMS se calcula que cada año mueren por homicidio 41.000 menores de 15 años. Esta cifra subestima la verdadera magnitud del problema, dado que una importante proporción de las muertes debidas al maltrato infantil se atribuyen erróneamente a caídas, quemaduras, ahogamientos y otras causas.

En situaciones de conflicto armado y entre los refugiados, las niñas son especialmente vulnerables a la violencia, explotación y abusos sexuales por parte de los combatientes, fuerzas de seguridad, miembros de su comunidad, trabajadores de la asistencia humanitaria y otros.

Marco de Acción y Declaración de Dakar (2000) sobre Educación para Todos



En los últimos años, varias instituciones y países en el ámbito mundial han señalado la importancia de la atención y educación de la primera infancia para lograr el desarrollo sostenible de nuestras sociedades.

Bajo este acuerdo colectivo mundial se establecieron 6 objetivos fundamentales

1) Extender y mejorar la protección y educación integrales de la primera infancia, especialmente para los niños más vulnerables y desfavorecidos.

2) Velar por que antes del año 2015 todos los niños, y sobre todo las niñas y los niños que se encuentran en situaciones difíciles y los que pertenecen a minorías étnicas, tengan acceso a una enseñanza primaria gratuita y obligatoria de buena calidad y la terminen.

3) Velar por que sean atendidas las necesidades de aprendizaje de todos los jóvenes y adultos mediante un acceso equitativo a un aprendizaje adecuado ya programas de preparación para la vida activa.

4) Aumentar de aquí al año 2015 el número de adultos alfabetizados en un 50%, en particular tratándose de mujeres, y facilitar a todos los adultos un acceso equitativo a la educación básica y la educación permanente.

5) Suprimir las disparidades entre los géneros en la enseñanza primaria y secundaria de aquí al año 2005 y lograr antes del año 2015 la igualdad entre los géneros en relación con la educación, en particular garantizando a las niñas un acceso pleno y equitativo a una educación básica de buena calidad, así como un buen rendimiento.

6) Mejorar todos los aspectos cualitativos de la educación, garantizando los parámetros más elevados, para conseguir resultados de aprendizaje reconocidos y mensurables, especialmente en lectura, escritura, aritmética y competencias prácticas esenciales.

Respecto al primer objetivo surgió la necesidad de construir políticas que permitieran que todos los niños y niñas accedan a programas de atención y educación de calidad, en un marco de igualdad de oportunidades y de desarrollo humano. Este objetivo, a su vez, se encuentra en el marco de los derechos de los niños, establecidos en la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Niños.

Ver:



octubre 27, 2020

¿ Cómo se Reorganiza el Cerebro Durante el Sueño y Ante una Lesión u Operación ?





Nuestro cerebro es plástico. Es capaz de reorganizar su estructura y las conexiones entre sus neuronas. Si bien el cerebro es particularmente maleable en la infancia, nada nunca está fijo. La plasticidad cerebral funciona de esta manera hasta la muerte. Y esto, en todas las especies animales. Las últimas investigaciones de laboratorio muestran que esta plasticidad no ocurre al azar, sino que está determinada por las funciones innatas de las regiones del cerebro. El cerebro, durante su desarrollo, fijará sus rutinas cognitivas, motoras y perceptivas.

El cerebro es probablemente el objeto de estudio más complejo al que se haya enfrentado el hombre. Tenemos millones de neuronas, que a su vez hacen miles de conexiones sinápticas. Hay más conexiones en el cerebro que partículas elementales en el Universo.

La neurociencia cognitiva, sin embargo, sigue siendo una ciencia joven, desarrollada con el advenimiento de las técnicas de imágenes cerebrales en la década de 1990. Las resonancias magnéticas funcionales permiten "mapear" estas funciones cognitivas, y ahora son cada vez más precisas.


Vivir con medio cerebro

Un equipo de investigadores del Centro de Imagen Cerebral del Instituto de Tecnología de California en Pasadena, cuyo artículo apareció en Cell Reports en noviembre 2019, estudió por resonancia magnética (IRM) los cerebros de seis adultos cuyo uno de los hemisferios cerebrales había sido retirado durante la infancia para reducir los ataques epilépticos.

