Con una buena reserva cognitiva, el cerebro es capaz de realizar nuevas
conexiones
entre las neuronas, para reemplazar aquellas que pudieran estar
dañadas o deterioradas.
A medida que envejecemos, inevitablemente vamos experimentando cambios en nuestro cuerpo y nuestra mente, incluyendo la pérdida o el deterioro de ciertas capacidades, como la fuerza física o la agudeza visual. El cerebro no es ajeno a este proceso y funciones como la memoria y la capacidad de atención también se van mermando, e incluso a veces sufre accidentes o enfermedades que comprometen su funcionamiento (ictus, traumatismos, Enfermedad de Alzheimer…). No obstante no todo el mundo sufrirá las consecuencias de igual forma: mientras que algunos tendrán problemas significativos, otros sufrirán menores pérdidas frente a estas adversidades y tendrán una mayor resistencia. Esta resistencia viene determinada por lo que se llama reserva cognitiva.
La reserva cognitiva
es la capacidad que tiene nuestro cerebro para hacer frente a las diferentes
agresiones que puede sufrir – pérdida de capacidades cerebrales o transformaciones negativas en
ese órgano –.
Realizar actividades que ejerciten nuestras
capacidades cognitivas – como aquellas en las que están implicadas la
lectura o el cálculo – de manera habitual puede protegernos del envejecimiento
y las demencias, aumentando nuestra plasticidad cerebral y estableciendo nuevas
conexiones sinápticas cuando otras se deterioran.
La acumulación de
la experiencia y la estimulación de las capacidades mentales a lo largo de la
vida se refleja en la reserva cognitiva. Es como un capital mental que, cuanto
mayor sea, más ayudará a compensar los efectos en la eficiencia de nuestras
capacidades cognitivas, tanto del envejecimiento o de alteraciones cerebrales
como las causadas por el Alzheimer.
La reserva
cognitiva no actúa como un antídoto para prevenir enfermedades cerebrales ni
evitar el envejecimiento neuronal, pero sí es un factor que contribuye a
retrasar el posible deterioro cognitivo, promoviendo una red neuronal más
resistente.
Una elevada reserva
cognitiva consigue en algunos casos que el cerebro vuelva a funcionar con
normalidad después de una enfermedad. También mantiene plenamente activo ese funcionamiento, incluso con
el deterioro natural por la edad. Se trata de una capacidad muy importante, que
vale la pena cultivar y mantener.
El origen de la reserva cognitiva
La reserva cognitiva comienza a formarse
desde el mismo momento en el que empieza a desarrollarse el cerebro dentro del
vientre materno. Esta reserva se inicia en la infancia, pero se puede
incrementar a lo largo de toda la vida.
Se sabe que las experiencias de los primeros
años de vida son determinantes. Estas definen en gran medida el rumbo que tomará el proceso de
desarrollo de la inteligencia.
Hay razones para pensar que el factor
genético influye en la formación de una reserva cognitiva. Sin embargo, este
aspecto no es definitivo. Existen
maneras de estimular el cerebro para aumentar esta capacidad a lo largo de la
vida. De hecho, se puede incrementar incluso en un cerebro dañado.
A lo largo de nuestra vida vamos adquiriendo
conocimientos sobre el mundo que nos rodea. Este es un proceso continuo, que
nos va a permitir adaptarnos a un mundo cambiante. Nuestro cerebro está
compuesto por millones de células que se llaman neuronas. Tienen la capacidad
de conectarse unas con otras y estas conexiones van aumentando y modificándose
conforme vamos adquiriendo conocimientos. Puede decirse que el aprendizaje
cambia la forma de nuestro cerebro, lo hace más complejo, aumentando la calidad
y complejidad del “cableado cerebral” y por tanto el cerebro se vuelve más
resistente ante situaciones adversas como el desarrollo de Alzheimer o daño
cerebral.
Las actividades
intelectuales, lúdicas y deportivas se han mostrado eficaces para aumentar la
reserva cognitiva.
Particularmente la lectura, los juegos mentales, el aprendizaje de idiomas, el
baile, el deporte y toda actividad intelectualmente estimulante ayuda a que se
eleve esta capacidad.
