El ejercicio durante el embarazo estimula la neurogénesis, la memoria y la capacidad de aprendizaje
El desarrollo del
cerebro, como cualquier desarrollo, es una mezcla de naturaleza y medio
ambiente. Los genes son los que prescriben la arquitectura general y la secuencia
de la maduración del cerebro, pero el medio ambiente actúa en todo momento
modificando esas decisiones de la herencia – todas las influencias físicas,
sensoriales, sociales y educacionales a las que el bebé es expuesto desde el
momento de su concepción –. Las influencias de un medio ambiente positivo
pueden tener efectos perdurables en el bebé.
El feto está expuesto a
una gran variedad de estímulos mientras que está en el útero y conforme los va
reconociendo, va aprendiendo a reaccionar a cada uno de ellos. Esta exposición
frecuente es lo que estimula el sistema nervioso central y ayuda a incrementar
la inteligencia del bebé durante el embarazo.
Los bebés de las
embarazadas que practican ejercicio durante la gestación vienen al mundo con
cierta ventaja cognitiva sobre aquellos cuyas madres mantuvieron una actitud
sedentaria. El ejercicio moderado acelera
el desarrollo del cerebro del recién nacido.
La variabilidad del ritmo
cardiaco del feto en el útero materno es una de las principales maneras de
evaluar su bienestar. Un corazón fuerte y vigoroso es una señal de que el niño
se desarrolla de forma adecuada. Y si la madre realiza ejercicio durante la
gestación, aumentan las probabilidades de que el sistema cardiovascular del pequeño se muestre sano y resistente.
El ejercicio en el
embarazo mejora el desarrollo del cerebro del bebé
Según un estudio,
realizado por el Centro de Investigación del Hospital infantil CHU
Sainte-Justine de la Universidad de Montreal, presentado en el Congreso Anual
de Neurociencia celebrado en San Diego en 2013, los niños nacidos de madres
activas durante el embarazo han tenido mejores resultados en pruebas de memoria
e identificación de objetos.
Hasta ahora se había
demostrado que los bebés cuyas madres eran activas en el embarazo tenían mejor
desarrollo cardiovascular pero esta investigación aporta beneficios en materia
cognitiva.
Basta con hacer ejercicio
moderado 20 minutos tres veces a la semana durante el embarazo, para tener un
bebé con un desarrollo cognitivo superior.
Además, señalan los
expertos, este hábito tan saludable conduce a una pequeña reducción en el peso
del bebé al nacer. Dado que un tamaño grande en el parto se asocia con un mayor
riesgo de obesidad, una reducción limitada en el peso podría tener beneficios a
largo plazo sobre la salud de los hijos, al disminuir este riesgo en años
posteriores de su vida.
Éste
es el primer ensayo clínico en humanos que mide el impacto de este hábito
durante los nueve meses de gestación en el recién nacido. Teniendo en cuenta que
el ejercicio es beneficioso para el cerebro del adulto, la hipótesis también
incluye al niño mediante acciones de la madre.
Para verificarlo, se
inició este nuevo trabajo, que se centraba en el segundo trimestre del
embarazo. De forma aleatoria, se formaron dos grupos con las gestantes: uno
sedentario (con ocho recién nacidos) y otro activo (formado por 10 bebés), en
el que tenían que practicar ejercicio de intensidad moderada durante 20 minutos
tres días a la semana. En general, caminaron, trotaron, nadaron o montaron
bicicleta.
Después, se evaluó la
actividad cerebral de los recién nacidos entre su octavo día de vida y el
duodécimo, mediante una exploración neurofisiológica, la electroencefalografía
(EEG), que graba la actividad eléctrica del cerebro (en reposo, vigilia o
sueño). Utilizaron 124 electrodos
colocados en la cabeza del bebé y esperaron a que el niño se quedara dormido en
el regazo de su madre. A continuación, midieron la memoria auditiva a
través de la respuesta inconsciente del cerebro a los nuevos sonidos.
Los resultados demuestran
que los bebés nacidos de las madres que eran físicamente activas tenían una
activación cerebral más madura, lo que sugiere que sus cerebros desarrollaron
más rápidamente. El cerebro es más eficiente, puede reconocer el sonido con
menos esfuerzo.
Las diferencias podrían
traducirse en una ventaja lingüística más adelante en la vida. Los investigadores
están dando seguimiento al desarrollo de los niños hasta el año de edad para
ver si la ventaja persiste.
