El uso de celulares es perjudicial para el cerebro
Telefonía Celular. Un teléfono móvil o celular es una radio que trabaja en
dos direcciones (emisión y recepción) de comunicación en un solo canal; para
funcionar produce radiación en forma de radiofrecuencia, a las cuales se
exponen usuarios y personas cercanas. Al utilizar este aparato se establece
comunicación con una estación base cercana, desde la cual la llamada se
transfiere a la red normal de cableado telefónico terrestre.
Índice de Absorción Específica (SAR)
El usuario de un teléfono móvil está expuesto a
campos de radiofrecuencia mucho más intensos que los del entorno general. Los
teléfonos móviles se utilizan a muy poca distancia de la cabeza; por lo tanto,
en lugar de estudiar el efecto del calentamiento en todo el cuerpo, se debe
determinar la distribución de la energía que absorbe la cabeza del usuario.
Los gobiernos de todo el mundo adoptaron pautas de
seguridad internacionales integrales, elaboradas por organismos científicos
independientes, que rigen la exposición a la energía de radiofrecuencia. Los
teléfonos celulares están diseñados para operar dentro de esos límites
estrictos.
SAR (Specific
Absorption Rate) significa Índice de Absorción Específica, que es la unidad
de medida de la cantidad de energía de radiofrecuencia absorbida por los
tejidos del organismo al emplear un teléfono celular. En concreto, se
representa la potencia de radiación máxima emitida por un teléfono celular y
absorbido por una unidad de masa de tejido. Por lo general se mide en vatios
por kilogramo de tejido.
El valor de SAR dependerá en gran medida de la forma
que tenga la parte del cuerpo expuesta al campo, así como de la ubicación
exacta y geometría de la fuente de radiofrecuencia. El empleo más común de esta
medida se refiere a teléfonos móviles, en cuyo caso el teléfono se ubica junto
a la cabeza en la posición de habla más habitual, y se informa del valor SAR
para la parte de la cabeza que más energía haya recibido. La norma
internacional indica que el limite máximo admitido es de 1,6W/kg SAR.
En los últimos años en Europa y Estados Unidos se
han realizado estudios sobre los posibles efectos negativos que puede provocar
el uso de celulares, sobre todo para los niños.
Cada vez más estudios científicos demuestran que cuando
la radiación es de alta frecuencia y se combina con microondas, se producen
vibraciones moleculares generadoras de calor. Se producen cambios eléctricos en
la membrana de todas las células del cuerpo, alterando los flujos celulares de
algunos iones, sobre todo el calcio, lo que podría tener efectos biológicos
importantes.
Lo real es que la preocupación existe, y que
consiste básicamente en que la radiofrecuencia que se emite (microondas)
actuaría como un pequeño horno aumentando la temperatura de algunos sectores
del cerebro.
El Parlamento Europeo dio a conocer un estudio que
desalienta la fabricación de teléfonos celulares con especiales detalles para
llamar la atención de los niños, como colores y juegos electrónicos, por
entenderse que su uso produce daños neurológicos y afecta el desarrollo
evolutivo y los resultados escolares de los niños hasta la pre adolescencia.
Se ha planteado que podrían afectar las células del
cuerpo, cerebro o sistema inmunológico y aumentar el riesgo de desarrollar una
amalgama de enfermedades, incluyendo cáncer.
El uso del teléfono celular afecta el metabolismo de la glucosa cerebral
Un estudio publicado en The Journal of the American Medical Association (JAMA) en 2011 muestra
que el metabolismo de la glucosa en el cerebro aumenta cuando se acercan las
antenas de los celulares al oído.
Los científicos, dirigidos por la doctora Nora
Volkow, directora del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de EE. UU.,
encontraron que las personas que usaron el teléfono celular durante 50 minutos
al día tuvieron un aumento del metabolismo de la glucosa en el cerebro. La
glucosa es un marcador de la actividad cerebral.
