julio 28, 2016

Fosfuro de Aluminio – Insecticida Mortal





Un insecticida es un producto que, bajo ciertas circunstancias y concentraciones, es tóxico y mortal para los organismos considerados plagas de los granos almacenados. Los insecticidas pueden ser productos naturales, como el piretro (de origen vegetal) y las tierras diatomáceas (de origen mineral), o productos químicos desarrollados por laboratorios especializados, cuyo objetivo principal es el control de las plagas con el menor daño posible para las personas, los animales domésticos y el ambiente.

Todos los insecticidas sintéticos son tóxicos para los seres humanos, en mayor o menor grado. Por lo tanto, es importante seleccionar convenientemente el producto, con el fin de evitar graves accidentes y contaminaciones. La FAO y la Organización Mundial de la Salud han establecido normas para el uso y aplicación de insecticidas aprobados.

Un insecticida es un producto sólido, líquido o gaseoso que sirve para controlar el desarrollo de los insectos. En cambio, un fumigante es un gas, cuyas moléculas se difunden en el aire y llegan más fácilmente al centro de la masa del grano infestado.

La fosfina o fosfuro de aluminio  fosfatina , es un insecticida fumigante agrícola compuesto por Fosfuro de Aluminio, Carbamato de Amonio y parafina, calificado como altamente tóxico, producto de aspecto sólido (tabletas planas y redondas de color verde grisáceo), calificado como un potente veneno respiratorio.

El fosfano es un gas incoloro e inflamable, con poca solubilidad en agua y de olor desagradable  similar al de algunos compuestos de azufre, como el olor de los huevos podridos o el ajo , aunque el fosfano puro es inodoro, es la presencia de fosfinas sustituidas lo que hace que huela. Se trata de un compuesto con un poder reductor muy considerable, que reacciona con el oxígeno para producir ácido fosfórico; es de esta reactividad como reductor de donde procede su potencial letal para el organismo.

Se aplica en productos a granel, productos empacados, (silos, bolsones, buques, etc.). Las tabletas se emplean tal y cual vienen preparadas introduciéndolas lo más uniformemente posible, de acuerdo a la dosificación establecida. La aplicación puede hacerse manualmente, usando guantes o mediante equipos especiales como sondas portátiles que permiten la aplicación en mercaderías a granel, a diferentes niveles de profundidad.

El agrotóxico más utilizado es la fosfina comúnmente conocida con el nombre comercial PHOTOSXIN. Es un producto con muy buena efectividad y de rápida volatilización y prácticamente no deja contaminación. Este producto es muy efectivo si se lo utiliza de la forma correcta tal como lo indica la Cartilla de Seguridad Internacional del producto, en silos herméticamente cerrados.

Si se utiliza en un espacio abierto, durante la evolución del producto  ya que su formato es una pastilla  al tomar contacto con la humedad desprende un gas que es el que procede a eliminar los contaminantes, que resulta altamente tóxico y puede dañar severamente la salud de cualquier persona que esté cerca y hasta puede provocarle la muerte.

Síntomas

Inhalación. Puede causar dolor de garganta, tos, sensación de quemazón, vértigo, embotamiento, dolor de cabeza, dificultad respiratoria, vómitos y náuseas.

Ingestión. Puede producir dolor abdominal, diarrea, convulsiones, náuseas, vómitos, shok o colapso y pérdida del conocimiento.

Los primeros síntomas de exposición aguda a la fosfina incluyen dolor abdominal, náuseas y vómitos, síntomas todos ellos tan habituales que hacen difícil  si no imposible, ya que se metaboliza rápidamente y no es detectable  diagnosticar una intoxicación con esta sustancia que actúa a semejante velocidad, en cuestión de horas. La exposición a niveles más altos puede producir debilidad, bronquitis y edema pulmonar hasta que finalmente lleva al fallecimiento del paciente.

Los síntomas pueden aparecer desde los primeros minutos hasta 24 horas después de la ingestión o inhalación. Por contacto con el aire o humedad y en casos de ingestión, por contacto con el ácido clorhídrico del estómago se puede producir fosfina. El fosfuro de aluminio, puede liberar gas fosfina en el estómago y en caso de vómitos espontáneos el gas liberado del estómago puede contaminar espacios cerrados como habitaciones o ambulancias. Estos síntomas persisten durante 3 horas después de finalizar la fumigación.

