¿ Nos está cambiando el cerebro ?
La mayoría de expertos están de acuerdo en
que la tecnología cambia de alguna manera nuestro cerebro, pero ni tienen
evidencias de que sea para mal, ni descartan que un efecto negativo esté ligado
a un uso indebido.
Las herramientas están ahí para ser
utilizadas a gusto y necesidad del usuario. Por lo tanto, a la hora de culpar a
alguien será mejor que nos culpemos a nosotros mismos por darles un mal uso. El
teléfono no nos obliga a revisarlo 85 veces al día.
Cualquier aprendizaje cambia el cerebro, no en
su forma o tamaño sino en las conexiones neurales que se generan cuando se
aprende algo nuevo.
La tecnología nos da la capacidad de hablar
online, viajar rapidísimo, saber si hay un accidente de auto, cuál es el mejor
camino en la calle. Las funciones cognitivas que empiezan a ganar más fuerza
son las que tienen que ver con el lugar dónde guardamos las cosas. Somos
mejores buscadores, ya no somos mejores almacenadores, ni enciclopedias
vivientes.
Los nativos digitales
Los nativos digitales tienen menos conexiones
en la zona de gestión de la memoria del cerebro porque parte de esta función la
han externalizado hacia los aparatos digitales: ya nadie recuerda el número de
teléfono de sus amigos.
Estas personas tienen una mayor robustez de
conexiones en las zonas de integración del cerebro, lo que permite incorporar
muchos datos diferentes en un mismo trabajo. Mientras antes iban a buscar un
libro o dos a la biblioteca, ahora las nuevas tecnologías les permiten tener
veinte páginas abiertas en la computadora o tableta e ir tomando ideas de todas
ellas.
Lo que dicen los estudios respecto a los
cambios
Más distraído. Una investigación de la Universidad de
Montfort (Reino Unido) dice que las personas que más tiempo pasan consultando
sus móviles y navegando en Internet tienden a cometer fallos de concentración
en su vida diaria. ¿La tecnología nos está volviendo tontos? No exactamente. El
estudio extrae que hay un número estadísticamente significativo de individuos
que afirma usar mucho estas herramientas y experimentar errores cognitivos,
pero eso no significa que sea la tecnología la que provoca los errores, si no
de la consecuencia de un uso incorrecto de la misma.
De memoria corta. Hoy disponemos de una memoria
inagotable, 24 horas los 365 días del año. Se llama Internet y apellida Google.
Su existencia hace que hayamos dejado a un lado nuestra memoria y, que necesitemos
estar conectados siempre para saberlo todo. Lo han comprobado, entre otros, un
equipo de científicos de la Universidad de California, que sometió a 60
estudiantes a una prueba. Los resultados publicados en Science sugieren que confiar en Internet para resolver dudas nos
hace más proclives a volver una y otra vez, tanto que la sensación de perder
esa conexión se nos parece cada vez más a algo tan grave como perder a un
amigo.
Menos concentrado. Una investigación de Plos One sugiere que las personas que
utilizan varios dispositivos a la vez presentan menor densidad de materia gris
en el córtex del cíngulo anterior, una región cerebral implicada en el control
de funciones cognitivas y emocionales. Los resultados relacionan la multitarea
asociada a la tecnología con la facilidad para distraerse. Sin embargo, la
publicación admite que sus hallazgos demuestran la existencia de un “vínculo” y
no una relación de causalidad. Es decir, no saben si el uso de múltiples
dispositivos produce los cambios en la estructura cerebral, o si las personas
con menor materia gris son más proclives a la multitarea.
Desorientado. Cada vez entrenamos menos nuestra capacidad
de orientación. En lugar de consultar la ruta antes de salir de casa y
construirnos un mapa mental, ahora podemos preguntar a Google Maps por el
camino correcto. Por esta razón, investigadores de la Universidad McGill, creen
que nuestra capacidad de orientarnos podría estar en riesgo. Su advertencia se
basa en estudios como el publicado en Nature Communications, cuyos resultados
sugieren que cuando encendemos el GPS apagamos las regiones del cerebro que, en
ausencia de mapas virtuales, nos habrían ayudado a simular las diferentes rutas
en la cabeza.