Hay muchas epilepsias que responden bien a los fármacos y se controlan perfectamente, pero siempre ha habido un porcentaje que se llaman refractarias, que no responden a los tratamientos, y otras enfermedades donde el tejido cerebral queda dañado. Los ataques pueden ser tan frecuentes que el niño no se puede desarrollar con normalidad porque el cerebro nunca está en reposo, o está teniendo un ataque o se está recuperando de un ataque. Una solución es destruir el foco epiléptico, el punto inicial, pero si no se consigue identificar una solución y el cerebro está dañado, otra posibilidad es eliminar la zona estropeada.

Los seis pacientes se presentaron voluntarios para una resonancia magnética funcional – una técnica que permite ver el cerebro en funcionamiento con una buena resolución espacial y temporal – en el Center for Brain Imaging du California Institute of Technology. Los resultados se compararon con los de otros seis adultos sanos a los que también se realizaron escáneres y con una base de datos que incluía los resultados de otros 1500 adultos sanos, con una edad media de 22 años.

Los seis pacientes habían sufrido ataques epilépticos desde que eran niños pequeños, uno de ellos había tenido los primeros a los pocos minutos después de nacer. En cuatro se extrajo el lado derecho del cerebro – hemisferectomía  – mientras que en los dos restantes fue el lado izquierdo. Las causas eran variadas en dos casos era un ictus alrededor del parto, en otros tres era encefalitis de Rasmussen, que genera epilepsia y daño cerebral, y en el sexto era una displasia cortical.

Lo que ha llamado la atención es que estas personas, que ahora tenían veintitantos o treinta y tantos funcionaban llamativamente bien, tenían empleos como especialista en foniatría, sus funciones de lenguaje eran normales y cuando los pusieron en el escáner charlaron relajadamente como con cualquier otra persona.

Todos ellos, incluso los que se les había extirpado el hemisferio izquierdo, donde se sitúan en la mayoría de las personas las áreas relacionadas con el habla como el área de Broca o el de Wernicke, podían hablar. Al parecer el área del habla se cambia de hemisferio, si el hemisferio izquierdo no existe o está dañado, el área del habla se sitúa en el hemisferio derecho.

En el cerebro hay una serie de redes neuronales, de circuitos funcionales que se cree es el sustrato de nuestras emociones, de la cognición, de los comportamientos. Los investigadores se fijaron especialmente en la actividad cerebral en las redes que regulan la visión, el movimiento, las emociones y el pensamiento, los llamados procesos cognitivos. Puesto que las redes neuronales dedicadas a una única función regulatoria se extienden a menudo en ambos hemisferios, el equipo investigador esperaba ver una actividad neural más débil en los pacientes con hemisferectomía, pero no era el caso.

Los investigadores parcelaron el cerebro en 400 zonas, 200 en cada hemisferio y establecieron siete redes funcionales. El mismo esquema de parcelas que se veía en personas sanas se podía distinguir sin problemas en las personas con medio cerebro.

La segunda fase fue ver si se volvía a hacer un escáner a la misma persona al cabo de un tiempo y en la misma persona y para la misma tarea se veía el mismo patrón de actividad, lo que se conoce como fingerprinting, como tomar las huellas dactilares. El resultado de esta segunda parte del estudio es que los patrones de actividad eran consistentes a lo largo del tiempo. Eso fue la base para el estudio final, ver si las redes funcionales de los participantes con medio cerebro eran iguales o diferentes de las de personas sanas.

El grupo de científicos pudo reconocer las mismas redes en los pacientes con hemisferectomía y la principal y sorprendente conclusión fue que las seis personas operadas y los controles mostraban una conexiones potentes y similares entre las regiones cerebrales que se asignan típicamente a la misma red funcional.

Sin embargo, la conectividad entre regiones de varias redes diferentes, era mucho mayor en todos los participantes a los que se había quitado un hemisferio y entre todas las redes, que en los individuos control. Estos controles eran similares para nivel de inteligencia, edad, preferencia de mano, es decir si eran zurdos o diestros y sexo.