Consecuencias de la intoxicación

El fosfuro de aluminio destruye los tejidos orgánicos en sólo dos horas y es letal en concentraciones menores a un uno por ciento. el compuesto resultante de la combinación del fosfuro de aluminio con el oxígeno es tremendamente nociva para los seres vivos. La inhalación de los vapores que provienen de la hidrólisis de esta sustancia produce daños irreversibles en los pulmones. No existe ningún antídoto para este veneno; el daño que produce sobre el organismo es químico y, por tanto, irreversible.

Sistema Neurológico. Se observa fatiga, dolor de cabeza, somnolencia, mareos, parestesia y depresión del sistema nervioso central seguido de coma. Las convulsiones no son infrecuentes después de una exposición aguda. Se observa ansiedad e inquietud después de una ingestión aguda de fosfuro de aluminio.

Aparato Respiratorio. Causa tos, presión en el pecho, producción de esputo y disnea. Puede originar edema pulmonar (los síntomas no se ponen de manifiesto a menudo hasta pasadas algunas horas y se agravan por el esfuerzo físico), cianosis y síndrome de dificultad respiratoria aguda.

Sistema Gastrointestinal. Produce nauseas, vómitos, dolor abdominal y diarrea.

Sistema Ocular. Causa enrojecimiento y dolor.

Medidas básicas de actuación

* Retirar a la persona de la zona contaminada y quitarle la ropa manchada o salpicada.
* En contacto con los ojos, lavar con abundante agua al menos durante 15 minutos. No olvidar de retirar las lentillas.
* En contacto con la piel, lavar con abundante agua y jabón, sin frotar.
* En caso de ingestión: NO provocar vómito, a menos que así lo indique el Centro de Toxicología o un profesional de la salud.
* Mantener al paciente en reposo y conservar la temperatura corporal.
* Controlar la respiración. Si fuera necesario, respiración artificial.
* Si la persona está inconsciente, acostarla de lado con la cabeza más baja que el resto del cuerpo y las rodillas semiflexionadas.
* Trasladar al intoxicado a un centro hospitalario, y siempre que sea posible llevar la etiqueta o el envase.

Medidas de precaución

* No comer, beber ni fumar durante la aplicación.
* Conservar el producto en el envase original, etiquetado y cerrado.
* No almacenar ni transportar conjuntamente con alimentos, medicinas ni forrajes.
* Durante la aplicación y manipuleo utilizar equipo de protección personal consistente en máscara anti-gas y guantes de PVC.
* Abrir el envase en un lugar ventilado y procurar usar todo el contenido.
* Terminada la fumigación ventilar el local 72 horas. Antes de ingresar el personal.
* Evitar que las tabletas hagan contacto con agua o con otro líquido.
* Colocar letreros de peligro en lugares prominentes, impedir la entrada a las estructuras fumigadas hasta que se termine el período de aireación.
* En caso de incendio usar extinguidores a base de polvo seco, carbonato de sodio, cal o arena, no usar agua, espuma o algún otro producto que contenga humedad.

Condiciones de empleo

* Se deben lavar las manos y las zonas de piel expuestas después de la aplicación del producto.
* Los envases vacíos deberán ser destruidos por un gestor autorizado o, en su caso, devueltos al fabricante.
* Antes de usar el producto, léase detenidamente la etiqueta y síganse las instrucciones propuestas.
* No utilizar en presencia de personas y/o animales domésticos.
* Los operarios, en número mínimo de dos, efectuarán el tratamiento de la zona.
* Se colocarán carteles avisadores de peligro en el perímetro del local tratado, evitándose el acceso de personas o animales durante ese tiempo.
* No se permitirá el acceso de personas o animales hasta que el medidor de fosfina indique valores iguales o inferiores a 0,1ppm.
* La dosificación se realizará de acuerdo con las normas internacionales en función del material a tratar, temperatura y tiempo de exposición.
* En la etiqueta se deberá indicar las precauciones oportunas a adoptar por la inflamabilidad, toxicidad y corrosividad de la fosfina que libera.
* A fin de evitar riesgos para las personas y el medio ambiente seguir las instrucciones de uso.
* Debe garantizarse que las madrigueras tratadas no tengan conexión con sótanos u otras partes de la vivienda.

