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Existen conexiones cerebrales en el feto |
El órgano más complejo de un bebé, el cerebro, empieza a desarrollarse a los 18 días de la concepción, a partir de un abultamiento en un extremo del tubo neural. A medida que las células nerviosas unen sus fuerzas, se forman pliegues y oquedades, y las diferentes partes del cerebro asumen las distintas funciones del prosencéfalo, mesencéfalo y cerebelo. En cuanto esto sucede, ya se puede decir que la estructuración básica del sistema nervioso fetal está en posición.
Actividad cerebral
mucho antes del nacimiento
Según un
estudio de la Universidad McGill en Canadá, publicado en mayo 2012, se ha
detectado actividad cerebral mucho antes
del nacimiento. Estas conclusiones son muy importantes ya que sientan fundamentos
para todas las teorías de estimulación prenatal.
Evan
Balaban, investigador, informó que al
igual que los cerebros adultos, los cerebros de los embriones también poseen
conexiones neuronales, que controlan el medio ambiente para despertar el cerebro,
de manera selectiva, durante los eventos importantes.
Esta
actividad cerebral aparece en un estado latente, pero inducible, durante la
etapa final de la vida embrionaria. En ese momento, los patrones del sueño
también se manifiestan. Antes de esta principal línea divisoria en el
desarrollo – durante el primer 80 por ciento de la vida embrionaria – los
embriones están en un estado que no es ni sueño ni vigilia.
Toda
esta línea de trabajo fue posible gracias a una nueva generación de
reproductores de imágenes cerebrales moleculares que permiten identificar la
activación de pequeñas regiones del cerebro.
Los
investigadores se sorprendieron al capturar una actividad, similar al
despertar, antes del nacimiento. Y hubo otras sorpresas, también: los cerebros
de los embriones que observaron mostraron una variación considerable en la
actividad cerebral. Antes de la aparición de los patrones de sueño y vigilia,
exhibieron una gran cantidad de movimiento espontáneo.
Según
Balaban, el último 30 por ciento del desarrollo cerebral del feto es un momento
más interesante porque es cuando surgen las funciones complejas del cerebro que
dependen de la coordinación de áreas del cerebro muy distantes entre sí.
Estos
hallazgos podrían explicar los casos de aprendizaje fetal y neonatal; y también
plantean preguntas acerca de las consecuencias en el desarrollo a largo plazo
de la actividad cerebral, por ejemplo, en los bebés que nacen muy
prematuramente.
Identifican
por primera vez conectividad cerebral del feto en el útero
En un estudio realizado por científicos de la Universidad Wayne State en Detroit,
publicado en Science Translational
Medicine en febrero de 2013 se demostró por primera vez que se puede medir
el desarrollo de la función cerebral del feto en el útero.
Moriah
Thomason y su equipo utilizaron una técnica conocida como imagen por resonancia
magnética funcional (IRMf) para visualizar en tiempo real los signos de
comunicación entre las diferentes partes del cerebro del feto.
Los especialistas ya han observado a 110 mujeres embarazadas entre las 24 y 38 semanas.
No obstante, siguen reclutando pacientes para extender el estudio.
El
objetivo es relacionar los progresos una vez nacidos con los que se observaron
en el útero.
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Escáner cerebral de un feto |
Los
investigadores también descubrieron que las áreas del cerebro que están en la
misma zona pero en lados opuestos tenían conexiones más fuertes cuando la
distancia entre ellos era menor. En la medida en que crecen, las conexiones del
cerebro viajan distancias más largas. Las conexiones cerebrales en los fetos
cubren primero distancias cortas.
Entender
cómo se forman las redes cerebrales y qué factores intervienen podría ayudar a
identificar el desarrollo cerebral anómalo en las fases más iniciales de la
vida, y así, poder diseñar tratamientos específicos e incluso, prevenirlo. Muy
útil para comprender algunos desordenes neurológicos como el retraso mental, el
autismo o la epilepsia.
Los bebés distinguen entre tacto y dolor poco antes
de nacer
Según un
estudio publicado por la University College London, en setiembre 2011, en Current BLos Biology, los bebés pueden distinguir diferentes estímulos dolorosos
alrededor de la semana 35 de gestación, es decir, justo antes de nacer. Se prueba
que la actividad neuronal en el cerebro cambia gradualmente de un estado
inmaduro a un estado más avanzado a partir de ese momento.
Según la
doctora Rebeca Slater los bebés prematuros de menos de 35 semanas tienen
respuestas cerebrales similares cuando experimentan el tacto o el dolor.
