La baja autoestima y la
búsqueda de la perfección estética
son características de los trastornos en la alimentación
son características de los trastornos en la alimentación
Un desorden en la conducta alimentaria es un problema emocional y físico que está asociado con una obsesión con la comida, con el peso corporal o con la forma del cuerpo. Un adolescente que tiene un desorden en la conducta alimentaria hace dieta, ejercicios o come en exceso como forma de lidiar con los cambios físicos y emocionales de la adolescencia.
A muchos niños, sobre
todos a los adolescentes, les preocupa su aspecto físico y algunos se sienten
acomplejados con su cuerpo. Esto es particularmente cierto durante la pubertad,
momento en que experimentan importantes cambios corporales y en que han de
afrontar nuevas presiones sociales.
Desafortunadamente en una
proporción de niños y adolescentes que va en aumento, esta preocupación puede
llegar a convertirse en una obsesión que, a su vez, puede derivar en un desorden
alimenticio.
Por lo general, los
desórdenes alimenticios incluyen la presencia de pensamientos y sentimientos
negativos, y de autocrítica sobre el peso corporal y sobre la comida, y de
hábitos alimentarios que interfieren en el funcionamiento normal del cuerpo y
las actividades cotidianas.
A pesar de que los
desórdenes alimenticios son más frecuentes en las chicas, también pueden
afectar a los chicos. Lamentablemente, muchos niños y adolescentes logran
ocultar desórdenes alimenticios a sus familias durante meses o incluso años.
Causas de los desórdenes
alimenticios
Las causas de los
desórdenes alimenticios no están del todo claras. Se cree que en ellas
participa una combinación de factores psicológicos, genéticos, sociales y
familiares.
En los niños con
trastorno del apetito suele existir una gran diferencia entre cómo se ven a sí
mismos y cómo son en realidad. Las personas que padecen anorexia o bulimia
suelen tener un inmenso miedo a engordar o a tener sobrepeso y se ven más
gordas de lo que están. Además, algunos deportes y actividades, la gimnasia, el
ballet, el patinaje sobre hielo y la lucha, que enfatizan determinadas
categorías de peso, pueden incrementar el riesgo de algunos niños y
adolescentes a desarrollar desórdenes alimenticios.
También existe una
incidencia cada vez mayor de otros tipos de problemas entre los niños y
adolescentes afectados por un desorden alimenticio, como trastorno de ansiedad
y el trastorno obsesivo compulsivo. A veces, los problemas que se viven en casa
pueden aumentar el riesgo de que un niño desarrolle comportamientos
alimentarios problemáticos.
Algunos investigadores
sugieren que las imágenes que aparecen en los medios de comunicación
contribuyen a aumentar la incidencia de los desórdenes alimenticios. La mayoría
de las mujeres famosas que aparecen en anuncios, películas, programas de
televisión y actividades deportivas son muy delgadas, y esto puede conducir a
que las niñas piensen que el ideal de belleza consiste en estar extremadamente
delgada. Los niños también pueden tratar de imitar a un modelo ideal,
reduciendo drásticamente lo que comen y haciendo ejercicio compulsivamente para
desarrollar masa muscular.
La preocupación por la
alimentación está empezando alarmantemente a afectar a niñas de temprana edad.
De hecho, en la población infantil, la mayoría de los pacientes con desórdenes
alimenticios empiezan a manifestar el trastorno entre los 11 y los 13 años.
Muchos niños que
desarrollan un trastorno del apetito tienen baja autoestima y el hecho de
focalizar la atención en el peso puede ser un intento de tener sensación de
control en un momento en que sienten que están perdiendo el control sobre sus
vidas.
Trastornos
de la conducta alimentaria en niños y adolescentes
Un trastorno de la
conducta alimentaria se caracteriza por “extremos”. Se experimentan alteraciones severas de la
conducta alimentaría que pueden ir desde la restricción excesiva al abuso
desmedido de la comida, así como preocupaciones intensas respecto al peso y la
imagen corporal.