*
* *
El estudio de las monjas (Nun Study)
Uno de los referentes dentro de la
investigación de reserva cognitiva fue un famoso experimento que realizó el
neurólogo David Snowdon de la Universidad de Kentucky en 1986, que él mismo
llamó “el estudio de las monjas”. El
experimento consistía en estudiar a un grupo de monjas de un convento y
observar la evolución de sus funciones cognitivas, como la memoria.
Tomó como grupo de
investigación a 678 monjas católicas de la orden de School Sisters of Notre Dame, una comunidad donde la edad promedio es de 85 y donde muchas hermanas tienen más de 90 años. Se trataba de un grupo muy
uniforme.
Se realizó un
seguimiento de su reserva cognitiva durante 17 años. Durante ese lapso se les realizaron pruebas
regulares, de tipo genético, intelectual o psicológico. Todas ellas aceptaron
que al morir sus cerebros fueran estudiados para complementar las informaciones
del experimento.
Lo más sorprende fue el caso de la Hermana
Bernadette. Esta religiosa murió a los 85 años. Su cerebro fue estudiado y se detectó entonces que padecía de la
enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, nunca durante su vida había mostrado
síntomas de padecerla. Los investigadores concluyeron que la
reserva cognitiva de la religiosa había compensado claramente sus deficiencias.

La conclusión más relevante del Estudio de las Monjas fue que
el Alzheimer no es una consecuencia inevitable de la vejez. Por el contrario,
la existencia de una sólida reserva cognitiva protege de tan devastadora
enfermedad.
En estas monjas, que llevan una vida sana, tienen una buena dieta y poco estrés, la tasa de la enfermedad de Alzheimer es significativamente menor que la de la población general. Significativamente, muchas de ellas son altamente educadas y llevan a cabo actividades intelectuales que son muy exigentes para su edad.
En estas monjas, que llevan una vida sana, tienen una buena dieta y poco estrés, la tasa de la enfermedad de Alzheimer es significativamente menor que la de la población general. Significativamente, muchas de ellas son altamente educadas y llevan a cabo actividades intelectuales que son muy exigentes para su edad.
A lo largo de años de investigación se ha
observado que la misma lesión cerebral no tiene siempre el
mismo impacto. Muchas terapias que se aplican en enfermos de Alzheimer están
fundamentadas en el hecho de que el cerebro es plástico y puede beneficiarse de
la actividad intelectual incluso en edades muy avanzadas o cuando está dañado.
A raíz de los resultados en este estudio
surgieron otras investigaciones que apoyaban la teoría de que realizar
actividades intelectualmente exigentes puede paliar los efectos de las lesiones
cerebrales provocadas por el Alzheimer y promover, a su vez, la
plasticidad cerebral.
Una buena reserva cognitiva favorece el
envejecimiento saludable
Investigadores de la Universidad
Internacional de La Rioja, la Universidad Politécnica de Madrid, la Universidad
Complutense y la Universidad de La Laguna (Tenerife), en un estudio publicado
en la revista Frontiers in Aging Neuroscience, junio 2014, han comprobado que mantener el cerebro activo a lo
largo de los años ayuda a tener una vejez más sana.
En la reserva cognitiva intervienen factores
como el volumen cerebral o el número de sinapsis (conexiones neuronales).
Estudios previos han revelado que, cuando empieza el deterioro cognitivo
asociado a la edad, esta reserva favorece el uso más eficiente de las redes
neuronales para realizar diferentes tareas.
Seleccionaron a 21 personas de entre 65 y 85
años de la Unidad de Geriatría del Hospital Universitario San Carlos en Madrid.
Los participantes de la investigación fueron divididos en dos grupos en función
de la puntuación obtenida en el índice de reserva cognitiva (CRI, por sus
siglas en inglés), calculado a partir de su nivel educativo y calificación
laboral. Así, aquellos con puntuaciones entre 1 y 5 formaron el grupo de CRI
bajo, mientras que los que tenían entre 6 y 10 se clasificaron en el CRI alto.
Los dos grupos realizaron una tarea de
memoria cuya actividad neuronal se registró a través de una magneto-encefalografía
(MEG), una técnica de neuroimagen usada por primera vez en este tipo de estudio
que permite registrar unos 1.000 valores de la actividad cerebral por segundo.