Más ansioso. Investigadores de la Universidad de
California analizan cómo la tecnología, es decir su uso, nos afecta
psicológicamente. Han demostrado que los dispositivos tecnológicos, o más bien
su ausencia, se han convertido en una fuente de ansiedad. Siempre que se trate,
eso sí, de un uso abusivo: La dependencia de los dispositivos móviles, mediada
por una insana utilización constante, puede llevar a un incremento de la
ansiedad cuando estos desaparecen.
¿Cómo afectan las
tecnologías al cerebro de los niños y jóvenes?
Crecer entre tecnología no nos hace más
inteligentes. Es cierto que ha facilitado un sinfín de actividades pero sobre
todo hemos desarrollado una característica en la mente con gran habilidad: la
multitarea.
La multitarea (multitasking) puede entenderse
como la capacidad de sostener metas de orden superior mientras se realizan
otras de orden inferior y esa es una muy buena habilidad.
Desarrollo de la
corteza prefrontal desde el nacimiento. Un bebé comienza a prestar atención cuando
ve luz; a los meses de vida su atención se focaliza donde encuentra luz,
movimiento y sonido. El gran reto de la educación consiste en conseguir que los
niños presten atención a "cosas" no móviles ni luminosas (papel,
comida, escritura, lectura, deberes). Se trata de encauzar su voluntad y
atención para que sean capaces de concentrar su atención de forma voluntaria.
Si en ese instante de su vida regalamos a los
niños iPads, teléfonos o tablets, la atención del niño vuelve a luz-movimiento-sonido. No es un avance en su corteza prefrontal, sino un retroceso
claro, ya que el niño se motiva y responde como cuando era bebé. La única
diferencia es que los sonidos son más intensos y las luces y movimientos
cambian a una velocidad más vertiginosa.
Alternancia
continuada de la atención
Significa que el cerebro dedica unos minutos
o segundos a realizar una tarea, luego a otra y después a otra. El cerebro no
puede efectuar dos acciones al mismo tiempo si involucran la misma área
cerebral. Si nos encontramos escuchando la letra de una canción en inglés a la
vez que leemos un libro, no realizamos ninguna de las dos tareas al 100%. Se
produce una alternancia en el foco de atención debido a que toca la misma zona
cerebral.
Cuando realizamos la función multitarea, el
cerebro es capaz de captar de forma superficial mucha información, pero no es
capaz de retenerla. Existe una relación entre el déficit de atención y la
multitarea. Las personas que hacen varias cosas a la vez – hablar por teléfono,
contestar el correo – son menos eficientes. Es cierto que son capaces de
cambiar de foco de atención más ágilmente, pero los estudios afirman que
conlleva un bloqueo de la memoria de trabajo. Si esto se generaliza, acabaremos
viviendo en una sociedad superficialmente informada y carente de formación.
El uso prolongado de las tecnologías produce
alternativas gratificantes, fáciles y atractivas, pero dificulta el ser capaces
de prestar atención a estímulos no digitales.
El cerebro y la mente de los jóvenes necesitan aprender a focalizar su atención, a desarrollar de manera sana la zona frontal
del cerebro, responsable de la voluntad y del autocontrol. Una exposición
excesiva a la pantalla inhibe el correcto funcionamiento con un claro déficit
en la atención y en la concentración.
Hiper-estimulación
El siglo XXI es el siglo de la hiper-estimulación.
A causa de las nuevas tecnologías el cerebro se ve expuesto y obligado a
procesar cantidades ingentes de datos que llegan a nuestros sentidos,
fundamentalmente la vista, que llegan en oleadas o de forma simultánea.
Esta hiper-estimulación tiene graves
consecuencias, los niños y jóvenes de hoy en día acostumbrados a este
bombardeo, precisan estímulos cada vez más fuertes e intensos para motivarse.
Esto merma su curiosidad, asombro y ganas de querer aprender algo que vaya más
allá del mundo digital. Se encuentran desmotivados y su creatividad e imaginación
completamente anulada.
Nos encontramos en la era de la dispersión.
Nos cuesta enormemente pasar más de media hora leyendo un libro o trabajando en
un documento sin comprobar nuestro teléfono o correo. Si eso sucede en el
cerebro de los adultos, que fue educado sin apenas tecnología, ¿qué experimento
estamos haciendo con los niños y los jóvenes? ¿Quién puede afirmar
científicamente, sin riesgo a equivocarse, que todo eso no conllevará problemas
en la edad adulta?
