febrero 29, 2016

Desórdenes en la Conducta Alimentaria



La baja autoestima y la búsqueda de la perfección estética
son características de los trastornos en la alimentación


Un desorden en la conducta alimentaria es un problema emocional y físico que está asociado con una obsesión con la comida, con el peso corporal o con la forma del cuerpo. Un adolescente que tiene un desorden en la conducta alimentaria hace dieta, ejercicios o come en exceso como forma de lidiar con los cambios físicos y emocionales de la adolescencia.

A muchos niños, sobre todos a los adolescentes, les preocupa su aspecto físico y algunos se sienten acomplejados con su cuerpo. Esto es particularmente cierto durante la pubertad, momento en que experimentan importantes cambios corporales y en que han de afrontar nuevas presiones sociales.

Desafortunadamente en una proporción de niños y adolescentes que va en aumento, esta preocupación puede llegar a convertirse en una obsesión que, a su vez, puede derivar en un desorden alimenticio.

Por lo general, los desórdenes alimenticios incluyen la presencia de pensamientos y sentimientos negativos, y de autocrítica sobre el peso corporal y sobre la comida, y de hábitos alimentarios que interfieren en el funcionamiento normal del cuerpo y las actividades cotidianas.

A pesar de que los desórdenes alimenticios son más frecuentes en las chicas, también pueden afectar a los chicos. Lamentablemente, muchos niños y adolescentes logran ocultar desórdenes alimenticios a sus familias durante meses o incluso años.


Causas de los desórdenes alimenticios

Las causas de los desórdenes alimenticios no están del todo claras. Se cree que en ellas participa una combinación de factores psicológicos, genéticos, sociales y familiares.

En los niños con trastorno del apetito suele existir una gran diferencia entre cómo se ven a sí mismos y cómo son en realidad. Las personas que padecen anorexia o bulimia suelen tener un inmenso miedo a engordar o a tener sobrepeso y se ven más gordas de lo que están. Además, algunos deportes y actividades, la gimnasia, el ballet, el patinaje sobre hielo y la lucha, que enfatizan determinadas categorías de peso, pueden incrementar el riesgo de algunos niños y adolescentes a desarrollar desórdenes alimenticios.

También existe una incidencia cada vez mayor de otros tipos de problemas entre los niños y adolescentes afectados por un desorden alimenticio, como trastorno de ansiedad y el trastorno obsesivo compulsivo. A veces, los problemas que se viven en casa pueden aumentar el riesgo de que un niño desarrolle comportamientos alimentarios problemáticos.

Algunos investigadores sugieren que las imágenes que aparecen en los medios de comunicación contribuyen a aumentar la incidencia de los desórdenes alimenticios. La mayoría de las mujeres famosas que aparecen en anuncios, películas, programas de televisión y actividades deportivas son muy delgadas, y esto puede conducir a que las niñas piensen que el ideal de belleza consiste en estar extremadamente delgada. Los niños también pueden tratar de imitar a un modelo ideal, reduciendo drásticamente lo que comen y haciendo ejercicio compulsivamente para desarrollar masa muscular.

La preocupación por la alimentación está empezando alarmantemente a afectar a niñas de temprana edad. De hecho, en la población infantil, la mayoría de los pacientes con desórdenes alimenticios empiezan a manifestar el trastorno entre los 11 y los 13 años.

Muchos niños que desarrollan un trastorno del apetito tienen baja autoestima y el hecho de focalizar la atención en el peso puede ser un intento de tener sensación de control en un momento en que sienten que están perdiendo el control sobre sus vidas.


Trastornos de la conducta alimentaria en niños y adolescentes

Un trastorno de la conducta alimentaria se caracteriza por “extremos”.  Se experimentan alteraciones severas de la conducta alimentaría que pueden ir desde la restricción excesiva al abuso desmedido de la comida, así como preocupaciones intensas respecto al peso y la imagen corporal.

Las conductas patológicas causan disfunción social y no permiten mantener un peso saludable. Muchos pacientes oscilan entre un extremo y otro, haciendo difícil su clasificación. Otro reto es que muchos no reconocen ni admiten que tienen un problema de salud que necesita tratamiento médico. Para tratar estos casos, se requiere la intervención especializada interdisciplinaria y bien coordinada.

Si bien, la prevalencia de estos problemas es mayor en adolescentes y adultos jóvenes, cada vez es más común que estas conductas de alimentación desordenada se presenten en niños.

