agosto 26, 2019

Micro-partículas de Plástico – En la Cadena Alimentaria y sus Efectos Nocivos en la Salud Humana





Los micro-plásticos están presentes en todos los ecosistemas. Desde los lugares más recónditos de los polos de la Tierra hasta en las cumbres de los Pirineos, las partículas de plástico parecen estar colonizando todos los rincones de nuestro planeta. Los científicos saben que este material lleva incluso años circulando en las cadenas tróficas animales, sin embargo hasta el momento, el riesgo de exposición para los seres humanos no había sido resuelto.

Conocemos la contaminación de micro-partículas plásticas en la superficie. Quien nunca ha oído hablar de un séptimo continente de plástico ubicado en el norte del Océano Pacífico. Es seis veces el tamaño de Francia. El Pacífico Sur, el Atlántico Norte y Sur y el Océano Índico también tienen su continente de plásticos.

Todo el mundo sabe que tirar botellas, vasos, bolsas... de plástico, contamina. Y, sin embargo, millones de micro-partículas de plástico nadan en la superficie de los océanos y en el fondo marino. Estas micro-partículas absorben productos tóxicos como los ftalatos o pesticidas. Pero no solamente. Microbios patógenos como las bacterias Vibrio, que transportan el cólera, colonizan fragmentos de plástico. Toda la cadena alimentaria se ve afectada.

El mundo produce 300 millones de toneladas de plástico cada año. Más del 40% se usa una sola vez (a veces por menos de un minuto), y se desecha. Pero el plástico persiste en el medio ambiente durante siglos.


Los micro-plásticos se están acumulando en el hielo del Ártico

Una expedición científica “Proyecto del Pasaje del Noroeste”, financiada por la Fundación Nacional para la Ciencia de Estados Unidos y la Fundación Heising-Simons, cuyo artículo fue publicado el 14 de agosto 2019 en Science Advances, ha encontrado, por primera vez en la historia, partículas de plásticos en las muestras de hielo perforadas en el trayecto de la expedición.

La contaminación con micro-plásticos se ha extendido a todos los rincones de la Tierra, pero de la misma forma que retiene el plancton, el hielo está filtrando y acumulando pequeñas partículas de plásticos. Los investigadores que recorrieron entre el 18 de julio y el 4 de agosto el llamado Pasaje del Noroeste, en el Ártico canadiense, creen que están siendo arrastradas por las corrientes marinas desde el Atlántico y el Pacífico a las regiones árticas.

El director científico de la expedición, profesor de la Universidad de Rhode Island, explicó que la presencia de micro-plásticos en las muestras de hielo no es sorprendente pero no era el objetivo del viaje. Su objetivo era estudiar aspectos específicos de los efectos de la crisis climática en la región del Pasaje del Noroeste, Para ello, los investigadores perforaron la capa de hielo en 18 puntos en las cercanías de Resolute, la comunidad más septentrional de Canadá, y así analizar el plancton, los micro-nutrientes oceánicos que son una de las bases de la cadena alimenticia de la región.

Para su sorpresa, tras analizar con microscopio el contenido de cinco de las 18 columnas de hielo producidas con las perforaciones, de hasta dos metros y que contienen hielo acumulado en diferentes años, el equipo ha descubierto micro-partículas de plástico, algunas de hasta un milímetro de tamaño.

El equipo va intentar averiguar cómo las partículas de plástico han llegado al hielo ártico, qué tipo de plásticos son y, sobre todo, qué materiales están desprendiendo en el medio ambiente a medida que se degradan. Constatan que toda la vida animal en la región está consumiendo plásticos, desde peces a pájaros marinos pasando por animales mayores como los mamíferos marinos.



Un adulto ingiere 52 mil micro-partículas de plástico al año

Investigadores de la Universidad de Victoria, en el estudio titulado “Human Consumption of Microplastics” y publicado en la revista especializada Environmental Science and Technology de junio 2019, evalúan el número de micro-partículas plásticas presentes en los alimentos de consumo común de la dieta que el ser humano ingiere sin darse cuenta.

El análisis se basó en los de datos de 26 estudios distintos, lo que representa más de 3.600 muestras procesadas. Resultado de estas estimaciones: un hombre adulto ingiere en promedio hasta 52 mil micro-partículas de plástico al año. Si se les suma las que se encuentran en el aire, la cifra aumenta a 121 mil. Si sólo se consume agua embotellada, hay que añadir 90 mil micro-partículas suplementarias.