Las conductas patológicas
causan disfunción social y no permiten mantener un peso saludable. Muchos
pacientes oscilan entre un extremo y otro, haciendo difícil su clasificación.
Otro reto es que muchos no reconocen ni admiten que tienen un problema de salud
que necesita tratamiento médico. Para tratar estos casos, se requiere la
intervención especializada interdisciplinaria y bien coordinada.
Si bien, la prevalencia
de estos problemas es mayor en adolescentes y adultos jóvenes, cada vez es más
común que estas conductas de alimentación desordenada se presenten en niños.
Durante la infancia y
niñez temprana, no es extraño que los niños exhiban “problemas” con la comida. Se ha
estimado que hasta un 25% de niños con un desarrollo normal puede presentar
ciertas dificultadas con su alimentación.
Los niños pueden rechazar
la comida por muchas razones, por aversión a la forma o sabor, por falta de
apetito, o por distracciones de otras actividades: prefieren jugar que comer.
Sin embargo, estas actitudes rara vez prevalecen y llegan a ser mayor problema.
Lo importante es lograr
hacer la diferencia entre lo que puede ser una selectividad pasajera, a algo que
puede desencadenar en un trastorno de alimentación clínico o sub clínico.
La principal diferencia
consiste en que el niño llegue a exhibir una sobre preocupación con su peso o
figura, y que la restricción de la comida se de con el fin específico de perder
peso.
Los alimentos que eligen
los adolescentes a menudo dependen de la influencia ejercida por la presión
social para alcanzar ideales culturales de delgadez, aceptación de otros o
afirmación de la independencia de la autoridad de los padres. Estos factores
pueden aumentar el riesgo de una persona joven de desarrollar desórdenes en la
conducta alimentaria.
Los tres tipos más
comunes de desórdenes en la conducta alimentaria son la anorexia, la bulimia y
el consumo excesivo de comida.
Trastorno
por atracón
El trastorno por atracón
es un trastorno alimentario en el que una persona de manera habitual (más de
tres veces por semana) consume grandes cantidades de alimentos. Las personas
que tienen el trastorno por atracón suelen sentirse avergonzadas por la
cantidad de comida que consumen, y es posible que oculten los alimentos para
atracarse. Quienes tienen este trastorno intentan hacer dieta sin éxito o
prometen no comer tanto, pero no pueden resistir la compulsión de continuar comiendo
grandes cantidades de alimentos.
Signos y síntomas
* Consumir grandes
cantidades de alimentos en períodos breves
* Comer cuando no siente
hambre
* Comer a escondidas
* Ocultar alimentos
* Comer solo
* Comer cantidades
aparentemente normales durante las comidas y luego ingerir grandes cantidades
de alimentos cuando no hay gente alrededor
* Sentirse a disgusto,
deprimido o culpable después de atracarse de comida.
Anorexia
La anorexia es un
trastorno de la conducta alimentaria, un rechazo de la comida que puede llevar
a una pérdida extrema de peso, trastornos hormonales e incluso en casos
extremos a la muerte del niño.
La anorexia nerviosa es
bastante frecuente, 1 de cada 100 adolescentes se ve afligidas por su peso,
frente a 1 de cada 200 varones que padecen de la dolencia aunque la incidencia
va aumentando. Muchos adolescentes pasan por una fase temporal de dieta
excesiva pero sólo unos pocos acaban padeciendo anorexia nerviosa.
Las personas con anorexia tienen miedo extremo a
aumentar de peso y una visión distorsionada del volumen y la forma de sus
cuerpos. En consecuencia, se esfuerzan por mantener un peso muy bajo. Algunas
reducen la ingesta de alimentos mediante dietas, ayuno y/o ejercicio físico excesivo.