Es posible que el
ejercicio acelere un proceso conocido como poda sináptica, en que las células y
las conexiones nerviosas son eliminadas, ayudando al desarrollo cerebral.
Los autores confían en
que este tipo de trabajos orientarán las intervenciones de salud pública y la
investigación sobre la plasticidad del cerebro. Es importante que las mujeres cambien sus hábitos, teniendo en
cuenta que el simple hecho de hacer ejercicio durante el embarazo marcará una
diferencia en sus hijos.
El Congreso Americano de
Obstetras y Ginecólogos (American Congress of Obstetricians and Gynecologists)
afirma que las mujeres con embarazos sin complicaciones que hacen deporte
recreativa o competitivamente deben permanecer activas durante el embarazo,
modificando su rutina cuando sea médicamente necesario. Las mujeres que eran
inactivas antes de quedar embarazadas o que tienen complicaciones médicas o
relacionadas con el embarazo primero deben ser evaluadas por el médico.
Según estudios previos,
realizar ejercicio moderado durante la gestación reduce el dolor en la cintura
pélvica – presente en la quinta parte de las embarazadas –, también la depresión – según un trabajo de 'Annals of Behavioral Medicine', el 11% de las embarazadas sufren depresión en el periodo prenatal y el riesgo de
preeclampsia – hipertensión gestacional –, una de las complicaciones más graves
de la gestación que afecta a cerca de un 10% de las mujeres que esperan
descendencia.
El ejercicio durante el embarazo protege al bebé y reduce el parto por cesárea
Según el estudio desarrollado por las universidades de Granada, Politécnica de Madrid y Europea de Madrid y publicado en la revista British Journal of Sports Medicine en julio 2013, practicar ejercicio moderado tres veces a la semana durante el segundo y el tercer trimestre de gestación disminuye a la mitad el riesgo de tener bebés con más de 4 kilos de peso, la conocida como macrosomía. Y como consecuencia directa, reduce igualmente las posibilidades de que finalmente el parto se produzca por cesárea.
Para llegar a esta conclusión los investigadores analizaron el comportamiento de 510 mujeres embarazadas que admitieron realizar menos de 20 minutos de ejercicio tres días a la semana.
Al grupo de intervención se le pidió que realizara un programa de entrenamiento que consistía en 55 minutos de ejercicio aeróbico, estiramiento muscular y ejercicios de flexibilidad, tres días a la semana, desde la semana 10-12 a la 38-39 del embarazo.
El grupo control recibió los cuidados y recomendaciones habituales. Tras el programa de entrenamiento se observó que no se reducía el riesgo de aparición de diabetes mellitus gestacional, pero sí de dos de los mayores riesgos que van asociados a ella: la macrosomía (que se redujo en un 58 por ciento) y el parto por cesárea (que disminuyó en un 34 por ciento).
Las conclusiones evidenciaron que el aumento de peso en las mujeres que siguieron el programa de ejercicios fue menor que en aquellas que no lo hicieron. Concretamente, el riesgo de ganar peso por encima de las recomendaciones del Instituto de Medicina Americano fue un 40% menos en las mujeres que siguieron las pautas de actividad física. Para el análisis de los resultados, se tuvieron en cuenta datos como la edad de la madre, la edad gestacional, el nivel de educación y el peso previo al embarazo.
Asimismo, si bien para las mujeres obesas o que tenían sobrepeso no ha sido tan eficiente la realización de ejercicio 3 veces a la semana, se ha reducido en un 86% el riesgo de tener un bebé con macrosomía (peso desmesurado en recién nacidos superior a 4 Kg).
El ejercicio durante el embarazo protege al bebé y reduce el parto por cesárea
Según el estudio desarrollado por las universidades de Granada, Politécnica de Madrid y Europea de Madrid y publicado en la revista British Journal of Sports Medicine en julio 2013, practicar ejercicio moderado tres veces a la semana durante el segundo y el tercer trimestre de gestación disminuye a la mitad el riesgo de tener bebés con más de 4 kilos de peso, la conocida como macrosomía. Y como consecuencia directa, reduce igualmente las posibilidades de que finalmente el parto se produzca por cesárea.
Para llegar a esta conclusión los investigadores analizaron el comportamiento de 510 mujeres embarazadas que admitieron realizar menos de 20 minutos de ejercicio tres días a la semana.