Después de este tiempo tiene lugar un cambio gradual por el que el cerebro
empieza a procesar los dos tipos de estímulos de una manera distinta.
De los
46 bebés del estudio, 21 nacieron prematuramente, lo que dio a los científicos
la ocasión de medir la actividad en las diferentes etapas del desarrollo del
cerebro humano, desde bebés de sólo 28 semanas de desarrollo a bebés nacidos a
las 37 semanas.
Utilizando
la electroencefalografía (EEG), los científicos midieron la actividad eléctrica
del cerebro del bebé mientras era sometido a una punción en el talón – un
procedimiento estándar esencial para tomar muestras de sangre para uso clínico.
En los
bebés prematuros, el EEG registró una respuesta no específica ante la punción
del talón – una reacción repentina en el cerebro. Después de las 35-37 semanas
la respuesta de los bebés cambió, mostrando actividad localizada en áreas específicas
del cerebro, lo que indica que en ese momento los bebés perciben el estímulo
doloroso de forma separada al tacto.
Según el
doctor Lorenzo Fabrizi, autor principal del artículo, en un primer momento los
cerebros muy jóvenes reaccionan a los estímulos por ráfagas de actividad, pero
en un momento crítico en el desarrollo de los bebés, sus cerebros comienzan a
responder con una reacción específica según el tipo de estimulación.
La obesidad afecta al desarrollo del cerebro del feto
Un
estudio llevado a cabo por investigadores del Mother Infant Research Institute
de Boston publicado en febrero 2013, ha mostrado que la obesidad afecta
al desarrollo del cerebro de los fetos.
Después
de analizar el desarrollo fetal de 16 embarazadas, los investigadores han
descubierto que en el segundo trimestre de gestación los fetos de las mujeres
obesas tienen diferencias en la expresión génica, en comparación con los fetos
de las mujeres con peso saludable.
Durante
la gestación se produce la apoptosis, un proceso de desarrollo de la muerte
celular programada y una parte importante del desarrollo neurológico fetal
anormal. Sin embargo, los fetos de las mujeres obesas sufren una disminución de
la apoptosis.
Los
investigadores han confiado en que sus conclusiones y los datos futuros empujen
a las mujeres que quieren quedarse embarazadas a tener una vida más saludable
con el fin de disminuir el riesgo para sus hijos.
Uso del celular durante el embarazo puede afectar
desarrollo cerebral del feto
Según un
estudio comunicado por científicos de la Escuela de Medicina de Yale en
noviembre 2012, la exposición a las ondas de teléfonos móviles durante el
embarazo afecta al desarrollo cerebral del feto y puede provocar
hiperactividad.
Realizaron
un experimento con ratonas embarazadas colocando sobre las jaulas teléfonos
móviles, la mitad de ellos encendidos y los otros apagados. Cuando los
investigadores estudiaron el comportamiento de los ratones nacidos, resultó que
los que habían experimentado la radiación del celular presentaban señales de
hiperactividad y parecían tener problemas de memoria.
El doctor Hugh Taylor, uno de los investigadores, informa que el aumento de los casos de trastornos de la conducta en los niños podría explicarse parcialmente por el uso activo de celulares por parte de las mujeres embarazadas. Supuestamente la radiación de los móviles también fomenta el desarrollo de tumores, según la Organización Mundial de Salud.
Algunos
productores de teléfonos, entre ellos Apple y Blackberry, también advierten a
sus consumidores que guarden sus dispositivos móviles alejados del cuerpo
mientras no los están usando.
Exposición fetal al alcohol afecta el desarrollo del
cerebro
Según un
estudio presentado en noviembre 2012 en la reunión anual de la Sociedad
Radiológica de Norteamérica (RSNA), los niños expuestos al alcohol durante el
desarrollo fetal presentan cambios en la estructura cerebral y el metabolismo
que son visibles mediante diversas técnicas de imagen.
El
consumo de alcohol por mujeres embarazadas puede causar problemas en el
desarrollo mental y físico de sus hijos, una condición conocida como síndrome
de alcoholismo fetal.
El grupo
de estudio incluyó a 200 niños que estuvieron expuestos al alcohol durante la
etapa fetal y 30 niños cuyas madres no bebieron durante el embarazo o durante
la lactancia. Los investigadores utilizaron resonancia magnética para evaluar
el tamaño y la forma del cuerpo calloso, el haz de fibras nerviosas que forman
el enlace de comunicación principal entre las mitades derecha e izquierda del
cerebro, en los dos grupos. La exposición prenatal al alcohol es la principal
causa de problemas de desarrollo o ausencia completa del cuerpo calloso.