Intentan comer lo menos posible e ingerir la mínima cantidad de calorías
posible y suelen estar obsesionados con lo que comen.
Las personas que tienen
anorexia están obsesionadas con ser delgadas. No quieren comer y tienen miedo
de aumentar de peso. Pueden estar continuamente preocupadas por cuántas
calorías ingieren y por cuánta grasa tiene lo que comen. Pueden tomar tabletas
para adelgazar, laxantes o píldoras para eliminar agua para bajar de peso.
Pueden hacer demasiado ejercicio. Las personas que tienen anorexia usualmente
piensan que están gordas a pesar de que están muy delgadas, y pueden llegar a
estar tan delgadas que puede parecer que están enfermas.
La enfermedad
generalmente se inicia con una dieta de tipo normal, pero cada día se va comiendo
menos, dando razones falsas para hacerlo, hasta que cuando su físico sea
demasiado delgado ella aún se verá gorda y no comerá de una forma razonable. En
otras ocasiones comerá de forma abundante para después vomitar, como en la
bulimia nerviosa o en el trastorno por atracón.
Bulimia
La bulimia se caracteriza por atracones
habituales seguidos de maniobras de eliminación de alimentos. Algunas personas
que padecen bulimia pueden experimentar fluctuaciones importantes en el peso,
pero raramente pesan tan poco como las que padecen anorexia. Ambos trastornos
pueden asociarse al ejercicio físico compulsivo o a otras medidas para eliminar
la comida ingerida, como el vómito provocado (o auto inducido) y el uso de
laxantes.
Después de haberse
atracado de comida, algunas personas bulímicas ayunan (no comen) o hacen
ejercicio en exceso para prevenir el aumento de peso. Las personas que tienen
bulimia también pueden usar píldoras para eliminar agua, laxantes o tabletas
para adelgazar, para “controlar” su peso. Las personas con bulimia con
frecuencia tratan de esconder sus atracones y purgas. Pueden esconder comida
para atracarse. Quienes tienen bulimia generalmente están cerca de su peso
normal, pero su peso puede subir y bajar.
Alimentación
emocional
La alimentación emocional
es comer para consolarse, por aburrimiento o como respuesta a otras emociones
en lugar de comer para nutrirse o porque se siente hambre. Los niños, los
adolescentes y los adultos pueden experimentar alimentación emocional alguna
vez.
Signos y síntomas
* Sentir una necesidad
urgente de comer
* Tener antojos por un
tipo de alimento o un alimento en particular
* Comer en exceso
* Aumentar demasiado de
peso
* Sentirse culpable o con
remordimientos
* Ocultar envases vacíos
de alimentos.
Riesgos
para la salud de los trastornos alimentarios
* Problemas para
concentrarse (anorexia)
* Problemas estomacales
(anorexia, bulimia, atracones)
* Problemas del corazón
(anorexia y bulimia)
* Osteoporosis (anorexia)
* Piel seca (anorexia)
* Problemas de los
riñones (bulimia)
* Problemas dentales
(bulimia)
* Muerte en casos graves
(anorexia).
Tratamiento de los
desórdenes alimenticios
El tratamiento de estos
trastornos se centra en ayudar a los niños a abordar sus problemas relacionados
con la conducta alimentaria y a establecer nuevos patrones de pensamiento sobre
la comida y la forma de relacionarse con ella. Esto puede implicar la
supervisión médica, el asesoramiento dietético y la terapia. Los distintos
profesionales tratarán aspectos relacionados con la percepción que tiene el
niño sobre el volumen y la forma de su cuerpo, la conducta de comer y los
alimentos.
Los niños que presentan
graves problemas de desnutrición es posible que deban ser hospitalizados y que
necesiten recibir cuidados médicos adicionales después de que su estado de salud
se estabilice.
Por lo general, cuanto
antes se haga la intervención – a ser posible, antes de que se llegue a la
desnutrición o de que se establezca un ciclo continuo de atracones y purgas –,
más breve será el tratamiento necesario.