Al evaluar aproximadamente el 15% de la ingesta calórica de los estadounidenses, estimaron que el consumo anual de micro-plásticos puede variar entre las 39.000 a 52.000 partículas según la edad y el sexo. Entre los alimentos estudiados se encuentran varios mariscos entre los que se incluyen moluscos y crustáceos; peces; productos como miel, sal y azúcar, y líquidos como la cerveza y el agua.

Extremadamente volátiles, estas micro-partículas también están presentes en el aire que respiramos, y nuestra inhalación regular aumentaría el número de partículas en nuestro cuerpo de 74,000 a 121,000.

Estos micro-plásticos procedentes de la degradación de productos tan diversos como la ropa sintética, los neumáticos y las lentes de contacto, se encuentran en las superficies acuáticas del planeta, desde los glaciares más elevados hasta el fondo de los océanos.

Dichas estimaciones están sujetas a grandes cantidades de variación; sin embargo, dadas las limitaciones método-lógicas y de datos, estos valores probablemente estén subestimados, por lo que harán falta aún más estudios para determinar de manera exacta el plástico que podemos llegar a ingerir en nuestro día a día.

El impacto sobre la salud humana está por determinarse, según los investigadores. Las partículas más finas pueden potencialmente alcanzar los tejidos humanos y generar una respuesta inmunitaria localizada.

Mientras, la manera más eficaz de reducir el consumo humano de micro-plásticos es sin lugar a dudas reducir la producción y el recurso a este material.


Científicos encuentran micro-plásticos dentro de criaturas en las partes más profundas del océano

Investigadores de la Universidad de Newcastle, en un estudio publicado en la revista Royal Society Open Science de febrero 2019, han detectado la presencia de micro-plásticos en criaturas que habitan en lo más profundo del océano, lo que indica que el problema es más grave de lo que se pensaba.

El grupo de científicos recolectaron crustáceos de seis diferentes fosas oceánicas de gran profundidad ubicadas alrededor del Cinturón del Pacífico. El equipo detectó que el 72 por ciento de las criaturas marítimas que estudiaron tenían plástico en sus estómagos, y lo peor es que entre más profundo más serio fue el problema ya que en la fosa de las Marianas con profundidad de 11,000 metros descubrieron que el 100 por ciento de los crustáceos tenían partículas de plástico en su interior.

Si, según estimaciones científicas, unos 5,000,000 millones de piezas de plástico que pesan más de 250,000 toneladas flotan en la superficie, el material eventualmente se degrada en micro-partículas que se hunden hasta el fondo del mar.

Estudios anteriores han demostrado la presencia de micro-plásticos en sedimentos marinos a casi 7,000 metros cerca del Pozo Kuril, y en organismos que viven a 2,200 metros de profundidad en el Atlántico Norte. También se encuentran en las sales de mesa. Pero la mayoría de los estudios se centran en la superficie.

Con estos nuevos datos, el punto clave es que los micro-plásticos se encuentran habitualmente en animales de todo el Pacífico a profundidades extraordinarias. Algunos de los pozos en que vivían los individuos estudiados están, en efecto, separados por varios miles de kilómetros. Y la contaminación de las profundidades no es nueva, las primeras muestras se remontan a 2008.


Micro-plásticos almacenados en el hielo del Ártico

Científicos del Centro para Investigación Polar y Marina en el Instituto Alfred Wegener (AWI), en Bremenhaven (Alemania) cuyo estudio se publicó en la revista Nature Communication de avril 2018, han descubierto evidencias de que la atmósfera transporta grandes cantidades de micro-plásticos. 

Los investigadores realizaron cinco perforaciones de hielo en tres expediciones árticas en 2014 y 2015 a bordo de Polarstern, un rompehielos alemán. Su objetivo: comprender mejor cómo la capa de hielo se ve afectada por la contaminación.

Para analizar el contenido de las perforaciones, utilizaron un espectrómetro infrarrojo. El aparato ha identificado diecisiete formas de polímeros plásticos, que incluyen nylon, polietileno, poliamida, acetato de celulosa, etileno-acetato de vinilo, poliéster y polipropileno. Estas sustancias sintéticas se utilizan en productos de consumo como embalajes y botellas de plástico, pinturas, barnices, filtros de cigarrillos, etc.

