abril 21, 2013

Internet modifica el Cerebro




Las nuevas tecnologías están cambiando las formas de procesamiento del cerebro

Hace una década la vida de los jóvenes era muy diferente: las tareas se hacían con base en libros y se investigaban en la biblioteca; el tiempo libre se pasaba en reuniones con amigos o afuera en los parques; y las relaciones con la familia, las amistades y los conocidos se alimentaban del contacto directo, telefónico o, en su defecto, de las cartas…

Hoy todo ha cambiado; Internet ha transformado la mayor parte de las costumbres de los seres humanos y ha creado no solamente soluciones y herramientas, sino también necesidades y dependencia.

El desarrollo cerebral se caracteriza por avanzar de las zonas posteriores a las anteriores. Lo último en madurar es el lóbulo frontal, que es el que da la capacidad de juicio, de análisis y reflexión. El desarrollo se completa a los 18 o 20 años.

Hoy en día, los chicos entre 10 y 14 años prefieren utilizar la computadora de forma frecuente, bien navegando por Internet o a través del teléfono móvil. Prefieren las nuevas pantallas, porque delante de la televisión son sujetos pasivos, mientras que las formas de ocio digital son pura actividad y les permiten convertirse en protagonistas.

Un nuevo estudio del University College of London llamado “The Virtual Revolution – Homo Interneticus” (La revolución virtual – Homo Interneticus) afirma que la red no sólo cambia los comportamientos de las personas, sino también sus pensamientos, debido a que modifica el cerebro.

La investigación, que fue parte de un documental transmitido por BBC2, fue dirigida por el profesor David Nicholas y se centró en el estudio y análisis de las habilidades de 100 voluntarios mientras respondían unas preguntas navegando en Internet.

Los datos descubiertos durante esta investigación sugieren que Internet lleva a que los niños y adolescentes puedan realizar varias tareas diferentes de manera simultánea, pero que, al mismo tiempo, hace que éstos pierdan su capacidad de concentración y de poner atención, así como la de leer y escribir textos largos.


Por ejemplo, al analizar el comportamiento de los jóvenes voluntarios de entre 12 y 18 años, el Profesor Nicholas encontró que éstos que han crecido con Internet son mucho mejores a la hora de hacer varias tareas y de llevar varios procesos mentales a la vez, pero, también, que gastan mucho menos tiempo buscando información para dar respuesta a una pregunta. En promedio, descubrió el estudio, los jóvenes visitan la mitad de los sitios web y se gastan una sexta parte del tiempo observando la información que encuentran, en comparación con personas mayores que ellos.

Por otra parte, los nacidos después de 1993 tienden a buscar las respuestas que necesitan a través de sus amigos, en vez de remitirse a fuentes de información más confiables, y se la pasan brincando de una página web a otra sin que el regresar a una ya visitada sea un hábito común en ellos.

Nicholas explicó que “Ellos saltaban entre los sitios web, mirando una o dos páginas, yéndose a otro sitio, mirando de nuevo una o dos páginas, y después continuaban así. Nadie parecía quedarse en ningún lugar por mucho tiempo”.

El estudio aviva aún más el debate sobre si Internet es una herramienta que puede facilitar el acceso y enriquecer el conocimiento de los jóvenes o si, por el contrario, hace que ellos dejen de lado los libros y no busquen información bien seleccionada y confiable, sino que se queden con lo primero y lo más superficial.

Mientras que algunos expertos opinan que no existen evidencias de que la red modifique el cerebro y que, además, los jóvenes siempre han tenido problemas para concentrarse, hay otros que sí creen que el modelo que plantea Internet de saltar de una página a otra está impidiendo que los niños y adolescentes sean capaces de aprender a través de métodos tradicionales más lineales, como leer un libro completo sobre un tema.


El doctor Aleks Krotoski, presentador del documental y sicólogo social, afirma que “parece bastante claro que, para bien o para mal, la generación más joven está siendo remodelada por la red”. Otras opiniones de profesores de universidades como Cambridge y Oxford opinan que ahora los jóvenes protestan y se quejan cuando tienen que leer un libro, y que Internet los está desconectando de la realidad.





Los videojuegos


Los pediatras Ari Brown y Dimitri Christakis, analizan cómo los bebés y niños pequeños reaccionan a los medios de comunicación y cómo el contenido de un video influye en el desarrollo temprano del cerebro. Christakis dijo que "acelerados videos con ritmo surrealista pueden estimular en exceso el desarrollo del cerebro de un infante y dar lugar a problemas de atención más tarde". Brown apuntó que "los niños menores de dos años aprenden mejor al interactuar con la gente y jugar con objetos reales, es importante que puedan tener ese momento de juego no estructurado.

En la conducta violenta, influyen más los videojuegos que la televisión. Los videojuegos son uno de los negocios de mayor proyección, producen un volumen de facturación de miles de millones dólares. Se ha comprobado que promueven a corto y largo plazo comportamientos violentos, debido a sus características. Los videojuegos captan la atención total del niño, tienen un refuerzo positivo – sube en la medida que va ganando – y el niño deja de ser un simple espectador para convertirse en protagonista. Sin embargo, como herramienta pedagógica los videojuegos podrían ser muy buenos.


Existen numerosos artículos que denuncian la cantidad de hechos violentos que se ven “cotidianamente” en la televisión, en el cine, y no debemos olvidar la impresionante carga de violencia que tienen los videojuegos. Es un hecho tristemente constatado y aceptado. El grupo más afectado, según los estudios, está constituido por la población ubicada entre los 15 y los 25 años; sin embargo, viene incrementándose de manera alarmante por el formado entre los que están entre los 12 y los 15 años. Es decir, el pre adolescente es el principal actor en cuanto a agente de la violencia y en cuanto a víctima de ella.

Jugar durante 20 horas para terminar un juego puede parecer una actividad de fin de semana típica para algunas personas, pero cuando el juego comienza a evitar que la gente concurra a la escuela y a su trabajo, se convierte en una preocupación. Dos horas de juego es similar a hacer una raya de cocaína debido a la excitación que se produce en el cerebro. Ha habido casos de personas que murieron en la computadora o consola, porque se olvidaron de comer o hidratarse durante su maratón de juegos.

Con el desarrollo de la medicina ha sido posible observar in vivo a través de la Resonancia Nuclear Magnética Funcional la potente activación de áreas relacionadas con la conducta violenta, como la amígdala y el cortex cingulado anterior dorsal, mientras se juegan videojuegos violentos.

