Un insecticida es un producto que, bajo ciertas circunstancias y concentraciones, es tóxico y mortal para los organismos considerados plagas de los granos almacenados. Los insecticidas pueden ser productos naturales, como el piretro (de origen vegetal) y las tierras diatomáceas (de origen mineral), o productos químicos desarrollados por laboratorios especializados, cuyo objetivo principal es el control de las plagas con el menor daño posible para las personas, los animales domésticos y el ambiente.
Todos los insecticidas
sintéticos son tóxicos para los seres humanos, en mayor o menor grado. Por lo
tanto, es importante seleccionar convenientemente el producto, con el fin de
evitar graves accidentes y contaminaciones. La FAO y la Organización Mundial de
la Salud han establecido normas para el uso y aplicación de insecticidas
aprobados.
Un insecticida es un
producto sólido, líquido o gaseoso que sirve para controlar el desarrollo de
los insectos. En cambio, un fumigante es un gas, cuyas moléculas se difunden en
el aire y llegan más fácilmente al centro de la masa del grano infestado.
La fosfina o fosfuro de
aluminio – fosfatina –, es un insecticida fumigante agrícola compuesto por
Fosfuro de Aluminio, Carbamato de Amonio y parafina, calificado como altamente
tóxico, producto de aspecto sólido (tabletas planas y redondas de color verde
grisáceo), calificado como un potente veneno respiratorio.
El fosfano es un gas incoloro e
inflamable, con poca solubilidad en agua y de olor desagradable – similar al de algunos compuestos de azufre, como el olor de los huevos podridos o el ajo –,
aunque el fosfano puro es inodoro, es la presencia de fosfinas sustituidas lo
que hace que huela. Se trata de un compuesto con un poder reductor muy considerable, que reacciona con el oxígeno para
producir ácido fosfórico; es de esta reactividad como reductor de donde procede
su potencial letal para el organismo.
Se aplica en productos a
granel, productos empacados, (silos, bolsones, buques, etc.). Las tabletas se
emplean tal y cual vienen preparadas introduciéndolas lo más uniformemente
posible, de acuerdo a la dosificación establecida. La aplicación puede hacerse
manualmente, usando guantes o mediante equipos especiales como sondas
portátiles que permiten la aplicación en mercaderías a granel, a diferentes
niveles de profundidad.
El agrotóxico más
utilizado es la fosfina comúnmente conocida con el nombre comercial PHOTOSXIN. Es
un producto con muy buena efectividad y de rápida volatilización y
prácticamente no deja contaminación. Este producto es muy efectivo si se lo
utiliza de la forma correcta tal como lo indica la Cartilla de Seguridad
Internacional del producto, en silos herméticamente cerrados.
Si se utiliza en un
espacio abierto, durante la evolución del producto – ya que su formato es una
pastilla – al tomar contacto con la humedad desprende un gas que es el que
procede a eliminar los contaminantes, que resulta altamente tóxico y puede
dañar severamente la salud de cualquier persona que esté cerca y hasta puede
provocarle la muerte.
Síntomas
Inhalación. Puede causar
dolor de garganta, tos, sensación de quemazón, vértigo, embotamiento, dolor de
cabeza, dificultad respiratoria, vómitos y náuseas.
Ingestión. Puede producir
dolor abdominal, diarrea, convulsiones, náuseas, vómitos, shok o colapso y
pérdida del conocimiento.
Los primeros síntomas de
exposición aguda a la fosfina incluyen dolor abdominal, náuseas y vómitos,
síntomas todos ellos tan habituales que hacen difícil – si no imposible, ya que
se metaboliza rápidamente y no es detectable – diagnosticar una intoxicación
con esta sustancia que actúa a semejante velocidad, en cuestión de horas. La
exposición a niveles más altos puede producir debilidad, bronquitis
y edema pulmonar hasta que finalmente lleva al fallecimiento del
paciente.
Los síntomas pueden
aparecer desde los primeros minutos hasta 24 horas después de la ingestión o inhalación.
Por contacto con el aire o humedad y en casos de ingestión, por contacto con el
ácido clorhídrico del estómago se puede producir fosfina. El fosfuro de aluminio,
puede liberar gas fosfina en el estómago y en caso de vómitos espontáneos el
gas liberado del estómago puede contaminar espacios cerrados como habitaciones
o ambulancias. Estos síntomas persisten durante 3 horas después de finalizar la
fumigación.
Consecuencias
de la intoxicación
El fosfuro de aluminio
destruye los tejidos orgánicos en sólo dos horas y es letal en concentraciones
menores a un uno por ciento. el compuesto resultante de la combinación del
fosfuro de aluminio con el oxígeno es tremendamente nociva para los seres
vivos. La inhalación de los vapores que provienen de la hidrólisis de esta
sustancia produce daños irreversibles en los pulmones. No existe ningún
antídoto para este veneno; el daño que produce sobre el organismo es químico y,
por tanto, irreversible.
Sistema Neurológico. Se
observa fatiga, dolor de cabeza, somnolencia, mareos, parestesia y depresión
del sistema nervioso central seguido de coma. Las convulsiones no son
infrecuentes después de una exposición aguda. Se observa ansiedad e inquietud
después de una ingestión aguda de fosfuro de aluminio.
