Actualización : Enero 2, 2017
Televisor, ordenador, consola, móvil, tableta. En la última década,
las pantallas se han multiplicado en nuestra vida. Es necesario reflexionar sobre la relación que se establece entre los niños y las pantallas.
Una de las mayores preocupaciones en cuanto a la relación entre niños y adolescentes con la tecnología tiene que ver con las consecuencias de una conexión excesiva. Para los pediatras, ese exceso está detrás de un descenso en la actividad física, en el aprendizaje “en vivo” y en la interacción social cara a cara, aspectos todos ellos críticos en el proceso de aprendizaje. Además, consideran que demasiado tiempo de pantalla perjudica el descanso y la calidad del sueño.
La mayor parte de estudios alertan sobre los efectos negativos que puede tener para la salud a diferentes niveles una sobreexposición a pantallas. En el mejor de los casos, y siempre que se respete el tiempo máximo de exposición, la visión de programas educativos adecuados a la edad del niño o el uso de aplicaciones educativas parece no tener efecto negativo o incluso mostrar cierto efecto beneficioso, pero éste no es superior al que se puede experimentar mediante otros materiales educativos o mediante la experimentación directa con el entorno.
Informe de la Academia de Ciencias de Francia

La mayor parte de estudios alertan sobre los efectos negativos que puede tener para la salud a diferentes niveles una sobreexposición a pantallas. En el mejor de los casos, y siempre que se respete el tiempo máximo de exposición, la visión de programas educativos adecuados a la edad del niño o el uso de aplicaciones educativas parece no tener efecto negativo o incluso mostrar cierto efecto beneficioso, pero éste no es superior al que se puede experimentar mediante otros materiales educativos o mediante la experimentación directa con el entorno.
Informe de la Academia de Ciencias de Francia
“Los niños y las pantallas” (L'enfant et les écrans) es un informe de la Academia de Ciencias de Francia que por primera vez trata de analizar el efecto de las pantallas en los cerebros de los niños. Este informe es fruto de dos años de trabajo en el que se han integrado los resultados de un gran número de investigaciones en los campos de la neurobiología, la farmacología, la medicina o la psicología, combinando cultura digital y cultura clásica. Para la
Academia, lo principal es ser conscientes de la revolución de esta cultura
digital y de los cambios radicales que supone para el funcionamiento del
cerebro.
Lo más
importante es enseñar a un niño/a que una tableta sólo es un medio de
intercambio que permite descubrir lo que
se puede hacer con Internet, nombrar lo que ve, aprender a interactuar y a
comprender. Pero, el niño no hace todo eso espontáneamente. Y ninguna
computadora táctil puede ayudarle a hacerlo por sí solo.
El
informe, presentado en enero 2013, se aleja de los efectos nocivos de pantallas – sobre el sueño, la falta de atención – y remarca los efectos positivos de la
exposición a las mismas, especialmente referido a los niños más pequeños. Así,
se huye de la palabra ‘adicción’ y sugiere
el término ‘dependencia’, para remarcar que hoy en día debería verse las
pantallas y los libros como algo complementario.
Los autores sostienen que los videojuegos mejoran la capacidad de atención visual y fomentan
la identificación del objetivo, la flexibilidad, la atención y la toma de
decisiones rápida, entre otras capacidades.

Para
que esta adaptación a las pantallas, especialmente rápida en la escala de la
evolución humana, se lleve a cabo de la mejor manera posible, haría falta una
pedagogía adecuada para cada edad, pensada en función de la maduración del
cerebro y el desarrollo cognitivo.
No se pretende destruir el entorno digital de los niños. Lo que se tiene que hacer
es educar a los niños en su relación con las pantallas desde la más tierna edad
a condición de evitar una exposición pasiva, como la de dejarlos solos frente
al televisor, sin explicarles y dialogar con ellos sobre las imágenes que
reciben.
Para
que el cerebro se desarrolle correctamente, el principio debe seguir siendo el
de que hay que estimularlo de formas muy variadas, digitales y no digitales,
indica el informe.
Más
adelante, hay que ayudar a los niños a distinguir claramente lo virtual de lo
real, a adquirir la distancia necesaria para que sean capaces de
auto-controlarse.
Incluso
en el caso de los bebés menores de dos años, los expertos de la Academia se
niegan a recomendar una prohibición de las pantallas.