Una de las muestras contenía 12,000 micro-partículas de plástico por litro de agua congelada. Una concentración cientos de veces más alta que la medida en agua de mar. Según los investigadores, el plástico es transportado por la deriva transpolar, una de las principales corrientes del Ártico, y proviene principalmente de dos áreas: la Costa de Siberia y el gran vórtice de residuos del Pacífico Norte.

Las consecuencias de dicha contaminación en la salud humana siguen siendo en gran medida desconocidas. Pero los biólogos ya están viendo sus efectos devastadores en la vida marina, que toma estas pequeñas partículas por zoo-plancton. Además, el plástico tiende a fijar los contaminantes presentes en un entorno.

Según los autores del estudio, el plástico ahora representa el 73% de los desechos humanos del océano. Es probable que esta cifra aumente con el calentamiento global, causando el derretimiento del hielo marino rico en micro-plásticos. El témpano de hielo podría perder diez veces su área actual en la década de 2050.



Los micro-plásticos ya han llegado al intestino humano

Un estudio piloto, realizado por investigadores de la Universidad Médica de Viena y presentado en el congreso de gastroenterología celebrado en Viena en octubre 2018, muestra la presencia generalizada de micro-plásticos en heces humanas. Pero en esta etapa es difícil saber si lo que está en cuestión es el empaque o la contaminación de los océanos.

El estudio contó con la participación de ocho voluntarios de otros tantos países, entre los que están, aparte de los citados, Finlandia, Polonia, Países Bajos y la propia Austria. Durante una semana tenían que comer y beber lo de siempre, anotando todo lo que ingerían, si era fresco o el tipo de envase que contenía los alimentos. Al cabo de ese tiempo, los investigadores tomaron muestras de sus heces.

Muestras de heces de personas de países tan distantes y distintos como Reino Unido, Italia, Rusia o Japón contenían partículas de policloruro de vinilo (PVC), polipropileno, tereftalato de polietileno (PET) y hasta una decena de plásticos diferentes. Aunque se trata de un estudio piloto con un grupo reducido de personas, la diversidad geográfica de los participantes y de tipos de plástico identificados lleva a los autores de la investigación a destacar la urgencia de determinar el impacto de estos materiales en la salud humana.

Los resultados muestran que, de los 10 plásticos buscados, encontraron nueve de ellos. Los más comunes fueron el propileno, básico en los envases de leches y zumos, y el PET, del que están hechas la mayoría de las botellas de plástico. Y, de media, los investigadores encontraron 20 micro-plásticos por cada 10 gramos de materia fecal. Por el diario que llevaron los participantes, se sabe que todos consumieron algún alimento envasado y al menos seis comieron pescado.

Sin embargo, los investigadores en esta etapa aún no han establecido una relación causal clara (estadísticamente) entre la dieta y la presencia de micro-plásticos en las heces, quizás debido al pequeño tamaño de la muestra (solamente 8 personas).

Aunque en estudios en animales la mayor concentración de plásticos se ha localizado en el intestino, las partículas de micro-plástico más pequeñas pueden entrar en el torrente sanguíneo, el sistema linfático e incluso alcanzar el hígado, los investigadores concluyen que urge investigar para saber lo que esto implica para la salud humana.


Mosquitos transportan partículas microscópicas de plástico por el aire

Científicos de la Universidad de Reading en el Reino Unido, en un estudio publicado en Biology Letters of the Royal Society de setiembre 2018, informan que el micro-plástico también alcanza la cadena alimenticia de animales terrestres. Las partículas microscópicas viajan del agua a la tierra por medio de insectos voladores.

Pájaros, murciélagos y arañas que comen mosquitos están también ingiriendo plástico. Las piezas diminutas de materia plástica, que los mosquitos tragaron siendo aún larvas, se encuentran aún en el cuerpo adulto de insectos voladores.

El equipo trabajó con bolitas de dos micrómetros de tamaño (un micrómetro corresponde a una milésima de milímetro). En el tercer estado larvario los insectos habían ingerido agua, que contenía 80.000 bolitas por mililitro.