Prevención de los
desórdenes alimenticios
Los padres pueden
desempeñar un papel fundamental para que su hijo desarrolle una actitud sana
ante la comida y la alimentación. Su propia imagen corporal puede influir sobre
la de su hijo.
En una época en la que
existe una gran preocupación social por la obesidad, puede ser complicado para
los padres hablar con sus hijos sobre los hábitos alimentarios. Es mejor
centrarse en lo que es saludable en vez de en el peso.
Está bien apreciar el
atractivo de los famosos pero, si tanto su hijo como los padres, están
satisfechos con su propio aspecto físico, este hecho no hará que intenten
cambiar para ser diferentes y parecerse más a los famosos.
Evitar las discusiones
relacionadas con la comida; si su hijo quiere "hacerse vegetariano", los
padres lo apoyarán, aunque sean ávidos comedores de carne. Es normal que los
adolescentes pasen etapas donde se vuelven caprichosos con la comida, de modo
que se deben establecer límites claros, fomentar hábitos alimentarios saludables
y evitar las peleas sobre temas relacionados con la comida. Cuando un padre se
pone nervioso porque se entera de que su hijo se ha saltado una comida, éste
último lo captará enseguida.
Por último, adoptar un
papel activo en la creación de un estilo de vida saludable para la familia. Hacer
que su hijo participe en la preparación de comidas saludables y nutritivas. Hacerle
saber que está bien comer cuando se tiene apetito y rechazar la comida cuando
no se tiene. Asimismo, hacer del ejercicio una actividad divertida,
gratificante y habitual para toda la familia.
Si los padres desarrollan
una actitud sana para con los alimentos y el ejercicio físico, le darán un
ejemplo excelente a su hijo.
Si sospecha que su hijo
padece un desorden alimenticio
Si sospecha que su hijo
tiene un problema o trastorno alimentario, hable con el médico de familia. Los
niños que tienen un trastorno alimentario suelen necesitar asesoramiento
psicológico individual y familiar – hablar sobre sus sentimientos, su peso y
otros problemas en su vida –. También es posible que el médico desee que su hijo
visite a un especialista en nutrición para aprender a elegir alimentos más
saludables y a comer en horarios habituales.
Si como padre de familia
ha identificado un problema que merece atención, se debe buscar ayuda de
inmediato. Lo ideal es por parte de un equipo interdisciplinario, que incluya
psicólogo, médico y nutricionista, especialistas en esta área. El tratamiento del
problema en familia, es lo que en niños da mejores resultados, así que lo que
se recomienda es que ambos padres tomen un papel activo en el tratamiento.
También es muy importante
que haga lo que pueda para garantizar que su hijo se sienta amado y apoyado por
la familia y los amigos. Sentirse seguro y aceptado puede ayudar a formar una
base sólida a partir de la que su hijo puede comenzar a aprender hábitos nuevos
más saludables.
Los niños que presentan
este tipo de trastornos suelen reaccionar a la defensiva y se suelen enfadar
cuando se le habla sobre el tema por primera vez. A muchos les cuesta admitir,
incluso ante sí mismos, que tienen un problema. A veces el hecho de tener un
amigo o un familiar que haya recibido tratamiento por padecer un desorden
alimenticio les anima a dejarse ayudar. El miedo a estar gordo o a tener
sobrepeso es el problema central de toda persona afectada por un desorden
alimenticio. Por eso es comprensible que un niño afectado por este tipo de
problemas no quiera ingresar en una clínica "para engordar".
Intentar ayudar a alguien
que cree que no necesita ayuda puede ser muy difícil. Es fundamental que, por
mucho que su hijo se resista, los padres se encarguen de proporcionarle la
ayuda profesional que necesita. Reclutar a amigos y parientes, a quienes sabe
que su hijo aprecia y en quienes confía, para que colaboren en el proceso.
