En el cerebro, el hierro es necesario para la síntesis tanto de los neurotransmisores como de la mielina
En seres humanos el hierro es un constituyente de la proteína denominada “heme” la cual se encuentra en los glóbulos rojos. Hemoproteínas o proteínas que contienen heme se utilizan en el transporte de oxígeno y para la eliminación del dióxido de carbono, el último un producto de desecho del metabolismo celular.
El hierro también cataliza la formación de las llamadas especies reactivas de oxígeno. Estos intermediarios químicos reactivos generan una cascada de interacciones que en última instancia modifican o destruyen la función de macromoléculas biológicas, es decir, proteínas, carbohidratos, lípidos y ácidos nucleicos. Cada vez que hay un desequilibrio entre las especies reactivas de oxígeno y la capacidad del organismo para neutralizarlos, las células en el cuerpo experimentan un estrés oxidativo. Esta cascada de eventos puede conducir a la muerte celular prematura, incluyendo las que se encuentran en el cerebro.
Bebés con una deficiencia de
hierro manifiestan retrasos en el desarrollo conductual y cognitivo. A pesar de
los suplementos de hierro, algunos bebés con deficiencia de hierro no recuperan
las facultades perdidas. Aún más sorprendente, muchos de estos niños con una
deficiencia de hierro congénita pueden empeorar a medida que envejecen. Estos
déficits cognitivos parecen estar asociados directamente a la deficiencia de hierro
y no a la anemia que se desarrolla concomitantemente a la deficiencia de hierro.
Los déficits en la
biodisponibilidad del hierro a menudo resultan en alteraciones en la producción
y la función de la dopamina y neurotransmisores opiáceos.
Algunos estudios afirman que la
deficiencia de hierro y la anemia son comunes en niños con trastorno del
espectro autista (TEA). Niveles bajos de hierro, cuando se combinan con la edad
materna avanzada, se asocian con un aumento de riesgo para el autismo que es 5
veces mayor.
Deficiencia de hierro durante el embarazo aumenta el riesgo de autismo
Un nuevo estudio desarrollado por investigadores del Instituto
MIND (Medical Investigation of
Neurodevelopmental Disorder) perteneciente a la Universidad de California, publicado
en American Journal of Epidemiology
en setiembre 2014, ha demostrado que las madres de niños que son diagnosticados
con autismo son definitivamente menos propensas a tomar suplementos de hierro,
tanto antes como durante el embarazo, comparadas a aquellas mujeres que tienen
niños sanos.
Un consumo deficiente de
hierro se asocia a un aumento de 5 veces en el riesgo de desarrollar
autismo durante la infancia, sobretodo en los casos en los que las madres
tenían 35 o más años al momento del nacimiento o si padecían algún tipo de
enfermedad como la obesidad, la diabetes o la hipertensión.
Se trata de la primera investigación
destinada a analizar por completo la relación existente entre la ingesta de
hierro de la madre y la posibilidad de que tengan niños con algún trastorno del
espectro autista, siendo un peligro que se incrementa sobretodo teniendo en
cuenta las características de la madre, el peso, la edad y su salud.
Para este estudio se contó con la participación de madres e hijos entre 2002 y 2009, siendo un grupo
que incluía tanto a madres de niños con autismo como a madres de niños que se
desarrollaron con normalidad.
La deficiencia de hierro es reconocida como la más frecuente,
especialmente durante el embarazo, afectando a cerca del 50% de las embarazadas
y sus bebés. Se trata de una sustancia sumamente importante ya que cumple un
papel fundamental en el proceso del desarrollo temprano del cerebro del bebé,
justo en lo que tiene que ver con la función inmune, la producción de
neurotransmisores y la mielinización, por lo que la recomendación principal a
todas las madres es que no descuiden este aspecto de su salud.
En un estudio previo se llegó a la conclusión de que los hijos de
madres que tomaban suplementos de ácido fólico desde las primeras semanas del
embarazo tenían menos riesgo de padecer autismo. El ácido fólico es importante para
un buen desarrollo del tubo neural y los cordones posteriores de la médula,
para evitar en el niño enfermedades como la espina bífida o mielomeningocele (se produce cuando la parte del tubo neural no se
cierra completamente para formar el cerebro y la médula espinal entre el 23 y
26 día de embarazo).
La deficiencia de ácido fólico o vitamina B se ha relacionado con
un mayor riesgo de autismo. Tanto el ácido fólico y el hierro están
involucrados en el desarrollo del cerebro del feto.
La falta de hierro en las primeras etapas del embarazo afecta al desarrollo cerebral del niño
Según un estudio publicado en el revista PLoS ONE en 2011, la
deficiencia materna de hierro en estadios tempranos del embarazo puede tener un
efecto profundo y duradero sobre el desarrollo cerebral del niño, incluso si la
falta de hierro no es suficiente para causar una anemia grave.
