No hace tanto tiempo se pensaba que el aprendizaje era un proceso estrictamente racional en el que las emociones tenían poco que ver. Una creencia que se cristalizó con una cierta definición de inteligencia derivada de las “famosas” pruebas de CI, aunque diseñadas para detectar dificultades de aprendizaje en los niños. Ahora sabemos que las emociones desempeñan un papel tan importante en la cognición que pueden actuar como palanca o, por el contrario, convertirse en freno.
Nuestras emociones
Una emoción puede definirse como una reacción del cuerpo a un evento externo, y que tiene aspectos fisiológicos, cognitivos y conductuales. El término "emoción" proviene del latín "emovere", que significa "poner en movimiento".
Nuestras emociones han sido consideradas durante mucho tiempo sin importancia, si no vergonzosas o fastidiosas. Ahora sabemos que desempeñan un papel esencial en nuestro equilibrio individual y en nuestras relaciones sociales. Entonces, si bien ha estado de moda callarlas o esconderlas, la tendencia de ahora en adelante es prestarles atención, domesticarlas, expresarlas y aprender a controlarlas mejor.
Es normal que, en cierta medida, nuestras emociones fluctúen ya que así cumplen su función, la de un sistema de protección muy sofisticado. Esto también ha contribuido a asegurar la supervivencia de nuestra especie ayudándonos a identificar en nuestro entorno los elementos que pueden afectarnos, de manera favorable o no, luego orientándonos sobre cómo reaccionar ante ellos para preservar nuestra integridad o bienestar. Nuestras emociones siempre desempeñan este papel, incluso si nuestro entorno es diferente.
Las emociones protegen nuestra integridad o nuestro bienestar
La calidad – positiva o negativa – y la intensidad – fuerte o débil – de la emoción indican la presencia de un evento o situación que podría tener un impacto – ya sea positivo o negativo, fuerte o débil – en nuestra integridad o nuestro bienestar. La naturaleza de la emoción (alegría, miedo, tristeza, ira, etc.) proporciona pistas sobre la acción o el ajuste necesarios para recuperar o proteger nuestra integridad o bienestar.
Entonces, aunque algunas emociones se las considere positivas porque se sienten agradables, y otras como negativas porque son desagradables, todas las emociones son útiles.
Cuatro tipos de emociones que influyen en el aprendizaje
Emociones de realización. Se relacionan con actividades con un objetivo y el éxito o fracaso de estas actividades. Ejemplos: divertirse aprendiendo, tener miedo al fracaso, tener la esperanza de triunfar, etc.
Emociones epistémicas. Son provocadas por problemas cognitivos. Ejemplos: estar sorprendido, motivado o perplejo en relación con un ejercicio propuesto, estar satisfecho después de haber aceptado con éxito un desafío, etc.
Emociones temáticas. Ya sean positivas o negativas, estas se relacionan con un tema de estudio específico. Ejemplos: tener aversión a las matemáticas, entusiasmarse en discusiones sobre política, etc.
Emociones sociales. Positivas o negativas, se arraigan en las inter-relaciones que el alumno tiene con el docente y con sus compañeros. Ejemplos: aprecio, admiración, expectativas, ansiedad social, envidia, etc.
Aprendizaje y emociones
Aprender implica cuestionar lo que pensaba que ya se sabía, abrirse a nuevas ideas y a más complejidad, y esforzarse sin conocer necesariamente el resultado. Es un proceso desestabilizador que, aunque tiene su parte de emociones positivas, no puede evitarse de sentir cualquier emoción negativa. Es fundamental recordarle al aprendiz este hecho, animarle a que se exprese sobre lo que le desestabiliza en su camino y darle los recursos necesarios para ayudarlo.
Esto es sobre todo importante porque negar o reprimir sus emociones no las hace desaparecer... al contrario, se corre el riesgo de amplificarlas.