Mientras que los juegos tienen algunos beneficios positivos, incluyendo el incremento del ejercicio y la mejora en el comportamiento de los pacientes diagnosticados con TDAH, demasiado de algo bueno siempre es malo - incluso cuando parece una diversión inocua.


Las Redes Sociales y los Niños

Los pediatras están añadiendo otra pregunta  a su lista de preguntas para las visitas con los pacientes en edad escolar y adolescentes: ¿Estás en Facebook? Reconociendo la importancia cada vez mayor de todo tipo de redes sociales en las vidas de sus pacientes jóvenes, los pediatras a menudo escuchan de los padres que están preocupados por la participación de sus hijos con las redes sociales.

Para ayudar a enfrentar los muchos efectos, tanto positivos como negativos, que las  redes sociales tienen sobre los jóvenes y sus familias, la Academia Americana de Pediatría (AAP) ha emitido un nuevo informe clínico, “El Impacto del uso de las redes sociales  en niños, adolescentes y familias “en la edición de abril 2012 de Pediatrics. El informe ofrece antecedentes sobre las últimas investigaciones en esta área, y recomendaciones sobre cómo los pediatras, los padres y los jóvenes pueden navegar con éxito este nuevo modo de comunicación.

“Para algunos adolescentes y preadolescentes, los medios de comunicación social es la principal forma en que interactúan socialmente, en vez de ir al centro comercial o la casa de un amigo,” dijo Gwenn O’Keeffe, MD, FAAP, co-autor del informe clínico. “Una gran parte del desarrollo social y emocional de esta generación está ocurriendo al mismo tiempo en Internet y en teléfonos celulares". Los padres necesitan entender estas tecnologías para que puedan relacionarse con el mundo de sus hijos en línea – y se sientan cómodos en ese mundo”.

De acuerdo con un sondeo a partir de agosto de 2009, el 22 por ciento de los adolescentes se conectan a su red social favorita más de 10 veces al día y más de la mitad de los adolescentes se conecta a una red social más de una vez al día. Setenta y cinco por ciento de los adolescentes tienen su propio teléfono móvil, y 25 por ciento lo utiliza para redes sociales, el 54 por ciento para enviar mensajes de texto y 24 por ciento para la mensajería instantánea.

Los padres de familia no deben prohibir a sus hijos que revisen o que participen de las innovaciones virtuales, pero es mejor ofrecer alternativas familiares como salir de paseo, practicar un deporte, reuniones con los amigos, actividades en las cuales las personas encuentren diversión y gratificación al igual que en la computadora.

Las nuevas directrices de la AAP incluyen recomendaciones para los pediatras para ayudar a las familias a navegar en el panorama de las redes sociales, incluyendo:

* Informar a los padres a hablar con los niños, niñas y adolescentes sobre su uso en línea y las cuestiones específicas que los niños en línea de hoy se enfrentan, tales como el acoso cibernético, “sexting”, y la dificultad de la gestión de su tiempo.

* Informar a los padres a trabajar en su participación en sus casas al mantenerse mejor informados  acerca de las muchas tecnologías que sus hijos están usando.

* Hablar con las familias respecto a la necesidad de un plan familiar para el uso de Internet, con un énfasis en la ciudadanía y el comportamiento saludable.

* Hablar con los padres sobre la importancia de supervisar las actividades en línea a través de la participación activa y la comunicación, no sólo a través de software de monitoreo.

El informe de la AAP describe los efectos positivos de las redes sociales. La participación en las redes sociales y las comunidades en línea pueden mejorar la comunicación, facilitar la interacción social y contribuir al desarrollo de habilidades técnicas. Estos pueden ayudar a los preadolescentes y adolescentes descubrir oportunidades de participar en la comunidad como voluntarios, y pueden ayudar a los jóvenes a formar su sentido de identidad. Estas herramientas también pueden ser complementos útiles (y en algunos casos sustituyendo a  los métodos de aprendizaje tradicionales) en el aula.





Pero debido a que los preadolescentes y los adolescentes tienen una capacidad limitada para la auto-regulación y son susceptibles a la presión de los compañeros, están en cierto riesgo, conforme  participan y experimentan con las redes sociales, según el informe. Pueden encontrarse en  sitios y  situaciones que no son apropiados para la edad, y la investigación sugiere que el contenido de algunos sitios de redes sociales puede influir en los jóvenes a participar en comportamientos riesgosos, además de  proporcionar espacios para el acoso cibernético y “sexting”, entre otros peligros.

“Algunos jóvenes encuentran el señuelo de las redes sociales difícil de resistir, lo cual puede interferir con la tarea, el sueño y la actividad física”, dijo el doctor O’Keeffe. “Los padres necesitan entender cómo su hijo está usando las redes sociales para que puedan establecer los límites adecuados.”



Los adolescentes y la “Depresión Facebook”


Se ha llamado “depresión Facebook” a los posibles daños vinculados con los medios de comunicación social, advierte un grupo de médicos, en referencia a una condición que puede afectar a adolescentes  que se obsesionan con el sitio en línea.

Los investigadores discrepan sobre si es simplemente una extensión de la depresión o es una condición distinta que no está vinculada con el uso del sitio en línea.

Existen aspectos únicos de Facebook que podrían convertirlo en un ambiente de socialización particularmente difícil de transitar para adolescentes con problemas de autoestima, dijo la doctora Gwenn O’Keeffe, pediatra de la zona de Boston y principal autora de las nuevas orientaciones para las redes de socialización que emitió la Academia de Pediatría de Estados Unidos.

Las causas. Facebook ofrece una visión sesgada de lo que realmente está pasando. En línea, no hay manera de ver las expresiones faciales o el lenguaje corporal que proporcionan un contexto. Las páginas de Facebook pueden hacer que los chicos se sientan incluso peor si éstos creen que no están a al altura de sus amigos debido al número de visitas, mensajes actualizados y fotos de personas felices que la están pasando muy bien.

Podría ser más doloroso que sentarse solo en una cafetería llena de personas en una escuela o que otros encuentros de la vida real que pueden hacer sentir mal a los adolescentes, dijo O’Keeffe, debido a que Facebook provee una visión distorsionada de lo que en verdad está ocurriendo.

