Tiene una función clave en nuestra salud mental y emocional. Se encarga de la
reflexión acerca de nuestros estados emocionales respecto a nosotros mismos y los demás
La neurociencia ha intentado comprender cómo el cerebro genera pensamientos espontáneos cuando no estamos concentrados. Ahora sabemos que está causado por una red cerebral a gran escala – formada por multitud de regiones cerebrales que trabajan juntas –. Esto nos confirma que, al igual que en el sueño, el cerebro nunca para.
¿ Qué pasa en nuestro cerebro cuando soñamos despiertos ?
Es habitual sorprenderse a uno mismo en plena situación de ensimismamiento, soñando despierto. Incluso en las situaciones en las que hay bastante luz y es posible detectar movimiento a nuestro alrededor, tenemos una sorprendente capacidad para no pensar en nada, obviar lo que ocurre en el entorno inmediato y, simplemente, dejarse llevar por una agradable sensación de no tener ningún lugar al cual dirigir nuestra atención.
Estos episodios en los que nos perdemos en una corriente de sensaciones y pensamientos confusos y difíciles de delimitar no ocurren por casualidad, ya que tienen una base neural en el funcionamiento normal de nuestro cerebro.
Durante muchos años se ha creído que el cerebro es un órgano cuyo nivel de actividad eléctrica depende, básicamente, de si está funcionando para resolver tareas cognitivas o no. Desde este punto de vista, por ejemplo, la maquinaria neuronal de nuestra cabeza empezaría a rendir de verdad sólo en el momento en el que intentamos recordar algo para responder una pregunta de examen, resolver un puzzle, observar detenidamente a una persona o, por ejemplo, seguir unas instrucciones para montar un mueble.
Distraerse es una experiencia que compartimos todos los seres humanos. Tanto que llevamos cientos de años, a través de diferentes culturas, buscado el equilibrio adecuado entre el pensamiento enfocado y el desenfocado.
Cuando nuestro cerebro deja de estar concentrado en una tarea, se activa esta red a gran escala, y con ello, funciones relacionadas con nuestro YO.
Por alguna razón, hay algunas personas que ven el pensamiento difuso como un hábito negativo que hay que controlar. Y otras personas como una necesidad creativa. La realidad, como en tantas ocasiones, es que la virtud se encuentra en el equilibrio.
Red neuronal por defecto
La red neuronal por defecto es una función de la corteza cerebral que se pone en marcha cuando la persona no está enfocada al mundo exterior. Cuando las personas están llevando a cabo una tarea o atendiendo a algo concreto, esta función cerebral se desconecta y se pone en marcha la red de trabajo.
Es una red funcional prominente, caracterizada por una importante actividad intrínseca de un conjunto de regiones cerebrales que están activas cuando el individuo mantiene actividad de vagabundeo mental, y disminuyen su actividad cuando el individuo ejerce actividades perceptivas o motoras.
El conjunto de las partes del encéfalo involucradas en esta actividad se llama Red Neuronal por Defecto (RND). En inglés DNN: Deep Neural Network. Las investigaciones realizadas para entender mejor esta estructura sirven para entender mejor cómo pensamos y sentimos.
Por lo tanto la red de modo predeterminado o red neuronal por defecto (RND) se refiere a un grupo interconectado de estructuras cerebrales que se supone son parte de un sistema funcional.
Esta red está compuesta por varias áreas cerebrales que están dirigidas principalmente al procesamiento de estímulos internos, a la comparación con la memoria a largo plazo, emoción y elaboración de respuestas autónomas.
En este estado se experimentan una mezcla de recuerdos, planes de futuro, pensamientos y experiencias personales, que fluyen sin ningún control, lo que se conoce como actividad introspectiva o centrada en uno mismo. Cuando una persona muestra una alta actividad de la red neuronal por defecto, pueden darse lapsus atencionales, ya que el córtex tardaría más tiempo en reaccionar.
