abril 19, 2019

Deterioro Cognitivo Leve






El deterioro cognitivo es una alteración del funcionamiento intelectual, también conocido como funcionamiento cognitivo. La función cognitiva comprende procesos como la memoria, el lenguaje, la orientación espacial, en fin, todo aquello que nos permite conocer e interactuar con lo que nos rodea.

Cuando una persona tiene deterioro cognitivo, uno o varios de esos procesos tiene un mal funcionamiento, por ejemplo, el afectado olvida cosas que se supone debe recordar o tiene problemas para usar las palabras.

Deterioro cognitivo leve

El deterioro cognitivo leve (DCL), referido también como MCI (siglas en inglés por Mild Cognitive Impairment), es un estadio intermedio entre el deterioro cognitivo esperado debido al envejecimiento normal y el deterioro más grave de la demencia.

Puede implicar problemas con la memoria, el lenguaje, el pensamiento y el juicio que son más significativos que los cambios normales relacionados con el envejecimiento. No obstante, estos cambios no son tan graves como para que interfieran significativamente en la vida diaria y actividades habituales.

Es posible que el deterioro cognitivo leve aumente el riesgo de padecer demencia en el futuro, causada por la enfermedad de Alzheimer u otro trastorno neurológico. Pero algunas personas con deterioro cognitivo leve nunca empeoran y algunas mejoran con el tiempo.

Síntomas

* Olvidarse de las cosas con más frecuencia.

* Olvidarse de eventos importantes como consultas o compromisos sociales.

* Perder el hilo del pensamiento o de las conversaciones, los libros o las películas.

* Sentirse cada vez más abrumado al momento de tomar decisiones, planificar pasos para realizar una tarea o comprender instrucciones.

* Comenzar a tener dificultades para ubicarse en entornos familiares.

* Volverse más impulsivo o mostrar un sentido de la realidad cada vez más deteriorado.

* Los familiares y amigos notan todos estos cambios.

Si se padece un deterioro cognitivo leve, puede presentarse lo siguiente:

* Depresión
* Irritabilidad y agresión
* Ansiedad
* Apatía

Causas

No existe una única causa del deterioro cognitivo leve, como tampoco existe un único resultado para el trastorno. Los síntomas pueden permanecer estables durante años, progresar a la enfermedad de Alzheimer u otro tipo de demencia, o mejorar con el tiempo.

El deterioro cognitivo leve también puede ser la manifestación de diferentes condiciones médicas:

Efectos secundarios de alguna medicación. En este caso, la retirada de la medicación llevaría a una mejora del estado cognitivo.

Una depresión. Es frecuente que muchas personas con trastorno depresivo presenten deterioro cognitivo leve. La depresión en sí misma puede causar problemas acusados de memoria y de concentración. Si la depresión es la causa y se trata correctamente, el deterioro cognitivo mejorará claramente.

Distintos trastornos médicos. Alteraciones hormonales, enfermedades infecciosas, alteraciones vasculares cerebrales, deficiencia de algunas vitaminas, etcétera. El tratamiento adecuado de cada una de estas dolencias puede contribuir a reducir los problemas cognitivos. Por ejemplo, el déficit de ciertas vitaminas puede conllevar un estado de deterioro cognitivo leve que puede desaparecer, una vez tratado el déficit vitamínico y regresados los valores a la normalidad.

La evidencia actual señala que el DCL por lo general, pero no siempre, se desarrolla a partir de un grado menor de los mismos tipos de cambios cerebrales que se observan en la enfermedad de Alzheimer u otras formas de demencia. Algunos de estos cambios se han identificado en estudios de autopsias de personas con deterioro cognitivo leve.

Entre estos cambios cerebrales se incluyen los siguientes:


* Acumulaciones anormales de proteína beta amiloide (placas) y acumulaciones de proteínas microscópicas de tau características de la enfermedad de Alzheimer (ovillos).

