Se
denomina maltrato infantil o abuso infantil a cualquier acción (física, sexual
o emocional) u omisión no accidental en el trato hacia un menor, por parte de
sus padres o cuidadores, que le ocasiona daño físico o psicológico y que
amenaza su desarrollo tanto físico como psicológico.
Cuando
un bebé nace, el cerebro tiene más de un billón de neuronas que harán caminos y
conexiones basados en las experiencias sociales que experimentará. Cuando
tienen dos años y medio, aproximadamente el 85 por ciento del crecimiento
neurológico del bebé está completo, lo que significa que la fundación para la
capacidad del cerebro ha sido formada.
El
cerebro del bebé crece y se desarrolla mientras interactúa con su ambiente y
aprende cómo funcionar dentro de él. Cuando los gritos del bebé le brindan
alimento o consuelo, se están reforzando las sendas neuronales que le permite
aprender cómo conseguir sus necesidades, física y emocionalmente. Pero el bebé
que no obtiene respuestas a sus gritos, y al bebé cuyos gritos encuentran el
abuso, aprende lecciones diferentes. Las sendas neuronales que son
desarrolladas y reforzadas bajo condiciones negativas preparan a los niños para
enfrentarse en ese ambiente negativo, y su capacidad de responder a la
alimentación y a la bondad puede ser dañada.
Crecer
en un hogar en donde la violencia es el pan de cada día, tiene serias repercusiones
en la salud mental y emocional de los niños. Tanto así, que un estudio reciente
compara el efecto del maltrato infantil en el cerebro de los niños, al que
sufren los soldados que están en una guerra.
No es
en vano que cuando hay violencia familiar, se compare a una casa con un campo
de batalla. Crecer en un ambiente donde la ira, los gritos y los golpes son
parte de la vida cotidiana, tiene un gran impacto en la salud mental y
emocional de los pequeños. Este impacto es comparable al que sufre el cerebro
de un soldado que pelea en una guerra. Así lo
descubrieron científicos británicos cuyo estudio fue publicado en la revista Current Biology.
Para llegar a esta
conclusión los investigadores hicieron estudios de imágenes cerebrales a los
niños para evaluar el impacto de la violencia en su desarrollo emocional y
encontraron que el abuso doméstico estaba ligado a un aumento en la actividad
en dos áreas del cerebro que se ‘encendieron’ al ver fotos con expresiones de
rabia en sus rostros.
Estos
resultados fueron comparados con los de otros estudios en los cuales los
soldados en combate presentaron actividad cerebral en las mismas áreas antes
mencionadas, las cuales, según los expertos, son las que indican cómo deben
reaccionar ante una posible amenaza.
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Su cerebro responde igual que el de un soldado al regresar de la zona de combate |
En palabras sencillas esto significa que tanto los niños que son víctimas de violencia en su hogar, como los soldados, han adaptado su cerebro y el enojo los hace reaccionar para estar más alerta ante el peligro en su ambiente. Esto es bueno, pues prepara el cerebro para situaciones de peligro. Sin embargo, dicha capacidad de respuesta al peligro, puede ocultar un factor de riesgo neurobiológico que incrementa la susceptibilidad de los niños a sufrir de enfermedades mentales, tales como la depresión y el trastorno de ansiedad.
Con frecuencia se examina en términos de sus
consecuencias físicas, psicológicas, sociales y de comportamiento. Pero en
realidad es difícil separar estas consecuencias completamente.
Los
efectos físicos inmediatos del maltrato pueden ser relativamente leves
(moretones o cortadas) o severos (huesos rotos, hemorragias o hasta la muerte).
En algunos casos estos efectos no son visibles y desaparecen pronto, pero el
dolor y el sufrimiento que causan a un niño pueden durar toda la vida. El
impacto a largo plazo del abuso y la negligencia en la salud de los niños
apenas se empieza a estudiar. Según un estudio de la Encuesta Nacional para el
Bienestar del Niño y el Adolescentes (NSCAW, por sus siglas en inglés), mas de
una cuarta parte de los niños que estuvieron en el cuidado adoptivo temporal
por más de 12 meses fueron diagnosticados con problemas de salud recurrentes.
Estas son las consecuencias que los investigadores están empezando a
identificar :
Síndrome del bebé sacudido. Sacudir a un bebé es un tipo de abuso muy frecuente. Un bebé que ha
sido sacudido puede no mostrar daños aparentes, pero un sacudimiento puede
provocar una hemorragia en el cerebro o en los ojos, daños a la espina dorsal,
el cuello, las costillas o fracturas de huesos.
