Las
dioxinas son contaminantes ambientales que tienen el dudoso honor de pertenecer
a la «docena sucia» : un grupo de productos químicos peligrosos que forman parte
de los llamados contaminantes orgánicos persistentes (COP).
Las
dioxinas son preocupantes por su elevado potencial tóxico. La experimentación
ha demostrado que afectan a varios órganos y sistemas. Una vez que han
penetrado en el organismo, persisten en él durante mucho tiempo gracias a su
estabilidad química y a su fijación al tejido graso, donde quedan almacenadas.
Se calcula que su permanencia en el organismo oscila entre 7 y 11 años.
El
nombre químico de la dioxina es tetraclorodibenzo-para-dioxina (TCDD). El
término «dioxinas» se utiliza a menudo para referirse a una familia de
compuestos relacionados entre sí desde el punto de vista estructural y químico.
Para
evaluar el riesgo de esas mezclas en su totalidad se ha aplicado a este grupo
de contaminantes el concepto de equivalencia tóxica. La TCDD, el miembro más
tóxico de la familia, se utiliza como compuesto de referencia, y a las demás
dioxinas se les asigna una potencia tóxica en relación con la TCDD, basándose
en los resultados de estudios experimentales.
Fuentes
de contaminación por dioxinas
Las
dioxinas son subproductos no deseados de numerosos procesos de fabricación
tales como la fundición, el blanqueo de la pasta de papel con cloro o la
fabricación de algunos herbicidas y plaguicidas.
En cuanto
a la liberación de dioxinas al medio ambiente, la incineración descontrolada de
desechos (sólidos y hospitalarios) suele ser la causa más grave, dado que la
combustión es incompleta. Existe tecnología que permite la incineración
controlada de desechos con bajas emisiones.

Existen en todo el mundo grandes depósitos de aceites industriales de desecho con PCB, muchos con grandes concentraciones de PCDF. El almacenamiento prolongado y la eliminación inadecuada de este material puede liberar dioxinas hacia el medio ambiente y contaminar los alimentos humanos y animales. Los residuos con PCB no se pueden eliminar fácilmente sin que contaminen el medio ambiente y la población humana. Esos materiales tienen que ser tratados como residuos peligrosos, y lo mejor es destruirlos mediante incineración a altas temperaturas.
Incidentes
de contaminación con dioxinas
Algunos
incidentes de contaminación por dioxinas han sido muy importantes y han tenido amplias
consecuencias en muchos países.
En un
grave accidente registrado en 1976 en una fábrica de productos químicos en
Seveso (Italia) se liberaron grandes cantidades de dioxinas. La nube de
productos tóxicos, entre los que se encontraba la TCDD, acabó contaminando una
zona de 15 km2 con 37 000 habitantes. Se siguen realizando amplios estudios de
la población afectada para determinar los efectos a largo plazo de este
incidente en la salud humana. Sin embargo, dichas investigaciones se ven
dificultadas por la inexistencia de evaluaciones adecuadas de la exposición. Se
ha detectado un ligero incremento de determinados cánceres y efectos en la
reproducción, y se siguen investigando estos efectos. Asimismo, se están
estudiando los posibles efectos en los hijos de las personas expuestas.
Otro
caso de contaminación alimentaria por dioxinas se produjo en Estados Unidos en 1997. Se detectaron pollos, huevos y bagres contaminados con
dioxinas debido a la utilización de una arcilla (bentonita) contaminada en la
fabricación de piensos. La arcilla contaminada procedía de una mina de
bentonita. Como no se encontraron pruebas de que hubiera desechos peligrosos
enterrados en la mina, los investigadores suponen que las dioxinas podían ser
de origen natural, quizás debido a un incendio forestal que hubiera tenido
lugar en la prehistoria.
En marzo
de 1998 se detectaron altas concentraciones de dioxinas en leche vendida en
Alemania, cuyo origen se encontraba en la pulpa de cítricos importada del
Brasil y utilizada como pienso. A raíz de esta investigación se prohibió toda
importación de pulpa de cítricos del Brasil a la Unión Europea.
En 1999
se detectaron altas concentraciones de dioxinas en aves de corral y huevos
procedentes de Bélgica. Posteriormente se detectaron en otros países alimentos
de origen animal (aves de corral, huevos, cerdo) contaminados con dioxinas,
cuyo origen se encontraba en piensos contaminados por aceite industrial de
desecho con PCB que había sido eliminado de forma ilegal.
