junio 27, 2013

Los Niños y el Uso de Videojuegos y Pantallas Interactivas



Actualización : Enero 2, 2017

Televisor, ordenador, consola, móvil, tableta. En la última década,
 las pantallas se han multiplicado en nuestra vida. Es necesario reflexionar sobre la relación que se establece entre los niños y las pantallas.

Una de las mayores preocupaciones en cuanto a la relación entre niños y adolescentes con la tecnología tiene que ver con las consecuencias de una conexión excesiva. Para los pediatras, ese exceso está detrás de un descenso en la actividad física, en el aprendizaje “en vivo” y en la interacción social cara a cara, aspectos todos ellos críticos en el proceso de aprendizaje. Además, consideran que demasiado tiempo de pantalla perjudica el descanso y la calidad del sueño.

La mayor parte de estudios alertan sobre los efectos negativos que puede tener para la salud a diferentes niveles una sobreexposición a pantallas. En el mejor de los casos, y siempre que se respete el tiempo máximo de exposición, la visión de programas educativos adecuados a la edad del niño o el uso de aplicaciones educativas parece no tener efecto negativo o incluso mostrar cierto efecto beneficioso, pero éste no es superior al que se puede experimentar mediante otros materiales educativos o mediante la experimentación directa con el entorno.


Informe de la Academia de Ciencias de Francia

Los niños y las pantallas” (L'enfant et les écrans) es un informe de la Academia de Ciencias de Francia que por primera vez trata de analizar el efecto de las pantallas en los cerebros de los niños. Este informe es fruto de dos años de trabajo en el que se han integrado los resultados de un gran número de investigaciones en los campos de la neurobiología, la farmacología, la medicina o la psicología, combinando cultura digital y cultura clásica. Para la Academia, lo principal es ser conscientes de la revolución de esta cultura digital y de los cambios radicales que supone para el funcionamiento del cerebro.

Lo más importante es enseñar a un niño/a que una tableta sólo es un medio de intercambio que permite descubrir lo que se puede hacer con Internet, nombrar lo que ve, aprender a interactuar y a comprender. Pero, el niño no hace todo eso espontáneamente. Y ninguna computadora táctil puede ayudarle a hacerlo por sí solo.

El informe, presentado en enero 2013, se aleja de los efectos nocivos de pantallas  sobre el sueño, la falta de atención  y remarca los efectos positivos de la exposición a las mismas, especialmente referido a los niños más pequeños. Así, se huye de la palabra ‘adicción’  y sugiere el término ‘dependencia’, para remarcar que hoy en día debería verse las pantallas y los libros como algo complementario.

Los autores sostienen que los videojuegos mejoran la capacidad de atención visual y fomentan la identificación del objetivo, la flexibilidad, la atención y la toma de decisiones rápida, entre otras capacidades.

La inteligencia digital puede ser más fluida, más rápida y multitarea que la cultura literaria clásica, que es más lenta, pero más profunda. Pero esas dos culturas no son incompatibles, y si nuestros hijos aprenden a manejarlas con destreza y combinarlas, podrán llegar a hacer maravillas que eran impensables para las generaciones pasadas.

Para que esta adaptación a las pantallas, especialmente rápida en la escala de la evolución humana, se lleve a cabo de la mejor manera posible, haría falta una pedagogía adecuada para cada edad, pensada en función de la maduración del cerebro y el desarrollo cognitivo.

No se pretende destruir el entorno digital de los niños. Lo que se tiene que hacer es educar a los niños en su relación con las pantallas desde la más tierna edad a condición de evitar una exposición pasiva, como la de dejarlos solos frente al televisor, sin explicarles y dialogar con ellos sobre las imágenes que reciben.

Para que el cerebro se desarrolle correctamente, el principio debe seguir siendo el de que hay que estimularlo de formas muy variadas, digitales y no digitales, indica el informe.

Más adelante, hay que ayudar a los niños a distinguir claramente lo virtual de lo real, a adquirir la distancia necesaria para que sean capaces de auto-controlarse.


Incluso en el caso de los bebés menores de dos años, los expertos de la Academia se niegan a recomendar una prohibición de las pantallas.

