«Tú eres lo que comes»
La alimentación del futuro será personalizable, práctica y segura, pero sobre todo será más sana y sostenible.
Los seres humanos somos complicados y hay muchas cosas que influyen en nuestra salud. Algunas no podemos cambiarlas, como la edad o la composición genética, y otras sí, como la elección de alimentos y bebidas.
También están los billones de bacterias que viven en nuestros intestinos – conocidas colectivamente como el microbioma –, que tienen un impacto significativo en nuestra salud y digestión.
El microbioma intestinal se refiere a todos los microorganismos – bacterias, virus y hongos – que habitan en el tracto gastrointestinal y producen metabolitos esenciales para la salud humana.
Los alimentos que ingerimos son una mezcla de muchos nutrientes que afectan al organismo y al microbioma de distintas maneras, por lo que no es fácil comprender la relación entre dieta, metabolismo y salud.
La dieta es un determinante clave de la variación del microbioma intestinal humano
* La variación diaria del microbioma está relacionada con la elección de alimentos, pero no con los nutrientes convencionales.
* La variación diaria del microbioma depende de al menos dos días de historia alimentaria.
* Alimentos similares tienen efectos diferentes en el microbioma de las personas.
Aunque sabemos que un microbioma más diverso suele ser un indicador de una mejor salud intestinal, entendemos poco sobre cómo afectan los alimentos a las distintas especies microbianas.
El microbioma es probablemente el tema más candente en nutrición y salud en estos momentos. Los investigadores se afanan en cartografiar y manipular a nuestras amigas las bacterias.
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Un muestreo diario revela asociaciones personalizadas entre dieta y microbioma en humanos
Un equipo de investigadores de la Universidad de Minnesota en un estudio, publicado en Cell Host & Microbe en junio de 2019, muestra que alimentos con perfiles nutricionales comparables pueden tener efectos muy diferentes en el microbioma.
El equipo pidió a 34 voluntarios sanos que recopilaran datos detallados sobre todo lo que comieron durante 17 días, comparando esta información con la diversidad de microbios en muestras de heces diarias. Aunque la mayoría de los participantes comieron los mismos alimentos – café, queso cheddar, pollo y zanahorias –, muchas elecciones fueron únicas.
Los investigadores descubrieron que, aunque las elecciones alimentarias de cada participante repercutían en su propio microbioma, ya que ciertos alimentos aumentaban o disminuían la abundancia de cepas bacterianas, no existía una correlación directa. Por ejemplo, las alubias (frijol) aumentaban la proporción de ciertas bacterias en una persona, pero tenían mucho menos efecto en otra.
Curiosamente, aunque alimentos estrechamente relacionados – como la col y la berza (repollo) – tienden a tener el mismo impacto en el microbioma, alimentos no relacionados pero con composiciones nutricionales muy similares tienen efectos sorprendentemente diferentes. Esto nos indica que el etiquetado nutricional convencional puede no ser la mejor manera de juzgar si un alimento es probablemente saludable.
Los resultados también muestran que no será fácil hacer recomendaciones dietéticas para mejorar el microbioma. Tendrán que ser personalizadas, teniendo en cuenta los microbios intestinales de cada individuo y los efectos específicos que determinados alimentos tienen sobre ellos.
Las pruebas genéticas demuestran que la secreción de insulina estimulada por carbohidratos conduce a la obesidad
Científicos de la Facultad de Medicina de Harvard, muestran en un estudio, publicado por Oxford University Press en enero de 2018, el efecto potencialmente causal de la secreción de insulina sobre el peso corporal.
Uno de los principios fundamentales del modelo carbohidrato-insulina de la obesidad es que la secreción de insulina conduce al aumento de peso. Sin embargo, la hiperinsulinemia en ayunas también puede deberse a la resistencia a la insulina inducida por la obesidad.
Los investigadores utilizaron instrumentos genéticos de variación de la secreción de insulina – evaluada mediante la concentración de insulina 30 min después de la ingesta oral de glucosa – para estimar la relación causal entre el aumento de la secreción de insulina y el índice de masa corporal (IMC), mediante un análisis de aleatorización mendeliana bidireccional de estudios de asociación de genoma completo: análisis de numerosas variaciones genéticas en muchos individuos, con el fin de estudiar sus correlaciones con rasgos fenotípicos (hereditarios).
