El cerebro es capaz de regenerarse y progresar durante toda la
vida.
Cada vez que aprende algo construye redes neuronales nuevas.
Cada vez que aprende algo construye redes neuronales nuevas.
Las evidencias más recientes han
cambiado las creencias anteriores sobre el cerebro, demostrando que puede
generar nuevas neuronas. Durante mucho tiempo se había creído que el cerebro
humano era rígido, y que a medida que se envejecía, éste perdía neuronas
irremediablemente, y por tanto facultades. Además se pensaba que esto era un
proceso irreversible. Sin embargo, nuevos estudios sugieren en la actualidad
que el cerebro es mucho más plástico de lo que se pensaba y que posee una
enorme capacidad de adaptación.
El sistema nervioso se adapta a
las nuevas experiencias vitales de manera continuada. Estas experiencias son
capaces de modificar el cerebro y de fortalecer o debilitar la sinapsis – estructura que permite el paso de señales de una neurona a otra – encargada de unir las neuronas.
Cambios con
la edad y sus efectos en el sistema nervioso
A medida que se envejece, el
cerebro y sistema nervioso pasan por cambios naturales. El cerebro y la médula
espinal pierden peso y neuronas, se atrofia. Las neuronas pueden comenzar a
transmitir mensajes más lentamente que en el pasado. Los productos de desecho
se pueden acumular en el tejido cerebral, a medida que las neuronas se
descomponen, lo cual puede causar la formación de cambios anormales llamados
placas y ovillos neurofibrilares. Un pigmento graso de color marrón
(lipofuscina) también se puede acumular en el tejido nervioso.
La descomposición de los nervios
puede afectar los sentidos. Se podría presentar reducción o pérdida de los
reflejos o la sensibilidad, lo cual lleva a problemas con el movimiento y la
seguridad.
La reducción en el pensamiento,
la memoria y la capacidad cognitiva es una parte normal del envejecimiento.
Estos cambios no son iguales en todas las personas. Algunas presentan muchos
cambios en los nervios y en el tejido cerebral, mientras que otras tienen
pocos. Estos cambios no siempre están relacionados con efectos en su capacidad
para pensar.
¿Cuándo empieza a envejecer el cerebro? A
partir de los 30-35 años, cuando determinados procesos cerebrales empiezan a
perder velocidad. El proceso de envejecimiento del individuo es un proceso
fisiológico en el que se suma, por un lado, la carga genética del
individuo, estimada en un 25 por ciento, y, por otro, el medio ambiente en el
que vive el individuo y su estilo de vida (75 por ciento).
El cerebro se ha construido a lo
largo de un proceso evolutivo, con añadidos constantes de tejido y circuitos
neuronales. Se trata de un proceso complejo, en el que ha habido una
progresión, una regresión y una reorganización constante del mismo. Una de las
consecuencias de este proceso es que el cerebro no envejece de una manera
sincrónica y homogénea. Muy al contrario, el envejecimiento del cerebro se
produce de una forma asincrónica entre sus diferentes áreas. Parece dependiente
del substrato celular y molecular de cada área cerebral y los estilos de vida
que desarrolle el individuo.
Se sabe, además, que el cerebro
es un órgano plástico que cambia constantemente como resultado de su
interacción con el medio que rodea al individuo, sea éste físico, emocional o
social. La plasticidad del cerebro significa que como resultado del ejercicio y
entrenamiento cerebral las conexiones entre neuronas pueden ser cambiadas y
multiplicadas. Ésta persiste y está presente en el cerebro envejecido. Es
decir, el cerebro de un anciano sigue produciendo neuronas, aunque a menor
escala que uno joven.
Neurogénesis o nacimiento de nuevas neuronas en el cerebro
Concepto de neurogénesis.
Capacidad del cerebro de generar nuevas neuronas. Éste es un proceso complejo
que viene regulado por diversos factores como el ejercicio, que aumenta el
flujo sanguíneo en el cerebro, o una alimentación adecuada.
Aunque la ciencia no tiene aún
todas las respuestas, la clave está en los estudios realizados en personas
mayores que han mantenido una actividad mental permanente. Son personas con
tendencia a mantener relaciones sociales y lazos fuertes con sus parientes, sus
amigos y la comunidad. Habitualmente son personas con buena salud y actividad
física. Otra característica recurrente es que tienden a estar comprometidas en
actividades alentadoras y desafiantes.