Una vez alcanzado el cuarto estado larvario, los científicos constataron un promedio de 3.000 bolitas minúsculas en cada larva. En las crisálidas se encontraban aún algo más de 1.000 bolitas y en el cuerpo adulto de un mosquito aproximadamente 40 partículas plásticas.

Las cuentas fluorescentes se pueden ver claramente bajo el microscopio. Fue así que los investigadores pudieron localizar exactamente en qué parte del cuerpo de los insectos perdura el plástico y logra atravesar las distintas fases vitales de su "anfitrión", prácticamente inalterado. El lugar ideal para alojar el micro-plástico resultaron ser los ‘tubos de Malpighi‘, que funcionan como sistema excretor de los insectos, equiparable a los riñones en el ser humano.

Según el estudio, el tamaño del micro-plástico es decisivo a la hora de ser transportado o no por los insectos. Por ejemplo, las larvas de mosquitos, que habitan aguas en las que se encuentran bolitas de plástico de 15 micrómetros de tamaño, ingieren un número menor de partículas.

Pero no sólo los mosquitos transportan micro-plástico por el mundo. Los investigadores británicos parten de la base de que sus resultados de laboratorio son aplicables también a otros insectos. Es de suponerse que todo insecto de agua dulce que ingiera micro-plástico también pueda transportarlo hasta alcanzar el estado adulto y cambiar su hábitat acuático por el terrestre.


Hallazgo de partículas de plástico en botellas de agua

Según las conclusiones de un estudio realizado por la Universidad Estatal de Nueva York, publicado para la organización de periodismo Orb Media en marzo 2018, casi todas las botellas de agua de las principales marcas contienen pequeñas partículas de plástico, cuyo peligro para la salud es desconocido.

Se examinaron 250 botellas compradas en nueve países diferentes elegidos por su gran población o su consumo relativamente alto de agua embotellada. Se descubrió un promedio de 10 partículas de plástico por litro, cada una más grande que el ancho de un cabello humano.

La investigación sobre el agua embotellada incluyó la compra de paquetes de 11 marcas nacionales e internacionales. Entre las principales marcas internacionales estudiadas están: Aquafina, Dasani, Evian, Nestlé Pure Life, San Pellegrino.

Procedimiento

Para eliminar cualquier riesgo de contaminación, las compras fueron registradas en video. Algunos paquetes en EE.UU. se ordenaron a través de Internet.

Para las pruebas se utilizó un componente
 químico que se adhiere al plástico
para poder identificar las partículas
El examen de plástico incluyó la adhesión de un tinte llamado Rojo Nilo a cada botella, una técnica recientemente desarrollada por científicos británicos para la detección rápida de plástico en agua de mar. El tinte se adhiere a las piezas flotantes de plástico y las hace fluorescentes bajo cierto tipo de luz.

Los investigadores filtraron las muestras teñidas y luego contaron cada pieza de más de 100 micras, más o menos el diámetro de un cabello humano. Algunas de estas partículas, lo suficientemente grandes como para manipularse individualmente, se analizaron luego mediante una espectroscopía infrarroja y se confirmaron como plástico.

Las partículas menores de 100 micras, y hasta un tamaño de 6,5 micras, fueron mucho más numerosas (un promedio de 314 por litro) y se contaron utilizando una técnica desarrollada en astronomía para sumar el número de estrellas en el cielo nocturno.

Después de la filtración, las
partículas más grandes (marcas
  amarillas) son fáciles de ver
Para comprobar que el proceso de prueba no fuese contaminando las botellas con plástico, se analizó el agua purificada utilizada para limpiar el material de vidrio y la acetona utilizada para diluir el colorante Rojo Nilo. Se encontraron pequeñas cantidades de plástico en ellos, que se cree que provienen del aire, y se quitaron de los resultados finales.

En particular, los análisis revelaron rastros de polipropileno. Este plástico se utiliza a menudo como envasado de alimentos. Los investigadores también encontraron rastros de nailon y tereftalato de polietileno (PET). Las botellas de PET también pueden contaminar los alimentos con trazas de trióxido de antimonio. En promedio, cada litro de agua contendría 10.4 partículas de plástico de aproximadamente 0.10 milímetros de tamaño.

Origen de este plástico. Dada la cantidad de polipropileno, que se usa en tapas de botellas, una teoría es que el acto de abrir una botella puede arrojar partículas dentro. La mayor parte del plástico proviene de la propia botella, su tapa, el proceso industrial de embotellado. El agua en botellas de vidrio también contenía micro-plásticos.