En 2004
se detectó en los Países Bajos leche con concentraciones elevadas de dioxinas,
cuyo origen estaba en una arcilla utilizada en la producción de piensos. En
otro incidente registrado en 2006 en los Países Bajos se detectaron piensos con
concentraciones elevadas de dioxinas, cuyo origen estaba en la grasa
contaminada utilizada en la producción de dichos piensos.
En julio
de 2007, la Comisión Europea envió a los Estados Miembros una advertencia
sanitaria relacionada con la presencia de altas concentraciones de dioxinas en
un aditivo alimentario —la goma guar— utilizado en pequeñas cantidades como
espesante en las carnes, productos lácteos, postres y platos precocinados. La
fuente era una goma guar procedente de la India que estaba contaminada con
pentaclorofenol, un plaguicida que ya no se utiliza. El pentaclorofenol
contiene dioxinas como contaminantes.
A fines
de 2008 Irlanda retiró del mercado muchas toneladas de carne de cerdo y
productos porcinos, porque se detectó que las muestras analizadas contenían
hasta 200 veces más dioxinas que el límite de inocuidad prescrito. Esta
investigación dio lugar a una de las mayores retiradas del mercado debidas a
contaminación química. El seguimiento determinó que la contaminación se había
originado en alimentos contaminados.
También
se han estudiado ampliamente los efectos sobre la salud de la TCDD presente
como contaminante en algunos lotes del llamado agente naranja, un herbicida
utilizado como defoliante durante la guerra de Viet Nam. Se sigue investigando
su relación con ciertos tipos de cáncer y la diabetes.
En otras
zonas del mundo se han notificado incidentes más antiguos de contaminación alimentaria.
Aunque puede verse afectado cualquier país, la mayoría de los casos se han
notificado en países industrializados que disponen de medios adecuados de
vigilancia de la contaminación alimentaria, donde hay más conciencia del
peligro y en los que hay mejores mecanismos de control para detectar problemas
relacionados con las dioxinas.
También
ha habido casos de intoxicación humana intencionada. El más notable, registrado
en 2004, es el del presidente de Ucrania, Viktor Yushchenko, cuyo rostro ha
quedado desfigurado por el acné clórico.
Efectos
de las dioxinas en la salud humana
Como las
dioxinas están omnipresentes, todos tenemos una exposición de fondo y una
cierta concentración de dioxinas en el organismo: la llamada carga corporal. En
general, no es de suponer que la exposición de fondo normal actual tenga
efectos en la salud humana. No obstante, debido al gran potencial tóxico de
esta clase de compuestos, son necesarias medidas para reducir la exposición de
fondo actual.
* La
exposición breve del ser humano a altas concentraciones de dioxinas puede
causar lesiones cutáneas, tales como acné clórico y manchas oscuras, así como
alteraciones funcionales hepáticas.
* La
exposición prolongada se ha relacionado con alteraciones del
sistema nervioso en desarrollo, del sistema endocrino y de la función
reproductora.
* La
exposición crónica de los animales a las dioxinas ha causado varios tipos de
cáncer. El Centro Internacional OMS de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC)
realizó el 1997 una evaluación de la TCDD. De acuerdo con los datos de las
investigaciones en animales y los datos epidemiológicos humanos, el CIIC ha
clasificado la TCDD como «carcinógeno humano». Sin embargo, no afecta al
material genético, y hay un nivel de exposición por debajo del cual el riesgo de
cáncer podría ser insignificante.
El feto es particularmente sensible a la exposición a las dioxinas. El recién nacido, cuyos órganos se encuentran en fase de desarrollo rápido, también puede ser más vulnerable a algunos efectos.
Algunos
individuos o grupos de individuos pueden estar expuestos a mayores
concentraciones de dioxinas debido a sus dietas (por ejemplo, grandes
consumidores de pescado en algunas zonas del mundo) o a su trabajo (por
ejemplo, trabajadores de la industria del papel y de la pasta de papel, o de
plantas de incineración y vertederos de desechos peligrosos).
Prevención
y control de la exposición a las dioxinas
La
incineración adecuada del material contaminado es el mejor método disponible para
prevenir y controlar la exposición a las dioxinas. Asimismo, sirve para destruir los
aceites de desecho con PCB. El proceso de incineración requiere temperaturas
elevadas, superiores a 850°C. Para destruir grandes cantidades de material
contaminado se necesitan temperaturas aún más elevadas, de 1000°C o más.
