La lectura, la mejor medicina para el cerebro
Actualización : Abril 25, 2016
La lectura estimula la actividad cerebral,
fortalece las conexiones neuronales y aumenta la reserva cognitiva del cerebro,
factores que han demostrado ser protectores ante las enfermedades
neurodegenerativas.
Diversos estudios demuestran que un cerebro
activo no sólo realiza mejor sus funciones, sino que incrementa la rapidez de
la respuesta, ya que mientras se lee, se obliga al cerebro a pensar, a ordenar
ideas, a interrelacionar conceptos, a ejercitar la memoria y a imaginar, lo que
permite mejorar la capacidad intelectual.
Lectura y cerebro están vinculados estrechamente. Educación, alfabetización y lectura de manera más general causan cambios en diversas áreas del cerebro, demostrando una cierta plasticidad del cerebro, desde la infancia hasta la edad adulta. Hay dos tipos de influencia: lo debido al aprendizaje de la lectura y lo que da una lectura más moderna, que se practica en la web.
Es una de las mejores actividades cerebrales. La lectura mejora nuestra reserva cognitiva y, cuando envejecemos, la capacidad del cerebro para compensar el daño cerebral causado por el envejecimiento y patologías. Estimula la actividad cerebral y fortalece las conexiones neuronales. Se trata de una protección importante contra el desarrollo de enfermedades como el Alzheimer. Además, leer puede reducir los niveles de estrés, ayuda a desarrollar el lenguaje, la atención y concentración.
El circuito de la lectura no es homogéneo. Esto significa que hay varios circuitos de lectura en nuestro cerebro. El cerebro es plástico y se reorganiza en múltiples formas para leer, según el sistema de escritura y el medio utilizado. Esto también explica que cada niño que está aprendiendo a leer debe desarrollar su propio circuito de lectura.
La lentitud, la concentración y el proceso cognitivo fomentan al cerebro lector. La deducción, el pensamiento analógico, el análisis crítico, la deliberación, perspicacia, epifanía – es decir, repentina comprensión de la esencia y del significado de algo – y la contemplación son algunas de las maravillosas consecuencias de nuestra habilidad para leer los pensamientos de otro.
Lectura y cerebro están vinculados estrechamente. Educación, alfabetización y lectura de manera más general causan cambios en diversas áreas del cerebro, demostrando una cierta plasticidad del cerebro, desde la infancia hasta la edad adulta. Hay dos tipos de influencia: lo debido al aprendizaje de la lectura y lo que da una lectura más moderna, que se practica en la web.
Es una de las mejores actividades cerebrales. La lectura mejora nuestra reserva cognitiva y, cuando envejecemos, la capacidad del cerebro para compensar el daño cerebral causado por el envejecimiento y patologías. Estimula la actividad cerebral y fortalece las conexiones neuronales. Se trata de una protección importante contra el desarrollo de enfermedades como el Alzheimer. Además, leer puede reducir los niveles de estrés, ayuda a desarrollar el lenguaje, la atención y concentración.
El circuito de la lectura no es homogéneo. Esto significa que hay varios circuitos de lectura en nuestro cerebro. El cerebro es plástico y se reorganiza en múltiples formas para leer, según el sistema de escritura y el medio utilizado. Esto también explica que cada niño que está aprendiendo a leer debe desarrollar su propio circuito de lectura.
La lentitud, la concentración y el proceso cognitivo fomentan al cerebro lector. La deducción, el pensamiento analógico, el análisis crítico, la deliberación, perspicacia, epifanía – es decir, repentina comprensión de la esencia y del significado de algo – y la contemplación son algunas de las maravillosas consecuencias de nuestra habilidad para leer los pensamientos de otro.
