noviembre 17, 2017

Crecimiento Cerebral de los Bebés en los Primeros Tres Meses




El cerebro es la clave del ser humano. Gran parte del éxito evolutivo de los sapiens ha girado en torno a nuestro órgano pensante, de ahí que no sea extraño que gran parte de la energía empleada durante el crecimiento vaya destinada precisamente al desarrollo del cerebro.

Hasta ahora la manera más fiable de medir el desarrollo del cerebro de los bebés era observar el diámetro del cráneo y realizar cálculos durante las semanas siguientes. Sin embargo las nuevas técnicas avanzadas de escaneo cerebral han permitido a los investigadores analizar el crecimiento del cerebro de manera mucho más precisa.

Un grupo de investigación ha descubierto exactamente la velocidad a la que se desarrolla en los primeros días de vida. Y el resultado es sorprendente.


Trayectorias de crecimiento estructural y tasas de cambio en los primeros 3 meses de desarrollo cerebral infantil

Investigadores de la Universidad de California, Escuela de Medicina San Diego y la Universidad de Hawai, según un  estudio publicado en la revista científica JAMA Neurology en agosto 2014, crearon un mapa del crecimiento cerebral de los bebés en los primeros tres meses después del nacimiento para ayudar a detectar los trastornos del desarrollo neurológico y reducir la gravedad de éstos en la posterioridad.

Los investigadores escanearon los cerebros de 87 bebés de cero a tres meses supervisando el crecimiento del cerebro de los bebés sin problemas de salud neurológicos, entre otros.

El ritmo más rápido de desarrollo correspondía con manchas de movimiento del cerebro llamadas cerebelo, mientras que las áreas encargadas de la memoria conocida como hipocampo se desarrollaban más lentamente durante los tres primeros meses postnatales.

Las neuronas de un cerebro aumentan rápidamente las
conexiones con otras neuronas durante la primera infancia

De hecho, según sus datos, tras apenas tres meses de vida nuestros cerebros ya son más de la mitad del tamaño que tendrán en la edad adulta.

De manera más concreta, los investigadores comprobaron que el cerebro crece, nada más nacer, a un impresionante ritmo del 1%, desacelerándose poco a poco hasta llegar a los 0,4% al final de los 90 días.  En total el cerebro de los bebés crece alrededor de un 64% en los tres primeros meses de vida.

La zona que más creció tras el parto fue una zona del cerebelo implicada en el control del movimiento, cuyo tamaño se duplicó en solo tres meses. Por su parte, la zona cerebral con menos crecimiento fue el hipocampo, una zona vinculada a la memoria.

El nuevo mapa del crecimiento del cerebro reveló que los cerebros masculinos crecieron más rápidamente que los de los bebés de sexo femenino. Pero, el tamaño del cerebro de niñas y niños se une luego.

Los investigadores descubrieron que el cerebro de un bebé prematuro es, después de tres meses, en promedio un 2% más pequeño que el de un niño nacido a término. Los trastornos neurológicos que pueden prevenir el éxito social y profesional, como la depresión, la ansiedad y el trastorno de hiperactividad o la lesión cerebral, pueden provenir del desarrollo parcial del cerebro al nacer.

Según los investigadores una mejor comprensión de cuándo y cómo surgen los trastornos del neurodesarrollo en el período postnatal puede ayudar al desarrollo terapéutico, además de poder cuantificar los cambios relacionados con el tamaño de la estructura que probablemente facilitará el monitoreo de la respuesta a la intervención terapéutica. La intervención temprana durante un período de gran plasticidad neuronal podría mitigar la gravedad de los trastornos en los años posteriores.

Hasta ahora, la mayoría de los médicos usaban cinta para medir tamaños de cráneo de los bebés, pero mediante la creación de una plantilla de las regiones cerebrales reales en su tamaño, los médicos estarán en mejores condiciones para ver cuando las cosas empiezan a ir mal.

Este estudio, pionero en su campo, servirá para aportar algo de luz a cómo
 se forman ciertos trastornos como el autismo en edad temprana. Igualmente
 permitirá a los investigadores analizar cómo afecta el consumo de
 alcohol, drogas, comida, etcétera al desarrollo del cerebro de los bebés.

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