Las fuentes de datos incluyeron los resultados resumidos de los mayores metanálisis publicados sobre secreción de insulina e IMC de ascendencia predominantemente europea, así como datos individuales del Biobanco del Reino Unido. Se utilizaron datos del estudio de cohorte de pacientes de cardiología y metabolismo del Massachusetts General Hospital para validar las asociaciones genéticas con la secreción de insulina y para comprobar la asociación observacional de la secreción de insulina y el IMC.
Resultados. Los mayores niveles de insulina-30 determinados genéticamente se asociaron fuertemente con un mayor IMC, lo que concuerda con un papel causal en la obesidad. Se observaron asociaciones positivas similares en los análisis de sensibilidad utilizando otras variantes genéticas como variables instrumentales. Por el contrario, un mayor IMC determinado genéticamente no se asoció con la insulina-30.
Conclusiones. Los análisis de aleatorización mendeliana aportan pruebas de una relación causal entre la secreción de insulina estimulada por glucosa y el peso corporal, coherente con el modelo carbohidrato-insulina de la obesidad.
PREDICT - Las respuestas individuales a los mismos alimentos son únicas
PREDICT es el mayor estudio científico en curso sobre nutrición, dirigido por un equipo internacional de científicos de primera plana que incluye investigadores del King's College de Londres, el Hospital General de Massachusetts y la empresa de ciencia nutricional ZOE.
El estudio pretende medir y comprender las respuestas metabólicas únicas a los alimentos – por ejemplo, cómo cambian los niveles de azúcar y grasa en sangre después de comer – en un grupo de 1.000 participantes.
Los resultados iniciales, presentados en las reuniones de la Asociación Americana de Diabetes y la Sociedad Americana de Nutrición en junio de 2019, muestran que las respuestas individuales a los mismos alimentos son únicas, incluso entre gemelos idénticos.
Menos del 30% de la variación en las respuestas a los carbohidratos se debía a la composición genética y menos del 20% a las grasas. Inesperadamente, sólo existía una débil correlación entre ambas: tener una respuesta pobre a las grasas no predecía si alguien respondería bien o mal al azúcar.
Los investigadores midieron los cambios en los niveles sanguíneos de marcadores como el azúcar, la insulina y la grasa en respuesta a comidas específicas, así como datos sobre la actividad, el sueño, el hambre y las bacterias intestinales – el microbioma – en miles de participantes de EE.UU. y el Reino Unido, en su mayoría parejas de gemelos.
Descubrieron que los gemelos idénticos sólo compartían alrededor del 37% de sus microbios intestinales. Esta cifra es sólo ligeramente superior a la que comparten dos personas no emparentadas, lo que pone de relieve el modesto efecto de los genes.
ZOE está utilizando técnicas de aprendizaje automático para analizar esta gran cantidad de datos nutricionales detallados y está desarrollando una prueba y una aplicación para el consumidor, dando a la gente el poder y la confianza para elegir los alimentos adecuados que optimicen su metabolismo personal, controlen su peso y mantengan una buena salud.
Esta investigación demuestra que si uno quiere encontrar los alimentos que mejor funcionan con su metabolismo, necesita conocer su respuesta nutricional personal, algo que no se puede predecir con simples pruebas genéticas.
El equipo anuncia también una importante ampliación de su trabajo en colaboración con científicos de las universidades de Stanford y Tufts. La siguiente fase consistirá en reclutar a más de mil voluntarios en todo Estados Unidos, deseosos de comprender sus reacciones personales a los alimentos y de contribuir a la ciencia nutricional de vanguardia participando en el estudio desde casa.
Estrategia de ONU-Nutrición 2022-2030
En 2021, Año de Acción para la Nutrición, varios eventos – la Cumbre de las Naciones Unidas sobre Sistemas Alimentarios, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) y la Cumbre sobre Nutrición para el Crecimiento celebrada en Tokio – destacaron la importancia de la nutrición, incluido el papel de los alimentos y su impacto en la salud, el clima y la biodiversidad.
Basándose en los resultados de estos eventos, ONU-Nutrición liderará la acción nutricional tanto en contextos de desarrollo como humanitarios y como puente entre ambos.
Esta Estrategia de ONU-Nutrición 2022-2030 sienta las bases para la promoción, la coordinación y la programación conjuntas para mejorar la nutrición en todo el sistema, con el objetivo de lograr la coherencia de las políticas y un impacto sostenido a nivel nacional como parte de un compromiso compartido para acelerar el progreso hacia la eliminación de todas las formas de malnutrición.
