El yodo
es un elemento químico indispensable para el crecimiento y el desarrollo normal
del cerebro y el cuerpo. Como el organismo no lo produce, se debe obtener de
los alimentos, como mariscos, lácteos, verduras cultivadas en suelos ricos en
yodo y sal de mesa yodada.
El yodo
es un nutriente necesario para el funcionamiento adecuado de la glándula
tiroides, que regula el crecimiento y el metabolismo.
La
carencia de yodo es la causa principal de lesiones cerebrales y problemas de
aprendizaje prevenibles. Los efectos más nocivos de la carencia de yodo se
hacen sentir en el cerebro del feto durante el embarazo.
* Las
personas con una alimentación sin aporte de yodo.
* Las
personas con aumento de las necesidades (embarazo, crecimiento).
Funciones del Yodo
* Interviene en la síntesis y regulación de las hormonas tiroideas: el iodo es un componente esencial de las hormonas tiroideas triidotironina y tiroxina siendo por ello fundamental para el correcto y normal funcionamiento de la glándula tiroides. Estas hormonas intervienen en muchas reacciones bioquímicas, especialmente la actividad enzimática y la síntesis de proteínas. Regulan varios procesos fisiológicos que incluyen el desarrollo, el crecimiento, el metabolismo y la función reproductiva.
* Desarrollo fetal e infantil: el iodo interviene en el crecimiento y el desarrollo, siendo imprescindible para las mujeres que están embarazadas o durante la lactancia.
* Función cognitiva infantil: fundamental para el desarrollo del cerebro y del sistema nervioso.
* Prevención de displasia mamaria y cambios fibroquísticos de las mamas: dosis altas de iodo pueden reducir el dolor y otros síntomas relacionados con estos cambios. Esto se debería a la influencia del iodo sobre los estrógenos y su efecto sobre los tejidos mamarios.
* Mejora la función del sistema inmunitario: diversos estudios sugieren que la ingesta inadecuada del iodo perjudica al sistema de defensa de nuestro organismo y esto se asociaría a una mayor incidencia del cáncer.
* Prevención de cáncer tiroideo: las personas con deficiencia de iodo expuestas a iodo radiactivo (accidentes en reactores nucleares) presente en el medio ambiente, tienen altas probabilidades de desarrollar cáncer tiroideo, especialmente los niños.
* Desinfectante de la piel: el iodo ayuda a desactivar bacterias de la piel.
* Interviene en la síntesis y regulación de las hormonas tiroideas: el iodo es un componente esencial de las hormonas tiroideas triidotironina y tiroxina siendo por ello fundamental para el correcto y normal funcionamiento de la glándula tiroides. Estas hormonas intervienen en muchas reacciones bioquímicas, especialmente la actividad enzimática y la síntesis de proteínas. Regulan varios procesos fisiológicos que incluyen el desarrollo, el crecimiento, el metabolismo y la función reproductiva.

* Función cognitiva infantil: fundamental para el desarrollo del cerebro y del sistema nervioso.
* Prevención de displasia mamaria y cambios fibroquísticos de las mamas: dosis altas de iodo pueden reducir el dolor y otros síntomas relacionados con estos cambios. Esto se debería a la influencia del iodo sobre los estrógenos y su efecto sobre los tejidos mamarios.
* Mejora la función del sistema inmunitario: diversos estudios sugieren que la ingesta inadecuada del iodo perjudica al sistema de defensa de nuestro organismo y esto se asociaría a una mayor incidencia del cáncer.
* Prevención de cáncer tiroideo: las personas con deficiencia de iodo expuestas a iodo radiactivo (accidentes en reactores nucleares) presente en el medio ambiente, tienen altas probabilidades de desarrollar cáncer tiroideo, especialmente los niños.
* Desinfectante de la piel: el iodo ayuda a desactivar bacterias de la piel.
La
carencia de yodo es responsable no sólo de la extensión del bocio y del
cretinismo endémicos, sino también del retraso en el crecimiento físico y en el
desarrollo intelectual y de una variedad de otras enfermedades.
* Hipotiroidismo. La falta de yodo en personas adultas puede provocar un
trastorno en la síntesis de hormonas tiroideas que se manifiesta por fatiga,
aumento de peso, palidez de piel, intolerancia al frío, lentitud de movimiento
y de pensamiento.