Siendo un fenómeno que implica mucha subjetividad, impalpable, las emociones vividas en un grupo varían de un alumno a otro. Esta diferencia puede explicarse por varios factores propios de un grupo de individuos: origen étnico, cultura, género, sentido de pertenencia a la institución educativa, etc. Estudios, por ejemplo, han confirmado que la ansiedad ante los exámenes es mayor en estudiantes de algunas regiones del mundo.
A pesar de la influencia que pueden tener estos factores, son las diferencias individuales las que tienen más peso: nuestra fisiología y genética, nuestra experiencia, nuestros valores personales, etc. A estas peculiaridades intrínsecas, hay que sumar elementos como la autoconfianza, el interés personal por un tema en particular y el hecho de que el estado emocional de cada persona cambia de diferentes formas a lo largo del tiempo.
Motor o freno en el proceso de aprendizaje
Las emociones pueden afectar al alumno en diferentes etapas del proceso de aprendizaje. Como se ha demostrado, pueden tener un impacto positivo o negativo en la atención, la motivación, las estrategias de aprendizaje y la capacidad para auto-regular el aprendizaje.
Algunas emociones negativas que pueden obstaculizar el proceso de aprendizaje en un momento u otro incluyen:
* ansiedad
* miedo al fracaso
* vergüenza
* incapacidad para comprender un ejercicio
* desánimo
* aburrimiento
Respecto a las emociones positivas que tienen un impacto beneficioso en este proceso, encontramos principalmente:
* placer de aprender en general
* placer de aprender sobre un tema en particular
* entusiasmo por el material de aprendizaje
* esperanza de éxito
* orgullo atribuible a los logros
Emoción positiva no tan buena y emoción negativa no tan mala
El hecho de que una emoción sea positiva, en un sentido amplio, no significa necesariamente que sea beneficiosa para el proceso de aprendizaje. Para ser útil en este proceso, debe estar relacionada con el aprendizaje o con tareas de aprendizaje; de lo contrario, puede perjudicar la atención y afectar el rendimiento.
Al mismo tiempo, incluso si no se trata de fomentar la aparición de emociones negativas en el alumno, no es porque una emoción sea negativa represente en todas circunstancias un freno para el alumno: la ansiedad, vergüenza o cólera pueden motivar al alumno a redoblar sus esfuerzos, siempre que este último quiera tener éxito y crea en sus posibilidades de lograrlo. Por supuesto, la intensidad y frecuencia de la emoción sentida también tendrán un impacto; si es demasiado fuerte o recurrente, el alumno puede sentirse abrumado por la sensación de impotencia.
Las emociones positivas facilitan el aprendizaje
El papel beneficioso de las emociones positivas es obvio. También es posible crear emociones positivas en el marco de los cursos de formación para motivar a los alumnos, en particular utilizando las siguientes estrategias: estimular el interés del individuo en un tema, mostrarle que puede lograr los objetivos establecidos, desalentar la competencia entre los alumnos y utilizar ejemplos concretos. Todos estos métodos ayudarán a mejorar la tasa de éxito de la formación.
Las emociones negativas pueden ser una fuente de motivación
Las emociones negativas pueden ayudar a poner los fracasos en perspectiva para el progreso. Pueden fomentar el aprendizaje, por ejemplo, superando el miedo escénico antes de dar un discurso frente a toda la empresa. Por otro lado, ciertas emociones positivas pueden distraer y hacer olvidar los objetivos a alcanzar. Ejemplo: soñando con el próximo fin de semana.
Emociones y memoria
La memoria es tan crucial para aprender que los dos conceptos a menudo se confunden. Mientras que el aprendizaje es el proceso que permite modificar un comportamiento, la memoria es la capacidad de almacenar la información y de utilizarla.
Las emociones tienen una gran influencia en la memoria. Es lo que particularmente nos ayuda a recordar mejor los eventos cargados de emociones. Es una manifestación de lo que se denomina el fenómeno de recuerdos flash (Flashbulb memory phenomenon).