Al grupo de intervención se le pidió que realizara un programa de entrenamiento que consistía en 55 minutos de ejercicio aeróbico, estiramiento muscular y ejercicios de flexibilidad, tres días a la semana, desde la semana 10-12 a la 38-39 del embarazo.
El grupo control recibió los cuidados y recomendaciones habituales. Tras el programa de entrenamiento se observó que no se reducía el riesgo de aparición de diabetes mellitus gestacional, pero sí de dos de los mayores riesgos que van asociados a ella: la macrosomía (que se redujo en un 58 por ciento) y el parto por cesárea (que disminuyó en un 34 por ciento).
Las conclusiones evidenciaron que el aumento de peso en las mujeres que siguieron el programa de ejercicios fue menor que en aquellas que no lo hicieron. Concretamente, el riesgo de ganar peso por encima de las recomendaciones del Instituto de Medicina Americano fue un 40% menos en las mujeres que siguieron las pautas de actividad física. Para el análisis de los resultados, se tuvieron en cuenta datos como la edad de la madre, la edad gestacional, el nivel de educación y el peso previo al embarazo.
Asimismo, si bien para las mujeres obesas o que tenían sobrepeso no ha sido tan eficiente la realización de ejercicio 3 veces a la semana, se ha reducido en un 86% el riesgo de tener un bebé con macrosomía (peso desmesurado en recién nacidos superior a 4 Kg).
El ejercicio durante el
embarazo beneficia al desarrollo del feto
Según un estudio de la
Universidad de Missouri-Kansas City (Estados Unidos) presentado en abril 2009
durante la reunión anual de la Sociedad Americana de Fisiología celebrada en
Nueva Orleans, el ejercicio durante el embarazo beneficia al desarrollo del
feto.
El ejercicio tiene muchos
beneficios para los adultos, adolescentes y jóvenes, pero se desconoce si tiene
algún beneficio durante el crecimiento fetal en el embarazo. Los investigadores
han determinado que, en términos generales, el ejercicio de la madre no tiene
riesgos para el feto y que podría tener efectos beneficiosos para el bebé.
El objetivo principal del
estudio era evaluar la teoría de si el ejercicio materno proporciona beneficios
cardiovasculares al feto y determinar si los fetos expuestos a ejercicio tienen
mayores movimientos respiratorios en comparación con los no expuestos. Los
movimientos respiratorios fetales son un marcador de bienestar fetal y reflejan
el desarrollo funcional del sistema respiratorio y el control del sistema
nervioso central.
Para llevar a cabo el
estudio, los investigadores utilizaron un biomagnetómetro fetal no invasivo
para medir los magneto-cardiogramas (MCG) maternal y fetal junto con los
movimientos fetales como la respiración, los movimientos corporales, el hipo y
la succión no nutritiva. A diferencia del ultrasonido, que toma medidas
estáticas de la anatomía, el MCG registra la fisiología del feto en desarrollo.
Concretamente, examinaron
los resultados de mujeres embarazadas de 20 a 35 años de edad. Las madres
fueron clasificadas como practicantes de ejercicio si realizaban ejercicio
aeróbico de intensidad moderada al menos 30 minutos tres veces por semana como
caminar rápido, bicicleta estática o correr. Las madres del grupo control no
participaban en una rutina regular de ejercicios. El MCG se realizó entre las
24 y 36 semanas de gestación.
Entre las 36 y las 38
semanas de gestación, los movimientos de respiración se identificaron
utilizando criterios específicos. Las medidas de frecuencia cardíaca fetal y
control autonómico se analizaron durante episodios de respiración fetal y
movimientos no respiratorios.
Aunque no había
diferencias en el número de episodios respiratorios, los resultados mostraron
que la frecuencia cardíaca era menor en el grupo de ejercicio durante la
respiración y los movimientos no respiratorios. Además, la variabilidad en la
frecuencia cardíaca global a corto plazo era superior en el grupo de ejercicio
durante los movimientos respiratorios. Los resultados también mostraron que
tres medidas independientes de control vagal (referente al nervio vago) eran
superiores en los fetos expuestos al ejercicio durante los movimientos
respiratorios.
Según los investigadores,
estos descubrimientos sugieren un posible beneficio del ejercicio maternal
sobre el desarrollo fetal debido al vínculo entre los movimientos de
respiración fetal y el sistema nervioso autonómico en desarrollo.
Ejercicio para un corazón
fuerte en el bebé
Un estudio llevado a cabo
por investigadores de la Kansas City University
of Medicine and Biosciences en 2011, demuestra cómo el ejercicio físico que practica la madre afecta directamente en la salud
cardiovascular del feto.