* Cretinismo. se produce por la falta de yodo durante la primera infancia y se caracteriza
por retardo psicomotor, un retraso grave en el desarrollo físico y mental. El
cretino es un niño de corta estatura, boca entreabierta con la lengua afuera,
nariz ancha aplanada, ojos más separados, poco cabello, piel seca, barrigón
(con hernia en el ombligo).
* Retardo mental. El niño no aprende a sentarse, caminar, hablar, no aprende
tareas de la casa ni juegos, se retrasa en crecer. Se comporta como un tonto y
no progresa en el colegio.
* Sordomudez. La persona no puede oír ni hablar.
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Niños tibetanos |
Una
causa menos importante de TCY es el consumo de varios alimentos que se dice son
bociogénicos o que contienen bociógenos. Los bociógenos son «antinutrientes»
que afectan en forma adversa la absorción y utilización adecuada de yodo o
tienen actividad antitiroidea. Los alimentos del género Brassica, como repollo,
col rizada y colza, y semillas de mostaza contienen bociógenos, lo mismo que
algunas raíces como yuca y nabos.
Si
durante el embarazo hay una severa deficiencia de yodo en la alimentación de la
madre, estará alterada la síntesis de las hormonas tiroideas de la madre y del
feto.
Las
hormonas tiroideas desempeñan un papel esencial en la maduración del cerebro. La
falta de estas hormonas durante la etapa fetal ocasiona un daño cerebral
irreversible y un retardo mental permanente.
El feto
necesita de las hormonas tiroideas de la madre, que atraviesan la placenta
desde el inicio de la concepción, en cuantía suficiente para mantener un
desarrollo fetal normal hasta que el feto empieza a desarrollar su propio
sistema de producción.
Otras
consecuencias de la carencia del yodo en el feto son los partos prematuros,
abortos, y mayor mortalidad perinatal. La carencia de yodo puede ser motivo de
un aumento de las malformaciones fetales en las comunidades que se encuentran
en estas condiciones y ello puede alterar significativamente el desarrollo de
comunidades que se encuentran incluidas dentro de un área de estas
características.
Es
particularmente importante que la alimentación de las embarazadas contenga
suficiente yodo, pues este mineral es un nutriente indispensable para el
desarrollo del feto, y en especial de su cerebro. La carencia de yodo durante
el embarazo no sólo produce lesiones cerebrales en el feto sino también bajo peso
en el recién nacido, nacimiento prematuro y mayor mortalidad perinatal e
infantil.
La
carencia de yodo durante el embarazo aumenta las probabilidades de muerte de la
madre, del aborto espontáneo y de la mortalidad fetal tardía.
Un equipo internacional de científicos, pertenecientes al proyecto europeo Nutrimenthe, que coordina la profesora de la Universidad de Granada (UGR) Cristina Campoy, ha constatado que el déficit de yodo durante el embarazo tiene efectos perjudiciales en el desarrollo cognitivo del niño.
Los resultados de esta investigación, publicados en la revista The Lancet en julio 2013, revelan que los niños nacidos de madres que presentaron deficiencia de yodo durante la gestación mostraron, a los ocho años, un coeficiente intelectual tres puntos inferior que los demás, y peor habilidad para la lectura a los nueve años.
Los hallazgos de déficit cognitivo relacionado con el yodo surgen tras un reciente análisis del estudio Alspac, realizado por las profesoras Sara Bath y Pauline Emmett en el contexto del proyecto europeo Nutrimenthe.
En el estudio Alspac, los científicos reclutaron a más de 10.000 mujeres embarazadas, a quienes se tomaron muestras de orina, para analizar las concentraciones de yodo que había en ellas, en concreto en un total de 1.040.
Posteriormente, cuando los hijos de estas mujeres tenían ocho y nueve años, les pasaron pruebas de neuro-desarrollo y evaluaron sus diferentes habilidades cognitivas, relacionando los resultados obtenidos con los niveles de yodo registrados en los embarazos de sus madres.