La radiación electromagnética del celular tiene un efecto local en el proceso de la actividad cerebral |
La precaución puede ser especialmente necesaria para
los niños y adolescentes cuyo tejido
neural está aún en desarrollo, teniendo en cuenta que es una población que
empezó su vida con los teléfonos celulares y se puede esperar que vayan a estar
expuestos en los próximos años.
Hace tiempo que los científicos se debaten sobre si
el uso de celulares, prácticamente utilizados en el mundo entero, es
perjudicial para la salud, específicamente si puede causar cáncer de cerebro.
Este estudio se ejecutó reclutando a 47 personas en
buenas condiciones físicas y de salud. El objetivo era tratar de identificar si
el uso del celular durante un tiempo prolongado de conversación podía afectar
la actividad cerebral. Lo que se buscaba medir era la capacidad del campo
electromagnético generado por el teléfono celular para perturbar el metabolismo
de la glucosa.
Hablar por móvil durante 50 minutos acelera el metabolismo del cerebro, justo donde se apoya la antena |
Durante un año les colocaron durante un periodo de 50 minutos
todos los días dos teléfonos móviles, uno en la oreja derecha y otro en la
izquierda, alternadamente uno encendido y el otro apagado, o los dos apagados
para comparar los diferentes resultados de la exposición. Para poder ver la
reacción del cerebro emplearon imágenes de tomógrafos que permiten ver la
actividad cerebral y tras inyectarles la sustancia fluoruoxiglucosa (18F), que
muestra el comportamiento del metabolismo de la glucosa en el cerebro, notaron
los cambios en la actividad cerebral. La
actividad cerebral se redujo con la distancia de la antena.
En términos generales, los investigadores
identificaron que en el cerebro no se encuentran modificaciones a este
metabolismo o patrones extraños que interpretar. Sin embargo, lo que si
observaron fue un incremento de actividad en la zona inmediata a donde estaba
funcionando el celular. La actividad fue significativamente alta respecto a los
distintos estados ON y OFF del celular: un 7 por ciento de incremento cuando el
celular está en ON. Este porcentaje deja sin lugar a dudas que la radiación
electromagnética del celular efectivamente tiene un efecto local en el proceso
de la actividad cerebral.
El dramático crecimiento de las tecnologías de
comunicación inalámbricas disponibles hace pensar a los científicos que puede
elevarse también el riesgo de afectación por radiación electromagnética que
generan los celulares y otros dispositivos. Si bien el espectro radioeléctrico
de la señal celular no está dentro del espectro denominado de “radiación
ionizante” (como los rayos X), se intuía que debía existir alguna influencia en
nuestro cuerpo, pero hasta ahora no había sido posible verificarlo.
Nadie sabe por ahora si la exposición a estas
fuentes externas dos o tres horas al día durante cinco a diez años cause
efectos indeseables. Y si la exposición es temprana, cuando el cerebro es aún
muy plástico, ¿habrá efectos perjudiciales? Esa es una pregunta importante que
hay que responder.
Tampoco está claro quéi parte del cerebro podría
resultar afectada, teniendo en cuenta que los celulares más viejos tienen
antenas más cerca del cerebro, comparados con los más nuevos, que se usaron en
este estudio, que están más cerca de la boca.
Volkow está planeando un estudio retrospectivo
para determinar si los usuarios de celular de largo tiempo, digamos dos horas
diarias durante diez años, tienen cualquier efecto obvio para la salud.
Con este estudio se demuestra esta suposición. Sí
nos afecta el uso del celular. Lo que el estudio no puede concluir es si esta
afectación es inocua o si pone en riesgo nuestra salud.
Los teléfonos móviles y la barrera hematoencefálica
El neurocirujano e investigador Dr. Leif Salford ha
llevado a cabo numerosos estudios sobre la radiación de radio frecuencia y sus
efectos sobre el cerebro. Desde que comenzó su línea de investigación en 1988,
el Dr. Leif Salford y sus colegas en Lund University Hospital en Suecia ha
descubierto más de 1.600 animales de experimentación a radiación de bajo nivel.