Se estudió la relación entre la ingesta de hierro materno y los
niveles de hierro fetales a través de la dieta, para poder precisar los
períodos críticos de la gestación cuando el desarrollo del sistema nervioso
central es más vulnerable. Los investigadores observaron que el período crítico
se inicia en las semanas previas a la concepción hasta el primer trimestre e
inicio del segundo trimestre. La deficiencia de hierro que se inicia en el
tercer trimestre no parece dañar el cerebro en desarrollo, y parece que, el
momento de la deficiencia de hierro es mucho más importante que el grado de
deficiencia.
Se utilizó una prueba no invasiva llamada análisis de la respuesta
auditiva del tronco cerebral, o ABR (auditory brainstem response analysis), para medir la función cerebral. Esta
prueba permite detectar la velocidad con la que la información se desplaza
desde el oído hasta el cerebro y, de este modo, conocer las deficiencias o los
cambios que se producen en la mielina.
Prevalencia a nivel mundial
La ferropenia o deficiencia de hierro es la carencia nutricional más frecuente. La Organización Mundial de la Salud estima que afecta a la cuarta parte de la población mundial. Constituye un verdadero problema de salud pública. La carencia afecta a grupos vulnerables en etapas criticas del ciclo vital: lactantes, preescolares, adolescentes y mujeres.

En el Perú, según la OMS, la anemia es un problema severo de salud pública que afecta a más del 50% de los niños en edad preescolar, al 42% de madres gestantes y al 40% de las mujeres en edad fértil que no están gestando. Estos niveles de prevalencia en cada grupo poblacional hacen del Perú el país más afectado por la anemia de toda Sudamérica (solo igual que Guyana) y lo sitúan en una situación comparable a la de la mayoría de países del África.
Hierro durante el embarazo
En el embarazo, la mujer necesita una dosis de hierro más elevada
de la que normalmente requiere. El hierro es necesario para la producción de la
hemoglobina en las células rojas de la sangre materna y fetal, una proteína
encargada de llevar el oxígeno de los pulmones al resto de las células del
cuerpo.
Debido al aumento de volumen de sangre que se produce en la mujer
durante el embarazo es fundamental que cuente con reservas de hierro en su
organismo para garantizar el aporte de oxígeno necesario para el bebé. El bebé
depende de la sangre de su madre y del hierro que ella consume para producir
las células rojas de su sangre, y es a partir del segundo trimestre cuando
requiere mayor cantidad.
Es habitual que la embarazada tenga una leve deficiencia de hierro
en el organismo.
La dosis de hierro recomendada en el embarazo es de 30 mg
diarios, es decir más del 30% de la dosis habitualmente indicada.
La anemia en el embarazo no tratada adecuadamente aumenta el
riesgo de parto prematuro, de deficiencias fetales, de bajo peso al nacer e
incluso de mortalidad materna postparto en los casos más acusados.
Alimentos ricos en hierro para el embarazo
Las necesidades de hierro en el embarazo aumentan de 1-2,5 mg/día al principio hasta 6,5 mg al final del embarazo.
Una dieta equilibrada es suficiente para compensar este requerimiento pues el
organismo de la embarazada es tan sabio que también va aumentando la capacidad
de absorción del hierro a medida que avanza la gestación.
Los alimentos con principales fuentes de hierro son :
* Legumbres y cereales : garbanzos,
lentejas, frijoles, habas, judías, guisantes, galletas, arroz integral, pan
integral y soja. Los cereales en el desayuno son una excelente opción, hay
algunos que contienen hierro añadido.
* Verduras, hortalizas y frutas :
espinacas, acelgas, escarola, ajo, brocoli, perejil, coles, alcachofas,
remolacha, rábanos, puerros y fresas.
* Carnes : res, caballo, cerdo,
cordero, conejo, pato, pollo, pavo, ternera e hígado, especialmente de ternera
y de cordero.
* Lácteos : huevos, yogur, leche y
queso.
* Frutos secos : almendras, pistachos, avellanas,
nueces, piñones, frutas deshidratadas como ciruelas y dátiles.
Los alimentos ricos en
vitamina C ayudan a que el hierro de los alimentos sea mejor absorbido,
mientras que el té y el café son bebidas que bloquean la absorción de este
mineral, por lo cual se recomienda evitarlas una hora antes y una hora después
de las comidas.
Las directrices actuales establecen que el nivel máximo de consumo
tolerable es de 45 miligramos al día. El exceso de hierro obtenido a partir de
suplementos puede ser tóxico.
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