Nuestro Sistema
Nervioso está compuesto por diferentes sub-sistemas que se encargan de que
nuestro organismo funcione de forma correcta, si no es así se pueden producir
enfermedades o diferentes problemáticas.
El sistema nervioso se divide en dos partes, el sistema nervioso central y el sistema nervioso periférico. Dentro del sistema
nervioso periférico, está el sistema nervioso autónomo. En el sistema nervioso
autónomo están el sistema nervioso simpático y el parasimpático.
El sistema nervioso simpático es uno de los tres componentes del sistema nervioso autónomo, encargado de la gestión de la actividad de los órganos viscerales y funciones automáticas del cuerpo, como la respiración o el latido del corazón. El sistema nervioso simpático está involucrado en muchas actividades fisiológicas inconscientes a través de dos neurotransmisores de la familia de las catecolaminas: la adrenalina, pero sobre todo la norepinefrina.

El trabajo del sistema parasimpático se
complementa con el del sistema simpático. Ambos sistemas funcionan en oposición
natural. Recurriendo a una analogía. El
sistema simpático sería tal como la policía, que procura una respuesta rápida.
Mientras que el sistema parasimpático sería como el sistema judicial con
acciones que no requieren una respuesta inmediata.
Diferencias entre el Sistema Nervioso
Simpático y Parasimpático
El Sistema Nervioso Parasimpático complementa
al Sistema Nervioso Simpático, ya que tienen funciones opuestas.
El Sistema Nervioso Simpático promueve el
gasto de energía y activa el organismo, mientras que el Sistema Nervioso
Parasimpático incrementa las reservas. Gracias a un mecanismo de homoestasis o
feedback, ambos consiguen trabajar de forma complementaria y hacer que nuestro
cuerpo responda de forma adecuada a las diferentes situaciones.
Los efectos de dos sistemas son de naturaleza complementaria, no antagónicos. La división simpática actúa como un acelerador y la división parasimpática actúa como un desacelerador del cuerpo humano. Por lo tanto, estos dos sistemas intentan mantener el cuerpo en un estado normal de homeostasis el mayor tiempo posible. En un momento, si solo uno de los dos sistemas se activa en el cuerpo, dependiendo del tipo de inervación, causan la liberación de hormonas.
Los efectos de dos sistemas son de naturaleza complementaria, no antagónicos. La división simpática actúa como un acelerador y la división parasimpática actúa como un desacelerador del cuerpo humano. Por lo tanto, estos dos sistemas intentan mantener el cuerpo en un estado normal de homeostasis el mayor tiempo posible. En un momento, si solo uno de los dos sistemas se activa en el cuerpo, dependiendo del tipo de inervación, causan la liberación de hormonas.
El Sistema Nervioso Simpático
El sistema
nervioso simpático (SNS) es
el elemento que controla las reacciones y reflejos viscerales.
Este sistema nos prepara para la acción. Este es el sistema que media en la respuesta de estrés hormonal. Las
conductas de lucha y de huida están mediadas por el sistema simpático.
El sistema nervioso simpático actúa con la
ayuda de la adrenalina y la noradrenalina, dos mediadores químicos que actúan
sobre unos receptores con el objetivo de aumentar o disminuir la intensidad de
las funciones controladas, particularmente, la constricción o la dilatación de
los vasos sanguíneos, la aceleración o la disminución del ritmo cardíaco y la
relajación de ciertos músculos automáticos.
Aumenta la frecuencia de latidos del corazón,
dilata los bronquios y las pupilas. Estimula las glándulas suprarrenales. La sudoración excesiva o hiperhidrosis en
manos, axilas o cara se relaciona con una hiper estimulación del sistema
simpático.
El sistema nervioso simpático es el
responsable de la regulación de los mecanismos homeostáticos de lo organismos
vivos. Las fibras de este sistema llegan a casi todos los órganos y sistemas
del cuerpo, desde la pupila del ojo hasta controlar la motilidad intestinal. El
sistema simpático nos ayuda a sentir las sensaciones de frío o calor.