El documento incluye 26 recomendaciones, al tiempo que examina los riesgos potenciales de las nuevas tecnologías para el cerebro y la psiquis, sin, por otro lado, pasar por alto todos los beneficios que los niños pueden obtener si hacen un buen uso de ellas.

El  informe propone sugerencias de acuerdo a la edad de cada niño o niña en el uso de pantallas,  para ayudar en el desarrollo cognitivo de los mismos y a entender la clasificación de formas, colores y  sonidos :

* Para los bebés, una tableta digital puede, con la ayuda de un adulto, ayudar en el desarrollo cognitivo del niño para ayudar a entender la clasificación de formas, colores, sonidos.

* Entre los 2 y los 6 años se desarrolla la inteligencia en relación con lo representativo y simbólico y las pantallas pueden ayudar a entender la diferencia entre lo real y lo virtual. También existen videojuegos que ayudan a identificar grafemas (letras) y fonemas (sonidos), como Graphogame.

* Para alumnos de la escuela primaria (6-12 años), existe un método pedagógico asociado a este informe y editado por la Fundación ‘La main à la pâte’, adscrita a la Academia de las Ciencias de Francia, llamado ‘Las pantallas, el cerebro y el niño’,  en el que se propone una serie de actividades a profesores para que los niños de primaria hagan un uso adecuado de las pantallas.

Cuidado con el efecto zapping. En cuanto a los videojuegos, aunque a veces pueden dar lugar a excesos patológicos, también contribuyen a mejorar las capacidades de atención visual, la flexibilidad y la toma rápida de decisiones.

La otra cara de la moneda de este tipo de juegos y de Internet, es que los niños corren el riesgo de desarrollar un pensamiento demasiado rápido y superficial, el «efecto zapping», y perder el interés por todo lo que no es digital. Para Serge Tisseron, el primer error que debe evitarse es considerar que nuestros hijos llevan las tecnologías digitales en la sangre y dejarlos que se las arreglen por sí solos. Así llegamos a la desastrosa situación actual en la que demasiados niños descubren las tecnologías digitales por sí solos. Pero tampoco hay que considerar a los niños como seres indefensos que hay que proteger, más bien hay que pensar en ellos como socios, con capacidades y deseos.

Por último, Tisseron desea darle mayor importancia a los numerosos aspectos creativos y positivos para las relaciones sociales que aportan las nuevas tecnologías, y no solamente los otros aspectos derivados.


Polémica


No obstante, hay quienes dudan de la validez de este estudio.

En Francia, este informe ha causado gran polémica, debido a que alrededor de sesenta investigadores, encabezados por Michel Desmurget, director de investigación en neurociencia en el Inserm, han firmado un comunicado crítico bajo el título: “Dejar a los niños ante las pantallas es perjudicial”.

Estos investigadores se sorprenden de la apología educativa que refleja el estudio en relación con los videojuegos y el software educativo. Algunos estudios muestran que ciertos videojuegos pueden mejorar algunas capacidades de atención periférica y selección visual. Sin embargo, esos videojuegos son a menudo juegos violentos.

Remarcan que el informe no toma en cuenta conclusiones previas como las del Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA), que vincula causalmente el consumo de ciertos contenidos en pantallas de niños y adolescentes con trastornos de la atención y dificultades de aprendizaje, o ciertas evaluaciones independientes del Departamento de Educación de EEUU que muestran que carísimos programas educativos son completamente ineficaces.

También critican que no se mencione la falta de actividad física aparejada al uso de las pantallas y sus efectos sobre la esperanza de vida, tampoco sobre el alcohol y el tabaco (la televisión es el factor principal de incitación a fumar entre los adolescentes), nada sobre trastornos alimentarios, nada sobre la violencia en las escuelas, etc.

Sobre este último punto, Michel Desmurget y los demás firmantes de la carta afirman que el informe ‘Los niños y las pantallas’ minimiza la influencia de las imágenes y los videojuegos violentos sobre la conducta agresiva.

No obstante, los críticos sostienen que miles de estudios y análisis (algunos con la participación de hasta 130.000 personas) confirman este efecto, cuya magnitud es comparable a la asociada con el cáncer de pulmón y el tabaquismo.