Los médicos ya habían visto que los pacientes con hemisferectomía funcionaban con un nivel excelente pero lo que más ha llamado la atención ha sido el alto grado de compensación que se veía en el estudio de neuroimagen. Estos resultados apoyan la hipótesis de que un sistema compartido de redes funcionales posibilita la cognición y sugiere que las interacciones entre diferentes redes pueden ser un aspecto clave de la reorganización funcional tras una hemisferectomía.

Estos resultados eran inesperados e interesantes porque lesiones mucho menores, producidas por un ictus, un accidente, un tumor u otras razones provocan efectos devastadores. Esta gran capacidad de recuperación se basa probablemente en dos aspectos : el cerebro tiene muchos sistemas redundantes y, otra quizá más llamativo, es que tiene una enorme capacidad de adaptación y flexibilidad, lo que se llama plasticidad neuronal. Por tanto, sería importante entender cómo el cerebro pone en marcha estos procesos reparadores o compensadores, para poner en marcha estrategias que mejorasen las perspectivas de estos tratamientos.

Plasticidad neuronal

La plasticidad neuronal, también llamada neuroplasticidad, plasticidad neural o plasticidad sináptica, son términos genéricos que describen los mecanismos por los que el cerebro es capaz de modificarse durante los procesos de neurogénesis desde la fase embrionaria o durante el aprendizaje. Se expresa en la capacidad del cerebro para crear, deshacer o reorganizar las redes neuronales y las conexiones de estas neuronas. El cerebro es así calificado como "plástico" o "maleable".

Este fenómeno ocurre durante el desarrollo embrionario, la infancia, la edad adulta y las condiciones patológicas (lesiones y enfermedades). Es responsable de la diversidad de la fina organización del cerebro entre los individuos –la organización general, por su parte, está regida por el trasfondo genético de la especie – y de los mecanismos de aprendizaje y memorización en el niño y el adulto. Por lo tanto, la plasticidad neuronal está presente durante toda la vida, con un pico de eficiencia durante el desarrollo mediante el aprendizaje, luego también posible, pero con menos fuerza, en los adultos.

La plasticidad neuronal es junto con la neurogénesis adulta, uno de los descubrimientos recientes más importantes de la neurociencia, y muestra que el cerebro es un sistema dinámico, en perpetua reconfiguración.


Cómo se reorganiza el cerebro después de un derrame cerebral

Investigadores del Departamento de Neurociencias de la Universidad de Ginebra,  cuyo artículo titulado “Coherent neural oscillations predict future motor and language improvement after stroke”, publicado en Brain en 2015 – al estudiar la forma en que reaccionan las neuronas después de un accidente cerebrovascular, han encontrado un indicador para predecir la recuperación futura del paciente, gracias a la utilización de la electroencefalografía (EEG).

De repente, un coágulo de sangre obstruye una arteria cerebral o, con la misma rapidez, un vaso sanguíneo se rompe, provocando una hemorragia en el cerebro. Se trata de un accidente cerebrovascular (AVC). En el área afectada por la lesión, la circulación sanguínea se interrumpe y las neuronas se ven privadas de oxígeno y nutrientes, o se comprimen en caso de hemorragia. De cualquier manera, el resultado es el mismo : las neuronas mueren. De ahí vienen las secuelas del ictus. Si el accidente afecta, por ejemplo, una zona del cerebro involucrada en la motricidad, provoca entumecimiento, pérdida de sensibilidad o parálisis de la cara, una extremidad o un lado del cuerpo. Si afecta a una región que gobierna el lenguaje, induce trastornos del habla.


Las neuronas se hacen cargo

El cerebro, sin embargo, muestra plasticidad y es capaz de reorganizarse. Esta característica también se aprovecha en los tratamientos de rehabilitación que ayudan a las víctimas a recuperar algunas de las funciones que habían perdido. Por supuesto, cuando las neuronas mueren, no vuelven a crecer. Sin embargo, las neuronas que están cerca pueden retomar gradualmente las funciones de las que se han perdido. Para hacerse cargo y realizar sus nuevas tareas, las células nerviosas deben cambiar su actividad y, para hacerlo, deben reorganizar las conexiones que las unen a sus semejantes. Los neurocientíficos observaron que estos reordenamientos se realizan principalmente a nivel local, en las regiones adyacentes al área cerebral afectada por el ictus, pero también ocurren a mayor escala en toda la red neuronal.