La historia del arte y la
creatividad ofrece multitud de personas que han demostrado estar en el más alto
nivel de capacidad intelectual, artística y emocional a edades consideradas muy
avanzadas. Pau Casals, a los 96 años estaba en plena capacidad creadora, igual
que Picasso a los 91, Rubinstein a los 90, Victor Hugo, Goethe y Matisse a los
83, Platón, Kant y Verdi a los 80, Fleming a los 74, Pasteur a los 73, Wagner y
Leibniz a los 70. La doctora italiana Premio Nobel de Medicina de 1986, Rita
Levi-Montalcini, quien a sus 100 años cumplidos en abril de 2009 continuaba plenamente
activa.
Su capacidad intelectual y
creativa no decrece ni depende de la edad. Más bien es lógico pensar lo
contrario, porque a mayor experiencia, mayor diversidad de ideas que se pueden
relacionar. De hecho, la edad promedio de las creaciones más grandes de la
humanidad se sitúa en torno a los sesenta años.
Sería un error considerar estos
casos, pasados o recientes, como excepciones a la regla, creyendo que se trata
de personas dotadas de una genialidad especial. Lo que les hace diferentes no es
una capacidad física, intelectual o emocional superior sino una aceptación de
que el cerebro se alimenta de los cambios, y esa forma de pensar está en todos
los humanos de cualquier edad y condición.
Al igual que una persona que
desea mejorar su salud debe cambiar por completo sus patrones de pensamiento,
también deben cambiarlos quienes deseen evitar que sus cerebros envejezcan.
El cerebro adulto se adapta mal a
los cambios. Es decir, le cuesta más aprender algo nuevo cuanto más años tiene,
aunque eso no significa que no lo consiga. Sin embargo, el trabajo al que está
habituado lo puede realizar con igual eficacia a los 25 que a los 85 años.
Investigación
El cerebro humano empieza a
envejecer a los 24 años
Científicos canadienses de la Universidad Simon Frase, en un estudio publicado en la revista Plos One en abril 2014, se pusieron como objetivo averiguar a qué edad comienza la desaceleración del rendimiento y
las habilidades cognitivas del cerebro. Lo llevaron a cabo entre personas
bastantes jóvenes que tenían que cumplir una
serie de tareas complejas en tiempo real.
Con este fin los científicos analizaron el volumen de
datos sobre la velocidad de reacción de 3.305 jugadores de StarCraft II, un juego de estrategia militar en tiempo real que
consta de cinco niveles. Agudeza, perspicacia y rapidez de reacción ante
los cambios inmediatos de situación son las principales habilidades necesarias
para vencer en este juego. En el estudio participaron personas de edades
comprendidas entre los 16 y los 44 años. Los resultados del estudio enseñan que
los jugadores de más de 24 años fueron más lentos a la hora de reaccionar. Y
esta disminución del rendimiento cognitivo se detectó incluso en los jugadores
más hábiles.
Por eso los investigadores concluyen que a los 24 años se alcanza
el punto máximo en términos de desarrollo motor y cognitivo. Al mismo
tiempo los científicos notan que las personas usan la experiencia adquirida con
los años para compensar esta pérdida de velocidad provocada por la edad.
Científicos identifican la firma
del envejecimiento en el cerebro – “La edad inmunológica”
Investigadores del Instituto Weizmann, en una investigación publicada en la revista Science en setiembre 2014, encontraron evidencias de una
"firma" única que podría ser el "eslabón perdido" entre el
deterioro cognitivo y el envejecimiento.
Hasta hace una década, el dogma científico sostenía
que la barrera hematoencefálica evitaba que las células inmunitarias de
transmisión sanguínea atacaran y destruyeran el tejido cerebral. Sin embargo,
los investigadores han demostrado que el sistema inmunitario en realidad
desempeña un papel importante tanto en curar al cerebro después de una lesión,
como en mantener el funcionamiento normal del cerebro. Encontraron que esta
interacción cerebro-sistema inmunitario se produce a través de una barrera que
es en realidad una interfaz única dentro del territorio del cerebro.
Esta interfaz, conocida como el plexo coroideo, se
encuentra en cada uno de los cuatro ventrículos del cerebro, y separa la sangre
del líquido cefalorraquídeo. El plexo coroideo actúa como un ‘control remoto’
permitiendo al sistema inmunitario intervenir en la actividad cerebral. Las señales bioquímicas de
‘peligro’ liberadas por el cerebro son detectadas a través de esta interfaz; a
su vez, las células inmunitarias presentes en la sangre asisten, al comunicarse
con el plexo coroideo. Esta intercomunicación es importante para la
preservación de las capacidades cognitivas y para la promoción de la generación
de nuevas células cerebrales.
