Estamos expuestos al BPA a diario,
principalmente por vía oral
Actualización : Setiembre 28, 2016
El Bisfenol A (BPA) no forma parte de la lista de los compuestos más
tóxicos, pero se encuentra en numerosos envases alimentarios y existen serias
dudas sobre su inocuidad. Por eso, cada vez son más las voces que piden que las
autoridades sanitarias se guíen por el principio de precaución.
El BPA es un monómero plástico que se utiliza para fabricar productos
de policarbonato y en la elaboración de las resinas de tipo epoxi que recubren
algunas latas de conservas, evitando que el plomo y el estaño de la soldadura
interior se disuelvan y entren en contacto con los alimentos.
Desde los años sesenta hay en el mercado productos que contienen bisfenol A. El policarbonato de plástico, que es transparente y casi inastillable, se usa para fabricar una gran variedad de productos comunes.
Desde los años sesenta hay en el mercado productos que contienen bisfenol A. El policarbonato de plástico, que es transparente y casi inastillable, se usa para fabricar una gran variedad de productos comunes.
Usos
* biberones y botellas de agua
* equipamiento deportivo
* dispositivos médicos y dentales, compuestos dentales y sellantes
* anteojos orgánicos
* precursor de un pirorretardante, tetrabromobisfenol
* revelador de color para papel térmico y en papel NCR
* moldes de fundición
* recubrimiento para tuberías de agua
* CD y DVD
* computadoras
* electrodomésticos varios
* antioxidante en algunos plastificantes
* inhibidor de polimerización en el PVC
* fungicida
Toxicidad
Pese a que el BPA pueda resultar potencialmente tóxico para los individuos adultos a lo largo de toda la vida, la exposición infantil al compuesto resulta preocupante, ya que esta sustancia es capaz de acumularse en los tejidos fetales e infantiles, alterando los patrones normales del desarrollo, produciendo efectos adversos prenatales y postnatales. Entre éstos se encuentran: alteraciones en el desarrollo cerebral, en la diferenciación sexual, y en el desarrollo cognitivo y social.
El bisfenol A es un disruptor endocrino. Es capaz de causar desequilibrios en el sistema hormonal a concentraciones muy bajas con posibles repercusiones sobre la salud. Sus efectos tóxicos se deben al consumo de alimentos que han sido contaminados por contacto con materiales que contienen esta sustancia, tales como envases, latas o recipientes de muy diversa clase. La amplia distribución de productos con bisfenol A, especialmente en los países desarrollados, provoca una exposición continua de la población, afectando a todas las edades – desde fetos a ancianos. La presencia continua de este disruptor en el organismo se ha relacionado con un mayor riesgo de padecer diversos trastornos orgánicos.
Se han asociado numerosas alteraciones causadas por bisfenol A en los seres vivos, basadas en una desregulación del sistema endocrino y la producción de hormonas.
Efectos sobre el sistema reproductor masculino
Numerosos trabajos hacen referencia a una alteración de la espermatogénesis que condiciona un descenso en los niveles de esperma, de la testosterona y en general, de la fertilidad masculina. Además, otros estudios sugieren un cambio en la conducta sexual.
Efectos sobre el sistema reproductor femenino
En mujeres, se producen cambios en la maduración de los ovocitos, disminuyendo su número y calidad. También existen estudios que relacionan la exposición a bisfenol A con efectos negativos sobre el endometrio, aparición de ovarios poliquísticos, abortos y partos prematuros.
Efectos sobre el cerebro y el comportamiento
Diversos ensayos en animales han confirmado el efecto del bisfenol A sobre la diferenciación de las neuronas, alteración de los sistemas mediados por glutamina y dopamina y cambios en la expresión de receptores estrogénicos. En humanos se han podido establecer cambios que incluyen hiperactividad, aumento de la agresividad, aumento a la susceptibilidad de sustancias adictógenas y problemas tanto en el aprendizaje como en la memoria.
Efectos sobre el metabolismo y el sistema cardiovascular
Se han establecido asociaciones de una mayor concentración de bisfenol A con casos de diversas enfermedades cardíacas e hipertensión. Además, la exposición a bisfenol A conlleva a un aumento de los lípidos en sangre, un aumento del peso y un incremento de la lipogénesis.
Efectos sobre la tiroides
Estudios en animales concluyen que el bisfenol A es capaz de afectar a la función tiroidea comportándose como antagonista de la hormona tiroidea. En el caso de los humanos, no se han realizado suficientes estudios que permitan extraer resultados concluyentes.
Efectos sobre el sistema inmune
Se ha demostrado en animales de experimentación una inducción de linfocitos T y un aumento en la producción de citoquinas, favoreciéndose así los procesos alérgicos.Efectos sobre el intestinoPosible inflamación y alteración de la permeabilidad intestinal en animales.