Estructura
Las partes del sistema nervioso simpático
son:
* Dos cadenas de ganglios para-vertebrales localizados en ambos lados de la columna vertebral.
* Dos ganglios pre-vertebrales: el ganglio celíaco y el hipogástrico.
* Los nervios que recorren diferentes órganos internos hasta los ganglios: neuronas preganglionares y postganglionares.
* Dos ganglios pre-vertebrales: el ganglio celíaco y el hipogástrico.
* Los nervios que recorren diferentes órganos internos hasta los ganglios: neuronas preganglionares y postganglionares.
Las neuronas
preganglionares son aquellas que conectan médula espinal y ganglio, funcionando generalmente a
partir del neurotransmisor conocido como acetilcolina.
Las neuronas postganglionares conectan
ganglio y órgano diana, en el sistema simpático la actuación se produce a
partir de la emisión de noradrenalina.
Funcionamiento del sistema nervioso simpático
Al igual que otras partes del sistema
nervioso, el sistema nervioso simpático opera
a través de una serie de neuronas inter-conectadas que con
frecuencia, se consideran parte del sistema nervioso periférico (SNP), aunque
hay muchas que se encuentran dentro del sistema nervioso central (SNC).
Las neuronas
simpáticas de la médula espinal se comunican
con las neuronas simpáticas periféricas a través de una serie de ganglios simpáticos.
Dentro de los ganglios, las neuronas
simpáticas de la médula espinal se unen a las neuronas simpáticas periféricas a
través de sinapsis químicas.
Recorrido del sistema nervioso simpático
El sistema simpático se configura a partir de
dos cadenas de veintitrés ganglios que circulan
a lo largo y a ambos lados de la columna vertebral, inervando (transmitiendo estímulos nerviosos) en su recorrido
diferentes órganos y sistemas. Estas cadenas envían terminaciones
nerviosas tanto a órganos como al sistema vascular.
Punto de origen: Bulbo raquídeo
El
bulbo raquídeo, núcleo cerebral situado en el tronco del encéfalo que
controla el conjunto de funciones vitales inconscientes. Se trata de una estructura neurovegetativa de
gran importancia para la vida. Será a partir de este desde donde se
proyectarán las cadenas de ganglios del simpático, inervando el resto del
organismo.
Región cervical
En este tronco
cervical se encuentran tres ganglios, cervical superior, medio e inferior, que
conectan con regiones tales como los músculos oculares, las meninges, la
hipófisis, y los nervios vago, glosofaríngeo e hipogloso. Se
vinculan con la capacidad para controlar la intensidad de luz que captan los ojos, la
emisión de hormonas y la capacidad de deglutir. Algunos de estos ganglios
también tienen un papel importante en el control del corazón, así como la
tiroides.
Región Torácica
En el tórax el sistema simpático puede
encontrarse con una docena de ganglios, que inervan los órganos situados en las
zonas correspondientes. Pulmones,
corazón y tubo digestivo son los elementos más importantes. Sin embargo, a partir de los ganglios que rigen el corazón parten los ganglios cervical
superior e inferior (si bien este último se encuentra a la altura de las
costillas), originando algunos nervios cardíacos.
Región Lumbar
La parte del
sistema nervioso simpático que transcurre en la región lumbar tiene una gran
importancia, debido
a la gran cantidad de órganos que inerva. En condiciones normales pueden
encontrarse cinco ganglios en esta zona, desde los cuales surgen fibras
nerviosas que llegan al plexo solar y
su continuación, el plexo aórtico-abdominal. Estos plexos inervan la
mayoría de órganos intra-abdominales, teniendo conexión con el bazo, el hígado,
el diafragma y el estómago, entre otros.
Región pélvica
Se trata de la parte más caudal del sistema
simpático, que transcurre en la pelvis. La dos cadenas de ganglios se unen en esta zona en el ganglio coccígeo.
