enero 27, 2020

Cambio Cerebral Causado por la Tecnología





¿ Nos está cambiando el cerebro ?

La mayoría de expertos están de acuerdo en que la tecnología cambia de alguna manera nuestro cerebro, pero ni tienen evidencias de que sea para mal, ni descartan que un efecto negativo esté ligado a un uso indebido.

Las herramientas están ahí para ser utilizadas a gusto y necesidad del usuario. Por lo tanto, a la hora de culpar a alguien será mejor que nos culpemos a nosotros mismos por darles un mal uso. El teléfono no nos obliga a revisarlo 85 veces al día.

Cualquier aprendizaje cambia el cerebro, no en su forma o tamaño sino en las conexiones neurales que se generan cuando se aprende algo nuevo.

La tecnología nos da la capacidad de hablar online, viajar rapidísimo, saber si hay un accidente de auto, cuál es el mejor camino en la calle. Las funciones cognitivas que empiezan a ganar más fuerza son las que tienen que ver con el lugar dónde guardamos las cosas. Somos mejores buscadores, ya no somos mejores almacenadores, ni enciclopedias vivientes.

Los nativos digitales

Los nativos digitales tienen menos conexiones en la zona de gestión de la memoria del cerebro porque parte de esta función la han externalizado hacia los aparatos digitales: ya nadie recuerda el número de teléfono de sus amigos.

Estas personas tienen una mayor robustez de conexiones en las zonas de integración del cerebro, lo que permite incorporar muchos datos diferentes en un mismo trabajo. Mientras antes iban a buscar un libro o dos a la biblioteca, ahora las nuevas tecnologías les permiten tener veinte páginas abiertas en la computadora o tableta e ir tomando ideas de todas ellas.


Lo que dicen los estudios respecto a los cambios

Más distraído. Una investigación de la Universidad de Montfort (Reino Unido) dice que las personas que más tiempo pasan consultando sus móviles y navegando en Internet tienden a cometer fallos de concentración en su vida diaria. ¿La tecnología nos está volviendo tontos? No exactamente. El estudio extrae que hay un número estadísticamente significativo de individuos que afirma usar mucho estas herramientas y experimentar errores cognitivos, pero eso no significa que sea la tecnología la que provoca los errores, si no de la consecuencia de un uso incorrecto de la misma.

De memoria corta. Hoy disponemos de una memoria inagotable, 24 horas los 365 días del año. Se llama Internet y apellida Google. Su existencia hace que hayamos dejado a un lado nuestra memoria y, que necesitemos estar conectados siempre para saberlo todo. Lo han comprobado, entre otros, un equipo de científicos de la Universidad de California, que sometió a 60 estudiantes a una prueba. Los resultados publicados en Science sugieren que confiar en Internet para resolver dudas nos hace más proclives a volver una y otra vez, tanto que la sensación de perder esa conexión se nos parece cada vez más a algo tan grave como perder a un amigo.

Menos concentrado. Una investigación de Plos One sugiere que las personas que utilizan varios dispositivos a la vez presentan menor densidad de materia gris en el córtex del cíngulo anterior, una región cerebral implicada en el control de funciones cognitivas y emocionales. Los resultados relacionan la multitarea asociada a la tecnología con la facilidad para distraerse. Sin embargo, la publicación admite que sus hallazgos demuestran la existencia de un “vínculo” y no una relación de causalidad. Es decir, no saben si el uso de múltiples dispositivos produce los cambios en la estructura cerebral, o si las personas con menor materia gris son más proclives a la multitarea.

Desorientado. Cada vez entrenamos menos nuestra capacidad de orientación. En lugar de consultar la ruta antes de salir de casa y construirnos un mapa mental, ahora podemos preguntar a Google Maps por el camino correcto. Por esta razón, investigadores de la Universidad McGill, creen que nuestra capacidad de orientarnos podría estar en riesgo. Su advertencia se basa en estudios como el publicado en Nature Communications, cuyos resultados sugieren que cuando encendemos el GPS apagamos las regiones del cerebro que, en ausencia de mapas virtuales, nos habrían ayudado a simular las diferentes rutas en la cabeza.