Desarrollo cerebral anormal. En algunos casos, se ha comprobado que el maltrato infantil causa
estragos significativos en el desarrollo o el crecimiento del cerebro del niño,
y esto puede causar un desarrollo anormal. Estas alteraciones en el crecimiento
del cerebro tienen consecuencias a largo plazo y afectan las habilidades del
niño para procesar información, para hablar y para sobresalir en la escuela.
Según NSCAW más de tres cuartas partes de los niños entre uno y dos años
viviendo con padres sustitutos están en riesgo de padecer problemas de
desarrollo cerebral. Esto contrasta con los niños estudiados que no vivían con
padres sustitutos. Estudios realizados por un equipo de investigadores dirigido
por Bruce D. Perry, M.D., Ph.D. de Child Trauma Academy prueban el impacto
negativo del abandono en el desarrollo del cerebro.
Mala salud física. Varios
estudios han demostrado que existe una relación directa entre varios tipos de
situaciones domésticas disfuncionales (como el abuso de menores) y la mala
salud. Los adultos que fueron víctimas del abuso o la negligencia durante su
infancia tienen más probabilidades de padecer problemas físicos como la
artritis, el asma, la bronquitis, la presión alta, las úlceras y las alergias.
Los
efectos emocionales inmediatos del maltrato infantil — aislamiento, miedo,
desconfianza — pueden tener consecuencias para toda la vida como la baja
autoestima, la depresión y las dificultades interpersonales. Los investigadores
han relacionado el abuso y la negligencia a las siguientes consecuencias :
Dificultades durante la infancia. La depresión y el llamado "síndrome de rechazo" son
consecuencias comunes a un tipo de maltrato emocional o físico, o a una forma
de negligencia ambiental en los niños de más de tres años de edad.
Mala salud mental y emocional. En un estudio a largo plazo con jóvenes abusados, más del 80 por
ciento fueron diagnosticados con un desorden psicológico al cumplir los 21
años. Estos jóvenes tenían problemas con la depresión, la ansiedad, los
desórdenes alimenticios, y muchos intentaron suicidarse. Otras condiciones
psicológicas y emocionales asociadas al abuso y a la negligencia son el pánico,
la depresión, la ira, el trastorno disociativo, el estrés postraumático, los
trastornos afectivos y el llamado síndrome de déficit de atención e
hiperactividad.
Dificultades al procesar información (dificultades
cognitivas). NSCAW estudió a un grupo de niños colocados fuera
de casa por razón de abuso o negligencia y encontró que obtenían calificaciones
mas bajas que los niños en la población general en términos de habilidades para
el lenguaje, el trabajo escolar y la capacidad para procesar información. Un
estudio longitudinal de 1999 también encontró una relación entre la ocurrencia
del maltrato de menores y el bajo desempeño escolar y el desenvolvimiento del
niño en la escuela.
Dificultades sociales. Los
niños que sufren el rechazo o el descuido tienen más probabilidades de
desarrollar hábitos y rasgos antisociales al ir creciendo. La negligencia
paterna o materna también está relacionada a los desórdenes de la personalidad
y a los comportamientos violentos.
No todas
las víctimas del abuso y la negligencia experimentan cambios en su
comportamiento o en su manera de actuar. Sin embargo, el abuso y la negligencia
hacen más probables las consecuencias a largo plazo. Un estudio de NSCAW con
niños entre los tres y cinco años viviendo con padres sustitutos encontró que
estos niños tenían más problemas de comportamiento que los niños en la
población general.
Dificultades durante la adolescencia. Varios estudios han concluido que los niños abusados o descuidados
tienen por lo menos un 25 por ciento de probabilidades de meterse en problemas
con la delincuencia, las drogas, el bajo rendimiento académico, e incluso el
embarazo adolescente. Con frecuencia, también tienen problemas de salud mental.
Otros estudios sugieren que los niños abusados o descuidados tienen más
probabilidades de arriesgarse sexualmente al llegar a la adolescencia y
contraer una enfermedad de transmisión sexual.
La delincuencia juvenil y la criminalidad adulta. De acuerdo a un estudio del Instituto Nacional de Justicia, los niños
abusados o descuidados tienen más probabilidades de ser arrestados por actos
criminales antes de llegar a la mayoría de edad, más probabilidades de ser
arrestados por actos violentos o criminales como adultos, y más probabilidades
de ser arrestados por uno de varios tipos de crimen violento como adultos o
menores de edad.
El abuso del alcohol y las drogas. Los investigadores han demostrado una y otra vez que los niños
abusados y descuidados tienen más probabilidades de fumar, abusar del alcohol o
consumir drogas ilícitas durante su vida. Según un informe del Instituto
Nacional para el Abuso de Sustancias, al menos dos terceras partes de los
individuos que reciben tratamiento por abuso de drogas dicen haber sido
maltratados durante su infancia.