Si, aún así, se encuentra
resistencia por parte de su hijo, hablar con su pediatra o con un profesional
de la salud mental sobre otros posibles enfoques.
¿De
qué manera puedo hablar con mi hijo si me preocupa que tenga un problema o
trastorno alimentario?
* Si su hijo tiene un
trastorno alimentario, cuanto más rápido aborde el problema, mejor será. El
hecho de intervenir de forma temprana puede ayudar a su hijo a evitar los
riesgos asociados con los trastornos alimentarios y el hecho de tener sobrepeso
o ser obeso.
* Hablar con su hijo
acerca de un posible trastorno o problema alimentario puede ser difícil; por lo
tanto, prepárese. Con toda probabilidad, su hijo negará que siquiera exista un
problema.
* Hágale saber a su hijo
que la conversación no es opcional. Establezca el momento para hablar con su
hijo y comience la conversación de manera suave y cariñosa; evite las
acusaciones y emitir juicios. Pero insista en la expresión de sus inquietudes.
Utilice oraciones personales, como “Estoy preocupado por ti”. Evite las
oraciones sobre su hijo, por ejemplo, “Comes a escondidas”.
* Suele ayudar
sencillamente ser compasivo y hacerle saber a su hijo que está para ayudarlo y
apoyarlo. Tenga presente que su hijo se enfrenta a muchos cambios y presiones
sociales. Es posible que su papel principal en un principio sea escuchar.
Los
nuevos trastornos de la conducta alimentaria
Los especialistas en
Nutrición y Psiquiatría tratan ya estos nuevos desórdenes relacionados con la
alimentación y que se diferencian de los clásicos – la obesidad, la anorexia
nerviosa y la bulimia – al tener características específicas.
Suelen ser desórdenes
“sub-diagnosticados” que para el individuo pasan inadvertidos. No todos tienen
episodios diarios y que, como no son identificados socialmente, cuando llegan a
la consulta del especialista pueden encontrarse ya en una fase complicada.
Lo que está claro es que
todos conllevan un desequilibrio psicológico que, aunque no se consideran
alteraciones importantes en algunos casos, sí es necesario corregirlos para que
no deriven en riesgos graves para la salud al ser consecuencia, mezcla o efecto
colateral de la anorexia o la bulimia.
Ortorexia
Es la obsesión por comer sano. La persona lleva un control exhaustivo y cada vez más estricto de los componentes de los alimentos que va a consumir.
Por lo general, comienza
cuando la persona limita mucho su
alimentación, por ejemplo evitando la ingesta de carne roja, huevos,
azúcares, lácteos y grasas.
La vigorexia es un trastorno en el cual la persona se preocupa constantemente por parecer demasiado pequeña y débil. Por lo mismo, quienes sufren este problema realizan mucho deporte orientado a aumentar la masa muscular y para ello, también consumen suplementos proteicos y anabólicos.
Permarexia
Trastorno de la
alimentación relativamente moderno donde la persona piensa que todo lo que come
engorda y eso le lleva a probar diferentes dietas, muchas de ellas poco
saludables, las llamadas “dietas milagro”. Fluctúan de peso constantemente.
Aparecen las “dietas yoyo” en las que el individuo gana al final más peso del
que pierde, lo que se llama efecto rebote.
La permarexia no es una enfermedad en sí,
sin embargo es una conducta de riesgo que puede desencadenar otros problemas
como anorexia o bulimia. Si se han hecho más de tres dietas al año para bajar
de peso la situación es preocupante.
Contar calorías
constantemente o mirar las etiquetas nutricionales de forma obsesiva son
algunos de los síntomas. El consumo constante de suplementos polivitamínicos,
diuréticos o alimentos dietéticos, como productos milagro.
A diferencia de la
ortorexia, estas personas se obsedan por el contenido calórico sin importarles
las características nutricionales de los alimentos. Se trata de un trastorno
típicamente femenino presionado por los cánones de belleza actuales dominados
por la figura esbelta.