El aceite de coco protege contra toxinas ambientales

Una  investigación realizada por Shahin Shadnia et al, publicada en la revista Human and Experimental Toxicology en abril 2005, reveló la efectividad del aceite de coco en neutralizar el fosfuro de aluminio.

Un estudio de caso reportó a un hombre de 28 años de edad que ingirió una cantidad letal del químico en un intento de suicidio. No hay antídoto conocido para el envenenamiento por fosfuro de aluminio. Los doctores tenían pocas esperanzas de salvarlo. Le dieron el tratamiento estándar para intoxicación aguda, así como la administración oral de aceite de coco. Para la sorpresa del personal médico, el paciente sobrevivió.

Los autores del estudio recomendaron que el aceite de coco sea agregado al protocolo de tratamiento para los casos intoxicación aguda. Utilizar el aceite de coco para ayudar a neutralizar los efectos de un veneno no es tan extraño como puede parecer. Los investigadores han sabido por más de una década sobre los efectos desintoxicantes de aceite de coco.

En el libro del Dr. Bruce Fife: Coconut Cures – Preventing and Treating Common Health Problems with Coconut, cita varios estudios donde el aceite de coco ha demostrado ser útil para neutralizar una variedad de toxinas, incluyendo la mortal aflatoxina.

La aflatoxina es un veneno muy potente que proviene de un hongo que infecta los granos, especialmente el maíz. En Asia y África, la aflatoxina es un problema grave. El maíz resulta ser el alimento mayormente contaminado con aflatoxinas. Existe una correlación entre la incidencia de cáncer de hígado causada por la aflatoxina y la cantidad de maíz consumido. Aquellas personas que comen más maíz también tienen las tasas más altas de cáncer de hígado.

El consumo de aceite de coco parece proteger el hígado del efecto cancerígeno de las aflatoxinas.




julio 12, 2016

Importancia del Diagnóstico Precoz en el Autismo



Un diagnóstico temprano del Autismo es importante
para
ayudar a que los niños tengan una mejor calidad de vida



Un diagnóstico precoz del autismo, antes de los tres años de vida, es fundamental para que los niños que padecen este trastorno puedan ser tratados por profesionales cuanto antes y mejorar así su calidad de vida.

Es muy importante que la persona que puede tener autismo tenga un diagnóstico lo antes posible  en la actualidad se sitúa en torno a los tres años de edad  para una intervención temprana ya que debido a sus características tendrá una manera diferente de comprender el mundo y sentirá extremada dificultad para comunicarse, expresar sus emociones o comprender a las de los demás. Por este motivo cuanto antes se trate, antes se podrá tener un mejor pronóstico en su desarrollo dentro de sus características, potenciando y mejorando sus habilidades y estrategias para mejorar el comportamiento, la comunicación, entre otras habilidades importantes para su desarrollo en sociedad.

Si un bebé con más de un año no sonríe, no mira a los ojos y tarda en hablar puede que padezca autismo, un trastorno generalizado del desarrollo de origen neurobiológico, que se manifiesta en grado y manera diferente en cada persona.

Según los expertos la detección del autismo sigue siendo más tardía de lo ideal. Visitadores médicos y enfermeras que están especializados en salud infantil están en una posición clave para observar en niños aquellas características que podrían sugerir autismo.

Investigadores del autismo y grupos de familias a menudo expresan su preocupación de que la edad media del diagnóstico de autismo oscila alrededor de 4 años a pesar de que la mayoría de los casos se pueden diagnosticar de forma fiable a los 2 años.

Cuanto antes se haga el diagnóstico, más intervenciones se pueden poner en marcha temprano y ayudar al niño en su desarrollo. Con el diagnóstico precoz, el niño puede integrarse en su entorno y realizar adquisiciones casi normales de niños de su edad, según sus capacidades intelectuales.