Sería necesario que los pediatras alienten a los padres al diálogo con sus hijos adolescentes sobre el uso de internet y que les adviertan sobre la depresión que puede causar Facebook, además de la existencia de la llamada ciberintimidación, los mensajes de contenido sexual y otros peligros de Internet.

Daños psicológicos. El hostigamiento por Internet “puede tener resultados psicológicos profundos”, entre ellos el suicidio.

La doctora Megan Moreno, de la Universidad de Wisconsin y especialista en Medicina para adolescentes, que ha estudiado la creación de redes sociales en línea entre los estudiantes universitarios, comenta que la utilización de Facebook puede mejorar la percepción de la conexión social entre los jóvenes equilibrados y tener el efecto contrario entre aquellos propensos a la depresión.

Es importante estar atentos a las manifestaciones presentadas cuando las redes interfieren en la vida cotidiana, como cambios en el humor, alteración en la percepción del tiempo, insomnio, mala alimentación, agresividad, sudor, temblor cuando no se ha visitado las redes o cuando se encuentran privados del servicio de Internet (similar la abstinencia de cualquier droga); interrupciones familiares como en una comida, reuniones; pérdida de habilidades sociales; problemas en el medio laboral al no cumplir con las actividades propuestas; aislamiento social y dolores físicos, de la cabeza, espalda y ojos.

Los padres también deben educar a sus hijos acerca de las maneras en que las redes sociales  pueden capturar información personal sobre los usuarios, el Dr. O’Keefe, dijo. Los jóvenes pueden dañar su reputación y la seguridad mediante la publicación de información personal e inapropiada. E información sobre los sitios que visita puede ser capturada y utilizada para mandarle publicidad.

El problema no es dejar de usar estas tecnologías, sino hacer un buen uso de las mismas. Es justo afirmar que la humanidad atraviesa una Revolución de la Información, porque hoy se imponen nuevas formas de rutina para el hombre, que le permiten manejar un flujo de información en cantidades, y con facilidades de acceso, antes inimaginables. Sino fuera por las supercomputadoras que procesan millones de datos en un segundo no hubiera sido posible la aventura espacial o investigaciones biotecnológicas que han cambiado por su tecnología las posibilidades del ser humano.


El cerebro se adapta a Internet

Las nuevas tecnologías están cambiando las formas de procesamiento del cerebro. Los cerebros de los niños, por su relación con las nuevas tecnologías y por la evolución propia del hombre, tienen diferencias respecto de los cerebros de las generaciones anteriores. Uno de esos cambios en el funcionamiento cerebral observados se denomina Efecto Google. Los motores de búsqueda tienen un impacto fundamental en el funcionamiento del cerebro. 

Efecto Google es el fenómeno por el cual la población ha comenzado a utilizar Internet como su banco de datos. De esta manera, las computadoras y los buscadores se han convertido en una especie de sistema de memoria externa del cerebro al que puede accederse a voluntad del usuario y al que la memoria humana se está adaptando. 


En este sentido, el cerebro está dejando de almacenar datos, consciente de que siempre los tendrá disponibles en Google. El cerebro ha “liberado espacio” gracias al Efecto Google, aprovechando ese espacio sobrante para orientarlo en otros procesos. Si descarga parte de la memoria en Internet para poder usar las capacidades para interactuar y procesar diversas informaciones, entonces el efecto es positivo. Antes se tenía una capacidad mucho más limitada para ubicar y manejar información. Ahora se tiene más acceso y mayor capacidad para procesar y relacionar mucha información. 

No es que el cerebro deja de trabajar, sino que lo hace de otra manera. El Efecto Google, si bien puede verse como detrimento para el ejercicio de la memoria, desarrolla otras áreas del cerebro. Se ha demostrado que este efecto favorece la creatividad y asociación rápida, así como la posibilidad de realizar lecturas simultáneas.

El acceso instantáneo a la información variada permite la comparación, la asociación de ideas, y estimula la flexibilidad cognitiva mediante la utilización de juegos y programas informáticos. El cerebro tiene muchas funciones, una es la memoria. Si bien ésta es la que parece descansar en el nuevo escenario, otras como la rapidez visual y motora, la deducción, la concentración y la atención utilizadas en Internet son propiciadas como una forma de gimnasia cerebral.

La mente que nos caracterizaba hasta hace unos años era calmada y concentrada, sin distracciones Ahora, en cambio, la mente lineal está siendo desplazada por una nueva clase de mente que quiere y necesita recibir y diseminar información en estallidos cortos, descoordenados, frecuentemente solapados, cuanto más rápido, mejor.

La zona del cerebro que más cambios podría experimentar gracias al uso de la tecnología es la corteza prefrontal. Esta parte está relacionada con procesos complejos como la toma de decisiones, la planeación y la inhibición de conductas inapropiadas.

Los expertos aseguran que al ritmo al que avanzan las tecnologías parece imposible prever cómo funcionará nuestro cerebro en sólo 20 años.

Internet modifica las capacidades intelectuales y sociales

El entorno y los estímulos externos modifican el cerebro de los niños al menos hasta los seis años. Más recientemente se ha descubierto que este fenómeno, conocido como plasticidad neuronal, se produce también en la edad adulta, aunque en menor medida. Para explicarlo en términos informáticos es como si hasta los seis años los estímulos externos condicionaran la estructura del “hardware” cerebral, de los seis años en adelante básicamente se mejora el “software” en la cabeza, el hardware sigue evolucionando también durante toda la vida aunque más despacio.

Internet está modificando la forma de leer y procesar la información de niños y adolescentes

La web ha convertido a las personas en productoras de información, y no sólo en meras consumidoras. Blogs, redes sociales, webs temáticas, foros, etc., están permitiendo que cualquier ser humano con una conexión a internet pueda comunicar algo al resto del mundo con posibilidad de ser accesible para unos 2.500 millones de usuarios. 

El acceso a la información hoy en día es digital: menos del 0,1% de la información generada en la actualidad está en papel. El 99,9% de la información se encuentra disponible sólo en formato digital.

La forma en que se adquiere la información influye en la forma de percibirla y de transmitirla. El tipo de actividad mental que se desarrolla configura el cerebro y la distribución de las neuronas. El cerebro se modifica a sí mismo gracias a la plasticidad neuronal. No es estático ni rígido. Las neuronas establecen nuevos caminos, ponen en marcha nuevos circuitos neuronales y abandonan otros que quedan obsoletos. Algunas neuronas son descartadas, pero otras muchas pasan a engrosar y reforzar los nuevos caminos. La economía del reciclaje manda en el cerebro.