El
documento incluye 26 recomendaciones, al tiempo que examina los riesgos
potenciales de las nuevas tecnologías para el cerebro y la psiquis, sin, por
otro lado, pasar por alto todos los beneficios que los niños pueden obtener si
hacen un buen uso de ellas.
El informe propone sugerencias de acuerdo a la
edad de cada niño o niña en el uso de pantallas, para ayudar en el desarrollo cognitivo de los
mismos y a entender la clasificación de formas, colores y sonidos :
* Para
los bebés, una tableta digital puede, con la ayuda de un adulto, ayudar en el
desarrollo cognitivo del niño para ayudar a entender la clasificación de
formas, colores, sonidos.
* Entre
los 2 y los 6 años se desarrolla la inteligencia en relación con lo
representativo y simbólico y las pantallas pueden ayudar a entender la diferencia
entre lo real y lo virtual. También existen videojuegos que ayudan a
identificar grafemas (letras) y fonemas (sonidos), como Graphogame.
* Para
alumnos de la escuela primaria (6-12 años), existe un método pedagógico
asociado a este informe y editado por la Fundación ‘La main à la pâte’,
adscrita a la Academia de las Ciencias de Francia, llamado ‘Las pantallas, el
cerebro y el niño’, en el que se propone
una serie de actividades a profesores para que los niños de primaria hagan un
uso adecuado de las pantallas.
Cuidado con el efecto zapping. En cuanto a los videojuegos, aunque a veces pueden dar lugar a excesos
patológicos, también contribuyen a mejorar las capacidades de atención visual,
la flexibilidad y la toma rápida de decisiones.

Por
último, Tisseron desea darle mayor importancia a los numerosos aspectos
creativos y positivos para las relaciones sociales que aportan las nuevas
tecnologías, y no solamente los otros aspectos derivados.
Polémica
No
obstante, hay quienes dudan de la validez de este estudio.
En
Francia, este informe ha causado gran polémica, debido a que alrededor de
sesenta investigadores, encabezados por Michel Desmurget, director de
investigación en neurociencia en el Inserm, han firmado un comunicado crítico
bajo el título: “Dejar a los niños ante las pantallas es perjudicial”.
Estos
investigadores se sorprenden de la apología educativa que refleja el estudio en
relación con los videojuegos y el software educativo. Algunos estudios muestran
que ciertos videojuegos pueden mejorar algunas capacidades de atención
periférica y selección visual. Sin embargo, esos videojuegos son a menudo
juegos violentos.
Remarcan
que el informe no toma en cuenta conclusiones previas como las del Programa
para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA), que vincula causalmente
el consumo de ciertos contenidos en pantallas de niños y adolescentes con
trastornos de la atención y dificultades de aprendizaje, o ciertas evaluaciones
independientes del Departamento de Educación de EEUU que muestran que carísimos
programas educativos son completamente ineficaces.
También
critican que no se mencione la falta de actividad física aparejada al uso de
las pantallas y sus efectos sobre la esperanza de vida, tampoco sobre el
alcohol y el tabaco (la televisión es el factor principal de incitación a fumar
entre los adolescentes), nada sobre trastornos alimentarios, nada sobre la
violencia en las escuelas, etc.
Sobre
este último punto, Michel Desmurget y los demás firmantes de la carta afirman
que el informe ‘Los niños y las pantallas’ minimiza la influencia de las
imágenes y los videojuegos violentos sobre la conducta agresiva.
No
obstante, los críticos sostienen que miles de estudios y análisis (algunos con
la participación de hasta 130.000 personas) confirman este efecto, cuya
magnitud es comparable a la asociada con el cáncer de pulmón y el tabaquismo.
Al nacer, sólo el 10% de las neuronas del bebé están conectadas. Su desarrollo, que empieza en el útero materno, progresa durante, al menos, veinte años. Cuanto más variados sean sus campos de exploración, más se desarrollará el cerebro. Es cierto que los soportes interactivos hacen menos pasivos a los usuarios más jóvenes y que, con las pantallas táctiles, los niños desarrollan una desenvoltura fascinante.
Durante sus primeros años, un niño debe descubrir a través de su cuerpo el mundo que le rodea. Moverse, saborear, tocar, medir su fuerza física, sentir el frío, el calor, el aire, el cansancio mental... experiencias reales que el mundo virtual no ofrece.