La taquicardia del bebé
durante el parto es signo de sufrimiento fetal, por lo que si el ritmo cardiaco
del bebé se mantiene bajo, dentro de los parámetros establecidos, el riesgo de
sufrir taquicardia durante el parto es menor, lo que beneficia al recién
nacido y evita complicaciones. Por esta razón, un ritmo cardiaco fetal bajo es
señal de un corazón más sano.
Un aspecto observado en
el estudio es que el beneficio generado en el corazón del bebé es más evidente
entre aquellos cuyas madres habían llevado a cabo más actividad física durante
el embarazo. Se cree que la causa por la que el feto adquiere los beneficios
del ejercicio materno, sean las
hormonas segregadas tras la práctica de deporte – las endorfinas – que
traspasan la placenta durante la actividad física favoreciendo el desarrollo del corazón del feto y haciendo, en definitiva, que el niño esté más
cardioprotegido desde el momento de nacer.
La mayoría de hormonas
atraviesan la barrera placentaria del mismo modo que lo hacen también las
hormonas encargadas de regular el gasto cardiaco, la presión arterial y la
frecuencia cardiaca. De este modo, se explica que según la actividad materna un
feto tenga un nivel más alto de estas hormonas y esté, por tanto, mejor
preparado para afrontar situaciones comprometidas.
La variabilidad del ritmo
cardiaco del feto aumenta y el beneficio que reporta el ejercicio materno en el
bebé no es circunstancial, sino que se mantiene a lo largo de todo el embarazo
y también durante, al menos, el primer mes desde su nacimiento.
Las mujeres gestantes
tienen un estado de circulación hiperdinámica, lo que significa que tienen que
bombear más sangre de lo habitual y, por tanto, su frecuencia cardiaca se
eleva. La práctica de ejercicio aeróbico y de flexibilidad no solo disminuye
esta frecuencia cardiaca, sino que también ayuda a reforzar el suelo pélvico y
la pared abdominal, lo que prepara a la madre gestante a afrontar el momento
del parto de manera más segura.
Los beneficios del
ejercicio durante el embarazo
El ejercicio diario, en
especial el ejercicio aeróbico
influye positivamente en la gestación y el tipo de parto cuando se practica de
forma moderada. Las mujeres embarazadas que realizan ejercicio de manera
regular experimentan importantes
mejoras en su salud, así como en la respuesta cardiovascular del bebé.
El embarazo es un momento excepcional, en el que todos
los sistemas del cuerpo se adaptan para desarrollar la relación entre madre e
hijo: el aumento de peso, las alteraciones hormonales, los numerosos cambios
anatómicos y locomotores. Una serie de estados completamente nuevos que,
sumados a estilos de vida inadecuados, como una mala alimentación o el sedentarismo, colocan a la mujer
embarazada ante el riesgo de importantes alteraciones, que van desde la diabetes gestacional hasta problemas
en el suelo pélvico.
La práctica de ejercicio
físico se convierte en un hábito fundamental para la prevención y el tratamiento de diversas complicaciones, con
beneficios que se extienden hasta el momento del parto. El deporte, además,
ayuda a prevenir la depresión
gestacional, que afecta a entre un 10 y un 30 por ciento de las mujeres
embarazadas, con su consecuente impacto sobre el desarrollo cerebral del feto,
el riesgo de parto prematuro, el
bajo peso del bebé al nacer, o las dificultades en la alimentación y problemas
de sobrepeso durante la niñez.
El ejercicio favorece la
neuroplasticididad fetal. Durante el embarazo tiene una influencia positiva no
sólo para la propia salud de la mujer, sino también en el desarrollo del
cerebro del niño. Incrementa el estado cognitivo del recién nacido, estimula la
neurogénesis, la memoria y la capacidad de aprendizaje.
Realizar ejercicios en el
embarazo regularmente contribuye a que el ritmo cardiaco del bebé sea más bajo,
lo que se considera un parámetro de salud cardiaca.
Otras razones para hacer ejercicio físico durante el
embarazo
Mantenerse activa durante
el embarazo sin abandonar el ejercicio físico ayuda a la mujer a superar mejor
algunas de las molestias típicas de la gestación. Es el caso de dolor lumbar, que afecta a más del 71%
de las mujeres en estado, o de ciática,
que experimenta el 46% de las gestantes.