Recientemente, la neurociencia ha revelado que para codificar el aprendizaje, el cerebro necesita retroalimentación sobre sus predicciones, específicamente una señal de error que debe hacer que el alumno se sienta sorprendido. Es principalmente en la consolidación a largo plazo donde funcionan las emociones.
Cuanto más nos afecta una situación y toca una de nuestras necesidades básicas, – pirámide de Maslow publicada en 1943 – es más probable que nos involucre emocionalmente.
Teoría de la motivación y de las necesidades
Maslow se interesó principalmente en las motivaciones superiores del Hombre en su jerarquía. Su jerarquía de necesidades significa que el Hombre solo logra el pleno desarrollo de su psique si está satisfecho en todos los niveles: fisiología, seguridad, amor (pertenencia), estima (reconocimiento) y auto realización (creatividad). A pesar de la apariencia rígida de la pirámide, constituida de pasos fijos para la progresión, las necesidades humanas son dinámicamente fluidas, con muchas de estas necesidades presentes en una persona simultáneamente.
Esta jerarquía se representa generalmente en forma de pirámide que, desde la base hasta la cima, distingue cinco niveles de necesidades:
* luego, necesidades de seguridad y protección (como el deseo de un techo o un buen seguro). Estos dos aspectos aseguran la supervivencia física de una persona;
* luego vienen las necesidades de pertenencia, necesidades sociales que reflejan el deseo de ser parte de una familia, un grupo, una tribu;
* luego vienen las necesidades de autoestima (que permiten mirarse en el espejo por la mañana) para las necesidades psicológicas;
* finalmente, aparecen en la parte superior de la jerarquía, las necesidades de realización.
Contagio emocional
El estado emocional del profesor puede tener una influencia considerable en el alumno. Un gran estudio canadiense ha descubierto un efecto de contagio del estrés del maestro a los estudiantes. Aunque el experimento se llevó a cabo en las clases de la escuela primaria, no es imposible que el fenómeno también pueda ocurrir en las clases de estudiantes adultos.
Esta manifestación es parte de la gran familia del “contagio emocional”, un proceso ya conocido, en parte genético, que involucra a nuestras neuronas espejo, por el cual inconscientemente nos imbuimos de las emociones de los demás.
Debido a nuestras diferencias psico-fisiológicas y nuestras experiencias personales, este fenómeno varía en intensidad de persona a persona. A pesar de ser un mecanismo involuntario, el simple hecho de conocer su existencia, de saber que las emociones, tanto positivas como negativas, pueden contagiarse con tanta facilidad en nuestro entorno, puede incitar al profesor a evaluar su estado de salud mental antes de dar una clase e intentar cambiarlo, si es necesario.
Enseñanza empática
La empatía es una noción compleja – a diferencia del contagio emocional – que consta de una dimensión emocional y una dimensión cognitiva. Estas dos dimensiones, cuando se combinan, forman la empatía madura que permite sentir y comprender la emoción de los demás.
La empatía se origina en las neuronas espejo. Estas neuronas nos permiten, entre otras cosas, imitar los comportamientos que percibimos de otras personas e incluso poder sentir lo que sienten. Se trata de un rasgo que permitió que la inteligencia se desarrollara más rápido en los seres humanos. Se dice que es parte de nuestra evolución, y comenzó a desarrollarse a medida que nuestro dominio del entorno natural desembocó en la creación de civilizaciones y se orientó a la adaptabilidad del entorno social.
Los hallazgos de la neurofisiología han demostrado que el proceso de empatía se basa en dos componentes principales:
* El primero es una disposición innata e inconsciente que permite sentir que los demás son como nosotros y que se desarrolla desde la más tierna edad del niño por la activación de las neuronas espejo ante la simple observación de una acción en otro individuo.