Toma por lo menos 18 meses al cerebro del bebé poder desarrollarse al punto de entender que los símbolos de la pantalla representan o tienen un equivalente en el mundo real.
Lo que los bebés y los niños pequeños necesitan más para aprender es la interacción con las personas que los rodean. La buena evidencia sugiere que la pantalla que ven antes de los 18 meses tiene efectos negativos durables en el desarrollo del idioma, destrezas de la lectura y memoria a corto plazo del niño. También contribuye a problemas con el sueño y la atención. Específicamente, los niños están programados para aprender interactuando con otras personas.
Durante los años preescolares, algunos niños aprenden algunas destrezas de la TV educativa. Los programas bien diseñados pueden enseñar a los niños literatura, matemática, ciencias, resolución de problemas y comportamiento pro-social.
La memoria a corto plazo no está muy desarrollada en los niños pequeños. Se comprueba en Primaria, cuando aprenden a leer: lo más difícil no es necesariamente descifrar las letras, sino recordar lo que acaban de leer. De modo que, ante una película o unos dibujos, el niño necesita a su lado un adulto que le ayude a enlazar las imágenes. Por eso las aplicaciones, los DVD y los juegos deben estar adaptados a la edad de los pequeños. Un niño menor de 6 años puede divertirse ante la pantalla, pero siempre que un adulto esté con él.
A partir de los 6 o 7 años, los padres, si lo desean, pueden dejar un poco más de tiempo a sus hijos frente a las pantallas: los niños ya tienen mayor capacidad para seguir tramas fantásticas, para entender las reglas o para manipular los mandos.
Es innegable que los niños sienten fascinación por las pantallas. El verdadero riesgo es que los padres acaben transformándolas en el equivalente digital de un chupete: se lo ofrecen tanto si les hace falta distraerse o tranquilizarse como si no, por defecto, como medida preventiva. El peligro en este caso es privarle de otros estímulos y experiencias: hacer la compra con un niño de tres años puede ser estresante, sin embargo para él es una experiencia, está aprendiendo cómo funciona el mundo, cómo se hacen las cosas, se comunica con sus padres mientras tanto, está haciendo conexiones entre hechos y objetos. Darle un móvil con una aplicación para que no moleste es ofrecerle una alternativa mucho más pobre.
El exceso de exposición a pantallas ocupa un tiempo que, de otro modo, podría haber sido empleado en la solución de problemas, lectura, deporte, desarrollo de aficiones o tiempo de interacción con familia y amigos, actividades al aire libre o en contacto con la naturaleza, etc.
Efectos negativos que generan las pantallas en los niños
Disminución de la memoria, problemas en el sueño y en la adquisición del lenguaje. Estos son algunos de los efectos que generan el uso y abuso de niños menores de dos años a las pantallas de TV, computadoras y celulares.
Algunos de ellas son una influencia negativa en la adquisición del lenguaje, disminución de la memoria, capacidad imaginativa del pequeño, alteración en el hábito alimentario, problemas de sueño, entre otros. No sólo generan una influencia negativa en la adquisición del lenguaje, sino también una disminución de la memoria a corto plazo. Además disminuyen la capacidad imaginativa del niño y empobrecen su capacidad de atención.
Nuevas recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría (octubre 2016)
Hasta los 2 años. Aunque la AAP ha eliminado su recomendación previa de “ningún tiempo de pantalla antes de los 2 años”, aun así sugieren esperar lo más posible a iniciar a los niños en su relación con lo digital, ya que consideran que en estas etapas el aprendizaje es fundamentalmente a través de la interacción con otras personas. Así que se limita el tiempo de pantalla de estas edades a hablar con otras personas (video chat tipo Skype por ejemplo).