Los
resultados de resonancia magnética mostraron adelgazamiento del cuerpo calloso
en los niños expuestos al alcohol en comparación con el otro grupo.
El
síndrome alcohólico fetal (SAF) es un conjunto de síntomas y signos que
aparecen en los fetos que han estado expuestos al alcohol durante el período
prenatal. Se caracteriza por retraso en el desarrollo físico y mental,
alteraciones cráneofaciales y articulares.
Desde el
instante en que se consume alcohol, éste entra en el torrente sanguíneo y por
lo tanto es traspasado al feto, por eso cada ingesta también es absorbida por
el bebé. Éste, además, descompone más lentamente el alcohol, permaneciendo así
más tiempo en su cuerpo, tornándose peligroso y pudiendo generar graves
problemas en su salud.
La madre pasa su estrés al bebé a través de las bacterias vaginales y la placenta
Dos estudios de la Universidad de Pennsylvania, presentados en la reunión anual Neurociencia 2013 (San Diego), muestran que las bacterias vaginales y una proteína específica de la placenta pueden pasar el estrés de la madre al bebé y aumentar el riesgo de trastornos como el autismo y la esquizofrenia.
En el primer estudio, el equipo, dirigido por Tracy L. Bale, PhD, profesora de neurociencias en la Escuela Perelman de Medicina, muestra que el estrés modifica el microbioma en la vagina de la madre y en el intestino del recién nacido, porque durante el parto una parte del microbioma pasa al intestino del bebé.
Los investigadores encontraron que los cambios en el microbioma producidos por el estrés en ratones embarazadas alteran la población de microbios en el intestino del recién nacido y originan cambios en el cerebro en desarrollo.
Utilizando enfoques específicos en ratones, los investigadores determinaron que el estrés prenatal temprano afectó, tanto en la madre y en el recién nacido, los niveles de los lactobacilos, bacterias productoras del ácido láctico asociado con la neuroquímica del cerebro. Niveles muy elevados del ácido láctico pueden afectar el desarrollo neurológico.
En el segundo estudio en animales se encontró que una proteína específica en la placenta, OGT (O-linked-N-acetylglucosamine transferase), puede tener implicaciones en el desarrollo cerebral del niño.
Esta enzima conocida por afectar una amplia variedad de funciones reguladoras, incluyendo el desarrollo, se encuentra a niveles más bajos en la placenta de las madres estresadas. Cuando los investigadores manipularon estos niveles en los ratones, obtuvieron efectos similares al efecto del estrés materno en la madre y constataron cuando estos bebés se convirtieron en adultos, que eran más pequeños y más sensibles al estrés, muy similar a la descendencia de las madres ratonas estresadas.
Estos resultados sugieren que el OGT de la placenta puede desempeñar una función protectora durante el embarazo, y también servir como un biomarcador para una serie de trastornos del desarrollo neurológico en los niños.
Dos estudios de la Universidad de Pennsylvania, presentados en la reunión anual Neurociencia 2013 (San Diego), muestran que las bacterias vaginales y una proteína específica de la placenta pueden pasar el estrés de la madre al bebé y aumentar el riesgo de trastornos como el autismo y la esquizofrenia.
En el primer estudio, el equipo, dirigido por Tracy L. Bale, PhD, profesora de neurociencias en la Escuela Perelman de Medicina, muestra que el estrés modifica el microbioma en la vagina de la madre y en el intestino del recién nacido, porque durante el parto una parte del microbioma pasa al intestino del bebé.

Utilizando enfoques específicos en ratones, los investigadores determinaron que el estrés prenatal temprano afectó, tanto en la madre y en el recién nacido, los niveles de los lactobacilos, bacterias productoras del ácido láctico asociado con la neuroquímica del cerebro. Niveles muy elevados del ácido láctico pueden afectar el desarrollo neurológico.
En el segundo estudio en animales se encontró que una proteína específica en la placenta, OGT (O-linked-N-acetylglucosamine transferase), puede tener implicaciones en el desarrollo cerebral del niño.
Esta enzima conocida por afectar una amplia variedad de funciones reguladoras, incluyendo el desarrollo, se encuentra a niveles más bajos en la placenta de las madres estresadas. Cuando los investigadores manipularon estos niveles en los ratones, obtuvieron efectos similares al efecto del estrés materno en la madre y constataron cuando estos bebés se convirtieron en adultos, que eran más pequeños y más sensibles al estrés, muy similar a la descendencia de las madres ratonas estresadas.
