febrero 29, 2024

La Música Retrasa el Envejecimiento Cerebral



Escuchar música, cantar o tocar un instrumento tiene múltiples 
beneficios para el funcionamiento cognitivo general del cerebro a todas las edades


La música transforma y sana el cerebro

L
a música influye en nuestro estado de ánimo. Por supuesto, una misma pieza musical no evocará las mismas emociones en todo el mundo. Pero en general, siempre que esté estructurada, no deja indiferente. Si el ritmo es lento, los latidos del corazón se ralentizan, al igual que la respiración. Esto se llama “sincronización cardiovascular”: la presión sanguínea se sincroniza con la velocidad de la música. Y los niveles de cortisol – la hormona del estrés – descienden.

A la inversa, aunque la música puede relajar, también puede estimular. Al correr, por ejemplo, escuchar una pieza musical ayuda a mantener el ritmo y prolongar el esfuerzo. También libera dopamina, el neurotransmisor del placer. Su efecto es tal que está prohibido escuchar música durante un maratón, pues de lo contrario sería dopaje.

El vínculo entre el cerebro y la música

La música es procesada por múltiples áreas del cerebro. El hipocampo es la zona del cerebro que almacena la memoria a corto plazo, y suele ser la primera en fallar en las personas con demencia. Con el tiempo, los recuerdos se consolidan y almacenan de forma descentralizada en la corteza cerebral.


Qué ocurre en el cerebro cuando escuchamos música

Decir que se produce una auténtica "sinfonía neuronal" no es ninguna exageración, porque escuchar música moviliza numerosas regiones del cerebro, incluso para alguien que no haya estudiado música. Las regiones auditivas – temporales – establecen un importante diálogo con las regiones motoras – prefrontales, pero también subcorticales, es decir, el córtex –, y por eso la música nos da tan fácilmente ganas de bailar.


Además, la música se evalúa continuamente en nuestro cerebro en función del placer o displacer que nos pueda producir, y en ello interviene una compleja red cerebral conocida como "circuito de recompensa". La actividad de estas regiones produce la liberación de sustancias como la dopamina cuando hay placer, lo que nos hace sentir bien.

Estimula las regiones auditivas e inmediatamente las regiones motoras, que están conectadas entre sí de forma natural en el cerebro. En otras palabras, la música se siente... en el cerebro. Lo que explica por qué la música pulsante nos hace querer movernos, o por qué un bebé se contonea aunque no sepa andar.



Resistencia de la memoria musical

Actividad cerebral para una tarea de memoria musical (en rojo)
y una tarea de memoria verbal (
en azul).
En amarillo, las regiones cerebrales comunes a la música y el
lenguaje

El análisis perceptivo de la música está asociado al trabajo de la memoria, en el que intervienen regiones cerebrales como el hipocampo, cruciales para la codificación y el recuerdo de la información. Los estudios de neuroimagen demuestran que la memoria musical exige más al cerebro que la memoria lingüística, lo que explica en parte por qué esta memoria es tan resistente a medida que el cerebro envejece. Sin embargo, las dos áreas comparten recursos cerebrales comunes, lo cual es interesante porque los clínicos, como los logopedas, confían en estas capacidades musicales para rehabilitar a pacientes con trastornos en la producción del lenguaje o para ayudar a los niños disléxicos a descomponer sílabas y frases con mayor eficacia.

De este modo, la música permite al cerebro reestructurarse más rápidamente tras traumas, trastornos o lesiones. Por ejemplo, tras un ictus. Utilizada al inicio de enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, favorece la plasticidad neuronal y, por tanto, retrasa el impacto en el deterioro de la memoria.

Practicar música puede proteger contra la aparición de enfermedades neurodegenerativas


Cada vez hay más pruebas científicas que lo corroboran. Por ejemplo, un estudio que analiza el historial sanitario de grandes poblaciones ha demostrado que en gemelos con un código genético idéntico, si uno de ellos es músico (estudios y práctica musical regular), tiene menos probabilidades de desarrollar una enfermedad de tipo Alzheimer.

Del mismo modo, una publicación reciente muestra que las personas mayores con quejas de memoria (pero sin diagnóstico de enfermedad neurodegenerativa) a las que se ofrecen sesiones de meditación cantada o de escucha pasiva de música durante 3 o 6 meses muestran una mejora del funcionamiento cognitivo y del bienestar en ambos tipos de actividad.