En esta zona, el plexo pélvico, se pueden encontrar cuatro ganglios que inervan recto y vejiga. De estos salen
otros plexos secundarios, los cuales controlan la vesícula, próstata y pene /
vagina y clítoris.
Funciones principales del sistema nervioso
simpático
Mientras que el
sistema parasimpático se encarga de realizar procesos que suponen al organismo
un ahorro energético, y el entérico se centra en la gestión habitual del tubo
digestivo, el sistema simpático tiene como principal función el de preparar al
organismo para responder con velocidad a la estimulación externa, provocando
procesos que suponen el consumo de una gran cantidad de energía con el fin de
asegurar la supervivencia.
La función
principal del sistema simpático es activar al organismo para facilitar la
reacción a los estímulos. Para ello, activa una serie de reacciones
fisiológicas que nos preparan para responder. Se ha de tener en cuenta que esta
activación del sistema simpático facilita la lucha o huida de eventos
amenazantes, pero su activación no se da únicamente ante este tipo de
situaciones. Este sistema actúa de manera regular para mantener la homeostasis
corporal y participa en múltiples procesos que requieren de activación
fisiológica. También contribuye a la existencia de una homeostasis al regular y
evitar una actuación excesiva del sistema parasimpático (que podría causar una
tasa cardíaca demasiado lenta, por ejemplo).
Estas reacciones
serán posteriormente combatidas por el sistema parasimpático, habiendo un
equilibrio homeostático que mantiene el organismo en un estado óptimo de
funcionamiento según la estimulación externa.
Reflejo ocular
El sistema
simpático produce a nivel ocular la midriasis o dilatación pupilar, hecho que
permite una mayor capacidad visual que puede permitir ver mejor posibles
peligros. Es un proceso automático e inconsciente dado que se utiliza de manera
constante independientemente de la relevancia que tenga el objetivo.
Actuación en sistema cardiovascular
La frecuencia cardíaca
aumenta ante la activación del sistema simpático, produciendo un aumento en el
ritmo con el que se envían oxígeno y nutrientes a través de la sangre. Este
aumento se dirige a los músculos, preparándose para la acción y haciendo que se
dediquen recursos a mantener en marcha los aspectos motores del organismo.
Además, se regula y
aumenta la presión sanguínea, de manera que la sangre fluye más rápidamente por
el sistema vascular y llega antes a los distintos órganos. Por supuesto, esto
contribuye a que estos puedan ofrecer una respuesta rápida a las necesidades
del momento, lo cual a su vez hace que otras partes del organismo también lo
hagan para adaptarse a ese ritmo. De este modo se mantiene un equilibrio a
pesar de que las condiciones han cambiado por orden del sistema nervioso
simpático.
Secreción de adrenalina, noradrenalina y
glucosa
El sistema simpático provoca asimismo la
liberación de adrenalina y noradrenalina en la sangre a través de los
riñones, con el fin de aumentar la
activación física y psicológica. También se aumenta la liberación de
glucosa en sangre a partir del hígado.
Dilatación pulmonar
Ante la actuación del sistema simpático los
pulmones empiezan un proceso de bronco-dilatación
con el fin de capturar un mayor nivel de oxígeno y optimizar el sistema de
aprovisionamiento de este recurso.
Disminución en la actuación del sistema gastrointestinal
El proceso digestivo consume una gran
cantidad de energía por sí mismo. Con el fin de poder conservar esa energía, el
sistema simpático reduce y
enlentece en gran medida la actividad del tubo digestivo y las glándulas
que secretan enzimas digestivas. A nivel bucal también detiene la producción de
saliva, motivo por el que es frecuente que se nos seque la boca en situaciones
de tensión.
Detiene la excreción
Ante un posible peligro, excretar puede
suponer una situación de vulnerabilidad incompatible con la supervivencia. El
sistema nervioso simpático provoca que los esfínteres se contraigan. Orinar o defecar suelen
ser procesos que se retrasan en situaciones de estrés o tensión, si bien
no se trata de algo enteramente imposible. De este modo, toda la actividad
mental se concentra en los objetivos más inmediatos, restando importancia a
aquellos que son postergables justamente porque se puede satisfacer esas
necesidades más tarde sin pagar un precio.