Efectos carcinogénicos
Cuando el bisfenol A es metabolizado por hidroxilación y posterior oxidación, forma una ortoquinona que puede establecer enlaces covalentes con el ADN y desarrollar efectos mutagénicos y teratogénicos. Los efectos mutagénicos podrían ser los iniciadores de varios procesos carcinogénicos asociados a bisfenol A:
Cáncer de próstata. La actividad estrogénica de la sustancia puede derivar en un aumento del tamaño prostático y en una disminución del tamaño del epidídimo.
Cáncer de mama. Se ha detectado una mayor susceptibilidad mutagénica y carcinogénica a nivel de las células mamarias en mujeres debido a la estimulación estrogénica del desarrollo y división de las glándulas mamarias.
Investigaciones
El Bisfenol A altera el desarrollo de los óvulos in vitro
Toxicidad
Pese a que el BPA pueda resultar potencialmente tóxico para los individuos adultos a lo largo de toda la vida, la exposición infantil al compuesto resulta preocupante, ya que esta sustancia es capaz de acumularse en los tejidos fetales e infantiles, alterando los patrones normales del desarrollo, produciendo efectos adversos prenatales y postnatales. Entre éstos se encuentran: alteraciones en el desarrollo cerebral, en la diferenciación sexual, y en el desarrollo cognitivo y social.
El bisfenol A es un disruptor endocrino. Es capaz de causar desequilibrios en el sistema hormonal a concentraciones muy bajas con posibles repercusiones sobre la salud. Sus efectos tóxicos se deben al consumo de alimentos que han sido contaminados por contacto con materiales que contienen esta sustancia, tales como envases, latas o recipientes de muy diversa clase. La amplia distribución de productos con bisfenol A, especialmente en los países desarrollados, provoca una exposición continua de la población, afectando a todas las edades – desde fetos a ancianos. La presencia continua de este disruptor en el organismo se ha relacionado con un mayor riesgo de padecer diversos trastornos orgánicos.
Se han asociado numerosas alteraciones causadas por bisfenol A en los seres vivos, basadas en una desregulación del sistema endocrino y la producción de hormonas.
Efectos sobre el sistema reproductor masculino
Numerosos trabajos hacen referencia a una alteración de la espermatogénesis que condiciona un descenso en los niveles de esperma, de la testosterona y en general, de la fertilidad masculina. Además, otros estudios sugieren un cambio en la conducta sexual.
Efectos sobre el sistema reproductor femenino
En mujeres, se producen cambios en la maduración de los ovocitos, disminuyendo su número y calidad. También existen estudios que relacionan la exposición a bisfenol A con efectos negativos sobre el endometrio, aparición de ovarios poliquísticos, abortos y partos prematuros.
Efectos sobre el cerebro y el comportamiento
Diversos ensayos en animales han confirmado el efecto del bisfenol A sobre la diferenciación de las neuronas, alteración de los sistemas mediados por glutamina y dopamina y cambios en la expresión de receptores estrogénicos. En humanos se han podido establecer cambios que incluyen hiperactividad, aumento de la agresividad, aumento a la susceptibilidad de sustancias adictógenas y problemas tanto en el aprendizaje como en la memoria.
Efectos sobre el metabolismo y el sistema cardiovascular
Se han establecido asociaciones de una mayor concentración de bisfenol A con casos de diversas enfermedades cardíacas e hipertensión. Además, la exposición a bisfenol A conlleva a un aumento de los lípidos en sangre, un aumento del peso y un incremento de la lipogénesis.
Efectos sobre la tiroides
Estudios en animales concluyen que el bisfenol A es capaz de afectar a la función tiroidea comportándose como antagonista de la hormona tiroidea. En el caso de los humanos, no se han realizado suficientes estudios que permitan extraer resultados concluyentes.
Efectos sobre el sistema inmune
Se ha demostrado en animales de experimentación una inducción de linfocitos T y un aumento en la producción de citoquinas, favoreciéndose así los procesos alérgicos.Efectos sobre el intestinoPosible inflamación y alteración de la permeabilidad intestinal en animales.
Efectos carcinogénicos
Cuando el bisfenol A es metabolizado por hidroxilación y posterior oxidación, forma una ortoquinona que puede establecer enlaces covalentes con el ADN y desarrollar efectos mutagénicos y teratogénicos. Los efectos mutagénicos podrían ser los iniciadores de varios procesos carcinogénicos asociados a bisfenol A:
Cáncer de próstata. La actividad estrogénica de la sustancia puede derivar en un aumento del tamaño prostático y en una disminución del tamaño del epidídimo.