Más ansioso. Investigadores de la Universidad de California analizan cómo la tecnología, es decir su uso, nos afecta psicológicamente. Han demostrado que los dispositivos tecnológicos, o más bien su ausencia, se han convertido en una fuente de ansiedad. Siempre que se trate, eso sí, de un uso abusivo: La dependencia de los dispositivos móviles, mediada por una insana utilización constante, puede llevar a un incremento de la ansiedad cuando estos desaparecen.


¿Cómo afectan las tecnologías al cerebro de los niños y jóvenes?

Crecer entre tecnología no nos hace más inteligentes. Es cierto que ha facilitado un sinfín de actividades pero sobre todo hemos desarrollado una característica en la mente con gran habilidad: la multitarea.

La multitarea (multitasking) puede entenderse como la capacidad de sostener metas de orden superior mientras se realizan otras de orden inferior y esa es una muy buena habilidad.

Desarrollo de la corteza prefrontal desde el nacimiento. Un bebé comienza a prestar atención cuando ve luz; a los meses de vida su atención se focaliza donde encuentra luz, movimiento y sonido. El gran reto de la educación consiste en conseguir que los niños presten atención a "cosas" no móviles ni luminosas (papel, comida, escritura, lectura, deberes). Se trata de encauzar su voluntad y atención para que sean capaces de concentrar su atención de forma voluntaria.

Si en ese instante de su vida regalamos a los niños iPads, teléfonos o tablets, la atención del niño vuelve a luz-movimiento-sonido. No es un avance en su corteza prefrontal, sino un retroceso claro, ya que el niño se motiva y responde como cuando era bebé. La única diferencia es que los sonidos son más intensos y las luces y movimientos cambian a una velocidad más vertiginosa.

Alternancia continuada de la atención

Significa que el cerebro dedica unos minutos o segundos a realizar una tarea, luego a otra y después a otra. El cerebro no puede efectuar dos acciones al mismo tiempo si involucran la misma área cerebral. Si nos encontramos escuchando la letra de una canción en inglés a la vez que leemos un libro, no realizamos ninguna de las dos tareas al 100%. Se produce una alternancia en el foco de atención debido a que toca la misma zona cerebral.

Cuando realizamos la función multitarea, el cerebro es capaz de captar de forma superficial mucha información, pero no es capaz de retenerla. Existe una relación entre el déficit de atención y la multitarea. Las personas que hacen varias cosas a la vez  hablar por teléfono, contestar el correo  son menos eficientes. Es cierto que son capaces de cambiar de foco de atención más ágilmente, pero los estudios afirman que conlleva un bloqueo de la memoria de trabajo. Si esto se generaliza, acabaremos viviendo en una sociedad superficialmente informada y carente de formación.

El uso prolongado de las tecnologías produce alternativas gratificantes, fáciles y atractivas, pero dificulta el ser capaces de prestar atención a estímulos no digitales.

El cerebro y la mente de los jóvenes necesitan aprender a focalizar su atención, a desarrollar de manera sana la zona frontal del cerebro, responsable de la voluntad y del autocontrol. Una exposición excesiva a la pantalla inhibe el correcto funcionamiento con un claro déficit en la atención y en la concentración.

Hiper-estimulación

El siglo XXI es el siglo de la hiper-estimulación. A causa de las nuevas tecnologías el cerebro se ve expuesto y obligado a procesar cantidades ingentes de datos que llegan a nuestros sentidos, fundamentalmente la vista, que llegan en oleadas o de forma simultánea.

Esta hiper-estimulación tiene graves consecuencias, los niños y jóvenes de hoy en día acostumbrados a este bombardeo, precisan estímulos cada vez más fuertes e intensos para motivarse. Esto merma su curiosidad, asombro y ganas de querer aprender algo que vaya más allá del mundo digital. Se encuentran desmotivados y su creatividad e imaginación completamente anulada.

Nos encontramos en la era de la dispersión. Nos cuesta enormemente pasar más de media hora leyendo un libro o trabajando en un documento sin comprobar nuestro teléfono o correo. Si eso sucede en el cerebro de los adultos, que fue educado sin apenas tecnología, ¿qué experimento estamos haciendo con los niños y los jóvenes? ¿Quién puede afirmar científicamente, sin riesgo a equivocarse, que todo eso no conllevará problemas en la edad adulta?