Entre 2 y 5 años. Hasta ahora, la Academia marcaba un límite estándar de tiempo de pantalla en niños de más de 2 años – no más de dos horas delante de la TV al día. Hoy, en un mundo invadido por los medios digitales, el tiempo de pantalla ya no es sólo televisión y limitarlo no es tan sencillo. Para algunos niños, dos horas quizá es mucho. Para otros no. En esta franja de edad, la AAP recomienda a los padres que sigan dando prioridad al juego no conectado en el caso de niños pequeños. Algunos medios y juegos pueden tener un valor educativo a partir de los 18 meses, pero es fundamental que sean de calidad y que se ofrezcan al niño en el contexto adecuado. Además, se recomienda que los padres vean estos contenidos con los niños, para que estos entiendan lo que están viendo. Los pediatras recomiendan a los padres que hablen con los niños sobre lo que les gusta y lo que no cuando utilizan la tecnología, que sean mentores en el uso de esta vía de conexión y aprendizaje y que sigan esforzándose en que los niños tengan tiempo libre suficiente para jugar, estudiar y descansar lo necesario.
Entre 6 y 18 años. En el caso de niños ya en edad escolar y de adolescentes, los pediatras recomiendan buscar el equilibrio entre vida digital o conectada y actividades al margen de la tecnología. Los padres desempeñan un papel fundamental a la hora de ayudar a sus hijos a aprender a relacionarse con la tecnología, por lo que es muy importante marcar límites y normas para que la experiencia de los niños sea positiva.
* Se recomienda revisar los contenidos que ven los niños, apagar la televisión o las pantallas cuando nadie las esté mirando y no utilizar dispositivos como forma habitual de calmar a los niños.
* A partir de los 6 años, la recomendación se centra en marcar límites consistentes del tiempo que pueden emplear relacionándose con la tecnología, así como del tipo de dispositivos o contenidos que puedan ver, asegurándose de que no interfiera con su descanso, sus tareas o sus relaciones sociales y juegos.
* En general, se recomienda marcar zonas de la casa en las que no se pueda recurrir a los dispositivos tecnológicos y hablar con los niños sobre seguridad, empatía, ciudadanía digital.
Las pantallas son oficialmente perjudiciales para el cerebro infantil
En un informe de la Agencia Nacional de Seguridad Alimentaria Salud, Ambiente y Trabajo (Anses) publicado en julio 2016, las ondas electromagnéticas pueden tener un efecto en las funciones cognitivas de los niños y en especial en la memoria, la atención y la coordinación. Por lo tanto, la ANSES fomenta el uso moderado de las pantallas conectadas en menores de 13 años.
Efectos nocivos sobre la función cognitiva
El cráneo de un niño es más delgado que el de un adulto y está creciendo de manera constante. Su cerebro está más expuesto a los efectos nocivos de las ondas electromagnéticas. Algunas áreas de los hemisferios se ven afectadas tales como la memorización, la coordinación y la atención.
Los efectos sobre el desarrollo aún son desconocidos
Debido a la falta de datos y estudios sobre el uso de los teléfonos inteligentes en los niños, la ANSES no puede hacer conclusiones acerca de los efectos sobre el comportamiento, funciones auditivas, desarrollo, sistemas de reproducción o inmunológico, o desarrollo de cáncer.
La agencia de salud recomienda una exposición moderada a tabletas y teléfonos inteligentes para los niños de menos de 13 años. Aconseja también el uso de un kit de manos libres durante las llamadas telefónicas, para evitar que las comunicaciones en la noche perturben el ritmo del sueño, y el uso moderado de los productos conectados y aquellos que emiten frecuencias de radio destinados a niños (juguetes de radio control remoto, monitores de bebés, walkie-talkies, robots interactivos).
*
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Al nacer, sólo el 10% de las neuronas del bebé están conectadas. Su desarrollo, que empieza en el útero materno, progresa durante, al menos, veinte años. Cuanto más variados sean sus campos de exploración, más se desarrollará el cerebro. Es cierto que los soportes interactivos hacen menos pasivos a los usuarios más jóvenes y que, con las pantallas táctiles, los niños desarrollan una desenvoltura fascinante.
Durante sus primeros años, un niño debe descubrir a través de su cuerpo el mundo que le rodea. Moverse, saborear, tocar, medir su fuerza física, sentir el frío, el calor, el aire, el cansancio mental... experiencias reales que el mundo virtual no ofrece.
Toma por lo menos 18 meses al cerebro del bebé poder desarrollarse al punto de entender que los símbolos de la pantalla representan o tienen un equivalente en el mundo real.
Lo que los bebés y los niños pequeños necesitan más para aprender es la interacción con las personas que los rodean. La buena evidencia sugiere que la pantalla que ven antes de los 18 meses tiene efectos negativos durables en el desarrollo del idioma, destrezas de la lectura y memoria a corto plazo del niño. También contribuye a problemas con el sueño y la atención. Específicamente, los niños están programados para aprender interactuando con otras personas.