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Al nacer, sólo el 10% de las neuronas del bebé están conectadas. Su desarrollo, que empieza en el útero materno, progresa durante, al menos, veinte años. Cuanto más variados sean sus campos de exploración, más se desarrollará el cerebro. Es cierto que los soportes interactivos hacen menos pasivos a los usuarios más jóvenes y que, con las pantallas táctiles, los niños desarrollan una desenvoltura fascinante.

Durante sus primeros años, un niño debe descubrir a través de su cuerpo el mundo que le rodea. Moverse, saborear, tocar, medir su fuerza física, sentir el frío, el calor, el aire, el cansancio mental... experiencias reales que el mundo virtual no ofrece.

Toma por lo menos 18 meses al cerebro del bebé poder desarrollarse al punto de entender que los símbolos de la pantalla representan o tienen un equivalente en el mundo real.

Lo que los bebés y los niños pequeños necesitan más para aprender es la interacción con las personas que los rodean. La buena evidencia sugiere que la pantalla que ven antes de los 18 meses tiene efectos negativos durables en el desarrollo del idioma, destrezas de la lectura y memoria a corto plazo del niño. También contribuye a problemas con el sueño y la atención. Específicamente, los niños están programados para aprender interactuando con otras personas.

Durante los años preescolares, algunos niños aprenden algunas destrezas de la TV educativa. Los programas bien diseñados pueden enseñar a los niños literatura, matemática, ciencias, resolución de problemas y comportamiento pro-social.

La memoria a corto plazo no está muy desarrollada en los niños pequeños. Se comprueba en Primaria, cuando aprenden a leer: lo más difícil no es necesariamente descifrar las letras, sino recordar lo que acaban de leer. De modo que, ante una película o unos dibujos, el niño necesita a su lado un adulto que le ayude a enlazar las imágenes. Por eso las aplicaciones, los DVD y los juegos deben estar adaptados a la edad de los pequeños. Un niño menor de 6 años puede divertirse ante la pantalla, pero siempre que un adulto esté con él.

A partir de los 6 o 7 años, los padres, si lo desean, pueden dejar un poco más de tiempo a sus hijos frente a las pantallas: los niños ya tienen mayor capacidad para seguir tramas fantásticas, para entender las reglas o para manipular los mandos.

Es innegable que los niños sienten fascinación por las pantallas. El verdadero riesgo es que los padres acaben transformándolas en el equivalente digital de un chupete: se lo ofrecen tanto si les hace falta distraerse o tranquilizarse como si no, por defecto, como medida preventiva. El peligro en este caso es privarle de otros estímulos y experiencias: hacer la compra con un niño de tres años puede ser estresante, sin embargo para él es una experiencia, está aprendiendo cómo funciona el mundo, cómo se hacen las cosas, se comunica con sus padres mientras tanto, está haciendo conexiones entre hechos y objetos. Darle un móvil con una aplicación para que no moleste es ofrecerle una alternativa mucho más pobre.

El exceso de exposición a pantallas ocupa un tiempo que, de otro modo, podría haber sido empleado en la solución de problemas, lectura, deporte, desarrollo de aficiones o tiempo de interacción con familia y amigos, actividades al aire libre o en contacto con la naturaleza, etc.


Efectos negativos que generan las pantallas en los niños


Disminución de la memoria, problemas en el sueño y en la adquisición del lenguaje. Estos son algunos de los efectos que generan el uso y abuso de niños menores de dos años a las pantallas de TV, computadoras y celulares.

Algunos de ellas son una influencia negativa en la adquisición del lenguaje, disminución de la memoria, capacidad imaginativa del pequeño, alteración en el hábito alimentario, problemas de sueño, entre otros. No sólo generan una influencia negativa en la adquisición del lenguaje, sino también una disminución de la memoria a corto plazo. Además disminuyen la capacidad imaginativa del niño y empobrecen su capacidad de atención.


Nuevas recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría (octubre 2016)

Hasta los 2 años. Aunque la AAP ha eliminado su recomendación previa de “ningún tiempo de pantalla antes de los 2 años”, aun así sugieren esperar lo más posible a iniciar a los niños en su relación con lo digital, ya que consideran que en estas etapas el aprendizaje es fundamentalmente a través de la interacción con otras personas. Así que se limita el tiempo de pantalla de estas edades a hablar con otras personas (video chat tipo Skype por ejemplo).