Uno de los grandes retos en la educación es enseñar a los niños a prestar atención, a ser capaces de fijar la mente y concentrarse en un asunto concreto. Así mejorará su memoria de trabajo, clave en el almacenamiento temporal de información y la manipulación de los datos.

La atención del cerebro se desarrolla en la corteza prefrontal. Esta zona se encarga de la voluntad, autocontrol y planificación de una tarea. Hay que desarrollar esta zona del cerebro en los niños desde pequeños. Es una de las zonas más importantes de la mente.

La inteligencia emocional es una de las claves del éxito en la vida. La pantalla es la peor educadora para lograrla. Aísla y encapsula al niño de todo lo que le rodea. Frena la capacidad de entender las emociones, de conectar con las personas, con sus emociones y anula la capacidad de expresar lo que uno siente mirando a los ojos y no al teclado o a la pantalla.

Los jóvenes de hoy en día no saben expresar sus emociones mirando a los ojos de la persona que tienen enfrente. Eduquemos a los niños para que sean capaces de paladear la vida, las emociones y las relaciones personales de tú a tú, mirando a los ojos de la persona que tienen enfrente.

Los jóvenes de hoy conectan más fácilmente con una pantalla, una red social o un videojuego que con la naturaleza, las personas y la realidad. No se trata de negar la tecnología, ni negar el avance digital, sino de saber introducirla de forma sensata y escalonada en la vida de los niños y adolescentes, enseñándoles a ellos mismos a controlar el acceso a las aplicaciones y a los contenidos.


Las redes sociales influyen en la salud mental de los adolescentes

Según el informe titulado #Status Of Mind, examining the positive and negative effects of social media on young people’s health (Estado de la Mente, examinando los efectos positivos y negativos de los medios sociales sobre la salud de los adolescentes), publicado por la Royal Society for Public Health (RSPH) en julio 2017, y el Movimiento por la salud de los jóvenes (Young Health Movement), el uso de redes sociales está relacionado con un aumento en las tasas de ansiedad, depresión y problemas del sueño entre los jóvenes.

Los autores señalan que los medios sociales han revolucionado la forma en que nos conectamos unos con otros, y su uso se ha convertido en una parte integral de la vida de muchas personas, conectándolas a nivel mundial con amigos, familiares y desconocidos. Concretamente los jóvenes  conocidos hoy en día como “nativos digitales” , suelen interactuar y comunicarse entre sí mediante Internet y redes sociales.

A este respecto, el informe pone de relieve, no sólo la gran oportunidad que esto supone para la innovación, el aprendizaje y la creatividad, sino también en las potenciales consecuencias que puede tener el uso de los medios sociales para la salud mental de los jóvenes.

Principales conclusiones del informe:

Potenciales efectos adversos de los medios sociales

* El 91% de los jóvenes de 16 a 24 años usan Internet para acceder a las redes sociales.

* Se estima que la adicción a las redes sociales afecta a un 5% de los jóvenes, considerándose estos medios más adictivos que los cigarrillos y el alcohol.

* Las tasas de ansiedad y depresión en los jóvenes han aumentado un 70% en los últimos 25 años.

* El uso de redes sociales está relacionado con un incremento en las tasas de ansiedad y depresión, con dificultades del sueño, y con problemas de auto-imagen.

* El ciberbullying o acoso cibernético es un problema creciente: 7 de cada 10 jóvenes afirman haberlo experimentado.

* Miedo a ser ignorado (missing out), caracterizado por la necesidad de estar constantemente conectado con las actividades de otras personas, para no “perdérselas”.

Potenciales efectos positivos de los medios sociales

* Los medios de comunicación social pueden mejorar el acceso a las experiencias de salud de otras personas y a la información especializada sobre la salud.

* Aquellos que usan las redes sociales se sienten más apoyados emocionalmente a través de sus contactos. Aproximadamente, siete de cada 10 adolescentes afirman haber recibido apoyo en los medios sociales durante momentos difíciles.

* Los medios de comunicación social pueden actuar como una plataforma eficaz para la auto-expresión correcta y positiva.

El documento finaliza con una llamada a la acción del Gobierno británico, incluyendo para ello una serie de recomendaciones, tales como, la formación en centros educativos sobre el uso seguro de los medios sociales, el impulso de la investigación sobre los efectos de las redes sociales en la salud mental de los jóvenes, o la creación de plataformas de medios sociales orientadas a identificar y apoyar a los usuarios que podrían estar experimentando problemas de salud mental a causa de sus publicaciones.