Cáncer de mama. Se ha detectado una mayor susceptibilidad mutagénica y carcinogénica a nivel de las células mamarias en mujeres debido a la estimulación estrogénica del desarrollo y división de las glándulas mamarias.
Investigaciones
El Bisfenol A altera el desarrollo de los óvulos in vitro
Investigadores de la Universitat Autònoma de Barcelona en colaboración con el Departamento de Ginecología y el Banco de Tejidos Fetales del Hospital Vall d'Hebron y el Grupo de Investigación de Endocrinología Pediátrica del Vall d’Hebron Instituto de Investigación, han analizado los efectos del Bisfenol A en cultivos in vitro de ovarios.
La investigación demuestra que la exposición
a esta sustancia altera gravemente el desarrollo de los ovocitos y de los
futuros óvulos posiblemente disminuyendo la fertilidad de la descendencia de la
mujer expuesta, al tiempo que podría incrementar el riesgo de síndrome de Down
en futuras generaciones.
La investigación, publicada en Human
Reproduction en setiembre 2011, ha analizado, por
primera vez con células humanas, el proceso de división celular de los
ovocitos, la meiosis, durante la cual los cromosomas deben juntarse e
intercambiar material (recombinación meiótica).
La profesora de la UAB Montserrat Garcia Caldés, directora del estudio
explica que el BPA no afecta directamente a la fertilidad de las mujeres
embarazadas, sino a la de sus hijas y nietas, es un efecto multigeneracional.
El incremento en la mortalidad de los ovocitos en el feto puede disminuir las
reservas de los ovarios y la calidad de los óvulos en la futura madre, y la
alteración en la recombinación de los cromosomas en el proceso de división
celular incrementa la probabilidad de alteraciones numéricas, como la monosomía
(una sola copia de un cromosoma en las células del embrión), o la trisomía
(tres copias).
Bisfenol A durante el embarazo podría provocar alteraciones permanentes en el sistema reproductivo del bebé
Incluso antes de su exposición al bisfenol A en los biberones, los niños ya están afectados durante el embarazo |
Bisfenol A durante el embarazo podría provocar alteraciones permanentes en el sistema reproductivo del bebé
Un estudio realizado por investigadores de la Escuela de
Medicina de Yale en nos
advierte sobre el peligro del Bisfenol A durante el embarazo.
La exposición de una madre gestante a esta sustancia podría provocar
alteraciones permanentes en el sistema reproductivo del bebé. Podría ser un
factor de riesgo que afectará a la fertilidad de los bebés, ya que los cambios
genéticos detectados son permanentes y afectarían en estado adulto.
En el estudio realizado con roedores de laboratorio se determinó que
la exposición del bisfenol A durante la gestación
modificaba el ADN de los fetos al afectar este elemento a la sensibilidad de
los estrógenos. Se dividieron a los roedores en dos grupos, uno de control y
otro expuesto al bisfenol A, se detectó que el último grupo sufrió una
reprogramación genética alterando los genes y provocando hipersensibilidad en
el útero de los ratones nacidos.
Evidentemente el estudio se ha realizado con roedores de laboratorio,
pero los datos se pueden extrapolar a la especie humana.
La exposición a BPA y BPS produce una disrupción de la actividad celular cerebral de los embriones
Investigadores de la Universidad de Calgary, en un estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences en enero 2015, han descubierto que la exposición a pequeñas cantidades tanto de BPA como de BPS produce una disrupción de la actividad celular cerebral de los embriones del pez cebra.
Los investigadores al exponer los peces cebra – un modelo biológico muy usado en la investigación porque comparte el 80% de los genes con los humanos – a concentraciones bajísimas de BPA o BPS, constataron que se dobla el nacimiento de neuronas prematuras y disminuye a la mitad el de neuronas que nacen en el momento adecuado, lo que provoca problemas en la forma en que éstas se conectan y forman circuitos.
La exposición al BPA incrementó el número de neuronas en los peces cebra en un 180% y la exposición al BPS en un 240%. Esto provocó un cambio significativo en el comportamiento de los peces al llegar a la edad adulta: eran hiperactivos.
Hay evidencias suficientes para sugerir a las mujeres embarazadas que se mantengan alejadas de los productos que contengan bisfenol, de cualquier variedad.
La exposición al Bisfenol A durante el embarazo y período postnatal eleva el riesgo de que los niños sufran asma
En una investigación realizada por profesionales de la Escuela Mailman de Salud Pública en la Universidad de Columbia, publicada en el Journal of Allergy and Clinical Immunology en marzo de 2013, se ha relacionado por primera vez la asociación entre la exposición materna al BPA y un elevado riesgo de asma en niños pequeños.