La edad de diagnóstico fiable no es probable que disminuya mucho en un futuro cercano, pero los investigadores están, mientras tanto, aprendiendo a identificar los marcadores tempranos para riesgo de autismo. Por ejemplo, los estudios de “hermanos del bebé”, o hermanos menores de los niños con autismo, han encontrado que los bebés que van a desarrollar autismo muestran diferencias en la actividad cerebral que son evidentes antes del diagnóstico, en el segundo o incluso en el primer año de vida.

No obstante, la evidencia a favor de la intervención temprana es cada día más real. El campo de trabajo se dirigió hacia estudios más rigurosos desde hace aproximadamente una década, y muchos de esos estudios, se centraron en niños de entre aproximadamente 2 y 4 años de edad, y estos estudios están empezando a dar sus frutos.

Cada vez más el enfoque que los estudios plantean no es sólo si la intervención temprana funciona, sino también cual es la mejor edad para intervenir. Algunos investigadores sostienen que el tratamiento puede ser más eficaz y requerirá de menos tiempo y dinero si éste comienza antes del segundo o incluso el primer cumpleaños de un niño.

Las intervenciones dirigidas a los más pequeños, identificados en situación de riesgo para autismo, podrían conducir a estos niños hacia una vía de desarrollo más positiva. Si se puede ayudar a un niño a ser socialmente más comprometido e interactivo y a desarrollar gestos y lenguaje, se podría incluso prevenir el autismo.

En general, la evaluación de la eficacia de la intervención temprana es difícil, en parte debido a que distinguir los signos de autismo es más difícil a los 2 años de lo que es a los 4 o 5. Por ejemplo, tener un berrinche cuando el niño se siente frustrado, o no responder al nombre de uno cuando participan en una actividad, puede ser un síntoma de autismo, pero también puede ser un comportamiento cotidiano en un niño de 2 años de edad.

Algunos casos de autismo con síntomas relativamente graves  lo que se refiere a menudo como “autismo clásico”  son fáciles de reconocer desde el principio. Pero sólo el 35 por ciento de los niños diagnosticados con una forma leve de autismo a los 2 años siguen en esa categoría tres años después. Algunos de los niños inicialmente diagnosticados con la forma leve empeoran con el tiempo, mientras que otros se mueven fuera del espectro del autismo por completo.

La mayoría de los estudios de intervención temprana que se han publicado hasta ahora involucran niños diagnosticados con autismo que tienen al menos 2 años de edad. Los investigadores dicen que un diagnóstico de autismo es poco probable que sea definitivo mucho antes del segundo cumpleaños de un niño.

En general, los estudios muestran que después de los 4 años, las oportunidades de aprendizaje de estos niños ya están empezando a disminuir. La primera infancia es, de hecho, un período de gran plasticidad en el desarrollo del cerebro y el potencial de aprendizaje. Por lo tanto, se debe esperar que las experiencias de intervención temprana contribuyan de manera más significativa a los cambios neuronales y, por lo tanto, a los cambios de comportamiento en estos niños. La idea es revivir el proceso de desarrollo confiando en esta plasticidad cerebral.

Para poder hacer un diagnóstico, primero es necesario identificar a los niños 'en riesgo' de autismo. Sin embargo, ciertos factores de riesgo pueden identificarse ya a los 12 meses, o mucho antes (2 meses para ciertos comportamientos, especialmente el seguimiento ocular). Los diferentes actores involucrados en esta detección temprana (pediatras, médicos generales, asistentes maternos) deberían ser los primeros en detectar estas señales de advertencia. Desafortunadamente, estos profesionales de la salud a menudo no están capacitados para identificar estos signos. Son los padres quienes detectan los primeros signos de autismo, luego la escuela y finalmente la comunidad médica. Los padres detectarían estos signos cada vez más temprano, probablemente debido a una mayor conciencia del autismo.


Nuevo sistema de diagnóstico precoz de los Trastornos del Espectro Autista

Un equipo de investigadores de la Universidad de Salamanca ha presentado, en mayo 2013, el resultado de 9 años de investigación sobre detección temprana del autismo.

El programa de detección precoz. Es una herramienta fácilmente aplicable que puede ser empleada por los profesionales de la salud y de la educación. Este sistema de detección temprana se puede llevar a cabo entre los 18 y los 24 meses de edad, haciendo posible un diagnostico precoz y una intervención temprana. El objetivo es que su uso se generalice y pueda mejorar el diagnóstico, intervención y calidad de vida de los niños y niñas con autismo.