El informe se puede descargar desde la página de la RSPH o bien directamente a través del siguiente enlace:


Cambios en la estructura del cerebro de los niños al abusar de las pantallas

Un estudio realizado por el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos está investigando cómo afecta físicamente a los niños la exposición excesiva a los distintos dispositivos móviles. Para ello, se han comparado los escáneres cerebrales de pequeños que se sitúan frente a pantallas mucho tiempo con los de otros que buscan otras formas de entretenimiento. En estas imágenes, los investigadores han asegurado que se pueden apreciar varias diferencias en los patrones cerebrales.

Esto supone que al pasar mucho tiempo frente a una pantalla, la estructura del cerebro del niño se modifica. Más concretamente, esta investigación señala que los niños de 9 y 10 años que pasan más de 7 horas al día utilizando distintos dispositivos sufren un adelgazamiento prematuro de la corteza cerebral. Se debe tener en cuenta que esta es la capa del cerebro que procesa toda la información relacionada con el tacto, olfato, oído, etc.

Estos resultados son los primeros datos de una gran investigación que aún está en curso. Los investigadores han señalado que todavía no se puede determinar que estas modificaciones en el cerebro de los niños se deban al tiempo que pasan frente a las pantallas. Sin embargo, sí aseguran que es evidente que las estructuras cerebrales de los niños que utilizan mucho las video-consolas y el móvil son diferentes.

Por otro lado, el Instituto de Salud de Estados Unidos también señala que aquellos niños que pasan más de dos horas diarias frente a las pantallas, obtienen peor puntuación en exámenes de razonamiento y lenguaje.


Recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics, AAP)


1. Evitar el uso de medios digitales para los bebés menores de 18 o 24 meses, excepto en el caso de las videoconferencias. A partir de esta edad, se puede utilizar siempre siendo los padres quienes escojan contenidos de calidad. Es aconsejable ver con ellos dichos vídeos y hablar sobre ellos mientras se visualizan, ya que de esta manera los niños  aprenden e interactúan.

2. Para niños entre 2 y 5 años se recomienda limitar a una hora al día el acceso a las pantallas, siempre buscando contenidos que se ajusten a su edad.

3. A partir de 6 años, los padres deben establecer límites de tiempo y normas sobre el tipo de dispositivos al que los niños tienen acceso. Siempre hay que tener en cuenta que, en ningún momento, las nuevas tecnologías pueden quitar tiempo de sueño, juego o actividad física al pequeño.

4. Durante la adolescencia, es normal que nuestro hijo pase más tiempo con el móvil. Muchos adolescentes utilizan este dispositivo para construir una parte importante de sus relaciones sociales. De hecho, los medios digitales y las redes sociales pueden ayudar al joven a entender más sobre sí mismo y la gente que le rodea. Sin embargo, hay que asegurarse de que sabe dónde están los límites, el tipo de conductas que deben evitar y las amenazas a las que pueden quedar expuestos.


Efecto de las redes sociales en nuestro cerebro

El uso de redes sociales tiene numerosos efectos positivos sobre el cerebro

Desde el desarrollo de nuevas conexiones cerebrales hasta la creación de nuevos métodos de aprendizaje. De hecho, el cerebro parece ser capaz de crear nuevas redes neuronales mientras se navega por Facebook, Twitter o Youtube entre otras. Esto significa que el cerebro tiene la suficiente plasticidad para adaptarse a este tipo de nuevos retos.

Se ha comprobado sobre nativos digitales y se conoce que estos aprenden de un modo ligeramente diferente a los que no lo son. Por una parte, los nativos digitales son capaces de hacer varias tareas a la vez con mejor resultado y por otra son más rápidos buscando información para dar respuesta a preguntas concretas. Se ha comprobado que tienen mayor dificultad para discernir entre las fuentes de información fiables y la que no lo son, dándole más importancia a la información que captan de sus amigos y conocidos, y menos a las páginas web oficiales y más confiables.

Sin embargo, los expertos también señalan que las redes sociales y las nuevas tecnologías pueden provocar adicción dado que parte del procesamiento cerebral de las redes sociales tiene lugar en los circuitos relacionados con las recompensas y su uso no controlado podría estar asociado a algunos trastornos psiquiátricos como las adicciones.