Científicos detectan micro-plásticos en agua potable

investigadores de la Universidad Estatal de Nueva York y la Universidad de Minnesota, en un informe titulado "Invisible : el plástico dentro de nosotros" para Orb Media, publicado en setiembre 2017, han revelado la presencia casi sistemática de micro-partículas de plástico en muestras de agua corriente en 14 países.

Para su trabajo, los investigadores recolectaron 159 muestras a principios de 2017 en diferentes países  Uganda, India, Indonesia, Líbano, Ecuador, Estados Unidos, etc.  y en Europa.

El análisis realizado por un laboratorio de la Universidad de Minnesota mostró que el 83% de las muestras contenía partículas de plástico. El número de micro-plásticos encontrados por litro varió de 0 a 57, con un promedio de más de cuatro por litro, y su tamaño varió de 0,1 a 5 milímetros.

Teniendo en cuenta que una persona bebe de 2 a 3 litros de agua al día, podría ingerir de 3 a 4,000 micro-partículas cada año, dijeron los investigadores.

La mayor densidad de plástico se encontró en América del Norte y la mayoría en los países europeos.

Estas partículas de plástico, presentes en el agua potable, se suman a los plásticos que se consumen potencialmente en otros productos como la sal marina, la cerveza o los productos del mar, señalan los autores, que exigen más Investigación sobre los efectos de este tipo de ingestión en la salud humana.

Los efectos de la presencia de estas micro-partículas aún están por determinarse, pero los autores del estudio señalan que trabajos anteriores han demostrado que pueden difundir sustancias químicas y bacterias.


Casi todos los mariscos contienen plástico

Un estudio de la Universidad de Ghent en Bélgica, publicado en News Science de enero 2017, demuestra que la gente que come mariscos regularmente ingiere hasta 11,000 piezas de plástico cada año y esos trocitos de plástico se incrustan en su tejido corporal, quedándose ahí durante largos periodos de tiempo y posiblemente causando riesgos de salud a largo plazo.

En su estudio, los investigadores encontraron micro-partículas de plástico en tejido de moluscos del Mar del Norte, una extensión de agua altamente contaminado. Por cada porción de moluscos, de 300 gramos de carne, se introducen alrededor 300 piezas de plástico en el interior del cuerpo.

Los científicos descubrieron que la mayoría de los plásticos consumidos  de hecho, hasta el 99 por ciento  atraviesa el cuerpo. Pero están preocupados por el 1 por ciento que permanece y que podría ser la causa de problemas importantes para la salud.

Actualmente existen tres billones de piezas de micro-plástico en los océanos del mundo y el panorama no parece mejorar. Los investigadores señalan que la próxima generación o la que viene después podrían acusarnos por haberles dejado un legado de plástico podrido, porque desde ahora estamos padeciendo ya varias formas de ese legado. Tenemos que hacer algo al respecto.

Los plásticos son particularmente difíciles de filtrar fuera del agua oceánica. Estos trocitos de plástico que escapan del proceso sistemático de los flujos de desperdicio en el reciclado, las instalaciones de combustión o los vertederos son más propensos a terminar en los océanos tarde o temprano.

Las aves marinas con sus estómagos llenos de desechos plásticos y las tortugas asfixiadas con las bolsas de plástico se han convertido en símbolos del problema de la contaminación marina. El impacto a escala más pequeña y menos visible podría ser aún más grave, y la ciencia apenas está comenzando a explorar el problema.

Los investigadores afirman que para finales de siglo, los consumidores de mariscos estarán ingiriendo hasta 780,000 piezas de plástico al año, con 4,000 partículas siendo absorbidas por sus aparatos digestivos.

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Un estudio revela los impactos del plástico sobre la salud en cada una de las fases de su ciclo de vida

El Center for International Environmental Law (CIEL) en un estudio publicado en febrero 2019 alerta sobre el impacto sanitario del plástico.

En el estudio “Plástico y Salud: el Costo oculto de un planeta de plástico” CIEL muestra los distintos riesgos de toxicidad que el plástico supone para el cuerpo humano en cada una de las fases de su ciclo de vida. Reclama medidas para evitar los efectos del plástico sobre la salud humana y nuestros ecosistemas. Las afecciones van desde las cancerígenas, cardiovasculares o enfermedades relacionadas con el sistema nervioso y reproductivo.