* Cuerpos de Lewy, que son acumulaciones microscópicas de otra proteína asociadas con la enfermedad de Parkinson, la demencia con cuerpos de Lewy y algunos casos de enfermedad de Alzheimer.

* Pequeños accidentes cerebro-vasculares o flujo sanguíneo reducido a través de vasos sanguíneos.

Los estudios de diagnóstico por imágenes muestran que los siguientes cambios pueden estar asociados con el deterioro cognitivo leve:

* Encogimiento del hipocampo, una región cerebral importante para la memoria.

* Agrandamiento de los espacios cerebrales llenos de líquido (ventrículos).

* Uso reducido de glucosa, el azúcar que es la fuente principal de energía para las células, en regiones cerebrales claves.

Factores de riesgo

* Una mayor edad
* Tener una forma específica de un gen conocido como APOE-e4, también relacionado con la enfermedad de Alzheimer. Aunque tener el gen no garantiza que se padecerá una disminución de la capacidad cognitiva.

Se han relacionado otras enfermedades y factores del estilo de vida con un mayor riesgo de cambios cognitivos, entre los que se incluyen los siguientes:

* Diabetes
* Tabaquismo
* Presión arterial alta
* Colesterol elevado
* Obesidad
* Depresión
* Falta de ejercicio físico
* Bajo nivel educativo
* Poca participación en actividades que sean estimulantes desde el punto de vista mental o social.

Complicaciones

Las personas con trastorno cognitivo leve tienen un riesgo importante  aunque no con certeza  de padecer demencia. En general, alrededor de un 1 a un 3 % de los adultos mayores padece demencia todos los años. Los estudios indican que alrededor de un 10 a un 15 % de las personas con trastorno cognitivo leve desarrolla demencia todos los años.

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Cambios en los capilares de los ojos indicarían deterioro cognitivo

Investigadores de la Universidad Johns Hopkins en un estudio, publicado en la revista Neurology de marzo 2018, observaron que los cambios en los capilares oculares pueden ser un indicador del estado del cerebro, por lo que analizar a las personas con retinopatía podría ayudar a predecir el riesgo de deterioro cognitivo en mayores de 60 años.

Los vasos sanguíneos que se encuentran en el cerebro son muy parecidos anatómicamente a los que tenemos en los ojos, y los expertos piensan que pequeños cambios en los vasos cerebrales pueden verse reflejados en los oculares.

En el estudio, se analizó a 12.317 personas con una media de edad de 60 años, a los que se hizo un seguimiento durante dos décadas. Al comienzo de la investigación y después de seis y 20 años, se les sometió a pruebas de memoria y de habilidades relacionadas con el pensamiento, que fueron contrastadas con exámenes de fondo de ojo gracias a una cámara especial de retina que tomaba fotografías de la parte posterior de este órgano visual.

Riesgo de deterioro cognitivo en personas con retinopatía

Del total de los participantes, 365 presentaron una retinopatía leve, y 256 un daño que iba desde moderado hasta grave. Los hallazgos mostraron que aquellos que tuvieron retinopatía  cualquier enfermedad no inflamatoria que dañe la retina  con un estado de moderado a grave, las puntuaciones de las pruebas de memoria y pensamiento fueron 1,22 unidades de desviación estándar más bajas, comparadas con la reducción de 0,91 unidades de desviación estándar de las personas sin problemas oculares. Los investigadores indicaron que estos datos se traducen en que las personas mayores de 60 años con afecciones en los ojos tienen más riesgo de deterioro cognitivo a los 80 años.

La conclusión de los investigadores ha sido que, de confirmarse estos resultados en trabajos posteriores, observar la integridad de la retina podría indicar si existe algún daño en los vasos sanguíneos más pequeños del cerebro, lo cual puede derivar en deterioro cognitivo. Además, subrayan que el examen de fondo de ojo es una prueba no invasiva y fácil de realizar que ya se utiliza para detectar otras enfermedades como la hipertensión o la diabetes.


