mayo 27, 2015

Hierro y Autismo



En el cerebro, el hierro es necesario para la síntesis tanto de los neurotransmisores como de la mielina


En seres humanos el hierro es un constituyente de la proteína denominada “heme” la cual se encuentra en los glóbulos rojos. Hemoproteínas o proteínas que contienen heme se utilizan en el transporte de oxígeno y para la eliminación del dióxido de carbono, el último un producto de desecho del metabolismo celular.

El hierro también cataliza la formación de las llamadas especies reactivas de oxígenoEstos intermediarios químicos reactivos generan una cascada de interacciones que en última instancia modifican o destruyen la función de macromoléculas biológicas, es decir, proteínas, carbohidratos, lípidos y ácidos nucleicos. Cada vez que hay un desequilibrio entre las especies reactivas de oxígeno y la capacidad del organismo para neutralizarlos, las células en el cuerpo experimentan un estrés oxidativo. Esta cascada de eventos puede conducir a la muerte celular prematura, incluyendo las que se encuentran en el cerebro.

En el cerebro, el hierro es necesario para la síntesis tanto de neurotransmisores como de la mielina  el material que aísla las proyecciones de las neuronas. El desarrollo normal del cerebro requiere de la disponibilidad de hierro a edades en particular y en regiones especificas del cerebro.

Bebés con una deficiencia de hierro manifiestan retrasos en el desarrollo conductual y cognitivo. A pesar de los suplementos de hierro, algunos bebés con deficiencia de hierro no recuperan las facultades perdidas. Aún más sorprendente, muchos de estos niños con una deficiencia de hierro congénita pueden empeorar a medida que envejecen. Estos déficits cognitivos parecen estar asociados directamente a la deficiencia de hierro y no a la anemia que se desarrolla concomitantemente a la deficiencia de hierro.

Los déficits en la biodisponibilidad del hierro a menudo resultan en alteraciones en la producción y la función de la dopamina y neurotransmisores opiáceos.

Algunos estudios afirman que la deficiencia de hierro y la anemia son comunes en niños con trastorno del espectro autista (TEA). Niveles bajos de hierro, cuando se combinan con la edad materna avanzada, se asocian con un aumento de riesgo para el autismo que es 5 veces mayor.


Deficiencia de hierro durante el embarazo aumenta el riesgo de autismo


Un nuevo estudio desarrollado por investigadores del Instituto MIND (Medical Investigation of Neurodevelopmental Disorder) perteneciente a la Universidad de California, publicado en American Journal of Epidemiology en setiembre 2014, ha demostrado que las madres de niños que son diagnosticados con autismo son definitivamente menos propensas a tomar suplementos de hierro, tanto antes como durante el embarazo, comparadas a aquellas mujeres que tienen niños sanos.

Un consumo deficiente de hierro se asocia a un aumento de 5 veces en el riesgo de desarrollar autismo durante la infancia, sobretodo en los casos en los que las madres tenían 35 o más años al momento del nacimiento o si padecían algún tipo de enfermedad como la obesidad, la diabetes o la hipertensión.

Se trata de la primera investigación destinada a analizar por completo la relación existente entre la ingesta de hierro de la madre y la posibilidad de que tengan niños con algún trastorno del espectro autista, siendo un peligro que se incrementa sobretodo teniendo en cuenta las características de la madre, el peso, la edad y su salud.

Para este estudio se contó con la participación de madres e hijos entre 2002 y 2009, siendo un grupo que incluía tanto a madres de niños con autismo como a madres de niños que se desarrollaron con normalidad.

La deficiencia de hierro es reconocida como la más frecuente, especialmente durante el embarazo, afectando a cerca del 50% de las embarazadas y sus bebés. Se trata de una sustancia sumamente importante ya que cumple un papel fundamental en el proceso del desarrollo temprano del cerebro del bebé, justo en lo que tiene que ver con la función inmune, la producción de neurotransmisores y la mielinización, por lo que la recomendación principal a todas las madres es que no descuiden este aspecto de su salud.
Espina bífida

En un estudio previo se llegó a la conclusión de que los hijos de madres que tomaban suplementos de ácido fólico desde las primeras semanas del embarazo tenían menos riesgo de padecer autismo. El ácido fólico es importante para un buen desarrollo del tubo neural y los cordones posteriores de la médula, para evitar en el niño enfermedades como la espina bífida o mielomeningocele (se produce cuando la parte del tubo neural no se cierra completamente para formar el cerebro y la médula espinal entre el 23 y 26 día de embarazo).

La deficiencia de ácido fólico o vitamina B se ha relacionado con un mayor riesgo de autismo. Tanto el ácido fólico y el hierro están involucrados en el desarrollo del cerebro del feto.



La falta de hierro en las primeras etapas del embarazo afecta al desarrollo cerebral del niño


Según un estudio publicado en el revista PLoS ONE en 2011, la deficiencia materna de hierro en estadios tempranos del embarazo puede tener un efecto profundo y duradero sobre el desarrollo cerebral del niño, incluso si la falta de hierro no es suficiente para causar una anemia grave.