Lo sorprendente es que simplemente escuchar música produce los mismos efectos, incluso a largo plazo, que una actividad de meditación mucho más activa. Nuevas actividades deportivas (caminar, nadar, etc.) producen resultados similares. Se trata de un mensaje positivo, porque demuestra que podemos mejorar la calidad de nuestro envejecimiento diversificando nuestras actividades de ocio y aumentando nuestro nivel de compromiso personal.

Numerosos estudios científicos han demostrado que el cuarto arte es mucho más que un deleite para los sentidos. También es un poderoso estimulante para nuestro cerebro, incluso cuando empieza a envejecer, como revela un nuevo estudio.



La práctica musical ralentiza el deterioro cognitivo en los ancianos



Un equipo de la Universidad de Ginebra (UNIGE), la Haute école de santé (HES-SO Genève) y la EPFL, en un estudio publicado en NeuroImage: Reports en abril de 2023, ha puesto de relieve los efectos beneficiosos de las actividades musicales para contrarrestar el envejecimiento normal del cerebro.

El envejecimiento normal va inevitablemente acompañado de un declive más o menos importante del rendimiento cognitivo. Pero podemos entrenar nuestro cerebro para ralentizar este proceso.

El equipo de investigadores ha descubierto que tocar y escuchar música de forma activa puede ralentizar el deterioro cognitivo en personas mayores sanas al estimular la producción de materia gris. Para llegar a estos resultados, los científicos siguieron durante seis meses a más de cien jubilados inscritos en clases de piano y sensibilización musical que nunca antes habían practicado. Estos resultados abren nuevos horizontes en el apoyo al envejecimiento neurocognitivo.

A lo largo de nuestra vida, nuestro cerebro se remodela. Su morfología y sus conexiones cambian en función de la experiencia y el entorno. Así ocurre, por ejemplo, cuando aprendemos cosas nuevas o superamos las secuelas de un ictus. A medida que envejecemos, esta plasticidad cerebral disminuye. El cerebro también pierde materia gris, el hogar de nuestras preciadas neuronas. Es lo que se conoce como "atrofia cerebral".

Poco a poco, aparece el deterioro cognitivo. Esto afecta especialmente a nuestra memoria de trabajo. Es la base de muchos procesos cognitivos. Por ejemplo, cuando retenemos información brevemente para alcanzar un objetivo, como recordar un número de teléfono el tiempo suficiente para escribirlo o traducir una frase de otro idioma. Practicar y escuchar música activamente favorece la plasticidad cerebral y, por lo tanto, aumenta el volumen de materia gris.

También se han medido efectos beneficiosos sobre la memoria de trabajo. En el estudio participaron 132 jubilados sanos de entre 62 y 78 años. Una de las condiciones de participación era que no hubieran tomado clases de música durante más de seis meses en su vida.

Práctica frente a escucha activa

Los investigadores querían personas cuyos cerebros aún no mostraran ningún rastro de plasticidad cerebral vinculada al aprendizaje musical. De hecho, incluso una breve experiencia de aprendizaje a lo largo de la vida puede dejar huellas en el cerebro, lo que habría distorsionado sus resultados.

Los participantes se dividieron aleatoriamente en dos grupos, independientemente de que estuvieran o no motivados para tocar un instrumento. El primer grupo recibió clases semanales de piano. El segundo grupo recibió clases de escucha activa, centradas sobre todo en el reconocimiento de instrumentos y el análisis de la estructura de obras de una amplia gama de estilos musicales. Las clases duraban una hora. Los participantes de ambos grupos debían trabajar en casa media hora al día.

Efectos positivos en ambos grupos

Al cabo de seis meses, los científicos observaron efectos comunes a ambas intervenciones. Las neuroimágenes revelaron, en todos los participantes, un aumento de la materia gris en cuatro regiones cerebrales implicadas en el funcionamiento cognitivo de alto nivel, en particular en zonas del cerebelo relacionadas con la memoria de trabajo. Su rendimiento aumentó un 6%, y este resultado se correlacionó directamente con la plasticidad del cerebelo. Los científicos también descubrieron que la calidad del sueño, el número de clases y el entrenamiento diario influían en el grado de mejora del rendimiento.