En la infancia las conexiones de la red neuronal por defecto son todavía débiles pero los datos señalan que se encuentra preparada para ser usada a edades muy tempranas. Posteriormente, los procesos de mielinización y la actividad espontánea refuerzan las conexiones, dando lugar a estrategias más eficaces. Así mismo, en la senectud las funciones de esta red se encuentran disminuidas, dando lugar a una peor ejecución de tareas y un decremento de las funciones ejecutivas.
Esta actividad basal del cerebro que lleva a cabo la red neuronal por defecto es fundamental con el fin de planificar futuras acciones y es de gran importancia ya que se encuentra implicada en enfermedades neurológicas que van desde la depresión mayor al Alzheimer.
La red neuronal por defecto fue descubierta en 1990 por el neurocientífico Marcus Raichle mientras realizaba una serie de experimentos con resonancia magnética. El concepto de una red de modo predeterminado se desarrolló después de que los investigadores notaron inadvertidamente niveles sorprendentes de actividad cerebral en participantes experimentales que se suponía que estaban “en reposo”. No estaban involucrados en una tarea mental específica, sino que simplemente descansaban en silencio, a menudo con los ojos cerrados.
A medida que los métodos de neuroimagen se volvieron más precisos, continuaron acumulándose datos que sugerían que la actividad durante los estados de reposo seguía un cierto orden. A principios de la década de 2000, Raichle, Gusnard y sus colegas publicaron una serie de artículos que intentaban definir más específicamente las áreas del cerebro que estaban más activas durante estos estados de reposo.
Fue en una de estas publicaciones que usaron el término modo predeterminado, o por defecto, para referirse a esta actividad de reposo, término que llevó a que las áreas del cerebro que exhibían actividad del modo predeterminado fueran consideradas parte de la red del modo predeterminado.
Investigaciones recientes muestran que el cerebro humano está preparado para que no disminuya mucho su nivel de actividad cuando nuestros pensamientos se repliegan sobre nosotros mismos. En los momentos en los que quedamos ensimismados entramos en un "modo por defecto" que apenas empezamos a comprender, y la red neuronal por defecto es, de este modo, el tejido de células nerviosas que permiten que ocurra esto.
Funcionamiento de la red
Representación de la conectividad funcional cuando no estamos concentrados, formada por la corteza prefrontal medial, corteza cingulada posterior y lóbulo parietal inferior, entre otros |
* Red Ejecutiva Central, asociada a la concentración, el autocontrol, la resolución de problemas y la toma de decisiones que usamos cuando leemos.
* Red de Modo por Defecto se asocia con la atención difusa, la divagación mental y los pensamientos espontáneos, a menudo autobiográfico, que usamos cuando salimos a pasear y nuestros pensamientos empiezan a vagar por el pasado o el futuro.
Estas dos redes están “correlacionadas negativamente”. Cuando una aumenta su actividad, la otra disminuye. Podemos utilizar una u otra, pero no ambas a la vez.
Diferentes redes monitorizan el ambiente, orientan la atención y ejecutan acciones |
Red de Saliencia. Es la que da paso a la Red Ejecutiva Central o la Red Neuronal por Defecto tan rápido como es posible. Filtra la información según la importancia y el tipo de contenido.
Al finalizar una tarea que requiere concentración, la RND se activa en menos de medio segundo. Además, ambas compiten entre sí. En cuanto nuestra atención se desvía de la tarea, la RND nos arrastra. Probablemente para darle un respiro a nuestra memoria de trabajo.
Pero en realidad, lo que está sucediendo es que a los doce segundos de atención nuestras neuronas se empiezan a quedar sin “combustible”. Primero buscan energía en las células gliales gracias al lactato, un azúcar de fácil uso. Y si no lo encuentran, buscan el glucógeno, que se almacena por la noche cuando dormimos.
Si nuestras neuronas no encuentran el lactato o el glucógeno necesarios para concentrarse, se agotan, lo que permite a otras partes del cerebro llamar la atención. Es entonces cuando la mente empieza a divagar y experimentamos lo que se llama corriente de conciencia.