Tras el análisis de los datos, los científicos descubrieron que a los ocho años hay tres puntos de diferencia en el coeficiente intelectual de los niños nacidos de madres con bajas concentraciones de yodo en los primeros meses del embarazo, frente a aquellos provenientes de mujeres que tenían niveles de yodo por encima del límite mínimo.
Ante estos resultados, los expertos recomiendan una ingesta suficiente de yodo en las mujeres embarazadas, a quienes aconsejan obtenerlo a partir de alimentos naturales, principalmente del pescado, marisco y productos lácteos.
Los
niños pequeños también están especialmente expuestos, pues durante los dos
primeros años de vida el cerebro sigue necesitando yodo para desarrollarse.
Además, la carencia de yodo en los niños produce trastornos del desarrollo
físico y cognitivo e hipotiroidismo.
Los
niños necesitan ingerir a diario yodo para que su crecimiento y su desarrollo
intelectual sea el adecuado. Una cucharadita de sal yodada al día es suficiente
para cubrir las necesidades y evitar problemas de tiroides en los más pequeños.
la cantidad de sal yodada que cabe en una cucharadita de café, al día, (unos 3
gramos) es suficiente para prevenir la deficiencia de yodo.
El déficit de yodo en las embarazadas disminuye el
coeficiente intelectual de sus hijos.
La
consecuencia menos visible y tal vez más generalizada de la carencia de yodo es
la pérdida de potencial intelectual: los niños
que padecen carencia de yodo pueden llegar a perder entre 10 y 15 puntos
de su cociente intelectual. Las poblaciones más propensas a la carencia de yodo
son aquellas que viven en zonas montañosas y alejadas donde carecen de acceso a
los alimentos ricos en yodo, como los peces de mar y las algas marinas. También
son más vulnerables a la carencia de yodo las personas que habitan en zonas de
inundaciones frecuentes, que impiden que los micro nutrimentos se fijen en el
suelo.
*
Añadiendo un suplemento a los alimentos, en particular utilizando sal yodada
como sal de mesa y condimentación.
*
Alimentación variada con productos del mar.
La
prevención de la carencia de yodo no es ni difícil ni costosa. Uno de los
métodos mejores y más baratos de prevenirla consiste simplemente en yodar la
sal de mesa, que cuando se ejecuta y vigila de modo correcto, ha demostrado ser
muy efectiva en muchos países. Se ha observado una mejora espectacular del
estado nutricional de la población en relación con el yodo en todos los lugares
donde hace más de un año que se yoda la sal de mesa.
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La sal yodada debe guardarse en depósitos con tapa para evitar que se ventile el yodo |
Para
prevenir las enfermedades conocidas colectivamente como trastornos causados por
la carencia de yodo basta con consumir una sola cucharadita de yodo repartida
en cantidades minúsculas y en lapsos periódicos durante toda una vida. La
yoduración de la sal es la solución más lógica y eficaz contra los trastornos
causados por la carencia de yodo, dado que de esta manera el yodo se consume de
manera gradual. Además, se trata de una solución segura, sostenible y
económica, a un costo de cinco centavos de dólar estadounidense por año y por
persona. El proceso de yoduración de la sal se empleó por primera vez en Suiza
en 1922, y desde entonces se ha empleado también en el resto del mundo
occidental.
El
contenido de yodo de diversos alimentos varía ampliamente, pero la cantidad de
yodo en los alimentos básicos comunes, como cereales o raíces depende más del
contenido de yodo del suelo donde se cultiva la siembra, que del alimento en
sí. Debido a que la cantidad de yodo en alimentos como arroz, maíz, trigo o
legumbres depende de dónde se cultivan, las tablas de composición de los
alimentos quizá no suministran cifras confiables en cuanto a su contenido de
yodo. Los alimentos del mar, incluso almejas, pescado y productos vegetales,
como las algas marinas, son por lo general ricos en yodo.
Son
principalmente los alimentos de origen marino:
*
Pescados de mar
* Mariscos
* Conservas de pescado
* La
sal yodada.
* En
adultos y adolescentes: 150 microgramos
* En el
niño: 90 microgramos
* En la
mujer embarazada o lactante: 200 microgramos.
Si la
sal yodada estuviera presente en la cadena alimentaria a todos los niveles, la
ingesta de yodo con la alimentación de cada día, sería, muy probablemente,
suficiente. Mientras tanto, se recomienda la suplementación con yoduro potásico
durante el embarazo y la lactancia, y que la sal que se consuma en las familias
sea sal yodada.
