mayo 12, 2013

Desarrollo Cerebral en la Primera Infancia



El desarrollo cerebral y biológico durante los primeros años de vida
depende en gran medida del entorno del lactante

Las experiencias en edades tempranas determinan la salud, la educación y la participación económica durante el resto de la vida.

Según la OMS, cada año más de 200 millones de niños y niñas menores de cinco años de edad fallan en alcanzar su máximo desarrollo cognitivo y social y muchos problemas que sufren los adultos, como problemas de salud mental, obesidad, cardiopatías, delincuencia, y una deficiente alfabetización y destreza numérica pueden tener su origen en la primera infancia.

Los estudios revelan que el hemisferio derecho se relaciona con la expresión no verbal y el hemisferio izquierdo con la expresión verbal.   Cuando el niño nace, o incluso in útero, es decir, en el momento en que el cerebro se empieza a formar, las posibilidades de conexión son prácticamente ilimitadas y a partir de ese momento las posibilidades de constituir nuevos circuitos van disminuyendo. Así, las posibilidades a los 0 años son ilimitadas, a partir de los 7 años son muy escasas, pero a los 3 son mucho mayores que a los 5, y a los 5 son mucho mayores que a los 7, y así sucesivamente.

De algún modo, puede plantearse, que el adulto, ya no a los 7 sino a los 15, a los 20 años, aprende nuevas cosas, aprende nuevas habilidades, sin duda. Pero las aprende utilizando conexiones que ya tiene establecidas. Y esto es importante, porque aquello que no se haya constituido en los primeros años de vida ya no se va a constituir. Va a ser muchísimo más difícil, por no decir imposible, constituirlo. Por lo tanto, el objetivo es conseguir el desarrollo del mayor número posible de conexiones neuronales.

Cuando el niño nace e inclusive antes, empieza una carrera contra el reloj, en la que cada día que no se utiliza se pierde para siempre. Con lo cual, si las posibilidades de desarrollo cerebral del niño se restringen no va a ser culpa del niño, sino va a ser responsabilidad del medio en el que se halla, de la familia y/o los educadores.   La estimulación depende del proceso de maduración cerebral, éste será el  que marque cuáles deben ser en cada momento los estímulos aportados por el medio. Los pediatras y los embriólogos conocen bien el calendario de desarrollo, y sobre ello se elaboran las estrategias o actividades de estimulación temprana.

Existen también nuevos datos acerca de la vulnerabilidad del cerebro a factores ambientales, como la nicotina, el alcohol y las drogas, tanto en el útero como en el periodo post natal. Sus efectos son más dañinos y de mayor gravedad que lo pensado hasta ahora.

Muy a menudo, los hijos de madres fumadoras no presentan en los primeros días daños aparentes, sin embargo son numerosos los trabajos que demuestran daños en el desarrollo cerebral posterior, consistentes en una inhibición del crecimiento neuronal. Se sabe también que la nicotina influye en la bioquímica cerebral y que disminuye la síntesis de DNA y RNA en las células cerebrales.

La primera infancia es el período de desarrollo cerebral más intenso de toda la vida. Es fundamental proporcionar una estimulación y nutrición adecuadas para el desarrollo durante los tres primeros años de vida, ya que es en estos años cuando el cerebro de un niño es más sensible a las influencias del entorno exterior. Un rápido desarrollo cerebral afecta al desarrollo cognitivo, social y emocional, que ayuda a garantizar que cada niño o niña alcance su potencial y se integre como parte productiva en una sociedad mundial en rápido cambio.

Cuanto más estimulante sea el entorno en la primera infancia, mayor será el desarrollo y el aprendizaje del niño. El desarrollo lingüístico y cognitivo es especialmente intenso desde los seis meses a los tres años de vida. Los niños que pasen su primera infancia en un entorno menos estimulante, o menos acogedor emocional y físicamente, verán afectados su desarrollo cerebral y sufrirán retrasos cognitivos, sociales y de comportamiento. Estos niños, en momentos posteriores de su vida, tendrán dificultades para enfrentarse a situaciones y entornos complejos. Los niveles altos de adversidad y estrés durante la primera infancia pueden aumentar el riesgo de enfermedades relacionadas con el estrés y de problemas de aprendizaje hasta bien avanzada la edad adulta.


Factores de riesgo

Numerosos factores pueden interrumpir el desarrollo del niño en la primera infancia; los cuatro siguientes afectan al menos al 20–25% de los lactantes y niños de corta edad en países en desarrollo :

* La malnutrición suficientemente crónica y grave para frenar el crecimiento.
* La falta de estimulación u oportunidades de aprendizaje.
* La carencia de yodo
* La anemia

Otros factores de riesgo importantes son la malaria, el retraso del crecimiento intrauterino, la depresión materna, la exposición a la violencia, y la exposición a los metales pesados.

El desarrollo de una conexión emocional temprana con un cuidador también es fundamental para el bienestar de un lactante. Si el niño no cuenta con un cuidador habitual con el que establecer un vínculo afectivo – como ocurre en los orfanatos gestionados deficientemente – puede sufrir efectos perjudiciales significativos en su desarrollo cerebral y su función cognitiva.