Sin embargo, cuando nuestra mente divaga no es exactamente lo mismo que cuando descansa: tanto la RND como nuestro sistema ejecutivo, están muy activos.
Funciones de la red neuronal por defecto
* La corteza prefrontal medial, especializada en nuestras emociones y el nivel de alerta.
* La corteza parietal posterior, encargada de procesar los estímulos que nos rodean, coordinando el cuerpo con la vista.
* La corteza parietal medial y cingulada posterior, encargadas de nuestra conciencia somática y de procesar la información espacial.
Algunas de las otras estructuras que pueden considerarse parte de la red son la corteza temporal lateral, la formación del hipocampo y el precuneus.
Esta red neuronal suele estar activada de manera automática y predeterminada, pero ciertas tareas que requieren nuestra atención, son capaces de desactivar esta red neuronal.
La red neuronal por defecto tiene un papel clave en la rumiación – pensamientos negativos repetitivos – y la divagación y se activa especialmente cuando estamos “inactivos”.
Cuando esto ocurre, nuestra mente comienza a vagabundear de un tema a otro, saltando de un pensamiento al siguiente, de una preocupación a la siguiente.
La divagación puede actuar como una manera de descargar los pensamientos que produce nuestra mente, pero cuando estos pensamientos son muy negativos y nos quedamos atrapados en ellos, comenzamos a “rumiar”, repasando sin parar esos pensamientos que nos hacen sentir mal y creando a medio-largo plazo, estados anímicos depresivos y ansiógenos. En el caso de las rumiaciones, los pensamientos giran en torno a la visión negativa de uno mismo y el futuro, lo que afecta a la autoestima.
Soñando despiertos : el cerebro sigue funcionando
La naturaleza de esta especie de "vagabundeo mental", o “mind-wandering”, es distinta a como creíamos. No se trata de una actividad que conlleve el apagón de amplias zonas del cerebro y el descenso de la actividad coordinada de nuestras neuronas, sino que sigue estando ligada a un funcionamiento sistemático y determinado de zonas encefálicas.
Cuando soñamos despiertos las neuronas de nuestro cerebro siguen mandando impulsos eléctricos de manera masiva. Esta actividad eléctrica sí muestra patrones bien definidos y hay coordinación en ella, lo cual demuestra que estas neuronas siguen respondiendo a una función en plena etapa de ensimismamiento.
Sorprendentemente, cuando empezamos a divagar y dejamos de prestar atención a nuestro entorno, nuestro cerebro consume casi la misma energía que cuando realizamos tareas cognitivas complejas que hemos de realizar conscientemente: sólo un 5% menos. De algún modo, nuestro cerebro está diseñado para que podamos soñar despiertos, y es probable que esta actividad tenga una o varias utilidades concretas.
Por lo tanto, la red de modo predeterminado es un grupo de regiones del cerebro que parecen mostrar niveles más bajos de actividad cuando nos dedicamos a una tarea en particular, como prestar atención, pero niveles más altos de actividad cuando estamos despiertos y no estamos involucrados en ningún ejercicio mental específico.
Se activa cuando uno realiza una tarea, sueña despierto, divaga y piensa en los demás |
En cuanto a la vertiente psicológica de lo que conlleva la coordinación de las neuronas de la red neuronal por defecto, sabemos que durante los momentos de ensoñación nuestros pensamientos, aunque imprecisos y difíciles de plasmar verbalmente – en parte por la poca atención que les prestamos –, giran en torno a la idea del "yo" y las situaciones imaginarias que podrían pasar en un futuro, más que revisiones de experiencias pasadas. Esto nos lleva a creer que la función del modo por defecto puede estar relacionado con la anticipación de hechos y nuestra reacción ante estos, aunque esta hipótesis aún debe ser puesta a prueba.