Sistema de Diagnóstico Temprano. Consiste en un inventario de 20 preguntas, que las familias contestan cuando acuden al pediatra y permiten detectar con eficacia signos que puedan ser indicio de autismo en niños y niñas pequeños. El cuestionario tiene un papel concreto a los 18-24 meses. Es necesaria la colaboración de profesionales para que los diagnósticos se puedan determinar dentro del segundo año de vida.

La investigación se ha basado en un sistema aplicado ya en otros países. Tomando como referencia datos retrospectivos (datos sobre las primeras manifestaciones en niños y niñas ya diagnosticados con autismo), se ha elaborado un sistema que se basa en un inventario de 20 preguntas que determinan la presencia o no de signos de alarma. Entre los 20 ítems, aparecen preguntas a los padres e ítems sobre la conducta social, seguimiento de la mirada, atención conjunta y juego simbólico.

Aunque la idea se gestó en el Reino Unido en los años 90, nunca llegó a ponerse en práctica. Estaba pensado para el modelo británico, en el que las enfermeras van a las casas, pero no llegó a funcionar y no era aplicable a otros países.

Los científicos descubrieron que la media de edad del diagnóstico en España era de 56 meses, muy tarde, así que decidieron adaptarlo a su entorno y a su sistema de salud. Fueron los primeros en aplicarlo en el mundo real y el resultado fue válido.

Después de esta experiencia, el equipo de la Georgia State University de Estados Unidos, ayudó a mejorar el programa y también lo ha puesto a prueba en Estados Unidos.

Los investigadores han pensado en una nueva manera de trabajar, no se trata de que el pediatra o la enfermera den el cuestionario y se olviden, sino en buscar una implicación activa de los profesionales y conseguir una vigilancia del desarrollo a lo largo del segundo año de vida.


Identifican signos de autismo en los primeros meses de vida  Seguimiento ocular

Investigadores del Centro Marcus de Autismo y la Escuela de Medicina de la Universidad Emory en Atlanta en estudio, publicado en la edición de Nature de noviembre 2013, han identificado signos de autismo presentes en los primeros meses de vida utilizando la tecnología de seguimiento ocular para medir la forma en la que estos menores ven y responden a las señales sociales.

Los investigadores siguieron a los bebés desde el nacimiento hasta los 3 años de edad y aquellos que más tarde fueron diagnosticados con autismo mostraron disminución de la atención a los ojos de los demás, desde la edad de dos meses en adelante.

Los bebés nacen con las mismas predisposiciones y miran a los ojos de la persona que les habla. Pero más allá de los dos meses, los niños con autismo pierden la sensación de contacto visual más rápido que sus contrapartes.


Analizaron dos grupos de recién nacidos, con bajo y alto riesgo de tener trastornos del espectro autista. Los bebés de alto riesgo tenían un hermano mayor ya diagnosticado con autismo, lo que aumenta 20 veces las posibilidades de desarrollar la condición. Evaluaron a los niños en sentido longitudinal y confirmaron sus resultados de diagnóstico a los 3 años.

A continuación, los investigadores analizaron los datos de los primeros meses de los bebés para identificar los factores que diferencian a los que recibieron un diagnóstico de autismo de los que no fueron diagnosticados con la enfermedad. Encontraron una disminución constante en la atención a los ojos de otras personas, desde los dos hasta los 24 meses, en niños diagnosticados posteriormente con autismo. Las diferencias eran evidentes incluso en los primeros seis meses.

Los investigadores advierten que lo que observaron no sería visible a simple vista sino que requiere una tecnología especializada y mediciones repetidas de desarrollo del niño. Los padres no deben esperar ver esto sin la ayuda de la tecnología y no deben preocuparse si un bebé no mira a los ojos en cada momento. Antes de que puedan gatear o caminar, los niños exploran el mundo de forma intensa mirándolo, fijándose en caras, cuerpos y objetos, así como los ojos de otras personas. Esta exploración es una parte natural y necesaria del desarrollo infantil y de esta forma se establecen las bases para el crecimiento del cerebro.