Uno de los grandes retos en la educación es
enseñar a los niños a prestar atención, a ser capaces de fijar la mente y
concentrarse en un asunto concreto. Así mejorará su memoria de trabajo, clave
en el almacenamiento temporal de información y la manipulación de los datos.
La atención del cerebro se desarrolla en la
corteza prefrontal. Esta zona se encarga de la voluntad, autocontrol y
planificación de una tarea. Hay que desarrollar esta zona del cerebro en los
niños desde pequeños. Es una de las zonas más importantes de la mente.
La inteligencia emocional es una de las claves
del éxito en la vida. La pantalla es la peor educadora para lograrla. Aísla y
encapsula al niño de todo lo que le rodea. Frena la capacidad de entender las
emociones, de conectar con las personas, con sus emociones y anula la capacidad
de expresar lo que uno siente mirando a los ojos y no al teclado o a la
pantalla.
Los jóvenes de hoy en día no saben expresar sus
emociones mirando a los ojos de la persona que tienen enfrente. Eduquemos a los
niños para que sean capaces de paladear la vida, las emociones y las relaciones
personales de tú a tú, mirando a los ojos de la persona que tienen enfrente.
Los jóvenes de hoy conectan más fácilmente con
una pantalla, una red social o un videojuego que con la naturaleza, las
personas y la realidad. No se trata de negar la tecnología, ni negar el avance
digital, sino de saber introducirla de forma sensata y escalonada en la vida de
los niños y adolescentes, enseñándoles a ellos mismos a controlar el acceso a
las aplicaciones y a los contenidos.
Las redes sociales
influyen en la salud mental de los adolescentes
Según el informe titulado #Status Of Mind,
examining the positive and negative effects of social media on young people’s
health (Estado de la Mente, examinando los efectos positivos y negativos de
los medios sociales sobre la salud de los adolescentes), publicado por la Royal
Society for Public Health (RSPH) en julio 2017, y el Movimiento por la
salud de los jóvenes (Young Health Movement), el uso de redes sociales está relacionado con un aumento en las
tasas de ansiedad, depresión y problemas del sueño entre los jóvenes.
Los autores señalan que los medios sociales han
revolucionado la forma en que nos conectamos unos con otros, y su uso se ha
convertido en una parte integral de la
vida de muchas personas, conectándolas a nivel mundial con amigos, familiares y
desconocidos. Concretamente los jóvenes – conocidos hoy en día como
“nativos digitales” –, suelen
interactuar y comunicarse entre sí mediante Internet y redes sociales.
A este respecto, el informe pone de relieve, no
sólo la gran oportunidad que
esto supone para la innovación, el aprendizaje y la creatividad, sino también
en las potenciales consecuencias
que puede tener el uso de los medios sociales para la salud mental de los
jóvenes.
Principales
conclusiones del informe:
Potenciales efectos adversos de los medios
sociales
* El 91% de los jóvenes de 16 a 24 años usan
Internet para acceder a las redes sociales.
* Se estima que la adicción a las redes
sociales afecta a un 5% de los jóvenes, considerándose estos medios más
adictivos que los cigarrillos y el alcohol.
* El uso de redes sociales está relacionado con
un incremento en las tasas de ansiedad y depresión, con dificultades del sueño,
y con problemas de auto-imagen.
* El ciberbullying o acoso cibernético
es un problema creciente: 7 de cada 10 jóvenes afirman haberlo experimentado.
* Miedo a ser ignorado (missing out),
caracterizado por la necesidad de estar constantemente conectado con las
actividades de otras personas, para no “perdérselas”.
Potenciales efectos positivos de los medios
sociales
* Los medios de comunicación social pueden mejorar el acceso a las experiencias de salud de otras personas y a la información especializada sobre la salud.
* Aquellos que usan las redes sociales se
sienten más apoyados emocionalmente a través de sus contactos. Aproximadamente, siete de cada 10
adolescentes afirman haber recibido apoyo en los medios sociales durante
momentos difíciles.
* Los medios de comunicación social pueden
actuar como una plataforma eficaz para la auto-expresión correcta y positiva.
El documento finaliza con una llamada a la
acción del Gobierno británico, incluyendo para ello una serie de
recomendaciones, tales como, la formación en centros educativos sobre el uso
seguro de los medios sociales, el impulso de la investigación sobre los efectos
de las redes sociales en la salud mental de los jóvenes, o la creación de
plataformas de medios sociales orientadas a identificar y apoyar a los usuarios
que podrían estar experimentando problemas de salud mental a causa de sus
publicaciones.