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El futuro de la alimentación
¿Mañana, nos convertiremos todos en vegetarianos? ¿Las dietas especiales se convertirán en la norma? ¿Cómo cultivaremos nuestros campos? ¿Nos daremos un festín de insectos?
Los científicos – Céline Laisney, directora de la agencia de vigilancia y previsión AlimAvenir, y Gilles Billen, director de investigación del CNRS – analizan siete escenarios futuros que combinan biodiversidad, agricultura y alimentación.
1. Ya no comemos carne – No del todo
Las distintas dietas que excluyen tal o cual producto animal representan proporciones variables según los países. La proporción es mayor en los países anglosajones que en Francia. Pero todo hace pensar que aumentará, ya que esta proporción es más elevada entre los jóvenes de todos los países. En los últimos años ha aumentado el número de nuevos regímenes, a un ritmo que varía de un país a otro. Lo más probable no es que dejemos de comer carne, sino que comamos mucha menos.
Los estudios sobre el futuro de la alimentación muestran que nos resultará difícil prescindir por completo de la ganadería. La razón es sencilla: la transición de la agricultura convencional a la ecológica exige la introducción de la rotación de cultivos, que a su vez requiere el cultivo de varios tipos de leguminosas, tanto comestibles para los humanos como forrajeras para los animales, que producen carne y leche.
2. Comeremos insectos y algas – Sí y no
Las empresas de nueva creación (start-ups) que crían y procesan insectos no se dirigen necesariamente al mercado de la alimentación humana. Se dirigen sobre todo al mercado de la alimentación animal, y a la acuicultura en particular, para sustituir a la harina de pescado. Los insectos pueden desempeñar un papel importante en este sector, siempre que sean competitivos u ofrezcan ventajas nutricionales superiores.
Las algas son otra historia. Se trata sobre todo de microalgas ricas en proteínas, como la espirulina o la chlorella. De momento, se consumen sobre todo en forma de complementos alimenticios, pero empiezan a incorporarse a los alimentos, generalmente en cantidades muy pequeñas, por sus propiedades funcionales: la chlorella puede sustituir al huevo en la mayonesa, por ejemplo. El principal obstáculo es el coste. Las proteínas vegetales son mucho más económicas, se adaptan mejor a las condiciones ambientales y son más fácilmente aceptadas por los consumidores.
3. Prescindiremos de los fertilizantes – Depende de cuáles
En agricultura nunca se prescinde de los fertilizantes. La agricultura siempre implica extraer nitrógeno, fósforo y potasio del suelo, junto con la cosecha que exportamos. Para mantener la fertilidad del suelo, es esencial devolverle estos elementos. Los residuos animales (estiércol, purines) también son una forma de abono, ya que reciclan los elementos extraídos del suelo para alimentar a los animales.
En cambio, los abonos industriales, que se utilizan en la agricultura convencional y prescinden del reciclaje, sólo se producen con un coste energético considerable.
El reciclaje sería obviamente una solución mucho más inteligente y eficiente desde el punto de vista energético, utilizándolo como abono para fertilizar nuestros campos.
No hay nada utópico en ello. Sólo hace falta una generación para cambiarlo todo. Tampoco es ciencia de cohetes: hay 1.000 soluciones posibles en cuanto a sistemas de instalación y recogida, y ya se están experimentando varios en distintos lugares.
4. El Estado influirá en el contenido de nuestros platos – Eso esperamos
En treinta años, hemos pasado de una dieta compuesta sólo por un 30% de proteínas animales y un 70% de proteínas vegetales, a todo lo contrario. Los hábitos alimentarios no cambian simplemente con los tiempos. Son el resultado de una política concertada.
Nada será posible sin un regreso a la planificación estatal centralizada. Pero no habrá cambios rápidos sin un retorno a la autoridad democrática. Por otra parte, Europa entra ahora en conflicto con los grandes grupos privados a propósito del Green Deal y de la estrategia Farm to Fork. Por ejemplo, aspira a un 25% de agricultura ecológica en Europa, un nivel que ya se ha superado con creces en países como Austria y Suecia.
