El parto prematuro, que representa aproximadamente 15 millones de casos anuales en todo el mundo, es preocupante debido a que está asociado con una variedad de complicaciones a largo plazo y en particular trastornos del neuro-desarrollo. El parto prematuro interrumpe la maduración normal del cerebro durante un período crítico del crecimiento cerebral fetal, exponiendo al cerebro en desarrollo a diferentes eventos estresantes en la unidad de cuidados intensivos neonatales, y privando a los bebés de entradas sensoriales importantes para el desarrollo de la actividad normal del cerebro.
Los bebés prematuros son aquellos que nacen antes de las 37 semanas de gestación, y presentan alteraciones del comportamiento, caracterizadas por falta de atención, ansiedad y problemas socioemocionales, donde el 25% de ellos tienen un mayor riesgo de desarrollar trastorno de déficit de atención e hiperactividad, trastornos del espectro autista y depresión. Más aún si son muy prematuros, es decir, los nacidos antes de la semana 32.
Estos trastornos aparecen porque cuando nacen su cerebro no está formado y debe construirse fuera del útero materno, y sin los estímulos que reciben en él, las conexiones neuronales y la mielinización – proceso por el cual las neuronas se cubren de mielina, una grasa hace que los mensajes lleguen más rápidos – lo cual influye en el desarrollo neuronal.
En particular, se ha descrito desde 2015 por investigadores suizos que los bebés prematuros presentan alteraciones cerebrales estructurales en regiones que se cree sirven al procesamiento emocional y que se relacionan con déficits socioemocionales posteriores, que por ejemplo les dificulta procesar o entender el miedo. Estas alteraciones incluyen volúmenes reducidos de amígdala, hipocampo, corteza orbitofrontal, ínsula y corteza cingulada posterior. S e trata de las “zonas cerebrales de la socio-emoción”.
A edades más avanzadas como la niñez y la edad adulta, el cerebro de un individuo que nació prematuramente es estructuralmente diferente al de un individuo nacido a término.
Escuchar música podría tener el potencial de modular las redes neuronales que se ven afectadas por la prematuridad en las primeras etapas del desarrollo, en particular, las involucradas en el procesamiento socioemocional.
La música ayuda al desarrollo cerebral de los bebés muy prematuros
Investigadores de los Hospitales Universitarios de Ginebra (HUG), en colaboración con hospitales y universidades inglesas y norteamericanas, han realizado un experimento con muy buenos resultados para favorecer el desarrollo neuronal de los bebés muy prematuros, al ponerles música expresamente compuesta para ellos. Los resultados se han publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) de mayo 2019.
Los bebés que nacen prematuros deben pasar un tiempo ingresados en Unidades de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN). Aunque se intenta que sean lugares silenciosos – como lo es el interior del útero materno –, suele haber estímulos como ruidos (alarmas, puertas…) y luces para los que el sistema sensorial de estos pequeños no está preparado.
Exponer a los bebés muy prematuros a música especialmente compuesta para ellos refuerza el desarrollo de sus redes cerebrales y podría limitar los frecuentes retrasos del desarrollo neurológico que sufren estos bebés.
Los investigadores realizaron el experimento a doble ciego (ni los padres ni los investigadores sabían qué bebé estaba escuchando la música) con 30 bebés prematuros, de los cuales solo la mitad recibieron música con previa autorización de sus padres, y sus resultados fueron comparados con 15 bebés que si llegaron a término antes de nacer. Lo más interesante es que la música colocada en la unidad de cuidados intensivos neonatales, iba en consonancia con el estado de vigilia del bebé. Si estaban dormidos era una pieza musical tranquila y muy parecida a una canción de cuna, mientras que cuando estaban despiertos o conciliando el sueño eran melodías distintas. Las sesiones no duraban más de 8 minutos, una vez al día y 5 días por semana.
Los investigadores comprobaron con técnicas de imagen que las conexiones neuronales de los bebés nacidos entre las 24 y 32 semanas de embarazo – es decir, casi cuatro meses antes de lo previsto para algunos de ellos – que habían escuchado esta música se desarrollaban mucho mejor, sobre todo la zona que afecta a las funciones sensoriales y cognitivas.
Según los investigadores suizos, como el menor desarrollo neuronal de los bebés pre-término se debe en parte a esas percepciones tan estresantes mientras están en la incubadora, y a la falta de estímulos sensoriales adecuados para su inmadura fisiología cerebral, se les ocurrió ofrecer otro tipo de estímulos a los prematuros, pero adaptados a ese menor número de neuronas y de conexiones entre ellas. Pensaron que la música, dado que el oído es uno de los sentidos que antes empieza a funcionar, podría ser la mejor forma de ayudarles.
Para su objetivo, pidieron al compositor musical Andreas Vollenweider que compusiera para estos pequeños unas canciones específicas para cuando están despiertos, otra para dormir y una tercera para interactuar con ellos, de ocho minutos cada una.