Inteligencia
y lectura
A principios de los años 90, el psicólogo
evolutivo Howard Gardner renovó el paradigma de las ciencias cognitivas a
partir de su teoría de las inteligencias múltiples. Gardner consideró por
primera vez la inteligencia no como una única capacidad, fijada e innata, dada
de una vez y para siempre en cada persona, sino como una serie de habilidades
cognitivas en distintos campos de la experiencia humana, habilidades que son
susceptibles de continuar en proceso de desarrollo durante la totalidad de la
vida. De manera inversa, pueden malograrse o permanecer estancadas, como un músculo
que nunca o casi nunca se lo trabaja o estimula. Una de las inteligencias
principales que Gardner categorizó es la denominada inteligencia
lingüístico-verbal; concretamente, la inteligencia relacionada con el
pensamiento y el lenguaje.
Una concisa definición de inteligencia : “Es
la capacidad de recibir, decodificar y transmitir información de manera
eficiente.” (del escritor Robert Anton Wilson, Prometeo Ascendiendo,
1983).
Definición de “información” : equivale a
cualquier conjunto organizado de datos que implican una novedad significativa
para el sistema de creencias y la totalidad de la información previa que tiene
interiorizado un sujeto. El modo central de transmitir y recibir información es
a través del lenguaje.
Si la integración y la transmisión de
información es inteligencia, una de las herramientas más poderosas para
desarrollarla individualmente, así como para amplificarla colectivamente, es la
lectura.
En el ámbito de la neurociencia, el concepto
de “plasticidad neuronal” implica que el cerebro no es una unidad estática,
sino que se trata de un proceso continuo de cambio y adaptación de redes
sinápticas, las cuales organizan y reorganizan la percepción general del mundo.
Para este complejo proceso, el hábito de leer se convierte en uno de sus
catalizadores más poderosos.
Para desarrollarse, el cuerpo humano necesita alimentos. Del mismo modo, la inteligencia también necesita alimento para desarrollarse, y este alimento cerebral, es la lectura.
Leer un cuento a los niños antes de dormir estimula el desarrollo cerebral
Según un estudio del Children's Hospital Medical Center de Cincinnati, publicado en la revista Pediatrics en agosto 2015, la lectura en voz alta antes de dormir activa zonas del cerebro.
El equipo utilizó imágenes obtenidas mediante resonancia magnética para examinar la actividad cerebral producida en niños de tres a cinco años, que leían frecuentemente o no en sus casas, mientras escuchaban cuentos infantiles.
Los resultados demostraron que hay diferencias notables en la activación del cerebro dependiendo de cuánto leían los niños en sus casas. Los niños cuyos padres dijeron tener mucha actividad literaria y libros en el hogar mostraron una mayor activación neuronal en el hemisferio izquierdo del cerebro – el encargado de las funciones del habla, la escritura, las matemáticas y la lógica – que es una región crucial para la integración multisensorial, para integrar sonido y después estimulación visual. Fue sorprendente para los investigadores que se activaran zonas que procesan la asociación visual aunque el niño durante la resonancia sólo pudiera escuchar la historia, sin ver las ilustraciones.
Cuando los niños escuchan historias no sólo escuchan palabras, sino que sus cerebros ensayan la creación de imágenes que se asocian con esas palabras, con rimas y oraciones complejas.
Un aspecto muy importante es que todo esto sucede en un tiempo compartido con los niños antes de dormir y que algunos padres lo convierten en ritual. La lectura regular estimula entonces patrones óptimos de desarrollo del cerebro mientras fortalece las relaciones familiares en un momento crítico del desarrollo infantil construyendo un mejor lenguaje, alfabetización y habilidades socio-emocionales que duran toda la vida.
La lectura con los niños se asocia con mejores habilidades lingüísticas y con mejor alfabetización. Después de la educación familiar y el estatus socioeconómico, el nivel de alfabetización de un niño en la primaria está directamente asociado con la estimulación del desarrollo del lenguaje.
La lectura estimula las neuronas
Según un estudio realizado por científicos de la Emory University de Atlanta, publicado en la revista Brain Connectivity en enero 2014, la lectura de una novela tiene un impacto considerable en la mente y el cerebro, sobre todo relacionado con una mayor conectividad en dos zonas del cerebro conocidas como “surco central” y “corteza temporal izquierda”.