Los usuarios de internet no realizan una lectura lineal, sino que “escanean” la pantalla. Los usuarios realizan una “lectura en F”. Leen las dos primeras líneas, y bajando por la izquierda vuelven a detenerse en el centro. Después abandonaban de nuevo la lectura lineal y bajan hacia la parte inferior izquierda. internet disminuye la capacidad de concentración, así como la capacidad de los jóvenes para leer y escribir textos largos.

La lectura en internet y la lectura lineal de libros son dos formas de lectura muy distintas, utilizadas siempre en función de las circunstancias. Se realiza una lectura lineal, reflexiva y en profundidad, cuando se lee un libro o un artículo que interesa. La lectura en “F” es necesaria y fundamental ante la cantidad ingente de información que circula por internet.


Ambas formas de lectura responden a necesidades distintas y son absolutamente compatibles y necesarias.

Existe el riesgo de que en los más pequeños, que no tienen años de experiencia en la lectura lineal y reflexiva, terminen adoptando y afianzando una forma de lectura en “escaneo”, que no permite profundizar en los contenidos, con una necesidad constante de cambiar de tarea para recibir nuevos estímulos, y muy dada a la distracción.

Es necesario reforzar la lectura lineal y reflexiva que permite profundizar, asimilar y afianzar información, datos y conceptos. Es vital que los niños y adolescentes de hoy lean libros enteros, profundicen y reflexionen sin distracciones.


Sería absurdo afirmar que Internet no es una fuente infinita de conocimiento que, bien seleccionada y manejada, puede convertirse en una excelente forma de aprender. Pero también es necesario que la sociedad del conocimiento replantee sus estrategias de enseñanza y aprendizaje, y empiece a actuar ahora para que las nuevas generaciones avancen en vez de retroceder.


Es importante manejar Internet como una herramienta de investigación y
diversión, y no para que las relaciones sociales giren en torno a ésta.


abril 18, 2013

Los celulares afectan al cerebro



El uso de celulares es perjudicial para el cerebro


Telefonía Celular. Un teléfono móvil o celular es una radio que trabaja en dos direcciones (emisión y recepción) de comunicación en un solo canal; para funcionar produce radiación en forma de radiofrecuencia, a las cuales se exponen usuarios y personas cercanas. Al utilizar este aparato se establece comunicación con una estación base cercana, desde la cual la llamada se transfiere a la red normal de cableado telefónico terrestre.

Índice de Absorción Específica (SAR)

El usuario de un teléfono móvil está expuesto a campos de radiofrecuencia mucho más intensos que los del entorno general. Los teléfonos móviles se utilizan a muy poca distancia de la cabeza; por lo tanto, en lugar de estudiar el efecto del calentamiento en todo el cuerpo, se debe determinar la distribución de la energía que absorbe la cabeza del usuario.

Los gobiernos de todo el mundo adoptaron pautas de seguridad internacionales integrales, elaboradas por organismos científicos independientes, que rigen la exposición a la energía de radiofrecuencia. Los teléfonos celulares están diseñados para operar dentro de esos límites estrictos.

SAR (Specific Absorption Rate) significa Índice de Absorción Específica, que es la unidad de medida de la cantidad de energía de radiofrecuencia absorbida por los tejidos del organismo al emplear un teléfono celular. En concreto, se representa la potencia de radiación máxima emitida por un teléfono celular y absorbido por una unidad de masa de tejido. Por lo general se mide en vatios por kilogramo de tejido.


El valor de SAR dependerá en gran medida de la forma que tenga la parte del cuerpo expuesta al campo, así como de la ubicación exacta y geometría de la fuente de radiofrecuencia. El empleo más común de esta medida se refiere a teléfonos móviles, en cuyo caso el teléfono se ubica junto a la cabeza en la posición de habla más habitual, y se informa del valor SAR para la parte de la cabeza que más energía haya recibido. La norma internacional indica que el limite máximo admitido es de 1,6W/kg SAR.

En los últimos años en Europa y Estados Unidos se han realizado estudios sobre los posibles efectos negativos que puede provocar el uso de celulares, sobre todo para los niños.

Cada vez más estudios científicos demuestran que cuando la radiación es de alta frecuencia y se combina con microondas, se producen vibraciones moleculares generadoras de calor. Se producen cambios eléctricos en la membrana de todas las células del cuerpo, alterando los flujos celulares de algunos iones, sobre todo el calcio, lo que podría tener efectos biológicos importantes.

Lo real es que la preocupación existe, y que consiste básicamente en que la radiofrecuencia que se emite (microondas) actuaría como un pequeño horno aumentando la temperatura de algunos sectores del cerebro.

El Parlamento Europeo dio a conocer un estudio que desalienta la fabricación de teléfonos celulares con especiales detalles para llamar la atención de los niños, como colores y juegos electrónicos, por entenderse que su uso produce daños neurológicos y afecta el desarrollo evolutivo y los resultados escolares de los niños hasta la pre adolescencia.

Se ha planteado que podrían afectar las células del cuerpo, cerebro o sistema inmunológico y aumentar el riesgo de desarrollar una amalgama de enfermedades, incluyendo cáncer.


El uso del teléfono celular afecta el metabolismo de la glucosa cerebral


Un estudio publicado en The Journal of the American Medical Association (JAMA) en 2011 muestra que el metabolismo de la glucosa en el cerebro aumenta cuando se acercan las antenas de los celulares al oído.

Los científicos, dirigidos por la doctora Nora Volkow, directora del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de EE. UU., encontraron que las personas que usaron el teléfono celular durante 50 minutos al día tuvieron un aumento del metabolismo de la glucosa en el cerebro. La glucosa es un marcador de la actividad cerebral.

La radiación electromagnética del celular
tiene un efecto local en el proceso
de la actividad cerebral
La precaución puede ser especialmente necesaria para los niños y adolescentes cuyo tejido neural está aún en desarrollo, teniendo en cuenta que es una población que empezó su vida con los teléfonos celulares y se puede esperar que vayan a estar expuestos en los próximos años.

Hace tiempo que los científicos se debaten sobre si el uso de celulares, prácticamente utilizados en el mundo entero, es perjudicial para la salud, específicamente si puede causar cáncer de cerebro.