Las investigaciones en el laboratorio han consistido en exponer a jóvenes ratas de laboratorio ante un teléfono móvil o a otra fuente de radiación de microondas; luego sacrifica a los animales y buscan la albúmina en su cerebro.
La albúmina es una proteína que es un componente normal de la sangre pero que normalmente no cruza la barrera hematoencefálica que protege el cerebro. La presencia de albúmina en el tejido cerebral siempre es señal de que las venas han sido dañadas y de que el cerebro ha perdido parte de su protección. Esto es lo que los investigadores han encontrado, consistentemente durante 18 años.
Las radiaciones de microondas, en dosis iguales a las emisiones de los teléfonos celulares, provocan que se encuentre albúmina en el tejido cerebral. Una simple exposición a un teléfono celular común durante dos minutos hace que la albúmina pase al cerebro. En un conjunto de experimentos, redujeron el nivel exposición en un factor de 1,000 el aumento del daño de la barrera sanguínea cerebral, mostrando que no es el efecto de respuesta a una dosis y que reducir la potencia no hará que la tecnología inalámbrica sea más segura.
Sus resultados fueron consistentes y preocupantes:
la radiación, incluida la de los teléfonos celulares, causó la fuga de albúmina a través de la barrera sangre-cerebro – la primera
línea del cerebro de defensa contra las infecciones y los productos químicos
tóxicos – de las ratas expuestas. Los investigadores en 13
laboratorios de otros 6 países diferentes han reportado el mismo efecto, pero
nadie había demostrado si pudiera dar lugar a daño en el largo plazo.
La albúmina es una proteína que es un componente normal de la sangre pero que normalmente no cruza la barrera hematoencefálica que protege el cerebro. La presencia de albúmina en el tejido cerebral siempre es señal de que las venas han sido dañadas y de que el cerebro ha perdido parte de su protección. Esto es lo que los investigadores han encontrado, consistentemente durante 18 años.
Las radiaciones de microondas, en dosis iguales a las emisiones de los teléfonos celulares, provocan que se encuentre albúmina en el tejido cerebral. Una simple exposición a un teléfono celular común durante dos minutos hace que la albúmina pase al cerebro. En un conjunto de experimentos, redujeron el nivel exposición en un factor de 1,000 el aumento del daño de la barrera sanguínea cerebral, mostrando que no es el efecto de respuesta a una dosis y que reducir la potencia no hará que la tecnología inalámbrica sea más segura.
En un estudio publicado en junio de 2003 en Environmental Health Perspectives, el
equipo de Salford repitió el experimento con 32 animales adicionales, pero esta
vez esperó ocho semanas antes de sacrificarlos y examinar sus cerebros. En
aquellos animales que habían sido sometidos a un teléfono celular, un máximo de
dos por ciento de las neuronas en todas las áreas del cerebro fue encogido y
degenerado.
En referencia a los adolescentes de hoy en día, los
autores del estudio escribieron que toda una generación de usuarios pueden
sufrir efectos negativos, quizás tan pronto como en la mediana edad.
30 minutos de exposición a la radiación del teléfono
móvil LTE (4G) afecta a la actividad cerebral en ambos lados del cerebro
Estudio publicado por investigadores de la Escuela de Salud de Salud Pública de la Universidad
de California, Berkeley, en la revista Clinical Neurophysiology revisada
por pares [peer-reviewed], en setiembre 2013.
En un experimento controlado, los investigadores
expusieron a la oreja derecha de 18 participantes a la radiación del teléfono
móvil LTE (Long Term Evolution) durante 30 minutos. La fuente de la
radiación fue de 1 centímetro de la oreja, y la cantidad de radiación absorbida
en el cerebro estaba dentro del teléfono celular de los límites legales
internacionales. Los investigadores
emplearon un diseño aleatorio y contra-equilibrado doble ciego, cruzado, para eliminar
los posibles sesgos del estudio.
Los resultados mostraron que la exposición a la radiación de las redes LTE afecta a la actividad neuronal del cerebro, no sólo en la región cerebral más cercana, sino también en las zonas más alejadas, incluyendo el hemisferio izquierdo del cerebro. El estudio ayuda a explicar el mecanismo neural subyacente por los efectos de la radiación de microondas en las zonas del cerebro más alejadas de la fuente de radiación.