La exposición a BPA y BPS produce una disrupción de la actividad celular cerebral de los embriones
Investigadores de la Universidad de Calgary, en un estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences en enero 2015, han descubierto que la exposición a pequeñas cantidades tanto de BPA como de BPS produce una disrupción de la actividad celular cerebral de los embriones del pez cebra.
Los investigadores al exponer los peces cebra – un modelo biológico muy usado en la investigación porque comparte el 80% de los genes con los humanos – a concentraciones bajísimas de BPA o BPS, constataron que se dobla el nacimiento de neuronas prematuras y disminuye a la mitad el de neuronas que nacen en el momento adecuado, lo que provoca problemas en la forma en que éstas se conectan y forman circuitos.
La exposición al BPA incrementó el número de neuronas en los peces cebra en un 180% y la exposición al BPS en un 240%. Esto provocó un cambio significativo en el comportamiento de los peces al llegar a la edad adulta: eran hiperactivos.
Hay evidencias suficientes para sugerir a las mujeres embarazadas que se mantengan alejadas de los productos que contengan bisfenol, de cualquier variedad.
La exposición al Bisfenol A durante el embarazo y período postnatal eleva el riesgo de que los niños sufran asma
En una investigación realizada por profesionales de la Escuela Mailman de Salud Pública en la Universidad de Columbia, publicada en el Journal of Allergy and Clinical Immunology en marzo de 2013, se ha relacionado por primera vez la asociación entre la exposición materna al BPA y un elevado riesgo de asma en niños pequeños.
Los autores han medido la exposición al Bisfenol A mediante
determinación de metabolitos en orina. La población objeto de estudio fueron
568 mujeres en el tercer trimestre de embarazo, así como sus hijos a los tres,
cinco y siete años.
Se detectaron niveles detectables
de BPA en más del 90 % de los niños, lo
cual no quiere decir que todos ellos desarrollen asma.
La pregunta que no ha encontrado respuesta tras la investigación es si
el sistema inmune innato sufre cambios al exponerse la madre a este perturbador
endocrino durante el embarazo.
Investigadores del Penn State College of Medicine presentaron sus observaciones en el congreso anual de la Pediatric Academic Societies en Denver en junio 2014.
Los investigadores utilizaron una muestra de 367 niños, el 99% de ellos nacidos de una madre cuya tasa de bisfenol A se detectó en la orina durante el embarazo.
La investigación encontró que la exposición a altos niveles de BPA durante los tres primeros meses de gestación hace más probable que desde la edad de 6 meses, los niños de madres más contaminadas con bisfenol A mostraron más síntomas de sibilancias que aquellos cuyas madres presentaban niveles inferiores.
La sibilancia es una forma de respiración con problemas causada por un estrechamiento de las vías respiratorias. Este bloqueo, que puede estar vinculado a la presencia de un cuerpo extraño o ser resultado de una respuesta fisiológica espontánea, es también uno de los síntomas del asma, una enfermedad caracterizada por una contracción de los músculos bronquiales.
El bisfenol A podría causar alteraciones en e el desarrollo cerebral del embrión
La investigación llevada a cabo por la Universidad de Columbia (Nueva York), en junio de 2013, advierte de los riesgos que conlleva la exposición al bisfenol A en especial, durante el periodo de gestación, pudiendo causar alteraciones en el desarrollo cerebral del embrión.
Durante el embarazo, la toxicidad del compuesto radica en que el BPA actuaría como un modulador selectivo de los receptores estrogénicos, pudiendo interferir en la correcta regulación epigenética, entrañando modificaciones en histonas y en la metilación del DNA. El BPA inteferiría en la expresión de genes del cerebro, contribuyendo a un posible déficit en el desarrollo neurológico del futuro hijo.
El estudio ha revelado que esa alteración en el desarrollo del cerebro del feto, conllevaría modificaciones en el comportamiento social y en la presencia de ansiedad en el niño. Los resultados obtenidos revelan además, que los cambios inducidos por el BPA serían específicos del sexo, localizados en una región particular del cerebro y de una forma dosis dependiente.
La exposición temprana al bisfenol A puede aumentar el riesgo de obesidad infantil
Investigadores del Penn State College of Medicine presentaron sus observaciones en el congreso anual de la Pediatric Academic Societies en Denver en junio 2014.
Los investigadores utilizaron una muestra de 367 niños, el 99% de ellos nacidos de una madre cuya tasa de bisfenol A se detectó en la orina durante el embarazo.
La investigación encontró que la exposición a altos niveles de BPA durante los tres primeros meses de gestación hace más probable que desde la edad de 6 meses, los niños de madres más contaminadas con bisfenol A mostraron más síntomas de sibilancias que aquellos cuyas madres presentaban niveles inferiores.