Señales sincrónicas

Para observar esta reorganización del cerebro, los investigadores utilizaron la electroencefalografía (EEG), que mide la actividad eléctrica del cerebro a través de electrodos pegados al cráneo. Durante este examen, el paciente puede permanecer quieto y los ojos cerrados. No necesita participar moviendo la mano, por ejemplo. Esta es una ventaja para las víctimas de accidentes cerebro-vasculares que se encuentran parcialmente paralizadas. Los investigadores pudieron observar que cuando dos áreas del cerebro interactúan entre sí, cuando están conectadas, emiten señales eléctricas sincrónicas, a la imagen de los adeptos de la natación artística que logran estandarizar sus movimientos. Sin embargo, cuanto mejor se sincronicen las regiones del cerebro alrededor de la lesión entre sí y con áreas más distantes, mayores serán las posibilidades de recuperar las funciones perdidas en las semanas o meses posteriores al accidente cerebrovascular. El examen EEG permite así predecir si la víctima de un ictus tiene buenas posibilidades de recuperar el uso de sus habilidades motoras o de su lenguaje.

Mejorar la rehabilitación

La EEG podría ser útil para monitorizar la evolución de los pacientes tratados por neuro-psicólogos, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, logopedas y otros especialistas implicados en la rehabilitación. También podría ayudar a definir las terapias con más probabilidades de promover la plasticidad y la recuperación del cerebro. Ciertos métodos aún experimentales, como la estimulación eléctrica o magnética transcraneal dan buenos resultados en algunas personas, mientras que son ineficaces en otras. En este caso, la EEG ayudaría a los médicos a identificar a los pacientes que podrían beneficiarse con estos métodos de rehabilitación.

La investigación de los neurocientíficos en Ginebra abre caminos prometedores para reducir las consecuencias de las víctimas de accidentes cerebro-vasculares. Su trabajo, que fue galardonado con el Premio de Investigación Pfizer 2016, podría ayudar a mejorar los tratamientos de rehabilitación.

Nuevos métodos de rehabilitación

Dos técnicas, una aún en prueba y la otra más futurista, podrían permitir a las víctimas de accidentes cerebro-vasculares recuperar mejor sus funciones perdidas.

Estimulación transcraneal. Esta técnica no invasiva consiste en estimular el cerebro de un paciente mediante impulsos eléctricos – mediante electrodos colocados en su cráneo – o magnéticos – mediante una bobina magnética, también colocada en su cabeza –. En ambos casos, las corrientes utilizadas son de baja intensidad, pero son suficientes para modificar la actividad de las neuronas y sus interacciones. Los estudios han concluido que este método hace que la recuperación, especialmente del lenguaje, sea más temprana y eficiente. Pero entre las víctimas de accidentes cerebro-vasculares, algunas responden y otras no. La EEG podría ayudar a predecir qué pacientes se beneficiarían con esta técnica.

Neurofeedback. Por la sola fuerza de su voluntad, y después de aprender, algunas personas logran cambiar su presión arterial o frecuencia cardíaca. Sin embargo, con la condición de que se les proporcione información sobre su acción midiendo la evolución de estos parámetros fisiológicos. Asimismo, algunos individuos logran modular la actividad de sus neuronas. A esto se le llama neurofeedback. ¿Mejoraría este método las conexiones entre las áreas del cerebro de una víctima de accidente cerebrovascular y, por lo tanto, aceleraría su recuperación? Esto es lo que están estudiando los investigadores.



El cerebro borra memoria durante el sueño para evitar la sobrecarga

Un grupo de investigadores de Japón y Estados Unidos, en colaboración con los National Institutes of Health en Estados Unidos, cuyo estudio fue publicado en Science de setiembre 2019 – gracias al trabajo de laboratorio con ratones – descubre que el cerebro, que organiza los recuerdos, decide eliminar durante la noche la información que no considera importante. El título del estudio en inglés: The Brain May Actively Forget During Dream Sleep to Prevent Information Overload.