Para comprender cuál era el impacto de la lectura en la mente y el cerebro los científicos reclutaron a 21 estudiantes universitarios que fueron invitados a leer un thriller de Robert Harris llamado “Pompei”.
Después de comenzar la lectura de la novela, los participantes fueron sometidos a resonancias fMRI (la resonancia magnética funcional por imágenes). Durante 19 días seguidos, los participantes fueron examinados por los científicos. Durante los primeros 5 días, se llevó a cabo una resonancia magnética funcional en los cerebros de los estudiantes mientras éstos se hallaban en estado de reposo. Luego, durante otros nueve días, los estudiantes leyeron partes específicas de la novela hasta que llegaron al final.
Terminada esa fase, nuevamente fueron objeto de fMRI durante una fase de reposo cuando hacía cinco días que habían dejado de leer la novela. Los resultados de las pruebas demostraron que la lectura de una novela provoca efectos duraderos en las regiones del cerebro responsables del lenguaje y la receptividad y en las correspondientes a la creación de las representaciones sensoriales del cuerpo.
Durante los escáneres fMRI realizados al día siguiente de las sesiones de lectura, los científicos constataron una conectividad incrementada en la corteza temporal izquierda, que es un área del cerebro ligada a la receptividad del lenguaje. Esa conectividad aumentada se mantuvo pese a que los estudiantes no leían el libro mientras se hallaban en la fase de escaneo cerebral.
Lectura y juegos optimizarían el desarrollo del cerebro de los niños pequeños
Un estudio realizado por un equipo de la Universidad de Pensilvania, presentado en el congreso anual de la Society for Neuroscience en 2012, establece a largo plazo con niños de 4 años, un vínculo entre la estimulación a través de los juegos o la lectura y la organización espacial de las sinapsis sostenibles a largo plazo en el cerebro.
Los investigadores han seguido desde su nacimiento y durante algunos años, la conciencia cultural y lúdica de 64 niños que viven en zonas desfavorecidas, examinando, al final de su adolescencia, el desarrollo de su corteza cerebral.
El protocolo incluyó una revisión del entorno emocional (los padres) y cultural (número de libros y juegos disponibles) de estos niños desde los cuatro hasta los ocho años, con un examen cortical mediante imagen por resonancia magnética a los 19 años.
Los resultados muestran que los jóvenes bien estimulados por los juegos y la lectura a la edad de cuatro años presentan dos zonas de la corteza cerebral – áreas relacionadas con tareas visuales complejas como la lectura – no observadas en otros niños.
Según los investigadores, estimular frecuentemente los circuitos neuronales y sinápticos dedicados a estas tareas cognitivas entrañarían, en la misma región, la regresión o desaparición de los circuitos cerebrales rara vez utilizados – a priori menos útil –. Esta “estimulación” afinaría la capa cortical, acortando los caminos de alguna manera en el cerebro “útil” y por lo tanto mejorando el rendimiento cognitivo.
La lectura cambia el funcionamiento del cerebro
Al nacer el cerebro no está equipado con un sistema cerebral innato específico para la lectura y el cerebro debe improvisar y comenzar a utilizar sistemas ya existentes.
En el caso de personas que aprenden a leer la actividad cerebral se intensifica en las áreas del cerebro primitivo mientras que se presentan los símbolos horizontales. Esto es porque la línea de lectura es horizontal y no vertical.
Al mismo tiempo las áreas del lenguaje se activan porque la lectura estimula el sistema lingüístico y hace que la gente sea más consciente de los sonidos que pronuncian. La lectura permite establecer un vínculo entre los signos escritos y los sonidos pronunciados.
El proceso de aprendizaje de letras, incluso si es hecho a la edad adulta, comporta una redistribución de los recursos del cerebro. El área del reconocimiento visual de objetos y caras se mueve parcialmente al hemisferio derecho del cerebro a medida que una persona aprende a leer.
El aprendizaje de la lectura aumenta la actividad de las áreas visuales de la corteza, el área visual primaria y el área para la grafía de las letras. En otras palabras, las personas que saben leer responden más fácilmente a estímulos visuales.
La alfabetización también aumentó las respuestas a los estímulos de sonido, al lenguaje oral, en la región implicada en la codificación de fonemas.
Saber leer implica una extensión de las áreas de lenguaje y comunicación entre rutas de intercambios de lenguajes hablado y escrito. Esto significa particularmente que una persona que puede leer mostrará su área de lenguaje activado simplemente observando una oración escrita, mientras que una analfabeta limitará el procesamiento del lenguaje a la modulación auditiva.
La lectura conduce a cambios en el cerebro y a una reorganización de la corteza, fenómenos que pueden ocurrir incluso en la edad adulta, estos cambios no están vinculados a la edad de los sujetos sino a su nivel de formación y práctica de la lectura.
Para desarrollarse, el cuerpo humano necesita alimentos. Del mismo modo, la inteligencia también necesita alimento para desarrollarse, y este alimento cerebral, es la lectura.
Leer un cuento a los niños antes de dormir estimula el desarrollo cerebral
Según un estudio del Children's Hospital Medical Center de Cincinnati, publicado en la revista Pediatrics en agosto 2015, la lectura en voz alta antes de dormir activa zonas del cerebro.
El equipo utilizó imágenes obtenidas mediante resonancia magnética para examinar la actividad cerebral producida en niños de tres a cinco años, que leían frecuentemente o no en sus casas, mientras escuchaban cuentos infantiles.
Los resultados demostraron que hay diferencias notables en la activación del cerebro dependiendo de cuánto leían los niños en sus casas. Los niños cuyos padres dijeron tener mucha actividad literaria y libros en el hogar mostraron una mayor activación neuronal en el hemisferio izquierdo del cerebro – el encargado de las funciones del habla, la escritura, las matemáticas y la lógica – que es una región crucial para la integración multisensorial, para integrar sonido y después estimulación visual. Fue sorprendente para los investigadores que se activaran zonas que procesan la asociación visual aunque el niño durante la resonancia sólo pudiera escuchar la historia, sin ver las ilustraciones.
Cuando los niños escuchan historias no sólo escuchan palabras, sino que sus cerebros ensayan la creación de imágenes que se asocian con esas palabras, con rimas y oraciones complejas.
Un aspecto muy importante es que todo esto sucede en un tiempo compartido con los niños antes de dormir y que algunos padres lo convierten en ritual. La lectura regular estimula entonces patrones óptimos de desarrollo del cerebro mientras fortalece las relaciones familiares en un momento crítico del desarrollo infantil construyendo un mejor lenguaje, alfabetización y habilidades socio-emocionales que duran toda la vida.
La lectura con los niños se asocia con mejores habilidades lingüísticas y con mejor alfabetización. Después de la educación familiar y el estatus socioeconómico, el nivel de alfabetización de un niño en la primaria está directamente asociado con la estimulación del desarrollo del lenguaje.
La lectura estimula las neuronas
Según un estudio realizado por científicos de la Emory University de Atlanta, publicado en la revista Brain Connectivity en enero 2014, la lectura de una novela tiene un impacto considerable en la mente y el cerebro, sobre todo relacionado con una mayor conectividad en dos zonas del cerebro conocidas como “surco central” y “corteza temporal izquierda”.
Para comprender cuál era el impacto de la lectura en la mente y el cerebro los científicos reclutaron a 21 estudiantes universitarios que fueron invitados a leer un thriller de Robert Harris llamado “Pompei”.
Después de comenzar la lectura de la novela, los participantes fueron sometidos a resonancias fMRI (la resonancia magnética funcional por imágenes). Durante 19 días seguidos, los participantes fueron examinados por los científicos. Durante los primeros 5 días, se llevó a cabo una resonancia magnética funcional en los cerebros de los estudiantes mientras éstos se hallaban en estado de reposo. Luego, durante otros nueve días, los estudiantes leyeron partes específicas de la novela hasta que llegaron al final.
Terminada esa fase, nuevamente fueron objeto de fMRI durante una fase de reposo cuando hacía cinco días que habían dejado de leer la novela. Los resultados de las pruebas demostraron que la lectura de una novela provoca efectos duraderos en las regiones del cerebro responsables del lenguaje y la receptividad y en las correspondientes a la creación de las representaciones sensoriales del cuerpo.
Durante los escáneres fMRI realizados al día siguiente de las sesiones de lectura, los científicos constataron una conectividad incrementada en la corteza temporal izquierda, que es un área del cerebro ligada a la receptividad del lenguaje. Esa conectividad aumentada se mantuvo pese a que los estudiantes no leían el libro mientras se hallaban en la fase de escaneo cerebral.
Lectura y juegos optimizarían el desarrollo del cerebro de los niños pequeños
Un estudio realizado por un equipo de la Universidad de Pensilvania, presentado en el congreso anual de la Society for Neuroscience en 2012, establece a largo plazo con niños de 4 años, un vínculo entre la estimulación a través de los juegos o la lectura y la organización espacial de las sinapsis sostenibles a largo plazo en el cerebro.
Los investigadores han seguido desde su nacimiento y durante algunos años, la conciencia cultural y lúdica de 64 niños que viven en zonas desfavorecidas, examinando, al final de su adolescencia, el desarrollo de su corteza cerebral.
El protocolo incluyó una revisión del entorno emocional (los padres) y cultural (número de libros y juegos disponibles) de estos niños desde los cuatro hasta los ocho años, con un examen cortical mediante imagen por resonancia magnética a los 19 años.
Los resultados muestran que los jóvenes bien estimulados por los juegos y la lectura a la edad de cuatro años presentan dos zonas de la corteza cerebral – áreas relacionadas con tareas visuales complejas como la lectura – no observadas en otros niños.
Según los investigadores, estimular frecuentemente los circuitos neuronales y sinápticos dedicados a estas tareas cognitivas entrañarían, en la misma región, la regresión o desaparición de los circuitos cerebrales rara vez utilizados – a priori menos útil –. Esta “estimulación” afinaría la capa cortical, acortando los caminos de alguna manera en el cerebro “útil” y por lo tanto mejorando el rendimiento cognitivo.
La lectura cambia el funcionamiento del cerebro
Al nacer el cerebro no está equipado con un sistema cerebral innato específico para la lectura y el cerebro debe improvisar y comenzar a utilizar sistemas ya existentes.
En el caso de personas que aprenden a leer la actividad cerebral se intensifica en las áreas del cerebro primitivo mientras que se presentan los símbolos horizontales. Esto es porque la línea de lectura es horizontal y no vertical.
Al mismo tiempo las áreas del lenguaje se activan porque la lectura estimula el sistema lingüístico y hace que la gente sea más consciente de los sonidos que pronuncian. La lectura permite establecer un vínculo entre los signos escritos y los sonidos pronunciados.
El proceso de aprendizaje de letras, incluso si es hecho a la edad adulta, comporta una redistribución de los recursos del cerebro. El área del reconocimiento visual de objetos y caras se mueve parcialmente al hemisferio derecho del cerebro a medida que una persona aprende a leer.
El aprendizaje de la lectura aumenta la actividad de las áreas visuales de la corteza, el área visual primaria y el área para la grafía de las letras. En otras palabras, las personas que saben leer responden más fácilmente a estímulos visuales.
La alfabetización también aumentó las respuestas a los estímulos de sonido, al lenguaje oral, en la región implicada en la codificación de fonemas.
Saber leer implica una extensión de las áreas de lenguaje y comunicación entre rutas de intercambios de lenguajes hablado y escrito. Esto significa particularmente que una persona que puede leer mostrará su área de lenguaje activado simplemente observando una oración escrita, mientras que una analfabeta limitará el procesamiento del lenguaje a la modulación auditiva.
La lectura conduce a cambios en el cerebro y a una reorganización de la corteza, fenómenos que pueden ocurrir incluso en la edad adulta, estos cambios no están vinculados a la edad de los sujetos sino a su nivel de formación y práctica de la lectura.