Los resultados mostraron que la exposición a la radiación de las redes LTE afecta a la actividad neuronal del cerebro, no sólo en la región cerebral más cercana, sino también en las zonas más alejadas, incluyendo el hemisferio izquierdo del cerebro. El estudio ayuda a explicar el mecanismo neural subyacente por los efectos de la radiación de microondas en las zonas del cerebro más alejadas de la fuente de radiación.
El estudio establece que una corta exposición a la
radiación LTE afecta a la actividad cerebral de los usuarios. Aunque la
tecnología LTE es muy reciente como para conocer las consecuencias para la
salud, ya se tiene pruebas de que el uso del teléfono móvil durante largos
períodos de tiempo está asociado con riesgos para la salud: mayor probabilidad
de cáncer cerebral y en el cuello, disminución en la calidad del esperma, y
consecuencias para la salud de los hijos.
Los usuarios de teléfonos móviles, especialmente las
mujeres embarazadas y los niños, deben limitar su empleo. Por otra parte, los
usuarios de teléfonos móviles no deben mantener el teléfono cerca de la cabeza,
de los senos o de los órganos reproductores cuando el teléfono esté encendido.
Medición de la actividad cerebral de los sujetos en estado de reposo mediante resonancia magnética (fMRI) |
* porque es el primero en
ser llevado a cabo sobre los efectos a corto plazo de la Long Term Evolution (LTE), la cuarta generación (4G) de tecnología
de teléfonos móviles.
* debido a la rápida
velocidad de adopción de esta tecnología.
De acuerdo con la Global Mobile Suppliers Asociación la LTE es la tecnología de sistema móvil con el desarrollo más rápido
de la historia. Los Estados Unidos son el mercado más grande de LTE del
mundo. En marzo de 2013, el total mundial de suscripciones a la LTE fue ya de
91 millones de suscriptores. Más de la mitad de ellos, 47 millones, fueron
abonados 4G estadounidenses.
Este estudio establece que la exposición a corto plazo a la radiación de radiofrecuencia LTE afecta
la actividad cerebral. Los efectos a largo plazo de estas exposiciones
aún no se han estudiado, pero ya hay considerable evidencia que relaciona estos
riesgos con un gran número de efectos biológicos adversos que incluyen :
* Roturas del ADN
* Aumento de la glucosa en el cerebro
* Huesos debilitados
* Estrés genético
* Disfunción del sistema inmune
* Efectos en los fetos durante el embarazo
Más preocupante es el vínculo entre estas exposiciones y una larga
lista de enfermedades como :
* La enfermedad de Alzheimer
* Autismo
* Tumores cerebrales
* Cáncer de mama
* Cáncer cerebral
Se necesita más investigación sobre los efectos del
LTE y otras formas de radiación del teléfono móvil pero la evidencia ya es
convincente. Muchos expertos científicos y médicos están haciendo sonar la
alarma.
El uso de smartphones y tabletas antes de dormir
multiplica los problemas de sueño
Estudio publicado en mayo 2013 en la revista Nature, por el profesor de Harvard Charles Czeisler, experto en la medicina del sueño.
La luz artificial altera notablemente el ciclo de
sueño de las personas y otros animales, ya que el cuerpo se engaña
inconscientemente al percibir esos rayos de luz llegada la noche, alterando el
reloj biológico que administra el tiempo que dormimos y el que permanecemos
despiertos.
En su última reunión anual, la Asociación Americana
de Medicina dejó muy claro que la excesiva exposición a la luz durante la noche
altera estos procesos esenciales y puede crear efectos potencialmente perjudiciales
y situaciones peligrosas.
Czeisler explica que al igual del oído que tiene dos
funciones (audición y equilibrio), con el ojo ocurre lo mismo. Por un lado,
proporciona el sentido de la vista, pero cuenta con otra función que incluso
disfrutan los invidentes: junto con los fotorreceptores que permiten ver, la
retina cuenta con unas células – llamadas ganglionares – que hacen de vigías
para el ritmo circadiano. Estas células son las que perciben si es de día o de
noche y, en función de lo uno o lo otro, el organismo actúa en consecuencia.