Las
medidas más eficaces para evitar o reducir la exposición humana son las
adoptadas en el origen, o sea, la instauración de controles rigurosos de los
procesos industriales con miras a minimizar en mayor medida posible la
formación de dioxinas.
Esto es
responsabilidad de los gobiernos nacionales, pero reconociendo la importancia
de este enfoque, la Comisión del Codex Alimentarius adoptó en 2001 un Código de
prácticas sobre medidas aplicables en el origen para reducir la contaminación
de los alimentos con sustancias químicas, y en 2006 un Código de prácticas para
la prevención y la reducción de la contaminación de los alimentos y piensos con
dioxinas y BPC análogos a las dioxinas.
Por
consiguiente, la protección de los alimentos es crucial. Una estrategia
consiste en medidas aplicables en el origen para reducir la emisión de
dioxinas. Asimismo, es necesario evitar la contaminación secundaria de los
alimentos a lo largo de la cadena alimentaria. Para la producción de alimentos
inocuos es esencial que haya buenos controles y prácticas durante la producción
primaria, el procesamiento, la distribución y la venta.
Debe
haber sistemas de vigilancia de la contaminación de los alimentos que
garanticen que no se superan los niveles tolerados. La vigilancia de la
inocuidad de los alimentos y la adopción de medidas de protección de la salud
pública es competencia de los gobiernos nacionales. Cuando se sospeche un
incidente de contaminación, los países deben disponer de planes de contingencia
para identificar, detener y eliminar los alimentos y piensos contaminados.
Debe examinarse la exposición de la población (por ejemplo, mediante
determinación de los contaminantes en la sangre y la leche humanas) y sus
efectos (por ejemplo, la vigilancia clínica para detectar signos de
enfermedad).
¿ Qué
puede hacer el consumidor para reducir el riesgo de exposición ?
La
eliminación de la grasa de la carne y el consumo de productos lácteos con bajo
contenido graso pueden reducir la exposición a las dioxinas. Una dieta
equilibrada, con cantidades adecuadas de fruta, verduras y cereales, contribuye
a evitar una exposición excesiva a una misma fuente.
Esta es una estrategia a
largo plazo para reducir la carga corporal, y probablemente sea más importante
en las niñas y las mujeres jóvenes, con el fin de proteger la exposición del
feto y de los lactantes amamantados.
No obstante, las posibilidades de que los
consumidores reduzcan su propia exposición es limitada.
¿ Qué se
necesita para identificar y medir las dioxinas en el medio ambiente y los
alimentos ?
El
análisis químico cuantitativo de las dioxinas requiere métodos sofisticados de
los que sólo disponen algunos laboratorios en todo el mundo, la mayoría de
ellos en los países industrializados. El costo de los análisis es muy elevado y
depende del tipo de muestra, pero oscila entre US$ 1700 para el análisis de una
única muestra biológica y varios miles de US$ para una evaluación exhaustiva de
las emisiones de un incinerador de desechos.
Se están
desarrollando cada vez más métodos biológicos de cribado (selección), basados
en células o anticuerpos, cuya utilización en las muestras de alimentos todavía
no está suficientemente validada. No obstante, esos métodos de cribado permitirán
realizar más análisis con un costo menor. En caso de que una prueba de cribado
dé resultados positivos, debe efectuarse una confirmación con análisis químicos
más complejos.
Actividades
de la OMS relacionadas con las dioxinas
La
reducción de la exposición a las dioxinas es un objetivo importante desde el
punto de vista tanto de la salud pública, para reducir la carga de morbilidad,
como del desarrollo sostenible. Con el fin de proporcionar orientación sobre
los niveles de exposición aceptables, la OMS ha celebrado una serie de
reuniones de expertos para determinar la ingesta tolerable de dioxinas a la que
puede verse expuesto el ser humano a lo largo de la vida.
Desde
1976, la OMS es la encargada del Programa de Vigilancia y Evaluación de la
Contaminación de los Alimentos del Sistema Mundial de Vigilancia del Medio
Ambiente (SIMUVIMA/Alimentos), que, a través de su red de laboratorios en más
de 70 países de todo el mundo, proporciona información sobre las
concentraciones de contaminantes en los alimentos y sus tendencias. Las
dioxinas están incluidas en ese programa de vigilancia.