Aunque los resultados indican que la atención a los ojos de los demás ya está disminuyendo entre los dos y los seis meses en los lactantes más tarde diagnosticados con autismo, mirar a los ojos de los demás no parece estar totalmente ausente, de forma que, si se identifican los bebés a esta edad temprana, se podrían diseñar intervenciones más exitosas. El contacto con los ojos desempeña un papel clave en la interacción social y el desarrollo y en el estudio, los niños cuyos niveles de contacto con los ojos disminuían más rápidamente también eran los que estaban más afectados por la condición en el futuro.


Dificultad en cambiar la dirección de la mirada y la atención se halló en niños de 7 meses

Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte, en un reciente estudio publicado en The American Journal of Psychiatry en marzo 2013, hallaron que los bebés de 7 meses que posteriormente desarrollan autismo cambian la mirada y la atención con más lentitud que otros bebés de su misma edad.

El estudio incluyó a 97 niños que se sometieron a una prueba de rastreo de la mirada y a un escáner cerebral a los 7 meses de edad, así como también a una evaluación clínica completa a la edad de 25 meses.

Los resultados encontraron que los bebés que luego fueron diagnosticados con autismo mostraban una velocidad de alrededor de 50 milisegundos más lenta al cambiar su mirada de un objeto a otro, en comparación con los que no desarrollaron autismo.

También se halló que el cambio de mirada en los bebés que no desarrollaron autismo se relacionaba con un circuito específico en el cerebro. Esta asociación no se halló en los bebés que luego desarrollaron autismo.

Estos hallazgos sugieren que los niños de 7 meses que luego desarrollan autismo muestran diferencias conductuales sutiles pero manifiestas antes de que aparezca el trastorno. También implican a un circuito neural específico que quizás no esté funcionando como lo hace típicamente en los bebés en desarrollo, que muestran una orientación más rápida ante los estímulos visuales.

El diagnóstico temprano del autismo puede estar en los ojos

Dos grupos de investigadores por separado, en abril 2016, han llegado a la misma técnica diagnóstica de autismo que es rápida, fácil, barata y certera: rastreando el movimiento de los ojos utilizando una cámara web y un programa web.

Las técnicas actuales de diagnóstico para niños con desorden del espectro autista se logra con informes de los padres, observaciones clínicas, y entrevistas a los propios niños. Si esta nueva herramienta diagnóstica llega a la clínica podría ayudar a detectar a estos niños en etapas más tempranas y de forma más certera.

Uno de los equipos de la Clínica Cleveland en Ohio, con su prueba detectaron al 80% de los niños (edad de entre 3 y 8 años).

La prueba hizo un rastreo ocular y analizó cuánto tiempo pasaban enfocados en aspectos sociales y no sociales en una serie de imágenes y vídeos.

Investigadores en la Universidad de Vermont, mientras tanto, encontraron que los niños con desorden del espectro autista pasan más tiempo viendo la boca de las personas mientras hablan de temas más emocionales.

El equipo pudo hacer seguimiento de la tendencia con herramientas ya existentes Mirametrix S2 sistema de rastreo ocular y skype.

Por el momento las pruebas que hicieron ambos equipos fue con una muestra pequeña de niños (alrededor de 50) y ambos planean ampliar su investigación.


Anomalías de la placenta pueden indicar riesgo de autismo en recién nacidos

Investigadores de la Yale School of Medicine de la Universidad de Yale, cuyo estudio fue publicado en Biological Psychiatry en abril 2013, han descubierto la manera de medir el riesgo de autismo de bebés recién nacidos, mediante la búsqueda de anomalías en su placenta.

La metodología permitiría realizar un diagnóstico precoz de este tipo de trastorno del desarrollo para aplicar tratamientos.

Los científicos examinaron 117 placentas de recién nacidos de familias en situación de riesgo, esto es, de familias que ya tenían previamente uno o más hijos con autismo. Estas familias participaban en un estudio sobre marcadores de riesgo de autismo en bebés, destinado a tratar de detectar los primeros signos de este trastorno.

El equipo comparó estas placentas con 100 placentas de un grupo de control recogidas por investigadores de la Universidad de California en Davis en una misma área geográfica.