Mientras se medían sus señales neuronales, los sujetos llevaron a cabo una
tarea de memorización de 5 letras aparecidas en una pantalla.
Posteriormente se fueron mostrando letras, de
una en una, durante un segundo, y se les pidió que contestaran – pulsando un
botón con su mano derecha – ‘sí’ o ‘no’ si era una de las memorizadas. En total
se enseñaron 250 grafías, la mitad, aprendidas de memoria.
Mayor eficiencia neuronal. Los resultados del estudio
indican que, para conseguir el mismo resultado, los participantes con bajos
niveles de reserva cognitiva necesitaron un mayor esfuerzo cerebral que aquellos
que tenían un nivel más alto. Este esfuerzo extra se asocia con una peor
eficiencia cognitiva ya que la persona en cuestión utiliza más energía y más
conexiones cerebrales de las necesarias.
De esta forma, los participantes con CRI bajo
presentaron una mayor conectividad neuronal en las regiones cerebrales anterior
(prefrontal) y posterior (temporal, parietal y occipital), en comparación con
aquellos con CRI alto.
Las personas con bajos índices de reserva
cognitiva necesitan utilizar más redes corticales, mostrando una menor
eficiencia del funcionamiento cerebral para lograr el mismo nivel de
rendimiento cognitivo que individuos con índices más altos.
El trabajo supone un primer paso para
confirmar la relación entre reserva cognitiva y envejecimiento saludable.
El bilingüismo favorecería una reserva
cognitiva ante la enfermedad de Alzheimer
Un equipo de científicos de la Facultad de
Psicología de la Universidad Vita-Salute San Raffaele, Milán, en un estudio
publicado en Proceedings of the National Academy
of Sciences (PNAS) de febrero 2017, comprobó
que el entrenamiento cognitivo y en especial hablar más de un idioma nos ayuda
a cuidar nuestro cerebro de la pérdida de memoria y del Alzheimer, una de las
demencias que más afecta a las personas.
Los investigadores realizaron escáneres cerebrales y pruebas de memoria a 85 personas mayores con síntomas característicos del Alzheimer. De ellas, 45 dominaban tanto alemán como italiano y 40 sólo hablaban un idioma. Las personas bilingües rindieron mucho mejor que las monolingües en las pruebas de memoria a corto y a largo plazo, con puntuaciones entre tres y ocho veces elevadas de media. Las personas bilingües lograron estas puntuaciones aunque las pruebas de imagen revelaran más señales de hipo-metabolismo cerebral, una característica de la EA en que el cerebro se vuelve menos eficiente a la hora de convertir la glucosa en energía.
Los análisis de la conectividad del
metabolismo demostraron que las personas bilingües tenían uno de los signos
característicos del Alzheimer: el hipo-metabolismo cerebral, lo que significa
que el cerebro va perdiendo la capacidad de convertir la glucosa en energía.
Pero a su vez, sus cerebros contaban con mayor conectividad en las redes
neuronales de las regiones frontales, las cuales están relacionadas con el
control ejecutivo y también obtuvieron puntuaciones más altas que sus pares
monolingües en las pruebas de memoria a corto y largo plazo.
Estas personas parecían tener una mejor
conectividad funcional en las regiones frontales del cerebro en comparación con
los sujetos monolingües, lo que les permitía mantener una mejor función
cognitiva a pesar de la EA. Estudios previos han mostrado que el bilingüismo puede
retrasar el inicio de la demencia hasta cinco años, ya que se crea una ‘reserva
neural’ que hace que el cerebro bilingüe sea más resistente al envejecimiento.
PESCO : Programa de EStimulación COgnitiva
Científicos de la Universidad de Granada,
Santiago-Ramajo describen en un estudio, publicado por la revista Journal of
Neuroengineering and Rehabilitation en mayo 2014, la aplicación informática
que potencia las habilidades cognitivas de las personas mayores a través de
ejercicios de memoria, atención y razonamiento. Se trata del Programa de
Estimulación Cognitiva (PESCO).
En un estudio con 70 personas de la tercera
edad – quienes, en su mayoría, no habían usado nunca una computadora –, los
autores comprobaron que aquellas que se entrenaron con la herramienta mejoraron
en lo que se refiere a atención, memoria y planificación. Los participantes
fueron capaces de superar su miedo a la tecnología porque pensaron que PESCO
podía mejorar sus habilidades cognitivas.
El objetivo principal de PESCO es realizar la
evaluación y estimulación cognitiva de personas, principalmente mayores, con el
fin de prevenir e intervenir sobre el deterioro cognitivo para retrasar la
dependencia, trabajando desde sus estadios iniciales. La principal funcionalidad
de la herramienta consiste en proporcionar pruebas o ejercicios para la
rehabilitación neuropsicológica y funcional de memoria, atención, razonamiento
y planificación.
El programa de estimulación sistemática
conlleva el desarrollo de ejercicios para que el usuario los realice en 12
sesiones, con una duración mínima de 40 minutos cada una, dos veces en semana.
Durante estas sesiones se realizan distintas tareas.
Primero se realiza el registro y el screening
pre-estimulación cognitiva. A continuación se lleva a cabo las sesiones de
estimulación cognitiva, que se estructuran de modo que cada ejercicio se repita
de una forma equilibrada, teniendo en cuenta la función cognitiva a
rehabilitar. Al finalizar el programa se dedica una sesión a realizar la
evaluación post-estimulación, para valorar la efectividad del programa de
estimulación aplicado.
Plataforma de Estimulación Cognitiva.
* *
*
Factores que influyen en la reserva
cognitiva
Cuando se tiene una buena reserva cognitiva, el cerebro es capaz de realizar nuevas
conexiones entre las neuronas, para reemplazar aquellas que pudieran estar
dañadas o deterioradas. Ese proceso es mucho más fácil para quienes
previamente han realizado algunas de estas actividades o tienen alguna de estas
características.
Mayor nivel cultural. Por nivel cultural se entiende
el conjunto de estudios acumulado, la lectura y las actividades de tipo
intelectual que se realicen. Un nivel más elevado protege al cerebro del
deterioro cognitivo leve, o sea, del que se produce por la edad.
Relaciones sociales. Está comprobado que aquellos que
cuentan con el apoyo de un buen círculo social, con el que se relacionan de
manera frecuente, tienen un 38% menos de posibilidades de sufrir una
demencia.
Ejercicio físico. Favorece el riego sanguíneo en
el cerebro, protege del estrés oxidativo y de otros factores de deterioro
asociados a la vejez.
Ejercicio mental. Es definitivo para incrementar
la reserva cognitiva. Incluye actividades como tocar un instrumento musical,
realizar pasatiempos intelectuales, etc.
Una dieta saludable también contribuye a
mantener la fortaleza en el cerebro. Se debe evitar el consumo de tabaco,
alcohol u otros psicoactivos. Las caminatas, los paseos y los viajes también se
incluyen dentro de los factores favorables.
Actividades diarias para aumentar la reserva
cognitiva

Es aconsejable seleccionar actividades que
nos resulten atractivas y evitar aquellas que no despierten nuestro interés o
que nos parezcan aburridas. Si disfrutamos con ellas, les dedicaremos tiempo y
será menos posible que las acabemos abandonando. Hemos de intentar que sean
variadas, así estimularemos diferentes capacidades cognitivas. Hay que tener
presente que el cerebro y las funciones cognitivas funcionan en red y, por eso,
para mejorar en una función determinada, hay que trabajarlas todas en conjunto.
Por ejemplo, para mejorar la memoria, también hay que estimular la atención o
las capacidades perceptivas.
Leer. Es una de las actividades más reconocidas
para favorecer la estimulación cognitiva. Además de aportarnos conocimientos,
la lectura es una actividad estupenda para favorecer la concentración,
ejercitar la memoria y alimentar la imaginación.
Jugar. Aparte de ser una excusa perfecta para
disfrutar con familia y amigos, los juegos de mesa son una buena herramienta
para entrenar distintas habilidades cognitivas. Así, en función de las
características del juego, se estimulará el cálculo, la memoria reciente, la
lógica, la capacidad de planificación, el vocabulario o la creatividad, entre
otras capacidades.
Aprender. Aprender cosas nuevas a la edad que sea
favorecerá nuestra actividad cognitiva. Aprender un nuevo idioma, a tocar un
instrumento musical, asistir a clases o charlas de cultura general o
perfeccionar nuestras dotes en la cocina son algunos ejemplos.
Ponerse a prueba. Todos los días podemos
proponerle un reto a nuestro cerebro. Algo que requiera un poco de esfuerzo,
como por ejemplo resolver un crucigrama, hacer un sudoku o montar un puzle.
Debemos tener en cuenta, eso sí, que las actividades demasiado sencillas o, por
el contrario, en las que ya seamos grandes expertos y podamos resolver de
manera mecánica, no nos servirán de mucho en lo que a estimulación cognitiva se
refiere, aunque quizás las queramos mantener porque nos resultan placenteras.
Recordemos, no obstante, dejar siempre un margen a la variedad de actividades.
Cambiar las rutinas. Añadir rutinas nuevas al día a
día, o variar las habituales, contribuye a crear nuevas conexiones neuronales. Por
ejemplo elegir otra ruta para ir al trabajo, cambiar la organización de los
cajones o utilizar los cubiertos con la mano contraria.
Para el ser humano nunca es tarde para
aprender
Aunque la infancia es el momento en el que nuestro cerebro es capaz de absorber mayor cantidad de información, lo cierto es que somos capaces de seguir aumentando nuestra capacidades. El volumen de nuestra reserva cognitiva no es constante y gran parte del valor de sus dimensiones lo condicionaremos a una edad temprana, para seguir moldeándola con el paso de los años.
El aprendizaje es un herramienta que puede
servir para fortalecer nuestro cerebro y hacerlo más resistente a la demencia.
La reserva cognitiva no se
mantiene siempre constante; ha de ser cuidada, ejercitando la mente
habitualmente. Se trata de un proceso que permanece constante a lo largo de
todo el ciclo vital. Tan extraordinaria condición invita a mantener la mente
activa y favorecer así un buen funcionamiento cerebral.
Leer estimula el cerebro y aumenta la reserva
cognitiva
La lectura estimula
la actividad cerebral, ya que obliga al cerebro a ordenar e interrelacionar
ideas y conceptos, ejercitando la memoria y la imaginación, y mejorando así la
capacidad intelectual.

Por ello, cualquier
medida encaminada a retrasar o prevenir la aparición de estas patologías
contribuirá a mejorar la calidad de vida de la población y a facilitar la
atención a los afectados. A este respecto, los expertos recomiendan la lectura
porque es una actividad que estimula la actividad cerebral.
Además de este
efecto protector, leer aporta otros beneficios a la salud, ya que contribuye a
controlar el estrés, origen a su vez de otras afecciones como las cefaleas o
los trastornos del sueño. Los especialistas animan a fomentar la lectura a
cualquier edad, aunque señalan que es especialmente importante en niños y
personas mayores. En los primeros porque es necesario inculcarles este hábito
durante la infancia, mientras el cerebro todavía se está desarrollando; y en
los mayores porque leer constituye un estímulo clave para mantener el cerebro
activo.
Reserva cognitiva y reserva cerebral
En el cerebro
humano existen dos tipos de reservas que ayudan al buen funcionamiento del
mismo y que nos permiten desenvolvernos en la vida diaria: la reserva cognitiva
y la reserva cerebral.
La reserva cerebral se refiere a las capacidades de
reserva cognitiva provenientes de la estructura y / o composición fisiológica
de nuestro cerebro. Son diferencias individuales en el propio cerebro humano
que permiten que algunos individuos se recuperen mejor de diversas patologías
cognitivas (Alzheimer y otras) o cerebrales (Ictus, etc.).
La reserva cerebral es de carácter
cuantitativo y se ha sugerido que características como el tamaño del cerebro
mismo (volumen intracraneal), un número mayor de neuronas mielinizadas, mayor
cantidad de sinapsis y neuronas piramidales más grandes, suponen un factor
protector contra las decadencia cognitiva de la edad y diversas patologías
relacionadas con ella. De igual manera las experiencias vividas pueden influir
en la neuroanatomía del cerebro humano, contribuyendo a la neurogénesis y la
angiogénesis, haciendo al cerebro más resistente a la muerte neuronal y
regulando la plasticidad neuronal.
La reserva cognitiva se refiere a una mejora funcional
y se ha asociado con una amplia variedad de factores intelectuales, sociales y
físicos que se presentan en la vida diaria de un individuo a lo largo de su
ciclo vital. Este concepto se relaciona con la forma en que los individuos
manejan las informaciones de su medio y las procesan para la realización de una
tarea.
La reserva cerebral y la reserva cognitiva pueden generarse si practicamos hábitos
cardio-saludables y hacemos un uso adecuado de nuestro cerebro y sus capacidades
cognitivas. Y que cuanto más reservas
tenemos, disfrutamos de más capacidad para retrasar, y quizá evitar, la
disminución importante de nuestras capacidades cognitivas por la edad y las
enfermedades neurodegenerativas.
Se estima que un individuo con mayores
índices de reserva cerebral y reserva cognitiva tiene más chances de sostener
el rendimiento eficiente e independiente, dentro de parámetros normales.
El deterioro cognitivo aparece cuando el
volumen cerebral total cae por debajo de un umbral crítico, es decir que las
personas con mayor volumen cerebral pueden soportar mejor la carga de la
enfermedad – atrofia cerebral – antes de llegar al umbral y presentar la
signo-sintomatología clínica. Los ancianos con mayor volumen cerebral
tienen menos riesgo de déficit cognitivo y de demencia.
Efecto de la reserva cognitiva
Todos estos factores podrían favorecer la
eficiencia de las redes neuronales y la compensación mediante redes neuronales
alternativas. De esta manera, nos protegemos contra las alteraciones sufridas
en las funciones cerebrales que se lesionan más habitualmente en los
accidentes.

A pesar
del riesgo que existe de padecer demencia en la vejez, la ciencia
ha abierto una puerta a una posible solución preventiva, que puede hacernos menos vulnerables
a enfermedades que aparecen con más frecuencia a medida que envejecemos.
Al igual que la actividad física es
beneficiosa para nuestro cuerpo, la reserva cognitiva se adquiere entrenando el
cerebro, así como practicando actividades que supongan un esfuerzo mental e
intelectual. Su cerebro, y su mente, se lo agradecerán enormemente.
El cerebro es un músculo y como todo músculo
sino lo ejercitas se atrofia Algunos recursos para entrenar
neuronas
Ver :
![]() |
Envejecimiento cerebral |
![]() |
Cómo estimular las funciones cerebrales |
![]() |
Fortalecimiento de la conectividad cerebral |
![]() |
El cociente intelectual puede variar a lo largo de la vida |
![]() |
La importancia del cerebro en el aprendizaje |
![]() |
El intestino segundo cerebro |
![]() |
Neurociencia de la felicidad y el bienestar el cerebro feliz |
![]() |
¿El cerebro envejece? las neuronas continúan generándose |
![]() |
Importancia de la risa en el ser humano |
![]() |
La lectura estimula la actividad cerebral y fortalece las conexiones cerebrales |
![]() |
Cerebro social el cerebro necesita amistades para funcionar bien |
![]() |
Importancia de la siesta |
![]() |
Cerebro bilingüe |
![]() |
Actividades para ejercitar el cerebro |
![]() |
El ejercicio físico mejora el funcionamiento del cerebro |
![]() |
Importancia del desayuno para el buen funcionamiento del cerebro |
![]() |
Alimentos perjudiciales para el cerebro |
![]() |
Alimentación y funcionamiento cerebral |
![]() |
Las drogas causan daños irreversibles en la memoria de los jóvenes |
![]() |
El alcohol daña el cerebro de los adolescentes |
![]() |
El tabaco afecta al cerebro |
![]() |
Prevenir el Alzheimer |
![]() |
Alimentos alcalinos y ácidos |
![]() |
La madurez de nuestro cerebro |
![]() |
La práctica del Tai Chi mejora la salud del cerebro |
![]() |
Prevenir la pérdida de memoria |
![]() |
Alzheimer – últimas investigaciones |
![]() |
Deterioro cognitivo leve |
![]() |
La música favorece el desarrollo cerebral infantil |
![]() |
El cerebro y la nueva longevidad |
![]() |
Nuevas neuronas en el cerebro – envejeciendo normalmente – gracias al ejercicio aeróbico |
No hay comentarios.:
Publicar un comentario