Durante la infancia y niñez temprana, no es extraño que los niños exhiban “problemas con la comida. Se ha estimado que hasta un 25% de niños con un desarrollo normal puede presentar ciertas dificultadas con su alimentación.

Los niños pueden rechazar la comida por muchas razones, por aversión a la forma o sabor, por falta de apetito, o por distracciones de otras actividades: prefieren jugar que comer. Sin embargo, estas actitudes rara vez prevalecen  y llegan a ser mayor problema.

Lo importante es lograr hacer la diferencia entre lo que puede ser una selectividad pasajera, a algo que puede desencadenar en un trastorno de alimentación clínico o sub clínico.

La principal diferencia consiste en que el niño llegue a exhibir una sobre preocupación con su peso o figura, y que la restricción de la comida se de con el fin específico de perder peso.

Los alimentos que eligen los adolescentes a menudo dependen de la influencia ejercida por la presión social para alcanzar ideales culturales de delgadez, aceptación de otros o afirmación de la independencia de la autoridad de los padres. Estos factores pueden aumentar el riesgo de una persona joven de desarrollar desórdenes en la conducta alimentaria.


Los tres tipos más comunes de desórdenes en la conducta alimentaria son la anorexia, la bulimia y el consumo excesivo de comida.

Trastorno por atracón

El trastorno por atracón es un trastorno alimentario en el que una persona de manera habitual (más de tres veces por semana) consume grandes cantidades de alimentos. Las personas que tienen el trastorno por atracón suelen sentirse avergonzadas por la cantidad de comida que consumen, y es posible que oculten los alimentos para atracarse. Quienes tienen este trastorno intentan hacer dieta sin éxito o prometen no comer tanto, pero no pueden resistir la compulsión de continuar comiendo grandes cantidades de alimentos.

Signos y síntomas


* Consumir grandes cantidades de alimentos en períodos breves
* Comer cuando no siente hambre
* Comer a escondidas
* Ocultar alimentos
* Comer solo
* Comer cantidades aparentemente normales durante las comidas y luego ingerir grandes cantidades de alimentos cuando no hay gente alrededor
* Sentirse a disgusto, deprimido o culpable después de atracarse de comida.

Anorexia

La anorexia es un trastorno de la conducta alimentaria, un rechazo de la comida que puede llevar a una pérdida extrema de peso, trastornos hormonales e incluso en casos extremos a la muerte del niño.

La anorexia nerviosa es bastante frecuente, 1 de cada 100 adolescentes se ve afligidas por su peso, frente a 1 de cada 200 varones que padecen de la dolencia aunque la incidencia va aumentando. Muchos adolescentes pasan por una fase temporal de dieta excesiva pero sólo unos pocos acaban padeciendo anorexia nerviosa.

Las personas con anorexia tienen miedo extremo a aumentar de peso y una visión distorsionada del volumen y la forma de sus cuerpos. En consecuencia, se esfuerzan por mantener un peso muy bajo. Algunas reducen la ingesta de alimentos mediante dietas, ayuno y/o ejercicio físico excesivo. Intentan comer lo menos posible e ingerir la mínima cantidad de calorías posible y suelen estar obsesionados con lo que comen.

Las personas que tienen anorexia están obsesionadas con ser delgadas. No quieren comer y tienen miedo de aumentar de peso. Pueden estar continuamente preocupadas por cuántas calorías ingieren y por cuánta grasa tiene lo que comen. Pueden tomar tabletas para adelgazar, laxantes o píldoras para eliminar agua para bajar de peso. Pueden hacer demasiado ejercicio. Las personas que tienen anorexia usualmente piensan que están gordas a pesar de que están muy delgadas, y pueden llegar a estar tan delgadas que puede parecer que están enfermas.

La enfermedad generalmente se inicia con una dieta de tipo normal, pero cada día se va comiendo menos, dando razones falsas para hacerlo, hasta que cuando su físico sea demasiado delgado ella aún se verá gorda y no comerá de una forma razonable. En otras ocasiones comerá de forma abundante para después vomitar, como en la bulimia nerviosa o en el trastorno por atracón.

Bulimia

La bulimia se caracteriza por atracones habituales seguidos de maniobras de eliminación de alimentos. Algunas personas que padecen bulimia pueden experimentar fluctuaciones importantes en el peso, pero raramente pesan tan poco como las que padecen anorexia. Ambos trastornos pueden asociarse al ejercicio físico compulsivo o a otras medidas para eliminar la comida ingerida, como el vómito provocado (o auto inducido) y el uso de laxantes.