Este estudio se ejecutó reclutando a 47 personas en buenas condiciones físicas y de salud. El objetivo era tratar de identificar si el uso del celular durante un tiempo prolongado de conversación podía afectar la actividad cerebral. Lo que se buscaba medir era la capacidad del campo electromagnético generado por el teléfono celular para perturbar el metabolismo de la glucosa.

Hablar por móvil durante 50
minutos acelera el metabolismo
del cerebro, justo
donde se apoya la antena
Durante un año les colocaron durante un periodo de 50 minutos todos los días dos teléfonos móviles, uno en la oreja derecha y otro en la izquierda, alternadamente uno encendido y el otro apagado, o los dos apagados para comparar los diferentes resultados de la exposición. Para poder ver la reacción del cerebro emplearon imágenes de tomógrafos que permiten ver la actividad cerebral y tras inyectarles la sustancia fluoruoxiglucosa (18F), que muestra el comportamiento del metabolismo de la glucosa en el cerebro, notaron los cambios en la actividad cerebral. La actividad cerebral se redujo con la distancia de la antena.

En términos generales, los investigadores identificaron que en el cerebro no se encuentran modificaciones a este metabolismo o patrones extraños que interpretar. Sin embargo, lo que si observaron fue un incremento de actividad en la zona inmediata a donde estaba funcionando el celular. La actividad fue significativamente alta respecto a los distintos estados ON y OFF del celular: un 7 por ciento de incremento cuando el celular está en ON. Este porcentaje deja sin lugar a dudas que la radiación electromagnética del celular efectivamente tiene un efecto local en el proceso de la actividad cerebral.

El dramático crecimiento de las tecnologías de comunicación inalámbricas disponibles hace pensar a los científicos que puede elevarse también el riesgo de afectación por radiación electromagnética que generan los celulares y otros dispositivos. Si bien el espectro radioeléctrico de la señal celular no está dentro del espectro denominado de “radiación ionizante” (como los rayos X), se intuía que debía existir alguna influencia en nuestro cuerpo, pero hasta ahora no había sido posible verificarlo.

Nadie sabe por ahora si la exposición a estas fuentes externas dos o tres horas al día durante cinco a diez años cause efectos indeseables. Y si la exposición es temprana, cuando el cerebro es aún muy plástico, ¿habrá efectos perjudiciales? Esa es una pregunta importante que hay que responder.

Tampoco está claro quéi parte del cerebro podría resultar afectada, teniendo en cuenta que los celulares más viejos tienen antenas más cerca del cerebro, comparados con los más nuevos, que se usaron en este estudio, que están más cerca de la boca.

Volkow está planeando un estudio retrospectivo para determinar si los usuarios de celular de largo tiempo, digamos dos horas diarias durante diez años, tienen cualquier efecto obvio para la salud.

Con este estudio se demuestra esta suposición. Sí nos afecta el uso del celular. Lo que el estudio no puede concluir es si esta afectación es inocua o si pone en riesgo nuestra salud.

Los teléfonos móviles y la barrera hematoencefálica

El neurocirujano e investigador Dr. Leif Salford ha llevado a cabo numerosos estudios sobre la radiación de radio frecuencia y sus efectos sobre el cerebro. Desde que comenzó su línea de investigación en 1988, el Dr. Leif Salford y sus colegas en Lund University Hospital en Suecia ha descubierto más de 1.600 animales de experimentación a radiación de bajo nivel.

Las investigaciones en el laboratorio han consistido en exponer a jóvenes ratas de laboratorio ante un teléfono móvil o a otra fuente de radiación de microondas; luego sacrifica a los animales y buscan la albúmina en su cerebro.

La albúmina es una proteína que es un componente normal de la sangre pero que normalmente no cruza la barrera hematoencefálica que protege el cerebro. La presencia de albúmina en el tejido cerebral siempre es señal de que las venas han sido dañadas y de que el cerebro ha perdido parte de su protección. Esto es lo que los investigadores han encontrado, consistentemente durante 18 años.


Las radiaciones de microondas, en dosis iguales a las emisiones de los teléfonos celulares, provocan que se encuentre albúmina en el tejido cerebral. Una simple exposición a un teléfono celular común durante dos minutos hace que la albúmina pase al cerebro. En un conjunto de experimentos, redujeron el nivel exposición en un factor de 1,000 el aumento del daño de la barrera sanguínea cerebral, mostrando que no es el efecto de respuesta a una dosis y que reducir la potencia no hará que la tecnología inalámbrica sea más segura.

Sus resultados fueron consistentes y preocupantes: la radiación, incluida la de los teléfonos celulares, causó la fuga de albúmina a través de la barrera sangre-cerebro – la primera línea del cerebro de defensa contra las infecciones y los productos químicos tóxicos – de las ratas expuestas. Los investigadores en 13 laboratorios de otros 6 países diferentes han reportado el mismo efecto, pero nadie había demostrado si pudiera dar lugar a daño en el largo plazo.

En un estudio publicado en junio de 2003 en Environmental Health Perspectives, el equipo de Salford repitió el experimento con 32 animales adicionales, pero esta vez esperó ocho semanas antes de sacrificarlos y examinar sus cerebros. En aquellos animales que habían sido sometidos a un teléfono celular, un máximo de dos por ciento de las neuronas en todas las áreas del cerebro fue encogido y degenerado.

En referencia a los adolescentes de hoy en día, los autores del estudio escribieron que toda una generación de usuarios pueden sufrir efectos negativos, quizás tan pronto como en la mediana edad.


30 minutos de exposición a la radiación del teléfono móvil LTE (4G) afecta a la actividad cerebral en ambos lados del cerebro

Estudio publicado por investigadores de la Escuela de Salud de Salud Pública de la Universidad de California, Berkeley, en la revista Clinical Neurophysiology revisada por pares [peer-reviewed], en setiembre 2013.

En un experimento controlado, los investigadores expusieron a la oreja derecha de 18 participantes a la radiación del teléfono móvil LTE (Long Term Evolution) durante 30 minutos. La fuente de la radiación fue de 1 centímetro de la oreja, y la cantidad de radiación absorbida en el cerebro estaba dentro del teléfono celular de los límites legales internacionales.  Los investigadores emplearon un diseño aleatorio y contra-equilibrado doble ciego, cruzado, para eliminar los posibles sesgos del estudio.


Los resultados mostraron que la exposición a la radiación de las redes LTE afecta a la actividad neuronal del cerebro, no sólo en la región cerebral más cercana, sino también en las zonas más alejadas, incluyendo el hemisferio izquierdo del cerebro. El estudio ayuda a explicar el mecanismo neural subyacente por los efectos de la radiación de microondas en las zonas del cerebro más alejadas de la fuente de radiación.

