septiembre 04, 2014

Jarabe de Maíz de Alta Fructosa : Nocivo para la Salud





Entre los alimentos industrializados, el aditivo por excelencia es el jarabe de maíz de alta fructosa.
Para la industria de los alimentos es oro puro.



El jarabe de maíz de alta fructosa – JMAF – es un edulcorante líquido, transparente, obtenido del maíz después de un largo proceso. Todo comienza con almidón o fécula de maíz – un carbohidrato refinado. Se somete a altas temperaturas repetidas veces, se rompe su estructura molecular, se vuelve a refinar, se blanquea y filtra hasta quedar una sustancia "pura", un almíbar con un grado de concentración ideal para su comercialización.

En 1957, los investigadores descubrieron una enzima que podría convertir la glucosa del jarabe de maíz en fructosa. Este proceso fue modificado y mejorado por investigadores japoneses en la década 70, por lo que ahora es posible producir jarabe de maíz en masa y su consumo se ha extendido a todo el mundo.

Este ingrediente es muy utilizado por contener glucosa y fructosa, los mismos que se encuentran en la miel de abeja; la diferencia es que esta última es natural y, el otro, es procesado.

Las grandes compañías alimenticias han aprovechado los beneficios que ofrece el jarabe de maíz a nivel industrial. Además de ser más barato a gran escala, se utiliza en productos ultra dulces; gracias al jarabe los productos se conservan por más tiempo en una envoltura y crean adicción al paladar.

En la industria alimenticia actual se ha reemplazado en muchísimos alimentos el azúcar por el jarabe de maíz de alta fructosa.

El proceso de extracción es un secreto industrial en el cual se utiliza un proceso enzimático.

El jarabe de maíz alto en fructosa es generalmente un marcador que indica que un alimento está lleno de ingredientes artificiales, es de mala calidad y que carece de nutrientes como vitaminas, minerales, antioxidantes y fibra.

Ha sido identificado como la causa principal del aumento de peso y de la diabetes en el mundo.

Actualmente, existe un incremento de alimentos “light” o dietéticos, que contienen este jarabe. El problema es que mucha gente que intenta alejarse del azúcar, termina consumiéndolo, cuyo aporte calórico y efectos negativos sobre la salud son iguales o peores.

Investigación


Los estudios han demostrado que cuando las personas consumen los edulcorantes artificiales, tienen un mayor deseo de continuar comiendo. Esto ocurre con todos los edulcorantes, y no parece relacionado con la forma en que el organismo los metaboliza, sino más bien con el sabor de la dulzura.


El estudio Dietary sugars stimulate fatty acid synthesis in adults realizado en el 2008, publicado en el Journal of Nutrition, concluye que la fructosa se convierte en grasa más rápidamente que la glucosa, esto significa que engorda mucho más que el azúcar normal y lo que es peor, ahora está presente en casi todos alimentos procesados por su precio tan accesible para la industria.

De acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de Princeton en 2010, el consumo del jarabe de maíz de alta fructosa está relacionado con la actual epidemia de obesidad. Se comprueba que aumenta la grasa corporal, también el colesterol y los triglicéridos – indicadores que incrementan las posibilidades de infarto, especialmente en mujeres.

Los investigadores encontraron que las ratas que ingirieron el jarabe de maíz alto en fructosa ganaron considerablemente más peso que las ratas que tenían acceso al azúcar de mesa, aunque el aporte calórico de ambos azúcares eran las mismas. Las ratas que fueron alimentadas con JMAF aumentaron su nivel de grasa un 300% más rápido que aquellas que recibieron una cantidad igual (o ligeramente mayor) de azúcar derivada de frutas. Por otra parte, también se observó que el consumo a largo plazo de jarabe de maíz de alta fructosa causa algunas anormalidades en la grasa corporal; es decir, un aumento en el tamaño del abdomen así como un aumento de los triglicéridos, que es la grasa que se encuentra en la sangre.

Los investigadores creen que la fructosa excesiva en el jarabe de maíz no se metaboliza como energía almacenada en el cuerpo, como es la glucosa, pero en cambio se produce como grasa. Las diferencias claras entre el jarabe de maíz alto en fructosa y la sacarosa – azúcar simple – parecen ser un factor importante en cómo el cuerpo utiliza, metaboliza y absorbe los azúcares encontrados en el jarabe.

Un grupo de científicos de la Universidad de Yale, en enero 2013, usó imágenes tomadas por resonancia magnética para demostrar por primera vez que la fructuosa puede provocar cambios en el cerebro que podrían llevar a comer en exceso.

Después de tomar una bebida endulzada con fructuosa el cerebro no estimula la sensación de saciedad como lo hace cuando se consume glucosa simple.