Durante los años preescolares, algunos niños aprenden algunas destrezas de la TV educativa. Los programas bien diseñados pueden enseñar a los niños literatura, matemática, ciencias, resolución de problemas y comportamiento pro-social.
La memoria a corto plazo no está muy desarrollada en los niños pequeños. Se comprueba en Primaria, cuando aprenden a leer: lo más difícil no es necesariamente descifrar las letras, sino recordar lo que acaban de leer. De modo que, ante una película o unos dibujos, el niño necesita a su lado un adulto que le ayude a enlazar las imágenes. Por eso las aplicaciones, los DVD y los juegos deben estar adaptados a la edad de los pequeños. Un niño menor de 6 años puede divertirse ante la pantalla, pero siempre que un adulto esté con él.
A partir de los 6 o 7 años, los padres, si lo desean, pueden dejar un poco más de tiempo a sus hijos frente a las pantallas: los niños ya tienen mayor capacidad para seguir tramas fantásticas, para entender las reglas o para manipular los mandos.
Es innegable que los niños sienten fascinación por las pantallas. El verdadero riesgo es que los padres acaben transformándolas en el equivalente digital de un chupete: se lo ofrecen tanto si les hace falta distraerse o tranquilizarse como si no, por defecto, como medida preventiva. El peligro en este caso es privarle de otros estímulos y experiencias: hacer la compra con un niño de tres años puede ser estresante, sin embargo para él es una experiencia, está aprendiendo cómo funciona el mundo, cómo se hacen las cosas, se comunica con sus padres mientras tanto, está haciendo conexiones entre hechos y objetos. Darle un móvil con una aplicación para que no moleste es ofrecerle una alternativa mucho más pobre.
El exceso de exposición a pantallas ocupa un tiempo que, de otro modo, podría haber sido empleado en la solución de problemas, lectura, deporte, desarrollo de aficiones o tiempo de interacción con familia y amigos, actividades al aire libre o en contacto con la naturaleza, etc.
Efectos negativos que generan las pantallas en los niños
Disminución de la memoria, problemas en el sueño y en la adquisición del lenguaje. Estos son algunos de los efectos que generan el uso y abuso de niños menores de dos años a las pantallas de TV, computadoras y celulares.
Algunos de ellas son una influencia negativa en la adquisición del lenguaje, disminución de la memoria, capacidad imaginativa del pequeño, alteración en el hábito alimentario, problemas de sueño, entre otros. No sólo generan una influencia negativa en la adquisición del lenguaje, sino también una disminución de la memoria a corto plazo. Además disminuyen la capacidad imaginativa del niño y empobrecen su capacidad de atención.
Nuevas recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría (octubre 2016)
Hasta los 2 años. Aunque la AAP ha eliminado su recomendación previa de “ningún tiempo de pantalla antes de los 2 años”, aun así sugieren esperar lo más posible a iniciar a los niños en su relación con lo digital, ya que consideran que en estas etapas el aprendizaje es fundamentalmente a través de la interacción con otras personas. Así que se limita el tiempo de pantalla de estas edades a hablar con otras personas (video chat tipo Skype por ejemplo).
Entre 2 y 5 años. Hasta ahora, la Academia marcaba un límite estándar de tiempo de pantalla en niños de más de 2 años – no más de dos horas delante de la TV al día. Hoy, en un mundo invadido por los medios digitales, el tiempo de pantalla ya no es sólo televisión y limitarlo no es tan sencillo. Para algunos niños, dos horas quizá es mucho. Para otros no. En esta franja de edad, la AAP recomienda a los padres que sigan dando prioridad al juego no conectado en el caso de niños pequeños. Algunos medios y juegos pueden tener un valor educativo a partir de los 18 meses, pero es fundamental que sean de calidad y que se ofrezcan al niño en el contexto adecuado. Además, se recomienda que los padres vean estos contenidos con los niños, para que estos entiendan lo que están viendo. Los pediatras recomiendan a los padres que hablen con los niños sobre lo que les gusta y lo que no cuando utilizan la tecnología, que sean mentores en el uso de esta vía de conexión y aprendizaje y que sigan esforzándose en que los niños tengan tiempo libre suficiente para jugar, estudiar y descansar lo necesario.