El sueño es fundamental para entender al cerebro. Durante el descanso este órgano reorganiza lo almacenado durante el día, desconecta algunas funciones o recupera otras. Según los científicos, durante la fase de sueño de Movimientos Oculares Rápidos (REM por sus siglas en inglés) el cerebro puede activar la limpieza como si se tratara de una tarea de eliminación de lo oculto. Es decir, que cuando el cuerpo descansa el cerebro se convierte en una suerte de árbitro que elige qué memorias serán almacenadas y cuáles desaparecerán. La tarea es llevada a cabo por un grupo de neuronas que se encargan de eliminar esta información. Cuando se activaron las células de los ratones en el laboratorio, la memoria empeoraba, mientras que cuando se desactivaban, la memoria mejoraba.

El estudio revela algo hasta hora no observado : el cerebro coloca las conexiones entre las neuronas involucradas en ciertos tipos de aprendizaje. Otra novedad que aporta esta investigación es que el control del apetito podría estar también involucrado porque también se observó actividad en una molécula que implica a ambos procesos.

Información no importante. Según explican los expertos, la situación se produce cuando se aprende algo nuevo pero no se guarda en la memoria a largo plazo. El conocimiento es guardado de otra manera y es en ese momento cuando el cerebro decide si es pertinente guardar la información o hacer sitio para otra potencial. Según los científicos, estas neuronas ayudan activamente al cerebro a olvidar informaciones nuevas y, posiblemente, sin importancia. Podría ser un proceso del cerebro para evitar la confusión entre sueños y recuerdos almacenados en el cerebro. Es más, esto podría explicar por qué los sueños se olvidan rápidamente.

Además de por sus implicaciones en el estudio del sueño y la narcolepsia, esta investigación podría abrir nuevas puertas al tratamiento de problemas de memoria, la enfermedad del Alzhéimer o problemas derivados del estrés postraumático.


La reactivación de la memoria durante el sueño mejora la resolución de problemas al día siguiente 

Investigadores del Departamento de Psicología de la Universidad Northwestern, Illinois – sabiendo que las personas repiten o 'consolidan' sus recuerdos durante el sueño, fortaleciéndolos y reorganizándolos – han creado una estrategia de resolución de problemas similar a la reorganización de la memoria durante la noche, cuyo estudio se publicó en Psychological Science en octubre 2019. El título del estudio en inglés : Targeted Memory Reactivation During Sleep Improves Next-Day Problem Solving.

Muchas personas han afirmado que dormir les ha ayudado a resolver un problema difícil, pero el apoyo empírico para esta afirmación sigue siendo provisional. El experimento actual probó si la manipulación del procesamiento de información durante el sueño afecta la incubación y la resolución de problemas. En los estudios de la memoria, la emisión de señales sonoras asociadas al aprendizaje durante el sueño puede reactivar los recuerdos.

Los investigadores intentaron dirigir el cerebro de las personas dormidas hacia problemas específicos sin despertarlos. Seleccionaron 57 participantes a quienes presentaron una serie de rompecabezas la noche antes de acostarse. Cada rompecabezas iba acompañado de un sonido único. Los voluntarios luego se fueron a la cama sin que se resolvieran todos los acertijos. Mientras dormían, los investigadores tocaron los sonidos asociados con la mitad de los acertijos sin resolver, lo suficientemente alto como para que los participantes pudieran escucharlos sin despertarse. La idea era llamar la atención de la mente dormida sobre estos acertijos para una mayor exploración.

El papel del sueño en la incubación de problemas

Cuando se despertaron, los participantes lograron resolver más acertijos. En particular, pudieron resolver el 31.7% de los acertijos invocados por sonido mientras dormían, una mejora del 55% sobre el 20.5% de los acertijos que no habían podido resolver el día anterior.

La resolución de problemas es parte de la vida diaria de todos. Aunque los investigadores utilizan acertijos complicados en su estudio, los procesos cognitivos subyacentes podrían relacionarse con la resolución de cualquier problema en el que alguien esté atascado o bloqueado por el enfoque incorrecto. Sin embargo, por supuesto, debe tener toda la información para poder resolver un problema. Este estudio proporciona aún más evidencia de que procesar el cerebro durante el sueño es útil para la cognición diurna.

Tomados en conjunto, estos resultados demuestran que obtener información de acertijos durante el sueño puede facilitar la resolución de problemas, lo que favorece el papel del sueño en la incubación de problemas y el establecimiento de una nueva técnica para comprender mejor la resolución de problemas y la cognición del sueño.