Las investigaciones realizadas hasta la fecha sobre el impacto del plástico estaban centradas en momentos puntuales del ciclo de vida, y para un producto concreto. Este enfoque no permitía reconocer la implicación amplia, compleja y multidisciplinar de los efectos del plástico, en todo su ciclo de vida, sobre la salud humana. No tenía en cuenta sus impactos desde su origen en refinerías, pasando por su consumo cuando entra en contacto con alimentos, hasta los impactos finales de la gestión del plástico como residuo, así como la presencia de micro-plásticos en aire, agua y suelo.

Etapas del ciclo de vida del plástico y sus consecuencias

En cada fase, existen diferentes riesgos para la salud, relacionados tanto con la exposición a partículas de plástico como la los productos químicos asociados. En el planeta, todas las personas están expuestas en varias de las fases del ciclo de vida del plástico.

Extracción y transporte de las materias primas fósiles para fabricar plástico. Produce la emisión de sustancias tóxicas tanto en el aire como en el agua (cancerígenas, neurotóxicas, inmunosupresoras, con afecciones para la reproducción y el desarrollo).

Refinado y producción de resinas de plástico y aditivos. Los elementos tóxicos y carcinogénicos se liberan a la atmósfera, debido a los aditivos petroquímicos agregados a los polímeros vírgenes. Estos aditivos ayudan a dar sus propiedades al plástico: flexibilidad, transparencia, color, etc. Durante esta transformación, los accidentes son comunes (incendios industriales, explosiones, descargas químicas). Esto aumenta la contaminación del aire y representa un riesgo para los trabajadores expuestos y las comunidades que viven cerca. Aunque se ha demostrado la toxicidad de muchos de ellos, los fabricantes no están obligados a hacer pública la lista de estos aditivos, que constituyen en promedio el 7% de la masa de plásticos no fibrosos. La mayoría de ellos no están firmemente adheridos al polímero, sino que contaminan el medio ambiente de manera fácil y sostenible, es decir, el aire, el agua, pero también la comida o el cuerpo humano.

Exposición continua ambiental a los contaminantes plásticos acumulados en las cadenas alimenticias, a través de los suelos agrícolas y en las cadenas alimenticias acuáticas por la contaminación del agua. Esto genera nuevas oportunidades para que el plástico llegue al cuerpo humano.

Consumo de productos y envasado en plástico. Puede suponer una ingestión y/o inhalación de partículas de micro-plástico y centenares de sustancias tóxicas; los micro-plásticos entran directamente al cuerpo humano, y generan una serie de impactos sobre la salud (inflamación, genotoxicidad, estrés oxidativo, apoptosis y necrosis), relacionados con resultados negativos para la salud, como enfermedades cardiovasculares, cáncer y enfermedades auto-inmunes.

El uso del producto plástico y el embalaje. Esto conlleva la ingestión e inhalación de micro-partículas de plástico y sustancias tóxicas asociadas. La ingestión puede deberse al depósito de sustancias químicas en el plástico sobre los alimentos o la contaminación del agua, mientras que la inhalación se debe al contacto directo con el producto de plástico  ropa, embalaje, juguetes para niños, etc. etcétera .

Gestión de residuos de plástico. Al final de su vida a menudo muy corta, el plástico se convierte en un desecho cuyo tratamiento toma tres formas: incineración, a menudo presentada como recuperación de energía, reciclaje o vertido de residuos. Cuando se tratan en una planta de incineración, muchas sustancias tóxicas, como el cadmio, el plomo o el mercurio, se liberan en el entorno cercano. En 2015, el 12% de los plásticos se trataron de esta manera y solo el 9% se reciclaron en todo el mundo. El 79% restante terminó en vertederos o en la naturaleza, lo que representa una fuente de contaminación aún mayor para el agua, el suelo y el aire.

Más allá de estos pasos clave, el plástico es la fuente de contaminación, presente en todo su ciclo de vida, debido a la difusión de micro-partículas del producto original que contaminan todas las zonas ambientales (aire, agua y suelo), pero también todos los elementos con los que está en contacto (alimentos, piel, etc.).