* El segundo se adquiere posteriormente, con el desarrollo de las capacidades de manipulación de las representaciones mentales, y permite poder ponerse mentalmente en el lugar de los demás. Nuestras habilidades de empatía también están moduladas por nuestra atención y motivación.
Esta habilidad es parte integral del concepto de inteligencia emocional, es una de las claves para una comunicación efectiva. Como cualquier docente ya ha sido aprendiz, todos pueden hacer este ejercicio empático de recordar las emociones que marcaron su trayectoria escolar, las situaciones que las provocaron y las actitudes de los docentes que les impactaron de forma significativa.
Realidad virtual para estimular la empatía
Esta solución se integra cada vez más en los cursos de formación donde la inmersión realmente puede servir al aprendizaje. Dado que la realidad virtual da la impresión de experimentar una situación real en un entorno que existe de verdad, es la herramienta ideal para generar en el alumno las emociones que enfrentaría si estuviera aprendiendo en el campo. La ventaja es que puede experimentar durante el tiempo que sea necesario sin ponerse en peligro a sí mismo ni a los demás.
Según un experimento realizado por la Universidad de Stanford, la realidad virtual podría usarse para estimular positivamente la empatía. Quizás la tecnología podría ayudarnos a ser más humanos y la empatía es una cualidad que se puede desarrollar.
Las ventajas de la formación online
Algunas herramientas de formación online son de gran interés para crear un entorno propicio para el surgimiento de emociones positivas y fomentar intercambios interpersonales constructivos en cada etapa del proceso de aprendizaje El foro de discusión, las sesiones en vivo y las redes sociales representan tres opciones de elección. Pueden utilizarse para tomar el pulso a los alumnos sobre las dificultades encontradas, para iniciar debates periódicos sobre los desafíos más desestabilizadores a los que se enfrentan o incluso invitarlos a sugerir temas de discusión e iniciar discusiones ellos mismos los intercambios.
La formación online también tiene una herramienta muy eficaz para aprovechar la estrecha relación entre las emociones y la memoria: las escenas de video. Para que esta operación tenga éxito, es necesario asegurarse de que los escenarios atraigan al alumno, y mantener su interés distribuyendo las escenas y las intervenciones explícitamente pedagógicas de manera equilibrada – preguntas y explicaciones.
Aprovechar el entorno de aprendizaje
Dado que es propicio para estimular los intercambios y superarse a uno mismo, un entorno de aprendizaje es generalmente un terreno formidable para desarrollar sus habilidades emocionales. Esto es cierto para los más pequeños, pero también para los adultos, ya que nunca dejamos de evolucionar emocionalmente. Este contexto puede permitir que todos mejoren sus habilidades sociales, así como su capacidad para colaborar, ejercer su punto de vista, tomar iniciativas, escuchar a los demás, etc.
El alumno debe, por supuesto, estar dispuesto a desarrollar estas habilidades. Sin embargo, determinados enfoques o actividades didácticas también pueden estimular esta dimensión, además de transmitir los conceptos al programa.
El método RULER
El método RULER es un enfoque para desarrollar la inteligencia emocional en relación con la capacitación. Durante la capacitación, la inteligencia emocional contribuye al éxito de un individuo.
La inteligencia emocional está en línea con otras formas de inteligencia, ayuda a su expresión. Para desarrollarla, el método RULER propone un proceso de 5 etapas.
* La segunda (U) se centra en la comprensión. ¿Cuál es el origen de esta emoción? Cuáles pueden ser las consecuencias para mí o en mi relación con los demás.
* La letra L (Label) evoca el hecho de nombrar las emociones. El modelo va acompañado de cuadrículas y tablas. El Centro de Inteligencia Emocional de Yale ofrece cuatro diales según la energía y el aspecto agradable o desagradable de la emoción. En cada dial, se clasifican listas de palabras para ayudar a los alumnos a formular sus sentimientos. La hipótesis es que un vocabulario matizado mantiene a raya las emociones y, por lo tanto, evita sentirse abrumado.