Cerebro : las neuronas se agitan durante el sueño

Investigadores del Instituto de Neurociencia de Sistemas del INSERM mostraron, en un estudio, que el sueño se puede manipular para solucionar un problema que parecía imposible durante el día. Los resultados aparecieron en Psychological Science en junio 2019.


Las células cerebrales intercambian información constantemente y, durante las fases del sueño, esta actividad se utiliza en particular para consolidar la memoria. El electroencefalograma, que permite medir la actividad global del cerebro, muestra ondas regulares, más o menos rápidas, según las fases del sueño, pero no nos permite saber cómo se procesa cada información a nivel neuronal. Es un flujo de información denso e inquieto entre neuronas que ocupa el cerebro durante las fases del sueño para consolidar la memoria.

Por primera vez, el equipo del INSERM describe esta agitación neuronal. Los investigadores lograron observar el flujo denso e inquieto de información entre las neuronas que ocupan el cerebro durante la fase de sueño para clasificar información importante o innecesaria.

La ruta de la información cambia constantemente

Usando electrodos que registran la actividad eléctrica de un centenar de neuronas concentradas en una región determinada del cerebro, el equipo descubrió que el camino de la información cambia constantemente : grupos de neuronas se organizan por períodos de tiempo muy cortos para almacenar y transmitir información turnándose constantemente, solo unas pocas de estas neuronas desempeñan un papel predominante dentro de cada grupo.

Por lo tanto, hay una sucesión de sub-estados con, al final, aproximadamente la mitad de las neuronas de las tres regiones – que son el hipocampo, la corteza prefrontal y la corteza entorrinal – que desempeñan un papel clave en el procesamiento de información a un momento u otro. En otras palabras, no existe una jerarquía establecida dentro de las neuronas, sino una distribución equilibrada de papeles.

"Sucede un poco como en Internet"

La teoría predominante era que la transferencia de información seguía un camino fijo, muy parecido a una máquina industrial bien afinada, pero este no es el caso. Para ilustrar cómo la información no siempre sigue el mismo camino, los investigadores eligen una imagen que hace referencia al funcionamiento de los medios digitales de comunicación
 : “Ocurre un poco como en internet, un correo electrónico que sale de París a Sydney pasará por servidores ubicados en diferentes países durante su recorrido, y estos servidores variarán durante el día dependiendo del tráfico; en el cerebro es lo mismo, incluso cuando la información es la misma, los recorridos que toma no son fijos y los socios cambian constantemente”.


Comprender mejor el lenguaje de las neuronas

Estos trabajos también han permitido comprender mejor el lenguaje de las neuronas:  un sub-estado corresponde a una palabra, una secuencia de sub-estados constituye una frase, es decir que este lenguaje es complejo, como ocurre con los lenguajes humanos, esta complejidad es mayor durante el sueño REM – durante el cual se expresan los sueños – que durante el sueño lento. Esto ofrece una línea de investigación para estudiar en particular el posible vínculo entre la pérdida de memoria en sujetos epilépticos y la complejidad del lenguaje neuronal.


Cómo se reconstruye el cerebro después de una operación 


Un área del cerebro, una función : durante más de un siglo se ha afirmado que el cerebro funciona según el llamado modelo localizador, en el que se supone que un área del cerebro corresponde a una función determinada – movimiento, atención, lenguaje o afecto –. De hecho, cualquier lesión en una de estas áreas considerada crítica debe tener consecuencias neurológicas graves y definitivas.

Este modelo rígido se basó en gran medida en la observación de Paul Broca de solo dos pacientes en 1861. Presentaron alteraciones del habla como resultado de daños en el cerebro en una región llamada después área de Broca y asimilada erróneamente al área del lenguaje articulado. Se ha demostrado gracias a los métodos de imagen modernos que, al reexaminar estas lesiones, afectaban no solo a la superficie de la corteza cerebral, sino también, si no especialmente, a muchas conexiones profundas formadas por la sustancia blanca, lo que explica por qué los pacientes nunca habían podido recuperarse desde que varias redes neuronales – y no solo una región específica – habían sido severamente dañadas.