En cuanto a la retención de líquidos en el embarazo,
que suele ir de la mano de la hinchazón
de piernas, una de las pautas recomendadas para mejorar los síntomas – o
incluso que desaparezca – es realizar pequeños paseos diarios de entre 20 y 30
minutos, así como otras actividades o ejercicios físicos que faciliten el riego
sanguíneo en esa zona.
La actividad física en la
gestación constituye el mejor entrenamiento para afrontar con éxito el trabajo
de parto. Determinados ejercicios están indicados para fortalecer los músculos, así como para mejorar la elasticidad de las partes implicadas en la dilatación y
expulsión. De este modo, el parto suele resultar más fácil y menos
traumático para la madre.
Prevenir la ganancia
excesiva de peso. Una ganancia excesiva de peso durante el embarazo supone un riesgo
para la salud de la madre y del feto, tanto durante el embarazo como durante el
parto y también durante la vida futura de madre y bebé. Las mujeres que ganan
demasiado peso en el embarazo tienen más riesgo de padecer diabetes gestacional,
de gestar bebés macrosómicos (bebés demasiado grandes, más de 4.000 g) y de
necesitar un parto por cesárea. Además, tras el parto, son más propensas al
sobrepeso y la obesidad y sus bebés también.
Dormir mejor. El ejercicio físico
regular mejora los patrones de sueño en la población general y durante el
embarazo también. El embarazo es un momento en el que el sueño puede verse
alterado por razones hormonales y emocionales. Las mujeres embarazadas que
practican ejercicio físico moderado señalan que duermen mejor que aquellas que
son sedentarias. La calidad y cantidad de horas de sueño son muy importantes
para sentirse bien y con energía durante el día así como para que el cuerpo se
regenere adecuadamente durante la noche.
Prevenir la diabetes
gestacional. La diabetes gestacional es una complicación con importantes
consecuencias para la salud de la madre y del bebé. Igual que la ganancia
excesiva de peso, la diabetes gestacional trae consigo riesgos metabólicos
para el feto y en su etapa adulta será más propenso a tener sobrepeso,
obesidad, diabetes tipo II y a padecer enfermedades cardiovasculares. Además,
los bebés tienen más probabilidades de ser macrosómicos y esto conlleva más
dificultades durante el parto.
Prevenir la preeclampsia.
La
preeclampsia es una condición grave para la salud de la madre y del feto en el
que aumenta mucho la tensión arterial y se encuentran proteínas en la orina.
Hay indicios de que los estiramientos, además de mejorar la postura y aliviar
ciertos dolores pueden ser efectivos para la prevención de la preeclampsia.
Prevenir el parto
prematuro y el bajo peso al nacer. El ejercicio durante el embarazo (bien conducido)
no sólo no causa parto prematuro si no que lo previene. Las investigaciones en
este campo encuentran que las mujeres que realizan ejercicio físico
regularmente durante el embarazo tienen una tasa de parto prematuro menor que
las mujeres sedentarias y además que el peso de sus bebés es el adecuado,
previniendo tanto la macrosomía fetal como el bajo peso al nacer.
Mejorar la salud
emocional. La
salud física y la emocional están íntimamente ligadas. Está comprobado que
hacer ejercicio físico mejora la salud emocional y si es en grupo, mejor. Los
grupos de gimnasia para embarazadas ofrecen un espacio para compartir con
otras mujeres sus ilusiones, alegrías, miedos e incomodidades. Les ayudan a ver
que sus miedos son comunes, les ayudan a liberar tensiones familiares y
sociales y la sensación de pertenencia a un grupo aumenta la sensación de
seguridad.
La mujer que se ha
ejercitado durante el embarazo le resultará más sencillo continuar la misma rutina después del nacimiento, una
vez superada al menos la cuarentena, o las ocho semanas recomendadas para
recuperarse de una cesárea.
En la actualidad,
numerosos estudios científicos apoyan la práctica de ejercicio físico regular
durante la gestación como un hábito fundamental tanto para la prevención como
para el tratamiento de diversas complicaciones. Estos beneficios tienen efectos
en la salud de la mujer embarazada y en la del feto y son extensivos al periodo
del parto e incluso después del mismo.
Dada la evidencia que respalda los beneficios del ejercicio para la madre y el bebé, estimular el ejercicio durante el embarazo es un paso positivo en la lucha contra la creciente epidemia de sedentarismo y obesidad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario