Normalmente se considera la esquizofrenia como un trastorno de adultos. En las clasificaciones de trastornos mentales se ubica en los trastornos psicóticos considerados de adultos y no en los de inicio en la infancia. Esta enfermedad afecta al 1% de la población y normalmente su inicio es entre los 20 y los 30 años.
Se denomina detección precoz – en psiquiatría
infantil – a toda acción cuyos resultados llevan al descubrimiento de un
trastorno psicopatológico en sus primeros estadios.
En los estadios iniciales de la vida, es decir, en
la infancia, detectar las enfermedades es mucho más trascendente, mucho más
difícil y mucho más complejo que en otras edades. Esta dificultad nace,
entre otros aspectos, de la falta de una adecuada capacidad verbal en el niño,
de la necesidad de utilizar información proveniente de los padres y personas
que conviven con el niño y de que casi todos los síntomas psiquiátricos pueden,
igualmente, ser componentes normales de determinadas conductas o
comportamientos evolutivos del niño.
La esquizofrenia es una enfermedad que causa
pensamientos y sentimientos extraños, y un comportamiento poco usual. Es un
desorden cerebral que deteriora la capacidad de las personas para pensar,
dominar sus emociones, tomar decisiones y relacionarse con los demás. Es una
enfermedad crónica y compleja que no afecta por igual a quienes la padecen.
La esquizofrenia se caracteriza por un deterioro de
las funciones cognitivas, en el lenguaje, el pensamiento, la percepción y la
emoción; así como por una serie de síntomas tan distintos como las
alucinaciones, las ideas delirantes, y la reducción o desaparición de la
capacidad para el disfrute o el placer.

Además de los problemas obvios de sufrir un
trastorno así en la infancia se añaden los problemas de diagnóstico y tratamiento. No siempre es fácil
identificar alteraciones del pensamiento, alucinaciones y delirios. Es
frecuente que los niños tengan una alta imaginación y creatividad y aparezcan
señales ambiguas respecto a las alteraciones de la percepción. Otra gran
dificultad es la cantidad de trastornos que pueden camuflar sus síntomas u ocurrir de forma co-mórbida, por
ejemplo trastornos del estado de ánimo, trastornos del comportamiento (TDAH), trastorno
de Asperger y otros trastornos del espectro autista que son los que tiene
síntomas más parecidos y con los que se postula que la esquizofrenia comparte
marcadores genéticos.
Causas de la esquizofrenia infantil
No se sabe qué causa la esquizofrenia infantil, pero
se cree que se desarrolla de la misma manera que la esquizofrenia adulta.
Los problemas con ciertas sustancias químicas del
cerebro llamadas neurotransmisores naturales pueden contribuir a la
esquizofrenia infantil. Los estudios de imagen muestran diferencias en la
estructura del cerebro de las personas con esquizofrenia, pero la importancia
de estos cambios no es clara.
Los factores
genéticos parecen desempeñar un papel importante, ya que las personas que
tienen miembros de la familia con esquizofrenia pueden estar más propensos a
adquirir la enfermedad.
Los factores
psicológicos y sociales también pueden tener una gran importancia, a tal
punto que el nivel de apoyo social y familiar parece influir sobre el curso de
la enfermedad y puede ser protector contra la recaída.
Síntomas de la esquizofrenia infantil
Lo más típico en la infancia es que se observen primero los síntomas negativos
(una actividad psicomotora disminuida con apatía, anhedonia, abulia, afecto
embotado, etc…). Son frecuentes los problemas escolares y sociales. Aparecen
intereses y actividades de carácter estereotipado.
Una de las diferencias más importantes con los adultos es que en el año premórbido (anterior a la aparición del cuadro de forma más completa) suelen aparecer problemas de lectura o escritura y trastornos del desarrollo motor o el lenguaje que podrían indicar una afectación precoz del desarrollo del cerebro. A veces dirán cosas que no parecerán tener sentido o cambiarán de tema aleatoriamente y sin introducir el cambio a la otra persona.
Pero por lo general los criterios diagnósticos son los mismos que se aplican en adultos a excepción del criterio que se refiere a que los niños pueden no alcanzar los niveles de funcionamiento académico y social esperados para su edad (sustituye al criterio de funcionamiento deteriorado de los adultos). Pueden presentar problemas de atención y déficit visuo-espaciales.
Una de las diferencias más importantes con los adultos es que en el año premórbido (anterior a la aparición del cuadro de forma más completa) suelen aparecer problemas de lectura o escritura y trastornos del desarrollo motor o el lenguaje que podrían indicar una afectación precoz del desarrollo del cerebro. A veces dirán cosas que no parecerán tener sentido o cambiarán de tema aleatoriamente y sin introducir el cambio a la otra persona.
Pero por lo general los criterios diagnósticos son los mismos que se aplican en adultos a excepción del criterio que se refiere a que los niños pueden no alcanzar los niveles de funcionamiento académico y social esperados para su edad (sustituye al criterio de funcionamiento deteriorado de los adultos). Pueden presentar problemas de atención y déficit visuo-espaciales.
Los síntomas más típicos (pensamiento desorganizado,
delirios, alucinaciones, aislamiento social, etc…) irán en aumento así como el
niño vaya creciendo. Pero hay ciertas señales que deberían servir de
indicadores muy precoces ya en la infancia y que darían la señal de que el niño
puede requerir ayuda.
Primeros signos y síntomas
Las primeras indicaciones de la esquizofrenia infantil pueden incluir problemas de desarrollo, tales como:
* Retrasos en el lenguaje
* Retraso al caminar
* Otros comportamientos anormales motores, tales
como mecerse o el aleteo de brazo
Algunos de estos signos y síntomas también son
comunes en los niños con trastornos generalizados del desarrollo, como el
autismo. Descartar estos trastornos del desarrollo es uno de los primeros pasos
en el diagnóstico de la esquizofrenia infantil.
Signos y síntomas tardíos
* Tener creencias no basadas en la realidad
(delirios)
* Falta de emoción
* Emociones inapropiadas para la situación
* Aislamiento social
* Bajo rendimiento escolar
* Disminución de la capacidad para practicar el
auto cuidado
* Rituales de alimentación extraños
* Discurso incoherente
* Pensamiento ilógico
* Agitación
Factores de riesgo
* Tener antecedentes familiares de esquizofrenia
* Exposición a los virus en el útero
* Mala nutrición en el útero
* Circunstancias estresantes en la vida
* Edad paterna mayor
Diagnóstico
El camino hacia el diagnóstico de la esquizofrenia infantil a veces puede ser largo y difícil. En parte, esto se debe a que muchas otras enfermedades pueden tener síntomas similares, tales como depresión, trastorno bipolar o el abuso de sustancias.
Las esquizofrenias que aparecen antes de los 5 años tienen rasgos extremadamente comunes con el autismo, y solamente una evolución posterior, con la aparición de síntomas psicóticos propiamente dichos, permitirá un diagnóstico certero. Antes de los 3 años, el diagnóstico diferencial es muy improbable. Es prácticamente imposible distinguir una esquizofrenia de un autismo. Solamente quedará esclarecido con el paso del tiempo.
Las esquizofrenias que aparecen antes de los 5 años tienen rasgos extremadamente comunes con el autismo, y solamente una evolución posterior, con la aparición de síntomas psicóticos propiamente dichos, permitirá un diagnóstico certero. Antes de los 3 años, el diagnóstico diferencial es muy improbable. Es prácticamente imposible distinguir una esquizofrenia de un autismo. Solamente quedará esclarecido con el paso del tiempo.

El comportamiento de un niño con esquizofrenia puede
cambiar lentamente con el paso del tiempo. Por ejemplo, los niños que
disfrutaban relacionándose con otros pueden comenzar a mostrarse tímidos y
retraídos, como si vivieran en su propio mundo. A veces, comienzan a hablar de
miedos e ideas extrañas. Pueden comenzar a aferrarse a sus padres y a decir
cosas que no tienen mucho sentido. Los maestros pueden ser los primeros en
darse cuenta de estos problemas.
Examen físico. Puede incluir la medición de la altura y
el peso; revisar los signos vitales, tales como la frecuencia cardíaca, la
presión arterial y la temperatura; escuchar el corazón y los pulmones del niño, y examinar el abdomen.
Pruebas de laboratorio. Pueden incluir un
conteo sanguíneo completo (CSC), pruebas de detección de alcohol y drogas, y un
chequeo de la función tiroidea del niño. Otros exámenes que se pueden ordenar
para comprobar si hay otros problemas médicos pueden incluir imágenes por
resonancia magnética (IRM) de la cabeza para buscar anormalidades en la
estructura del cerebro, o un electroencefalograma (EEG) para buscar
anormalidades en la función cerebral, tales como convulsiones.
Evaluación psicológica. Un médico o proveedor
de salud mental hablará con los padres y el niño acerca de sus pensamientos,
sentimientos y comportamientos. Preguntará acerca de los síntomas, como cuando
empezaron, qué tan severos son, cómo afectan a la vida cotidiana y si el niño
ha tenido episodios similares en el pasado. El médico también puede hablarle
acerca de las ideas de suicidio, auto lesiones o dañar a otros.