Un conjunto de circuitos complejos y multi-conectados

El reciente auge de la neurociencia cognitiva, basado en particular en los avances tecnológicos en las imágenes cerebrales funcionales, ha permitido avanzar hacia nuevos modelos de organización del sistema nervioso.

Estos se basan en un funcionamiento en circuitos complejos y distribuidos, cada uno de los cuales conecta numerosas zonas corticales distribuidas por el conjunto de los dos hemisferios. Los circuitos generan, gracias a su sincronización, las funciones cerebrales, desde las más unitarias – como la visión o la sensibilidad – hasta las más integradas – como la toma de decisiones o la creatividad –.

Las interacciones son infinitas entre las diferentes subredes. La red del lenguaje, por ejemplo, involucra no solo la subred de producción del habla oral, sino también la que participa en el procesamiento sintáctico o semántico de la información verbal, así como entre varias redes, como las involucradas en la memoria a corto plazo y la atención.

Neuroplasticidad : cuando el cerebro se reorganiza para curarse

Esta organización dinámica explica por qué el cerebro humano tiene una capacidad masiva de neuroplasticidad : está dotado de un potencial de redistribución, a corto, medio y largo plazo, para optimizar su funcionamiento y adaptarse a diversas demandas. Así, los procesos cerebrales no son inmutables, sino que dependen de una sucesión de estados de equilibrio con reorganización perpetua, en respuesta a factores tanto intrínsecos como ambientales.

Esta neuroplasticidad permite el desarrollo del cerebro, sustenta el aprendizaje y hace posible la compensación funcional durante el envejecimiento, pero también después de un posible daño cerebral, como traumatismos, lesiones vasculares o tumores.

En otras palabras, más allá de la neurociencia básica, esta mejor comprensión del conectoma cerebral – la organización en circuitos neuronales paralelos, a gran escala, con interacciones cambiantes – también tiene importantes implicaciones médicas para el tratamiento de los pacientes con lesiones cerebrales.

Operar lo inoperable

Por ejemplo, se han reportado numerosas observaciones de recuperación funcional después de una lesión de una región clásicamente considerada crucial en un modelo localizador rígido – en particular el área de Broca –, especialmente después de la extirpación quirúrgica de tumores hasta presente considerados inoperables.

Paciente toca guitarra
 durante la operación
Este tipo de operaciones se realizan cada vez más en pacientes despiertos – el cerebro no tiene receptor del dolor –, con el fin de beneficiarse de una evaluación neuro-psicológica real en tiempo real en el quirófano.

Es así como se elabora un mapa individual de funciones cerebrales, permitiendo la ablación del tumor invadiendo las estructuras compensadoras, sin afectar las redes neuronales esenciales. Estas cirugías bajo anestesia local han supuesto un aumento significativo de la esperanza de vida de los pacientes con tumor cerebral, preservando al mismo tiempo su calidad de vida.

Además, demostraron el mayor potencial de neuroplasticidad y permitieron una mejor comprensión de los mecanismos subyacentes a dicha redistribución de los circuitos neuronales, gracias a la observación directa del funcionamiento cerebral in vivo.

De hecho, la realización de exámenes de neuroimagen funcional no invasivos antes y después de la intervención en regiones críticas y, sin embargo, en pacientes que han recuperado una vida normal, ha demostrado una modulación dinámica de estas redes distribuidas, lo que explica cómo podría haber ocurrido la compensación neurológica.

Hacia intervenciones cada vez más personalizadas

Dicho conocimiento posibilita el desarrollo de programas de rehabilitación cognitiva adaptados al nivel individual, capaces de potenciar la calidad de la recuperación postoperatoria. Un paso adicional condujo a una segunda o incluso tercera intervención quirúrgica en caso de re-evolución tumoral años después de la operación inicial, con un aumento en la extensión de la ablación de la lesión en comparación con la primera intervención y preservando la calidad de vida, gracias a una modificación de los mapas funcionales cerebrales ocurrida a lo largo de los años, y demostrada durante el estado de vigilia del paciente en la re-operación.

Recientemente se ha establecido un atlas probabilístico de neuroplasticidad sobre la base de estos datos únicos, no solo para predecir cuál será el alcance de la resección quirúrgica incluso antes de ir al quirófano, sino también con otras aplicaciones en el campo de la neurología clínica – como estimar las posibilidades de recuperación de una lesión cerebral –, por ejemplo, después de un accidente cerebrovascular.