Estos resultados sugieren que el OGT de la placenta puede desempeñar una función protectora durante el embarazo, y también servir como un biomarcador para una serie de trastornos del desarrollo neurológico en los niños.
Consumo de drogas durante el embarazo disminuye el
tamaño del cerebro
Según un
estudio publicado en la revista Pediatrics,
el consumo materno de drogas durante el embarazo puede reducir el desarrollo
cerebral del feto. Además, los efectos serían peor en el caso de los hijos de
aquellas mujeres que combinaban varias sustancias.
En el
estudio participaron un grupo de 35 niños de 10 a 14 años. En él se afirma que
los hijos de mujeres consumidoras de cocaína, alcohol, tabaco o marihuana durante
el embarazo solían tener una circunferencia de cabeza más pequeña que el resto
de los niños que no habían estado expuestos a esas sustancias durante la
gestación.
El
equipo dirigido por Rivkin utilizó la resonancia magnética para medir el
volumen de distintos tipos de tejido cerebral de los participantes, además de
la circunferencia de la cabeza.
La
exposición a cada droga estaba relacionada con una disminución del tamaño de la
cabeza, de la cantidad de materia gris (la porción que contiene los cuerpos de
las neuronas) y del volumen total del cerebro. La combinación de dos o más
sustancias adictivas causó una reducción significativa de las tres medidas del
tamaño cerebral.
La
diferencia aumentó con el nivel de exposición : los niños que habían estado
expuestos a cuatro o más drogas tenían cabezas y cerebros más pequeños, además
de menor cantidad de materia gris.
El ejercicio en el embarazo favorece el desarrollo
cerebral
Investigadores
del Centro de Investigación del Hospital CHU Sainte-Justine, de Canadá, con el
Dr. David Ellemberg como director, presentaron el estudio en 2013 en el Congreso
de Neurociencia en San Diego.
Las
embarazadas que realizan actividad física durante la gestación, favorecen el
desarrollo cerebral del feto. Bastaría con un ejercicio cardiovascular de 20
minutos durante tres días a la semana para que se ejerciera un beneficio sobre
el desarrollo cerebral.
La
realización de actividad física moderada, favorece la recuperación tras el
parto, y combate la posible depresión post-parto. Aun más, para que en el
momento del parto el niño no sea de un tamaño desmesurado, se consigue
con ejercicio suave. Se reduce el riesgo de desarrollar obesidad más adelante.
Los
investigadores llevaron a cabo un estudio con un grupo de mujeres embarazadas
seleccionadas de manera aleatoria. En el segundo trimestre de embarazo, las
mujeres fueron divididas en dos grupos, activo y sedentario. En el grupo activo
se les indicaron una serie de ejercicios moderados de 20 minutos, tres días a
la semana, en el que la intensidad llegaba hasta a la agitación de la
respiración, mientras que las otras no realizaban ninguna actividad física en
especial.
Tras el
nacimiento, los bebés fueron analizados mediante una prueba médica que registra
la actividad cerebral, la electroencefalografía. Se les dispusieron un centenar
de electrodos suaves en la cabeza, totalmente inocuos, y cuando se quedaban
dormidos, se medía la memoria auditiva inconsciente, respecto a estímulos
sonoros novedosos repetidos.
En los
niños, con edades comprendidas entre 8 y 12 días de vida, se observaba que
aquellos que habían tenido un embarazo con actividad física moderada, tenían
una actividad de respuesta cerebral más madura, lo que indica que el cerebro
tuvo un desarrollo más veloz durante la gestación.
Los sonidos que oyen los bebés antes de nacer
influyen en su desarrollo cerebral y del lenguaje
Según un
estudio publicado, por científicos de la Universidad de Helsinki, en Finlandia, en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) en agosto 2013, los sonidos que los
bebés oyen cuando todavía se encuentran en el útero materno pueden influir en
su cerebro y en el futuro desarrollo del lenguaje.
Desde
las 27 semanas de gestación, los fetos humanos empiezan a percibir las señales
acústicas externas. En ese momento la corteza auditiva comienza a reorganizarse
y se pone en marcha la maduración del sistema nervioso, que aún se está
formando.