5. Haremos más «mesa a parte» – No necesariamente
Aunque las “dietas especiales” van en aumento, con el incremento de alergias, intolerancias y regímenes por razones médicas o religiosas, esto no debe comprometer la convivialidad. La alimentación es “una realidad social total”, no se trata sólo de comer, sino de compartir mucho más que alimentos.
Quizá en el futuro no compartamos tanto el mismo plato como diferentes platos al estilo mezze como ya estamos viendo con la moda de las cenas de aperitivo –, en las que cada uno puede elegir lo que le gusta y lo que le conviene. Pero las celebraciones (Navidad, Semana Santa, etc.), las salidas a restaurantes y las invitaciones a amigos continuarán. Algunos platos se reservarán quizás sólo para estas ocasiones, como las carnes rojas o los platos tradicionales que requieren una larga preparación y no son adecuados para la vida cotidiana.
6. Volveremos a la producción agrícola de los años 50 – Desde luego que no
La transición a la agricultura ecológica no implica en absoluto el abandono de toda tecnología. Sólo aquellas que no podemos controlar, o que tienen efectos secundarios desastrosos. Pero no estamos abandonando la invención, la técnica, la mejora y la selección varietal.
Hay muchas cosas muy buenas en el progreso técnico que no tenemos por qué abandonar. La mecanización del mantenimiento de los campos, incluso con la ayuda de cámaras, puede ser muy útil.
7. Tendremos seguro social para los alimentos – La idea está ganando terreno
La transición a una agricultura sana y ecológica es una transformación gradual y estructural que debe organizarse democráticamente. El objetivo del seguro social alimentario es garantizar que todo el mundo pueda alimentarse correctamente, sean cuales sean sus ingresos. Además de recordarnos que la necesidad de comer sano es una necesidad universal, nos permitiría tomar el control colectivo y democrático de nuestra alimentación.
¿Qué comemos? ¿Qué producimos? ¿Qué productos se subvencionan y reembolsan? Conseguir que los ciudadanos decidan estas cuestiones significaría reintroducir la democracia en la forma en que producimos, elegimos y fabricamos nuestros alimentos. Es la forma política ideal de reivindicar nuestra alimentación.
La alimentación del mañana
Comida rápida, transgénicos, “alicamentos”, complementos alimenticios, cultivos ecológicos, sustitutivos de comidas, tofu, agricultura intensiva, aditivos... Estos nuevos hábitos alimentarios han cambiado nuestras costumbres y seguirán haciéndolo en el futuro. El reto es inmenso: alimentar a una población humana cada vez más numerosa y exigente con los recursos decrecientes del planeta.
En la actualidad, más de 500 millones de personas son demasiado pobres para alimentarse correctamente. La investigación trata de inventar nuevos productos y métodos de producción que permitan a todos comer a gusto, respetando el sabor, los modos de vida actuales y el medio ambiente.
Para responder a las nuevas expectativas de los consumidores, los fabricantes de alimentos tienen que renovar sus productos cada vez más deprisa e innovar constantemente. Se están desarrollando nuevos productos: brochetas que se preparan en el microondas, aceite de semillas de algodón, aceite de oliva solidificado para untar, patatas fritas de pera, yogures vegetales, queso de cerveza, champán en tarro, yogur que rejuvenece, tapenade en tubo, mantequilla en spray... ¿Tendrán futuro estos nuevos productos? Los consumidores elegirán...
Cultivos ecológicos
Respetar el planeta
La población mundial ha alcanzado los 6.000 millones de habitantes. En 2050 habrá 3.000 millones más. Entonces habrá que duplicar la producción de alimentos y aumentar la superficie cultivada, pero será difícil porque las tierras cultivables, los recursos hídricos y la diversidad genética están cada vez más amenazados por la sobre-explotación. Los métodos de producción tendrán que cambiar. Los cambios que necesitamos son inmensos y deben hacerse rápidamente. La investigación avanza y desarrolla sobre todo los OMG.
Organismos modificados genéticamente (OMG)
La investigación permite actualmente crear sustancias vacunales modificando genéticamente ciertos organismos. Las inyecciones podrían un día sustituirse por el consumo de un vegetal. Los investigadores han conseguido proteger a ratones de la hepatitis B alimentándolos con patatas (papas) en las que se había introducido un gen de la enfermedad. Los plátanos podrían convertirse algún día en un medio de vacunación. Más fáciles de transportar que las vacunas actuales, que requieren refrigeración, las ventajas son enormes para los países del Tercer Mundo. También se está haciendo un buen uso de los animales. Por ejemplo, la miel podría utilizarse para producir sustancias farmacéuticas modificando las plantas de las que se recolecta.