Para el estudio los científicos usaron imágenes tomadas por resonancia magnética para revisar el flujo sanguíneo en el cerebro en 20 personas jóvenes con peso normal antes y después de que consumieran bebidas con glucosa o fructuosa durante dos sesiones, con varias semanas de diferencia.

Las imágenes captadas mostraban que beber glucosa apaga o suprime la actividad de las zonas del cerebro que son cruciales para el apetito y la saciedad por los alimentos. Con la fructuosa no se ven esos cambios. Como resultado el deseo de comer continúa, no se apaga.

Según un estudio realizado por el Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Colorado en 2009, el exceso en el consumo de JMAF aumenta el riesgo de hipertensión arterial, que puede provocar todo tipo de problemas de salud aumentando el riesgo de infarto, cardiopatías, derrame cerebral, etc.

Los investigadores analizaron los datos obtenidos a través de distintos cuestionarios, a un grupo de 4.528 personas mayores de 19 años que no presentaban problemas de hipertensión. Los resultados muestran claramente que los azúcares añadidos como el jarabe de maíz de alta fructosa en los alimentos y bebidas aumenta los niveles de presión arterial y no es una condición tener un historial previo de hipertensión.

El jarabe de maíz alto en fructosa contiene mercurio


En el primer estudio publicado en la revista Environmental Health los investigadores encontraron niveles detectables de mercurio en nueve de veinte muestras de JMRF comercial.

En el segundo estudio, el Instituto de Agricultura y Política Comercial, una organización de protección del consumidor sin fines de lucro, encontró que casi uno de cada tres de 55 alimentos de marca contenían mercurio. La sustancia química fue más común en los productos lácteos, aderezos y condimentos que contenían JMAF.

El uso de soda cáustica contaminada con mercurio es común en la producción del JMAF. La contaminación ocurre cuando se usan células de mercurio para producir soda cáustica.

Dada la gran cantidad de jarabe de maíz alto en fructosa que consumen los niños, podría tratarse de una fuente adicional significativa de mercurio nunca antes considerada.

El jarabe de maíz es tan adictivo como la cocaína


Un grupo de investigadores de la Universidad de Guelph (Ontario, Canadá) estudió en junio 2013, la reacción de ratas de laboratorio a dosis progresivas de jarabe de maíz alto en fructosa y determinaron que el jarabe provoca reacciones similares a las causadas por el abuso de drogas como la cocaína.

Primeramente se suministró a las ratas comida que contenía jarabe de maíz alto en fructosa, y después se permitió que ellas mismas controlaran mediante una palanca la cantidad de jarabe que recibían.

Cuanto más concentrado era el jarabe, mayor era el esfuerzo de las ratas para obtenerlo, comportamiento similar al que se manifiesta en casos de adicción profunda a la cocaína.

Los alimentos que contienen grandes cantidades de jarabe de maíz alto en fructosa tienen propiedades adictivas, lo que podría explicar, al menos en parte, la actual epidemia mundial de obesidad.


La ingestión de jarabe de maíz podría ser causa de muerte para millones de abejas


La defunción de millones de abejas ha provocado que expertos de todo el mundo centren sus estudios en este fenómeno que se va sucediendo desde el año 2006, sin razones aparentes.

Algunos informes apuntan que podría deberse al uso de pesticidas para combatir plagas de otros insectos o a la contaminación del polen por los pesticidas y fungicidas.

Pero de acuerdo al estudio de un equipo de entomólogos – científicos que se especializan en el estudio de insectos – de la Universidad de Illinois, realizado en febrero 2014, podría existir una relación entre el colapso mundial de colonias de abejas y la práctica de alimentar a las abejas utilizadas con fines comerciales con jarabe de maíz de alta fructosa.

Cuando las abejas se alimentan de miel o derivados están expuestas a la enzima p-cumárico, que les refuerza su sistema inmunológico y activa sus genes desintoxicantes, algo que no pasa con el jarabe de maíz y provoca que las abejas puedan llegar a morir cuando polinizan plantas con fungicidas u otros productos químicos.

Por ello, desde la Universidad de Illinois hacen un llamamiento a las compañías que crían abejas con un objetivo comercial para que no alteren su alimentación y preserven sus procesos naturales.

Diferencia entre azúcar y jarabe de maíz


El azúcar, también conocida como azúcar de mesa o sacarosa, se hace de la caña de azúcar o remolacha azucarera. Tiene muchas variantes conocidas, pero por su coloración se divide en azúcar refinada o azúcar blanca y azúcar rubia. El azúcar es un producto natural y directo. Se consideró el edulcorante tradicional hasta la aparición del jarabe de maíz. Se cristaliza cuando se cocina y se utiliza para diversos alimentos, así como en los productos horneados.