Las adicciones vienen de un desequilibrio. Las adicciones se crean en un momento en el que un pensamiento nos hace creer que hay algo mal en nuestra vida, nos creemos tanto ese pensamiento que buscamos una adicción (el televisor, el teléfono, los videojuegos...) para olvidarnos del problema en el que estamos. Cuando la gente adquiere un hábito y ese hábito se transforma en una adicción, es porque deshabilitamos la posibilidad de equilibrar las cosas en nuestra vida, el saber qué es importante y qué no.

Por eso el ser humano tiene que salir, recrearse, alimentarse de lo que pasa a su alrededor. Al hacer eso, inventamos formas de resolver nuestros problemas. Nosotros vivimos de lo que vemos y nos nutrimos de lo que experimentamos.

Las redes sociales desde el punto de vista médico

Desde una perspectiva biológica, se ha demostrado que las redes sociales provocan cambios en los neurotransmisores como la oxitocina, la adrenalina, la dopamina, la serotonina, la testosterona y el cortisol.

Mayores niveles de oxitocina se relacionan con más compras e inversión y con una mayor influencia de la familia y la pareja.

La adrenalina, que se libera puntualmente en el uso de redes sociales estaría vinculada con la agresividad mientras que la dopamina se libera cuando se recibe un ‘like’. De esta manera se activan los centros de recompensa y se incrementa la sensación de felicidad.

El aumento de la serotonina podría modificar los comportamientos sociales hacia un carácter más introvertido y la prioridad de los intereses individuales frente a los de grupo.

Por otra parte, altos niveles de testosterona se vinculan con una menor tendencia a establecer nuevas amistades en Facebook y el cortisol tendría impacto en la fidelidad a las amistades.

Entre los cambios en las capacidades cerebrales, la influencia de las redes sociales se manifiesta en cuestiones como la pérdida de capacidad de concentración y de prestar atención, así como la de leer y escribir textos largos.

Respecto a los beneficios sociales de las redes sociales existe consenso sobre el papel definitorio de las redes sociales en la búsqueda de pareja o relaciones sexuales, su impacto en la educación, búsqueda de trabajo o compra online.

Un uso irresponsable de las redes sociales también puede poner en peligro la salud, los expertos vinculan algunas enfermedades inflamatorias o auditivas a un uso excesivo. Incluso alertan de que utilizar el teléfono móvil por la calle aumenta los atropellos y se calcula que en más del 90% de los accidentes en los que el responsable es el peatón, están relacionados con el uso de los smartphones.


Efectos negativos del teléfono móvil para la salud

Aumenta los niveles de estrés

La gran frecuencia de uso del teléfono móvil puede incidir negativamente en los niveles de estrés. El sonido constante de llamadas, alertas vibratorias y recordatorios pueden estresar fácilmente.

El alto uso de teléfono móvil se asocia con el estrés y trastornos del sueño en las mujeres. Por su parte, en los hombres se asoció con alteraciones del sueño y síntomas de depresión. Estar pendiente de la pantalla impide tomar contacto con el mundo real, con lo que verdaderamente está aconteciendo. Siempre se está pendiente de cosas urgentes que no son verdaderamente importantes, para desechar aquellas cosas importantes que no parecen urgentes (la familia, los valores, ayudar a los demás, etc.).

Radiación y ondas electromagnéticas para el cerebro

Algunas investigaciones se han centrado en que sostener un teléfono móvil en el oído puede conducir a un aumento en la cantidad de ondas electromagnéticas u ondas de radio absorbidas en el cerebro y otras partes del cuerpo.

No se ha podido demostrar que la exposición por debajo de los niveles considerados seguros suponga uno de los efectos negativos del teléfono móvil para la salud.

Aumento del riesgo de enfermedades en el sistema inmune

Otro de los efectos negativos del teléfono móvil está ligado a su toque incesante. Esto puede hacer que alberge más gérmenes. El residuo grasiento o aceitoso que hay en un teléfono después de usarlo todo un día puede contener más gérmenes de enfermedades propensas que las que se encuentran en un inodoro.

Incluso, hay personas que entran con su móvil al baño. Esto puede aumentar la cantidad de gérmenes en el dispositivo.