Asocian la pérdida auditiva central con el deterioro cognitivo leve

Un estudio realizado por investigadores del Instituto Nacional de Salud y la Universidad de Bari, en Italia, cuyos resultados se presentaron en la 70ª Reunión Anual de la Academia Estadounidense de Neurología celebrada en abril 2018 en Los Ángeles, ha revelado que la pérdida auditiva central asociada a la edad, duplica las probabilidades de tener deterioro cognitivo leve.

Los mayores con pérdida auditiva central asociada a la edad  que se debe a las dificultades del cerebro para procesar el sonido , tienen el doble de probabilidades de sufrir deterioro cognitivo leve.

La pérdida de audición es un problema de salud frecuente durante el envejecimiento, y se estima que un tercio de las personas mayores de 60 años sufre presbiacusia (pérdida progresiva de la capacidad para oír altas frecuencias) en mayor o menor grado.

Los investigadores analizaron a 1.604 individuos con 75 años de edad de media, que habían sido incluidos en el estudio poblacional realizado en el sur de Italia 'Great Age Study'. El 26% de estas personas presentaba pérdida de audición periférica  originada por problemas en el funcionamiento del oído interno y los nervios auditivos , el 12% padecía pérdida auditiva central, y el 33% había sido diagnosticado con deterioro cognitivo leve.

Los resultados mostraron que el 75% de las 192 personas con pérdida auditiva central (144) sufría deterioro cognitivo leve. De los 609 que oían bien, el 60% (365) también presentaba este trastorno mental. En los individuos con pérdida de audición periférica no se observó que tuvieran más probabilidades de padecer deterioro cognitivo leve que aquellos sin problemas de audición.

Pérdida de audición y problemas de memoria

Los investigadores han explicado que sus hallazgos, aunque preliminares, sugieren que la pérdida de audición central podría estar relacionada con la misma pérdida progresiva de funciones de las células cerebrales que se produce en el deterioro cognitivo, en lugar de la privación sensorial que provoca la pérdida de audición periférica.

Los participantes en el estudio también realizaron pruebas que evaluaban su comprensión del habla, y aquellos con puntuaciones más bajas en esta prueba también obtuvieron menos puntos en otra prueba que comprobaba su pensamiento y habilidades de memoria. Sin embargo, los resultados del estudio no demuestran que la falta de audición origine problemas de memoria, sino que indican una asociación entre ambos.


La actividad física leve mejora de inmediato la función de la memoria

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de California Irvine (UCI) y la Universidad de Tsukuba, Japón, publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences de agosto 2018, reveló que una moderada cantidad de ejercicio físico provoca efectos positivos en forma inmediata en la memoria, no sólo en personas mayores sino también en jóvenes.

Los autores del trabajo afirman que 10 minutos de "esfuerzo leve" pueden conducir a considerables beneficios cognitivos, porque ayuda a la conectividad entre las áreas del cerebro vinculadas a la memoria.


El hipocampo es clave para la creación de nuevos recuerdos, y es una de las primeras regiones del cerebro que se deteriora cuando nos volvemos mayores y mucho más severamente en la enfermedad de Alzheimer. Mejorar la función del hipocampo es muy prometedor para mejorar la memoria en situaciones cotidianas.

Para la investigación, elaborada en conjunto con los analistas, se utilizaron imágenes de resonancia magnética de alta resolución.

El estudio fue realizado en 36 adultos jóvenes saludables. Mostró que los períodos cortos de ejercicio moderado aumentan la conectividad entre la circunvolución dentada del hipocampo y las áreas corticales vinculadas al procesamiento detallado de la memoria.

Los resultados del análisis ofrecen un recurso importante para motivar a los adultos mayores a que realicen actividad física moderada en forma regular. Incluso las pausas breves durante el día pueden tener efectos considerables en la mejora de la memoria y la cognición.