Sugieren que el deterioro cognitivo a través de los
años puede no sólo relacionarse con la propia "edad cronológica" sino
también con la propia "edad inmunológica", es decir, los cambios en
la función inmunitaria en el tiempo podrían contribuir a los cambios en la
función cerebral – no necesariamente en correspondencia con la edad biológica.
Se identificó una "firma de envejecimiento"
sorprendentemente única que existe tan sólo en el plexo coroideo – no en otros
órganos. Uno de los principales elementos de esta “firma” es el interferón beta – una proteína que el cuerpo produce normalmente para combatir infecciones
virales. Esta proteína parece tener un efecto nocivo en el cerebro: cuando los
investigadores inyectaron en el líquido cefalorraquídeo de ratones ancianos un
anticuerpo que bloquea la actividad del interferón beta, sus capacidades
cognitivas fueron restauradas, al igual que su capacidad para formar nuevas
células cerebrales. Los científicos también fueron capaces de identificar esta
“firma” única en cerebros humanos de edad avanzada.
Los científicos esperan que este hallazgo pueda en un
futuro ayudar a prevenir o revertir el deterioro cognitivo en la edad avanzada,
al hallar formas de rejuvenecer la "edad inmunológica" del cerebro.
Descubren
super-ancianos con cerebros eternamente jóvenes
Según un estudio realizado por expertos de la Universidad Northwestern, publicado en 2012 en la revista Journal
of the International Neuropsychological Society, existe un selecto grupo de personas mayores de ochenta años, conocidos como los "superagers" o "superancianos", que cuentan con una anatomía cerebral
especial que les permite pensar y recordar incluso mejor que personas veinte o treinta años más jóvenes.
Estudiando sus cerebros con ayuda de resonancia
magnética en tres dimensiones, los científicos han demostrado que existe más
vitalidad en su corteza, la capa más externa del cerebro – clave de la memoria,
la atención y el razonamiento –, que además es mucho más gruesa que la de otras
personas de la misma edad, muy similar a la de sujetos en torno a los cincuenta
años de edad. Una corteza adelgazada sugiere la pérdida de neuronas o materia
gris. Los exámenes cerebrales también mostraron que las personas de 80 a 99 que
sufrían un declive en la memoria tenían cortezas más finas.
Las imágenes cerebrales obtenidas en el estudio
muestran que existe una región profunda del cerebro, la corteza cingulada anterior, que es incluso más gruesa en los "superancianos" que en cualquier
adulto de 50 años. Esta región es importante para la atención. Quizás
los superancianos se distinguen sobre todo por tener una capacidad de atención
muy aguda que es la que daría soporte a su extraordinaria memoria.
Los investigadores esperan que al identificar a estos
"superancianos" – que planean donar sus cerebros una vez fallezcan
para el estudio celular de sus estructuras – se puedan desvelar los secretos para mantener un cerebro joven, y así
proteger al resto de la población de los problemas de pérdida de memoria
propios del envejecimiento y de enfermedades neurodegenerativas como el
Alzheimer. En lugar de estudiar lo que va mal en el cerebro, han analizado
cerebros ancianos pero excepcionalmente sanos. En ese sentido su trabajo es
único.
La meditación reduce el
envejecimiento cerebral
En un estudio realizado por científicos de la
Universidad de California, publicado en la revista Frontiers in Psychology
(febrero de 2015), se demostró
que las personas que meditan logran hacer más lento el deterioro de este
órgano. La meditación sería un potente factor protector del cerebro.
Las áreas del cerebro afectadas por el envejecimiento (en rojo) son menos extensas en las personas que meditan (las de la fila inferior) |
El estudio incluyó a 50 personas que llevaban
meditando un promedio de 20 años, y las comparó con otras 50 que no lo hacían.
En cada grupo había 28 hombres y 22 mujeres, y la edad promedio de ambos grupos
era de 51 años.
Los investigadores estudiaron los cerebros de los
voluntarios usando imágenes de resonancia magnética de última generación. Así
pudieron ver que, si bien en todos ellos había una disminución de la sustancia
gris que es rica en neuronas, quienes meditaban perdían menos células
nerviosas, algo que se observa en todo el cerebro y no solo en algunas zonas.