Sin embargo, los investigadores observaron una diferencia entre los dos grupos: el volumen de materia gris se mantuvo estable en el córtex auditivo primario derecho de los pianistas – una región especializada en el procesamiento de sonidos –, mientras que disminuyó en el grupo de escucha activa. En todos los casos, continuó un proceso general de atrofia en todos los participantes. Por tanto, las intervenciones musicales no pueden rejuvenecer el cerebro, sino sólo ralentizar el envejecimiento de algunas de sus regiones.

Estos resultados demuestran que tocar y escuchar música favorece la plasticidad cerebral y la reserva cognitiva. Los autores del estudio creen que estas intervenciones lúdicas y accesibles deberían convertirse en una prioridad política de primer orden para favorecer un envejecimiento saludable. Para el equipo, el próximo paso será evaluar el potencial de estas intervenciones en personas afectadas por un deterioro neurocognitivo leve, una etapa intermedia entre el envejecimiento normal y la demencia.

Mantener las neuronas en funcionamiento a cualquier edad

Incluso a una edad avanzada, la plasticidad cerebral se mantiene, lo que significa que siempre podemos aprender. Nunca es demasiado tarde. Las personas mayores que se jubilan y dejan de estimular su cerebro sufren un rápido deterioro cognitivo. El cerebro es como un músculo. Si no se usa, se ablanda. Más científicamente: pierde su capacidad.

Si parece obvio que seguir aprendiendo cosas nuevas, sobre todo en la vejez, es beneficioso, ¿por qué la música sería un estimulante cerebral mejor que hacer deporte o aprender un idioma extranjero? La música es más estimulante porque es multimodal e implica no sólo el oído, sino también los demás sentidos y el movimiento. Además, activa prácticamente todas las capacidades cognitivas. Tras un año de práctica, el grupo que tocaba el piano mostró mejores conexiones entre todas las partes del cerebro implicadas en la motricidad fina. Sin embargo, no hay que descuidar el aprendizaje de un arte o una actividad física. Lo más importante es hacer algo que apasione y que se va practicar con intensidad a largo plazo. Así se desarrollará la capacidad cerebral. Progresar es lo más importante que se puede hacer para ralentizar el deterioro cognitivo natural asociado a la edad.

Un desinhibidor para el Parkinson y los trastornos del lenguaje




La musicoterapia
es de gran interés en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson. Hacer que los pacientes escuchen una pieza rítmica les ayuda a caminar con más fluidez y desinhibe su coordinación motora. También la utilizan los logopedas para las personas que sufren afasia – pérdida total o parcial de la capacidad de hablar) – ya que libera la producción del lenguaje. De hecho, las personas que tartamudean suelen hablar con fluidez en cuanto cantan.




Alivio del dolor

Además de proporcionar placer, la música también reduce la percepción del dolor al desviarlo de nuestra conciencia y liberar dopamina y endorfina. Su efecto es tal que se utiliza para el dolor crónico y los cuidados dolorosos, en los servicios de urgencia, cirugía y cuidados intensivos. También se utiliza en cuidados paliativos, por dentistas, en salas de maternidad, etc.

Incluso una empresa francesa ha desarrollado un programa: Music Care, una aplicación pionera para tratar el dolor a través de la música, como complemento al tratamiento farmacológico.

***

Casi nadie es inmune al poder de la música. Las preferencias pueden variar, pero el cuarto arte nos llega al corazón... y al cerebro. Por eso la comunidad médica recomienda cada vez más escuchar y practicar música.

Estudios científicos anteriores han llegado a la conclusión de que el cuarto arte estimula casi todas las formas de memoria, incluso en los enfermos de Alzheimer.

Pero, ¿puede afirmarse que la música protege contra el envejecimiento cerebral? Los investigadores siguen siendo prudentes sobre esta cuestión. Pero son unánimes en un punto: escuchar música, cantar o tocar un instrumento tiene múltiples beneficios para el funcionamiento cognitivo general del cerebro, incluso a todas las edades. Razón de más para fomentar el aprendizaje y la práctica de la música desde una edad temprana.