Los instrumentos elegidos para interpretarlas fueron el arpa, las campanas y el punji – la flauta procedente de la India que suele aparecer en las escenas de encantadores de serpientes –, dado que observaron que su sonido era el que más les calmaba y les permitía centrarse en la música.
Las piezas musicales comprenden una armonía entre sonidos de arpa, flauta de serpiente encantadora y campanas, que en conjunto crean una melodía interactiva y de tonos sutiles que pueden escuchar haciendo click ici.
La resonancia magnética multimodal, imágenes de tensor de difusión y tractografía de región de interés, técnicas no invasivas que permiten al investigador medir el volumen de estructuras cerebrales, medir el desarrollo neuronal y verificar la conectividad funcional entre distintos puntos del cerebro, fueron usadas en conjunto para estudiar las zonas cerebrales de la socio-emoción.
El equipo examinó 20 lugares distintos usando la técnica de tensor de difusión, para cuantificar cuantas moléculas de agua podían atravesar la materia blanca – un tipo de tejido neuronal del cerebro –, donde a través de un sin fin de ecuaciones físicas y matemáticas se logra evaluar el crecimiento neuronal y el desarrollo de características tan importantes como la mielina, una sustancia que envuelve y protege los axones de las neuronas y cuya función principal es la de aumentar la velocidad de transmisión del impulso nervioso.
Lo que encontraron fue que los bebés prematuros muestran una maduración disminuida de la materia blanca en general en comparación con los recién nacidos en varias regiones de la socio-emoción y la audición, donde se encontró que las moléculas de agua atravesaban con mayor facilidad la materia blanca en bebés prematuros en comparación a bebés llegados a término.
Esto se relaciona directamente con la maduración de estas zonas, ya que el crecimiento de neuronas dificulta el paso de las moléculas de agua a través del tejido, puesto que una mayor facilidad en el paso de agua significa una menor cantidad de neuronas o neuronas más pequeñas y por tanto, menor crecimiento neuronal.
Sin embargo, lo sorprendente fue que los niños prematuros expuestos a las sesiones musicales presentaron una difusión de agua más parecida al de los niños llegados a término y por tanto a una maduración funcional más parecida. Fue la falta de mielina en el desarrollo de las neuronas de la materia blanca (la cual se caracteriza por tener solo fibras mielinizadas) lo que afectó a la maduración de las zonas de la socio-emoción en niños prematuros.
En cuanto a la amígdala, una estructura cerebral clásicamente asociada con la coordinación de emociones y que se ha descrito que en bebés prematuros presenta un menor volumen, podría relacionarse con ciertas dificultades encontradas para estos bebés a lo largo de su crecimiento, como por ejemplo dificultad para regular el miedo y la ira a los 12 meses de edad, dificultad en reconocer expresiones faciales de las emociones a los 24 meses y mayores dificultades para reconocer el contenido emocional y regular el comportamiento social a los 5-7 años.
Además, en ellos se incrementaron las conexiones entre la red cerebral de prominencia – aquella que permite discernir la importancia de los estímulos – y las redes auditivas, sensorio-motoras, frontal, tálamo y el precúneo – una parte del cerebro que permite relacionar la información exterior con la de los sentidos –. Tanto, que la organización de las redes neuronales era muy similar a la de los bebés nacidos a término. Quizás porque oír las tres canciones les permitió centrase en su ritmo fisiológico, de manera muy similar a la sintonía que tiene el feto con el de su madre. En cambio, los bebés prematuros que no escucharon esa música especial no vinculaban un estímulo, como el pitido de una alarma, con un contexto fisiológico específico.
Se encontró en este estudio que los bebés prematuros tratados con música tuvieron un volumen amigdalino más parecido a un bebé llegado a término, y aunque el volumen per se no es un indicativo de mejor conectividad neuronal, se abre un nuevo e interesante campo de investigación.
En conclusión, estos resultados sugieren un efecto de maduración estructural de la intervención musical propuesta en las vías neuronales de procesamiento auditivo y socioemocional de los bebés prematuros durante un período clave del desarrollo cerebral.
Los primeros bebés que escucharon esta música personalizada hoy tienen 6 años, que es normalmente la edad en la que algunos de los problemas cognitivos empiezan a ser evidentes. Por eso los investigadores tienen previsto realizar en ellos una evaluación cognitiva y socioemocional para comprobar si los efectos positivos se han mantenido en el tiempo.
Recién nacidos muy prematuros: la supervivencia de estos bebés está mejorando
Investigadores de un equipo estadounidense, en un estudio publicado en la revista JAMA Network en enero 2022, revelaron que los bebés muy prematuros, es decir, los bebés nacidos antes de la semana 28 de embarazo, tienen más probabilidades de sobrevivir hoy.