Después de haberse atracado de comida, algunas personas bulímicas ayunan (no comen) o hacen ejercicio en exceso para prevenir el aumento de peso. Las personas que tienen bulimia también pueden usar píldoras para eliminar agua, laxantes o tabletas para adelgazar, para “controlar” su peso. Las personas con bulimia con frecuencia tratan de esconder sus atracones y purgas. Pueden esconder comida para atracarse. Quienes tienen bulimia generalmente están cerca de su peso normal, pero su peso puede subir y bajar.


Alimentación emocional

La alimentación emocional es comer para consolarse, por aburrimiento o como respuesta a otras emociones en lugar de comer para nutrirse o porque se siente hambre. Los niños, los adolescentes y los adultos pueden experimentar alimentación emocional alguna vez.

Signos y síntomas


* Comer en respuesta a emociones, no para satisfacer el hambre
* Sentir una necesidad urgente de comer
* Tener antojos por un tipo de alimento o un alimento en particular
* Comer en exceso
* Aumentar demasiado de peso
* Sentirse culpable o con remordimientos
* Ocultar envases vacíos de alimentos.


Riesgos para la salud de los trastornos alimentarios

Aumento de peso (alimentación emocional, bulimia, atracones)
* Problemas para concentrarse (anorexia)
* Problemas estomacales (anorexia, bulimia, atracones)
* Problemas del corazón (anorexia y bulimia)
* Osteoporosis (anorexia)
* Piel seca (anorexia)
* Problemas de los riñones (bulimia)
* Problemas dentales (bulimia)
* Muerte en casos graves (anorexia).


Tratamiento de los desórdenes alimenticios

El tratamiento de estos trastornos se centra en ayudar a los niños a abordar sus problemas relacionados con la conducta alimentaria y a establecer nuevos patrones de pensamiento sobre la comida y la forma de relacionarse con ella. Esto puede implicar la supervisión médica, el asesoramiento dietético y la terapia. Los distintos profesionales tratarán aspectos relacionados con la percepción que tiene el niño sobre el volumen y la forma de su cuerpo, la conducta de comer y los alimentos.

Los niños que presentan graves problemas de desnutrición es posible que deban ser hospitalizados y que necesiten recibir cuidados médicos adicionales después de que su estado de salud se estabilice.

Por lo general, cuanto antes se haga la intervención  a ser posible, antes de que se llegue a la desnutrición o de que se establezca un ciclo continuo de atracones y purgas , más breve será el tratamiento necesario.


Prevención de los desórdenes alimenticios

Los padres pueden desempeñar un papel fundamental para que su hijo desarrolle una actitud sana ante la comida y la alimentación. Su propia imagen corporal puede influir sobre la de su hijo.

En una época en la que existe una gran preocupación social por la obesidad, puede ser complicado para los padres hablar con sus hijos sobre los hábitos alimentarios. Es mejor centrarse en lo que es saludable en vez de en el peso.

Está bien apreciar el atractivo de los famosos pero, si tanto su hijo como los padres, están satisfechos con su propio aspecto físico, este hecho no hará que intenten cambiar para ser diferentes y parecerse más a los famosos.

Evitar las discusiones relacionadas con la comida; si su hijo quiere "hacerse vegetariano", los padres lo apoyarán, aunque sean ávidos comedores de carne. Es normal que los adolescentes pasen etapas donde se vuelven caprichosos con la comida, de modo que se deben establecer límites claros, fomentar hábitos alimentarios saludables y evitar las peleas sobre temas relacionados con la comida. Cuando un padre se pone nervioso porque se entera de que su hijo se ha saltado una comida, éste último lo captará enseguida.

Por último, adoptar un papel activo en la creación de un estilo de vida saludable para la familia. Hacer que su hijo participe en la preparación de comidas saludables y nutritivas. Hacerle saber que está bien comer cuando se tiene apetito y rechazar la comida cuando no se tiene. Asimismo, hacer del ejercicio una actividad divertida, gratificante y habitual para toda la familia.

Si los padres desarrollan una actitud sana para con los alimentos y el ejercicio físico, le darán un ejemplo excelente a su hijo.