Comportamientos abusivos. Muchos padres abusivos fueron abusados durante su infancia. Se estima
que aproximadamente una tercera parte de los niños abusados o descuidados
eventualmente causarán daño a sus propios hijos.
Aunque
el maltrato de menores casi siempre ocurre en el entorno familiar, sus
consecuencias van mucho más allá de esta pequeña esfera. En términos de costos
directos e indirectos, la sociedad es la que paga las consecuencias del abuso y
la negligencia.
Costos directos. Estos
son los costos permanentes para mantener un sistema de bienestar de menores con
la capacidad para investigar y darle seguimiento a casos de maltrato de
menores. Los costos directos son los costos judiciales, médicos, de salud
mental y de imposición del cumplimiento de la ley.
Costos indirectos. Los
costos indirectos representan las consecuencias económicas a largo plazo del
maltrato infantil. Estos costos incluyen aquellos asociados al crimen, la
delincuencia juvenil y adulta, las enfermedades mentales, el abuso de
sustancias y la violencia doméstica. Pero también son costos relacionados a la
pérdida de la productividad como consecuencia del desempleo o el subempleo, el
costo de la educación especial y el uso frecuente de los servicios médicos.
El maltrato infantil disminuye la materia gris en varias zonas del cerebro
Investigadores del King's College de Londres en un estudio publicado en la revista American Journal of Psychiatry, en junio 2014, analizaron mediante técnicas de neuroimagen la materia gris del cerebro de personas que habían sufrido algún tipo de maltrato durante la infancia y descubrieron un déficit significativo en varias regiones que podrían estar relacionadas con este problema.
Hasta el momento los estudios de neuroimagen estructural habían sido inconsistentes pero en este nuevo trabajo se ha observado cómo el maltrato produce una cascada de cambios fisiológicos y neurobiológicos que podrían provocar alteraciones permanentes de la estructura cerebral.
El estudio incluyó doce conjuntos diferentes de datos que comprendían un total de 331 individuos (56 niños o adolescentes y 275 adultos) con historia de maltrato infantil, más 362 sujetos no maltratados (56 niños o adolescentes y 306 adultos).
Para examinar las regiones cerebrales con menor o con mayor volumen de sustancia gris en los individuos maltratados, se usó un método meta analítico de neuroimagen tridimensional llamado Signed Differential Mapping (SDM).
En comparación con los sujetos no maltratados, los individuos expuestos a maltrato infantil tenían un volumen significativamente menor de sustancia gris en varias zonas del cerebro: el giro orbitofrontal y temporal superior derecho que se extendía a la amígdala, la ínsula y los giros parahipocampal y temporal medio, así como en los giros frontal inferior y poscentral izquierdos.
Los déficits en las regiones orbitofrontal-temporal-límbica derecha y frontal inferior izquierda también se observaron cuando sólo se incluyeron participantes no medicados, indicando que estas anomalías no estaban relacionadas con la medicación sino con el maltrato. Por el contrario, las anomalías en el giro poscentral izquierdo sólo se observaron en los individuos maltratados de mayor edad.
Estos hallazgos demuestran que las anomalías de sustancia gris más consistentes en individuos expuestos a maltrato infantil se encuentran en las regiones prefrontal ventrolateral y límbica-temporal.
Estas regiones tienen un desarrollo relativamente tardío, es decir, después del maltrato, y su disfunción podría explicar el déficit afectivo y cognitivo que pueden sufrir las personas con historia de maltrato infantil.
Estos datos muestran las graves consecuencias de las adversidades ambientales infantiles en el desarrollo cerebral. Los resultados de este estudio ayudarán a minimizar el riesgo ambiental en la infancia y a desarrollar tratamientos para normalizar estas alteraciones morfológicas.
El maltrato infantil disminuye la materia gris en varias zonas del cerebro
Investigadores del King's College de Londres en un estudio publicado en la revista American Journal of Psychiatry, en junio 2014, analizaron mediante técnicas de neuroimagen la materia gris del cerebro de personas que habían sufrido algún tipo de maltrato durante la infancia y descubrieron un déficit significativo en varias regiones que podrían estar relacionadas con este problema.
Hasta el momento los estudios de neuroimagen estructural habían sido inconsistentes pero en este nuevo trabajo se ha observado cómo el maltrato produce una cascada de cambios fisiológicos y neurobiológicos que podrían provocar alteraciones permanentes de la estructura cerebral.
El estudio incluyó doce conjuntos diferentes de datos que comprendían un total de 331 individuos (56 niños o adolescentes y 275 adultos) con historia de maltrato infantil, más 362 sujetos no maltratados (56 niños o adolescentes y 306 adultos).