Aparato Respiratorio. Causa
tos, presión en el pecho, producción de esputo y disnea. Puede originar
edema pulmonar (los síntomas no se ponen de manifiesto a menudo hasta pasadas
algunas horas y se agravan por el esfuerzo físico), cianosis y síndrome de
dificultad respiratoria aguda.
Sistema Gastrointestinal.
Produce nauseas, vómitos, dolor abdominal y diarrea.
Sistema Ocular. Causa
enrojecimiento y dolor.
Medidas básicas de
actuación
* En contacto con los
ojos, lavar con abundante agua al menos durante 15 minutos. No olvidar de retirar
las lentillas.
* En contacto con la
piel, lavar con abundante agua y jabón, sin frotar.
* En caso de ingestión:
NO provocar vómito, a menos que así lo indique el Centro de Toxicología o un
profesional de la salud.
* Mantener al paciente en
reposo y conservar la temperatura corporal.
* Controlar la
respiración. Si fuera necesario, respiración artificial.
* Si la persona está
inconsciente, acostarla de lado con la cabeza más baja que el resto del cuerpo
y las rodillas semiflexionadas.
* Trasladar al intoxicado
a un centro hospitalario, y siempre que sea posible llevar la etiqueta o el
envase.
Medidas de precaución
* Conservar el producto
en el envase original, etiquetado y cerrado.
* No almacenar ni
transportar conjuntamente con alimentos, medicinas ni forrajes.
* Durante la aplicación y
manipuleo utilizar equipo de protección personal consistente en máscara
anti-gas y guantes de PVC.
* Abrir el envase en un
lugar ventilado y procurar usar todo el contenido.
* Terminada la fumigación
ventilar el local 72 horas. Antes de ingresar el personal.
* Evitar que las tabletas
hagan contacto con agua o con otro líquido.
* Colocar letreros de
peligro en lugares prominentes, impedir la entrada a las estructuras fumigadas
hasta que se termine el período de aireación.
* En caso de incendio
usar extinguidores a base de polvo seco, carbonato de sodio, cal o arena, no
usar agua, espuma o algún otro producto que contenga humedad.
Condiciones de empleo
* Se deben lavar las
manos y las zonas de piel expuestas después de la aplicación del producto.
* Los envases vacíos
deberán ser destruidos por un gestor autorizado o, en su caso, devueltos al
fabricante.
* Antes de usar el
producto, léase detenidamente la etiqueta y síganse las instrucciones
propuestas.
* Los operarios, en
número mínimo de dos, efectuarán el tratamiento de la zona.
* Se colocarán carteles
avisadores de peligro en el perímetro del local tratado, evitándose el acceso
de personas o animales durante ese tiempo.
* No se permitirá el
acceso de personas o animales hasta que el medidor de fosfina indique valores
iguales o inferiores a 0,1ppm.
* La dosificación se
realizará de acuerdo con las normas internacionales en función del material a
tratar, temperatura y tiempo de exposición.
* En la etiqueta se
deberá indicar las precauciones oportunas a adoptar por la inflamabilidad,
toxicidad y corrosividad de la fosfina que libera.
* A fin de evitar riesgos
para las personas y el medio ambiente seguir las instrucciones de uso.
* Debe garantizarse que
las madrigueras tratadas no tengan conexión con sótanos u otras partes de la
vivienda.
El aceite de coco protege
contra toxinas ambientales
Una investigación realizada por Shahin Shadnia et al, publicada en la revista Human
and Experimental Toxicology en abril
2005, reveló la efectividad del aceite de coco en neutralizar el fosfuro
de aluminio.
Un estudio de caso
reportó a un hombre de 28 años de edad que ingirió una cantidad letal del
químico en un intento de suicidio. No hay antídoto conocido para el
envenenamiento por fosfuro de aluminio. Los doctores tenían pocas esperanzas de
salvarlo. Le dieron el tratamiento estándar para intoxicación aguda, así como
la administración oral de aceite de coco. Para la sorpresa del personal médico,
el paciente sobrevivió.
Los autores del estudio
recomendaron que el aceite de coco sea agregado al protocolo de tratamiento
para los casos intoxicación aguda. Utilizar el aceite de coco para ayudar a
neutralizar los efectos de un veneno no es tan extraño como puede parecer. Los
investigadores han sabido por más de una década sobre los efectos
desintoxicantes de aceite de coco.
En el libro del Dr. Bruce
Fife: Coconut Cures – Preventing and
Treating Common Health Problems with Coconut, cita varios estudios donde el
aceite de coco ha demostrado ser útil para neutralizar una variedad de toxinas,
incluyendo la mortal aflatoxina.
La aflatoxina es un
veneno muy potente que proviene de un hongo que infecta los granos,
especialmente el maíz. En Asia y África, la aflatoxina es un problema grave. El
maíz resulta ser el alimento mayormente contaminado con aflatoxinas. Existe una
correlación entre la incidencia de cáncer de hígado causada por la aflatoxina y
la cantidad de maíz consumido. Aquellas personas que comen más maíz también
tienen las tasas más altas de cáncer de hígado.
El consumo de aceite de
coco parece proteger el hígado del efecto cancerígeno de las aflatoxinas.
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