Reserva cognitiva para afrontar la demencia
Desde el punto de vista de la Neurología, el concepto de reserva cognitiva ha cobrado una gran importancia, no solo porque se ha visto que existe una relación directa entre la misma y el buen funcionamiento cognitivo y ejecutivo del cerebro cuando se envejece, sino porque se ha demostrado que es un factor protector ante los síntomas clínicos de las enfermedades neurodegenerativas.
Se ha comprobado que cuanto mayor reserva
cognitiva posee un individuo, mayor capacidad tiene su cerebro para compensar
el daño cerebral generado por ciertas patologías. Asimismo, las demencias,
dentro de las enfermedades neurológicas, son las que más se han relacionado con
el concepto de reserva cognitiva.
Caracterizadas por un deterioro persistente y
progresivo de las funciones cerebrales superiores: memoria, lenguaje,
orientación, cálculo o percepción espacial, etc, la forma de demencia más prevalente es la enfermedad de Alzheimer, que
supone entre el 60% y el 80% de los casos de demencia, aunque existen
numerosas patologías que también la producen, como por ejemplo, las
enfermedades cerebro-vasculares.
Ejercitar
la memoria
Diversos estudios demuestran que un cerebro activo no sólo realiza mejor sus funciones, sino que incrementa la rapidez de la respuesta, ya que mientras se lee, se obliga al cerebro a pensar, a ordenar ideas, a interrelacionar conceptos, a ejercitar la memoria y a imaginar, lo que permite mejorar la capacidad intelectual estimulando nuestras neuronas.
Más relaciones sociales y menos estrés
La lectura también genera temas de conversación, lo que facilita la interacción y las relaciones sociales, otro aspecto clave para mantener el cerebro ejercitado. Fomentar la lectura también tiene otras ventajas para la salud, como reducir el nivel de estrés o, antes de acostarse, desarrollar buenas rutinas de higiene de sueño.
La lectura digital es diferente
Hay una diferencia de tratamiento de la información según el medio de reproducción de la lectura. En Internet, la asimilación de la información y lectura son diferentes a aquellas reproducidas en papel.
Las características cognitivas de la lectura online no son las mismas que las de la lectura profunda. Con el digital, nuestra atención y concentración son parciales, menos sostenidas. Nuestra capacidad de leer se fija en la inmediatez y la velocidad de procesamiento. Preferimos una forma de lectura que nos permite hacer varias tareas al mismo tiempo en grandes conjuntos de información.
Tenemos tendencia a mover, hacer clic en y esto reduce nuestra atención profunda, nuestra capacidad para tener una lectura concentrada.
Menos concentrados, los usuarios de Internet tienden a leer un texto "en diagonal", pasando más fácilmente de una información a otra. Los artículos son rápidamente barridos, y esta manera de descifrar la información aumenta el esfuerzo cerebral, especialmente las zonas de descodificación y de escritura, y también aquellas que están involucradas en el razonamiento complejo.
En paralelo, el nivel de atención sería afectado. El internauta medio no puede permanecer concentrado en un artículo de fondo, lo ojea y finalmente le es más difícil comprender lo que lee, si supera el umbral de las simples noticias. El esfuerzo necesario para la comprensión ya no es realizado.
Esto se puede explicar porque la fatiga de leer en pantalla es mucho mayor que en el papel. Pero también debido a la superabundancia de información en internet: hipervínculos, imágenes, videos, etc. La lectura es perturbada, menos fluida, el cerebro "selecciona".
Esta dinámica de entendimiento se pierde de alguna manera, llevando al lector a potencialmente experimentar dificultad para concentrarse durante una lectura en papel.
Fomentar
la lectura
Aunque la lectura es buena a cualquier edad, niños y ancianos son los dos grupos de población en los que se debe dar más énfasis en la promoción de la lectura.
Aunque la lectura es buena a cualquier edad, niños y ancianos son los dos grupos de población en los que se debe dar más énfasis en la promoción de la lectura.
En
las personas mayores
Para que puedan seguir manteniendo su cerebro activo a pesar de que su actividad sea más reducida.
