enero 24, 2015

Los Bebés tienen Consciencia Perceptiva a los Cinco Meses – Marcador Neuronal de la Consciencia



Los bebés pueden procesar y retener la información que reciben


Los bebés siempre han sido considerados como seres con habilidades limitadas y un comportamiento principalmente automático, casi reflejo, que no se acompaña de una experiencia subjetiva consciente. Si bien los bebés reciben estímulos e información desde su vida intrauterina, no se sabía desde cuando comienzan a procesar esos estímulos.

Un estudio sobre percepción visual, realizado por investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS) de Francia, publicado en la revista Science de abril 2013, revela una gran capacidad de comprensión del entorno en niños muy pequeños.

Los investigadores afirman que los niños poseen desde los cinco meses una forma de consciencia similar a la de los adultos. Detectaron una señal en el sistema nervioso de los bebés que marca el inicio de la consciencia visual, esto es la capacidad de ver y recordar. En algunos casos se ha observado que eso puede ocurrir desde un tiempo tan temprano como los 5 meses de nacido.

La investigación, supera el desafío de demostrar la percepción de la consciencia en bebés, que no tienen manera de aclarar si han visto una escena visual previa. Los expertos usaron un nuevo enfoque para determinar si el marcador neuronal de la consciencia observado en los adultos también podría estar presente en los bebés.



La ‘firma’ de la consciencia adulta – Marcador neuronal

Los estudios más recientes en adultos muestran que el cerebro responde en dos etapas a la percepción de un evento externo.

Primera etapa  durante los primeros 200 y 300 milisegundos (ms), el procesamiento perceptivo es completamente no consciente y está acompañado de una actividad neuronal que aumenta linealmente, es decir, con una amplitud que crece de forma constante con el tiempo de visión de determinados objetos.

Segunda etapa  después de los 300 ms, se caracteriza por una respuesta no lineal correspondiente al umbral de la consciencia. Según los autores, sólo los períodos de visión suficientemente largos dan lugar a una respuesta tardía y se acompañan de una percepción consciente. Esa respuesta lenta y no lineal del cerebro se considera como un marcador neuronal de la consciencia.


Bebés muy conscientes

Hasta este hallazgo se presumía que los bebés reaccionaban a los estímulos por reflejo; que había algún tipo de procesamiento automático inconsciente y que si algo les interesaba, lo seguían por su atractivo, pero no porque experimentaran algo. No obstante, este estudio revela que a una temprana edad los bebés pueden procesar la información que reciben, pudiendo incluso retener esa información en su mente. Esto significa que si un estímulo desaparece de la vista, los bebés aún pueden estar pensando en ello.

Para llegar a estos resultados, Los autores estudiaron la presencia de este marcador neuronal de la consciencia en 80 niños de entre 5, 12 y 15 meses. Para ello, se les mostraron caras durante diferentes intervalos de tiempo mientras se registraban las respuestas eléctricas cerebrales por electroencefalografía, con la ayuda de gorros con electrodos.

A estos infantes les mostraron en una pantalla la imagen de un rostro que aparecía en una fracción de segundo y observaron las oscilaciones de la actividad cerebral. En el caso de los bebés menores a 1 año, se detectaron patrones similares a los de un adulto, aunque 3 veces más lento. Sin embargo, lo que más sorprendió a los investigadores es que incluso a edad tan pequeña como tan sólo a los 5 meses los bebés son capaces de procesar la información, aunque si bien de una manera más débil que en el caso de los bebés de 12 meses.

Estos resultados indican que los mecanismos cerebrales que subyacen a la consciencia perceptiva ya están presentes en los bebés, pero son relativamente lentos y se someten a una aceleración gradual en el desarrollo.

Para los autores, estos resultados podrían ayudar además a entender la percepción del dolor y el efecto de la anestesia en bebés, muy poco conocidos por el momento.

Esta investigación permitirá a los científicos conocer más de los distintos mecanismos que permiten  desarrollar la conciencia de los bebés.

Estos estudios podrían ser usados como base para el diagnóstico temprano de autismo, ya que las personas autistas tienen dificultades para ser conscientes de lo que les rodea.


Información visual

Un estudio previo, realizado en 2005 por científicos de la Universidad de Bonn, en Alemania, en la que un equipo de psicólogos había revelado por otra parte que los niños de cinco meses comprenden también la información visual sobre profundidad de campo. Se demostró que a los cinco meses de edad los bebés ya pueden ser engañados en lo que a información compleja sobre perspectiva se refiere.

En el estudio fueron fijadas dos figuras de goma en una imagen con un patrón de tablero de ajedrez que parecía alejarse de los bebés. Los pequeños trataron de coger los juguetes que parecían más cercanos a ellos, según indicaba la información engañosa sobre distancias de la imagen.

Estos resultados contradijeron lo que hasta el momento la mayoría de los expertos había asumido: que los bebés no podían descifrar información sobre las distancias hasta una edad más tardía y, por tanto, no eran muy conscientes del entorno que los rodeaba.

Los resultados obtenidos también apuntaron a la existencia de un proceso continuo de desarrollo de la conciencia infantil en este sentido: aunque los bebés demostraron ser conscientes de la información sobre profundidad de campo a una edad muy temprana, a medida que su edad aumentaba necesitaron menos señales evidentes para comprender dicha información.



Visión-Percepción

Es uno de los aspectos del neurodesarrollo infantil. El recién nacido puede discriminar caras de otros estímulos visuales, incluidos patrones de caras invertidas.

A los 3 días de vida pueden discriminar la cara de la madre de otra información visual aislada. Esta discriminación, que en ese período temprano se basa en el contorno de la cara y de la línea del pelo, no en los rasgos faciales en sí, se pierde entre el mes y los 2 meses para dar lugar a una discriminación más sofisticada, basada en los rasgos propios de la cara, lo que implica una reorganización en los sistemas de procesamiento de la información visual, probablemente basada inicialmente en estructuras subcorticales y posteriormente, en la corteza fusiforme.

A los 2 meses, el lactante puede distinguir diferencias entre el color rojo y el verde y un tiempo más tarde, entre el azul y el amarillo.

En los primeros 6 meses de vida ocurren cambios notables en las capacidades visuales del niño, con incremento de su agudeza visual, su campo visual, la sensibilidad a los contrastes cromáticos, a los cambios de orientación y a la captación del movimiento en velocidad y dirección.

Antes de los 6 meses los niños son capaces de discriminar con precisión los límites entre objetos y el espacio tridimensional, adquirir la capacidad de anticipar cambios en una presentación móvil.



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