El estudio establece que una corta exposición a la radiación LTE afecta a la actividad cerebral de los usuarios. Aunque la tecnología LTE es muy reciente como para conocer las consecuencias para la salud, ya se tiene pruebas de que el uso del teléfono móvil durante largos períodos de tiempo está asociado con riesgos para la salud: mayor probabilidad de cáncer cerebral y en el cuello, disminución en la calidad del esperma, y consecuencias para la salud de los hijos.

Los usuarios de teléfonos móviles, especialmente las mujeres embarazadas y los niños, deben limitar su empleo. Por otra parte, los usuarios de teléfonos móviles no deben mantener el teléfono cerca de la cabeza, de los senos o de los órganos reproductores cuando el teléfono esté encendido.

Medición de la actividad cerebral de los sujetos
en estado de reposo mediante resonancia magnética (fMRI)
Este estudio es importante por dos razones:
* porque es el primero en ser llevado a cabo sobre los efectos a corto plazo de la Long Term Evolution (LTE), la cuarta generación (4G) de tecnología de teléfonos móviles.
* debido a la rápida velocidad de adopción de esta tecnología.

De acuerdo con la Global Mobile Suppliers Asociación la LTE es la tecnología de sistema móvil con el desarrollo más rápido de la historia. Los Estados Unidos son el mercado más grande de LTE del mundo. En marzo de 2013, el total mundial de suscripciones a la LTE fue ya de 91 millones de suscriptores. Más de la mitad de ellos, 47 millones, fueron abonados 4G estadounidenses.

Este estudio establece que la exposición a corto plazo a la radiación de radiofrecuencia LTE afecta la actividad cerebral. Los efectos a largo plazo de estas exposiciones aún no se han estudiado, pero ya hay considerable evidencia que relaciona estos riesgos con un gran número de efectos biológicos adversos que incluyen :

* Daño en el esperma
* Roturas del ADN
* Aumento de la glucosa en el cerebro
* Huesos debilitados
* Estrés genético
* Disfunción del sistema inmune
* Efectos en los fetos durante el embarazo

Más preocupante es el vínculo entre estas exposiciones y una larga lista de enfermedades como :

* La enfermedad de Alzheimer
* Autismo
* Tumores cerebrales
* Cáncer de mama
* Cáncer cerebral

Se necesita más investigación sobre los efectos del LTE y otras formas de radiación del teléfono móvil pero la evidencia ya es convincente. Muchos expertos científicos y médicos están haciendo sonar la alarma.


El uso de smartphones y tabletas antes de dormir multiplica los problemas de sueño

Estudio publicado en mayo 2013 en la revista Nature, por el profesor de Harvard Charles Czeisler, experto en la medicina del sueño.

La luz artificial altera notablemente el ciclo de sueño de las personas y otros animales, ya que el cuerpo se engaña inconscientemente al percibir esos rayos de luz llegada la noche, alterando el reloj biológico que administra el tiempo que dormimos y el que permanecemos despiertos.

En su última reunión anual, la Asociación Americana de Medicina dejó muy claro que la excesiva exposición a la luz durante la noche altera estos procesos esenciales y puede crear efectos potencialmente perjudiciales y situaciones peligrosas.

Czeisler explica que al igual del oído que tiene dos funciones (audición y equilibrio), con el ojo ocurre lo mismo. Por un lado, proporciona el sentido de la vista, pero cuenta con otra función que incluso disfrutan los invidentes: junto con los fotorreceptores que permiten ver, la retina cuenta con unas células  llamadas ganglionares  que hacen de vigías para el ritmo circadiano. Estas células son las que perciben si es de día o de noche y, en función de lo uno o lo otro, el organismo actúa en consecuencia.

La llegada de la noche, percibida por las ganglionares, activa la secreción de melatonina, la cual induce al sueño y que durante el día es escasa. Sin embargo, si la retina sigue recibiendo luz aunque sea medianoche, todo este proceso se altera, provocando que el ritmo circadiano se rompa hasta el punto de convertirse en un verdadero problema de salud en los casos más graves.

La luz artificial en la retina inhibe a las neuronas que inducen al sueño y activa a las que provocan el estado de vigilia en el hipotálamo.

Los diodos emisores de luz, conocidos por sus siglas en inglés, LED. presentes en la actualidad en televisores, computadoras, tabletas y teléfonos móviles, suelen emitir mucha luz azul, que es precisamente la más nociva por la noche, mucho más que las bombillas incandescentes.

Las células ganglionares son más sensibles a la luz con longitudes de onda más corta, que es el caso de la luz azul. Por lo que a mayor exposición a este tipo de iluminación, mayor será la probabilidad de alterar el ritmo de sueño.

Por lo tanto, lo más oportuno al caer la noche es bajar la luz, reducir su intensidad, y cambiar todo atisbo de luz azul por luz roja o naranja, con longitudes de onda más largas. Y alejar las tabletas y el móvil antes de dormir.

Hay evidencia de que los adolescentes duermen media hora menos por cada dispositivo de este tipo que tienen en el dormitorio. Esto no es sólo debido a la exposición a la luz, sino también por los juegos, las interrupciones telefónicas después de la hora de acostarse, los mensajes de texto que despiertan, etc.


Amenaza del uso de celulares para el desarrollo cerebral del niño

El Consejo Nacional de Protección Radiológica del Reino Unido comisionó a un grupo independiente, dirigido por Sir William Stewart, para que estudiara la seguridad de los teléfonos móviles a finales de la década de 1990.

Los científicos recomendaron a las personas utilizar los equipos denominados manos libres para disminuir la cantidad de radiación que penetra al cerebro.

Se recomendó que los niños menores de 8 años nunca deberían usar celulares. Un teléfono diseñado para niños de esa edad fue retirado del mercado británico y para aquellos entre 9 y 14 años deben restringir su uso. Según Stewart el cráneo de los niños no es suficientemente grueso, su sistema nervioso no está totalmente desarrollado y la radiación penetra con más fuerza en sus cerebros. Los expertos británicos han recomendado que los niños deberían  reducir la cantidad de tiempo en que utilizan los móviles como una medida de precaución.

Sus advertencias fueron ignoradas.