Hay muchas personas que, aunque tienen el
hábito de la lectura, al hacerse mayores dejan de hacerlo, principalmente por
perder capacidad visual, lo que les dificulta mucho realizar estas actividades.
En esos casos, se debe animar a estas personas a participar en grupos de lectura
o a utilizar otro tipo de soportes.
Beneficios que aporta la lectura a nivel
mental :
* Aumento de la reserva cognitiva: ya que la lectura, aumenta nuestra capacidad
cerebral para poder compensar así los posibles daños cerebrales provocados por
alguna enfermedad.
* Previene y retarda las pérdidas de memoria: permitiendo atrasar la aparición de algunas
enfermedades como el Alzheimer.
* Reduce los niveles de estrés del
individuo: mediante la
lectura de relatos de ficción o aventuras, ya que el estrés es uno de los
principales causantes de enfermedades de origen neurológico como puedan ser las
cefaleas, el trastorno del sueño o la epilepsia.
* Fortalece las conexiones cerebrales y
estimula la actividad cerebral: leyendo se
relacionan conceptos, se hace pensar e imaginar al cerebro, se ejercita la
memoria, se ordenan las ideas y además se mejora de manera significativa la
capacidad intelectual.
* La lectura continua en el tiempo puede
ayudar a regular el sueño: ya
que leer antes de ir a dormir puede regular las rutinas de sueño de las
personas.
En los niños
Es el mejor momento para inculcarles este hábito. Leer es básico para el desarrollo del lenguaje y ayuda a crecer. Hay que dejar que los niños tengan sus propias preferencias a la hora de leer y no cohibirles en sus gustos u obligarles a leer determinados tipos de libros.
Los pediatras aseguran que cuanto antes se
expone a los niños a la lectura, mejor es su capacidad lingüística y sus
habilidades en este sentido, tan necesario en todas las facetas de la educación.
Entre otros, la lectura permite a los niños
aprender las palabras con mayor rapidez, mejora su comprensión y ejercita su
cerebro para que la adquisición del lenguaje, que se produce entre los 10 y los
30 meses, sea lo más rica posible.
El contacto con los libros debe empezar desde
bebés. Se les debe leer en voz alta, incluso antes de que empiecen a caminar.
Está comprobado que aprender a leer mejor es más fácil si antes han escuchado
lecturas. Antes de los tres años, a los niños les interesa más la sonoridad que
el contenido, pero es muy útil para que vayan interiorizando el lenguaje y los
silencios; a nivel cognitivo, les ayuda a crear asociaciones entre su
experiencia y el mundo exterior.
La Academia de Estadounidense de Pediatría
(AAP) recomienda a los pediatras que en el marco de sus consultas promuevan
ante los padres, sobre todo aquellos de contexto crítico, este acercamiento a
la lectura para los recién nacidos y hasta los tres años, cuando entran en el
ciclo preescolar.
Se ha demostrado que la mayoría de los niños
que tienen problemas en el desarrollo cognitivo, no han adquirido un hábito de
lectura. Mientras algunos padres con estudios superiores ya leen poesía y hacen
escuchar Mozart a sus hijos desde que son fetos, investigaciones muestran que
muchos otros no leen historias a sus hijos con la frecuencia que recomiendan
los investigadores.
Por lo tanto, si un niño no adquiere el
hábito en sus primeros años de vida, es difícil que en el futuro sea un buen
lector.
Algunos de los beneficios que ofrece la
lectura y el contacto con los libros
* la construcción de la subjetividad
* el acceso al saber
* la facilidad para comprender nuevos conocimientos
* la pertenencia cultural.
* la construcción de la subjetividad
* el acceso al saber
* la facilidad para comprender nuevos conocimientos
* la pertenencia cultural.
Como esta práctica fortalece el lenguaje y la
comunicación, el menor tendrá un desarrollo sicológico que le permitirá abordar
los problemas con mayor eficacia, conllevando a que en años posteriores la
formación se facilite porque el menor comprenderá con mayor facilidad las
instrucciones de sus padres.