Los investigadores están extendiendo esta vía de investigación al evaluar a adultos mayores que tienen un mayor riesgo de deterioro mental relacionado con la edad, a través de intervenciones a largo plazo para ver si la práctica diaria de ejercicio breve y ligero durante varias semanas o meses puede tener un impacto positivo en la estructura y función de sus cerebros.

Se destacó la importancia de comprender el valor de la prescripción de ejercicios entre las recomendaciones para prevenir el deterioro cognitivo.

Los expertos en salud instan constantemente a las personas a superar la necesidad de ejercicio y actividad física. Después de todo, los ejercicios regulares ayudan a fortalecer el cuerpo y proteger contra las enfermedades. Desde hace tiempo se sabe que el entrenamiento físico no solo mantiene el corazón joven, sino también el cerebro. Y ni siquiera tiene que dejarse llevar por entrenamientos sudorosos. Como los investigadores ya han descubierto, el cerebro ya tiene una actividad física mínima.


El ejercicio aeróbico es beneficioso a partir de los 50 años

En una revisión bibliográfica realizada en la Universidad de Camberra, Australia y publicada en la revista British Journal of Sports Medicine de febrero 2018, sobre el análisis de 39 estudios anteriores, se pudo demostrar como el ejercicio físico podía mejorar la función cerebral de las personas a partir de los 50 años.

Se revisaron investigaciones donde se observó el impacto del ejercicio aeróbico como caminar, correr y nadar, sobre el pensamiento, el estado de alerta, el procesamiento de la información, la ejecución de objetivos y las habilidades de memoria.

El ejercicio puede reducir el riesgo de una persona para la enfermedad de Alzheimer e incluso puede retrasar el envejecimiento cerebral en aproximadamente 10 años. Son muchas las investigaciones que llegan a estas conclusiones.

Los resultados de los investigadores muestran que los diferentes tipos de actividad física tienen efectos variados. Por lo tanto, los llamados ejercicios aeróbicos mejoran la función cognitiva general. Ciclismo, trotar, pero también Cardio-boxeo o Zumba: son algunos ejemplos de disciplinas que corresponden a esta definición. Todos comparten una cosa en común. Son lo suficientemente leves como para no causar dificultades respiratorias o dolor muscular, si se practican con una intensidad razonable.

Los ejercicios de resistencia muscular tienden a mejorar la función ejecutiva, la memoria y la memoria funcional. Esto corresponde a ejercicios que solicitan los músculos, con o sin pesas y otras halteras. Las sentadillas, abdominales y yoga entran, por ejemplo, en esta categoría.


El Tai Chi es especialmente
beneficioso después de 50 años
El Tai Chi, por su parte, tiene un interés específico. Mejora la función cognitiva pero requiere poca energía. Los investigadores no rechazan esta solución. De hecho, es particularmente interesante para personas con baja movilidad, incapaces de practicar actividades más exigentes. Los beneficios aún deben confirmarse con grupos más grandes.

Queda la cuestión de la duración. ¿Con qué frecuencia es beneficiosa la actividad física? Una vez por semana es suficiente, concluyen los autores. Pero con una condición, respetar una rutina inquebrantable. 45 minutos por sesión, es el tiempo mínimo, y su intensidad debe ser moderada o vigorosa. Ya sea que el paciente sufra o no una patología neurodegenerativa, los beneficios no obstante son evidentes.

Pero los investigadores señalan que es mejor repetir el ejercicio tanto como sea posible en la semana. Este consejo es aún más valioso porque los beneficios de la actividad física están lejos de limitarse al cerebro. Se recomienda especialmente una combinación: una mezcla de ejercicio aeróbico y de resistencia muscular.

Según los investigadores ahora existe una gran cantidad de investigación que respalda el efecto protector de la actividad física en el cerebro continúa creciendo. Podría explicarse por el impacto de esta práctica en el órgano. El deporte tenderá a promover la neurogénesis y la angiogénesis, pero también la plasticidad cerebral, al tiempo que reduce los procesos inflamatorios y el estrés celular.

El ejercicio, incluyendo el ejercicio aeróbico, el entrenamiento de resistencia y el tai chi son beneficiosos para la salud del cerebro, según se confirma en esta investigación. Pero además, el ejercicio tiene efectos positivos bien conocidos en relación con mejorar la salud general y reducir el riesgo de diversas enfermedades.


El deterioro cognitivo leve puede mejorar tomando probióticos

Según un estudio presentado por científicos del Servicio de Geriatría del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, durante el 60º Congreso de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología realizado en junio 2018, el consumo de ciertos probióticos podría mejorar el tratamiento del deterioro cognitivo leve y prevenir el desarrollo de demencia, ya que estos microorganismos son capaces de proteger contra la neuroinflamación.

El tipo de dieta tiene una influencia decisiva sobre la microbiota intestinal o conjunto de bacterias que alberga nuestro intestino, cuyo desequilibrio o disbiosis puede originar enfermedades, y la ingesta de ciertos probióticos podría ayudar a mantener el equilibrio de esta población bacteriana y proteger frente a la neuroinflamación, que es uno de los factores que influyen en la aparición del DCL.

Existen dos componentes clave que intervienen en el desarrollo del deterioro cognitivo: uno de tipo inflamatorio y otro oxidativo. La neuroinflamación se desencadena por la alteración de la barrera intestinal y la hematoencefálica, y en el caso de la primera se debe a la proliferación de ciertas bacterias  más abundantes en pacientes con DCL  que hacen que se produzca una respuesta inflamatoria que afecta al cerebro.

Alteraciones de la microbiota durante el envejecimiento

El proceso de envejecimiento también contribuye a la pérdida de la diversidad bacteriana en el intestino, favoreciendo el predominio de ciertas bacterias que pueden aumentar la fragilidad o la inmuno-senescencia  alteraciones del sistema inmune asociadas a la edad  y provocar la disminución de las capacidades cognitivas.

Por todo ello, el consumo regular de determinadas cepas de probióticos puede resultar beneficioso como adyuvante en el tratamiento del deterioro cognitivo leve y ayudar a prevenir el desarrollo de demencia al actuar sobre etapas precoces de la enfermedad. De hecho, en la actualidad los probióticos ya se están empleando para mejorar el DCL y otros problemas de salud mental como la depresión y los trastornos del estado del ánimo.


La dieta mediterránea previene que el cerebro se reduzca con la edad

Un estudio realizado por científicos del Centro Médico de la Universidad Erasmus en Rotterdam, publicado en Neurology de junio 2018, demuestra que los adultos mayores que siguen una alimentación saludable basada en las pautas de la dieta mediterránea tienen cerebros de mayor tamaño.

El cerebro de los adultos mayores que consumen una dieta de tipo mediterráneo  rica en frutas, verduras, pescado y cereales integrales  es de mayor tamaño, y sus capacidades cognitivas son mejores.

Una de las consecuencias del proceso de envejecimiento es una progresiva reducción del volumen cerebral, que se traduce en la pérdida de capacidades cognitivas y un peor funcionamiento del pensamiento, la memoria y la orientación. A partir de los 50 años el sedentarismo contribuye a este encogimiento del cerebro.

En la investigación participaron 4.213 holandeses (hombres y mujeres), con una media de edad de 66 años, y a los que no se les había diagnosticado demencia. Estas personas completaron un cuestionario informando sobre la frecuencia con la que habían consumido alrededor de 400 alimentos y nutrientes  frutas, verduras, cereales integrales, pescado, lácteos, legumbres, grasas saturadas e insaturadas, sal, carnes rojas y procesadas, bebidas azucaradas y alcohol, entre otros  durante el último mes.

Los autores del trabajo establecieron una puntuación de 0 a 14 puntos para determinar la calidad de la dieta de los participantes, siendo la dieta más saludable la que se basaban en un mayor consumo de frutas, verduras, nueces, pescado, cereales integrales y lácteos, y con una mínima ingesta de bebidas azucaradas, por lo que se le otorgaron 14 puntos. La dieta promedio de estos individuos obtuvo una puntuación media de 7 puntos.

Para comprobar cómo afectaba la alimentación a la salud del cerebro, los investigadores analizaron otros factores que influyen sobre el volumen del cerebro como la hipertensión, la actividad física y el tabaquismo, y sometieron a estos voluntarios a pruebas de imagen por resonancia magnética para determinar su volumen cerebral y la posible presencia de lesiones en la materia blanca del cerebro, o de ligeras hemorragias en el interior de este órgano.

Asociaron alimentación saludable con cerebros de mayor tamaño

Las conclusiones del estudio fueron que el volumen cerebral promedio de los individuos evaluados fue de 932 mililitros, y que aquellos que llevaban una dieta saludable tenían cerebros de mayor volumen que los que seguían dietas menos sanas. De hecho, en comparación con las personas cuyas dietas obtuvieron bajas puntuaciones, el cerebro de aquellas con dietas de elevada puntuación era, de media, hasta dos milímetros más grande. Se trata de una diferencia significativa, ya que un volumen cerebral de 3,6 milímetros menor equivale a un año de envejecimiento.

La asociación entre la dieta saludable y un cerebro con mayor volumen se observó en varios grupos de alimentos, y que ya que existen multitud de complejas interacciones que se pueden producir entre diferentes nutrientes y alimentos, sus hallazgos sugieren que las personas que ingieren una combinación de alimentos más saludables tienen mayor volumen cerebral.

Los resultados del trabajo no demuestran que llevar una mejor dieta implique que el cerebro tenga que tener mayor volumen, sino que solo muestran una asociación, por lo que se necesitan nuevas investigaciones que confirmen los hallazgos y que permitan analizar cuáles son los mecanismos por los que la alimentación pueden influir sobre el cerebro.

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Cómo detectar el deterioro cognitivo y por qué es tan importante hacerlo

El deterioro cognitivo es una condición que se manifiesta en diversos grados. Hay personas con deterioro cognitivo leve y que implica que existen problemas, pero estos no llegan a afectar significativamente la vida diaria, mientras otros tienen un deterioro cognitivo tan avanzado que ya implica la existencia de una demencia.

No todo deterioro cognitivo significa que la persona va a desarrollar demencia. Entre las personas con este cuadro clínico algunos sí evolucionarán hacia la demencia, otros permanecerán estables y hay quienes mejorarán. Deterioro cognitivo NO significa demencia, pero sí aumenta el riesgo.

Pruebas de cribado para detectar deterioro cognitivo

Son pruebas de muy fácil aplicación que ayudan a identificar si hay o no una alteración del funcionamiento intelectual en función de la edad y del nivel educativo de la persona. Generalmente consisten en una serie de preguntas o tareas que en ocasiones conllevan la realización de un dibujo.

Mini Mental State Examination. Es la más conocida de estas pruebas, coloquialmente llamada minimental.

Mini-Cog. Es otro test usado en ese proceso de cribado.

Estas pruebas tienen el problema de que no permiten detectar casos en que la sintomatología es muy leve y tampoco dan muchos detalles sobre los procesos específicos afectados. Para ir más a fondo hay que acudir a un especialista, neurólogo o neuropsicólogo, que hará una serie de pruebas neuropsicológicas, estas sí más extensas y profundas.

Además de los test que evalúan el funcionamiento intelectual, seguramente el médico también oriente la realización de otras pruebas más generales, como las analíticas de sangre, para descartar otras causas de los problemas cognitivos.

Es importante detectar el deterioro cognitivo. Detectar y hacerlo de manera temprana. Y es importante por muchas razones. La primera, porque hay casos en el que el deterioro es reversible y puede ser la señal de una condición tratable, como la depresión. O simplemente porque es el resultado del uso de muchos fármacos.