Si sospecha que su hijo padece un desorden alimenticio

Si sospecha que su hijo tiene un problema o trastorno alimentario, hable con el médico de familia. Los niños que tienen un trastorno alimentario suelen necesitar asesoramiento psicológico individual y familiar – hablar sobre sus sentimientos, su peso y otros problemas en su vida . También es posible que el médico desee que su hijo visite a un especialista en nutrición para aprender a elegir alimentos más saludables y a comer en horarios habituales.

Si como padre de familia ha identificado un problema que merece atención, se debe buscar ayuda de inmediato. Lo ideal es por parte de un equipo interdisciplinario, que incluya psicólogo, médico y nutricionista, especialistas en esta área. El tratamiento del problema en familia, es lo que en niños da mejores resultados, así que lo que se recomienda es que ambos padres tomen un papel activo en el tratamiento.

También es muy importante que haga lo que pueda para garantizar que su hijo se sienta amado y apoyado por la familia y los amigos. Sentirse seguro y aceptado puede ayudar a formar una base sólida a partir de la que su hijo puede comenzar a aprender hábitos nuevos más saludables.

Los niños que presentan este tipo de trastornos suelen reaccionar a la defensiva y se suelen enfadar cuando se le habla sobre el tema por primera vez. A muchos les cuesta admitir, incluso ante sí mismos, que tienen un problema. A veces el hecho de tener un amigo o un familiar que haya recibido tratamiento por padecer un desorden alimenticio les anima a dejarse ayudar. El miedo a estar gordo o a tener sobrepeso es el problema central de toda persona afectada por un desorden alimenticio. Por eso es comprensible que un niño afectado por este tipo de problemas no quiera ingresar en una clínica "para engordar".

Intentar ayudar a alguien que cree que no necesita ayuda puede ser muy difícil. Es fundamental que, por mucho que su hijo se resista, los padres se encarguen de proporcionarle la ayuda profesional que necesita. Reclutar a amigos y parientes, a quienes sabe que su hijo aprecia y en quienes confía, para que colaboren en el proceso.

Si, aún así, se encuentra resistencia por parte de su hijo, hablar con su pediatra o con un profesional de la salud mental sobre otros posibles enfoques.

¿De qué manera puedo hablar con mi hijo si me preocupa que tenga un problema o trastorno alimentario?

* Si su hijo tiene un trastorno alimentario, cuanto más rápido aborde el problema, mejor será. El hecho de intervenir de forma temprana puede ayudar a su hijo a evitar los riesgos asociados con los trastornos alimentarios y el hecho de tener sobrepeso o ser obeso.

* Hablar con su hijo acerca de un posible trastorno o problema alimentario puede ser difícil; por lo tanto, prepárese. Con toda probabilidad, su hijo negará que siquiera exista un problema.

* Hágale saber a su hijo que la conversación no es opcional. Establezca el momento para hablar con su hijo y comience la conversación de manera suave y cariñosa; evite las acusaciones y emitir juicios. Pero insista en la expresión de sus inquietudes. Utilice oraciones personales, como “Estoy preocupado por ti”. Evite las oraciones sobre su hijo, por ejemplo, “Comes a escondidas”.

* Suele ayudar sencillamente ser compasivo y hacerle saber a su hijo que está para ayudarlo y apoyarlo. Tenga presente que su hijo se enfrenta a muchos cambios y presiones sociales. Es posible que su papel principal en un principio sea escuchar.


Los nuevos trastornos de la conducta alimentaria

Los especialistas en Nutrición y Psiquiatría tratan ya estos nuevos desórdenes relacionados con la alimentación y que se diferencian de los clásicos  la obesidad, la anorexia nerviosa y la bulimia  al tener características específicas.

Suelen ser desórdenes “sub-diagnosticados” que para el individuo pasan inadvertidos. No todos tienen episodios diarios y que, como no son identificados socialmente, cuando llegan a la consulta del especialista pueden encontrarse ya en una fase complicada.

Lo que está claro es que todos conllevan un desequilibrio psicológico que, aunque no se consideran alteraciones importantes en algunos casos, sí es necesario corregirlos para que no deriven en riesgos graves para la salud al ser consecuencia, mezcla o efecto colateral de la anorexia o la bulimia.

Ortorexia



Es la obsesión por comer sano. La persona lleva un control exhaustivo y cada vez más estricto de los componentes de los alimentos que va a consumir.

Por lo general, comienza cuando la persona limita mucho su alimentación, por ejemplo evitando la ingesta de carne roja, huevos, azúcares, lácteos y grasas.





Vigorexia


La vigorexia es un trastorno en el cual la persona se preocupa constantemente por parecer demasiado pequeña y débil. Por lo mismo, quienes sufren este problema realizan mucho deporte orientado a aumentar la masa muscular y para ello, también consumen suplementos proteicos y anabólicos.



Permarexia

Trastorno de la alimentación relativamente moderno donde la persona piensa que todo lo que come engorda y eso le lleva a probar diferentes dietas, muchas de ellas poco saludables, las llamadas “dietas milagro”. Fluctúan de peso constantemente. Aparecen las “dietas yoyo” en las que el individuo gana al final más peso del que pierde, lo que se llama efecto rebote.

La permarexia no es una enfermedad en sí, sin embargo es una conducta de riesgo que puede desencadenar otros problemas como anorexia o bulimia. Si se han hecho más de tres dietas al año para bajar de peso la situación es preocupante.

Contar calorías constantemente o mirar las etiquetas nutricionales de forma obsesiva son algunos de los síntomas. El consumo constante de suplementos polivitamínicos, diuréticos o alimentos dietéticos, como productos milagro.

A diferencia de la ortorexia, estas personas se obsedan por el contenido calórico sin importarles las características nutricionales de los alimentos. Se trata de un trastorno típicamente femenino presionado por los cánones de belleza actuales dominados por la figura esbelta.

Seudorexia o Pica

La pica se da más en niños pequeños y se manifiesta como un deseo irresistible de  comer o lamer sustancias no nutritivas y poco usuales como tierra, tiza, yeso, virutas de la pintura, bicarbonato, almidón, pegamento, moho, cenizas de cigarrillo, insectos, papel o cualquier otra cosa que no tiene al parecer valor alimenticio.

Según el tipo de sustancia que se ingiera se le da nombre al trastorno siendo la geofagia o consumo de tierra el más estudiado.

Una de las formas de tratamiento es a base de suplementos nutricionales combinado con apoyo psicológico y fármacos.

Pregorexia


Es un trastorno que sufren las mujeres embarazadas, que se preocupan de forma exagerada por su figura, y que no quieren y tienen miedo de aumentar mucho de peso durante la gestación. Debido a esto, evitan comer o se restringen mucho, e incluso pueden llegar a inducirse vómitos y a aumentar la actividad física, con el fin de eliminar las pocas calorías que ingieren.

Por lo general, la pregorexia se da en mujeres muy exigentes e inestables, que tienen baja autoestima y es una conducta muy complicada, pues pone en peligro la salud de la madre y también la del niño que está por nacer.




Manorexia

Es un trastorno alimentario que sufren los hombres y que tiene las mismas características que la anorexia en las mujeres. Los chicos que padecen manorexia le tienen pánico a engordar, y por eso realizan deporte de forma exagerada y constantemente están a dieta.

Por lo general, este mal lo padecen hombres cercanos al mundo de la moda y a la estética o relacionados con deportes que exigen poco peso.



Potomanía

Es una obsesión donde, de forma compulsiva, la persona desea beber agua en grandes cantidades durante todo el día.

Las personas que sufren potomanía pueden consumir más de cuatro litros al día, y lo hacen con la intención de llenar su estómago y así evitar comer, por lo que también se le asocia a trastornos alimentarios como la bulimia o la anorexia.

Superar los 4 litros diarios puede llevar a una hiperhidrosis grave en especial si se hace en un corto periodo.

Tratamiento: diuréticos para controlar la posible hipoglucemia y limitar la infesta a 1,5 litros/día.

Ebriorexia

Es un trastorno muy extendido entre los adolescentes. Restringen su ingesta alimenticia para compensar el consumo de calorías que les proporcionan las bebidas alcohólicas cuando salen de fiesta. Esta enfermedad mezcla la anorexia y el alcoholismo, ya que la persona reemplaza los alimentos por las bebidas alcohólicas.

Suelen estar muy informados de la cantidad de calorías de los alimentos y de las bebidas, pero no conocen la proporción y equilibrio de los nutrientes.

Para evitar que el alcohol haga estragos tienden a comer dulces, snacks energéticos (como patatas fritas).




Ya que muchos de los hábitos que van a influir en la salud física y mental en la edad adulta se adquieren durante la niñez y adolescencia, es muy importante una correcta valoración nutricional por parte de padres y  pediatras en estas etapas de la vida. Los padres pueden contribuir a que sus hijos no desarrollen este tipo de trastornos favoreciendo el desarrollo de autoestima y actitudes sanas en relación a la alimentación y el aspecto físico.