Los beneficios de la música para las personas mayores




La música es buena para la moral a cualquier edad. Entre las personas mayores, se utiliza especialmente en terapias para pacientes con demencia... Y debería formar parte de la vida cotidiana de todas las personas mayores por sus beneficios.

Una cosa es segura: cuanto más se practica un instrumento, más se aprovechan sus efectos. Pero escuchar música también puede aportar muchos beneficios.


Regulación del estado de ánimo

La neurociencia cognitiva afirma que la música proporciona una sensación de placer al activar nuestro circuito de recompensa. Este sistema, creado por la selección natural para regular nuestros deseos y emociones, aumenta la liberación de dopamina, la famosa "hormona de la felicidad". Tanto es así que la música se utiliza actualmente como herramienta terapéutica en instituciones asistenciales.

Estimular: ¡la música es vida!

¿Ha vivido alguna vez uno de esos momentos especialmente intensos, en los que toda la emoción cristaliza en la canción que está sonando en ese momento? La música tiene esa extraordinaria capacidad de transmitir recuerdos, alegres o tristes. Una persona puede haber olvidado lo que hizo durante el día, pero ser capaz de cantar de memoria una melodía de su infancia... La música estimula nuestro cerebro porque reactiva las capacidades neuronales, trayendo de vuelta recuerdos enterrados. Tener que recordar la letra también ayuda a entrenar la memoria, y tocar o bailar al compás es excelente para la coordinación y la concentración. Probablemente por eso son tan populares los coros y los talleres de bailes de salón... Por no hablar de que mantienen a la gente unida y sociable.

Frenar ciertas enfermedades: tratarse con notas

La música es muy utilizada por las personas que padecen enfermedades neurodegenerativas. Tanto si la escuchan como si la practican, activa muchas áreas del cerebro: memoria, creatividad, concentración, coordinación, pero también comunicación, para poder seguir el ritmo de otros cantantes, bailarines o instrumentistas. También ayuda a mejorar la salud moral y psicológica, y así combatir la depresión.

Expresarse cantando

Cantar o escuchar música juntos puede ser una base para las personas con dificultades de comunicación. Les permite hablar de su pasado y expresar su personalidad: ya no se ven reducidas a su enfermedad o edad, y pueden hablar de sus gustos. También facilita los intercambios, sobre todo entre generaciones: una abuela cantando canciones infantiles y de cuna a sus nietos, ¿no es uno de los momentos más bonitos que comparte una familia?

Relajante: bienestar y serenidad

El simple hecho de escuchar música clásica puede ser muy relajante, tranquilizador y favorecer el sueño. Sus virtudes son reconocidas para calmar a las personas que sufren trastornos neurológicos (demencia, Parkinson, Alzheimer...). Puede convertirse en un auténtico ritual.


Menos deterioro cognitivo, mejor memoria, mejor audición y mayor destreza manual son
 algunos de los beneficios observados entre las personas mayores que se han aficionado a la música




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enero 25, 2024

Importancia de la Postura Corporal para el Cerebro

Resulta difícil con mucha frecuencia mantener 
una postura diaria adaptada a las necesidades de nuestro cuerpo


Actualmente, se comienza a ver la clara relación del cerebro con el intestino, de ahí el gran volumen de estudios en escasos años hablando sobre la importancia de la microbiota. También se comienza a ver la importancia de la respiración para el cerebro. No obstante, también es muy importante la relación entre postura y cerebro. Ya que la postura corporal es determinante para el cerebro.

Según como estemos, nuestro cuerpo va a adoptar una postura u otra. Generalmente, uno no es consciente de ello. Y es que, no es lo mismo estar, por ejemplo, con estrés a estar animado, para que el cuerpo lo exprese de una u otra manera. La postura corporal influye en la cognición, en la atención, en la memoria, en los sistemas de limpieza del cuerpo e incluso en el ánimo.


Experimento en la neurociencia: Juego/Tarea de Iowa

Este experimento consistió en que cada participante contaba con 4 bloques de cartas sobre una mesa. Al levantar las cartas, con unas se ganaba dinero y con otras se perdía. Había que ir sacando cartas de los bloques para finalmente quedarse con uno de esos bloques. De forma que, el objetivo era que el paciente, hallase racionalmente el bloque que más le interesaba para ganar dinero. En unos, perdía mucho dinero y ganaba mucho. En otros, podía ganar poco a poco y ganar también de la misma forma. En promedio, se tardaban unas 80 cartas en deducir cuál era el bloque que más interesaba económicamente.