La llegada de la noche, percibida por las
ganglionares, activa la secreción de melatonina, la cual induce al sueño y que
durante el día es escasa. Sin embargo, si la retina sigue recibiendo luz aunque
sea medianoche, todo este proceso se altera, provocando que el ritmo circadiano
se rompa hasta el punto de convertirse en un verdadero problema de salud en los
casos más graves.
La luz artificial en la retina inhibe a las neuronas
que inducen al sueño y activa a las que provocan el estado de vigilia en el
hipotálamo.
Los diodos emisores de luz, conocidos por sus siglas
en inglés, LED. presentes en la actualidad en televisores, computadoras,
tabletas y teléfonos móviles, suelen emitir mucha luz azul, que es precisamente
la más nociva por la noche, mucho más que las bombillas incandescentes.
Las células ganglionares son más sensibles a la luz
con longitudes de onda más corta, que es el caso de la luz azul. Por lo que a
mayor exposición a este tipo de iluminación, mayor será la probabilidad de
alterar el ritmo de sueño.
Por lo tanto, lo más oportuno al caer la noche es
bajar la luz, reducir su intensidad, y cambiar todo atisbo de luz azul por luz
roja o naranja, con longitudes de onda más largas. Y alejar las tabletas y el
móvil antes de dormir.
Hay evidencia de que los adolescentes duermen media
hora menos por cada dispositivo de este tipo que tienen en el dormitorio. Esto
no es sólo debido a la exposición a la luz, sino también por los juegos, las
interrupciones telefónicas después de la hora de acostarse, los mensajes de
texto que despiertan, etc.
Amenaza del uso de celulares para el desarrollo cerebral del niño
El Consejo Nacional de Protección Radiológica del
Reino Unido comisionó a un grupo independiente, dirigido por Sir William
Stewart, para que estudiara la seguridad de los teléfonos móviles a finales de
la década de 1990.
Los científicos recomendaron a las personas utilizar
los equipos denominados manos libres para disminuir la cantidad de radiación
que penetra al cerebro.
Se recomendó que los niños menores de 8 años nunca
deberían usar celulares. Un teléfono diseñado para niños de esa edad fue
retirado del mercado británico y para aquellos entre 9 y 14 años deben
restringir su uso. Según Stewart el cráneo de los niños no es suficientemente
grueso, su sistema nervioso no está totalmente desarrollado y la radiación
penetra con más fuerza en sus cerebros. Los expertos británicos han recomendado
que los niños deberían reducir la
cantidad de tiempo en que utilizan los móviles como una medida de precaución.
Sus advertencias fueron ignoradas.
Un nuevo estudio, publicado en 2005, advierte además sobre los efectos negativos que podrían tener los mástiles que se instalan para dar cobertura a los celulares, particularmente cuando están cerca de escuelas.
Los padres deberían restringir el uso de teléfonos celulares sólo a situaciones de emergencia debido a los riesgos para la salud de sus hijos.
Sus advertencias fueron ignoradas.
Un nuevo estudio, publicado en 2005, advierte además sobre los efectos negativos que podrían tener los mástiles que se instalan para dar cobertura a los celulares, particularmente cuando están cerca de escuelas.
Los padres deberían restringir el uso de teléfonos celulares sólo a situaciones de emergencia debido a los riesgos para la salud de sus hijos.
Los niños
son más sensibles que los adultos a las radiaciones de los celulares
Un estudio realizado por investigadores suecos de la
Universidad de Öbrego y publicado
en 2002, aseguró que había
encontrado una relación directa entre los teléfonos móviles análogos y los
tumores del cerebro, pero los expertos han cuestionado la validez de esas
conclusiones por la forma en que se desarrolló la investigación. Se recomienda
precaución a la hora de utilizar estos aparatos, especialmente en el caso de
los niños y adolescentes, sin asegurar que su salud esté 100% en peligro.