El informe se puede descargar desde la página de la RSPH o bien directamente a través del
siguiente enlace:
Cambios en la estructura del cerebro de los
niños al abusar de las pantallas
Un estudio realizado por el Instituto Nacional
de Salud de Estados Unidos está investigando cómo afecta físicamente a los niños
la exposición excesiva a los distintos
dispositivos móviles. Para ello, se han comparado los escáneres
cerebrales de pequeños que se sitúan frente a pantallas mucho tiempo con los de
otros que buscan otras formas de entretenimiento. En estas imágenes, los investigadores han asegurado que se pueden apreciar
varias diferencias en los patrones cerebrales.
Esto supone que al pasar mucho tiempo frente a
una pantalla, la estructura del cerebro del niño se modifica. Más
concretamente, esta investigación señala que los niños de 9 y 10 años que pasan más de 7 horas al día utilizando
distintos dispositivos sufren un
adelgazamiento prematuro de la corteza cerebral. Se debe tener en cuenta
que esta es la capa del cerebro que procesa toda la información relacionada con
el tacto, olfato, oído, etc.
Estos resultados son los primeros datos de una
gran investigación que aún está en
curso. Los investigadores han señalado que todavía no se puede
determinar que estas modificaciones en el cerebro de los niños se deban al
tiempo que pasan frente a las pantallas. Sin embargo, sí aseguran que es
evidente que las estructuras cerebrales de los niños que utilizan mucho las
video-consolas y el móvil son diferentes.
Por otro lado, el Instituto de Salud de Estados
Unidos también señala que aquellos niños que pasan más de dos horas diarias
frente a las pantallas, obtienen peor
puntuación en exámenes de razonamiento y lenguaje.
Recomendaciones de la Academia
Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics, AAP)
1. Evitar el uso de medios digitales para los
bebés menores de 18 o 24 meses, excepto en el caso de las videoconferencias.
A partir de esta edad, se puede utilizar siempre siendo los padres quienes escojan
contenidos de calidad. Es aconsejable ver con ellos dichos vídeos y hablar
sobre ellos mientras se visualizan, ya que de esta manera los niños aprenden e
interactúan.
2. Para niños entre 2 y 5 años se recomienda
limitar a una hora al día el acceso a las pantallas, siempre buscando
contenidos que se ajusten a su edad.
3. A partir de 6 años, los padres deben
establecer límites de tiempo y normas sobre el tipo de dispositivos al que
los niños tienen acceso. Siempre hay que tener en cuenta que, en ningún
momento, las nuevas tecnologías pueden quitar tiempo de sueño, juego o
actividad física al pequeño.
4. Durante la adolescencia, es normal
que nuestro hijo pase más tiempo con el móvil. Muchos adolescentes utilizan
este dispositivo para construir una parte importante de sus relaciones
sociales. De hecho, los medios digitales y las redes sociales pueden ayudar al
joven a entender más sobre sí mismo y la gente que le rodea. Sin embargo, hay
que asegurarse de que sabe dónde están los límites, el tipo de conductas que
deben evitar y las amenazas a las que pueden quedar expuestos.
Efecto de las redes sociales en nuestro cerebro
El uso de redes sociales tiene numerosos
efectos positivos sobre el cerebro

Se ha comprobado sobre nativos digitales y se
conoce que estos aprenden de un modo ligeramente diferente a los que no lo son.
Por una parte, los nativos digitales son capaces de hacer varias tareas a la
vez con mejor resultado y por otra son más rápidos buscando información para
dar respuesta a preguntas concretas. Se ha comprobado que tienen mayor
dificultad para discernir entre las fuentes de información fiables y la que no
lo son, dándole más importancia a la información que captan de sus amigos y
conocidos, y menos a las páginas web oficiales y más confiables.
Sin embargo, los expertos también señalan que
las redes sociales y las nuevas tecnologías pueden provocar adicción dado que parte del procesamiento cerebral
de las redes sociales tiene lugar en los circuitos relacionados con las
recompensas y su uso no controlado podría estar asociado a algunos trastornos
psiquiátricos como las adicciones.