Mientras se realizaba el juego, el neurocientífico Antonio Damasio, decidió evaluar qué sucedía en el cerebro y en el cuerpo de cada participante. Cuando la persona aproximaba la mano hacia el bloque que iba a perder dinero, el cuerpo comenzaba a emitir señales: había contracciones musculares, se ponía la piel de gallina, se encorvaba el cuerpo. En cambio, cuando la persona se acercaba al bloque ganador, la postura era más erguida, su cuerpo reaccionaba de otra manera totalmente diferente.

Significaba que, a las 10 cartas, el cuerpo ya sabía cuál era el bloque bueno. De ahí lo que se denominó como marcador somático: cambios corporales que reflejan un estado emocional, un estado de consciencia, un estado cognitivo. Si las personas supiesen escuchar su cuerpo, no se necesitaría – en este caso del experimento – levantar 80 cartas, ya que a la décima carta el cuerpo se habría enterado antes que la mente del bloque ganador.

Según el investigador, el cuerpo susurra (en ocasiones grita), pero nosotros no estamos habituados a escucharlo. “El cuerpo sabe lo que la mente todavía no se ha dado cuenta”.

Nuestro cuerpo habla mediante la postura corporal

El cuerpo no miente. Sus movimientos se realizan de manera inconsciente. A diferencia del lenguaje verbal, el cuerpo carece de intencionalidad e ironía. Incluso en personas con daños cerebrales, el cuerpo expresa lo que la persona es incapaz de expresar verbalmente.

El cerebro siempre va a priorizar la información que recibe de la postura corporal. La palabra va a ir acompañada del gesto del cuerpo. Si pregunta, “cómo está” Y la respuesta es “bien” y con postura de derrota, vs “mal” y postura erguida; el cerebro va a detectar que hay una incongruencia en lo que se está diciendo y la información que recibe del cuerpo. Priorizando así, como respuesta, aquella que está mostrando la postura corporal de la persona que está visualizando. De forma que, se transmite mucho más de lo que se expresa verbalmente.

La postura corporal influye en las emociones y la cognición



A finales del siglo XIX, el filósofo y psicólogo estadounidense, William James ya marcaba la influencia del cuerpo en la regulación de las emociones y la cognición con su cita famosa: “No lloro porque estoy triste, estoy triste porque lloro”. De este modo, consideraba que utilizamos el cuerpo para dar sentido a conceptos abstractos, como la tristeza. Sin sensación corporal, no hay emoción.

Sin las expresiones del cuerpo una emoción carece de sentido. El investigador indica que usamos el cuerpo para dar sentido a aquellos conceptos que son abstractos. En este caso, la tristeza. ¿Se puede tener una emoción si no hay una expresión corporal? Él afirma que no. Cerebro y cuerpo es todo uno, se requiere de todo el cuerpo para expresarse.



Experimentos acerca de la relación entre la postura corporal y el cerebro

La posición corporal influye en la memoria

Estudio realizado en EEUU en 2014. Una serie de voluntarios eran expuestos a la pantalla de una computadora donde iban apareciendo una serie de palabras. Unas con contenido positivo y otras con contenido negativo. Para ello, en unas series de palabras la computadora estaba en el suelo – recordando una postura más de derrota –, y en otras, la computadora estaba a una altura de la vista de la persona. Cuando estaba en una postura erguida, la persona recordaba más palabras positivas que negativas. Sin embargo, cuando la computadora estaba en el suelo, la persona recordaba más palabras negativas que positivas.

Vieron que estando en una posición erguida, se activaba la zona del hipocampo del cerebro, recordando más palabras. Si por el contrario, los hombros estaban caídos con una postura inclinada, se activaba menos. Hoy en día, se está estudiando cómo afecta la posición de estar mirando el móvil –siempre mirada hacia abajo.