Aunque el organismo del país que regula la seguridad
de las radiaciones aconseja que los más pequeños usen siempre auriculares para
hablar por estos teléfonos, la realidad es que pocos lo hacen.
Fredrik Söderqvist, responsable de la investigación
afirmó que los niños pueden ser más
sensibles que los adultos a las radiaciones de los celulares.
El científico estudió muestras de sangre de los
adultos para comprobar si los teléfonos inalámbricos tienen un efecto sobre el
cerebro. Uno de los informes se centró en una proteína que existe en el líquido
cefalorraquídeo y que forma parte de la protección del cerebro contra
influencias externas.
El estudio reveló una conexión entre el uso del
móvil y el aumento de la proteína transtiretina en la sangre. El aumento, como
tal, no tiene porqué ser causa de preocupación, pero sí demuestra que el cerebro no es inmune a las microondas y
quizás pueda haber otros efectos desconocidos.
el cerebro no es inmune a las microondas y quizás pueda haber otros efectos desconocidos |
De todas formas, el científico considera preocupante
que la mayoría de los niños y adolescentes se pasen la vida colgados del
celular, ya que los posibles efectos
sanitarios de la exposición prolongada a las microondas de estos equipos todavía
no se han aclarado y los efectos seguramente se percibirán en el futuro.
Una conversación de una hora por celular estimula
áreas de su cerebro más cercanas a la antena del teléfono, pero los expertos
aseguran que aún no tienen idea de si esos efectos constituyen riesgos a largo
plazo para la salud.
La
radiación del teléfono celular afecta al cerebro de los fetos de ratones
Según un estudio de la universidad de
Yale publicado por la revista Nature
Scientific Reports en 2012, el aumento de los desórdenes de comportamiento
infantil puede deberse en parte a la exposición del feto a las radiaciones de
teléfonos móviles durante el embarazo,
“Esta es la primera prueba experimental de que la
exposición fetal a la radiación de la radiofrecuencia de los teléfonos móviles
afecta de hecho al comportamiento de los adultos”, explicó el profesor Hugh
Taylor, del departamento de Obstetricia, Ginecología y Ciencias Reproductivas
de esa universidad y uno de los autores del estudio realizado con ratones.
La investigación demostró que problemas de
comportamiento en los ratones similares al trastorno por déficit de atención
con hiperactividad son ccausados por la exposición a los teléfonos móviles en el
vientre materno.
Aunque es necesario llevar a cabo pruebas con
humanos para establecer los límites de exposición seguros durante el embarazo,
a la vista de los resultados limitar la exposición del feto parece una
necesidad.
El TDAH es un trastorno neurológico del
comportamiento caracterizado por una distracción moderada a grave,
hiperactividad y conductas impulsivas, cuya presencia se detecta en los niños
antes de los siete años y que afecta a su actividad social y académica.
Taylor y sus colegas sometieron a ratonas
embarazadas a la radiación de un teléfono móvil en modo silencioso, aunque
activado con una llamada durante la duración de la prueba y compararon sus
resultados con los de un grupo control mantenido bajo las mismas condiciones, pero
con el teléfono desactivado.
El equipo midió la actividad eléctrica cerebral de
los ratones adultos que fueron expuestos a la radiación en estado fetal y
llevaron a cabo una serie de pruebas psicológicas y de comportamiento.
Los científicos comprobaron que esos ratones tendían
a ser más hiperactivos y mostraban una mayor ansiedad y menor capacidad de
memoria, un efecto que atribuyeron a los cambios sufridos durante el embarazo
en el desarrollo de las neuronas de la corteza prefrontal de su cerebro, responsable
de los procesos de toma de decisiones y del comportamiento social.
Según el autor principal del estudio, Tamir Aldad,
serán necesarios nuevos experimentos con humanos o primates para
determinar si los riesgos potenciales son similares, ya que la gestación en las
ratonas dura sólo 19 días y los ratones nacen con cerebros menos desarrollados
que los de los bebés humanos.