* La letra E nos invita a expresar y dejar que los demás expresen sus emociones.
* Finalmente, la R se refiere a la regulación de las emociones.
El método RULER no se limita a una simple lista. Propone formar equipos de profesores, proporcionar a los padres información y puntos de referencia, y equipar a todos los interesados.
Se anima a las familias, profesores y estudiantes a reflexionar sobre sus emociones. ¿Cómo nombrarlas, cómo expresarlas, cuándo? ¿Cómo se manifiestan en el lenguaje no verbal?
Los defensores de este enfoque argumentan que se obtiene un mejor clima emocional, mayor inteligencia emocional y también mejores resultados.
Disciplina positiva
Este método, basado en las filosofías de Alfred Adler (1870-1937) y Rudolf Dreikurs (1897-1972), ambos psiquiatras austriacos, se basa en un enfoque holístico del individuo, que tiene en cuenta los sentimientos, pensamientos y acciones del individuo, pero también de su contexto familiar, social y profesional.
En particular, la disciplina positiva ofrece una herramienta que permite descifrar las cinco necesidades básicas de un niño, las creencias ocultas detrás del comportamiento y los objetivos “espejismo” del niño: la cuadrícula de identificación de necesidades.
* Estar basado en el respeto mutuo y el estímulo con amabilidad y firmeza.
* Ser efectivo a largo plazo.
* Enseñar habilidades sociales y para la vida importantes: respeto, cuidado de los demás, resolución de problemas y cooperación, así como la capacidad de participar en la vida familiar, escolar o comunitaria en general.
* Invitar a los niños a descubrir sus habilidades y así desarrollar su autonomía y autoestima.
Esta metodología permite comprender los comportamientos inadaptados de los niños de una manera diferente, y considerarlos más bien como si fueran necesidades de reconocimiento o pertenencia a un grupo. También permite repensar el estatus del error que favorece el aprendizaje en lugar de limitarlo.
La rueda de las emociones
Es una herramienta, especialmente inspirada en la psicología positiva, que permite identificar la necesidad que se expresa a través de la emoción. La neurociencia y las técnicas avanzadas de imágenes cerebrales han demostrado que, para los niños y adolescentes, esta habilidad promueve el aprendizaje. Así, al nombrar sus emociones y sus necesidades, pueden cuidarlas, alejarlas, estar más disponibles para el aprendizaje y las actividades cognitivas e intelectuales.
Los dos grandes aliados del aprendiz
Tener confianza en sí mismo y dar valor a las tareas que realiza son dos disposiciones que el alumno debe cultivar. Son fundamentales para que se le manifiesten todas las emociones positivas relacionadas con el aprendizaje y para prevenir o reducir la aparición de emociones negativas. Dado que el adulto es responsable de manejar sus emociones, es apropiado que se tome el tiempo para detenerse y evaluar su condición con respecto a estos dos factores. Si lo considera oportuno hacer cambios, depende de él ver qué acciones puede tomar o qué ayuda puede buscar.
El profesor también puede influir en estos dos aliados del alumno, entre otras cosas, haciendo hincapié en las fortalezas de este último más que en sus deficiencias, estimulando su interés por las tareas relacionadas con el curso e inculcando en su enseñanza una cultura en la que los errores cometidos son vistos como oportunidades para aprender más que como fracasos. Para mantener el interés del alumno adulto, también es necesario explicarle claramente las aplicaciones y los beneficios concretos que él pueda derivar del conocimiento aprendido.
*
* *
Las emociones en el corazón del proceso de aprendizaje
Este artículo examina las emociones como procesos que, dadas sus implementaciones cerebrales en conexión con los sistemas involucrados en la motivación, la atención y la memoria, están en el corazón del aprendizaje. La investigación sugiere que las habilidades emocionales son beneficiosas tanto para el bienestar como para el rendimiento académico.