La contracción de los músculos faciales no sólo refleja las emociones, contribuye a experimentarlas

Experimento de la retroalimentación facial. En este experimento se hizo ver a los voluntarios viñetas de chistes de tebeo. Para ello, lo hacían de varias maneras: unos tenían que sujetar un bolígrafo entre los labios haciendo que el bolígrafo quedase apuntando hacia afuera – simulando sin saberlo una cara de enfado –, otros sujetando el bolígrafo entre los labios quedando este en una posición horizontal – sin querer y sin saberlo, están simulando una sonrisa – y otros en cambios los leían con su cara normal. A partir de aquí, se les pedía que valorasen cómo de graciosas o no eran las viñetas de los chistes. Partiendo de una valoración de risa de un 7 para una viñeta, vieron que los que tenían el bolígrafo en horizontal – simulando una sonrisa – puntuaban la viñeta con un 9, mientras que los que la habían leído con el bolígrafo apretado hacia afuera lo puntuaron con una nota entre el 4 y el 5.


Ante una misma imagen, se vio que la persona estaba interpretando lo que estaba viendo de una manera diferente debido a que la musculatura facial era una u otra.

La expresión “cuando tú sonríes, el mundo te sonríe”. Percibir es interpretar la realidad. El cerebro no percibe la realidad de manera objetiva, sino que estamos constantemente interpretando la realidad, desde nuestro cuerpo.

Cuando sonreímos, la amígdala cerebral, relacionada con el sistema emocional del cerebro, se relaja. Sin embargo, cuando fruncimos el ceño, ésta se activa muchísimo, estresándolo.


La posición corporal influye en el sistema endocrino

En este estudio, se les pedía a los voluntarios que se colocasen en diversas posturas. Una de ellas, sentado con las piernas estiradas sobre la mesa y los brazos apoyando a la cabeza. Otra postura, sentado con las piernas cruzadas, las manos recogidas en el regazo y encogiéndose. Ante estas posturas, se les tomaba sangre para ver los niveles de cortisol – hormona segregada como respuesta al estrés –.

Se vio que en la primera postura, aumentaban los niveles de testosterona y cortisol. En cuestión de segundos, tomando la segunda postura. los niveles de testosterona y cortisol bajaban. Una posición de superioridad aumenta la producción de testosterona y cortisol, y disminuye en una posición de sumisión.

También influye en el hipocampo que es la zona del cerebro encargada de la cognición y la memoria, por lo que una posición más erguida del cuerpo activa más el hipocampo y, por tanto, nos hace recordar y aprender con mayor facilidad.

La postura en que dormimos o la forma de caminar nos hace ser más o menos propensos a la enfermedad del Alzheimer


En la enfermedad del Alzheimer, el cerebro comienza a generar unas placas de beta-amiloide – el cerebro se empieza a llenar de una especie de basura neuronal –. El sistema glinfático – sistema de limpieza – del cerebro actúa sobre todo cuando estamos durmiendo. El cerebro “se encoge” moviéndose los líquidos y así el sistema glinfático va limpiando. Si dormimos boca arriba, si dormimos boca abajo o si dormimos de lado, el sistema glinfático no actúa igual, no limpia igual. La forma en que mejor limpia es durmiendo de lado.

Un estudio de la universidad de Harvard, en relación a la enfermedad del Alzheimer,  estableció que la manera de caminar es uno de los predictores de esta enfermedad. Evaluaron de manera longitudinal – es decir a lo largo de los años – a un número de personas para poder extraer los predictores de la enfermedad del Alzheimer.

Es decir, cómo se puede saber antes de que aparezca la enfermedad del Alzheimer qué personas son propensas a tenerlo y quiénes no. Se estudió imágenes cerebrales, líquido cefalorraquídeo, microbiota, bacterias, y un largo etcétera. Y entre otras, la universidad de Harvard diseñó un proyecto que consistía en caminar un trayecto muy corto delante de una cámara. Y así, repetido a lo largo de los años.

La forma de caminar se estableció como uno de los mayores predictores de esta enfermedad. La enfermedad y evolución de la enfermedad de Alzheimer influye en la postura corporal.

Debido a esto, Harvard comenzó a activar los protocolos de medicina preventiva. Entre los cuales cuenta en enseñar a las personas a cuidar su postura corporal, ya que ésta influye en el bienestar, en la cognición, en la memoria, en la atención, en el control de la ansiedad, en la depresión, pero también previene ciertas enfermedades.