En resumen, la combinación de evaluaciones neurocognitivas, imágenes funcionales en voluntarios sanos o en pacientes con lesión cerebral, e información original de mapas funcionales elaborados durante cirugías despiertas realizadas para la extirpación de tumores cerebrales, resultó en un modelado optimizado del conectoma humano.

Se basa en la identificación de redes neuronales – formadas por mosaicos de áreas corticales interconectadas por fibras de materia blanca subcorticales – involucradas en el movimiento y control de la acción, el lenguaje, funciones cognitivas como atención, memoria, multitarea o flexibilidad mental, diferentes niveles de conciencia – de sí mismo y del entorno –, que en la teoría de la mente y la mentalización; es decir, la capacidad de percibir estados mentales de los otros e inferir sus intenciones, respectivamente, por nombrar solo algunos.

La integración entre redes permite por primera vez comprender mejor los fundamentos neuronales del comportamiento humano, que varía mucho de un individuo a otro o incluso dentro del mismo sujeto a lo largo del tiempo. El próximo desafío, sobre la base de este conocimiento, que rompe definitivamente con el antiguo dogma localizacionista, sería tender hacia una restauración funcional en pacientes con lesión cerebral, en particular estimulando la modulación de las redes neuronales a través del desarrollo del interfaz cerebro-máquina.


Comprender el vínculo entre la dieta y el accidente cerebrovascular

Estudios realizados por la Dra. Phyllis Paterson y su equipo en la Universidad de Saskatchewan revelan vínculos sorprendentes entre la dieta y la recuperación del accidente cerebrovascular.

Llevar una dieta sana y equilibrada es bueno para la salud. Pero para alguien que ha tenido un derrame cerebral, la dieta podría ser aún más importante.

Se estima que la desnutrición afecta hasta al 50% de los pacientes con ictus. Básicamente, este es un problema que ya se ve a menudo en pacientes de edad avanzada. En este caso, en cambio, también afecta a un segundo grupo, el de las personas que dejan de comer bien a causa de su ictus. Las dificultades para tragar, los problemas de movilidad y la depresión son factores que pueden impedir que las personas adopten una dieta completa y equilibrada.

El equipo es uno de los primeros en investigar el impacto de la mala nutrición en la rehabilitación del accidente cerebrovascular y tiene evidencia de que la desnutrición empeora la recuperación de un accidente cerebrovascular.

Los primeros hallazgos muestran que la desnutrición ralentiza importantes procesos de recuperación, por ejemplo, al reducir la inflamación en el cerebro después de un accidente cerebrovascular. La inflamación puede, en algunos casos, desempeñar un papel positivo. Así es como el cuerpo reacciona a la lesión que ha sufrido y es como detiene el accidente cerebrovascular para permitir que el cerebro comience a repararse.

La evidencia también revela que la desnutrición reduce la plasticidad cerebral, es decir, la capacidad de las células cerebrales para reorganizarse y crear nuevas conexiones. 

En estudios con ratas, los investigadores descubrieron que las extremidades que no se vieron afectadas por un accidente cerebrovascular aumentan gradualmente de tamaño, posiblemente para compensar las lesiones en el otro lado del cuerpo. El grupo menos nutrido, por su parte, no pudo compensar y su recuperación no avanzaba. La nutrición desempeña un papel importante en la fuerza y la rehabilitación, que ayuda a proteger la extremidad dañada por el accidente cerebrovascular.

Un nutricionista puede ayudar a los pacientes a controlar su dieta y brindarles estrategias, o incluso planes de alimentación especializados, para superar diversos problemas, incluida la dificultad para tragar.

El cerebro humano funciona de una forma muy organizada, siendo ésta jerárquica, por lo que unas áreas cerebrales 
se subordinan a otras que dirigen o gobiernan. La conexión entre las neuronas es fundamental para su propia 
subsistencia. No pueden hacer nada por sí solas. Necesitan la cooperación con otras neuronas para 
desarrollar su función y el apoyo de otros tipos de células para conservarse sanas y activas.

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