Eyaculación y orgasmo
Participación
en las relaciones sexuales, provocando la eyaculación en el hombre y el
orgasmo en ambos sexos. Sin embargo, justo antes de esto, un estado de constante
esfuerzo y estrés típicos del resto de situaciones en las que interviene el
sistema nervioso simpático, no favorece la aparición de este fenómeno, con lo
cual se da una aparente paradoja.
Problemas en el sistema nervioso autónomo
Trastornos graves
* Dolores de
cabeza, pérdida de memoria, dificultad para hablar.
* Afecciones en el
corazón y las arterias.
* Trastornos en el
sistema respiratorio.
* Fibromialgia.
* Disfunción
eréctil.
Enfermedades
* Esclerosis
múltiple, que desemboca en lesiones neurodegenerativas en el sistema nervioso
central.
* Síndrome de Shy Drager o atrofia multisistémica. Una enfermedad degenerativa similar al Parkinson que causas estragos. La mayoría de pacientes fallecen en un plazo máximo de 10 años desde que se diagnostica la enfermedad.
* Síndrome de Shy Drager o atrofia multisistémica. Una enfermedad degenerativa similar al Parkinson que causas estragos. La mayoría de pacientes fallecen en un plazo máximo de 10 años desde que se diagnostica la enfermedad.
* Disautonomía
familiar. También llamada Síndrome de Riley Day, se trata de una enfermedad
poco común que es hereditaria, degenerativa, y que causa efectos en el
individuo como sudoración excesiva e indiferencia al dolor.
* Diabetes. La
diabetes puede causar daño a los nervios en todo el cuerpo, afectando los
nervios simpático, parasimpático, sensorial y motor. La neuropatía
autonómica es más común en pacientes con una larga historia de diabetes tratada
de manera inadecuada. La neuropatía diabética de los nervios simpáticos
puede alterar la capacidad del sistema cardiovascular para regular el flujo
sanguíneo y la contractilidad del músculo cardíaco.
El sistema nervioso simpático es fundamental
en la regulación del gasto energético y la termogénesis
Un estudio realizado
por investigadores de la Escuela de Medicina Icahn en Monte Sinaí, Estados Unidos,
publicado en la edición digital de Nature
Medicine de abril 2017, proporciona importantes conocimientos sobre cómo el
cuerpo regula su producción de calor, un proceso conocido como termogénesis que
actualmente está intensamente estudiado como un objetivo para el tratamiento de
la diabetes y la obesidad en los seres humanos.
Aunque los
investigadores apuntaron previamente la hipótesis de que los macrófagos, una
clase de glóbulos blancos, desempeñaba un papel importante en la termogénesis,
el nuevo estudio sugiere que el principal impulsor de la termogénesis es el
sistema nervioso simpático, que es controlado principalmente por el cerebro.
El equipo de
investigación se centró en las catecolaminas, hormonas liberadas por el sistema
nervioso simpático para activar el tejido graso marrón.
El tejido adiposo
marrón es un tipo de tejido graso que quema energía para producir calor y
mantenernos calientes. Las catecolaminas también pueden convertir el tejido
graso blanco, el tipo más familiar de tejido graso que almacena los lípidos, en
un tejido que se asemeja a la grasa marrón. Los investigadores probaron si los
macrófagos podrían proporcionar una fuente alternativa de catecolaminas, como
se había propuesto en los últimos años.
Resulta que los
macrófagos no son tan importantes, ya que son incapaces de hacer catecolaminas,
pero claramente lo es el cerebro a través del sistema nervioso simpático. Los
investigadores señalan que es muy importante estudiar el papel del cerebro y
del sistema nervioso simpático cuando se trata de comprender el metabolismo.