La
deficiencia grave de yodo sigue siendo un problema central donde el suelo
carece de yodo, la población consume pocos mariscos y la sal no es yodada.
Según
las últimas estimaciones de la OMS, 2000 millones de personas, lo que equivale
a la tercera parte de la población mundial, están expuestas a padecer carencia
de yodo. Aunque esta carencia sea más grave en los países en desarrollo, afecta
a todos los países por igual.
La
forma más segura de garantizar que se está tomando el yodo necesario es
utilizar sistemáticamente medidas correctoras y la más fácil es la utilización
de la sal yodada.
En
muchas áreas de América Latina, Asia y África, la carencia de yodo es una causa
de retardo mental y de incapacidad en los niños para el desarrollo pleno de su
potencial psicológico. También se asocia con mayores tasas de pérdidas fetales
(incluso abortos espontáneos y mortinatos), sordomudez, ciertos defectos
congénitos y anormalidades neurológicas.
La
carencia de yodo es la principal causa de lesiones cerebrales durante la
infancia. Produce una alteración del desarrollo cognitivo y motor que influye
en el rendimiento escolar del niño. En la edad adulta, merma la productividad y
la capacidad de encontrar empleo. Las personas con carencia de yodo pueden
tener una pérdida de hasta 15 puntos en el coeficiente intelectual; casi 50
millones de personas padecen distintos grados de lesiones cerebrales por esta
causa.
En
muchas poblaciones, sobre todo en los países industrializados del Norte y en
los grupos pudientes de casi todas partes, la alimentación no depende
principalmente de los alimentos que se cultivan en la localidad. Como
consecuencia, muchos de los alimentos comprados y consumidos pueden contribuir
sustancialmente al consumo de yodo. Por ejemplo, las personas que viven en las
Montañas Rocosas de Norteamérica, donde el bocio era endémico, ahora no
dependen de modo exclusivo de alimentos producidos localmente; pueden consumir
pan que se prepara con trigo cultivado en las planicies centrales de
Norteamérica, arroz de Tailandia, hortalizas de México o California, mariscos
de la costa atlántica, etc. De manera semejante, los grupos pudientes en La
Paz, Bolivia, consumen muchos alimentos que no se cultivan en el altiplano y
estos alimentos importados tendrán cantidades adecuadas de yodo. En contraste,
los pobres de las tierras altas bolivianas comen sobre todo alimentos pobres en
yodo que se producen localmente y, por lo tanto, pueden desarrollar bocio.
Debido
a los efectos adversos de la carencia de yodo en el desarrollo cerebral, la 58ª
Asamblea Mundial de la Salud adoptó una resolución en la que se insta a la
comunidad internacional, y en particular a la OMS y el UNICEF, a redoblar los
esfuerzos encaminados a combatir la carencia de yodo en los 54 países más
afectados. Las actuaciones deben comprender:
* un
compromiso decidido de las autoridades de salud pública;
* la
educación del público;
* una
colaboración efectiva con todas las partes interesadas, en especial la
industria de la sal;
* un
buen sistema de seguimiento para asegurarse de que la sal esté debidamente
yodada;
* legislaciones nacionales sobre la sal yodada que se apliquen efectivamente.
Evidentemente,
en vez de tratar a cada persona con bocio causado por carencia de yodo, es
preferible tomar medidas para controlar la carencia de yodo en la comunidad, el
distrito o la nación. La más común y casi siempre la mejor medida es la sal
yodada, que reducirá la prevalencia y además la gravedad del bocio, en un período
más o menos corto entre quienes consuman la sal.
Fuentes :
Organización
mundial de la salud
Unicef
FAO
La deficiencia en yodo constituye la causa más importante, previsible, de daño cerebral en el feto y en el recién nacido y de retardo psicomotor en el niño. Cuando se elimine este problema se habrá alcanzado un triunfo sanitario a escala mundial de extraordinaria importancia, similar al conseguido con la erradicación de la poliomielitis y la viruela.
Ver :
La mejor dieta para tu cerebro
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Parálisis cerebral infantil – 2
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