Entre 6 y 18 años. En el caso de niños ya en edad escolar y de adolescentes, los pediatras recomiendan buscar el equilibrio entre vida digital o conectada y actividades al margen de la tecnología. Los padres desempeñan un papel fundamental a la hora de ayudar a sus hijos a aprender a relacionarse con la tecnología, por lo que es muy importante marcar límites y normas para que la experiencia de los niños sea positiva.
* Se recomienda revisar los contenidos que ven los niños, apagar la televisión o las pantallas cuando nadie las esté mirando y no utilizar dispositivos como forma habitual de calmar a los niños.
* A partir de los 6 años, la recomendación se centra en marcar límites consistentes del tiempo que pueden emplear relacionándose con la tecnología, así como del tipo de dispositivos o contenidos que puedan ver, asegurándose de que no interfiera con su descanso, sus tareas o sus relaciones sociales y juegos.
* En general, se recomienda marcar zonas de la casa en las que no se pueda recurrir a los dispositivos tecnológicos y hablar con los niños sobre seguridad, empatía, ciudadanía digital.
Las pantallas son oficialmente perjudiciales para el cerebro infantil
En un informe de la Agencia Nacional de Seguridad Alimentaria Salud, Ambiente y Trabajo (Anses) publicado en julio 2016, las ondas electromagnéticas pueden tener un efecto en las funciones cognitivas de los niños y en especial en la memoria, la atención y la coordinación. Por lo tanto, la ANSES fomenta el uso moderado de las pantallas conectadas en menores de 13 años.
Efectos nocivos sobre la función cognitiva
El cráneo de un niño es más delgado que el de un adulto y está creciendo de manera constante. Su cerebro está más expuesto a los efectos nocivos de las ondas electromagnéticas. Algunas áreas de los hemisferios se ven afectadas tales como la memorización, la coordinación y la atención.
Los efectos sobre el desarrollo aún son desconocidos
Debido a la falta de datos y estudios sobre el uso de los teléfonos inteligentes en los niños, la ANSES no puede hacer conclusiones acerca de los efectos sobre el comportamiento, funciones auditivas, desarrollo, sistemas de reproducción o inmunológico, o desarrollo de cáncer.
La agencia de salud recomienda una exposición moderada a tabletas y teléfonos inteligentes para los niños de menos de 13 años. Aconseja también el uso de un kit de manos libres durante las llamadas telefónicas, para evitar que las comunicaciones en la noche perturben el ritmo del sueño, y el uso moderado de los productos conectados y aquellos que emiten frecuencias de radio destinados a niños (juguetes de radio control remoto, monitores de bebés, walkie-talkies, robots interactivos).
El uso apropiado de la tecnología permite acceso a mayor conocimiento y entretenimiento. Sin embargo, es importante destacar que el impacto positivo lo causa el uso apropiado y prudente de la tecnología. Los niños que crecen frente a las pantallas no solo están en mayor riesgo de caer en estilos de vida sedentarios, sino también corren el riesgo de padecer retrasos en el desarrollo y en el futuro, tener dificultades con las habilidades interpersonales. Por lo tanto, los padres deben tomar un papel activo en la planificación del tiempo de pantalla de sus hijos y mientras lo hacen, analizar su propio tiempo de pantalla.
Ver :
El ejercicio físico mejora el cerebro
Internet modifica el cerebro
Las redes sociales deprimen
Cerebro Creativo
Los celulares afectan al cerebro
Uso excesivo de las nuevas tecnologías afecta la salud
El uso de teléfonos inteligentes – Smartphone – modifica el cerebro
Trastornos y problemas del aprendizaje
Trastorno por déficit de atención e hiperactividad en niños
Ansiedad y estrés en la niñez
Los niños y los adolescentes necesitan dormir
Cambio cerebral causado por la tecnología
Internet modifica el cerebro
Las redes sociales deprimen
Cerebro Creativo
Los celulares afectan al cerebro
Uso excesivo de las nuevas tecnologías afecta la salud
El uso de teléfonos inteligentes – Smartphone – modifica el cerebro
Trastornos y problemas del aprendizaje
Trastorno por déficit de atención e hiperactividad en niños
Ansiedad y estrés en la niñez
Los niños y los adolescentes necesitan dormir
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