Entre 2 y 5 años. Hasta ahora, la Academia marcaba un límite estándar de tiempo de pantalla en niños de más de 2 años  no más de dos horas delante de la TV al día. Hoy, en un mundo invadido por los medios digitales, el tiempo de pantalla ya no es sólo televisión y limitarlo no es tan sencillo. Para algunos niños, dos horas quizá es mucho. Para otros no. En esta franja de edad, la AAP recomienda a los padres que sigan dando prioridad al juego no conectado en el caso de niños pequeños. Algunos medios y juegos pueden tener un valor educativo a partir de los 18 meses, pero es fundamental que sean de calidad y que se ofrezcan al niño en el contexto adecuado. Además, se recomienda que los padres vean estos contenidos con los niños, para que estos entiendan lo que están viendo. Los pediatras recomiendan a los padres que hablen con los niños sobre lo que les gusta y lo que no cuando utilizan la tecnología, que sean mentores en el uso de esta vía de conexión y aprendizaje y que sigan esforzándose en que los niños tengan tiempo libre suficiente para jugar, estudiar y descansar lo necesario.

Entre 6 y 18 años. En el caso de niños ya en edad escolar y de adolescentes, los pediatras recomiendan buscar el equilibrio entre vida digital o conectada y actividades al margen de la tecnología. Los padres desempeñan un papel fundamental a la hora de ayudar a sus hijos a aprender a relacionarse con la tecnología, por lo que es muy importante marcar límites y normas para que la experiencia de los niños sea positiva.

* Se recomienda revisar los contenidos que ven los niños, apagar la televisión o las pantallas cuando nadie las esté mirando y no utilizar dispositivos como forma habitual de calmar a los niños.

* A partir de los 6 años, la recomendación se centra en marcar límites consistentes del tiempo que pueden emplear relacionándose con la tecnología, así como del tipo de dispositivos o contenidos que puedan ver, asegurándose de que no interfiera con su descanso, sus tareas o sus relaciones sociales y juegos.

* En general, se recomienda marcar zonas de la casa en las que no se pueda recurrir a los dispositivos tecnológicos y hablar con los niños sobre seguridad, empatía, ciudadanía digital.


Las pantallas son oficialmente perjudiciales para el cerebro infantil

En un informe de la Agencia Nacional de Seguridad Alimentaria Salud, Ambiente y Trabajo (Anses) publicado en julio 2016, las ondas electromagnéticas pueden tener un efecto en las funciones cognitivas de los niños y en especial en la memoria, la atención y la coordinación. Por lo tanto, la ANSES fomenta el uso moderado de las pantallas conectadas en menores de 13 años.


Efectos nocivos sobre la función cognitiva

El cráneo de un niño es más delgado que el de un adulto y está creciendo de manera constante. Su cerebro está más expuesto a los efectos nocivos de las ondas electromagnéticas. Algunas áreas de los hemisferios se ven afectadas tales como la memorización, la coordinación y la atención.

Los efectos sobre el desarrollo aún son desconocidos

Debido a la falta de datos y estudios sobre el uso de los teléfonos inteligentes en los niños, la ANSES no puede hacer conclusiones acerca de los efectos sobre el comportamiento, funciones auditivas, desarrollo, sistemas de reproducción o inmunológico, o desarrollo de cáncer.

La agencia de salud recomienda una exposición moderada a tabletas y teléfonos inteligentes para los niños de menos de 13 años. Aconseja también el uso de un kit de manos libres durante las llamadas telefónicas, para evitar que las comunicaciones en la noche perturben el ritmo del sueño, y el uso moderado de los productos conectados y aquellos que emiten frecuencias de radio destinados a niños (juguetes de radio control remoto, monitores de bebés, walkie-talkies, robots interactivos).


El uso apropiado de la tecnología permite acceso a mayor conocimiento y entretenimiento. Sin embargo, es importante destacar que el impacto positivo lo causa el uso apropiado y prudente de la tecnología. Los niños que crecen frente a las pantallas no solo están en mayor riesgo de caer en estilos de vida sedentarios, sino también corren el riesgo de padecer retrasos en el desarrollo y en el futuro, tener dificultades con las habilidades interpersonales. Por lo tanto, los padres deben tomar un papel activo en la planificación del tiempo de pantalla de sus hijos y mientras lo hacen, analizar su propio tiempo de pantalla.




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