La fructosa es un azúcar simple de origen natural producida por muchas plantas. Es muy dulce y es más soluble en agua que la glucosa. Es un azúcar simple también fácilmente accesible por la naturaleza y es la principal fuente de energía del cuerpo. La fructosa y la glucosa tienen el mismo tipo de átomos, pero se juntan de otra manera. Cuando se combina la fructosa y la glucosa, se convierten en sacarosa, que es la base del azúcar de mesa.

El jarabe de maíz es un jarabe pesado de glucosa hecho de almidón de maíz. En el jarabe de maíz no hay fructosa – por lo menos en su estado natural.

Aparte de ser un edulcorante y potenciador del sabor, el jarabe de maíz también funciona para proporcionar volumen y suavidad a los alimentos. Entre otras funciones se incluyen su uso como espesante y humectante (retiene la humedad). Resiste la cristalización y extiende la vida útil de los productos en los que está incorporado. Puede ser claro o de color oscuro. Su principal derivado es el jarabe de maíz alto en fructosa. Es más dulce que el azúcar.

Es más barato utilizar jarabe de maíz alto en fructosa, que los azúcares regulares. Además, los azúcares en los jarabes actúan como conservantes, por lo que también ahora también lo añaden a algunas carnes.

Peligros del jarabe de maíz alto en fructosa





La fructosa se dirige de inmediato al hígado donde desencadena un proceso de lipogénesis o producción de grasa (triglicéridos y colesterol) que causan el llamado hígado graso. Esta combinación de fructosa y glucosa contribuye al aumento de ingesta de calorías, al aumento de peso, la hipoglicemia, los cambios súbitos de humor, la diabetes mellitus, la enfermedad coronaria, la demencia senil, la enfermedad de Alzheimer, el cáncer y otros padecimientos crónicos inflamatorios.



Mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2
El consumo de jarabe de maíz alto en fructosa a través de los años, puede conducir a un aumento en las probabilidades de desarrollar diabetes. El consumo de sodas, bebidas energéticas y comida chatarra en cantidades excesivas puede traer como consecuencia la pérdida de un pie, quedarse ciego o afectar a los hijos.

Hipertensión y niveles elevados de colesterol malo
Existe una fuerte relación entre el consumo de jarabe de maíz alto en fructosa, los triglicéridos elevados y los niveles de HDL (colesterol malo). Todos estos productos juntos pueden provocar la acumulación de plaquetas, y con el tiempo conllevar a padecimientos cardíacos, incluyendo hipertensión e inclusive un ataque al corazón.

Daños al hígado a largo plazo
Las marcas comerciales utilizan colorantes,
conservadores y JMAF
El jarabe es procesado por el hígado, la vesícula y los riñones; y es especialmente dañino para el hígado. Cuando esto se combina con un estilo de vida sedentario puede ocurrir una cicatrización del hígado. Esto reduce considerablemente la habilidad del órgano para procesar las toxinas y, con el paso del tiempo, puede conducir a toda una serie de afecciones a la salud. Otro estudio sugiere que el JMAF puede provocar hígado graso.

Exposición al mercurio
Este producto viene acompañado de niveles muy elevados de mercurio. La exposición al mercurio puede traer como resultado un daño irreversible al cerebro y al sistema nervioso. Este detalle es especialmente preocupante con toda la cantidad de productos que se le dan a los niños y que contienen JMAF.

Se agregan enzimas al jarabe de maíz para cambiar la glucosa a fructosa. Una de las enzimas, la Cloralkali, contiene mercurio. Esto puede llevar a que se aloje demasiado metal pesado en el cuerpo y que cause síntomas como dolores crónicos o infecciones crónicas, como Candidiasis, migrañas, depresión e hipotiroidismo.

Puede cambiar el cerebro
Las investigaciones han probado que comer altas cantidades de comidas muy dulces puede alterar la química del cerebro. Una corriente constante de jarabe de maíz de alta fructosa cambia la manera en la que el cerebro entiende el gusto, y comienza a querer más y más, y cosas más y más dulces.

Riesgo significativo de aumento de peso y obesidad
Comer demasiada azúcar, en especial jarabe de maíz de alta fructosa, es una de las causas principales de la obesidad en el mundo. Al procesar el jarabe de maíz, la glucosa y la fructosa se separan. Cuando se consume, la fructosa se va directamente al hígado, alentando a la producción de grasa y eventualmente causando la enfermedad del hígado graso. Esto puede causar inflamación en el cuerpo, lo cual a su vez crea resistencia a la insulina y deposita grasa alrededor de todos los órganos.

Alienta a comer más
El jarabe de maíz de alta fructosa es muy barato de producir. Esto significa que las comidas a las que se le agrega son más baratas de hacer. Los fabricantes pueden ofrecer porciones más grandes de la misma comida por precios más bajos. En los restaurantes de comidas rápidas, las medidas de las bebidas han aumentado muchísimo en los últimos 10 años. Una Coca Cola grande en McDonald’s es de casi un litro de gaseosa. Y como es parte de la comida, para el cerebro se siente como una porción, en lugar de los 350ml. que tiene una porción estándar. Esa bebida de McDonald’s es tres veces más grande que la porción recomendada, lo cual significa que se está ingiriendo tres veces más de calorías, tres veces más de carbohidratos, y tres veces más de jarabe de maíz de alta fructosa.