Descubrieron que ciertos pliegues anómalos de la placenta, así como un crecimiento celular anormal de esta  las llamadas inclusiones trofoblásticas  resultan marcadores clave para la identificación del riesgo de autismo en recién nacidos. Ninguna de las placentas del grupo de control tenía más de dos inclusiones trofoblásticas,

Los investigadores afirman que una placenta con cuatro o más inclusiones trofoblásticas puede predecir, con una probabilidad del 96,7%, el riesgo de autismo de un recién nacido.

Actualmente, el mejor marcador precoz de riesgo de autismo es la historia familiar: las parejas con un niño autista presentan nueve veces más probabilidades de tener otro hijo con autismo. Estas familias en situación de riesgo pueden aplicar estrategias de intervención precoces, para mejorar el estado del segundo hijo.




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Intervención terapéutica

Una ventaja potencial de intervenir en niños pequeños es que los tratamientos utilizan el tiempo de los terapeutas de manera eficiente, dicen otros investigadores. Terapeutas entrenados trabajan con preescolares con autismo durante un máximo de 40 horas a la semana, pero las intervenciones en niños suelen estar derivadas a los padres, a quienes los terapeutas pueden entrenar en tan sólo una hora a la semana, y que quizás en el futuro, incluso podrían recibir una formación en vídeos o a través de tele-asistencia.

Estos métodos podrían ser el primer paso de un sistema de “intervenciones graduales” para los niños que muestren señales de advertencia, tales como la falta de contacto visual o de bajo interés en las interacciones sociales. Otras terapias intensivas podrían estar disponibles para aquellos que no responden a las intervenciones de primer nivel o en aquellos que muestran más signos de autismo a lo largo de su desarrollo.

Quienes trabajan con niños con trastorno del espectro autista (TEA) encuentran diferencias significativas entre los niños con intervención temprana y los que no la han tenido.


Importancia de una identificación temprana

Los estudios neurológicos han demostrado cierta plasticidad del cerebro durante el período de la primera infancia. Así, una intervención precoz ayuda a promover el desarrollo de habilidades relacionadas con el llamado desarrollo normal y para evitar la cristalización de comportamientos menos apropiados.

Al igual que con cualquier niño con necesidades especiales, una identificación temprana es esencial para permitir realizar cualquier tipo de intervención. En el caso del autismo, ésta debe darse antes de que la desviación o el retraso de los patrones normales del desarrollo haya progresado demasiado.

Los niños con autismo a menudo manifiestan una característica necesidad por la rutina y la estructura. Su resistencia al cambio puede entorpecer el tratamiento, por eso las conductas inapropiadas deben ser reducidas, a la vez que hay que introducir comportamientos más apropiados.

La intervención temprana puede mejorar las habilidades comunicativas y reducir los comportamientos descontrolados. Es una ventaja conocer al niño desde una edad muy temprana. Una detección temprana del estado también permite a las familias recibir consejos y apoyo para ayudarles a ajustarse y responder a las dificultades del niño.

El diagnóstico del autismo rara vez se da antes de la edad de dos años y frecuentemente mucho más tarde. Esto requiere de un asesoramiento exhaustivo y especializado, lo que significa que los trabajadores de la sanidad primaria han de estar alertas a la aparición de rasgos del trastorno y hacer una apropiada remisión.

Desafortunadamente, en la actualidad, un considerable número de profesionales relacionados con niños no detectan el autismo, aunque se espera que esta situación mejore y que los casos en edades mas tempranas sean remitidos a los especialistas para una intervención mas temprana. Enfermeros y educadores infantiles que trabajan con bebés y niños pequeños están en una posición privilegiada para reconocer posibles señales que garanticen la investigación.

Dado que las dos terceras partes de los niños con autismo tienen también otras incapacidades en el aprendizaje, las comunidades de cuidadores y educadores infantiles que trabajan con estos niños deben ser los primeros profesionales en detectar el autismo. En niños sin problemas adicionales de aprendizaje, el personal sanitario debe ser el que reconozca retrasos o desviaciones del desarrollo normal. La comunidad de pediatras deben ser también trabajadores sanitarios claves en aquellas familias cuyos niños hayan tenido dificultades pre y postnatales que pudieran ser asociadas con el autismo.

La intervención temprana ayuda a reducir la aparición de síntomas secundarios, como un comportamiento destructivo, autolesiones o alta ansiedad.