Come y te sentirás mejor
Sustitutivos de comidas y complementos alimenticios
Durante mucho tiempo, comer sólo pastillas será cosa de películas de ciencia ficción. Lo importante es llevar una dieta equilibrada. Las carencias nutricionales de la población están bastante extendidas, y suplirlas con sustitutos es un buen objetivo para la salud.
Francia es mucho más estricta con estos compuestos que muchos otros países, como Estados Unidos, donde se permiten muchos suplementos. Estos productos alimenticios aportan nutrientes de forma cómoda y condensada para mejorar nuestra vida cotidiana. Hay que saber utilizarlos correctamente.
Investigación e innovación en productos alimentarios
El futuro de la alimentación se parecerá poco al pasado. El impacto de la pandemia en los consumidores, la aparición exponencial de nuevas tecnologías y los importantes retos de la sostenibilidad serán cruciales. Para lograrlo, se apoyará en tecnologías facilitadoras como la biotecnología y la inteligencia artificial, entre otras.
Nuevos alimentos e ingredientes saludables
El importante impacto de Covid-19 en la sociedad ha acelerado el interés de los consumidores por los alimentos que mejoran nuestra salud y bienestar. Algunos ejemplos son los “superalimentos” con un perfil nutricional y de calidad equilibrado, o perfiles mejorados con un contenido reducido de sal, azúcar o grasa. Además, los ingredientes y compuestos bioactivos obtenidos de fuentes naturales y sostenibles refuerzan nuestras defensas y nuestro sistema inmunitario, y ayudan a prevenir enfermedades. Mención especial merecen los ingredientes probióticos, prebióticos o postbióticos, con un enorme potencial de innovación y crecimiento alimentario.
Nutrición de precisión
Analizar e integrar el genoma humano o la información genética, el microbioma intestinal y los hábitos culturales o estilos de vida de determinados grupos de población, para entender qué enfermedades pueden desarrollar y diseñar dietas que ayuden a prevenir su desarrollo o influyan positivamente en su salud. Las tecnologías ómicas (la suma de los componentes de una célula) son cada vez más asequibles. Secuenciar un genoma humano es cada vez más barato. La empresa tecnológica BGI ha anunciado que costará 100 euros por genoma. Ya hay empresas que prescriben dietas basadas en el genoma de un individuo, como Habit, DayTwo e Inside Tracker.
Carne cultivada en laboratorio
Carne cultivada in vitro a partir de células animales. Se basa en la aplicación de conocimientos y técnicas de cultivo celular procedentes de la medicina regenerativa y la ingeniería de tejidos. Un reciente análisis del ciclo de vida y estudio de viabilidad tecno-económica realizado por CE Delft muestra que la carne cultivada en laboratorio podría reducir el impacto climático de la producción de carne en un 92%, disminuir la contaminación en un 93%, utilizar un 95% menos de tierra y un 78% menos de agua. Es más, cuando se produzca a gran escala, el coste de producción podría bajar a 5,66 dólares en 2030. Aleph Farms es una empresa israelí líder en el desarrollo de carne cultivada y ha conseguido cultivar con éxito el primer filete de costilla del mundo cultivado en laboratorio utilizando células animales y tecnología de impresión en 3D. Otras empresas punteras en esta carrera son Memphis Meats y Mosa Meat.
Alimentos de origen vegetal (Plant-based food)
Los alimentos de origen vegetal proceden de fuentes vegetales como frutas, verduras, legumbres, cereales, frutos secos, soja, etc. El interés por los análogos de los productos animales está impulsando este mercado. Un ejemplo notable es la hamburguesa vegetal de Impossible Foods o la salchicha de Beyond Meat. Diversas tecnologías, como la texturización seca o húmeda, permiten desarrollar un aspecto y un sabor similares a los de la carne sin comprometer el valor nutritivo. El diseño de productos extruidos (técnica agroalimentaria utilizada para elaborar aperitivos, galletas, cereales de desayuno, etc.), con texturas y sabores específicos, así como la optimización y el control del proceso, plantean un reto para la investigación. La tendencia “a base de plantas” se extiende a las alternativas a la leche, los huevos, las salsas, los condimentos, las barritas, etc., y ha llegado para quedarse.