Micropartículas de plástico, plancton y bacterias

De igual diámetro, las micro-partículas de plástico se confunden con el plancton y se desplazan con las corrientes para terminar en todos los estómagos de la cadena alimenticia del pez más pequeño hasta el gran mamífero peludo.

Cuanto más pequeño sea el fragmento, más fácil volverá a la cadena alimentaria, ingerido por el plancton, los peces pequeños, los peces más grandes e incluso los humanos. Cuanto más pequeño es, más esférico es, más ofrece una superficie relativa a la que pueden "penetrar" varios productos químicos, pesticidas como el DDT, desechos contaminantes de la agricultura, de hospitales, etc. El plástico es hidrófobo y atrae estas moléculas tóxicas como una esponja.

Los fragmentos son colonizados por microorganismos vivos, como bacterias o algas, que colonizan el plástico y le dan el olor de la vida, por lo que es absorbido por el plancton, los crustáceos y los peces...

Estos fragmentos también son peligrosos porque son vectores de microbios potencialmente patógenos y tóxicos. Sabemos que las bacterias Vibrio se adhieren fácilmente al plástico. Esta bacteria puede transportar el cólera y los fragmentos de plástico permiten que estas bacterias patógenas sean transportadas rápidamente por vientos y corrientes a grandes distancias.

Pero incluso si las masas en juego son débiles, eso no significa que no haya ningún problema. Debido a que estas partículas son diminutas, su número total sigue siendo extremadamente alto y cada una de ellas puede ser un vector para un microbio, que por lo tanto puede viajar en todas las regiones del planeta.

Los impactos del plástico sobre la salud ya son identificados

La omnipresencia del plástico en nuestro medio ambiente representa un peligro para la salud de los seres humanos. De hecho, este producto interactúa continuamente con el entorno humano y, finalmente, se filtra en el cuerpo humano por ingestión, inhalación o contacto directo. Por lo tanto, cada vez más micro-fibras y micro-partículas de plástico se encuentran en los tejidos humanos y en el sistema sanguíneo.

Los efectos sobre la salud pueden ser diversos:

* Impactos en el sistema inmunológico y el sistema respiratorio,
* Alteración endocrina,
* Disminución de la fertilidad,
* Mayor riesgo de cáncer...

Estos efectos existen en cada etapa del ciclo de vida del plástico y, por lo tanto, aumentan las consecuencias para la salud. Sin embargo, el impacto de la combinación de estos efectos aún no se conoce bien y, por lo tanto, no puede ser identificado adecuadamente.

Estos riesgos afectan a todos los individuos, pero las personas que están expuestas durante períodos prolongados  trabajadores en plásticos, vecinos de fábricas, consumidores diarios de productos plásticos  y grupos vulnerables  niños, bebés y mujeres embarazadas  se ven particularmente afectados.

Muchas preguntas quedaron sin resolver. Ahora que se ha establecido que las partículas entran en nuestro cuerpo y permanecen allí durante mucho tiempo, necesitamos saber exactamente a dónde se dirigen. "¿se bioacumulan?, ¿afectan a la formación de nuestras células?, ¿son un vector para la transmisión de peligrosos patógenos? No sabemos pero hay que saberlo.

Impacto en la salud

El impacto en la salud humana aún no se ha aclarado, señalan los investigadores. Sin embargo, las partículas más finas pueden potencialmente pasar a los tejidos humanos y generar una respuesta inmune localizada.

Sin embargo, según ellos, es necesario reforzar la investigación sobre la cantidad de materia que llega a los pulmones y el estómago, y su impacto en la salud. La forma más efectiva de reducir el consumo humano de micro-plásticos probablemente será reducir la producción y el uso de plásticos.

Por ahora, los efectos de la ingestión de este tipo de micro-partículas en nuestra salud siguen siendo muy poco conocidos por los científicos. Según François Hubert, experto en toxicología, las micro-partículas presentes en las botellas de agua serían demasiado grandes (100 micras) para ser absorbidas por nuestro sistema digestivo y, por lo tanto, se encontrarían intactas en nuestras heces. Para Alastair Grant, profesor de ecología en la Universidad de East Anglia, no hay razón para decir que estas micro-partículas de plástico representen un peligro significativo para nuestra salud. También cree que solo una pequeña parte de los elementos inhalados podrían llegar a los pulmones, debido a su tamaño.