Una relación normal con el niño llena de amor, cariño, la habilidad de responder a sus necesidades, permitirle explorar su entorno de manera segura y proporcionarle experiencias ricas en lenguaje (hablándole, leyéndole) son suficientes para un desarrollo saludable del cerebro. Por lo contrario, el estrés, el abuso o negligencia infantil, la falta de nutrición adecuada, el abuso de substancias (como las drogas y el alcohol) y algunas toxinas ambientales (como el plomo) pueden tener efectos negativos a largo plazo en el desarrollo cerebral de los niños.
 
Para alcanzar su potencial, los niños de corta edad
deben pasar tiempo en un entorno afectuoso y receptivo
en el que no sufran abandono ni castigos
o muestras de desaprobación inadecuados.


La mala nutrición afecta al desarrollo cerebral del niño

Una disminución de calorías o una alimentación que no tenga la suficiente cantidad de proteínas, frutas y verduras o hidratos de carbono puede generar deficiencia de minerales como el hierro y de vitaminas. Eso afecta al crecimiento y también al desarrollo cerebral de los niños, que es muy importante en los cuatro primeros años de vida, y que se sigue formando hasta la adolescencia.

Se ha relacionado en distintos estudios las bajas calificaciones en el colegio con el niño que no desayuna de forma adecuada. El cerebro necesita glucosa para rendir, de ahí la necesidad de los hidratos de carbono. Si el niño sufre hipoglucemia el cerebro puede terminar dañándose.


Investigación ayuda a entender el desarrollo cerebral

Un equipo de neurocientíficos británicos de la universidad de Rochester, liderado por Jessica Cantlon, ha examinado la actividad cerebral de los niños mediante imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) mientras veían la serie de televisión “Sesame Street”, (“Plaza Sésamo” en Latinoamérica). El estudio fue publicado en la revista PLoS Biology en enero 2013.


Los que al ver la serie mostraban una actividad similar a los adultos, obtenían mejores resultados en una nueva prueba. Además, los neurocientíficos podían determinar si el pequeño presentaba más habilidades lingüísticas o matemáticas.

En el futuro, este método podría ayudar a entender mejor el desarrollo del cerebro. Entre otros aspectos, los investigadores esperan poder obtener éxitos en el diagnóstico y la terapia de niños con problemas de aprendizaje.

Durante la investigación, los niños contemplaron extractos de la serie en los que se abordaban números, palabras o formas geométricas. Según el tema, se activaban diferentes áreas del cerebro de los pequeños.

La definición de las imágenes de resonancia magnética funcional fue sorprendentemente alta: en total, se registraron 40.000 puntos del cerebro de los niños en los que cada dos segundos se determinaba actividad neuronal. Con este flujo de datos pudieron trazar mapas de alta definición de los cerebros de los pequeños.


Tras las mediciones, los niños realizaron tests lingüísticos y matemáticos. Quienes durante el visionado de la serie mostraban una actividad cerebral similar a los adultos obtuvieron mejores resultados, lo que apunta a que el desarrollo cerebral sigue reglas claras y es medible.

Aunque el método no es nuevo, con respecto a estudios anteriores los investigadores apostaron esta vez por analizar la actividad cerebral durante una actividad cotidiana: ver la televisión. Hasta ahora, los estudios se habían realizado mostrando imágenes por separado de rostros, formas, palabras o números.

La «crianza moderna» afecta el desarrollo cerebral de los niños

Madres modernas, conectadas y trabajadoras, eso es lo que vemos hoy, pero ¿qué pasa con los niños ante la falta de contacto o cuidados maternos?

Las prácticas sociales y las creencias culturales modernas impiden el desarrollo mental y emocional sano de los niños según un conjunto de investigaciones interdisciplinarias divulgado en enero 2013 por la Universidad Notre Dame (Indiana, EE.UU.)

Por ejemplo: el uso de leche de farmacia para alimentar a los bebés, el aislamiento de los niños en sus propios dormitorios o la creencia de que, si se responde demasiado rápido a las quejas del bebé, se le acostumbra mal.

Esta nueva investigación vincula ciertas prácticas de crianza – comunes en sociedades cazadoras-recolectoras – con resultados emocionales saludables y específicos en la edad adulta, y ha hecho que muchos expertos reconsideren algunas de nuestras ‘normas’ modernas sobre la crianza.

La lactancia materna de los bebés, la respuesta al llanto, el contacto constante y el cuidado del bebé por varias personas adultas, son algunas de las prácticas ancestrales de crianza, que se ha mostrado que son positivas en el desarrollo mental, que no solamente dan forma a la personalidad, sino que también ayudan en el desarrollo moral y físico.

La respuesta a las necesidades del bebé (no dejar que un bebé ‘llore hasta que se calme’) influye en el desarrollo de la conciencia; el contacto positivo afecta la reactividad al estrés, el control de impulsos y la empatía; el juego libre en la naturaleza influye en las capacidades sociales y en la agresión; y que el bebé tenga a varias personas que lo cuiden (más allá de la madre) predicen un coeficiente intelectual y un ego flexibles, así como empatía.