Eino
Partanen y su equipo decidieron explorar cómo la experiencia prenatal de los
sonidos moldea las bases neuronales del aprendizaje fetal. El equipo siguió la
evolución de 33 mujeres finlandesas desde su semana 29 de embarazo hasta que
dieron a luz.
La mitad
de las madres escuchaba varias veces a la semana una grabación con la palabra
inventada 'tatata' repetida
centenares de veces, y ocasionalmente pronunciada con otro tono o sustituida
por la palabra 'tatota'.
Después
de que nacieran, compararon las respuestas neuronales de los bebés expuestos a
las grabaciones con las de aquellos que no las habían escuchado.
Al
escuchar cambios de tono en las palabras que habían oído cuando eran fetos, los
niños previamente estimulados experimentaban un aumento de su actividad cerebral,
que no se producía en los otros.
Además,
cuanto más largo había sido el tiempo de exposición prenatal a los sonidos,
mayor era su actividad cerebral. Y el efecto de aprendizaje se generalizaba a
otros tipos de sonidos no incluidos en el experimento.
Estos
resultados sugieren que el cerebro del feto aprende a escuchar antes del
nacimiento y crea representaciones en la memoria de aquellos sonidos. Son
cambios estructurales que, según los investigadores, posiblemente influirán en
el lenguaje durante la infancia. Por eso creen que el experimento puede servir
para ayudar a compensar trastornos genéticos como la dislexia.
Lo que oye el bebé antes de nacer influye en el
desarrollo de su cerebro y lenguaje
* Desde las 27 semanas de gestación, el feto percibe señales acústicas externas y empieza a madurar el sistema nervioso.
* El
cerebro del feto escucha y crea representaciones en la memoria de los sonidos.
* Estos
cambios estructurales pueden influir en el lenguaje durante la infancia.
¿ Qué escucha un bebé antes de nacer ?
Previo
al nacimiento, el bebé se encuentra sumergido en una atmósfera sonora que lo
envuelve y estimula durante las 24 horas. Los sonidos suaves y acompasados que
conforman dicha atmósfera son: el latido del corazón de la futura mamá, el ruido
de sus pulmones y la circulación de la sangre a través de la placenta.
Estos
sonidos funcionan sin descanso durante todo el día, y de hecho son una
referencia muy importante que se imprime en la memoria del bebé. Como estos
sonidos le son familiares, es lógico que una vez nacido al estar sobre el pecho
materno, escuchando nuevamente los latidos, el bebé se relaje y se calme.
También hay otros sonidos que tienen bastante presencia en el vientre, pero no
están durante todo el día, como por ejemplo los ruidos musculares o los que
hace el aparato digestivo cuando procesa los alimentos.
La voz
de la mamá también está presente, pero no todo el tiempo. Cuando la madre
habla, emite un sonido que el bebé puede escuchar con su aparato auditivo,
mientras en su cuerpo repercuten las vibraciones generadas por la voz materna.
La vibración del aparato fonador desciende por la columna de la madre y llega a
transmitirle al bebé una sensación especial. Además, si el bebé ya está en
posición cefálica, o sea cabeza abajo, estará en contacto directo con los
huesos de la cavidad de la cadera, por lo que aumentará su percepción de las
vibraciones y, como consecuencia, escuchará con mayor intensidad.

La
audición es el único de los sentidos que funciona las 24 horas y no se puede inhibirlo.
Escuchar es un acto fisiológico que todo oído sano puede hacer, ya que aún
cuando dormimos, estamos escuchando.
Pero
oír, eso es diferente. Oír involucra un proceso de actividad cerebral que se
denomina “superior”, donde lo que se escucha es procesado y se responde en
función de ello, y es a partir de las experiencias previas que se le da un
significado más profundo.
La
audición es el sentido que permite una conexión con el mundo exterior cuando el
feto está creciendo en el vientre de su madre. Por lo tanto, durante la
gestación, el órgano auditivo es el que más se puede estimular.
El
sonido es vibración y llega al bebé a través de dos vías: la auditiva y la
sensorial. La primera permite que todos los sonidos le lleguen al oído; y la
segunda, hace que la vibración de esos sonidos genere la percepción corporal.
Toda esta información llegará al cerebro y allí se procesará.
Hay
muchos factores que van a incidir en el registro de lo que se escucha. Por
ejemplo, el volumen, el tipo de sonido, su duración o la densidad sonora. Pero
el más importante de todos es el desarrollo cerebral del bebé, ya que puede
escuchar muchos sonidos, pero si su cerebro todavía es inmaduro para procesar
esta información, pasará a ser un estímulo sensorial más.