Un hallazgo que no es compartido por los investigadores canadienses  detrás del estudio de ingestión de micro-partículas quienes indican que algunas de las micro-partículas analizadas serían lo suficientemente pequeñas para ingresar a los tejidos humanos, donde podrían conducir a una reacción inmune o liberar sustancias tóxicas.

En estas diminutas partículas de plástico, y los productos químicos o patógenos que estas partículas pueden transportar, es posible que también haya nano-partículas que no podemos medir. Una vez que están en la nano-escala (un nanómetro = una mil millonésima parte de un metro), pueden ingresar a una célula, y eso significa que pueden ingresar a los órganos, y eso sería preocupante.


Una aprehensión global del riesgo para la salud a profundizar

Un informe de 2017 de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) indica que faltan los datos toxicológicos necesarios para evaluar el riesgo para la salud humana. No hay datos disponibles sobre el impacto de los organismos de cocción que contienen micro-plásticos.

Este informe identifica las barreras técnicas y económicas para conocer el peligro para la salud de los plásticos. Esto resalta la falta de transparencia con respecto a la composición química y los procesos de producción de plásticos y sus aditivos. Esto complica la comprensión global del riesgo para la salud que plantea el plástico e impide estudios en profundidad y documentados.

Además, esta falta de información no permite que los consumidores adopten una postura preventiva, ni las comunidades y los trabajadores que están expuestos diariamente puedan ser advertidos de los riesgos que enfrentan como resultado de la sobreexposición. Estos últimos suelen estar entre las clases sociales más pobres y marginadas, y por lo tanto, carecen de los recursos o la capacidad de movilización para hacer que sus problemas de salud lleguen a los responsables de la toma de decisiones económicas y políticas.

Recomendaciones para acabar con esta amenaza para la salud

Las recomendaciones se centran en diferentes puntos :

Hacer que los procesos de producción y la composición química del plástico sean transparentes, especialmente para permitir que las comunidades que viven cerca de plantas de extracción, producción o procesamiento conozcan los riesgos de una exposición prolongada.

Aumentar la investigación para llenar los vacíos actuales en nuestro conocimiento del plástico y los aditivos relacionados.

Tener en cuenta el peligro de agregar aditivos a los plásticos y asegurar la verdadera trazabilidad de estos aditivos.

Evaluar y prevenir los efectos dañinos de las tecnologías presentadas como soluciones al problema de la contaminación plástica, como la incineración (o "recuperación de energía") o la transformación del plástico en combustible.

Tener en cuenta la dimensión mundial y globalizada del ciclo de vida del plástico para adoptar medidas internacionales con el fin de atacar el problema en su origen.

Adoptar un enfoque preventivo y reducir la producción y el uso de plástico, dados los primeros resultados que muestran el impacto negativo de este producto en la salud. Hay varias formas posibles:

* La primera es la educación, porque lo que no se arroja a la basura aterrizará en un momento u otro en los océanos.

* La segunda, y quizás la mejor, es cambiar la forma en que actuamos y abandonar el uso de plásticos de larga duración y no degradantes para adoptar productos naturales.

* La tercera, es necesario planificar la limpieza de la costa a largo plazo porque la mayoría del plástico flotante, especialmente en el Mediterráneo, termina allí su viaje.

* La última forma es romper el plástico. En la actualidad, el plástico es degradado, es decir, fraccionado. Se vuelve más pequeño, invisible, pero no menos perjudicial. Pero cuanto más pequeño es, organismos más pequeños pueden ingerirlos. De este modo, el plástico se mueve fácilmente por la cadena alimenticia. En el mundo, varios laboratorios están buscando técnicas para encontrar una alternativa: descomponer el plástico en productos no tóxicos.

La ONU y las ONG han declarado la guerra a los plásticos para tratar de agotar la contaminación en la fuente luchando contra la cultura totalmente desechable. Pero la esperanza de limpiar el mar de los enormes volúmenes de residuos es más que débil. Y la perspectiva es aún más oscura para el fondo de los océanos, donde las partículas descompuestas finalmente aterrizan.

Sin embargo, la escala de impactos sobre la salud que genera el plástico a lo largo de su ciclo de vida es abrumadora, y requiere de un enfoque basado en el principio de precaución.