Para llegar a esta conclusión, los científicos se basaron en datos de 19 centros médicos recopilados entre el 1 de enero de 2013 y el 31 de diciembre de 2018. Analizaron información de 10.877 bebés nacidos entre las semanas 22 y 28 de embarazo. Los datos se compararon con una cohorte similar de bebés nacidos entre 2008 y 2012.
Un aumento en las tasas de supervivencia en bebés muy prematuros
Según los resultados, el 78,3% de los bebés muy prematuros sobrevivieron hasta que fueron dados de alta del hospital. Esta cifra pasó de una tasa histórica de 76% para los nacidos entre 2008 y 2012. Según el trabajo, la supervivencia al alta del establecimiento de salud fue del 10,9% para los nacidos en la semana 22 de embarazo y del 94% para los nacidos en la semana 28. La supervivencia en los recién nacidos tratados activamente fue del 30% en la semana 22 del embarazo y del 55,8% en la semana 23. Entre los bebés nacidos antes de la semana 27 de embarazo que sobrevivieron y fueron seguidos durante dos años, el 49,9% fue re-hospitalizado y el 21,2% presentó trastornos graves del neurodesarrollo.
Una mejora colectiva de la atención
Los investigadores declararon que esta mejora en los resultados de los bebés muy prematuros se puede atribuir a múltiples factores. Los centros médicos universitarios han adoptado las mejores prácticas, las han aplicado y las han compartido con un grupo cada vez mayor en todo el país. Hay áreas en las que colectivamente han mejorado, como la ventilación, la nutrición y la hidratación. El nacimiento inminente de un niño extremadamente prematuro es un factor de estrés intenso para las familias. Para ayudar a los padres a lidiar con esta situación, es importante presentarles los datos que tienen y hacerles saber qué esperar a largo plazo.
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Los avances en medicina han mejorado drásticamente las tasas de supervivencia de los bebés prematuros, incluso en bebés muy prematuros (menos de 28 semanas), pero la transición a la alimentación digestiva al nacer plantea un desafío importante para el tracto digestivo de estos bebés debido a sus funciones digestiva e inmunológica inmaduras.
Oligosacáridos |
En los bebés prematuros, la alimentación con leche materna es esencial para la adaptación del tracto digestivo a la alimentación, pero todas las leches maternas probablemente no sean iguales.
Los oligosacáridos contenidos en la leche materna serían importantes para la dieta de los niños prematuros porque ayudan a prevenir trastornos digestivos y posteriores problemas de salud.
Prematuridad e inmadurez intestinal
La inmadurez intestinal en los recién nacidos prematuros conduce a frecuentes dificultades para tolerar la alimentación por vía digestiva – alimentación enteral – con fórmula infantil. Por otro lado, la colonización bacteriana fisiológica en esta etapa puede ocurrir de manera anormal con un alto riesgo de enterocolitis necrotizante, especialmente cuando la leche materna es insuficiente.
Beneficio de los oligosacáridos
Los oligosacáridos de la leche materna se han acreditado en varios estudios con un beneficio en la prevención de estos trastornos. Estos beneficios para la salud de la lactancia materna se explican en parte por la abundancia y, sobre todo, la variedad de oligosacáridos en la leche materna, que sirven como prebióticos e inmuno-moduladores. La concentración de oligosacáridos en la leche materna es muy variable y la microbiota intestinal también es muy variable tras un parto prematuro. La suplementación con oligosacáridos de la leche materna puede volverse importante para la protección intestinal en los bebés prematuros, especialmente cuando el intestino ha alcanzado una etapa más madura.
Bebés prematuros: leche materna y sus oligosacáridos contra trastornos digestivos y problemas de salud
Según investigadores de la Facultad de Ciencias Médicas y de la Salud de la Universidad de Copenhague, cuyo estudio apareció en Nutrients de octubre 2018, la diferencia en la composición de los oligosacáridos en la leche materna podría explicar en parte por qué algunos recién nacidos prematuros desarrollan enterocolitis necrotizante cuando se alimentan exclusivamente con leche materna.
El interés de los oligosacáridos de la leche materna parece estar bien fundamentado para estimular la adaptación intestinal de los bebés prematuros a los alimentos y reducir la frecuencia de enterocolitis necrotizante.
El objetivo de este estudio fue medir la concentración de 15 oligosacáridos de la leche humana (HMO) dominantes en la leche materna durante el período neonatal e investigar las correlaciones entre sus niveles y la aparición de enterocolitis, sepsis y retraso del crecimiento en 106 bebés prematuros, con bajo peso al nacer (menos de 1000 g), alimentados exclusivamente con leche materna.
Parece que la diversidad de oligosacáridos de la leche humana y los niveles de lacto-N-difucohexaosa I fueron menores en las muestras de madres con enterocolitis, en comparación con los bebés prematuros que no tenían enterocolitis. No obstante, la lacto-N-difucohexaosa I solo es producida por madres Lewis positivas, es decir, aquellas que están genéticamente programadas para hacerlo.
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