Las adicciones vienen de un desequilibrio. Las
adicciones se crean en un momento en el que un pensamiento nos hace creer que
hay algo mal en nuestra vida, nos creemos tanto ese pensamiento que buscamos
una adicción (el televisor, el teléfono, los videojuegos...) para olvidarnos
del problema en el que estamos. Cuando
la gente adquiere un hábito y ese hábito se transforma en una adicción, es
porque deshabilitamos la posibilidad de equilibrar las cosas en nuestra vida,
el saber qué es importante y qué no.
Por eso el ser humano tiene que salir,
recrearse, alimentarse de lo que pasa a su alrededor. Al hacer eso, inventamos
formas de resolver nuestros problemas. Nosotros vivimos de lo que vemos y nos
nutrimos de lo que experimentamos.
Las redes sociales desde el punto de vista médico
Desde una perspectiva biológica, se ha
demostrado que las redes sociales provocan
cambios en los neurotransmisores como la oxitocina, la adrenalina, la
dopamina, la serotonina, la testosterona y el cortisol.
Mayores niveles de oxitocina se relacionan con
más compras e inversión y con una mayor influencia de la familia y la pareja.
La adrenalina, que se libera puntualmente en el
uso de redes sociales estaría vinculada con la agresividad mientras que la dopamina se libera cuando se
recibe un ‘like’. De esta manera se activan los centros de recompensa y
se incrementa la sensación de felicidad.
El aumento de la serotonina podría modificar
los comportamientos sociales hacia un carácter más introvertido y la prioridad
de los intereses individuales frente a los de grupo.
Por otra parte, altos niveles de testosterona
se vinculan con una menor tendencia a establecer nuevas amistades en Facebook y
el cortisol tendría impacto en la fidelidad a las amistades.
Entre los cambios en las capacidades
cerebrales, la influencia de las redes sociales se manifiesta en cuestiones como la pérdida
de capacidad de concentración y de prestar atención, así como la de leer y
escribir textos largos.
Respecto a los beneficios sociales de las redes
sociales existe consenso sobre el papel definitorio de las redes sociales en la
búsqueda de pareja o relaciones sexuales, su impacto en la educación, búsqueda
de trabajo o compra online.
Un uso irresponsable de las redes sociales
también puede poner en peligro la salud, los expertos vinculan algunas
enfermedades inflamatorias o auditivas a un uso excesivo. Incluso alertan de
que utilizar el teléfono móvil por la calle aumenta los atropellos y se calcula
que en más del 90% de los accidentes en los que el responsable es el peatón,
están relacionados con el uso de los smartphones.
Efectos negativos del teléfono móvil para la
salud
Aumenta los niveles de estrés
La gran frecuencia de uso del teléfono móvil puede incidir negativamente en los niveles de
estrés. El sonido constante de llamadas, alertas vibratorias y
recordatorios pueden estresar fácilmente.
El alto uso de teléfono móvil se asocia con el estrés y trastornos del
sueño en las mujeres. Por su parte, en
los hombres se asoció con alteraciones del sueño y síntomas de depresión.
Estar pendiente de la pantalla impide tomar contacto con el mundo real, con lo
que verdaderamente está aconteciendo. Siempre se está pendiente de cosas
urgentes que no son verdaderamente importantes, para desechar aquellas cosas
importantes que no parecen urgentes (la familia, los valores, ayudar a los
demás, etc.).
Radiación y ondas electromagnéticas para el
cerebro
Algunas investigaciones se han centrado en que sostener un teléfono móvil en el oído puede
conducir a un aumento en la cantidad de ondas electromagnéticas u ondas
de radio absorbidas en el cerebro y
otras partes del cuerpo.
No se ha podido demostrar que la exposición por
debajo de los niveles considerados seguros suponga uno de los efectos negativos
del teléfono móvil para la salud.
Aumento del riesgo de enfermedades en el
sistema inmune
Otro de los efectos negativos del teléfono
móvil está ligado a su toque
incesante. Esto puede hacer que alberge más gérmenes. El residuo grasiento
o aceitoso que hay en un teléfono después de usarlo todo un día puede contener
más gérmenes de enfermedades propensas que las que se encuentran en un inodoro.
Incluso, hay personas que entran con su móvil
al baño. Esto puede aumentar la cantidad de gérmenes en el dispositivo.
Aumento del riesgo de dolor crónico
Los teléfonos móviles requieren el uso
constante de las manos. Especialmente cuando se envían mensajes de texto y
correos electrónicos. La respuesta a
escribir muchos mensajes a una velocidad rápida puede causar dolor e
inflamación de las articulaciones.