Nuestra mente no está diseñada para "quedarse en blanco". Así pues, es difícil valorar hasta qué punto nuestra mente está en blanco y si cuando esto ocurre nuestro cerebro entra en una especie de activación que consume casi tanta energía como el pensamiento focalizado en estímulos externos.
La energía oscura del cerebro
Sabemos que la actividad cerebral sigue existiendo incluso cuando dejamos de prestar atención a los estímulos del mundo externo. Ahora bien... ¿para qué sirve toda esta actividad? ¿Qué tipo de procesos neuronales son los que se están llevando todos esos recursos que no van destinados a resolver cuestiones relacionadas con el entorno?
De momento, poco se sabe sobre esta cuestión, y esto es lo que ha llevado a algunos investigadores a hablar acerca de la "energía oscura del cerebro", un tipo de activación que se sabe que está ahí, pero cuya función se desconoce.
Investigaciones recientes han comenzado a detectar vínculos entre la actividad en la red de modo predeterminado y trastornos mentales como depresión, ansiedad y esquizofrenia.
Se ha descubierto determinados tipos de drogas que activan esta red neuronal, dando lugar a mayor actividad en las conexiones que la componen. Una de estas sustancias es la psilocibina, un hongo que se encuentra clasificado dentro de las drogas alucinógenas. Se ha comprobado que, como resultado de esta hiperactivación de la red neuronal por defecto, los sujetos perciben mayor claridad de conciencia y llevan a cabo procesos de autoconocimiento muy intensos.
La diferencia con la activación normal de esta red que se produce en sujetos que no se encuentran bajo los efectos de la psilocibina, es que ésta es mucho más intensa. Las personas pueden tener sensaciones similares a las de la psicosis, teniendo dificultades para separar su mundo interno del externo.
Además, las terapias como la meditación han recibido atención por influir en la actividad en la RND, lo que sugiere que esto puede ser parte de su mecanismo para mejorar el bienestar.
Investigar acerca del funcionamiento de la red neuronal por defecto nos puede servir para comprender mejor de qué hablamos cuando nos referimos a la actividad de "soñar despiertos" y nos acerca la posibilidad de revelar a qué aspectos útiles del funcionamiento cerebral está asociado este conjunto de neuronas y por qué lógica se guía este tipo de activación.
Red neuronal por defecto y meditación
La meditación es una práctica que consiste en regular la atención de manera voluntaria, cambiando el foco atencional de las producciones de la mente – pensamientos y emociones –, hacia un objeto como la respiración o la llama de una vela.
Se ha observado que la meditación habitual disminuye la actividad de la red neuronal por defecto. Porque cuando nos paramos un rato y cerramos los ojos, sentimos que nuestra mente está más activa que nunca y descarga sin parar pensamientos sin importancia mezclados con recuerdos, con preocupaciones y con la “lista de tareas pendientes”.
Al principio, estas sensaciones son normales y forman parte del proceso de relajar la mente y reducir el ritmo al que funciona, pero cuando se persiste y se medita de manera habitual, se comienza a ver espacios libres de pensamientos… señal de que la red neuronal por defecto se está apagando. Y aunque solo sean unos segundos, estamos cambiando nuestro cerebro.
Una de las claves de la meditación está en no juzgar la propia experiencia meditativa, aceptando cualquier pensamiento, emoción o sensación que pueda llegar a nosotros. Esto que aparentemente parece fácil, en realidad requiere mucho esfuerzo porque supone renunciar de manera voluntaria a los juicios sobre lo que pensamos o sentimos. La meditación crea un espacio de calma y ausencia de juicios que es liberadora.
La meditación entrena nuestra atención, por eso no es extraño que tenga un efecto directo en la divagación y rumiación. La red neuronal por defecto, suprime su actividad cuando se realizan tareas donde la atención es la protagonista y la meditación consiste en re-dirigir la atención al cuerpo o a un objeto externo, por eso la desactiva.
Y cuando cambiamos nuestro cerebro desde dentro, toda nuestra vida cambia.