Aumento del riesgo de dolor crónico

Los teléfonos móviles requieren el uso constante de las manos. Especialmente cuando se envían mensajes de texto y correos electrónicos. La respuesta a escribir muchos mensajes a una velocidad rápida puede causar dolor e inflamación de las articulaciones.

El dolor de espalda es también común con el aumento de uso de teléfonos móviles. Sobre todo si se mantiene el teléfono entre el cuello y los hombros mientras se realiza multitareas.

Los usuarios de teléfonos inteligentes están comenzando a padecer dolores en el cuello y en la zona superior de la espalda a edades más tempranas. En comparación con aquellas personas que no permanecen demasiado tiempo concentradas en la pantalla de su dispositivo móvil.

Aumenta el riesgo de problemas de visión

Mirar el dispositivo móvil puede causar problemas en la visión en el futuro como la fatiga visual digital, debido a que las pantallas en dispositivos móviles tienden a ser más pequeñas que las pantallas de las computadoras. Por esto, es más probable que haya que entrecerrar los ojos y forzar la vista al leer los mensajes.

Por otro lado, una reciente serie de experimentos ratifican los daños irreversibles que la luz de las pantallas digitales puede provocar en los ojos. Las pantallas LED de los dispositivos digitales emiten luz con una elevada proporción de longitud de onda corta. Esta puede producir daños en los ojos y en otras estructuras del organismo.

Consejos de seguridad para el uso del teléfono móvil

* Desconectarse de la tecnología de vez en cuando y apagar por un momento el teléfono.

* Evaluar la posibilidad del uso de auriculares o el altavoz. Utilizar más mensajes de texto y hablar menos.

* Realizar llamadas solo cuando la señal es fuerte.

* Dejar el móvil lo más lejos posible del cuerpo. No dejarlo en el bolsillo, ni prendido del cinturón, ni debajo de la almohada.

* Lavarse las manos es una de las mejores maneras de reducir al mínimo los gérmenes en el teléfono.

* También es importante limpiar el teléfono por lo menos una vez a la semana.

* Verificar la postura cada vez que se habla o se usa el teléfono.

Consejos para el uso de la tecnología

Limitar el tiempo de uso. Establecer un calendario de rutinas y actividades semanales para determinar qué momento se puede dedicarle a la tecnología (TV, Netflix, videojuegos) sin que esto afecte la rutina y labores diarias.

Evitar la tecnología antes de dormir. Implementar “atardeceres electrónicos”: cuando sea hora de dormir, alejarse de todos los dispositivos tecnológicos, y por ejemplo, tomar un libro (pero no electrónico). Se logrará dormir mejor y más rápido.

Recordar la vida sin gadgets. Cada vez nos olvidamos más de cómo era la vida antes de Internet, porque nos sentimos irresistiblemente atraídos por la tecnología. Volver a los parques, a las caminatas, a las conversaciones entre amigos, al fútbol...

El uso adecuado de la tecnología es positivo

La solución no es deshacernos de los teléfonos y demás dispositivos, es aprender a utilizarlos. Hacer un uso adecuado de la tecnología tiene efectos positivos en la salud mental; nos ayuda a ser más organizados, a entretenernos a adquirir nuevas habilidades.

Es obvio que la tecnología nos está cambiando... Aunque nos sentemos en una hamaca y no hagamos nada durante cinco horas seguidas, nuestro cerebro cambia. Pero eso no significa que lo haga para mal, siempre y cuando no se convierta en una adicción. El órgano que gobierna el cuerpo humano tiene capacidad de sobra para adaptarse y ya lleva siglos haciéndolo, no nos debe sorprender.

La tecnología no tiene efectos negativos; tal como la comida, el deporte o la vida en general, están ahí para disfrutarlos, para sacarles partido.

Nuestro cerebro se adaptará a tener una gran cantidad de información disponible con la que poder trabajar y cada vez será menos necesario almacenar información. Por ello, se prevé que las áreas de memoria de trabajo para manejar varios datos a la vez se ampliarán en detrimento de aquellas regiones cerebrales que utilizamos para memorizar a largo plazo.


Entonces, ¿el cerebro nos está cambiando?  Sí, a cada rato, sin importar lo que estamos haciendo
 – no por culpa de la tecnología – aumentando a la vez increíblemente nuestras capacidades cognitivas.