Un nuevo estudio, publicado en 2005, advierte además sobre los efectos negativos que podrían tener los mástiles que se instalan para dar cobertura a los celulares, particularmente cuando están cerca de escuelas.


Los padres deberían restringir el uso de teléfonos celulares sólo a situaciones de emergencia debido a los riesgos para la salud de sus hijos.



Los niños son más sensibles que los adultos a las radiaciones de los celulares

Un estudio realizado por investigadores suecos de la Universidad de Öbrego y publicado en 2002, aseguró que había encontrado una relación directa entre los teléfonos móviles análogos y los tumores del cerebro, pero los expertos han cuestionado la validez de esas conclusiones por la forma en que se desarrolló la investigación. Se recomienda precaución a la hora de utilizar estos aparatos, especialmente en el caso de los niños y adolescentes, sin asegurar que su salud esté 100% en peligro.

Aunque el organismo del país que regula la seguridad de las radiaciones aconseja que los más pequeños usen siempre auriculares para hablar por estos teléfonos, la realidad es que pocos lo hacen.

Fredrik Söderqvist, responsable de la investigación afirmó  que los niños pueden ser más sensibles que los adultos a las radiaciones de los celulares.

El científico estudió muestras de sangre de los adultos para comprobar si los teléfonos inalámbricos tienen un efecto sobre el cerebro. Uno de los informes se centró en una proteína que existe en el líquido cefalorraquídeo y que forma parte de la protección del cerebro contra influencias externas.

El estudio reveló una conexión entre el uso del móvil y el aumento de la proteína transtiretina en la sangre. El aumento, como tal, no tiene porqué ser causa de preocupación, pero sí demuestra que el cerebro no es inmune a las microondas y quizás pueda haber otros efectos desconocidos.

el cerebro no es inmune a las microondas y
quizás pueda haber otros efectos desconocidos
Todos deberían utilizar auriculares y evitar el uso del celular cuando la cobertura es pobre, señaló Söderqvist, quien también encontró relación entre los niños que tienen más dolores de cabeza, problemas graves de asma y trastornos de concentración con un mayor uso del teléfono móvil, aunque se necesita más investigación para excluir los efectos de otros factores.

De todas formas, el científico considera preocupante que la mayoría de los niños y adolescentes se pasen la vida colgados del celular, ya que los posibles efectos sanitarios de la exposición prolongada a las microondas de estos equipos todavía no se han aclarado y los efectos seguramente se percibirán en el futuro.

Una conversación de una hora por celular estimula áreas de su cerebro más cercanas a la antena del teléfono, pero los expertos aseguran que aún no tienen idea de si esos efectos constituyen riesgos a largo plazo para la salud.


La radiación del teléfono celular afecta al cerebro de los fetos de ratones

Según un estudio de la universidad de Yale publicado por la revista Nature Scientific Reports en 2012, el aumento de los desórdenes de comportamiento infantil puede deberse en parte a la exposición del feto a las radiaciones de teléfonos móviles durante el embarazo,

“Esta es la primera prueba experimental de que la exposición fetal a la radiación de la radiofrecuencia de los teléfonos móviles afecta de hecho al comportamiento de los adultos”, explicó el profesor Hugh Taylor, del departamento de Obstetricia, Ginecología y Ciencias Reproductivas de esa universidad y uno de los autores del estudio realizado con ratones.

La investigación demostró que problemas de comportamiento en los ratones similares al trastorno por déficit de atención con hiperactividad son ccausados por la exposición a los teléfonos móviles en el vientre materno.

Aunque es necesario llevar a cabo pruebas con humanos para establecer los límites de exposición seguros durante el embarazo, a la vista de los resultados limitar la exposición del feto parece una necesidad.

El TDAH es un trastorno neurológico del comportamiento caracterizado por una distracción moderada a grave, hiperactividad y conductas impulsivas, cuya presencia se detecta en los niños antes de los siete años y que afecta a su actividad social y académica.

Taylor y sus colegas sometieron a ratonas embarazadas a la radiación de un teléfono móvil en modo silencioso, aunque activado con una llamada durante la duración de la prueba y compararon sus resultados con los de un grupo control mantenido bajo las mismas condiciones, pero con el teléfono desactivado.

El equipo midió la actividad eléctrica cerebral de los ratones adultos que fueron expuestos a la radiación en estado fetal y llevaron a cabo una serie de pruebas psicológicas y de comportamiento.

Los científicos comprobaron que esos ratones tendían a ser más hiperactivos y mostraban una mayor ansiedad y menor capacidad de memoria, un efecto que atribuyeron a los cambios sufridos durante el embarazo en el desarrollo de las neuronas de la corteza prefrontal de su cerebro, responsable de los procesos de toma de decisiones y del comportamiento social.

Según el autor principal del estudio, Tamir Aldad, serán necesarios nuevos experimentos con humanos o primates para determinar si los riesgos potenciales son similares, ya que la gestación en las ratonas dura sólo 19 días y los ratones nacen con cerebros menos desarrollados que los de los bebés humanos.


Los niños y los bebés en gestación enfrentan mayor riesgo de daño biológico y neurológico

El estudio, elaborado por L. Lloyd Morgan, investigador principal en la organización Environmental Health Trust, y varios de sus colegas, fue publicado en línea en julio 2014, en la revista Journal of Microscopy and Ultrastructure.

Los autores analizaron la bibliografía actual que demuestra que los niños enfrentan un mayor riesgo que los adultos. Evaluaron la epidemiología revisada por pares referente a la exposición a teléfonos celulares,  que cubría el período 2009-2014, junto con datos de dosimetría de teléfonos celulares, documentos gubernamentales, manuales de fabricantes y publicaciones de la misma índole.

Los niños y los bebés en gestación enfrentan el mayor riesgo de daño biológico y neurológico resultante de la radiación electromagnética emitida por los dispositivos inalámbricos.

De acuerdo con estos investigadores, la tasa de absorción es mayor en los niños que en los adultos, debido a que los tejidos cerebrales de los primeros son más absorbentes, sus cráneos son más delgados y de menor tamaño.

El feto es especialmente vulnerable, porque la exposición a radiación electromagnética puede tener como resultado la degeneración de la capa de mielina protectora que rodea las neuronas cerebrales.