La sibilancia es una forma de respiración con problemas causada por un estrechamiento de las vías respiratorias. Este bloqueo, que puede estar vinculado a la presencia de un cuerpo extraño o ser resultado de una respuesta fisiológica espontánea, es también uno de los síntomas del asma, una enfermedad caracterizada por una contracción de los músculos bronquiales.
El bisfenol A podría causar alteraciones en e el desarrollo cerebral del embrión
La investigación llevada a cabo por la Universidad de Columbia (Nueva York), en junio de 2013, advierte de los riesgos que conlleva la exposición al bisfenol A en especial, durante el periodo de gestación, pudiendo causar alteraciones en el desarrollo cerebral del embrión.
Durante el embarazo, la toxicidad del compuesto radica en que el BPA actuaría como un modulador selectivo de los receptores estrogénicos, pudiendo interferir en la correcta regulación epigenética, entrañando modificaciones en histonas y en la metilación del DNA. El BPA inteferiría en la expresión de genes del cerebro, contribuyendo a un posible déficit en el desarrollo neurológico del futuro hijo.
El estudio ha revelado que esa alteración en el desarrollo del cerebro del feto, conllevaría modificaciones en el comportamiento social y en la presencia de ansiedad en el niño. Los resultados obtenidos revelan además, que los cambios inducidos por el BPA serían específicos del sexo, localizados en una región particular del cerebro y de una forma dosis dependiente.
La exposición temprana al bisfenol A puede aumentar el riesgo de obesidad infantil
Según un estudio realizado por investigadores de la Fundación Kaiser Permanente,
publicado en la revista PLoS ONE en
junio 2013, la tasa de obesidad está incrementando tanto en países ricos como
pobres por varias razones. En la última década, muchas investigaciones sugieren
que determinadas sustancias químicas pueden desempeñar un papel obesogénico, es
decir, que puede alterar el metabolismo del individuo. Sería el caso del
bisfenol A.
Los investigadores analizaron las muestras de orina de 1.326 niños de
tres colegios de Shanghai cuyas edades oscilaban entre los 4 y 12 años. Además
de recoger estos datos, tomaron nota de otros factores de riesgo de la obesidad
que también podían influir, como la dieta, la actividad física y los
antecedentes familiares.
Si el valor medio en la población europea sana es de dos microgramos
por litro de orina, en el grupo de las niñas entre 9 y 12 años se registraron
niveles más altos. Algunos casos superaban los 10 microgramos. El 36% de las
menores que tenían una concentración más alta tenía sobrepeso u obesidad, en
comparación con el 21% de las que presentaban un nivel más bajo que el
promedio.
Según los autores del estudio, en esta franja de edad, superar los dos
microgramos de bisfenol por litro de orina duplicaba el riesgo de obesidad y
cuando las concentraciones eran extremadamente altas (10 microgramos por
litro), las probabilidades podían multiplicarse por cinco.
Por el contrario, en el resto de los grupos estudiados no se
encontraron efectos significativos de este disruptor endocrino, capaz de
alterar el equilibrio hormonal y el proceso natural del metabolismo.
Nicolás Olea, catedrático e investigador de la Universidad de Granada,
argumenta que el estudio evidencia que hay ventanas específicas de efecto, por
edades y sexos. No es que haya seres más sensibles, sino fases de la vida o del
desarrollo que son más susceptibles. La más crítica se refiere a los 30-40 días
después de la fecundación, es decir, el primer mes de embarazo.
Según el científico danés Niels skakkebaek, durante estos días, la
exposición de la madre al bisfenol A puede condicionar a su hijo a un mayor
riesgo de cáncer, malformaciones urogenitales al nacer y menor calidad seminal.
Los investigadores agregan que hay muchos estudios sobre los efectos
que tiene este disruptor en la salud. En animales se ha probado que el bisfenol
A afecta a la reproducción, las glándulas mamarias, el metabolismo, el cerebro
y el comportamiento. En humanos, sin embargo, la evidencia científica es más
limitada y se refiere, especialmente, a la diabetes y las enfermedades
cardiovasculares. Interfiere en el metabolismo de los lípidos y esto es lo que
hace que también pueda aumentar el riesgo de obesidad.
Investigadores del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental
(CREAL) de Barcelona han analizado la relación entre la exposición al
bisfenol A durante el embarazo con la obesidad en la infancia – concretamente a los cuatro
años de edad –, pero
no antes de la primera infancia – desde
el nacimiento hasta los 14 meses de vida.
Se ha demostrado que el BPA aumenta ligeramente el índice de masa corporal y la circunferencia de la cintura del niño a la edad de cuatro años.
En este estudio, publicado en la revista Epidemiology en octubre 2013, las concentraciones de BPA se midieron en dos muestras de orina recogidas en el primer y tercer trimestre del embarazo de las madres.