Gracias al IRM, los investigadores observaron la actividad cerebral de los participantes. Comprobaron que aunque la materia gris decaiga con la edad, esta disminución es menor entre los que meditan.
Gracias al IRM, los investigadores observaron la actividad cerebral de los participantes. Comprobaron que aunque la materia gris decaiga con la edad, esta disminución es menor entre los que meditan.
La meditación altera la actividad cerebral y este tipo
de actividad aumenta el número de conexiones entre las neuronas, disminuye el
estrés – que mata células nerviosas – y la presión arterial.
Practicar Tai
Chi aumenta el tamaño del cerebro
Científicos de la Universidad de Florida y de la Universidad Fudan de Shanghai, en un estudio cuyos resultados se publicaron en la revista Journal of Alzheimer’s Disease en
2012, han demostrado que los
adultos que practican Tai Chi tres veces por semana tienen mayor volumen
cerebral y mejores resultados en test de memoria y razonamiento. El
grupo de personas que no practicó este ejercicio durante el mismo período de
tiempo (8 meses) sufrió una ligera reducción en el tamaño del cerebro, que se
relaciona con el envejecimiento, el deterioro cognitivo y la demencia.
El tai Chi es una combinación precisa de ejercicios físicos y mentales, que necesita una concentración y una atención de cada instante para mantener las posiciones requeridas.
El tai Chi es una combinación precisa de ejercicios físicos y mentales, que necesita una concentración y una atención de cada instante para mantener las posiciones requeridas.
Los investigadores sostienen que actividades como el
Tai Chi, que incluyen un componente de ejercicio mental, pueden tener efectos
similares o incluso superiores a otras formas de ejercicio físico, ayudando a
mantenerse tanto física como intelectualmente activos a medida que se envejece.
Sus hallazgos sugieren que la razón de que diversos estudios
epidemiológicos muestren que los sujetos que practican más ejercicio o son
socialmente más activos tengan menor riesgo de padecer Alzheimer es que estas
actividades hacen crecer regiones
críticas del cerebro humano.
Aprender un segundo idioma – Nueva juventud para el cerebro
Un estudio
realizado por doctores del Centro de Envejecimiento Cognitivo de la Universidad
de Edimburgo publicado en Annals of
Neurology en junio 2014, reveló que ser bilingüe puede retrasar el
envejecimiento del cerebro.
El patrón de
bilingüismo se asocia a la atención, la concentración y la fluidez que obtiene
el individuo, además tener esta habilidad, disminuye radicalmente el
padecimiento de enfermedades relacionadas con la memoria.
La investigación demostró que los beneficios de ser
bilingüe no se traducen en un nivel de inteligencia mayor que las personas que
solo manejan un idioma, sino en las capacidades que se adquieren al tener otro
o más idiomas diferente al nativo.
Aprender un segundo idioma no solo retrasa el
envejecimiento cerebral, sino que también mejora la inteligencia, la memoria y
la fluidez verbal.
Los ácidos Omega-3 retrasan el envejecimiento
del cerebro
Según un estudio realizado por James V. Pottala de la Universidad
de Dakota del Sur, publicado en enero 2014 en la revista Neurology, los niveles
altos de omega-3 en la sangre se relacionan con una menor pérdida de volumen
cerebral. Lo que significa que el cerebro envejece algo más lentamente,
y se ha cuantificado ese retraso en uno a dos años.
El estudio se ha llevado a cabo con
1.111 mujeres con una edad media de 70 años, que participaban en una
investigación sobre la memoria. A estas mujeres les midieron el nivel en
glóbulos rojos de dos de los ácidos
grasos: el eicosapentaenoico (EPA) y el docosahexaenoico (DHA). Son producidos por el cuerpo cuando asimila los omega 3.
Ocho años más tarde determinaron su
volumen cerebral mediante una resonancia magnética. En la primera prueba dieron niveles más
altos de EPA y DHA en la sangre y tenían un cerebro de mayor volumen que las de niveles más bajos. En
concreto, las mujeres cuyos niveles de ácidos grasos eran dos veces el de la
media (7,5% frente al 3,4%) tenían un volumen cerebral un 0,7% mayor. Y esta
cantidad, que puede parecer insignificante, equivalía a retrasar la pérdida
normal de las células cerebrales que tiene lugar con el envejecimiento en uno a
dos años. Estos niveles más altos y
ventajosos de ácidos grasos se pueden lograr tanto a través de la dieta como
con el uso de suplementos.