Los niños y
los bebés en gestación enfrentan mayor riesgo de daño biológico y neurológico
El estudio, elaborado por L. Lloyd Morgan,
investigador principal en la organización Environmental Health Trust, y
varios de sus colegas, fue publicado en línea en julio 2014, en la revista Journal
of Microscopy and Ultrastructure.
Los autores analizaron la bibliografía actual que
demuestra que los niños enfrentan un mayor riesgo que los adultos. Evaluaron la epidemiología revisada por pares referente a la exposición a teléfonos
celulares, que cubría el período 2009-2014, junto con datos de dosimetría
de teléfonos celulares, documentos gubernamentales, manuales de fabricantes y
publicaciones de la misma índole.
Los niños y los bebés en gestación enfrentan el
mayor riesgo de daño biológico y neurológico resultante de la radiación
electromagnética emitida por los dispositivos inalámbricos.
De acuerdo con estos investigadores, la tasa de
absorción es mayor en los niños que en los adultos, debido a que los tejidos
cerebrales de los primeros son más absorbentes, sus cráneos son más delgados y
de menor tamaño.
El feto es especialmente vulnerable, porque la
exposición a radiación electromagnética puede tener como resultado la
degeneración de la capa de mielina protectora que rodea las neuronas
cerebrales.
“Demencia digital” observada en escolares
El informe destaca el peligro de la exposición infantil y fetal a la radiación electromagnética, y las razones por las cuales dicha exposición es más marcada en niños que en adultos. Se venden juguetes peligrosos para lactantes y bebés de 1 ó 2 años. El riesgo de exposición a cualquier agente cancerígeno es mayor en los niños, y cuanto menores sean estos, mayor es el riesgo. En cambio, en el caso de los adultos, el riesgo – en una primera aproximación – no varía con la edad.
Se ha detectado el problema denominado “demencia
digital” en niños en edad escolar. Este término fue acuñado por el
neurocientífico alemán Manfred Spitzer, en su libro del mismo nombre, publicado
en 2002, y se utiliza para describir la manera en que la sobreutilización de la
tecnología digital genera un quiebre en las habilidades cognitivas. También se
le denomina FOMO, por sus siglas en inglés, que significa miedo a perderse
algo. Esto corresponde a una forma de ansiedad social y constituye una
preocupación compulsiva respecto de la posibilidad de perderse una oportunidad
de interacción social.
Morgan y sus colegas han elaborado ciertas
recomendaciones
* La distancia es nuestra mayor aliada. La
intensidad de la radiación disminuye en la medida en que el cuadrado de
la distancia aumenta con respecto a la fuente de energía (ley del inverso del
cuadrado). Colocar un teléfono celular a 15 cm de la oreja reduce 10.000 veces
el riesgo.
* A menos que el teléfono celular esté apagado,
siempre está emitiendo radiación. Cuando no esté en uso, debiera guardarse
lejos del cuerpo. El mejor lugar para un celular es preferentemente una
cartera, un bolso o una mochila.
* Los dispositivos mencionados deben mantenerse
alejados del abdomen de una mujer embarazada, y las madres no debieran usar
celular mientras amamantan. Los monitores para bebé no deben colocarse en la
cuna del recién nacido.
* Es conveniente que los niños y adolescentes sepan
utilizar los dispositivos inalámbricos con seguridad. Por ejemplo, no debería
permitirse celulares en las habitaciones infantiles durante la noche.
* Puesto que el riesgo es acumulativo y que se
absorbe mayor radiación a mayor cantidad de uso, es necesario enseñar a los
niños a minimizar la utilización de los teléfonos inalámbricos. Los teléfonos
fijos, el Skype y la telefonía por internet (cuando se conectan a internet
mediante un cable) no emiten radiación, por lo que debería incentivarse su uso.
* Los enrutadores wi fi residenciales deben
instalarse lejos de los lugares donde sus habitantes, especialmente los niños,
permanecen por más tiempo.