Responder al llanto, el contacto físico constante,
 ayuda al desarrollo físico, emocional
e intelectual sanos en los niños
En la actualidad en vez de cargarse a los bebés, se le mantiene por mucho más tiempo en cargadores, asientos de automóviles y cochecitos, que en el pasado. En Estados Unidos, sólo alrededor del 15% de las madres amamantan a sus bebés hasta los 12 meses, las familias extensas se han dividido, y el juego libre permitido por los padres ha disminuido dramáticamente desde 1970.

El estudio muestra, ya sea como el corolario de estas prácticas modernas o el resultado de otras fuerzas, una epidemia de ansiedad y de depresión en todos los grupos de edad, incluidos los niños pequeños, tasas en aumento de conductas agresivas en los niños pequeños; y una disminución de la empatía, la columna vertebral de la conducta compasiva y moral, entre estudiantes universitarios.


Eficacia de las medidas de prevención e intervención temprana

Es evidente que existen casos de alteraciones genéticas, cuyas consecuencias no sólo son difíciles de revertir, sino imposibles. Aparte de estos casos, son numerosos los estudios donde intervenciones bien diseñadas y ejecutadas en un tiempo oportuno pueden mejorar notablemente las perspectivas. lncluso en algunos casos que se han considerado intratables, como por ejemplo los casos de autismo o retardo mental, se puede aminorar notablemente su condición.

Numerosos casos bien estudiados y documentados, sugieren que los programas bien concebidos, implementados y desarrollados tempranamente, tienen efectos muy favorables. Es especialmente importante la eficacia de intervenciones tempranas. Con ellas se observan los efectos más duraderos, especialmente si se continúan durante los años de educación básica y elemental.

Del mismo modo pueden verse efectos muy beneficiosos, mediante el desarrollo de programas en niños prematuros, cuyos cerebros han tenido menos tiempo de desarrollarse dentro del útero, y por lo tanto son más vulnerables a factores ambientales. Tradicionalmente estos niños han estado demasiado tiempo en incubadoras, con luces brillantes, con excesos de monitoreos y muy escaso contacto humano, lo que evidentemente les deja secuelas difíciles de reparar. Ellos también pueden ser muy beneficiados con una intervención activa y oportuna.

La prevención da mejores resultados si se interviene oportuna e intensivamente. No así si se deja pasar el tiempo y se pierde la oportunidad de actuar durante las etapas en que aún el cerebro es plástico.


Los primeros tres años son de enorme importancia para el futuro del niño. No se puede perder la oportunidad de promover un normal desarrollo durante este período, ya que actuar después puede ser muy tarde.








 Ver


Desarrollo cerebral
 del feto
Actividad cerebral
 en el feto
 
Desarrollo cerebral
diferencia entre niños y niñas




Los bebés tienen
consciencia perceptiva
a los cinco meses 
Inteligencia  Emocional
  en  el  Niño


Cerebro Creativo


El maltrato y la violencia
 familiar afectan el
 desarrollo cerebral
Trastorno del aprendizaje
 no verbal
Trastornos y problemas
 del aprendizaje


El maltrato infantil causa
 daño permanente en
las estructuras del cerebro
Esquizofrenia de
inicio en la infancia


Depresión infantil



Efectos del alcohol
 en el desarrollo
cerebral del feto –
Síndrome de
alcoholismo fetal


El aislamiento social
en la infancia causa
disfunciones cognitivas
y de comportamiento
Efectos del consumo
de drogas durante el embarazo



La malnutrición afecta el
 desarrollo neurológico
e intelectual de los niños




La carencia de yodo
causa lesiones cerebrales
El estrés prenatal
materno afecta al bebé
Desarrollo del cerebro basado
 en la experiencia temprana y
 su efecto en la salud,
el aprendizaje y la conducta


El ejercicio durante el
embarazo favorece el
desarrollo cerebral del bebé



Ejercitar el cerebro
 del niño




Internet modifica
 el cerebro
Los niños y el uso
 de videojuegos y
pantallas interactivas



La leche materna nutre
 el cerebro del bebé



Alimentación y
funcionamiento cerebral
Cambios en el
 cerebro infantil
Cerebro social – el cerebro
 necesita amistades
para funcionar bien


La neurogénesis en la
 infancia y en la adolescencia
 determina la sociabilidad





Propriocepción
sexto sentido – Relación
 con el desarrollo
cerebral del niño





Hierro para el
desarrollo cerebral
de niños y adolescentes
Los niños y adolescentes
 necesitan dormir



El ejercicio físico
 mejora el
funcionamiento del cerebro




Actividades para
 ejercitar el cerebro
La música favorece
 el desarrollo
cerebral infantil




La lectura estimula
 la actividad cerebral
y fortalece las
conexiones cerebrales




Importancia de la siesta
Niños superdotados


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