También
existe otro elemento, denominado “la tercera vía”, que se relaciona
directamente con las sensaciones que tiene la madre al escuchar cierta música o
diferentes sonidos. Esta sensación opera como una especie de fijador que hará
que a través del flujo sanguíneo, que alimenta al bebé por nacer, le transmita
una enorme cantidad de hormonas, algunas de placer y otras no.
Con el
tiempo, el bebé irá asociando lo que esas sensaciones de su madre le impriman,
sumado a lo que el estímulo sonoro y vibracional le genere, y allí comenzará a
marcarse la huella. Por ejemplo, si la música que su mamá escucha la relaja,
irá experimentando una sensación de relajación. Por el contrario, si la música
la altera, el bebé no tendrá una sensación placentera; incluso le resultará
desagradable y hasta un poco irritable escucharla.
Todo
este conocimiento puede ayudar enormemente a facilitar la relación una vez
nacido el bebé. El sensibilizarse con las sensaciones que se le transmiten al
bebé antes de su nacimiento, va a permitir a sus padres estar más alertas respecto de las necesidades de su hijo. Por lo que será mucho más fácil
decodificar lo que quiere o necesita, permitiéndoles a los padres estar más
tranquilos durante los primeros tiempos, ya que esta etapa demanda una enorme
responsabilidad.
Mapa del
cerebro de un feto humano
Científicos
del Allen Institute for Brain Science han elaborado un mapa que muestra la
disposición de los genes y las conexiones neuronales en el cerebro humano, lo
que facilitará su estudio y el de trastornos como el autismo, publicado en la
revista Nature en abril 2014.
El
equipo dirigido por Ed Lein ha compuesto su mapa digital del cerebro a mitad
del periodo de gestación mediante la transcripción de datos obtenidos del
proyecto BrainSpan Atlas of the
Developing Human Brain (atlas cerebral completo del cerebro humano en
desarrollo), auspiciado por el Gobierno de Estados Unidos.
Para
construir este mapa, los científicos usaron cuatro fetos humanos obtenidos a
través del banco de tejidos. Cortaron cada uno en 3 mil secciones ultra
delgadas. Usaron marcadores genéticos en algunas de esas secciones para crear
un atlas. Y en otras secciones, usaron microscopios equipados con laser para
obtener pequeñísimas unidades de tejido para avanzar en ese estudio genético.
El equipo observó el nivel de actividad de alrededor de 20 mil genes.
Este
mapa ofrece un recurso para estudiar el desarrollo del cerebro humano y los
circuitos neuronales que fundamentan los procesos cognitivos y de comportamiento
tanto en la salud como en la enfermedad.
La
estructura y funcionamiento del cerebro humano se determina en buena medida por
procesos de transcripción prenatales que inician la expresión de los genes,
afirman los expertos, pero sin embargo hasta ahora la ciencia tiene poco
conocimiento de ese cerebro en desarrollo. Esta laguna se llena en parte con la
detallada transcripción del atlas del cerebro humano a mitad de gestación.
Los científicos
han encontrado expresiones en la transcripción que están relacionadas con
diferentes rasgos anatómicos y procesos de desarrollo.
Además,
estos datos también identifican ubicaciones de expresiones dinámicas de varios
genes asociados con trastornos psiquiátricos o neurológicos, como el autismo,
lo que puede ayudar en su estudio.
Ver :
![]() |
Función del esqueleto en el desarrollo del cerebro durante la gestación |
![]() |
Desarrollo cerebral del feto |
![]() |
El estrés prenatal materno afecta al bebé |
![]() |
Efectos del alcohol en el desarrollo cerebral del feto Síndrome de alcoholismo fetal |
![]() |
Efectos del consumo de drogas durante el embarazo |
![]() |
Toxoplasmosis durante el embarazo |
![]() |
Parálisis cerebral infantil |
![]() |
Trastorno por déficit de atención e hiperactividad en niños |
![]() |
Autismo |
![]() |
|
![]() |
Intoxicación por metales pesados |
![]() |
El ADN materno influye en la formación del cerebro del feto importancia de la serotonina |
![]() |
La oxitocina protege el cerebro del neonato |
![]() |
Desarrollo del cerebro basado en la experiencia temprana y su efecto en la salud, el aprendizaje y la conducta |
![]() |
Desarrollo cerebral en la primera infancia |
![]() |
La música favorece el desarrollo cerebral infantil |
![]() |
El lenguaje – Función cognitiva |
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