Tratamiento del deterioro cognitivo leve

Como se trata de un proceso neurodegenerativo, no existe un tratamiento o una terapia que impida la aparición del deterioro cognitivo leve o que solucione el problema cuando se detecta. Pero sí se dispone de una serie de medidas que permitirán reducir al mínimo sus consecuencias y facilitar a la persona que lo sufre y a su entorno una vida razonable adaptándose de manera constante.

Tratamiento farmacológico del deterioro cognitivo leve

No existen fármacos que solucionen totalmente el deterioro cognitivo leve, aunque algunos han demostrado un retraso en la progresión de los síntomas, efectos protectores para el envejecimiento cognitivo y vascular, y otros se mantienen en investigación.

Otros productos como el ginkgo biloba, los ácidos grasos omega 3 o la fosfatidilserina presentan un beneficio mayor de manera combinada, sobre todo como protectores de la degeneración neurológica y cierto papel protector a nivel de las arterias cerebrales. En algunos casos, donde es evidente la arteriosclerosis cerebral, parece desempeñar un papel beneficioso el empleo de vasodilatadores como el nimodipino, aunque con precaución por el riesgo de bajadas de tensión o cefaleas.


Cómo prevenir el deterioro cognitivo leve

La dieta mediterránea

Llevar a cabo una vida saludable es un pilar fundamental para conseguir envejecer física y mentalmente de manera óptima. Mediante una dieta mediterránea que aporte efectos antioxidantes con fruta y verdura, ácidos omega 3 del aceite de oliva y pescados, garantizando además el control de los factores de riesgo cardiovascular. Para estos se deben seguir los controles médicos oportunos y cumplir las prescripciones del médico. Una vez más se aconsejará el cese del tabaco en el caso de que se tenga el hábito.

Control de los factores de riesgo cardiovascular

El envejecimiento hace aumentar la prevalencia de la hipertensión, la diabetes, la hipercolesterolemia, y además por distintos motivos se suele asociar una disminución de la actividad física. Deben ser eliminados tanto el tabaco como el alcohol.

Modificar algunos estilos de vida

Se debe animar a la realización de ejercicio físico adaptado a sus capacidades. Caminar al aire libre aportará, no sólo la actividad física deseable, también permitirá evitar caídas y traumatismos asociados a esto.


Relaciones sociales

En el entorno familiar es crucial la adaptación de todos los miembros que comprendan, apoyen y estimulen a la persona mayor para una vivencia adecuada a los cambios vitales que acontecen.

Será importante evitar reproches, mantener la confianza en las funciones otorgadas al anciano (tareas domésticas, manejo de dinero para pequeñas compras, etcétera), iniciar conversaciones que recuerden hechos recientes de cara a reforzar la memoria episódica, repasar fotografías de hechos o personas para avivar el recuerdo y otras acciones similares.

Igualmente, se debe estimular la relación social del anciano con la familia y amigos, fomentar sus aficiones y sus hobbies, y mantener el contacto con la realidad mediante la prensa escrita y audiovisual. La soledad y el aislamiento van a ser factores que favorecen la progresión y el desarrollo de una demencia.

Ejercicios de estimulación cognitiva



El nivel educativo y cultural puede ejercer cierto papel protector de cara al desarrollo de la enfermedad. Se tratará de compensar la pérdida de memoria y de otras funciones. Se estimulará la reserva cognitiva. Es una gimnasia del cerebro, y se puede ejercitar mediante la realización de crucigramas, sopas de letras, juegos de atención, iniciación a la computadora. Se trata de evitar el desuso mental.

A nivel terapéutico existen numerosos ejercicios y talleres con profesionales  terapia ocupacional  a disposición de los mayores para hacer uso de las facultades mentales de manera continuada y evitar, no sólo la pérdida de memoria, sino la evolución a un proceso más grave e irreversible como es la demencia.












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