El niño puede ser evaluado para comprobar su
capacidad de pensar y funcionar a un nivel apropiado para su edad. El médico
también puede solicitar revisar los registros escolares.
Tratamiento
Los médicos a menudo no quieren apresurar el diagnóstico de una enfermedad tan grave. Un psiquiatra puede querer controlar al niño durante seis meses o más.
Durante ese tiempo, el psiquiatra controlará los comportamientos, las percepciones y los patrones de pensamiento. Por ejemplo, el psiquiatra querrá saber si los problemas ocurren en el hogar o en la escuela, o si se producen en todos los ambientes. En algunos casos, un psiquiatra puede recomendar iniciar el tratamiento con medicamentos, incluso antes de hacer un diagnóstico oficial. Esto es especialmente importante cuando se han producido síntomas de agresión o autolesión. Algunos de los medicamentos pueden ser muy útiles en la limitación de este tipo de comportamiento y restaurar un sentido de normalidad a la conducta del niño.
Durante ese tiempo, el psiquiatra controlará los comportamientos, las percepciones y los patrones de pensamiento. Por ejemplo, el psiquiatra querrá saber si los problemas ocurren en el hogar o en la escuela, o si se producen en todos los ambientes. En algunos casos, un psiquiatra puede recomendar iniciar el tratamiento con medicamentos, incluso antes de hacer un diagnóstico oficial. Esto es especialmente importante cuando se han producido síntomas de agresión o autolesión. Algunos de los medicamentos pueden ser muy útiles en la limitación de este tipo de comportamiento y restaurar un sentido de normalidad a la conducta del niño.
A los niños con estos problemas y síntomas, hay que
hacerles una evaluación integral. Generalmente, estos niños necesitan un plan
de tratamiento que envuelve a otros profesionales. Una combinación de
medicamentos y terapia individual, terapia familiar y programas especializados
(escuelas, actividades, etc.) son a menudo necesarios. Los medicamentos
psiquiátricos pueden ser útiles para tratar muchos de los síntomas y problemas
identificados. Estos medicamentos requieren la supervisión cuidadosa de un
psiquiatra de niños y adolescentes.
Prevención de la esquizofrenia infantil
No hay manera segura de prevenir la esquizofrenia
infantil. Pero la evidencia muestra que algunos signos de la esquizofrenia
pueden estar presentes ya en la infancia. La identificación y tratamiento
temprano pueden ayudar a que los síntomas estén bajo control antes de que se
desarrollen complicaciones serias. Evitar retrasos en el tratamiento puede
ayudar a mejorar el pronóstico a largo plazo. El tratamiento precoz también es
crucial para ayudar a episodios psicóticos límite, que puede ser muy
atemorizante para un niño y sus padres.
Es de fundamental importancia detectar precozmente
los casos de niños y adolescentes con trastorno bipolar o esquizofrenia ya que el tratamiento temprano permite:
* Atenuar el curso progresivo de la enfermedad, disminuyendo
el impacto cognitivo, social, académico y familiar que suelen tener estas
enfermedades.
* Mejorar la calidad de vida del niño y la de su
familia, a través de intervenciones específicas con el niño, e intervenciones con
la familia que favorezcan la toma de conciencia en relación a la enfermedad y
la adherencia al tratamiento.
* Disminuir el riesgo de abuso de sustancias,
promiscuidad sexual y por consiguiente enfermedades de transmisión sexual y
embarazo adolescente, accidentes de tránsito, internaciones psiquiátricas y
recaídas, deserción escolar.
Se debe sospechar esquizofrenia en todo niño que presente dificultad para hacerse amigos, baja expresividad facial, signos neurológicos “blandos” como dificultades motoras o movimientos involuntarios, que rehuya el contacto social y privilegie el aislamiento, que no muestre interés por actividades placenteras, que impresione con indiferencia emocional, falta de proyectos, conducta atípica, ideas extravagantes, pensamientos acerca de fenómenos místicos, sensación de ser observado, cambio de hábitos en el aseo personal, sensación de sentirse extraño, miedo.
Es una enfermedad muy rara en la infancia, sin
embargo todos estos grupos de síntomas son señal de que al niño le pasa algo y
que debe ser atendido por un profesional.
La esquizofrenia es una enfermedad psiquiátrica grave que puede ocurrir en la población infantil y juvenil. Es un trastorno cerebral serio, por la cual los enfermos tienen dificultades para diferenciar las experiencias reales y las irreales, pensar de manera lógica, tener respuestas emocionales normales ante los demás y comportarse normalmente en situaciones sociales.
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