Niños y adolescentes



En los niños provoca hiperactividad, déficit de atención, dolores de cabeza y afecta su capacidad de detectar distintos sabores, reduciendo su paladar a sólo tres: salado, dulce y grasoso.

Los chicos hoy en día tienen más tendencia a ser obesos que cualquier otra generación anterior. Los chicos están necesitando trasplantes de hígado antes de llegar a la adolescencia porque tienen la enfermedad del hígado graso por tomar gaseosa y por comer alimentos procesados. La diabetes tipo 2 solía ser llamada Diabetes del Adulto, porque solamente los adultos adquirían resistencia a la insulina luego de cierta edad. Los chicos de tan solo 10 años están siendo diagnosticados como diabéticos de tipo 2. Son mucho más susceptibles a los aditivos dulces, porque sus cerebros todavía se están desarrollando tan rápidamente que es más fácil para que el gusto a lo dulce se les torne adictivo. La actual generación de chicos es la primera en tener una expectativa de vida más baja que la de sus padres, y es por culpa de los malos hábitos alimenticios, especialmente por el jarabe de maíz de alta fructosa.

Alimentos con jarabe de maíz de alta fructosa


Está presente en casi todos los alimentos y bebidas: la jalea, el jugo, los refrescos, los panes de grano entero, los cereales, la salsa de tomate, las galletas, el yogur, los encurtidos, la compota de manzana, el aderezo para ensaladas, los helados, el jarabe para la tos y en la gran mayoría de productos horneados y panificados, como así también en mermeladas y jaleas.


* Productos de panadería: Bollos, tortas, tartas, pan galletas, panqueques, tortillas.


* Bebidas: Los refrescos regulares en general utilizan jarabe de maíz de fructuosa como endulzante. Bebidas saborizadas o jugo. Limonadas. Bebidas energizantes o deportivas.

* Caramelos, mermeladas y jarabes : se sustituye el azúcar por el jarabe.

* Cereales para desayuno: el etiquetado nutricional de muchos cereales que se consumen habitualmente en el desayuno contiene fructuosa o JMAF.

* Embutidos. Las salchichas u otro tipo de embutidos suelen tener JMAF oculto.

* Alimentos procesados: Dentro de este grupo se encuentran pastas con queso o comidas ya listas para comer.

* Aderezos para ensaladas elaboradas industrialmente: Los aliños reducidos en grasas, suelen tener más cantidad de JMAF. Aunque los aliños sean light, no significa que no contengan sustancias que engorden.

* Yogures: muchas marcas contienen JMAF para brindarle más sabor dulce al producto.

* Salsas: Muchas salsas, especialmente las salsas a base de tomate contienen JMAF para neutralizar el sabor ácido del tomate. Salsas de barbacoa, salsas de carne.

* Jarabes para la tos: Muchos jarabes para la tos y expectorantes líquidos contienen jarabe de maíz alto en fructosa. Variedades con sabores diseñados especialmente para los niños tienden a tener mayores cantidades del edulcorante.

* Frutas y verduras procesadas: Frutas y verduras pueden contener el jarabe de maíz de alta fructosa. Estos productos incluyen pepinillos, tomates enlatados, compota de manzana y salsa de arándanos. El jarabe de maíz de alta fructosa ayuda a preservar la textura de frutas enlatadas y reducir la carga de congelador en frutas congeladas.

Prevención


* Revisar etiquetas. Si se encuentra entre los ingredientes fructosa, sólidos de jarabe de maíz, glucosa-fructosa, azúcar de maíz o high fructose corn syrup (HFCS), es la misma cosa. El jarabe de maíz alto en fructosa puede ser encontrado incluso en productos que no son dulces, como el pan en rebanadas y las carnes procesadas como la salchicha y el jamón.
* Elegir productos naturales. Entre menos procesado, mejor para nuestra salud. Una buena opción es comprar local: pan directo de la panadería. Utilizar miel de abeja, miel de agave.
* Pedir información. En teoría los productos deben indicar sus ingredientes en el empaque; también debería de tener una advertencia sobre las consecuencias del consumo de ciertas sustancias en grandes cantidades. Esto no es así en muchos casos.
* Evitar la comida rápida. La comida rápida a menudo contiene jarabe de maíz alto en fructosa.
*  Comprar productos frescos y aprender a cocinarlos. El verdadero problema es la gran cantidad de alimentos refinados y procesados, no un ingrediente en particular.

La fructosa de la fruta se comporta de manera diferente pues está unida a la fibra y a otros nutrientes.
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