“Demencia digital” observada en escolares

El informe destaca el peligro de la exposición infantil y fetal a la radiación electromagnética, y las razones por las cuales dicha exposición es más marcada en niños que en adultos. Se venden juguetes peligrosos para lactantes y bebés de 1 ó 2 años. El riesgo de exposición a cualquier agente cancerígeno es mayor en los niños, y cuanto menores sean estos, mayor es el riesgo. En cambio, en el caso de los adultos, el riesgo  en una primera aproximación  no varía con la edad.

Se ha detectado el problema denominado “demencia digital” en niños en edad escolar. Este término fue acuñado por el neurocientífico alemán Manfred Spitzer, en su libro del mismo nombre, publicado en 2002, y se utiliza para describir la manera en que la sobreutilización de la tecnología digital genera un quiebre en las habilidades cognitivas. También se le denomina FOMO, por sus siglas en inglés, que significa miedo a perderse algo. Esto corresponde a una forma de ansiedad social y constituye una preocupación compulsiva respecto de la posibilidad de perderse una oportunidad de interacción social.


Morgan y sus colegas han elaborado ciertas recomendaciones

* La distancia es nuestra mayor aliada. La intensidad de la radiación disminuye  en la medida en que el cuadrado de la distancia aumenta con respecto a la fuente de energía (ley del inverso del cuadrado). Colocar un teléfono celular a 15 cm de la oreja reduce 10.000 veces el riesgo.

* A menos que el teléfono celular esté apagado, siempre está emitiendo radiación. Cuando no esté en uso, debiera guardarse lejos del cuerpo. El mejor lugar para un celular es preferentemente una cartera, un bolso o una mochila.

* Los dispositivos mencionados deben mantenerse alejados del abdomen  de una mujer embarazada, y las madres no debieran usar celular mientras amamantan. Los monitores para bebé no deben colocarse en la cuna del recién nacido.

* Es conveniente que los niños y adolescentes sepan utilizar los dispositivos inalámbricos con seguridad. Por ejemplo, no debería permitirse celulares en las habitaciones infantiles durante la noche.

* Puesto que el riesgo es acumulativo y que se absorbe mayor radiación a mayor cantidad de uso, es necesario enseñar a los niños a minimizar la utilización de los teléfonos inalámbricos. Los teléfonos fijos, el Skype y la telefonía por internet (cuando se conectan a internet mediante un cable) no emiten radiación, por lo que debería incentivarse su uso.

* Los enrutadores wi fi residenciales deben instalarse lejos de los lugares donde sus habitantes, especialmente los niños, permanecen por más tiempo.

* Los niños varones no deberían guardar el celular en los bolsillos delanteros de su pantalón, pues existe un riesgo potencial de dañar el esperma. Sin embargo, no existen estudios de pre pubertad masculina que evalúen si la exposición temprana a la radiación electromagnética tiene algún efecto en el esperma después de la pubertad, reconoció el investigador.

* Las niñas no deberían colocarse el celular en el sostén. Esta recomendación se basa en un estudio de caso de cuatro mujeres que acostumbraban a colocar el celular en el sostén y que desarrollaron cáncer de mama; dos de ellas a los 21 años.


El creciente número de niños que utiliza celulares es preocupante, y se someterán durante muchos años a las radiaciones, sobre todo si realizan llamadas largas, todos o, casi todos los días.



Relación entre el uso del teléfono celular y algunos tumores cerebrales 

Hasta ahora, las investigaciones realizadas han tenido como objetivo relacionar la aparición de tumores del cerebro con la utilización del teléfono celular. Se han efectuado principalmente estudios epidemiológicos para evaluar los riesgos potenciales de la exposición a las ondas electromagnéticas. Sin embargo, sólo se pueden estudiar los cánceres que aparecen rápidamente, ya que en general, es necesario el transcurso de una decena de años para ver desarrollarse un cáncer del cerebro.


Interphone

El estudio epidemiológico de mayor relevancia fue realizado por investigadores de 13 países de la comunidad europea. Este proyecto dirigido por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIRC) y coordinado por la OMS tenía por objetivo determinar la relación entre el uso del teléfono celular y algunos tumores cerebrales. Se realizó entre 2000 y 2008. 

Este estudio concierne a varias patologías, entre ellas el glioma. Se trata de un estudio epidemiológico que pretende comparar una población de personas con la patología estudiada y una población sana, para analizar si la exposición a las ondas telefónicas aparece como un factor asociado con dicha patología. Todos los países siguieron, con algunas variantes metodológicas, el mismo protocolo y utilizando el mismo cuestionario. Este estudio reagrupó las estadísticas de trece países: Francia, Reino Unido, Alemania, Italia, Dinamarca, Suecia, Noruega, Finlandia, Canadá, Japón, Nueva Zelanda, Australia, Israel.


Sus resultados se retrasaron más de dos años debido a las controversias entre diferentes investigadores y a la resistencia de algunos grupos para que la información obtenida se hiciera pública. Recién en 2010 debido al reclamo del Parlamento Europeo, los resultados del estudio fueron dados a conocer públicamente.

En los grupos de estudio que usaron los celulares en forma más intensa por períodos más prolongados (10 a 15 años) el resultado más destacado es un aumento importante del riesgo de glioma (40%) y de meningioma cerebral (15%) en el grupo de mayor exposición. El equipo encontró pruebas suficientes para clasificar la exposición personal como posiblemente cancerígena para los seres humanos.

El director de la Agencia Internacional de Investigaciones para el Cáncer Christopher Wild afirmó que en base a las observaciones realizadas en los grupos de mayor exposición y el creciente uso de celulares, en particular por los jóvenes, se justifica una investigación adicional del riesgo de cáncer en los usuarios de los celulares, incluyendo en los estudios a los niños que no fueron incluidos en el estudio Interpone.

Lo cual significa es que en este momento no se han realizado suficientes estudios a largo plazo para llegar a una conclusión clara de si la radiación de los teléfonos celulares es segura, pero hay suficientes datos que muestran una posible conexión que debe ser advertida a los consumidores. La principal consecuencia de la interacción entre la energía radioeléctrica y el cuerpo humano es el calentamiento de los tejidos.

En el ínterin y hasta tanto se disponga de mayor información, se recomienda fuertemente aplicar el principio de precaución que indica no usar los celulares en forma injustificada y tratar de lograr que las exposiciones, en particular en los niños sean tan bajas como sea posible.

El uso de celulares debe limitarse y restringirse a una emergencia y los padres de familia deben tomar el control sobre los aparatos electrónicos que compran a sus hijos y sobre todo analizar el peligro que estos puedan ocasionarles.