El dolor de espalda es también común con el aumento de
uso de teléfonos móviles. Sobre todo si se mantiene el teléfono entre el cuello
y los hombros mientras se realiza multitareas.
Los usuarios
de teléfonos inteligentes están comenzando a padecer dolores en el cuello y en
la zona superior de la espalda a edades más tempranas. En comparación
con aquellas personas que no permanecen demasiado tiempo concentradas en la
pantalla de su dispositivo móvil.
Aumenta el riesgo de problemas de visión
Mirar el dispositivo
móvil puede causar problemas en la visión en el futuro como la fatiga
visual digital, debido a que las pantallas en dispositivos móviles
tienden a ser más pequeñas que las pantallas de las computadoras. Por esto, es
más probable que haya que entrecerrar los ojos y forzar la vista al leer los
mensajes.
Por otro lado, una reciente serie de experimentos ratifican los daños
irreversibles que la luz de las pantallas digitales puede provocar en los ojos.
Las pantallas LED de los dispositivos digitales emiten luz con una elevada
proporción de longitud de onda corta. Esta puede producir daños en los ojos y
en otras estructuras del organismo.
Consejos de seguridad para el uso del teléfono móvil
* Desconectarse de la
tecnología de vez en cuando y apagar por un momento el teléfono.
* Evaluar la posibilidad del uso de auriculares
o el altavoz. Utilizar más mensajes de texto y hablar menos.
* Dejar el móvil lo más lejos posible del
cuerpo. No dejarlo en el bolsillo, ni
prendido del cinturón, ni debajo de la almohada.
* Lavarse las manos es una de las mejores maneras de
reducir al mínimo los gérmenes en el teléfono.
* También es importante limpiar el teléfono por lo menos una vez a la semana.
* Verificar la
postura cada vez que se
habla o se usa el teléfono.
Consejos para el uso de la tecnología
Limitar el tiempo de uso. Establecer un calendario de
rutinas y actividades semanales para determinar qué momento se puede dedicarle
a la tecnología (TV, Netflix, videojuegos) sin que esto afecte la rutina y
labores diarias.
Evitar la tecnología antes de dormir. Implementar “atardeceres
electrónicos”: cuando sea hora de dormir, alejarse de todos los dispositivos
tecnológicos, y por ejemplo, tomar un libro (pero no electrónico). Se logrará
dormir mejor y más rápido.
Recordar la vida sin gadgets. Cada vez nos olvidamos más de
cómo era la vida antes de Internet, porque nos sentimos irresistiblemente
atraídos por la tecnología. Volver a los parques, a las caminatas, a las
conversaciones entre amigos, al fútbol...
El uso adecuado de la tecnología es positivo
La solución no es deshacernos de los
teléfonos y demás dispositivos, es aprender a utilizarlos. Hacer un uso
adecuado de la tecnología tiene efectos positivos en la salud mental; nos ayuda
a ser más organizados, a entretenernos a adquirir nuevas habilidades.
Es obvio que la tecnología nos está
cambiando... Aunque nos sentemos en una hamaca y no hagamos nada durante cinco
horas seguidas, nuestro cerebro cambia. Pero eso no significa que lo haga para
mal, siempre y cuando no se convierta en una adicción. El órgano que gobierna
el cuerpo humano tiene capacidad de sobra para adaptarse y ya lleva siglos
haciéndolo, no nos debe sorprender.
La tecnología no tiene efectos negativos; tal
como la comida, el deporte o la vida en general, están ahí para disfrutarlos,
para sacarles partido.
Nuestro cerebro se adaptará a tener una gran
cantidad de información disponible con la que poder trabajar y cada vez será
menos necesario almacenar información. Por ello, se prevé que las áreas de
memoria de trabajo para manejar varios datos a la vez se ampliarán en
detrimento de aquellas regiones cerebrales que utilizamos para memorizar a
largo plazo.
Entonces, ¿el cerebro nos está cambiando? Sí,
a cada rato, sin importar lo que estamos haciendo
– no por culpa de la
tecnología – aumentando a la vez increíblemente nuestras capacidades
cognitivas.
Ver :
Los celulares afectan al cerebro
El uso de dispositivos móviles causa cambios cerebrales en los niños
El uso de dispositivos móviles causa cambios cerebrales en los niños