La interacción de nuestro cerebro



Hace algunos años que la neurociencia vive una revolución científica en toda regla en su objeto prioritario de estudio: el cerebro. Investigaciones han demostrado que el cerebro no está aislado del cuerpo sino que interactúa con los órganos; los especialistas lo llaman el “cerebro corporizado” : La influencia de la postura corporal en el cerebro.

Toma de decisiones en la vida real

Esta relación se demostró gracias a un estudio conocido como la “Tarea de Iowa” llevado a cabo en EUA por el investigador Antonio Damasio diseñado para simular la toma de decisiones en la vida real.

Cambios corporales. A esto, el investigador lo llamó el marcador somático, cambios corporales que reflejan un estado de consciencia que, si los voluntarios hubieran sabido interpretar y escuchar, les hubieran ahorrado el levantar el resto de las 70 cartas en promedio: “El cuerpo sabe lo que la mente aún no se ha dado cuenta”.

Nuestro cerebro también percibe cómo estamos, cómo nos sentimos pero también cómo se encuentra la persona que interactúa con nosotros a través de la postura, de los gestos… nuestro cuerpo se prepara antes de que el cerebro lo haga.

Esto nos ayuda a anticiparnos para controlar mucho mejor nuestras reacciones y las de los demás. Si leemos estos potenciales preparatorios nos podemos anticipar al estado que nos va a llevar el cuerpo, esta es la base de la inteligencia emocional pues es más sencillo gestionar la emoción en una etapa temprana que cuando ya está desbordada.

El impacto en la mente


Nuestros 5 sentidos: vista, oído, olfato, tacto y gusto. Estos 5 sentidos nos permiten interactuar con nuestro entorno. Nos permiten apreciar algo que es bueno para nosotros: la música, el arte, los mimos, la comida... También sirven para advertirnos del peligro. Si ve un fuego, se aleja de él. Si una piedrecita le hace daño en el zapato, se da cuenta de un – pequeño – peligro potencial.

No 5 sentidos, sino 7

Los neurocientíficos admiten que tenemos 7 sentidos. Además de los 5 habituales, tenemos :

* Interocepción. Percepción de lo que ocurre en el cuerpo, en nuestros órganos.

* Propiocepción. La postura, los gestos y las sensaciones que experimentamos en nuestro cuerpo.

Y resulta que estos 2 sentidos son mucho más importantes para el cerebro que los 5 sentidos tradicionales.

Nuestra postura y nuestra cara envían señales importantes a nuestro cerebro, y es a esta información a la que nuestro cerebro reacciona. Si tengo cara de enfado, el cerebro interpreta esta cara como de enfado y, por tanto, activa los mecanismos de la ira. Del mismo modo, cuando el cuerpo está en una postura triste, el cerebro empieza a activar los mecanismos neuronales de la tristeza.

El cerebro tiene una representación del cuerpo a nivel del córtex somato-sensorial. Así que el cerebro da más importancia a ciertas partes del cuerpo que a otras, y a lo que el cerebro da más importancia en el conjunto del cuerpo es a la cara, las manos y la curvatura del cuerpo.

Y más allá de la postura, también está la cara. El cerebro da mucha importancia a lo que ocurre en la cara.

Las personas que fruncen el ceño – y esto es algo que hacemos mucho con los teléfonos móviles que tienen pantallas pequeñas – activan una zona vinculada a la amígdala. Esta es una parte del cerebro que se encuentra en las zonas profundas y está más implicada en las emociones.

La amígdala, que parece una almendra, es una zona que se activa cuando se produce una situación estresante, y se desarrolla más. Es una zona en la que conviene mantener la calma. Al intentar suavizar esta zona, fruncir el ceño desactiva un poco nuestra amígdala, por lo que se relaja.

Por extensión, podemos decir que el fenómeno se duplica si hay dolor en el cuerpo. La interocepción enviará información "negativa" al cerebro, y la tensión de la cara ligada al dolor duplicará este circuito.

La curvatura de la espalda

El cerebro tiene un área dedicada exclusivamente a ver la postura del cuerpo. Encorvarse es algo propio de la tristeza. Hoy en día todos nos encorvamos, entre otras cosas porque pasamos ocho horas al día delante de una computadora. El teletrabajo ha cambiado la forma de comportarse de mucha gente: las oficinas en casa no son ni de lejos tan ergonómicas como en el trabajo, y evitan la pausa trabajo/casa.