* Los niños varones no deberían guardar el celular
en los bolsillos delanteros de su pantalón, pues existe un riesgo potencial de
dañar el esperma. Sin embargo, no existen estudios de pre pubertad masculina
que evalúen si la exposición temprana a la radiación electromagnética tiene
algún efecto en el esperma después de la pubertad, reconoció el investigador.
* Las niñas no deberían colocarse el celular en el
sostén. Esta recomendación se basa en un estudio de caso de cuatro mujeres que
acostumbraban a colocar el celular en el sostén y que desarrollaron cáncer de
mama; dos de ellas a los 21 años.
El creciente número de niños que utiliza celulares
es preocupante, y se someterán durante muchos años a las radiaciones, sobre
todo si realizan llamadas largas, todos o, casi todos los días.
Relación entre el uso del teléfono celular y algunos tumores cerebrales
Hasta ahora, las investigaciones realizadas han tenido como objetivo relacionar la aparición de tumores del cerebro con la utilización del teléfono celular. Se han efectuado principalmente estudios epidemiológicos para evaluar los riesgos potenciales de la exposición a las ondas electromagnéticas. Sin embargo, sólo se pueden estudiar los cánceres que aparecen rápidamente, ya que en general, es necesario el transcurso de una decena de años para ver desarrollarse un cáncer del cerebro.
Interphone
El estudio epidemiológico de mayor relevancia fue realizado por investigadores de 13 países de la comunidad europea. Este proyecto dirigido por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIRC) y coordinado por la OMS tenía por objetivo determinar la relación entre el uso del teléfono celular y algunos tumores cerebrales. Se realizó entre 2000 y 2008.
Este estudio concierne a varias patologías, entre ellas el glioma. Se trata de un estudio epidemiológico que pretende comparar una población de personas con la patología estudiada y una población sana, para analizar si la exposición a las ondas telefónicas aparece como un factor asociado con dicha patología. Todos los países siguieron, con algunas variantes metodológicas, el mismo protocolo y utilizando el mismo cuestionario. Este estudio reagrupó las estadísticas de trece países: Francia, Reino Unido, Alemania, Italia, Dinamarca, Suecia, Noruega, Finlandia, Canadá, Japón, Nueva Zelanda, Australia, Israel.
Sus resultados se retrasaron más de dos años debido a las controversias entre diferentes investigadores y a la resistencia de algunos grupos para que la información obtenida se hiciera pública. Recién en 2010 debido al reclamo del Parlamento Europeo, los resultados del estudio fueron dados a conocer públicamente.
En los grupos de estudio que usaron los celulares en forma más intensa por períodos más prolongados (10 a 15 años) el resultado más destacado es un aumento importante del riesgo de glioma (40%) y de meningioma cerebral (15%) en el grupo de mayor exposición. El equipo encontró pruebas suficientes para clasificar la exposición personal como posiblemente cancerígena para los seres humanos.
El director de la Agencia Internacional de Investigaciones para el Cáncer Christopher Wild afirmó que en base a las observaciones realizadas en los grupos de mayor exposición y el creciente uso de celulares, en particular por los jóvenes, se justifica una investigación adicional del riesgo de cáncer en los usuarios de los celulares, incluyendo en los estudios a los niños que no fueron incluidos en el estudio Interpone.
Lo cual significa es que en este momento no se han realizado suficientes estudios a largo plazo para llegar a una conclusión clara de si la radiación de los teléfonos celulares es segura, pero hay suficientes datos que muestran una posible conexión que debe ser advertida a los consumidores. La principal consecuencia de la interacción entre la energía radioeléctrica y el cuerpo humano es el calentamiento de los tejidos.
En el ínterin y hasta tanto se disponga de mayor información, se recomienda fuertemente aplicar el principio de precaución que indica no usar los celulares en forma injustificada y tratar de lograr que las exposiciones, en particular en los niños sean tan bajas como sea posible.
El uso de celulares debe limitarse y restringirse a una emergencia y los padres de familia deben tomar el control sobre los aparatos electrónicos que compran a sus hijos y sobre todo analizar el peligro que estos puedan ocasionarles.
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