Además los niveles más altos de omega-3 se correspondían también
con un volumen en el área del hipocampo un 2,7% mayor. El hipocampo desempeña
un papel clave en la formación de la memoria y en la enfermedad de Alzheimer
comienza a atrofiarse incluso antes de que aparezcan los primeros síntomas.
Retrasar el envejecimiento del cerebro
en uno o dos años pueden parecer poco, pero puede contribuir a retrasar la aparición
del deterioro cognitivo asociado a la edad.
Un estudio previo
publicado también en Neurology en
2012, mostraba que altos niveles en la sangre de uno de los principales
omega-3, el EPA, se correspondían con una menor pérdida de neuronas en la amígdala,
una estructura del cerebro próxima al hipocampo que también se ve afectada en
las primeras etapas de la enfermedad de Azlheimer.
Reducen la inflamación.
El aceite de pescado, rico en DHA
y EPA, los dos componentes más
saludables, tiene efectos beneficiosos sobre los sistemas inmunológico,
nervioso y cardiovascular. Se cree que contribuye a reducir la inflamación que
de forma natural aumenta con el envejecimiento y está detrás de muchas
patologías crónicas.
Un trabajo con
ratones publicado en abril 2013 en Journal
of Leukocyte Biology sugería que el efecto
favorable sobre la inflamación de los omega-3 no necesitaría reducir la
respuesta inmune, sino que podría deberse a que potencian la actividad de los
linfocitos B, células especializadas del sistema inmune que producen
inmunoglobulinas.
Los ácidos grasos omega-3 están presentes en los llamados pescados
azules, como atún, sardina, boquerón, salmón, caballa o palometa, entre otros.
El aprendizaje se puede producir a cualquier edad
Aunque se produzca el declive
natural que conlleva el proceso de envejecimiento, el aprendizaje se puede
producir a cualquier edad, por lo que la inteligencia no es inmutable.
La teoría Hebbiana – introducida por Donald Hebb, en 1949 – describe un mecanismo básico de
plasticidad sináptica en el que el valor de una conexión sináptica se
incrementa si las neuronas de ambos lados de dicha sinapsis se activan
repetidas veces de forma simultánea.
El aprendizaje a nivel neuronal o
aprendizaje hebbiano consiste en el desarrollo de nuevos cableados por parte de
las neuronas en función de la experiencia; por lo que a través de este tipo de
aprendizaje se fortalecen las neuronas ya existentes y sus conexiones. Este
fortalecimiento de la sinapsis neuronal conlleva dos aspectos: aprendizaje y
memoria.
Las neuronas hacen conexiones nuevas durante el aprendizaje |
El aprendizaje hebbiano es la
base de la neuromodelación o neuroplasticidad cerebral. Para que la neuromodelación
sea posible, también debe producirse el fenómeno inverso, o sea que si una red
hebbiana no se usa, debe ir, poco a poco perdiendo sus células componentes,
hasta desaparecer. Existen dos tipos de neuroplasticidad: la positiva, que se
encarga de crear y ampliar las redes hebbianas, y la negativa que se encarga de
eliminar aquellas que no se utilizan.
Este proceso permite que las
nuevas experiencias de vida, las conversaciones que se mantienen, los nuevos
conocimientos que se adquieren, remodelen una y otra vez el cerebro. Si bien
los genes pueden predeterminar algunas de las características de la
personalidad, no son los responsables finales de la mayoría de las cualidades
que ésta tiene.
Se sabe ahora, que la genética es
responsable del 10 % de las redes hebbianas, pero que el 90% restante se forma
bajo el influjo de otros dos factores que, a diferencia del primero, pueden ser
variados por la voluntad: las experiencias de vida, y los conocimientos
adquiridos. También se sabe que esto último depende de una estructura cerebral
modular conocida como lóbulos prefrontales.
Ellos son lo último que se
desarrolla en el cerebro, más o menos completan su maduración a los 21 años, de
ahí el concepto de mayoría de edad, ocupando aproximadamente el 30% de su volumen.
Los expertos han demostrado que
las personas con escasa formación o que viven en entornos de poca estimulación
intelectual sufren una pérdida en su capacidad de entender,
recordar y pensar. Independientemente de la edad.