Seudorexia
o Pica
La pica se da más en niños pequeños y se manifiesta como un
deseo irresistible de comer o
lamer sustancias no nutritivas y poco usuales como tierra, tiza, yeso,
virutas de la pintura, bicarbonato, almidón, pegamento, moho, cenizas de
cigarrillo, insectos, papel o cualquier otra cosa que no tiene al parecer valor
alimenticio.
Según el tipo de
sustancia que se ingiera se le da nombre al trastorno siendo la geofagia o
consumo de tierra el más estudiado.
Una de las formas de
tratamiento es a base de suplementos nutricionales combinado con apoyo
psicológico y fármacos.
Pregorexia
Es un trastorno que sufren las mujeres embarazadas, que se preocupan de forma exagerada por su figura, y que no quieren y tienen miedo de aumentar mucho de peso durante la gestación. Debido a esto, evitan comer o se restringen mucho, e incluso pueden llegar a inducirse vómitos y a aumentar la actividad física, con el fin de eliminar las pocas calorías que ingieren.
Por lo general, la pregorexia se da en mujeres muy
exigentes e inestables, que tienen baja autoestima y es una conducta muy
complicada, pues pone en peligro la salud de la madre y también la del niño que
está por nacer.
Es un trastorno alimentario que sufren los hombres
y que tiene las mismas características que la anorexia en las mujeres. Los
chicos que padecen manorexia le
tienen pánico a engordar, y por
eso realizan deporte de forma exagerada
y constantemente están a dieta.
Por lo general, este mal
lo padecen hombres cercanos al mundo de la moda y a la estética o relacionados
con deportes que exigen poco peso.
Potomanía
Es una obsesión donde, de
forma compulsiva, la persona desea
beber agua en grandes cantidades durante todo el día.
Las personas que sufren potomanía pueden consumir más de cuatro litros al día, y lo hacen con la intención de llenar su estómago y así evitar comer, por lo que también se le asocia a trastornos alimentarios como la bulimia o la anorexia.
Las personas que sufren potomanía pueden consumir más de cuatro litros al día, y lo hacen con la intención de llenar su estómago y así evitar comer, por lo que también se le asocia a trastornos alimentarios como la bulimia o la anorexia.
Superar los 4 litros
diarios puede llevar a una hiperhidrosis grave en especial si se hace en un
corto periodo.
Tratamiento: diuréticos
para controlar la posible hipoglucemia y limitar la infesta a 1,5 litros/día.
Ebriorexia
Es un trastorno muy
extendido entre los adolescentes.
Restringen su ingesta alimenticia para compensar el consumo de calorías que les
proporcionan las bebidas alcohólicas cuando salen de fiesta. Esta enfermedad mezcla la anorexia y el alcoholismo,
ya que la persona reemplaza los alimentos por las bebidas alcohólicas.
Suelen estar muy informados
de la cantidad de calorías de los alimentos y de las bebidas, pero no conocen
la proporción y equilibrio de los nutrientes.
Para evitar que el
alcohol haga estragos tienden a comer dulces, snacks energéticos (como patatas
fritas).
Ya que muchos de los hábitos que van a influir en la salud física y mental en la edad adulta se adquieren durante la niñez y adolescencia, es muy importante una correcta valoración nutricional por parte de padres y pediatras en estas etapas de la vida. Los padres pueden contribuir a que sus hijos no desarrollen este tipo de trastornos favoreciendo el desarrollo de autoestima y actitudes sanas en relación a la alimentación y el aspecto físico.
Ver :
Depresión infanti |
El aislamiento social en la infancia causa disfunciones cognitivas y de comportamiento |
Trastornos del comportamiento en niños y adolescentes |
Estrés y ansiedad en el adulto |
Depresión en adolescentes |
Ansiedad y estrés en la niñez |
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