Se estudió la relación entre la ingesta de hierro materno y los niveles de hierro fetales a través de la dieta, para poder precisar los períodos críticos de la gestación cuando el desarrollo del sistema nervioso central es más vulnerable. Los investigadores observaron que el período crítico se inicia en las semanas previas a la concepción hasta el primer trimestre e inicio del segundo trimestre. La deficiencia de hierro que se inicia en el tercer trimestre no parece dañar el cerebro en desarrollo, y parece que, el momento de la deficiencia de hierro es mucho más importante que el grado de deficiencia.

Se utilizó una prueba no invasiva llamada análisis de la respuesta auditiva del tronco cerebral, o ABR (auditory brainstem response analysis), para medir la función cerebral. Esta prueba permite detectar la velocidad con la que la información se desplaza desde el oído hasta el cerebro y, de este modo, conocer las deficiencias o los cambios que se producen en la mielina.


Prevalencia a nivel mundial


La ferropenia o deficiencia de hierro es la carencia nutricional más frecuente. La Organización Mundial de la Salud estima que afecta a la cuarta parte de la población mundial. Constituye un verdadero problema de salud pública. La carencia afecta a grupos vulnerables en etapas criticas del ciclo vital: lactantes, preescolares, adolescentes y mujeres.

Se estima que en países industrializados alrededor del 7% de los menores de 5 años sufre anemia ferropénica, mientras que en países en vías de desarrollo la prevalencia alcanza o excede el 50%.

En el Perú, según la OMS, la anemia es un problema severo de salud pública que afecta a más del 50% de los niños en edad preescolar, al 42% de madres gestantes y al 40% de las mujeres en edad fértil que no están gestando. Estos niveles de prevalencia en cada grupo poblacional hacen del Perú el país más afectado por la anemia de toda Sudamérica (solo igual que Guyana) y lo sitúan en una situación comparable a la de la mayoría de países del África.


Hierro durante el embarazo


En el embarazo, la mujer necesita una dosis de hierro más elevada de la que normalmente requiere. El hierro es necesario para la producción de la hemoglobina en las células rojas de la sangre materna y fetal, una proteína encargada de llevar el oxígeno de los pulmones al resto de las células del cuerpo.

Debido al aumento de volumen de sangre que se produce en la mujer durante el embarazo es fundamental que cuente con reservas de hierro en su organismo para garantizar el aporte de oxígeno necesario para el bebé. El bebé depende de la sangre de su madre y del hierro que ella consume para producir las células rojas de su sangre, y es a partir del segundo trimestre cuando requiere mayor cantidad.

Es habitual que la embarazada tenga una leve deficiencia de hierro en el organismo.

La dosis de hierro recomendada en el embarazo es de 30 mg diarios, es decir más del 30% de la dosis habitualmente indicada.

La anemia en el embarazo no tratada adecuadamente aumenta el riesgo de parto prematuro, de deficiencias fetales, de bajo peso al nacer e incluso de mortalidad materna postparto en los casos más acusados.


Alimentos ricos en hierro para el embarazo




Durante la gestación aumenta el volumen del plasma sanguíneo por lo que la mujer necesita aumentar el consumo de alimentos ricos en hierro para garantizar el aporte de oxígeno que requiere el bebé para crecer sano.

Las necesidades de hierro en el embarazo aumentan de 1-2,5 mg/día al principio hasta 6,5 mg al final del embarazo. Una dieta equilibrada es suficiente para compensar este requerimiento pues el organismo de la embarazada es tan sabio que también va aumentando la capacidad de absorción del hierro a medida que avanza la gestación.

Los alimentos con principales fuentes de hierro son :

* Pescados y mariscos : mejillones, almejas, berberechos, ostras, sardinas, boquerones, calamares, pulpo, rape, langostinos, gambas, vieiras, pescadilla, lubina.
* Legumbres y cereales : garbanzos, lentejas, frijoles, habas, judías, guisantes, galletas, arroz integral, pan integral y soja. Los cereales en el desayuno son una excelente opción, hay algunos que contienen hierro añadido.
* Verduras, hortalizas y frutas : espinacas, acelgas, escarola, ajo, brocoli, perejil, coles, alcachofas, remolacha, rábanos, puerros y fresas.
* Carnes : res, caballo, cerdo, cordero, conejo, pato, pollo, pavo, ternera e hígado, especialmente de ternera y de cordero.
* Lácteos : huevos, yogur, leche y queso.
* Frutos secos : almendras, pistachos, avellanas, nueces, piñones, frutas deshidratadas como ciruelas y dátiles.

Los alimentos ricos en vitamina C ayudan a que el hierro de los alimentos sea mejor absorbido, mientras que el té y el café son bebidas que bloquean la absorción de este mineral, por lo cual se recomienda evitarlas una hora antes y una hora después de las comidas.

Suplemento de hierro. Siempre que no produzca rechazo, lo ideal es tomarlo en ayunas acompañado de alguna bebida rica en vitamina C como un zumo de naranja, por ejemplo, para facilitar su absorción.
Las directrices actuales establecen que el nivel máximo de consumo tolerable es de 45 miligramos al día. El exceso de hierro obtenido a partir de suplementos puede ser tóxico.

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