Factores que reducen el envejecimiento del
cerebro
El aumento de la esperanza de vida que ha habido en las últimas
décadas a nivel mundial ha traído consigo algunos problemas, uno de ellos es el
notable crecimiento de casos de demencia en las personas de la tercera edad. No
es en vano que se destinen importantes sumas de dinero para investigar como
prevenir, o al menos reducir, la velocidad de este proceso. Aunque por lo
general las investigaciones son realizadas por la industria farmacéutica y por
tanto, las soluciones pasan por el consumo de sus medicamentos. A pesar de
ello, cada vez hay más evidencias en cuanto a que el estilo de vida desempeña un
papel fundamental en este proceso.
El cerebro es un músculo y como cualquier otro músculo, necesita
mantenerse en forma. Existen factores que influyen en el estilo de vida para
reducir el proceso que envejece el cerebro. En los últimos años diversos
estudios han demostrado que mantener el cerebro activo a lo largo de su vida,
ya sea a través de la lectura, la escritura o juegos de inteligencia, ayuda a
mantenerlo joven. La mejor manera de tener un órgano activo es utilizándolo, ya
que el cerebro envejece en las partes que no se han trabajado.
Durante el curso de la vida, el nivel de escolaridad y las exigencias profesionales también influyen en el cerebro, favoreciendo con el paso de los años la construcción de una reserva cognoscitiva. La reserva cognoscitiva es la capacidad del cerebro para preservarse de lesiones que podrían ocurrir. Cuanto más importante sea esta reserva, mayor será su aptitud para retardar la aparición de signos de una enfermedad que afecte la memoria.
Durante el curso de la vida, el nivel de escolaridad y las exigencias profesionales también influyen en el cerebro, favoreciendo con el paso de los años la construcción de una reserva cognoscitiva. La reserva cognoscitiva es la capacidad del cerebro para preservarse de lesiones que podrían ocurrir. Cuanto más importante sea esta reserva, mayor será su aptitud para retardar la aparición de signos de una enfermedad que afecte la memoria.
Nutrición
La población está sobre alimentada, se producen radicales libres
que son un daño para el cerebro y el resto del cuerpo, por tanto la restricción
calórica es uno de los instrumentos que aumentan el número de neuronas nuevas
en áreas que tienen que ver con la memoria.
Por lo general los alimentos y hábitos nutricionales que reducen
la enfermedad cardíaca y la diabetes, también benefician el funcionamiento del
cerebro. Una dieta baja en grasas saturadas y azúcar promueve una mejor
circulación de la sangre en el cerebro, mientras que los alimentos ricos en
grasas saturadas obstruyen las arterias que lo alimentan.
Varios estudios han encontrado un efecto protector en el consumo
de pescado, especialmente aquellos con mayores porcentajes de omega 3, como el
salmón y el atún. El aceite de pescado es ideal para preservar la función
cognitiva y el volumen del cerebro. Los frutos secos, verduras de color oscuro,
las bayas, así como la dieta mediterránea que hace hincapié en los alimentos de
origen vegetal, incluyendo legumbres, granos y aceite de oliva también son
especialmente valiosos para el cerebro. Una investigación con ratones de la
Universidad de Texas demostró que el resveratrol, sustancia que se
encuentra en la piel de las uvas rojas y en el maní, previene el deterioro
mental e incluso, podría ser de ayuda a quienes sufren de mal de Alzheimer.
En cuanto al alcohol, consumir de modo excesivo alcohol puede reducir la memoria dañando el cerebro, perturbando el apetito e interfiriendo con la absorción de vitaminas esenciales. Un consumo moderado de vino tinto (y no blanco u otro alcohol) parece en cambio benéfico, por el efecto antioxidante y protector contra el riesgo de enfermedad cardiovascular.
En cuanto al alcohol, consumir de modo excesivo alcohol puede reducir la memoria dañando el cerebro, perturbando el apetito e interfiriendo con la absorción de vitaminas esenciales. Un consumo moderado de vino tinto (y no blanco u otro alcohol) parece en cambio benéfico, por el efecto antioxidante y protector contra el riesgo de enfermedad cardiovascular.
Hacer ejercicio físico
aeróbico
La hipertensión arterial y el sobrepeso aumentan de forma
significativa las probabilidades de padecer demencia en la tercera edad. El
aumento de peso puede elevar la presión arterial y esta a su vez, aumenta el
riesgo de un accidente cerebrovascular. Incluso los pequeños derrames (micro-infartos)
que a menudo ni siquiera se diagnostican, predisponen al cerebro para padecer
demencia. Una investigación ha encontrado que las personas que tenían grandes
cantidades de micro-infartos también tenían puntuaciones cognitivas más bajas.