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El cerebro nos ayuda a decidir sobre nuestro futuro
Según investigadores de la Universidad de Pensilvania, cuyo estudio fue publicado en la revista Journal of Neuroscience de mayo 2021, cuando ideamos el futuro, nuestro cerebro abre dos vías simultáneas de trabajo: una se dedica a diseñarlo, la otra analiza si será positivo o negativo, utilizando la red neuronal por defecto.
En la investigación se ha descubierto que al imaginar el futuro el cerebro asume dos funciones simultáneas y paralelas: una dibuja cómo será, la otra valora si el pronóstico es positivo o negativo. Se vale de la así llamada red neuronal por defecto (RND), responsable de gran parte de la actividad desarrollada mientras la mente está en aparente reposo, para preguntarnos si queremos que suceda o no lo que estamos pensando.
Prácticamente a diario pensamos en el futuro y en decisiones que deberemos tomar. Lo hacemos generalmente cuando no estamos concentrados en actividades concretas del día a día, en esos momentos en los cuales la frenética dinámica de la cotidianeidad se desacelera y nos brinda un descanso.
Ahora, los científicos han descubierto cómo se desarrolla ese proceso a través del cual imaginamos el futuro y valoramos distintas opciones.
El cerebro se “divide” en dos áreas de trabajo cuando nos dedicamos a pensar en el futuro. Aunque actúan en simultáneo, cada una de ellas desarrolla funciones diferentes. Por un lado, un sector se dedica a la tarea constructiva: diseña el futuro, lo imagina y lo construye en función de nuestros deseos.
Al mismo tiempo, en otra región se ejecuta la función evaluativa, mediante la cual el cerebro analiza si el futuro ideado será positivo o negativo.
El cerebro no descansa
Estos procesos se llevan a cabo en la red neuronal por defecto. Dicha red se pone en marcha cuando no estamos realizando actividades específicas o concretas, en esos instantes de supuesta quietud mental el cerebro en realidad no descansa.
Quizás no haya estímulos externos que lo motiven, pero el cerebro igualmente no deja de trabajar: se cree que entre el 60% y el 80% de la totalidad de la energía que utiliza el cerebro, se emplea en circuitos no relacionados con estímulos o acontecimientos externos.
El cerebro tiene una “vida propia” que le permite ir más allá de lo cotidiano y evidente, como en este caso imaginar el futuro. Y no siempre se dedica a cuestiones demasiado profundas o existenciales: la red neuronal por defecto puede activarse cuando necesitamos, por ejemplo, decidir dónde iremos de vacaciones el próximo verano o cuándo y cómo abonaremos alguna factura pendiente.
Construcción y evaluación del futuro
Los investigadores diseñaron un experimento que les permitió comprobar que las funciones, la “constructiva” y la “evaluativa”, tienen lugar en dos regiones diferentes del cerebro.
En principio, la red neuronal por defecto se manifiesta principalmente en diferentes sectores de la corteza cerebral y en el hipocampo. Pero a través de la información obtenida mediante imágenes cerebrales de distintos voluntarios, los especialistas verificaron la ubicación de dos subredes.
Cuando las personas pensaban en los aspectos de construcción y diseño de su futuro se activaba una subred ventral, que aparentemente estaría especializada en la función constructiva. Por otro lado, cuando intentaban definir si el futuro deseado sería positivo o negativo se encendía una subred dorsal, encargada de la función evaluativa.
Por último, los científicos ya se han planteado un nuevo desafío: determinar mediante la observación de esta red cerebral, si también influye en las decisiones que se toman en el presente, más allá de la construcción y evaluación de un futuro posible. Además, podría ser útil para desentrañar los misterios inherentes a los procesos que regulan la imaginación en el cerebro.
Controversia
El concepto de una red en modo predeterminado no está exento de controversias. Hay quienes sostienen que es difícil definir la vigilia en reposo como un estado de actividad único, ya que el consumo de energía durante este estado es similar al consumo de energía durante otros estados de vigilia.