Se ha demostrado que el BPA aumenta ligeramente el índice de masa corporal y la circunferencia de la cintura del niño a la edad de cuatro años.
En este estudio, publicado en la revista Epidemiology en octubre 2013, las concentraciones de BPA se midieron en dos muestras de orina recogidas en el primer y tercer trimestre del embarazo de las madres.
Algunos de los resultados subrayan que el 26% de los 402 niños
analizados tuvieron un crecimiento rápido en los primeros 6 meses de vida, el
25% tenía sobrepeso a los 14 meses, y el 21% tenía sobrepeso a los 4 años de
edad.
El BPA altera el desarrollo fetal
de mama y también sería responsable de la aparición de cáncer de mama
Un estudio realizado por investigadores
de la Universidad de Tufts (Boston) presentado
en la Reunión de la Sociedad de Endocrinología en abril 2016, revela sus
efectos sobre el desarrollo fetal. Precisamente en la glándula mamaria con un
mayor riesgo de cáncer de mama más adelante.
El equipo ha desarrollado un nuevo sistema de cultivo para evaluar los
efectos de la exposición a sustancias químicas en el desarrollo de la glándula
mamaria: es un método de cultivo ex vivo,
el cual significa que el crecimiento de la totalidad de la glándula mamaria se
examina fuera del cuerpo. Los investigadores extrajeron brotes mamarios de
ratones embriones de 14 días – un
período crítico para el desarrollo mamario –, cultivaron estos brotes durante 5 días y siguieron su
desarrollo.
Estos estudios muestran que el BPA afecta directamente a la glándula
mamaria de embriones de ratón: diferentes dosis de BPA, en comparación con los
estrógenos, conducen a un crecimiento más rápido del brote de mama del ratón.
Este resultado es importante debido a que estos cambios en el tejido
mamario embrionario se producen a una dosis comparable a la de la exposición
del medio ambiente humano a BPA. Los científicos sugieren, con este desarrollo
desmesurado de los tejidos mamarios, un aumento del riesgo de cáncer de mama en
el futuro.
La exposición in utero favorece la depresión en los niños
Un estudio de la Universidad de Columbia, publicado en la revista Environmental Research en agosto 2016,
revela que los niños expuestos en el útero al bisfenol A pueden ser más
propensos a desarrollar síntomas de ansiedad y depresión a la edad de 10-12
años.
El equipo siguió a 241 mujeres embarazadas no fumadoras y sus hijos,
participando en una cohorte de nacimiento de Nueva York con un seguimiento del
embarazo a la infancia. Para medir la cantidad de BPA absorbida, los
investigadores recolectaron muestras de orina de las madres durante el tercer
trimestre del embarazo y de los niños a los 3, 5 y 10-12 años. Por último, los
niños fueron evaluados por posibles síntomas de depresión y ansiedad con las
pruebas estándar.
El análisis concluye que los chicos con los más altos niveles de
exposición prenatal a BPA también presentan más síntomas de depresión y
ansiedad que los niños en los niveles más bajos de exposición. Ninguna de estas
asociaciones se encontró en las niñas.
Se constató una mayor sensibilidad masculina del cerebro durante el
desarrollo prenatal. Los riesgos de ansiedad y depresión son particularmente
preocupantes, ya que pueden interferir con la capacidad del niño para
concentrarse, para socializar y tener éxito en la escuela.
¿ Qué le estamos haciendo al cerebro de nuestros niños ?
Un grupo relevante y creciente de
científicos sugiere que la exposición a los contaminantes ambientales está
implicada en el aumento alarmante de trastornos neurológicos de la niñez.
Sustancias químicas y el cerebro
Algunas sustancias químicas – como el plomo,
mercurio y pesticidas de fosfato orgánico – desde hace tiempo, han sido
reconocidas como tóxicas que pueden tener efectos permanentes en la salud
neurológica de los niños.
Los niños pueden exponerse al plomo mediante
pinturas, colorantes y metales que se utilizan en la fabricación de juguetes y
por medio del suelo contaminado u otra exposición ambiental, así como también
de plásticos, en los que se utiliza el plomo como agente ablandador. Las
fuentes de exposición al mercurio incluyen algunos peces, contaminación del
aire y viejos termómetros y termostatos.
Los científicos ahora también están
descubriendo que los compuestos químicos comunes en el aire del exterior – incluyendo
componentes del gas de combustión y del material particulado fino – además del
aire del interior y productos de uso masivo, también pueden afectar
negativamente en el desarrollo cerebral, incluso en la etapa prenatal.