Proteínas alternativas
Otra tendencia es la aparición de fuentes alternativas de proteínas, como insectos, microalgas, hongos o nuevas especies vegetales. Todas ellas se promocionan como más sostenibles que las proteínas de origen animal y como una solución potencial para satisfacer el crecimiento de la demanda de aquí a 2050. Algunas empresas innovadoras en el campo de los insectos son Ynsect, BioFly Tech y Trillions. Las proteínas derivadas de hongos o micoproteínas son también una fuente alternativa muy interesante, con una producción aún más ecoeficiente que otras proteínas vegetales. Empresas como Prime Roots, Quorn y Meati trabajan en este campo. Por otro lado, Perfect Day Foods produce proteínas de suero y caseína mediante “fermentación de precisión” y recientemente ha lanzado la marca derivada Brave Robot para vender helados sin lácteos. Clara Foods también crea proteínas de huevo mediante esta tecnología. Por último, Ainia cultiva lemna, una planta acuática con potencial para convertirse en un nuevo “superalimento”, que ya es la base de empresas como Parabel e Hinoman.
Impresión 3D de alimentos
Nutrición computacional
Formulación de productos similares a los animales a partir de miles de plantas, incluidas especies comestibles pero no explotadas. Recopilación y procesamiento de datos sobre sus propiedades nutricionales, funcionales y sensoriales mediante inteligencia artificial y aprendizaje automático, con el objetivo de obtener productos casi idénticos en calidad y sabor a los originales, con un uso de recursos y un impacto ambiental mucho menores. Empresas como Just y NotCo están a la vanguardia de estas alternativas, con mayonesas y leches alternativas ya en el mercado.
Cultivo vertical
Tecnología de cultivo de plantas muy eficiente en el uso de los recursos, que utiliza muy poca agua o fertilizantes y ocupa muy poca superficie apilando capas sucesivas en vertical sobre superficies inclinadas y/o integradas en estructuras como grandes edificios o mediante contenedores modulares de cultivo, propuesta por la startup iFarm para que cualquiera pueda cultivar sus propias hortalizas. Adopta técnicas de cultivo en ambiente controlado bajo condiciones de invernadero y puede simplificar la cadena de suministro para una baja huella ambiental de alimentos a ciudades o entornos con limitada tierra cultivable. Otros ejemplos de empresas son Aerofarms y Agricoo.
Agricultura de precisión
Incluye sistemas de control, sensores, robótica, drones, vehículos autónomos, hardware y software automatizado, y todo aquello que hace que la agricultura sea más precisa y controlada. AINIA ha desarrollado plataformas basadas en robótica móvil y visión hiperespectral que optimizan determinados procesos en el campo, como el momento exacto de la cosecha (grado de madurez), el control de plagas o los procesos de aplicación de fertilizantes, contribuyendo a una cadena alimentaria más sostenible.
Edición genética
CRISPR es una tecnología de edición molecular de «cortar y pegar», con la que se puede modificar genéticamente un organismo introduciendo nuevas características o eliminando las perjudiciales. Es un sistema sencillo, económico y rápido que ofrece un universo de aplicaciones, entre ellas la mejora de cultivos y el control de plagas en la agricultura. Aunque no se requiere la transmisión de genes externos, la UE no ha previsto un marco regulador diferente al de los OMG (Organismos Genéticamente Modificados), lo que podría dificultar su desarrollo en Europa en comparación con otras partes del mundo. El documental de Netflix “Human Nature” explica la importancia de esta innovación y el papel del investigador español Dr. Francisco Mojica, de la Universidad de Alicante, en su descubrimiento.
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No hay dietas para todos
Todos tenemos gustos y preferencias personales en lo que se refiere a la comida. Así que es lógico suponer que nuestros metabolismos y reacciones a los alimentos que comemos también deben ser diferentes. Pero esta intuición apenas está empezando a ser validada por la investigación científica, demostrando que cada persona es única y que no existe una dieta real que funcione para todos.
Por supuesto, hay mensajes sobre alimentación sana que se aplican a todo
el mundo, como comer más fibra, aumentar la variedad de alimentos vegetales
y reducir el consumo de alimentos ultra procesados. Pero el mensaje que debemos
llevarnos a casa es que no hay una forma de comer que funcione para todos, a pesar
de lo que nos digan las agencias gubernamentales y los gurús glamour de Instagram
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