Desde
1987, la OMS ha llevado a cabo estudios periódicos sobre las concentraciones de
dioxinas en la leche humana, sobre todo en países europeos. Estos estudios
permiten evaluar la exposición humana a las dioxinas procedentes de todas las
fuentes. Datos recientes sobre la exposición indican que las medidas
introducidas en varios países para controlar la liberación de dioxinas han
producido una reducción considerable de la exposición a estos compuestos a lo
largo de los dos últimos decenios.
Durante
los últimos 15 años, la OMS, a través del Programa Internacional de Seguridad
de las Sustancias Químicas, ha establecido y reexaminado periódicamente en
reuniones consultivas de expertos los factores de equivalencia tóxica (FET) de
las dioxinas y compuestos conexos. De este modo, la OMS ha establecido valores
FET aplicables al ser humano, a otros mamíferos, a las aves y a los peces. La
última de esas reuniones consultivas se celebró en 2005 para actualizar los FET
del ser humano y de los demás mamíferos. Estos FET internacionales se han
desarrollado para ser aplicados en la evaluación y gestión del riesgo, y han
sido adoptados oficialmente por varios países y órganos regionales, como el
Canadá, Japón, los Estados Unidos de América y la Unión Europea.
En la
última de esas reuniones, celebrada en 2001, el Comité Mixto FAO/OMS de
Expertos en Aditivos Alimentarios llevó a cabo una evaluación exhaustiva de los
riesgos de las PCDD, los PCDF y los PCB análogos a la dioxina. Los expertos
concluyeron que se puede establecer una ingesta tolerable de dioxinas partiendo
del principio de que hay un umbral para todos los efectos, incluido el cáncer.
La larga semivida de las PCDD, los PCDF y los PCB análogos a la dioxina
significa que cada ingesta diaria tiene un efecto pequeño o insignificante en
la ingesta global. Para evaluar los riesgos que suponen estas sustancias para
la salud a corto o a largo plazo se debe determinar la ingesta total o media a
lo largo de meses, y la ingesta tolerable debe evaluarse a lo largo de un
periodo de al menos un mes. Los expertos han establecido de forma provisional
una ingesta mensual tolerable de 70 pg/kg/mes. Esta es la cantidad de dioxinas
que se puede ingerir a lo largo de la vida sin que se produzcan efectos
detectables en la salud.
La OMS,
en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura
y la Alimentación (FAO), a través de la Comisión Mixta FAO/OMS del Codex Alimentarius, ha establecido un
Código de prácticas para la prevención y la reducción de la contaminación de
los alimentos y piensos con dioxinas y BPC análogos a las dioxinas. Este
documento proporciona a las autoridades nacionales y regionales orientación en
materia de medidas de prevención. Se está examinando la posibilidad de
establecer en el Codex directrices sobre las concentraciones de dioxinas en los
alimentos.
La OMS
está colaborando con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente
(PNUMA) en la aplicación del Convenio de Estocolmo, un acuerdo internacional
para reducir las emisiones de determinados COP, entre ellos las dioxinas. Se
están examinando internacionalmente varias acciones destinadas a reducir la
producción de dioxinas durante los procesos de incineración y fabricación.
En
respuesta a las necesidades del Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes
Orgánicos Persistentes, el SIMUVIMA/Alimentos de la OMS ha elaborado un nuevo
protocolo para una Encuesta mundial sobre la presencia de COP en la leche
humana, con el fin de cumplir los objetivos de la OMS, el PNUMA y sus Estados
Miembros en materia de salud, inocuidad de los alimentos y medio ambiente. Este
protocolo ayudará a las autoridades nacionales y regionales a recoger y
analizar muestras representativas que permitan determinar el estado actual de
la exposición de fondo y, en el futuro, evaluar la eficacia de las medidas
adoptadas para reducir la exposición.
La prevención o la reducción de la exposición de los seres humanos funcionan mejor tomando medidas al origen, es decir, mediante el establecimiento de un estricto control de los procesos industriales para reducir la formación de dioxinas.
Ver :
EXELENTE SU IMFORMACION, ES UNA REALIDAD, DEBERIAN DIFUNDIRLA EN EL MUNDO ENTERO, YA QUE EL MUNDO SE ESTA ENFERMANDO Y MUCHAS PERSONAS ESTA MURIENDO A CAUSA DE ESTO.... LOS FELICITO....
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