Entre las sustancias químicas que ahora
están siendo evaluadas, por los impactos neurológicos que se manifiestan a
temprana edad, se encuentran los retardantes de ignición denominados como Éter
de pentabromodifenilo (PBDE, por sus siglas en inglés) utilizados ampliamente
en gomaespuma, electrónicos y otros productos; los ftalatos utilizados
extensamente como plastificantes y en fragancias sintéticas; bisfenol A,
compuesto de plástico policarbonato, denominado comúnmente como BPA; compuestos
perfluorados, cuyas aplicaciones incluyen revestimientos resistentes a las
manchas, al agua y al aceite; y varios pesticidas.
El feto no se encuentra bien protegido
contra los químicos que circulan en el ambiente, los cuales pueden atravesar
fácilmente la placenta.
El cerebro del infante también es vulnerable
a dichos contaminantes. En las primeras etapas del desarrollo – prenatal y
durante la infancia – las células cerebrales se dañan fácilmente por los
químicos industriales y otras sustancias neurotóxicas. Esta interrupción puede
afectar el desarrollo estructural y funcional del cerebro – efectos que
conllevan a consecuencias adversas permanentes.
Muchos de los químicos que se encuentran
bajo observación, por sus efectos en el desarrollo cerebral intervienen en la
función de las hormonas que son esenciales para el desarrollo cerebral
saludable. Entre estas hormonas se encuentran las tiroideas, que regulan una
parte del cerebro que contribuye en una variedad de funciones vitales,
incluyendo la reproducción, dormir, desear, comer y en la pubertad.
Una fuente particularmente inquietante de
exposición a sustancias químicas, que se infiere perjudica el desarrollo
cerebral de los niños, es la contaminación del aire, una mezcla compleja de
varias sustancias químicas y material particulado. La investigación
sugiere, cada vez más, que los contaminantes que transporta el aire pueden
tener efectos sutiles pero significativos en el desarrollo neurológico
prematuro y el comportamiento.
¿ Qué se debe hacer ?
Cuando se trata de disminuir la exposición
existente, se pueden evitar ciertos químicos mediante la elección. Sin embargo,
es muy difícil, dado que muchas de estas sustancias se utilizan – como BPA en
recipientes – en productos que no poseen etiquetas que detallen su composición.
Otros, incluyendo a los contaminantes del aire, son más difíciles de detectar
por su ubicuidad o la falta de alternativas disponibles.
No se debe asumir que los químicos que no
son evaluados son seguros para el desarrollo cerebral; por lo tanto, los
químicos de uso existente y los nuevos deben ser evaluados por neurotoxicidad
en el desarrollo.
Entre tanto, los niños del mundo – particularmente aquellos en los países menos prósperos – continúan expuestos a
neurotóxicos peligrosos que son liberados mediante las emisiones industriales,
vertederos o por trabajo infantil. Los ejemplos abundan e incluyen exposiciones
a químicos que se liberan en el proceso de reciclaje de electrónicos en varios
lugares de Asia y África, al plomo y mercurio por actividades de minería,
pesticidas utilizados en la agricultura, en productos contaminados con metales
pesados, incluso en alimentos y golosinas.
Mientras más información se va conociendo
sobre las sustancias neurotóxicas que afectan al neurodesarrollo, parece ser
que más exposición se manifiesta que anteriormente. Existe una concordancia
extensa entre los científicos de que dichas exposiciones están acabando con la
niñez del mundo. Se debe establecer un sistema diferente para proteger de mejor
forma los cerebros del futuro.
Fuente : Artículo, realizado por ElizabethGrossman, publicado originalmente en el sitio Ensia.com, en mayo
2015.
Legislación europea
Francia se ha convertido en el país pionero en la lucha contra este controversial compuesto químico. Anses (Agencia Nacional de Seguridad y Salud Alimentaria, Ambiental y Ocupacional) ha identificado como una prioridad la prevención de exposiciones de las poblaciones más sensibles – bebés, niños pequeños y mujeres embarazadas o lactantes. Recomienda una reducción de exposición al Bisfenol A, especialmente por su sustitución en materiales en contacto con alimentos. A partir del 01 de enero de 2011, ha prohibido la fabricación y comercialización de biberones que contienen BPA.
Francia se ha convertido en el país pionero en la lucha contra este controversial compuesto químico. Anses (Agencia Nacional de Seguridad y Salud Alimentaria, Ambiental y Ocupacional) ha identificado como una prioridad la prevención de exposiciones de las poblaciones más sensibles – bebés, niños pequeños y mujeres embarazadas o lactantes. Recomienda una reducción de exposición al Bisfenol A, especialmente por su sustitución en materiales en contacto con alimentos. A partir del 01 de enero de 2011, ha prohibido la fabricación y comercialización de biberones que contienen BPA.
A nivel
europeo, se ha prohibido el uso de BPA para la fabricación de botellas para
bebés en policarbonato por la adopción por la Comisión Europea en enero de
2011.