Se debe hacer ejercicio físico aeróbico con regularidad porque oxigena el
cerebro y entran sustancias que lo rejuvenecen. El cuerpo está diseñado para
correr y saltar. La práctica de deportes que muchas veces se realiza,
justamente, para reducir el sobrepeso y la presión arterial, a su vez también
tiene un efecto beneficioso para el cerebro.
Juegos para estimular el
cerebro
Dado que cada vez que el cerebro aprende algo construye redes
neuronales nuevas, en los últimos tiempos las investigaciones se han centrado
en la creación de juegos que propicien esta creación de nuevas redes de
neuronas y hagan trabajar al “músculo” cerebral en personas de la tercera edad.
Crucigramas, rompecabezas, juegos matemáticos son importantes para este
cometido. Más recientemente se han desarrollado algunos juegos en computadoras
y aplicaciones móviles con el propósito de estimular distintas funciones del
cerebro, sobre todo la concentración.
Aprender un idioma nuevo
Sobre todo si se supera los 40 años se convierte en un estímulo
para mantener al cerebro activo. Es una manera de exigirse a si mismo, que es
lo que el cerebro requiere.
Ciertas
partes del cerebro se desarrollan, especialmente el hipocampo, la parte del
cerebro implicada en la adquisición de nuevos conocimientos y la consolidación
de la memoria. Hablar varios idiomas permite además retrasar los efectos de la
edad.
Cuando un adulto aprende un idioma hay un mejoramiento de la
integridad de la materia blanca. La materia blanca conecta las neuronas, así
mientras más sean conectadas, mejor será la posibilidad de realizar una tarea
cognoscitiva. El aprendizaje de un idioma desarrolla la reserva cognoscitiva,
lo que hace más resistente a las lesiones cerebrales.
El cerebro requiere desafíos como el de aprender y memorizar, esto
ayuda a cambiar el cableado del cerebro para bien. Además aprender un idioma es
emocional porque alguien que a partir de los 50 años tiene la capacidad de
aprender un idioma nuevo, es digno de admiración.
Cuidar la salud
Mantener un control médico regular, prestar atención a los factores de riesgo cardiovascular, no fumar, mantener un peso saludable, protegerse la cabeza con un casco en actividades que lo requieran para evitar las conmociones cerebrales.
Por otra parte, con la edad, se toma a menudo más medicamentos. No obstante, los órganos que metabolizan y eliminan estos medicamentos son más lentos y hay que tener más cuidado con las dosis. Ciertos medicamentos para dormir pueden afectar la memoria, provocando somnolencia y reduciendo la vigilancia. En cambio, otros medicamentos son esenciales para controlar enfermedades que son factores de riesgo para los trastornos cognoscitivos: los medicamentos para la diabetes, hipertensión y los antiinflamatorios son esenciales para la prevención de problemas secundarios.
Cuidar la salud
Mantener un control médico regular, prestar atención a los factores de riesgo cardiovascular, no fumar, mantener un peso saludable, protegerse la cabeza con un casco en actividades que lo requieran para evitar las conmociones cerebrales.
Por otra parte, con la edad, se toma a menudo más medicamentos. No obstante, los órganos que metabolizan y eliminan estos medicamentos son más lentos y hay que tener más cuidado con las dosis. Ciertos medicamentos para dormir pueden afectar la memoria, provocando somnolencia y reduciendo la vigilancia. En cambio, otros medicamentos son esenciales para controlar enfermedades que son factores de riesgo para los trastornos cognoscitivos: los medicamentos para la diabetes, hipertensión y los antiinflamatorios son esenciales para la prevención de problemas secundarios.
Socializar
Mantener lazos frecuentes con las personas de nuestra red social
estimula el cerebro y lo protege de la decadencia cognoscitiva. Las actividades
sociales como el hecho de compartir comidas, diversiones, salidas, conversaciones,
sostienen un modo de vida activo, mejoran la calidad de vida, aumentan la
estima de sí, previenen el aislamiento y reducen el estrés y el riesgo de
depresión.
Meditación
La meditación consiste en hacer el vacío total en sí y en
concentrarse sobre lo que pasa dentro de nuestro cuerpo (respiración, funciones
vitales, etc.). Ella nos ayuda a hacer abstracción de todo lo que nos estresa y
a expulsar de nuestro espíritu emociones, ideas, preocupaciones, etc. y a
concentrarnos en el interior.