Competencia de los padres

Además, a través del diagnóstico temprano, los padres pueden entender por qué el niño exhibe un comportamiento inusual y, por lo tanto, enfocar sus energías más rápidamente en las necesidades del niño, comenzar a aprender cómo actuar con él y, posiblemente, disminuir su estrés como padres.

Los niños con autismo varían según la personalidad y las habilidades, a la vez que están influenciados por el ambiente. Las señales y síntomas tempranos son sutiles y vagos. Los padres pueden percibir que sus hijos son diferentes de los otros de edades similares pero no son capaces de precisar cual es la diferencia.

Siempre es importante escuchar las preocupaciones de los padres, no importa lo imprecisas o vagas que sean. De todas formas, muchos de los padres no reconocen nada inapropiado en el desarrollo de sus hijos. Muy poca gente tiene experiencia en los hitos evolutivos esperados en los bebés. Incluso aquellos que tienen mas hijos solo cuentan con uno o dos con los cuales poder comparar su bebé y muchos profesionales de la salud y libros sobre el desarrollo del niño aconsejan, como es debido, no comparar a los niños.


Dificultades para un diagnóstico temprano

Aunque se recomienda el diagnóstico lo más temprano posible, no obstante es complejo de establecer, especialmente durante la primera infancia. El autismo se puede confundir con diversos trastornos que pueden alterar la comunicación social y las interacciones de una manera similar, incluidos problemas de audición, visión, lenguaje o desarrollo motor. El autismo también se puede confundir con un trastorno neurológico u otros trastornos del neuro-desarrollo (trastornos específicos del lenguaje y el aprendizaje llamados 'trastornos discales', trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad ...).

Hoy en día no se dispone de marcadores biológicos que ayuden a identificar los trastornos del espectro autista, es por ello que la determinación del diagnóstico se basa en las manifestaciones clínicas, lo que hace compleja una detección temprana. La edad media de diagnóstico es muy posterior a la edad en la que se detectan los primeros indicadores de alarma. Es decir, es frecuente que se dé un retraso considerable entre el momento en que las familias detectan los primeros signos de alarma, hasta que se concreta el diagnostico.


Reconocimiento de posibles síntomas en la primera infancia

Mirada fija

La evitación del contacto ocular suele estar incluido como una característica de los niños con autismo. Este rasgo es menos importante que la mirada fija. Muchos niños en la primera infancia no parecen mirar a las personas y muchos no miran a los ojos, pero en el bebé con autismo la mirada tiende a ser corta y "de reojo".

Audición

Las peculiaridades en la audición parecen ser especialmente significativas. Muchos niños con autismo han sido tomados por sordos en el primer periodo de sus vidas. De hecho, una minoría tiene pérdidas auditivas, aunque puede que no respondan a su nombre o aparentemente no se inmuten ante cambios auditivos en el entorno.

Niños con autismo parece que incluso ignoran aquellos sonidos fuertes que podrían alarmar a la mayoría de los niños. Esto puede estar relacionado con una falta de interés por lo que les rodea. Podría deberse a anormalidades en la percepción, ya que pueden parecer especialmente sensibles a ciertos sonidos. Por ejemplo, el niño puede desarrollar una fascinación por sonidos particulares tales como los hechos por la rotación de un juguete, o responder al sonido de un caramelo mientras se desenvuelve desde una distancia considerable. Otros sonidos pueden ser la causa de extrema angustia, tales como la sirena de la policía o el ladrido de un perro.

Desarrollo social y juego

En niños pequeños, el juego y la actividad social están estrechamente relacionados y es en esta esfera del desarrollo donde los padres notan que su hijo es diferente. 

Los bebes con autismo pueden mostrar falta de interés en aquellos tipos de juegos con los que más disfrutan los niños de corta edad, como los que implican una interacción social con los padres. La falta de la actividad de compartir parece ser significativa.



El Autismo es un desorden del desarrollo que da como resultado un conjunto de comportamientos 
anormales. Las evidencias muestran que una intervención temprana produce una mejora 
a largo plazo en el niño. Ésta puede ser una ayuda y apoyo para los padres en el cuidado de su hijo.


Français : Importance du diagnostic précoce de l'autisme