Como muchos países europeos, Francia ha adoptado medidas de
restricciones en el uso de bisphenol A. Desde enero de 2015, este compuesto
químico está prohibido en las cajas o botellas para uso alimentario. Pero una
decisión sorprendentemente tranquilizadora de la Agencia Europea de Seguridad
Alimentaria (EFSA) puede desafiar esta legislación.
En efecto, la autoridad de seguridad alimentaria europea emitió en
enero de 2015 un informe destacando que BPA no presenta ningún riesgo para la
salud de los consumidores de todos los grupos de edad incluyendo los no
nacidos, infantes y adolescentes.
Un análisis desconcertante dadas las alertas lanzadas en muchos
estudios sobre el efecto nocivo de esta molécula presente en un gran número de
productos cotidianos.
La Agencia Europea de seguridad alimentaria (EFSA) anunció en abril de
2016 que crearía un grupo de trabajo de expertos internacionales para evaluar
nuevas pruebas científicas sobre los efectos del bisfenol A en el sistema
inmunológico.
Esta reevaluación de BPA será entre 2017 y 2018. La opinión científica
final se completará en 2018 al término de otro estudio realizado durante dos
años por el programa nacional de Toxicología de los Estados Unidos y publicado
en 2017.
Cómo evitar el bisfenol A
Embotellado en vidrio. Hay muchas alternativas a los envases plásticos, incluyendo el vidrio, la cerámica, la madera o el acero inoxidable. Todos ellos son más duraderos, reducen la generación de desechos y, por supuesto, la exposición al BPA. Es especialmente recomendable sustituir el aceite embotellado en plástico por el de vidrio, ya que tiene una mayor tendencia a filtrarse en este producto.
Evitar las botellas que se rayen. La FDA recomienda evitar el consumo de alimentos calentados en envases de plástico en el microondas, así como hervir biberones de plástico hecho con BPA. Cuanto más altas sean las temperaturas más fácilmente se liberará y filtrará en los alimentos este producto químico.
No reutilizar demasiadas veces. La re-utilización de botellas de plástico para beber, como es el caso de las utilizadas por los deportistas, no debe ser demasiado prolongada porque con el tiempo liberan más fácilmente el BPA.
Recomendaciones
Cómo evitar el bisfenol A
Embotellado en vidrio. Hay muchas alternativas a los envases plásticos, incluyendo el vidrio, la cerámica, la madera o el acero inoxidable. Todos ellos son más duraderos, reducen la generación de desechos y, por supuesto, la exposición al BPA. Es especialmente recomendable sustituir el aceite embotellado en plástico por el de vidrio, ya que tiene una mayor tendencia a filtrarse en este producto.
Evitar las botellas que se rayen. La FDA recomienda evitar el consumo de alimentos calentados en envases de plástico en el microondas, así como hervir biberones de plástico hecho con BPA. Cuanto más altas sean las temperaturas más fácilmente se liberará y filtrará en los alimentos este producto químico.
No reutilizar demasiadas veces. La re-utilización de botellas de plástico para beber, como es el caso de las utilizadas por los deportistas, no debe ser demasiado prolongada porque con el tiempo liberan más fácilmente el BPA.
Recomendaciones
* Dar a los bebés juguetes de tela o de madera
no pintada
* Usar biberones de vidrio, polipropileno o
polietileno
* Usar productos para bebés con etiquetas que
indican que no contienen BPA o ftalatos
* Evitar los plásticos con el número 7
* Evitar los plásticos con el número 7
* No comer alimentos enlatados, preferir los alimentos frescos.
* No beber bebidas gaseosas, conservas,
cerveza etc.
* No comer comida para microondas – los
envases de plástico se realizan con BPA.
* No empacar comida en recipientes de
plástico.
Comer menos alimentos enlatados, y, cuando sea posible, escoger envases de vidrio, porcelana o acero inoxidable, especialmente para albergar alimentos calientes y líquidos.
Ver :
La exposición a los contaminantes atmosféricos tiene un impacto en el cerebro humano
Micro-partículas de plástico – en la cadena alimentaria y sus efectos nocivos en la salud humana
Intoxicación por metales pesados
Las toxinas en el hogar
Neurotoxinas
Peligro de los pesticidas neocotinoides para la salud y el ecosistema
Fosfuro de aluminio – insecticida mortal
Obesidad infantil
Trastorno por déficit de atención e hiperactividad en niños
Micro-partículas de plástico – en la cadena alimentaria y sus efectos nocivos en la salud humana
Intoxicación por metales pesados
Las toxinas en el hogar
Neurotoxinas
Peligro de los pesticidas neocotinoides para la salud y el ecosistema
Fosfuro de aluminio – insecticida mortal
Obesidad infantil
Trastorno por déficit de atención e hiperactividad en niños
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