La meditación ha demostrado provocar cambios positivos en el
cerebro, capaz de influir en el flujo sanguíneo vascular y en la estimulación
de regiones específicas del cerebro. Además, es una excelente herramienta para
controlar el estrés y la respuesta al miedo, que están directamente vinculados
con el proceso inflamatorio que se asocia con la demencia.
Cuando se medita, partes concretas del cerebro emiten ondas theta,
que alivian el estrés y a largo plazo producen una sustancial reducción de la
ansiedad, aumentan la habilidad mental, impulsan la imaginación y la
creatividad; reducen el dolor, producen un estado de euforia y estimulan la
secreción de endorfinas.
Practicar el Tai chi
El tai chi consta de un encadenamiento de movimientos que son ejecutados de manera continua y fluida. Estos movimientos son practicados lentamente. Durante el ejercicio todos los músculos trabajan de manera armoniosa con tensiones graduales y relajaciones graduales.
Practicar el Tai chi
El tai chi consta de un encadenamiento de movimientos que son ejecutados de manera continua y fluida. Estos movimientos son practicados lentamente. Durante el ejercicio todos los músculos trabajan de manera armoniosa con tensiones graduales y relajaciones graduales.
En el aspecto físico, mejora la amplitud
y fluidez de movimientos. En el aspecto mental, la necesaria concentración y la
memorización de los movimientos mantienen activas las neuronas, ayudando a mantener
íntegra la capacidad intelectual del individuo.
La práctica del Tai chi requiere
concentración, coordinación y equilibrio. Durante la práctica, el cerebro y el cuerpo trabajan al mismo tiempo. El área motora
del cerebro se encuentra altamente estimulada, mientras el resto permanece
relajado. Este descanso permite la regeneración de las células nerviosas.
Además, estimula la producción de acetil colina. La deficiencia de este
neurotransmisor se ha relacionado con la enfermedad de Alzheimer.
Consejos para ayudar a acordarse
Aunque se tenga mucho cuidado con
la memoria, siempre habrá pequeños olvidos. He aquí algunas herramientas para
reducir los fallos de la memoria.
Estar atento.
Hacer dos cosas al mismo tiempo se hace cada vez más complejo al envejecer. Si se
quiere retener una información, hay que prestar una gran atención y, si es
posible, reducir el ruido ambiente.
Repetir. Tomar
tiempo para retener una información repitiéndola muchas veces, luego someterla
a un test de la memoria. ¿Acaba de presentarse a una persona? Repetir su nombre
muchas veces, primero a un segundo de intervalo, luego unos minutos, luego unas
horas, y así sucesivamente.
Mnemotécnica. Ejemplos.
En el centro comercial, se aparcó el auto en la vía C. Hacer una asociación con
lo que al pensar se le es familiar, por ejemplo, en la hija cuyo nombre es Cristina.
¿Olvidarse frecuentemente de tomar las medicinas? Asociar esta actividad con
otra: una emisión de televisión que se ve sin faltar, la hora en que se hace
una llamada telefónica a la misma persona, etc.
Organizarse.
Agendas, calendarios y paneles de anuncios son preciosos. Escribir allí las
citas, las salidas, las cuentas que hay que pagar, etc. Acostumbrarse a
consultarlo a una hora fija y a inscribir notas completas: hora de la cita, nombre
de la persona, lugar, número de teléfono, etc. Escoger también, un lugar
preciso donde depositar las llaves, las gafas, los papeles y todo objeto de
importancia.
Darse una oportunidad. Ser indulgente consigo mismo y no entrar en pánico si se toma un poco más de tiempo para encontrar una palabra o un nombre. Sobre todo, aceptar que la memoria no es infalible y… seguir sonriendo.
Darse una oportunidad. Ser indulgente consigo mismo y no entrar en pánico si se toma un poco más de tiempo para encontrar una palabra o un nombre. Sobre todo, aceptar que la memoria no es infalible y… seguir sonriendo.
4 ejercicios sencillos para evaluar la velocidad de tu cerebro
El proceso de envejecimiento forma parte de la vida y actúa inexorablemente sobre nuestro cuerpo, incluso nuestro cerebro. Sin embargo, aunque ciertas funciones disminuyan con la edad, otras permanecen intactas y hasta pueden sacar provecho de la acumulación de experiencias. Prevenir la decadencia cerebral debida a la edad, finalmente, es hacerse más inteligente. Nunca es demasiado tarde para cambiar, construir nuevos y mejores hábitos y aprender nuevas competencias que nos permitan recrear nuestras vidas.
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