La capacidad de
generar calor es fundamental para la supervivencia de los animales de sangre
caliente, incluidos los humanos, ya que previene la muerte por hipotermia. Esta
presión evolutiva dio forma a la biología de los seres humanos y la de otros
animales de sangre caliente y, en parte, puede explicar por qué los seres
humanos son susceptibles de desarrollar diabetes en el medio ambiente en el que
vivimos.
A su juicio, aunque
se ha invertido mucho esfuerzo en dirigirse al sistema inmunológico para curar
la diabetes y la resistencia a la insulina, todavía no hay fármacos
anti-inflamatorios que se haya demostrado que funcionan bien en los seres
humanos con enfermedad metabólica.
El estudio sugiere
que tal vez la clave para combatir los efectos devastadores de la diabetes y la
obesidad en los seres humanos es restaurar el control de la termogénesis y el
metabolismo mediante el cerebro y el sistema nervioso autónomo.
Cuidar el sistema nervioso
El Sistema Nervioso forma parte de nuestro
cuerpo y, por tanto debemos de preocuparnos por su estado y cuidarlo. Al igual
que pasa con otras partes del cuerpo, podemos prevenir y evitar enfermedades
que derivan en problemas en nuestro cuerpo, causadas por el Sistema Nervioso. A
continuación una serie de consejos o pautas que pueden ayudarnos a vivir de una
forma más saludable.
Hábitos Saludables: deporte y alimentación. Es fundamental activar nuestro
cuerpo con ejercicio aeróbico al menos dos o tres veces por semana, aumentando
nuestro ritmo cardiaco al menos veinte minutos. Además, tiene un efecto
relajante. También debemos aportar todos los nutrientes que nuestro cuerpo
necesita, realizar cinco comidas al día, intentar reducir dulces y azúcares
procesados etc.
Dormir y descansar. Se recomiendan ocho horas
diarias, sin embargo depende de la persona (hay gente que se siente descansado
con menos horas y otras con más). Mantener una higiene del sueño adecuada, poca
luz, sin ruidos ni estresores (factores estresantes) externos. El sueño nos debe
aportar sensación de descanso y energía para desarrollar nuestras funciones
durante todo el día.
Reducir la Ansiedad y el Estrés. Éstos son factores que activan
nuestro Sistema Nervioso Simpático, lo que nos hace estar activos, nerviosos, y
nos mantiene alerta. El estrés es el gran enemigo del sistema nervioso y, por
ello, debemos intentar acabar con él tan pronto como se presente en nuestras
vidas. Hay muchas maneras en las que lo podemos hacer, pero una de las mejores
es usando la meditación o bien
haciendo deporte.
Relaciones saludables. Las personas somos seres
sociales, y las relaciones forman parte de nuestro día a día. Tener relaciones
satisfactorias, que nos hagan sentir bien, sin añadir estrés o dificultades
importantes a nuestra vida, nos ayudará a disminuir la ansiedad y a sentirnos
mejor. Es importante que tengamos tiempo para relacionarnos con los demás,
reírnos y estar bien con ellos. En casa, poder estar en familia al menos una
hora es algo que también nos ayudará a sentirnos mejor y, por ende, a tener
menos estrés. Por otro lado, las relaciones tóxicas, las que nos aportan
discusiones constantemente, deben ser evitadas en la medida de lo posible.
Autoestima. La autoestima es esencial para un buen
cuidado del sistema nervioso y es que no hay nada mejor para controlar los
nervios que ser conscientes de lo que podemos hacer. No debemos caer en el error de perder los nervios en todo lo
que hagamos y, por ello, tener una buena autoestima nos puede ayudar mucho.
Valores personales. Tener los valores personales
claros nos ayudarán a disfrutar de
una mejor salud mental lo que influenciará de forma muy positiva a la
salud de nuestro sistema nervioso.
Infusiones relajantes. Las infusiones relajantes son
también buenas para mejorar la salud de nuestro sistema nervioso. De hecho, las
infusiones como la Valeriana no
solo nos aportarán líquido para limpiar el organismo, sino que también nos
permitirán descansar mucho mejor.
Ver :
No hay comentarios.:
Publicar un comentario