Las emociones en el cerebro
Con las tecnologías recientes de imágenes cerebrales, parece que no solo las estructuras cerebrales relacionadas con las emociones o la cognición no están aisladas, sino que la misma región a menudo se caracteriza como cognitiva o emocional.
Por ejemplo, la amígdala, alojada en el corazón del cerebro, se la considera emocional, porque interviene en la detección de eventos de relevancia afectiva para el individuo, pero también se la considera un elemento clave para los procesos cognitivos que son la atención y la memoria. Otro ejemplo es la corteza prefrontal dorso-lateral, que clásicamente se considera que está involucrada en las funciones ejecutivas, incluida la inhibición, pero que también es una región clave en los procesos de regulación de las emociones.
Los modelos actuales sugieren que las emociones y las funciones cognitivas actúan juntas y de manera difusa, con una base cerebral altamente distribuida dentro de las redes neuronales. Ésta es, en particular, la razón por la que los procesos denominados "cognitivos" y "afectivos" suelen verse afectados de forma conjunta en las patologías.
Esta visión informa que las emociones apoyan la atención, la memoria de trabajo, la codificación, la consolidación de la memoria o incluso los procesos relacionados con el control ejecutivo (por ejemplo, la inhibición). Estos procesos cognitivos también son necesarios para el aprendizaje escolar. Las emociones acompañan a los alumnos en el aula y pueden interferir o facilitar el aprendizaje.
La vida socio-emocional de los niños de entre cuatro y dieciséis años se desarrolla principalmente en el contexto escolar y está directamente relacionada con su capacidad de aprendizaje; el componente social estaría en el origen mismo de gran parte de numerosos aprendizajes. Anticipamos el placer de la recompensa social y el nuevo aprendizaje, que a su vez podemos utilizar como grupo.
Para ello, el niño debe poder identificar y reconocer sus propias emociones y las de los demás. Esto viene junto con el surgimiento de la auto-conciencia, la adquisición del lenguaje y el desarrollo de la teoría de la mente.
Al mismo tiempo, es necesario regular las emociones. Así, el niño desarrolla y entrena su control inhibitorio, su capacidad de memoria de trabajo, su flexibilidad mental, que serán todas herramientas necesarias para su regulación.
Los resultados sugieren que cuanto más tienden a auto-regularse los estudiantes, mejor será su rendimiento académico. El hecho de que un niño pueda auto-regularse es el resultado de un proceso lento, ligado a la realidad biológica de la maduración cerebral, y solo sucederá a través de la práctica diaria.
Conclusión
La investigación sobre las emociones, sus bases cerebrales y sus funciones, nos invita a cuestionar la idea de que las emociones dificultan el aprendizaje en la escuela; por el contrario, incluso si las emociones pueden en ocasiones interferir con el aprendizaje, los resultados experimentales sugieren que en muchos casos facilitan procesos cognitivos como la atención y la memoria, que son esenciales para el aprendizaje. Además, el hecho de que las emociones sean centrales en los procesos de aprendizaje sugiere que es importante que el alumno sea capaz de conocerlas, regularlas y utilizarlas, dentro y fuera del contexto escolar.
El estrés podría contagiarse entre estudiantes y profesores
Según investigadores de la Universidad de la Columbia Británica, Canadá, en un estudio publicado en Social Science & Medicine de junio 2016, el burnout del que son víctimas algunos profesores y el estrés de los alumnos están estrechamente vinculados. Título del estudio en inglés: Stress contagion in the classroom? The link between classroom teacher burnout and morning cortisol in elementary school students” (¿Contagio de estrés en el aula? El vínculo entre el agotamiento del maestro en el aula y el cortisol matutino en estudiantes de primaria).