Leer
en familia fortalece la comunicación y estimula el cerebro
La lectura no sólo inspira el desarrollo del
lenguaje en el niño, sino que también es una buena forma de establecer vínculos duraderos entre padres e hijos.
Es importante que los padres inculquen
y compartan la lectura con los niños y que les lean cuentos, lo que
también mejora la dinámica de las relaciones familiares.
Leer en familia se convierte en una
experiencia inolvidable para el niño, tan mágica como cada frase del cuento
narrado por sus padres.
El momento más propicio para empezar a generar vínculos con la lectura en el hogar es cuando el niño siente que toda la atención está enfocada en él. Es en ese momento cuando el padre debe escucharlo, contarle historias inventadas, vividas o sacadas de un libro, y leérselas con emoción. Si un niño vive eso, va a preferir la atención del papá y todo del papá, a un juego de computadora o un programa de televisión.
Diez
medidas para fomentar la lectura entre los niños
1. Organizarse. Es importante ayudar a los niños a organizar su tiempo y su biblioteca.
2. Ser constantes. Todos los días hay que reservar un tiempo
para leer, en momentos relajados y con buena disposición para ello.
3. Pedir consejo. Es importante pedir consejo en el colegio,
las bibliotecas y las librerías sobre los libros más adecuados para cada niño y
cada edad.
4. Escuchar. En las preguntas de los niños y adolescentes
está la clave para aprender sobre sus gustos y motivaciones.
5. Estimular y alentar las situaciones y
motivos para llegar a los libros. Siempre hay que dejar libros al alcance de los niños.
7. Respetar el derecho de los niños a elegir.
Hay que estar pendientes de
sus gustos y de cómo evolucionan.
8. Proponer, no imponer. Es mejor sugerir. Hay que evitar tratar la
lectura como una obligación.
9. Acompañar. El apoyo de la familia es necesario en todas
las edades. No conviene dejar a los niños solos cuando aparentemente saben
leer.
10. Compartir. El hábito de la lectura se contagia leyendo
junto a los niños.
Recomendaciones para el primer contacto con los libros
Recomendaciones para el primer contacto con los libros
* Leerles libros sin páginas. Son esos libros que los saben de memoria, del pasado, que alguien escribió en los dedos de una mano. Son esas canciones que arrullan, que quitan el miedo, que ayudan a dormir.
* Que el primer contacto con los libros no
sea traumático. Los libros
que los niños tocan, deber ser aquellos que puedan morder, de materiales
fuertes, que tienen imágenes sencillas, los cuales pueden leer con verlos una y
otra vez, son vitales porque hacen que los exploran y los sienten suyos.
* Contarles nuestras historias. A los niños les gustan las historias que
cuentan los papás porque están llenas de experiencias. Además les agrada la
manera como ellos unen las palabras, las frases, y como las entonan.
* Buscar variedad de lecturas. A medida que crecen, leer la mejor
literatura infantil de autores contemporáneos, los clásicos de siempre, pero
teniendo especial cuidado en no quedarse con los cuentos que conocen de toda la
vida, sino explorar otros libros, como aquellos en los que las palabras y las
imágenes se combinan, como los libros álbum.
* La noche es un buen momento para leer. La lectura se debe dar en una atmósfera de
tiempo libre. Para muchos la noche es más propicia porque no deben ir más a
trabajar y, además, en donde los niños se conectan con los sueños. Es un
momento lleno de sombras, de misterios, porque viene el encuentro con lo que
soñamos. Entonces el cuento se convierte en un puente que conecta la orilla de
la vida real con la orilla del sueño.
* Los bebés también leen. Las palabras de los padres son muy
tranquilizadoras y pueden sosegar ese tránsito hacia el mundo de los sueños. Cuando
el bebé haya comido y sea la hora de dormir, es el momento de arrullarlo, cantarle
una canción, hablarle, contarle historias.
* Llevarlo a la biblioteca. Dejar que el niño se acerque y escoja un
cuento, sentarse con él, abrazarlo y leerle. Sorpresivamente el niño va a pedir
más historias.
Leer abre las puertas no sólo del presente
sino también del futuro, como una construcción individual y social.
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