Otros han afirmado que no está claro qué significan los patrones de actividad durante estos estados de reposo y, por lo tanto, cuál es realmente la importancia funcional de las conexiones entre las regiones en la red de modo predeterminado.
La idea de una red en modo predeterminado no se acepta universalmente. Incluso aquellos que respaldan la idea reconocen que todavía queda mucho trabajo por hacer para descubrir las funciones exactas de la red.
Independientemente, al menos el concepto de una red neuronal por defecto ha despertado interés en comprender qué está haciendo el cerebro cuando no está involucrado en una tarea específica, y esta línea de investigación puede ayudarnos a obtener una comprensión más completa de la función cerebral.
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Divagar es necesario
La RND está implicada en actividades mentales básicas:
* Nos permite contar historias sobre nosotros mismos y conceptualizar quiénes somos en relación con los demás.
* Nos permite revivir recuerdos e imaginar el futuro.
* Incluso nos permite simular los estados mentales internos de los demás para poder empatizar y cooperar.
La RND se activa cuando reflexionamos sobre las preferencias personales, las creencias, los valores, los sentimientos, las habilidades y los atributos físicos. Interviene en la forma en la que utilizamos estos rasgos para guiar y motivar nuestro comportamiento futuro. Eso significa que es crucial para darnos nuestro sentido del YO. Nuestra RND es un reflejo de nuestra personalidad.
Además, la RND interviene en el aprendizaje, permitiéndonos establecer conexiones entre conceptos y ver el panorama general. El aprendizaje es más eficaz si dejamos que nuestra mente divague durante periodos de concentración, lo que da a nuestros nuevos conocimientos la oportunidad de engancharse a nuestros mapas existentes del mundo. Por lo tanto, divagar tiene un peso importante en nuestra vida.
Al permitirnos re-experimentar acontecimientos pasados, simular cómo se sienten los demás, explorar nuestros valores y participar en el aprendizaje, tal vez la RND vaya a esos lugares porque lo necesita.
Un recuerdo desagradable puede ayudarnos a resolver problemas relacionados con nuestra identidad y las relaciones con los demás. El hecho de que nuestra mente siga divagando por esos lugares sugiere que aún no hemos aprendido la lección.
Aprender a divagar y aceptar las distracciones
Como ocurre con muchos estados cognitivos o emocionales, el estado en sí no es intrínsecamente “bueno” o “malo”; lo que importa es lo que hacemos con él. Divagar puede convertirse en una distracción, especialmente cuando estamos procrastinando, pero también puede dirigirse para lograr nuestros objetivos.
Procrastinación es la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables.
Aceptar los cambios de atención. No es posible estar concentrado todo el tiempo. Para lograr los objetivos, la mente necesita cambiar entre la atención enfocada y desenfocada. No esperar a que la energía se agote por completo, sino programar espacios de tiempo razonablemente cortos y de trabajo concentrado.
Hacer pausas conscientes. En lugar de dejar que la mente divague cada vez que uno se sienta cansado, bloquear el tiempo para dejar que la mente divague: dar un paseo, ducharse, cocinar… Necesitamos dirigir nuestras distracciones.
Controlar la divagación “negativa”. Las personas con trastornos de ansiedad o depresión experimentan pensamientos negativos mientras divagan por su mente, lo que se conoce como rumiación. Para hacerle frente probar a meditar o a trabajar con la respiración para hacer saliente en la memoria de trabajo otros estímulos que no sean el pensamiento.
Divagar es una capacidad que no comprendemos bien. En lugar de rechazarla como una fuente de distracción, debe utilizarse como una herramienta para maximizar nuestra creatividad y productividad.
Deberíamos invitar a nuestra RND a intervenir más a menudo, pero aprendiendo a ser más hábiles con ella.
En lugar de diseñar nuestras vidas para apartarla, podemos hacernos amigos de ella e integrarla plenamente en nuestras vidas.
No toda la vida consiste en prestar atención.
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