Para obtener estos resultados, los investigadores recolectaron muestras de saliva de más de 400 niños de primaria, y chequearon sus niveles de cortisol, la hormona que indica el estrés. Así, observaron que en las clases en las cuales el maestro experimentaba más sentimientos de cansancio emocional, los niveles de cortisol de los estudiantes eran más elevados.
No se sabe qué vino antes, si los niveles elevados de cortisol o el cansancio de los profesores. Los investigadores consideran la conexión entre el estrés de los alumnos y los maestros un problema cíclico en las clases.
Sin embargo, los investigadores propusieron dos ideas. La primera es que un clima estresante puede reflejar una falta de apoyo, por parte de los padres o la gerencia, por parte de los maestros. ¿Quién tendría la mayor dificultad para administrar su clase? Otra hipótesis, jóvenes cada vez más ansiosos, con necesidades especiales que llevarían a los profesores a sentirse “abrumados”.
Los investigadores concluyen que está claro a partir de una serie de estudios de investigación recientes que la enseñanza es una de las profesiones más estresantes y que los profesores necesitan recursos y apoyo adecuados en sus puestos de trabajo con el fin de combatir el agotamiento y aliviar el estrés en el aula. Si no se apoya a los maestros, se corre el riesgo de que los alumnos sufran daños colaterales con respecto a su salud.
La realidad virtual puede promover y cultivar la empatía
Investigadores de la Universidad de Stanford en un estudio, publicado en la revista Plos One en octubre de 2018, intentaron demostrar que la realidad virtual (VR) podía reavivar la empatía de las personas. El estudio implicó poner a los participantes en el lugar de otra persona a través de un visor de realidad virtual.
Hace unos años, los investigadores llevaron a cabo un trabajo encaminado a demostrar que la realidad virtual es capaz de hacer más empáticos a los humanos. Creen que la realidad virtual podría remediar la pérdida de empatía generada por la tecnología en general.
Con la ayuda de las nuevas tecnologías y especialmente las redes sociales, hoy es mucho más fácil comunicarse con los demás. Sin embargo, al pasar una cantidad considerable de tiempo frente a las pantallas, muchas veces de manera anónima, es posible perder la propensión a la empatía, es decir, el reconocimiento y comprensión de los sentimientos y emociones de otro individuo.
Una inmersión más intensa gracias a la realidad virtual
Como parte de este experimento, los investigadores desarrollaron una aplicación de realidad virtual a la que llamaron Becoming Homeless (Convertirse en personas sin hogar), que consistía en sumergir a los participantes, que usaban auriculares de realidad virtual, en el universo de una persona que es gradualmente excluida de la sociedad hasta el punto de quedarse sin hogar. Esta misma historia se presentó a otro grupo de participantes en forma de texto o guión 2D. Luego se invitó a todos a firmar una petición en favor de vivienda asequible. En el primer estudio, el 82% de los que se sumergieron en la historia a través de la aplicación de realidad virtual firmaron esta petición en comparación con el 67% de los demás participantes. En el segundo estudio, las proporciones fueron respectivamente 85 y 63%.
Los investigadores midieron el impacto psicológico de la experiencia en cuestión y observaron el desarrollo de cierta compasión en los participantes hacia las personas sin hogar. Entonces es más probable que los participantes ayuden a las personas sin hogar.
Vivir la situación de los demás en realidad virtual genera en las personas simplemente más empatía y comportamientos pro-sociales después de haber vivido la experiencia, en comparación con solo imaginar cómo sería estar en la piel de alguien.
Según los investigadores, la realidad virtual permite una inmersión mucho mayor que cualquier otro medio. La naturaleza de esta experiencia de realidad virtual permite reducir en gran medida, sino eliminar por completo, la distancia generada por la tecnología.
En un contexto muy angustioso de aparición y propagación del Coronavirus,
del confinamiento y del procedimiento de desconfinamiento aplicado en las escuelas,
parece fundamental ayudar a los estudiantes a manejar su estrés y desarrollar su inteligencia emocional.
Ver :