¿Qué puede hacer? Consultar a un profesional adecuado – un quiropráctico – que "reprogramará" el sistema nervioso y mejorará la comunicación cuerpo/cerebro para que pueda sentarse derecho sin dificultad. El quiropráctico también le dará consejos para que las cosas le resulten más fáciles y llevaderas.

También sentirá que su estado mental mejora. Notará una mejora de su perspectiva, una mayor concentración y más ganas de vivir.

Ahora sabemos científicamente por qué.

***

Cómo afecta su postura a su vida


Hoy en día, probablemente pase más tiempo que nunca en su escritorio. Con largas jornadas frente a la computadora, es fácil descuidar su postura. Sin embargo, ¿sabía que una mala postura no sólo afecta al dolor de espalda?

Mejora los niveles de energía

El aumento de la fatiga puede ser algo más que sus ojos y su cerebro; en realidad puede atribuirse a su espalda. Estar encorvado puede restarle mucha energía. Como el cuerpo y los músculos de la espalda tienen que trabajar más para sostener el cuerpo, es posible que se encuentre más cansado de lo que estaría en otras circunstancias. Intente estirarse o prestar atención a su postura a lo largo del día. Alternativamente, cambiar de postura o trabajar en la oficina de pie puede ser una forma de dar a su espalda un descanso necesario.

Afecta a su salud mental

Su postura puede afectar a su estado de ánimo y mental. Las personas que caminan o se sientan en una posición encorvada suelen tener mayores sentimientos de depresión e infelicidad. Por lo tanto, siéntese recto y puede que se sienta más atento, feliz y seguro de si mismo.

Afecta a las funciones corporales

Su postura afecta en realidad a muchas funciones de su cuerpo. Cuando tiene una postura correcta, está evitando que sus órganos se aplasten y permitiendo que su cuerpo funcione con más normalidad, desde la digestión hasta la circulación y la respiración.

Ayuda a su carrera y vida social

No es ningún secreto que el lenguaje corporal es importante. Una buena postura le hace parecer más atractivo y cálido, mientras que una mala postura puede indicar que está desinteresado y cerrado. Del mismo modo, una buena postura puede traducirse en una carrera profesional más exitosa. Si se mantienes erguido, transmite confianza y competencia. Si bien es cierto que esto le ayudará a sentirse más seguro de si mismo, no se queda sólo en su cabeza: sus hormonas del estrés disminuirán y sus niveles de testosterona aumentarán.


Técnicas de entrenamiento

Entrenar nos brindará la posibilidad de controlar mejor nuestro cuerpo y nuestro cerebro.

Las mejores técnicas para conseguirlo son las que regulan la auto-percepción mediante la observación de los pensamientos y el estado del cuerpo, como el yoga, la meditación, el Tai chi y el chi kung, porque pretenden equilibrar la relación entre cuerpo y mente.

Es evidente que una buena postura es importante, pero ¿cómo podemos mejorarla? Una forma fácil es mediante el ejercicio. Ejercicios como correr o caminar pueden mejorar la resistencia ósea, lo que es bueno para la postura, y los ejercicios de fortalecimiento del tronco pueden reforzar los músculos de la espalda y el abdomen para mantener la columna recta. Sentarse con los aparatos electrónicos y el escritorio a la altura adecuada también son soluciones importantes y fáciles para mejorar la postura. Tener los dispositivos electrónicos sobre el regazo o a una altura incorrecta puede hacer que se incline hacia abajo y presione el cuello y la espalda.

Ponga más atención a su cuerpo y favorezca a su mente

Es hora de prestar más atención e importancia al lenguaje corporal para que la mente pueda interpretarlo mejor, aprender a escucharlo y aumentar la inteligencia emocional, favorecer la toma de decisiones, incrementar la atención, la memoria y la capacidad de expresión.

Ahora sabemos que la postura corporal es un factor determinante para el cerebro. Recomendamos tratar la postura corporal con osteopatía craneosacral y practicando tai chi y chi kung.


Esto confirma la importancia de una postura sana
 y de unos hábitos de higiene mental




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