Para examinar las regiones cerebrales con menor o con mayor volumen de sustancia gris en los individuos maltratados, se usó un método meta analítico de neuroimagen tridimensional llamado Signed Differential Mapping (SDM).
En comparación con los sujetos no maltratados, los individuos expuestos a maltrato infantil tenían un volumen significativamente menor de sustancia gris en varias zonas del cerebro: el giro orbitofrontal y temporal superior derecho que se extendía a la amígdala, la ínsula y los giros parahipocampal y temporal medio, así como en los giros frontal inferior y poscentral izquierdos.
Los déficits en las regiones orbitofrontal-temporal-límbica derecha y frontal inferior izquierda también se observaron cuando sólo se incluyeron participantes no medicados, indicando que estas anomalías no estaban relacionadas con la medicación sino con el maltrato. Por el contrario, las anomalías en el giro poscentral izquierdo sólo se observaron en los individuos maltratados de mayor edad.
Estos hallazgos demuestran que las anomalías de sustancia gris más consistentes en individuos expuestos a maltrato infantil se encuentran en las regiones prefrontal ventrolateral y límbica-temporal.
Estas regiones tienen un desarrollo relativamente tardío, es decir, después del maltrato, y su disfunción podría explicar el déficit afectivo y cognitivo que pueden sufrir las personas con historia de maltrato infantil.
Estos datos muestran las graves consecuencias de las adversidades ambientales infantiles en el desarrollo cerebral. Los resultados de este estudio ayudarán a minimizar el riesgo ambiental en la infancia y a desarrollar tratamientos para normalizar estas alteraciones morfológicas.
La
prevención del maltrato infantil requiere un enfoque multisectorial. Los
programas eficaces son los que prestan apoyo a los padres y les aportan
conocimientos y técnicas positivas para criar a sus hijos. Entre ellos se
encuentran:
* la formación de los padres, generalmente
en grupos, para mejorar sus aptitudes para criar a los hijos, mejorar sus
conocimientos sobre el desarrollo infantil y alentarlos a adoptar estrategias
positivas en sus relaciones con los hijos, y
* las intervenciones con múltiples
componentes, que generalmente incluyen el apoyo a los padres y su formación, la
educación preescolar y la atención al niño.
Cuanto
antes se producen estas intervenciones en la vida del niño mayores son los
beneficios que le pueden aportar a él (por ejemplo, desarrollo cognitivo,
competencias conductuales y sociales, logros educacionales) y a la sociedad
(por ejemplo, reducción de la delincuencia).
Además,
el reconocimiento precoz de los casos y la asistencia continua a las víctimas y
sus familias pueden ayudar a reducir la recurrencia del maltrato y a paliar sus
consecuencias.
Fuentes : Child
Welfare Information Gateway, Organización Mundial de la Salud
El maltrato infantil es algo que se debe condenar a toda costa. Tiene consecuencias en muchos niveles que conllevan peligros de comportamiento y salud mental. Si un niño es maltratado físicamente hasta el extremo de que sufra daños en su cerebro, esto tiene implicaciones psicológicas como retrasos en el aprendizaje y en su desarrollo emocional. Estos problemas psicológicos se manifiestan más adelante en depresión y ansiedad, lo cual a su vez, produce que se adquieran hábitos de riesgo como el uso de drogas, abuso del alcohol e incluso, trastornos alimenticios.
Ver
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El maltrato infantil causa daño permanente en estructuras cerebrales |
![]() |
Desarrollo cerebral en la primera infancia |
![]() |
Inteligencia Emocional en el Niño |
![]() |
Trastornos y problemas del aprendizaje |
![]() |
Desórdenes en la conducta alimentaria |
![]() |
Trastorno del aprendizaje no verbal |
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El aislamiento social en la infancia causa disfunciones cognitivas y de comportamiento |
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Depresión en adolescentes |
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Depresión infantil |
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Las drogas causan daños irreversibles en la memoria de los adolescentes |
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Obesidad y sobrepeso en los adolescentes |
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Obesidad infantil |
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Cerebro social el cerebro necesita amistades para funcionar bien |
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El alcohol daña el cerebro de los adolescentes |
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Importancia de la siesta |
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La lectura estimula la actividad cerebral y fortalece las conexiones neuronales |
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La música favorece el desarrollo cerebral infantil |
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Alimentación y funcionamiento cerebral |
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Ansiedad y estrés en la niñez |
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Trastornos del comportamiento en niños y adolescentes |
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Los terribles efectos del sufrimiento infantil en el cerebro de los niños |
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Desarrollo infantil temprano |
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